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Temas 1 Rebelión de Túpac Amaru

Vuelto Amat a España, toma el mando del Perú el virrey Guirior, quien ya no gobernó sobre la audiencia de Charcas. Su
actitud se distingue por una extrema prudencia y por las sabias medidas que tomó en favor de los naturales; se negó a
todas las peticiones que se le hicieran para el empleo de indios mitayos en Huancavelica. Era enemigo de los
repartimientos y del monopolio mercantil de los corregidores. Durante su gobierno se empezaron a sentir los primeros
movimientos subversivos; Guirior, comprendiendo la difícil situación, puso su autoridad al lado de los quejosos indígenas,
pero no pudo seguir su política pues llegó de España el visitador José Antonio de Areche decidido a aumentar los
impuestos. Chocó inmediatamente con el virrey, pero Areche logró que Guirior fuera llamado a España para ventilar un
proceso en el que Areche le acusaba de desobediencia a las reales cédulas. Años más tarde se hizo justicia a la causa de
este virrey. En el juicio fue absuelto y desagraviado, y Areche tuvo que pagar 200.000 pesos a la viuda por concepto de
indemnización.
Alejado Guirior del Perú por la política del visitador, la situación quedó en manos de éste y del nuevo virrey Jáuregui,
quien ni supo ni pudo mantener la política de su antecesor. Areche estaba constantemente sobre los actos de su gobierno y
Jáuregui no podía olvidar que a Guirior le había costado el puesto las desavenencias con el impulsivo visitador.
Levantamientos previos
El año de 1780 todo el Bajo y Alto Perú se hallaba levantado; la causa, que dieron los su-blevados como razón inmediata,
fue el nuevo impuesto de aduana contra el cual se levantaron Arequipa y Cuzco y en Charcas La Paz, Cochabamba y la
sede de la audiencia. El grito de rebelión fue "Viva el Rey y muera el mal gobierno". En La Paz es donde este alzamiento
tuvo mayores alcances; a media noche del 12 de marzo de 1780 tocaron a rrebato todas las iglesias de la villa,
congregándose dos mil hombres. No pudieron los revoltosos dar con el corregidor ni con los funcionarios de la Real
Hacienda, lo que les salvó la vida. Corrían por todas partes pasquines sobre los nuevos impuestos y las autoridades que
querían cobrarlos; en ellos por primera vez se va en forma abierta contra el rey en los siguientes términos: "Viva la ley de
Dios y la pureza de María y muera el rey de España y se acabe el Perú, pues él es causa de tanta inquietud...".
Junto a las quejas de los indios contra los corregidores se sumaba el descontento por algunos curas que, además de dar
mal ejemplo, abusaban de los indígenas, exigiendo de ellos contribucio-nes contra toda ley y justicia. Este mal, que se
agudizó a fines del XVIII, era contrarrestado por sacerdotes que compadecidos de la condición de los naturales,
predicaban contra los abusos de que eran objeto y, en el terreno de los hechos, contribuían directamente a la sublevación.
Por esta causa varios sacerdotes fueron apresados y algunos procesados en España; entre los primeros podemos citar a
Antonio Valdés, cura de Tinta y amigo de Tupac Amaru, a José Moruri y a los curas de Zepita, Puno y otros pueblos
circundantes.
Es interesante hacer notar también que en años anteriores a la sublevación, habían protestado en favor del indio y contra
los repartos de los corregidores el obispo del Cuzco, Agustín Gorrochategui y el obispo de La Paz Gregorio Francisco
Campos. Estos dos prelados, conjuntamente con el gobernador de Potosí, Don Ventura Santelices y Venero, hombre
austero y de irreprochables costumbres, elevaron sus quejas a las autoridades superiores en defensa del indígena.
Santelices elevó su memorial hasta el mismo Consejo de Indias.
Plan de Tupac Amaru
José Gabriel Condorcanqui, descendiente de Tupac Amaru (el inca que hizo ajusticiar el virrey Toledo, decidió restablecer
el incario ; no en un régimen semejante al antiguo Imperio del Sol, sino en uno que, manteniendo la monarquía de los
aborígenes, sustituyera al español. Tenía pensado proclamarse inca o rey y que bajo su autoridad se mantuvieran cuatro
virreyes.
El plan de Tupac Amaru no era el de una exclusiva reivindicación de las clases indígenas en contra de todo lo que fuera
blanco, pues claramente incluye este “inca”, en uno de sus manifiestos, a los criollos o españoles americanos, quienes
también soportaban el mal gobierno. El criterio del jefe indígena no fue compartido por la mayoría de los indios, quienes
no hacían distingos entre los españoles pudiendo verse esto en la contienda al caer indistintamente unos y otros.
Tupac Amaru declara guerra sin cuartel a los españoles a quienes desea expulsar de todo el continente. En esta lucha
social, que ha sido la más grande de América, se proponía la supresión total de la mita y el retorno de las tierras a manos
de los indios, sus verdaderos dueños; esto dicho del caudillo altoperuano Nicolás Catari.
Esta rebelión no se hizo precipitadamente, sino que maduro durante 10 años en los que se establecieron contactos, antes
de decretar el alzamiento general recurrió el presunto inca a todos los medios legales posibles para obtener su cometido.
Así mismo pedía se respetara la jerarquía de los caciques y todas las prerrogativas, pedían también que estos pudieran
gobernarse por sí mismos y que se le reconociese a él como descendiente directo y legitimo de los incas.
El 4 de noviembre de 1780 Tupac Amaru proclama la rebelión en un momento en que España estaba en guerra con los
ingleses. Las sublevaciones previas de La Paz, Cuzco, Arequipa, Cochabamba y de la capital de la audiencia, habían
creado el clima propicio y los acontecimientos se habían precipitado en Chayanta, teniendo Tupac Amaru que alzar el

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grito de rebeldía quizá antes de lo previsto. El corregidor fue apresado por Amaru y obligado a firmar una orden para que
entregaran a los sublevados todos los fondos disponibles, después que recogieron los indios el dinero y algunas armas, el
corregidor fue ahorcado en la plaza del pueblo de Tungasuca.

Tema 2 Tomas Catari - Rebelión en el Alto Perú


Uno de los mayores focos descontento estaba en Chyanta, allí desarrolla su labor el cacique Tomás Catari, quien estaba en
comunicación con Tupac Amaru. Era fácil de comprender por qué esta región fue uno de los centros más importantes del
levantamiento si tenemos en cuenta la cercanía de Chayanta a las minas de Potosí a donde se envía mitayos para trabajar
en el Cerro Rico.
Los sucesos de Chayanta comenzaron con el reclamo hecho por Tomas Catari contra Blas Bernal por usurpación de sus
derechos al cacicazgo. Asesorado por el protector de naturales presento su reclamación, pero el corregidor lo apreso.
Catari logro fugar. La audiencia y los oficiales reales apoyaron al caudillo, pero el corregidor no daba curso a sus
despachos. Viendo lo infructuoso de sus reclamos, Tomas Catari se dirige sin ningún recurso a Buenos Aires, obligado a
caminar seiscientas leguas a pie hasta la capital del virreinato. Llega allí a fines de 1778 y presenta sus quejas al
virrey. Vértiz ordena a la audiencia la investigación del caso. El asunto pasa al fiscal de la audiencia, siguiendo el
lentísimo curso de los trámites burocráticos.
Catari retorna a Chayanta y, sin esperar la solución legal de su caso, se auto nombra cacique y empieza su lucha contra
caciques que habían sido impuestos por los corregidores por lo que fue apresado nuevamente.
La audiencia no daba curso al expediente del caudillo, favoreciendo al corregidor Alós. La venalidad de este tribunal
había llegado a ser escandalosa, por haber cedido ante Alós, Flores, que se hizo cargo de la audiencia de Charcas después
de los sucesos Catari habría que solucionarlo sin intervención de la audiencia, la cual “no había más que retardar el
proceso sin poder conseguir justicia ninguna”.
En contraposición al caudillo de Tinta, Catari es un jefe con poca instrucción. Tuvo grandes cualidades, como abnegación
y perservancia sin límites, también es indudable que le acompañan una sagacidad y un talento político poco comunes,
pues contra todas las circunstancias y aún, contra su brillo personal, no precipita los acontecimientos, siempre a la espera
de la consigna de Amaru, para no desbaratar la acción conjunta que sehabía planeado.
Murió despeñado a la vista de la masa indígena el 15 de enero de 1781, inmediatamente los indios atacaron, matando a
muchos españoles.

Tema 3 Julian Apaza - Tupac Catari

Nace el pueblo de Ayo Ayo, provincia de Sicasica, pertenecía a la masa indígena y toma su nombre, combinando los de
los más grandes caudillos de la rebelión. Apaza era analfabeto y tenía muy poca preparación. A veces lo han tratado de
impostor alegando que se había erigido jefe en forma arbitraria y con nombre supuesto; sin embargo, el Presidente de la
Audiencia de Charcas, Ignacio Flores, por testimonio de la mujer de Túpac catari, nos dice que el caudillo estuvo dos
veces en Tungasuca hablando con Túpac Amaru. Vale decir que las relaciones del caudillo paceño con las del rebelde del
Perú fueron directas y tenían la misma orientación.

Julian Apaza es en su carácter más pertinaz y sus decisiones son siempre más feroces que las de los otros caudillos;
asimismo, su ambición era muy grande; Túpac Catari. No solo carece de la prudencia de Tomás Catari, sino que su arrojo
lo lleva a realizar uno de los actos bélicos más importantes de la rebelión: el sitio de la ciudad de La Paz.

Junto a él está la figura de Bonifacio Chuquimamani, hombre letrado que le asesora. Chuquimamani era oficialmente el
encargado de redactar cartas y proclamas, y correr a cargo de los papeles inherentes a la situación.

El sitio a Sorata y Primer sitio a la ciudad de La Paz

Andrés Túpac Amaru, después de la ejecución de su tío inca José Gabriel, conquisto toda la provincia de Larecaja,
sitiando luego el pueblo de Sorata. Tres meses duró el asedio sin que sitiadores ni sitiados cedieran. Los sorateños fueron
intimados a la rendición, cuando ya estaban extenuados por falta de víveres. La resistencia de los vecinos fue heroica,
hasta costarles la vida. Túpac Amaru ingeniosamente hizo que durante el sitio sus tropas se ocuparan de construir un

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dique que fue desbordado, arrasando la población y ahogando a la mayor parte de sus habitantes, el 5 de agosto de 1781.
Luego de su triunfo, las tropas de Andrés Túpac Amaru, fueron a colaborar en la conquista de la ciudad de La Paz.

Primer sitio a la ciudad de La Paz

A principios de marzo de 1781 estallo la rebelión encabezada por Túpac Catari y rápidamente cayeron en sus manos las
Provincias de Sica Sica,Carangas Pacajes, Yungas Omasuyos y Chucuito. Luego de la cual puso sitio a la ciudad de La
Paz, al mando de 40.000 hombres. El primer sitio duró 109 días y en el cayeron 10.000 españoles.

Durante este tiempo la población moría de hambre, sin embargo los indios no pudieron apoderarse de la ciudad por falta
de armamentos adecuados. Los sublevados, en las escaramuzas que hacían, apresaron a varios mestizos; estos, fingiendo
simpatía a la causa de Catari, enseñaron a usar armas a los indios; pero la confianza que depositaron en ellos los
indígenas, tuvo que pesarles mas tarde, pues se traicionaron a los jefes indios que fueron entregados a los españoles. Entre
estos fue descubierto Mariano Murillo como espía de los españoles; al percatarse de ello Túpac Catari le corto ambos
brazos, enviándolo con una carta a Don Sebastián de Segurola, defensor de la ciudad.

El presidente de la audiencia, Ignacio Flores, al saber la gravedad del sitio, organizó un ejército para ayudar a La Paz.
Flores entro en la ciudad dejando algunos víveres, mientras los indios desde los cerros circundantes seguían acosando. Por
motivos difícilmente explicables, el presidente de la audiencia dejo la ciudad, abandonándola a manos de sus sitiadores.
Antes de irse puso a la orden de Segurola un destacamento de 80 soldados veteranos y quedaron los paceños solos con su
entereza, bajo el mando de su excelente defensor: Sebastián de Segurola.

Segundo sitio a la ciudad de La Paz y Muerte de Túpac Catari

Los indios volvieron a tomar posiciones y, por consejo de Andrés Túpac Amaru, intentaron el mismo golpe que en Sorata:
construir un dique para inundar la ciudad, pero, felizmente para sus habitantes, el dique reventó antes de lo previsto sin
causar el daño esperado. No tuvieron los sitiadores tiempo de hacer otro ni madurar un nuevo plan, pues los Virreyes de
Lima y Buenos Aires se habían puesto de acuerdo y venían con tropas desde ambas partes a defenderla ciudad. Jáuregui,
virrey del Perú, con la política que habían usado los españoles desde la rebelión de Gonzalo Pizarro, y a la vista de las
costas amenazadas por los ingleses, publicó un bando de perdón general para todos los rebeldes. El virrey Vértiz no era de
esta opinión, pero siguió la misma política: este fue un golpe maestro con el que se desmoralizó a los jefes indígenas que
empezaron a tratar su rendición.

Así estaba la situación cuando el general Roseguín, enviado de Buenos aires, llegó a Charcas, derrotando a las huestes de
Túpac Catari quien tuvo que replegarse en el Santuario de Peñas; en la batalla fue apresada la mujer del caudillo:
Bartolina Sisa, colaboradora de Julián Apaza y también jefe activo de la rebelión.

Túpac Catari fue llamado por los españoles para que se presentase a las autoridades, pero este no se fio de sus promesas al
ver que de ningún modo podía obtener la libertad de su mujer. Poco después fue traicionado Por Tomás Inca Luque quien
le entrego a los españoles.

Muerte de Túpac Catari

Francisco Tadeo Diez de Medina, comisionado para el efecto, fue inexorable y condenó al caudillo a ser descuartizado en
la plaza del pueblo de Peñas (Cajamarca) el mártir indígena Túpac Katari estaba rodeado de los representantes del poder
colonial.

La orden fue dada y los caballos partieron a los cuatro puntos cardinales. Su cuerpo descuartizado fue expuesto por todo el
territorio de Kollasuyu, como escarmiento a los indios rebeldes: Su cabeza en el cerro de K'ili K'ili (La Paz); la mano
derecha en Ayo Ayo, la izquierda en Achacachi; su pierna derecha en Chulumani y la izquierda en Caquiaviri. Más tarde
su esposa Bartolina Sisa, moriría estrangulada por los mismos verdugos.

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Rebelión de Oruro

Todas las sublevaciones ocurridas en la ciudad de Oruro tuvieron un carácter especial, pues en ellas los criollos y mestizos
se adhieren prontamente a todo levantamiento indígena. Esto preocupo a las autoridades, sobre todo cuando se enteraron
de los levantamientos de Túpac Amaru y Túpac Katari. Estos antecedentes, eran graves, sobre todo si se tiene en cuenta el
estado económico de esta urbe minera, cuya franca decadencia había creado un clima de descontento y hostilidades. Las
minas semi abandonadas no podían ya sostener a sus propietarios criollos; los únicos habilitados eran los europeos y estos
no querían prestar a mestizos ni criollos cantidad alguna, encendiéndose más aun el secular odio de clases.

El que te dio el grito de alarma fue Sebastián Pagador. El pueblo cometió actos de violencia no dejando vivo a ninguno de
los españoles que caía en sus manos las casas de los europeos fueron quemadas y saqueadas (10 de febrero de 1781).

Posteriormente Pagador en medio de la vuelta al alcalde Jacinto Rodríguez a quien proclamo su jefe y jefe de los rebeldes.
A los criollos se unieron los indios de las minas que estaban acantonados en el cerro Conchupata; bajaron al atardecer,
entrando a la ciudad al saqueo. Al día siguiente llegaron los indios de las comarcas más alejadas, apoyando a los rebeldes.

En esta rebelión tomaron parte, unidas, las tres clases sociales en que estaban divididos los americanos (indios, mestizos y
criollos), pero esta unión no pudo durar, pues los indios acantonados en la ciudad pidieron que se los mantuviese en
holgura. Como la situación de la Villa no lo hacía posible, la masa indígena comenzó a saquear las casas de los criollos
más acomodados. Los vecinos empezaron a temer a sus peligrosos huéspedes Jacinto Rodríguez se vio en la necesidad de
pedir ayuda a un cacique a migo. Chungara, quien se comprometió a lograr la retirada de la masa indígena a cambio de
que todos los criollos y mestizos que tuvieran haciendas y tierras, las cedieran a las comunidades.

Apremiados los criollos por la constante amenaza de sus compatriotas, quienes no hacían grandes distingos entre los
blancos americanos y europeos, tuvieron que renunciar a gran parte de lo que poseían para comprar la paz de la ciudad,
Sebastián Pagador, que tan fervientemente había sido para la causa revolucionaria, murió a manos de los indios en uno de
los saqueos que estos practicaban en la ciudad.

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