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4 IMPORTANCIA DE LA MICROBIOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
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1 INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO Y
CONTENIDO DE LA MICROBIOLOGÍA
La Microbiología se puede definir, sobre la base de su etimología, como la ciencia
que trata de los seres vivos muy pequeños, concretamente de aquellos cuyo tamaño se
encuentra por debajo del poder resolutivo del ojo humano. Esto hace que el objeto de esta
disciplina venga determinado por la metodología apropiada para poner en evidencia, y
poder estudiar, a los microorganismos. Precisamente, el origen tardío de la Microbiología
con relación a otras ciencias biológicas, y el reconocimiento de las múltiples actividades
desplegadas por los microorganismos, hay que atribuirlos a la carencia, durante mucho
tiempo, de los instrumentos y técnicas pertinentes. Con la invención del microscopio en el
siglo XVII comienza el lento despegue de una nueva rama del conocimiento, inexistente
hasta entonces. Durante los siguientes 150 años su progreso se limitó casi a una mera
descripción de tipos morfológicos microbianos, y a los primeros intentos taxonómicos, que
buscaron su encuadramiento en el marco de los “sistemas naturales” de los Reinos Animal
y Vegetal.
Así pues, la sencilla definición con la que se abrió este apartado, escondía todo un
cúmulo de contenidos y objetos de indagación, todos emanados de una peculiar manera de
aproximarse a la porción de realidad que la Microbiología tiene encomendada. En las
próximas páginas ampliaremos y concretaremos el concepto al que hemos hecho rápida
referencia. Realizaremos un recorrido por el desarrollo de la Microbiología a lo largo de su
historia, que nos permitirá una visión concreta de algunos de sus característicos modos de
abordar su objeto de estudio; finalmente, estaremos en disposición de definir este último,
desglosado como objeto material y formal.
2 DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
MICROBIOLOGÍA.
La Microbiología, considerada como una ciencia especializada, no aparece hasta
finales del siglo XIX, como consecuencia de la confluencia de una serie de progresos
metodológicos que se habían empezado a incubar lentamente en los siglos anteriores, y que
obligaron a una revisión de ideas y prejuicios seculares sobre la dinámica del mundo vivo.
Hubo que esperar un siglo más hasta que una serie de naturalistas recomenzaran el
ataque a la teoría preformacionista. Lazzaro Spallanzani (1729-1799) sostuvo una disputa
con J.T. Needham (1713-1781) en la que el primero demostró que los “infusorios” no
aparecían en muestras de maceraciones animales o vegetales sometidas durante tiempo
suficiente a ebullición en frascos herméticamente cerrados, pero volvían a aparecer si se
practicaban agujeros en el recipiente. Sin embargo los preformacionistas no se daban por
vencidos; el mismo Needham, recogiendo una idea ya expresada por Huygens, amigo de
Leeuwenhoek, replicó -con argumentos vitalistas muy propios de la época- que el calor
había destruido la “fuerza vegetativa” de las infusiones y había cambiado la “cualidad” del
aire dentro de los frascos.
Para complicar más las cosas, la publicación de “Sobre el origen de las especies”
por Darwin en 1859, fue utilizada por algunos preformacionistas para apoyar sus
argumentos. El mismo Haeckel, en una fecha tan tardía como 1866, se mostraba escéptico
ante las pruebas aportadas por Pasteur.
En 1861 Pasteur publica otro informe en el que explica cómo se pueden capturar los
“cuerpos organizados” del aire con ayuda de un tubo provisto de un tapón de algodón como
filtro, y la manera de recuperarlos para su observación microscópica. De esta forma
quedaba definitivamente aclarado el origen de los microorganismos, y se abría la Edad de
Oro del estudio científico de las formas de vida no observables a simple vista.
Los últimos escépticos quedaron silenciados cuando en 1877 John Tyndall (1820-
1893) aplicó su sistema de esterilización por calentamiento discontinuo (hoy conocida
precisamente como tindalización), que evidenció la existencia de formas microbianas de
reposo muy resistentes al calor, lo cual fue confirmado poco más tarde por Ferdinand Cohn
al descubrir las esporas bacterianas.
Fue Pasteur (que, desde sus primeros estudios sobre las propiedades ópticas de los
cristales de tartrato, venía suponiendo que estos compuestos tenían un orígen orgánico)
quien de nuevo intervino en el debate de forma decisiva. En 1857 demostró que los agentes
de la fermentación láctica eran microorganismos, trabajando sobre un problema que había
surgido entre los destiladores de Lille cuando en sus cubas la fermentación alcohólica se
vio sustituida por una indeseable fermentación láctica. Este fue el inicio de una larga serie
de estudios que habría de durar hasta 1876, en los que Pasteur identificó distintos
microorganismos responsables de diferentes clases de procesos fermentativos. Así, en 1860
adscribe inequívocamente la fermentación alcohólica a ciertos tipos de levaduras, y en
1866, en sus Études sur le vin resume sus hallazgos al respecto, inaugurando la
Microbiología Aplicada, una de las primeras derivaciones prácticas no empíricas emanadas
de la Biología. A finales del siglo XIX eminentes biólogos como Hansen, en Copenhague, y
Beijerink, en Delft, desarrollaban su actividad en industrias y destilerías.
Los primeros cultivos puros fueron obtenidos por el micólogo Brefeld, quien logró
aislar esporas de hongos y cultivarlas sobre medios sólidos a base de gelatina. Por su menor
tamaño, este método se hacía inviable para las bacterias, por lo que se recurrió a un método
basado en diluciones: Lister, en 1878 realizó diluciones secuenciales de cultivos mixtos,
hasta lograr muestras en las que existía una sola célula. Pero la técnica era larga y tediosa y,
además, normalmente sólo se lograban aislar células del tipo bacteriano más abundante en
el cultivo original; sin embargo, el experimento sirvió para confirmar la naturaleza
“particulada” de los agentes de las fermentaciones.
Por aquella época Koch buscaba con ahínco métodos más
sencillos de cultivo puro, indispensables para proseguir sus
investigaciones sobre bacterias patógenas. Primero (y quizá
de forma un tanto casual) empleó rodajas de patata como
sustrato sólido nutritivo sobre el que se podían desarrollar
colonias macroscópicas de bacterias que presentaban
morfología característica, que Koch interpretó como
resultantes del crecimiento a partir de células individuales.
Pero enseguida recurrió a compactar el típico caldo de cultivo
a base de carne (diseñado por Loeffler) añadiéndole gelatina
(1881). El medio sólido así logrado era transparente, lo que
permitía visualizar fácilmente los rasgos coloniales, y contenía
los nutrientes adecuados para el crecimiento de una amplia
gama de bacterias. Éstas eran inoculadas en la superficie del
medio con un hilo de platino pasado previamente por la llama,
por la técnica de siembra en estría. Sin embargo, la gelatina
presentaba los inconvenientes de ser atacada por
determinados microorganismos, y de tener un bajo punto de
fusión; ambos problemas se solventaron cuando en 1882 el
médico alemán Walter Hesse, siguiendo una sugerencia de
Robert Koch su mujer Fanny, introdujo el agar-agar (polisacárido extraído
de algas rojas) como nuevo agente solidificante. El trabajo de
Koch ya citado tuvo la trascendental consecuencia de derribar
las ideas pleomorfistas, y supuso la primera propuesta del
concepto de especie dentro del mundo bacteriano. En 1887
Petri, un ayudante de Koch, sustituyó las engorrosas
bandejas de vidrio cubiertas con campanas, usadas hasta
entonces para los cultivos sólidos, por un sistema manejable
de placas de cristal planas, que se conoce como cajas de
Petri.
Iluminación del
microscopio, fruto de
la colaboración entre
Koch y Abbe
Objetivo de
inmersión, fruto de la colaboración entre
Koch y la Industria óptica Carl Zeiss
En 1835 Agostino Bassi (1773-1856) demostró que cierta enfermedad del gusano de
seda (mal di segno), que había hecho su aparición en Lombardía, se debía a un hongo
(Botrytis bassiana). Cuatro años más tarde J.L. Schönlein descubrió la asociación de un
hongo con una enfermedad humana de la piel. En 1840 Henle, de la escuela fisiológica de
Johannes Müller, planteó la teoría de que las enfermedades infecciosas están causadas por
seres vivos invisibles, pero de nuevo la confirmación de estas ideas tuvo que esperar a que
la intervención de Pasteur demostrara la existencia de microorganismos específicos
responsables de enfermedades.
Hacia mediados del siglo XIX otra enfermedad infecciosa (pebrina) comenzó a
diseminarse por los criaderos de gusano de seda de toda Europa, alcanzando finalmente a
China y Japón. A instancias de su maestro Jean Baptiste Dumas, Pasteur aceptó el reto de
viajar a la Provenza para investigar esta enfermedad que estaba dejando en la ruina a los
industriales sederos, a pesar de que nunca hasta entonces se había enfrentado con un
problema de patología. Es más que probable que Pasteur viera aquí la oportunidad de
confirmar si sus estudios previos sobre las fermentaciones podían tener una extensión hacia
los procesos fisiológicos del hombre y de los animales. Es sorprendente que, al principio no
se mostrara dispuesto a aceptar la idea de que la pebrina fuera una enfermedad ocasionada
por un agente extraño, creyendo durante los dos primeros años que se trataba de
alteraciones meramente fisiológicas. Tras una serie de tanteos, y en medio de una intensa
actividad intelectual que le obligaba a repasar continuamente los experimentos y las
conclusiones extraídas, inmerso en el drama personal de la muerte de su padre y de dos de
sus hijas en un corto lapso de tiempo, Pasteur llega finalmente, en 1869, a identificar al
protozoo Nosema bombycis como el responsable de la epidemia, y por medio de una serie
de medidas de control, ésta comienza a remitir de modo espectacular.
Este tipo de estrategias para demostrar el origen bacteriano de una enfermedad fue
llevado a una ulterior perfección en 1882, con la publicación de “Die Äthiologie der
Tuberkulose”, donde se comunica por primera vez la aplicación de los criterios que Henle
había postulado en 1840. Estos criterios, que hoy van asociados al nombre de Koch, son los
siguientes:
2. El microorganismo debe poder aislarse del hospedador y ser crecido en cultivo puro.
Durante las dos décadas siguientes la Microbiología experimentó una auténtica edad
de oro, en la que se aislaron y caracterizaron muchas bacterias patógenas. La Alemania del
Reich, que a la sazón se había convertido en una potencia política y militar, se decidió a
apoyar la continuidad de los trabajos del equipo de Koch, dada su enorme importancia
social y económica, creando un Instituto de investigación, siendo Koch su director en el
Departamento de Salud. De esta forma, en la Escuela Alemana se aislaron los agentes
productores del cólera asiático (Koch, 1883), de la difteria (Loeffler, 1884), del tétanos
(Nicolaier, 1885 y Kitasato, 1889), de la neumonía (Fraenkel, 1886), de la meningitis
(Weichselbaun, 1887), de la peste (Yersin, 1894), de la sífilis (Schaudinn y Hoffman, 1905),
etc. Igualmente se pudieron desentrañar los ciclos infectivos de agentes de enfermedades
tropicales no bacterianas que la potencia colonial se encontró en ultramar: malaria
(Schaudinn, 1901-1903), enfermedad del sueño (Koch, 1906), peste vacuna africana
(debida al inglés Bruce, 1895-1897), etc.
Más tarde, Paul Ehrlich (1854-1919), que había venido empleando distintas
sustancias para teñir células y microorganismos, y que conocía bien el efecto de tinción
selectiva de bacterias por ciertos colorantes que dejaban, en cambio, incoloras a células
animales, concibió la posibilidad de que algunos de los compuestos de síntesis que la
industria química estaba produciendo pudieran actuar como “balas mágicas” que fueran
tóxicas para las bacterias pero inocuas para el hospedador. Ehrlich concibió un programa
racional de síntesis de sustancias nuevas seguido de ensayo de éstas en infecciones
experimentales. Trabajando en el laboratorio de Koch, probó sistemáticamente derivados
del atoxilo (un compuesto que ya Thompson, en 1905, había mostrado como eficaz contra
la tripanosomiasis), y en 1909 informó de que el compuesto 606 (salvarsán) era efectivo
contra la sífilis. Aunque el salvarsán presentaba algunos efectos colaterales, fue durante
mucho tiempo el único agente disponible contra enfermedades producidas por espiroquetas,
y sirvió para ilustrar brillantemente la validez del enfoque de la llamada quimioterapia
(término acuñado por el mismo Ehrlich), de modo que encauzó toda la investigación
posterior.
El químico Berthelot había señalado (1885) que los microorganismos del suelo
podían incorporar nitrógeno molecular directamente del aire. Fue igualmente Winogradsky
el primero en aislar una bacteria capaz de fijar nitrógeno atmosférico (Clostridium
pasteurianum) y en explicar el ciclo del nitrógeno en la naturaleza (1890), siendo el
holandés Martinus Beijerinck (1851-1931) el descubridor de Azotobacter como bacteria
aerobia fijadora de vida libre (1901). Más tarde Beijerinck demostró por métodos químicos
que, en efecto, Azotobacter incorpora nitrógeno de la atmósfera mientras crece (1908). La
importancia de la fijación de nitrógeno para la nutrición vegetal llegó con los estudios sobre
bacterias formadoras de nódulos en las raíces de las leguminosas. Ya los experimentos
cuantitativos sobre plantas creciendo en recipientes, realizados por Boussingault a
mediados del siglo XIX, habían indicado que las leguminosas asimilaban nitrógeno de la
atmósfera. En 1866 Voronin descubrió las bacterias de los nódulos radicales de esta familia
de plantas. Frank, en 1879, demostró que los nódulos parecían inducirse por las mismas
bacterias albergadas en ellos, y Ward (1887) usó bacterias procedentes de nódulos
machacados para inocular semillas, logrando la producción de nódulos en suelo estéril, y
describiendo en un bello trabajo el proceso de infección, con su producción de “hifas”
(cordón de infección). Tras la introducción del concepto de simbiosis por De Bary, en 1878,
fue Schindler (1884) el primero en describir los nódulos radicales como resultado de una
simbiosis entre planta y bacterias. Los trabajos de Hermann Hellriegel (1831-1895) y de su
colaborador Hermann Willfahrt (1853-1904), que trabajaban en la Estación Experimental
de Bernburg, comunicados en primer lugar en un congreso en Berlín, en 1886, y publicados
en un artículo ejemplar en 1888, asociaron la fertilidad nitrogenada natural de las
leguminosas con la presencia de sus nódulos radicales, señalando que estos nódulos se
inducían por microorganismos específicos; de este modo lograron una brillante síntesis de
las observaciones microbiológicas y químicas. El mismo año de 1888 Beijerinck logró el
cultivo puro in vitro de las bacterias nodulares (a las que bautizó como Bacillus radicicola),
observando que no reducían nitrógeno en vida libre; más tarde (1890) aportó la prueba
definitiva de que las bacterias aisladas eran capaces de nodular específicamente ciertas
especies de leguminosas, adquiriéndose de esta forma la facultad de fijar nitrógeno en su
asociación con la raíz de la planta. Irónicamente el nombre definitivo para las bacterias de
los nódulos de leguminosas (Rhizobium) fue propuesto por Frank, quien durante mucho
tiempo se había negado a reconocer los resultados de Hellriegel y Willfahrt, y que había
oscilado en sus opiniones, desde suponer que la fijación de nitrógeno era un rasgo general
de las plantas, hasta creer que las estructuras intranodulares observadas a microcopio
(bacteroides) eran gránulos de reserva (incluidas las que él mismo observó en plantas no
leguminosas de los géneros Alnus y Eleagnus, originadas por una bacteria bautizada en su
honor -Frankia); incluso cuando se convenció de que los simbiontes eran bacterias (y no
hongos o mixomicetes), pensaba que éstas sólo estimulaban a que las plantas fijaran
nitrógeno en sus hojas; su “conversión” (y aún así incompleta y con reticencias) no llegó
hasta 1892. El aislamiento de los bacteroides intranodulares (Prazmowski, 1890), y la
relación entre su formación y la fijación de nitrógeno (Nobbe y Hiltner, 1893) completó
esta primera oleada de investigación sobre este tema que tanta trascendencia presentaba
para la Agronomía. Estos estudios están en la base de todos los ulteriores trabajos de
Microbiología Agrícola, de modo que esta especiliadad fue incorporada tempranamente a
los laboratorios científicos y estaciones experimentales.
caricatura deMetchnikov
A finales del siglo XIX existían dos teorías opuestas sobre los fundamentos
biológicos de las respuestas inmunes. Por un lado, el zoólogo ruso Ilya Ilich Mechnikov
(1845-1916), que había realizado observaciones sobre la fagocitosis en estrellas de mar y
pulgas de agua, estableció, a partir de 1883, su “Teoría de los fagocitos”, tras estudiar
fenómenos de englobamiento de partículas extrañas por los leucocitos de conejo y de
humanos. Informó que existían fenómenos de eliminación de agentes patógenos por medio
de “células devoradoras” (fagocitos) que actuaban en animales vacunados contra el
carbunco, y explicó la inmunización como una “habituación” del huésped a la fagocitosis.
Más tarde, ya integrado en el Instituto Pasteur, propugnó la idea de que los fagocitos
segregan enzimas específicos, análogos a los “fermentos” digestivos (1900). Esta teoría de
los fagocitos constituyó el núcleo de la teoría de la inmunidad celular, de modo que la
fagocitosis se consideraba como la base principal del sistema de defensa inmune del
organismo.
Por otro lado, la escuela alemana de Koch hacía hincapié en la importancia de los
mecanisnos humorales. Emil von Behring (1854-1917) y Shibasaburo Kitasato (1856-
1931), a resultas de sus trabajos sobre las toxinas del tétanos y de la difteria, observaron
que el cuerpo produce “antitoxinas” (más tarde conocidas como anticuerpos) que tendían a
neutralizar las toxinas de forma específica, y evidenciaron que el suero que contiene
antitoxinas es capaz de proteger a animales expuestos a una dosis letal de la toxina
correspondiente (1890). La intervención de Ehrlich permitió obtener sueros de caballo con
niveles de anticuerpos suficientemente altos como para conferir una protección eficaz, e
igualmente se pudo disponer de un ensayo para cuantificar la “antitoxina” presente en
suero. Ehrlich dirigió desde 1896 el Instituto Estatal para la Investigación y Comprobación
de Sueros, en Steglitz, cerca de Berlín, y, a partir de 1899, estuvo al frente del mejor
equipado Instituto de Terapia Experimental, en Frankfurt. Durante este último periodo de su
vida, Ehrlich produce una impresionante obra científica, en la que va ahondando en la
comprensión de la inmunidad humoral. En 1900 da a luz su “Teoría de las cadenas
laterales”, en la que formula una explicación de la formación y especificidad de los
anticuerpos, estableciendo una base química para la interacción de éstos con los antígenos.
Por su lado, R. Kraus visualiza por primera vez, en 1897, una reacción antígeno-anticuerpo,
al observar el enturbiamento de un filtrado bacteriano al mezclarlo con un suero inmune
específico (antisuero). En 1898 Jules Bordet (1870-1961) descubre otro componente sérico
relacionado con la respuesta inmunitaria, al que bautiza como “alexina”, caracterizado,
frente al anticuerpo, por su termolabilidad e inespecificidad. (Más tarde se impondría el
nombre de complemento, propuesto por Ehrlich). El mismo Bordet desarrolló, en 1901, el
primer sistema diagnóstico para la detección de anticuerpos, basado en la fijación del
complemento, y que inició una larga andadura, que llega a nuestros días.
La inmunoquímica cobra un gran impulso en las primeras décadas del siglo XX con
los trabajos de Karl Landsteiner (1868-1943). Su primera contribución de importancia
había sido la descripción, mediante reacciones de aglutinación, del sistema de antígenos
naturales (ABC0) de los eritrocitos humanos (1901-1902), completada (en colaboración
con Von Dungern y Hirzfeld), con las subdivisiones del grupo A y el estudio de su
transmsión hereditaria. Estos trabajos sirvieron de estímulo para avanzar en el
desentrañamiento de la especificidad química de los antígenos que determinan la formación
de anticuerpos. Landsteiner estudió sistemáticamente las características de
inmunogenicidad y especificidad de reacción de antígenos con anticuerpos, valiéndose de la
modificación química de antígenos, denominando haptenos a aquellos grupos químicos que
por sí mismos no desencadenan formación de anticuerpos, pero sí lo hacen tras ser
conjugados a proteínas portadoras.
Los avances en Inmunología durante los últimos años han sido espectaculares,
consolidando a ésta como ciencia independiente, con su conjunto propio de paradigmas, ya
relativamente escindida de su tronco originario microbiológico. Entre los hitos recientes
hay que citar la técnica de producción de anticuerpos monoclonales a partir de hibridomas,
desarrollada originalmente por César Milstein y Georges Kohler en 1975, y que presenta
una enorme gama de aplicaciones en biomedicina, o el desentrañamiento de los fenómenos
de reorganización genética responsables de la expresión de los genes de inmunoglobulinas,
por Susumu Tonegawa.
El botánico ruso Dimitri Iwanovski había observado (1892) que la enfermedad del
mosaico del tabaco podía ser reproducida experimentalmente usando el fluido que
atravesaba los filtros de porcelana que normalmente retenían a las bacterias, pero siendo
incapaz de aislar y crecer el supuesto microorganismo, abandonó la investigación. Pocos
años más tarde (1898), y probablemente sin tener noticias del trabajo de Iwanovski,
Beijerink realizó experimentos similares con el mismo sistema, y en otro rasgo de su genio,
enfrentándose a los conceptos de la época, avanzó la idea de que el agente filtrable (un
contagium vivum fluidum, según su expresión), debía de incorporarse al protoplasma vivo
del hospedador para lograr su reproducción. Este tipo de agentes infectivos que atravesaban
los filtros de porcelana fueron llamados en principio “virus filtrables”, quedando más tarde
su denominación simplemente como virus. Aquel mismo año de 1898 Loeffler y Frosch
descubren los virus animales al comprobar que un virus filtrable es responsable de la
glosopeda del ganado. En 1901 Reed descubre el primer virus humano, el de la fiebre
amarilla, y en 1909 Landsteiner y Pope detectan el de la poliomielitis. A comienzos de siglo
Copeman desarrolla su técnica de multiplicación de virus animales en embriones de pollo,
con la que P. Rous aisla y cultiva el virus del sarcoma aviar (1911).
Los virus bacterianos fueron descubiertos en 1915 por F.W. Twort, si bien su trabajo
no alcanzó la elegancia y claridad del desarrollado poco más tarde por el canadiense Félix
d'Hérelle (1917); fue éste quien acuñó el término bacteriófago, y supuso correctamente que
el fenómeno de lisis por estos agentes debía de estar ampliamente difundido entre las
bacterias. Aunque su esperanza en la aplicación de los fagos como elementos bactericidas
para uso médico no pudo satisfacerse, la contribución de los virus bacterianos al avance de
la genética y biología moleculares ha sido decisiva: de hecho, los primeros estudios
cuantitativos sobre replicación virásica se realizaron sobre fagos de Escherichia coli, lo que
suministró modelos aplicables a otros virus, incluidos los de animales. En 1925 Bordet y
Bal describen por primera vez el fenómeno de lisogenia, pero las relaciones entre los ciclos
lítico y lisogénico de los fagos no fueron aclaradas hasta los estudios de André Lwoff
(1950).
En años recientes han sido descubiertos dos nuevos tipos de entidades infectivas,
subvirásicas: T.O. Diener describió en 1967 la existencia de ARN desnudos infectivos en
plantas, a los que llamó viroides, y en 1981 Prusiner puso de manifiesto que determinadas
enfermedades de mamíferos se deben a partículas proteicas aparentemente desprovistas de
material genético, a las que bautizó como priones.
Aunque nos referiremos en otro apartado (véase cap. 2) a los avances de Taxonomía
Microbiana, vale la pena reseñar aquí los esfuerzos tempranos para lograr un clasificación
bacteriana por parte de Cohn (1875) y Migula (1894), que sustentaban su concepto de
especie predominantemente sobre caracteres morfológicos. Pero hacia 1900 era evidente la
arbitrariedad e insuficiencia de este tipo de clasificaciones, de modo que los intentos
posteriores hicieron uso de caracteres bioquímicos (Orma Jensen, 1909), o de una mezcla
de rasgos morfológicos, bioquímicos, patogénicos y de tinción (Buchanan, 1915). El
sistema de taxonomía bacteriana adquirió un nuevo impulso a partir de la 1ª edición del
“Bergey's Manual of Determinative Bacteriology” (1923), y de las propuestas de Kluyver y
van Niel (“Prospects for a natural system of classification of bacteria”, 1936). En cuanto a
la nomenclatura, no fue hasta 1958 en que cuajó un Código Internacional de Nomenclatura
Bacteriológica, aunque ya se venía aplicando desde hacía tiempo el procedimiento
tipológico para los microorganismos, con criterios similares a los de la Zoología y la
Botánica.
Las estrategias diseñadas por Beadle y Tatum fueron aplicadas por Luria y Delbrück
(1943) a cultivos bacterianos, investigando la aparición de mutaciones espontáneas
resitentes a fagos o estreptomicina. La conexión de estos experimentos con las
observaciones previas de Griffith (1928) sobre la transformación del neumococo, llevó a
Avery y colaboradores (1944) a demostrar que el “principio transformante” portador de la
información genética es el ADN. En 1949 Erwin Chargaff demuestra bioquímicamente la
transmisión genética mediante ADN en Escherichia coli , y en 1952 Alfred Hershey y
Martha Chase, en experimentos con componentes marcados de fagos, ponen un elegante
colofón a la confirmación de la función del ADN, con lo que se derribaba el antiguo y
asentado “paradigma de las proteínas” que hasta mediados de siglo intentaba explicar la
base de la herencia. De esta forma, la Microbiología experimental se sitúa en pleno centro
del nacimiento de la Genética molecular, de la mano de los avances paralelos en
Bioquímica (análisis por rayos X de la estructura del ADN debido a Maurice Wilkins y
Rosalind Franklin, modelo de Watson y Crick de la doble hélice del ADN, etc.), dando
origen esta confluencia a lo que se ha llamado la “Edad de Oro” de la Biología Molecular.
3 OBJETO DE ESTUDIO DE LA
MICROBIOLOGÍA
El objeto de estudio de una ciencia se puede desglosar en dos apartados: objeto
material y objeto formal.
Los virus son entidades no celulares de muy pequeño tamaño (normalmente inferior
al del más pequeño procariota), por lo que debe de recurrirse al microscopio electrónico
para su visualización. Son agentes infectivos de naturaleza obligadamente parasitaria
intracelular, que necesitan su incorporación al protoplasma vivo para que su material
genético sea replicado por medio de su asociación más o menos completa con las
actividades celulares normales, y que pueden transmitirse de una célula a otra. Cada tipo de
virus consta de una sola clase de ácido nucleico (ADN o ARN, nunca ambos), con
capacidad para codificar varias proteínas, algunas de las cuales pueden tener funciones
enzimáticas, mientras que otras son estructurales, disponiéndose éstas en cada partícula
virásica (virión) alrededor del material genético formando una estructura regular (cápsida);
en algunos virus existe, además, una envuelta externa de tipo membranoso, derivada en
parte de la célula en la que se desarrolló el virión (bicapa lipídica procedente de membranas
celulares) y en parte de origen virásico (proteínas).
Los ARNs satélites son pequeñas moléculas de tamaño similar al de los viroides de
plantas (330-400 bases), que son empaquetados en cápsidas de determinadas cepas de virus
(con cuyos genomios no muestran homologías). Se replican sólo en presencia del virus
colaborador específico, modificando (aumentando o disminuyendo) los efectos patógenos
de éste.
4 IMPORTANCIA DE LA
MICROBIOLOGÍA
La Microbiología es una ciencia biológica extraordinariamente relevante para la
humanidad, dado que los microorganismos están presentes en todos los hábitats y
ecosistemas de la Tierra y sus actividades presentan una gran incidencia en numerosísimos
ámbitos de interés:
5 UBICACIÓN DE LOS
MICROORGANISMOS EN EL MUNDO
VIVO
Tras el descubrimiento de los microorganismos, a los naturalistas de la época les
pareció normal intentar encuadralos dentro de los dos grandes reinos de seres vivos
conocidos entonces: animales y plantas. De este modo, a finales del siglo XVIII las algas y
los hongos quedaron en el reino Plantae, mientras que los llamados “infusorios” se
encuadraron en el reino Animalia.
A mediados del siglo XIX se empezó a ver que esa clasificación era demasiado
sencilla, y que el grupo de los infusorios era muy heterogéneo. En 1866 Haeckel, seguidor
de Darwin, propone un famoso árbol filogenético con tres reinos:
Animalia
Plantae
Protista: todos los seres vivos sencillos, sean o no fotosintéticos o móviles. Dentro de él
consideraba los siguientes grupos:
Protozoos
Protozoos
Algas
Hongos
Moneras (=bacterias)
Pero esta clasificación iba a ser puesta en entredicho a mediados del siglo XX,
cuando las técnicas de microscopía electrónica y bioquímicas demuestran la gran diferencia
de las bacterias respecto del resto de organismos. De hecho, ya en los años 60 se reconoce
que esta diferencia representa la mayor discontinuidad evolutiva del mundo vivo. En 1974,
el Manual Bergeys (la biblia “oficiosa” de la clasificación bacteriana) considera que la
clasificación al máximo nivel del mundo vivo debe reconocer la existencia de dos
“Reinos”:
BIBLIOGRAFÍA
BALDRY, P. (1981): “La batalla contra las bacterias”. Reverté, Barcelona.
KRIEG, N.R. (1988): Bacterial classification: an overview. Can. J. Microbiol. 34: 536-540.
MURRAY, R.G.E. (1984): Higher taxa, or a place for everithing...?. En: “Bergey's manual
of Systematic Bacteriology”. Williams & Wilkins, Baltimore.
ÍNDICE
1 CARACTERES DISTINTIVOS DE
LOS PROCARIOTAS
Vamos a exponer los rasgos distintivos de los procariotas en forma de tabla
comparativa con los eucariotas, de modo que se aprecien mejor los rasgos distintivos de
cada tipo de organización celular:
Procariotas Eucariotas
Genóforo Un solo cromosoma Nucleoplasma Varios cromosomas
ADN c.d., c.c.c. (cadena doble, ADN c.d. lineal, terminado
circular cerrado en telómeros
covalentemente)
No existe membrana nuclear Existe membrana nuclear
No histonas Histonas
Replicación del material genético: no Replicación del material genético: mitosis
mitosis
Organización del citoplasma Organización del citoplasma
No orgánulos de tipo Orgánulos (mitocondrias,
eucarióticos cloroplastos, retículo
endoplásmico, Golgi,
lisosomas, etc)
No citosqueleto (no corrientes Citosqueleto y corrientes
citoplásmicas) citoplásmicas
Ribosomas 70S Ribosomas 80S
Aparte de estos que acabamos de citar, existen otros rasgos que, aunque no
universales, caracterizan a numerosos procariotas:
Sus membrana plasmáticas carecen de esteroles, salvo los micoplasmas (pero en este
caso los esteroles proceden del hospedador eucariótico al que parasitan), algunas especies
de cianobacterias y de bacterias melitotrofas.
La movilidad no es universal, pero muchas bacterias se mueven en medios acuáticos
debido a unas estructuras llamadas flagelos, que nada tienen que ver con los flagelos
eucarióticos.
Las eubacterias (dominio Bacteria) poseen, salvo los micoplasmas, una pared celular a
base de una peptidoglucano (una macromolécula que no existe en eucariotas). Muchas
arqueas (dominio Archaea) poseen pared celular, diferente a las del dominio Bacteria.
proteína 55.0
ARN 20.5
ADN 3.1
Lípidos 9.1
Lipopolisacárido 3.4
Peptidoglucano 2.5
Glucógeno 2.5
total macromoléculas: 96.1
Pequeñas moléculas orgánicas: 2.9
Obsérvese que:
Imagen "idealizada" de la
estructura de una célula
procariota, con algunos de sus
componentes más característicos.
2 FORMA
3 AGRUPACIONES BACTERIANAS
Las bacterias suelen presentar un pequeño tamaño, por lo general menor que el de
una célula eucariótica típica. (Obsérverse en el esquema la comparación entre el tamaño de
una bacteria típica como Escherichia coli (0.5 x 2 m) y el de una célula eucariota).
Una bacteria grande es Beggiatoa gigantea, con un tamaño similar al de muchas células
eucarióticas (40 m).
Sin embargo, los auténtico “gigantes” entre las bacterias se han descubierto hace poco:
En 1993 se desubrió una bacteria que mide 0,5 mm de longitud. Se trata de
Epulopiscium, un comensal del intestino del pez cirujano.
En 1999 se descubrió en un lago de Namibia una bacteria (a la que se bautizó como
Thiomargarita) que alcanza los 700 m.
Bacillus megaterium mide 1.3 x 3 m.
Una bacteria relativamente pequeña es Haemophilus influenzae, que mide 0.25 x 1.2 m.
Los organismos celulares cultivables más pequeños que existen son los micoplasmas,
muchos de los cuales no superan los 0.2 m de diámetro.
Las nanobacterias o ultramicrobacterias miden en torno a 0.05 m, pero la mayoría no se
han podido cultivar, y sólo se pueden estudiar al microscopio.
Por tener carga eléctrica: migran en un campo eléctrico y aglutinan y precipitan a altas
concentraciones de sales.
Propiedades biológicas:
La relación superficie/volumen (S/V) es muy alta. En efecto, supongamos una célula
esférica; en dicha célula, la relación S/V es 3/r, (la superficie de una esfera es 4πr2
mientras que su volumen es 4/3πr3). O sea, cuanto menor sea el radio (r) mayor será esta
relación. Esto significa que el pequeño tamaño de las bacterias condiciona un mayor
contacto directo con el medio ambiente inmediato que las rodea, lo que se traduce en
que reciben las influencias ambientales de forma inmediata.
El pequeño tamaño condiciona una alta tasa de crecimiento. La velocidad de entrada de
nutrientes y la de salida de productos de desecho es inversamente proporcional al tamaño
de la célula, y a su vez, estas tasas de transporte afectan directamente a la tasa
metabólica. Por lo tanto, en general, las bacterias crecen (se multiplican) de forma rápida.
2 FORMA
Los principales tipos de formas bacterianas son:
Difusión citoplásmica: Este aspecto lo ilustraremos con una bacteria típica de forma
bacilar. Una proteína de unos 50 kDa difundiría desde la periferia del citoplasma al eje
longitudinal en menos de medio segundo, mientras que si difundiera desde un polo de la
célula al opuesto, tardaría unos 5 segundos. Como vemos, el tiempo de difusión es muy
breve.
Difusión desde el medio exterior: el entorno inmediato de las bacterias es bastante
peculiar, debido al bajo valor de número de Reynolds que poseen.
m = 10 -12 g
v = 30 m/s
De aquí se deduce que la inercia es irrelevante, mientras que predominan las fuerzas
viscosas. Por lo tanto, las bacterias llevan, en su avance, un entorno local debido a
la resistencia por viscosidad. Este entorno es una fase fluida cuya forma reproduce,
ampliada, la forma de la bacteria en cuestión.
3 AGRUPACIONES BACTERIANAS
Las bacterias normalmente se multiplican por fisión transversal binaria. En muchas
especies, las células hijas resultantes de un evento de división por fisión tienden a
dispersarse por separado al medio, debido a la actuación de fuerzas físicas (movimiento
browniano, cizallamiento, corrientes de convección, etc). Esto hace que al observar al
microscopio una población de estas bacterias veamos mayoritariamente células aisladas.
Pero en algunas especies las células hijas pueden permanecer unidas entre sí (al menos
durante un cierto tiempo tras la división de la que proceden) debido a que el tabique sea
incompleto o a la existencia de capas mucosas que retienen juntos los productos de la
división.
diplococos
diplobacilos
Si los tabiques son paralelos entre sí (o sea, existe un solo plano de división):
estreptococos (cadenetas arrosariadas de cocos) y estreptobacilos (cadenetas de
bacilos).
Si existe más de un plano de división, en el caso de cocos podemos encontrar tres
posibilidades:
dos planos perpendiculares: tétradas (4 céls. en un plano) o múltiplos;
tres planos ortogonales: sarcinas (paquetes cúbicos);
muchos planos de división: estafilococos (racimos irregulares).
4 FENÓMENOS DE
MULTICELULARIDAD EN BACTERIAS
Ciertos grupos de bacterias exhiben una pluricelularidad incipiente, de modo que se
dan conjuntos de células asociadas permanentemente. En muchos casos, dentro de estos
grupos celulares existen formas celulares diferenciadas y especializadas. Por supuesto, en
ninguna instancia se puede hablar de diferenciación de tejidos (algo exclusivo de
eucariotas).
Micrografías electrónicas de
barrido de cuerpos fructificantes
de Myxococcus xanthus. A la
derecha se puede ver detalle
de un cuerpo abierto,
mostrando la disposición de las
mixosporas.
ÍNDICE:
1 CÁPSULA
1.4 FUNCIONES
3 VAINAS
4 BOTONES DE ANCLAJE
BIBILIOGRAFÍA
1 CÁPSULA
1.1 CONCEPTOS GENERALES
La cápsula se puede definir como una estructura superficial que presentan muchas
bacterias en sus ambientes naturales, consistente en acumulación de material mucoso o
viscoso, situado externamente respecto de la pared celular (o, en su caso, respecto de la
capa S y de la vaina). Las cápsulas se pueden describir en función de:
Hay una cierta confusión en la nomenclatura de las cápsulas. Nosotros usaremos los
siguientes conceptos:
Las cápsulas son estructuras inertes, “no vivas”, carentes de papel activo
(metabólico), pero que confieren a las bacterias importantes propiedades:
A microscopía óptica: Se recurre a tinción negativa por medio de nigrosina o tinta china
(resaltan como un halo transparente sobre el fondo oscuro del porta).
A microscopía electrónica: Hay que recurrir a la estabilización previa de la estructura
capsular (para evitar su contracción ulterior) por medio de anticuerpos anticapsulares o
de lectinas. Tras esta operación, se procede a la tinción por una ferritina catiónica (p. ej.,
el rojo de rutenio), con afinidad hacia polianiones.
El material de las capas mucosas (es decir, de las cápsulas flexibles y periféricas) es muy
fácil de aislar, ya que tiende a dispersarse continuamente en el medio de cultivo. Por lo
tanto, se puede aislar directamente de los sobrenadantes resultantes de la centrifugación
del cultivo correspondiente.
El material de las cáspulas rígidas e integrales puede aislarse tratando al cultivo con agua
caliente o con ácidos o álcalis débiles.
1) cápsulas polisacarídicas
iii) celulosa
La estructura es a base de una matriz muy hidratada, con una ordenación regular radial, o
a veces, en láminas concéntricas.
1.4 FUNCIONES
En laboratorio, muchas bacterias suelen perder la capacidad de formar cápsulas al
cabo de varios subcultivos. Así pues, la posesión o no de cápsula es algo que no afecta a la
viabilidad de las bacterias. Pero en medios naturales, las cápsulas confieren a las bacterias
una serie de propiedades, que dependen del nicho ecológico particular donde viva cada
bacteria. Estudiaremos una serie de propiedades o papeles generales, comunes a todas las
cápsulas, para concluir con algunos ejemplos de papeles específicos.
b) contra bacteriófagos
c) contra células fagocíticas (p. ej., la cápsula del neumococo)
d) contra detergentes
e) contra anticuerpos
5) Adhesión a sustratos:
iv) se forman consorcios con otros microorganismos. Ello permite una “alianza” o
colaboración metabólica entre distintas especies, por la que se produce la
degradación concertada de sustratos insolubles.
Entre las propiedades conferidas por las cápsulas a algunas bacterias tenemos:
hidrófobos
iónicos, bien directos, o por mediación de cationes
puentes de hidrógeno
Papel:
3 VAINAS
Son estructuras tubulares (ramificadas o no) compuestas de un heteropolímero, a
base de proteína, lípido y polisacárido, que engloban a conjuntos de células bacilares en
cadenetas o filas. La vaina está en contacto con la pared celular subyacente, pero no hay
enlaces entre ambas. En Sphaerotilus y Leptothrix las vainas se recubren de acúmulos de
óxidos e hidróxidos de Fe y Mn. Conforme se dividen por fisión binaria, las células de los
extremos del filamento van sintetizando nuevo material de la vaina que las va rodeando.
BIBILIOGRAFÍA
BEVERIDGE, J.T. (1988): The bacterial surface: general considerations towards design
and function. Can. J. Microbiol. 34: 363-372.
BEVERIDGE, J.T., L.L. GRAHAM (1991): Surface layers of bacteria. Microbiol. Rev. 55:
684-705.
BOULNOIS, G.J., K. JANN (1989): Bacterial polysaccharide capsule synthesis, export and
evolution of structural diversity. Molec. Microbiol. 3: 1819-1823.
KOVAL, S.F. (1988): Paracrystalline protein surface arrays on bacteria. Can. J. Microbiol.
34: 407-414.
1 INTRODUCCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
1 INTRODUCCIÓN
La mayor parte de los procariotas posee una pared celular (P.C.) rígida rodeando al
protoplasto. Las excepciones son los micoplasmas (dentro del dominio Bacteria) y algunas
arqueas, como Thermoplasma.
b) Unas pocas eubacterias (como las del gén. Planctomyces) poseen paredes a base de
proteínas.
El grueso de este capítulo está dedicado al estudio de las paredes Gram-positivas y Gram-
negativas, con sus principales variantes, pero finalizaremos con una alusión a los
principales modelos de paredes arqueanas.
1. Imaginemos un frotis en
porta de vidrio con una
muestra de varios tipos de
bacterias, que se han fijado
por calor. En la primera
fase, esta preparación de
trata con un primer
colorante llamado violeta
cristal o violeta de
genciana.
2. A continuación se añade
una solución de lugol
(yodo-ioduro), que actúa
como “mordiente”,
formando una laca
relativamente resistente con
el violeta. En este momento
todas las bacterias están
teñidas de color violeta.
3. Ahora realizamos una
descoloración diferencial
con etanol o una mezcla de
etanol y acetona. Lo que
ocurre es que algunas
bacterias (las que
llamaremos Gram-
negativas) pierden el color
violeta (quedarían
práctimante transparentes al
microscopio), mientras que
otras (las Gram-positivas)
resisten el tratamiento, y
retienen el colorante violeta.
4. Finalmente, tratamos el
porta con un segundo
colorante (colorante de
contraste): se trata de un
colorante de color rojo o
rosa, como la fucsina o la
safranina. Este colorante
tiñe ahora a las bacterias
previamente descoloradas
por el etanol. Por lo tanto, el
resultado en la observación
al microscopio es que las
bacterias Gram-positivas se
ven de color violeta, y las
Gram-negativas de color
rosa o rojo.
2 PAREDES DE LAS
EUBACTERIAS
Consisten en un esqueleto
macromolecular rígido, llamado
peptidoglucano (=
mucopéptido o mureína), que
en Gram-positivas se
encuentra inmerso en una
matriz aniónica de
polímeros azucarados;
y en Gram-negativas está
rodeada por una membrana
externa, e inmersa en un
espacio periplásmico.
Las distintas unidades disacarídicas se van uniendo entre sí por enlaces ß(14)
entre el NAM de una unidad y la NAG de la siguiente. Este enlace es susceptible a la rotura
catalizada por el enzima lisozima. El número de repeticiones (n) puede oscilar entre 10 y
100.
el grupo -CO- en del D-glu (2) puede estar amidado o unido a una glicina (Gly);
el aa (1) puede ser Gly o L-Ser, en lugar de la L-ala;
el hidroxilo en 6 del NAM puede estar acetilado, lo que hace que el PG de estas
bacterias sea resistente a la lisozima.
Muchas bacterias Gram-positivas carecen de meso-DAP (3), y en su lugar puede
existir:
LL-DAP
L-diaminobutírico (DAB)
L-lisina
L-homoserina
L-ornitina
Modalidades de uniones interpeptídicas:
enlace directo entre la D-ala(4) y el -NH2 libre del diaminoácido en (3)
enlace D-ala(4)--X--diaminoácido(3), donde X representa un puente, que puede
consistir en:
un solo aminoácido: L-ala, o D-iso-Asn
un péptido corto:
{L-ala--L-ala}
{L-ala}3
{L-ala}3 -- L-ornitina
{Gly}5
enlace D-ala(4) ---{mismo tetrapéptido}--- diaminoácido (3)
enlace entre D-ala(4) y el D-glu(2) (y no el aa en 3), por medio de un péptido en el
que debe de existir obligatoriamente un diaminoácido (p. ej., D-lys, D-ornitina).
Los resultados de difracción de rayos X parecen indicar que las unidades disacarídicas de
las cadenas están giradas unas respecto de otras, formando una estructura helicoidal de
orden 4 o 5. A resultas de ello, los péptidos protruyen alternativamente: hacia arriba, a la
izquierda, hacia abajo, a la derecha, y vuelta a empezar, etc. Esta organización permite
que una cadena de PG se pueda unir con cadenas cercanas de su mismo nivel, así como
con cadenas por encima y por debajo de su nivel, formando un perfecto entramado
tridimensional (al menos en las Gram-positivas).
La orientación de las cadenas azucaradas en relación con la superficie celular aún está
debatida. Parece que se disponen casi paralelas a la superficie celular, con una tendencia
a una forma espiral por encima de la membrana citoplásmica. Si consideramos una
bacteria de forma bacilar, esta espiral cerrada se dispone siguiendo el perímetro circular
(y no siguiendo el eje longitudinal). Los grupos tetrapeptídicos salen perpendicularmente
de los NAM, en sentido vertical hacia la membrana. Sin embargo, cuando dos
tetrapétidos de un nivel se unen entre sí, forman un puente casi horizontal, formando
ángulos de unos 90o repecto de los esqueletos carbonados, y siguiendo el eje longitudinal
de la célula.
1) Gran rigidez, que contrarresta las fuerzas osmóticas a que está sometido el protoplasto
(aguanta presiones de unas 5 a 15 atmósferas). Esta rigidez depende de:
a) el grado de entrecruzamiento;
3) Condiciona la forma celular. Aunque la química del PG, por sí misma, no determina
la forma, es su disposición espacial la responsable principal de esta forma.
Ácidos teicoicos:
Ácidos lipoteicoicos:
Parece ser que su papel principal es suministrar una carga neta negativa a la pared
celular, lo que permite captar cationes divalentes (p. ej., Mg++), que a su vez se necesitan
para muchas actividades enzimáticas de la membrana citoplásmica o del espacio
periplásmico, que participan de la morfogénesis y división de la pared celular.
Como ya dijimos, los ácidos teicoicos y teicurónicos son buenos antígenos. Cuando no
están cubiertos por estructuras más externas (como cápsulas), constituyen el antígeno
somático O de las bacterias Gram-positivas.
Finalmente, en algunas bacterias, sumistran, junto con el PG, receptores específicos para
la adsorción de ciertos bacteriófagos.
Estas bacterias no se tiñen con los colorantes normales, pero una vez que se han
teñido con fucsina (forzando mediante calentamiento de la preparación), tienen resistencia a
decolorarse por una mezcla de ácido clorhídrico al 3% en etanol de 96o. Por ello se
denominan como bacterias ácido-alcohol resistentes. Esta propiedad depende
esencialmente de la presencia, en su pared celular de unos lípidos llamados ácidos
micólicos.
Químicamente, esta pared celular consiste en un esqueleto formado por dos tipos de
polímeros, unidos covalentemente entre sí:
peptidoglucano---arabinogalactano---ácidos micólicos.
Pero aparte de este esqueleto complejo, la P.C. de las bacterias ácido-alcohol resistentes
exhibe una variedad de lípidos:
1) Glucolípidos:
2) Ceras: Unión de ácidos micólicos con ftioceroles (alcoholes ramificados de alto peso
molecular: C30 - C34).
El alto contenido en lípidos confiere una serie de propiedades a estas bacterias (aparte de la
ácido-alcohol resistencia ya citada):
Parece ser que la membrana externa está en contacto directo con la plasmática en
numerosos puntos, denominados zonas de adhesión. Puede que se trate de regiones en las
que produzca una auténtica fusión entre estos dos tipos de membrana, facilitando quizá el
transporte de ciertas sustancias desde el exterior al interior celular.
la fracción del núcleo interno, a base de dos tipos de azúcares exclusivos de Gram-
negativas: 2-ceto-3-desoxioctónico (KDO) y L-glicero-D-manoheptosa (Hep). Alguna de
las Hep y alguno de los KDO pueden a su vez estar unidos a fosforil-etanolamina (o
pirofosforil-etanolamina). Esta región es muy rica en grupos cargados, especialmente
con carga negativa (de los fosfatos y KDO).
La fracción del núcleo externo está constituida a base de hexosas (glucosa, galactosa,
NAG, y a veces algunas hexosas más raras).
iii) Cadena lateral específica: polisacárido repetitivo, que se proyecta hacia el exterior
celular, y que constituye el Ag somático O de bacterias Gram-negativas. Consiste en la
repetición (hasta 40 veces) de unidades tri-, tetra- o pentasacarídicas (en estos dos
últimos casos uno de los azúcares de cada repetición queda lateral respecto del esqueleto
lineal que forman los demás).
2. A su vez, la propiedad anterior hace que sea menos soluble a detergentes y más
resistente a disolventes orgánicos.
3. Es menos permeable a muchas moléculas hidrofóbicas, incluyendo antibióticos,
debido a las largas cadenas laterales hidrofílicas.
b. hipotensión
El aminoácido C-terminal es una lisina. Una de cada tres moléculas de LPP usa esta
Lys para establecer un enlace peptídico entre su propio grupo -NH2 libre y el -COOH libre
del meso-DAP del PG. Por término medio, por cada diez unidades disacarídicas del PG,
existe un enlace covalente con la LPP.
Existen otras proteínas minoritarias parecidas a porinas, que actúan como canales
específicos que permiten el paso de ciertas moléculas: vitamina B12, quelatos de Fe,
nucleósidos, maltodextrinas, etc. Algunas de ellas sirven simultáneamente como receptores
de fagos.
c) carga eléctrica.
4) Ciertas proteínas y cadenas laterales del LPS pueden ser lugares de adsorción
(receptores específicos) de fagos y bacteriocinas.
5) Punto de anclaje del anillo externo (“L”) del corpúsculo basal de los flagelos.
RNasa y fosfatasa, que digieren moléculas que por sí mismas no pueden pasar al
citoplasma.
Penicilinasa: degrada penicilina, evitando destrucción de PG
proteínas de transporte de nutrientes (p. ej., de maltosa)
proteínas de transporte de nutrientes (p. ej., de maltosa)
proteínas de unión a estímulos químicos.
En bacterias desnitrificantes y quimiolitoautotrofas, existen proteínas implicadas en el
transporte de electrones.
En muchos casos las funciones de pared celular son ejercidas simplemente por una capa
S paracristalina (véase tema 4), a base de disposición regular de subunidades idénticas de
una proteína o glucoproteína (p. ej., Methanococcus, Methanogenium). Recuerde que en
ciertas arqueas de ambientes extremos, esta capa S está estabilizada por factores de esos
ambientes: En el halófilo obligado Halobacterium las subunidades de glucoproteína se
estabilizan por altas concentraciones de ión Na+. En el termoacidófilo Sulfolobus la
estabilidad la confieren los bajísimos pH.
En Methanospirillum y en Methanothrix varias células, cada una con su capa S, se
encuentran englobadas por una vaina común, a base de proteínas y carbohidratos, con
una estructura a base de anillos paralelos.
En Methanosarcina y Halococcus la capa S se encuentra rodeada de metanocondroitina,
un polímero a base de N-acetil-galactosamina, glucurónico, glucosa y manosa. (Esta
metanocondroitina es similar al condroitín sulfato presente en tejido conjuntivo de
animales).
Finalmente, los miembros del orden Methanobacteriales poseen una pared de
pseudomureína, un extraño peptidoglucano no basado en NAM. Consiste en un
esqueleto de unidades repetitivas de NAG unidas por enlace ß(13) con N-acetil-
talosaminourónico (NAT, un azúcar exclusivo de estos organismos). El grupo -NH2 del
NAT va unido a su vez con un tetrapéptido, pero en éste sólo participan aminoácidos de
la serie L. Al igual que en la mureína de las eubacterias, las diversas cadenas se unen
entre sí por enlaces peptídicos entre el aminoácido terminal (4) de un tetrapéptido y el
diaminoácido (3) de otra cadena.
BIBLIOGRAFÍA
ARTÍCULOS DE DIVULGACIÓN
RIETSCHEL, E.T., H. BRADE (1992): Endotoxinas bacterianas. Inv. y Ciencia 193: 16-24.
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
FERGUSON, S.J. (1992): The periplasm. en “Prokaryotic structure and function: a new
perspective”. Society for General Microbiology & Cambridge University Press, pp.311-
339.
HANCOCK, R.E.W. (1991): Bacterial outer membranes: evolving concepts. ASM news
57: 175-182.
OLIVER, D.B. (1996): Periplasm. En: “Escherichia coli and Salmonella typhimurium.
Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American Society for
Microbiology Press. Washington, D.C. (1996), págs. 88-103.
PARK, J.T. (1996): The murein sacculus. En: “Escherichia coli and Salmonella
typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American
Society for Microbiology Press. Washington, D.C. (1996), págs. 48-57.
RAETZ, C.R.H. (1990): Biochemistry of endotoxins. Annu. Rev. Biochem. 59: 129-170.
SCHIRMER, T., J.P. ROSENBUSCH (1991): Prokaryotic and eukaryotic porins. Curr.
Opin. Struct. Biol. 1: 539-545.
ÍNDICE:
1 INTRODUCCIÓN
4 PROTOPLASTOS Y ESFEROPLASTOS
5 FORMAS L
BIBLIOGRAFÍA
1 INTRODUCCIÓN
En el capítulo anterior estudiamos la composición química, estructura y funciones
de los principales tipos de paredes celulares procarióticas. En este capítulo trataremos un
aspecto dinámico del tema de las paredes: cómo se sintetiza el peptidoglucano de las
eubacterias, y cómo se produce el proceso general de crecimiento de la pared, incluyendo el
evento particular de formación del septo transversal que marca el “nacimiento” de dos
células hijas. Nos concentraremos en la biosíntesis del peptidoglucano, debido a su interés
intrínseco y aplicado (sobre este proceso actúan diversos antibióticos, algunos de gran
importancia clínica).
Desde el punto de vista topológico, todas las capas de las envueltas bacterianas
(membranas, pared celular) son superficies cerradas sobre sí mismas, físicamente
continuas para mantener la integridad y viabilidad de la célula.
Pero por otro lado, deben de ser susceptibles de expandirse durante el crecimiento por
incorporación de nuevos materiales. Además, todos los constituyentes deben crecer
coordinadamente e incorporarse en los lugares precisos. Por ejemplo, en el caso de las
bacterias Gram-negativas, distintos componentes deben de ir a parar a diferentes
localizaciones: periplasma, PG, membrana externa, e incluso medio exterior.
Durante cada ciclo celular, hay una fase en la que los materiales de las envueltas (y
concretamente, de la pared celular que nos ocupa ahora) deben de facilitar la división de
la célula en una descendencia de dos células hijas.
Finalmente, queda el problema de la energía. Los procesos biosintéticos requieren aporte
de energía química, pero el ATP y compuestos similares no pueden salir del protoplasto.
A estas etapas hay que añadir una fase adicional de regeneración del transportador lipídico,
una vez que ha cumplido su misión, para que pueda ser operativo en un nuevo ciclo de
síntesis.
NAG-UDP
NAM-UDP
1. L-ala
2. D-glu
Fase 4: El polímero surgido de la fase anterior es una cadena lineal de PG sin entrecruzar, y
unido aún al transportador lipídico de membrana. Ahora este polímero naciente (con sus
pentapéptidos) reacciona, por transpeptidación, con un PG aceptor preexistente. En esta
reacción se ven implicados el grupo C=O de la D-ala (4) del PG naciente y el grupo -NH2
libre del diaminoácido (3) del PG aceptor (o del último aminoácido del puente peptídico).
Esto es lo mismo que decir que el enlace peptídico entre D-ala (4) y D-ala (5) del
PG naciente se ve sustituido por otro enlace peptídico, entre dicha D-ala (4) y el
diaminoácido del PG naciente.
3. Tunicamicina: inhibe la traslocasa que cede el NAM unido hasta entonces al UDP y lo
pasa al bactoprenol (fase 2ª).
3 CRECIMIENTO DE LA PARED
CELULAR
Como ya dijimos al comienzo de este tema, aunque la pared celular es una
estructura cerrada y sin solución de continuidad, debe permitir su expansión (crecimiento),
y esto supone que se han de romper ciertos enlaces si se quiere que el nuevo material se
ensamble con el preexistente mediante nuevas uniones, es decir, debe existir una acción
concertada de mureín-hidrolasas y de mureín-sintasas. Por otro lado, hay que tener en
cuenta que en el crecimiento de la pared celular se producen dos tipos de procesos: la
expansión (aumento de tamaño) de esa pared, y la formación del tabique transversal en el
centro de la célula.
TABLA 1
Elongación
Las PBPs 1 son las encargadas de la elongación de las cadenas de PG naciente (por
transglucosidación de las unidades disacarídicas) y simultáneamente, por
transpeptidación, logran el entrecruzamiento.
Las cadenas nacientes del PG se intercalan en la parte cilíndrica del sáculo de PG gracias
a que las PBP4 y PBP5 cortan enlaces del PG preexistente. La PBP2 interviene aquí
también para transpeptidación. La cadena de PG se va elongando unidireccionalmente
alrededor de la circunferencia de la célula. Se calcula que existen unos 200 sitios de
inserción de nuevo material en cada célula, dispersos de forma más o menos uniforme
por toda la superficie de la célula. La maquinaria biosintética tarda 8 minutos en
completar cada circunferencia de elongación.
La división de la bacteria por fisión binaria simétrica se logra por medio de una
invaginación circular de las envueltas (membrana citoplásmica y peptidoglucano) en mitad
de la célula madre. En el inicio de este proceso tiene un papel esencial la proteína FtsZ, y
más tarde intervienen otras proteínas Fts.
La hipótesis señala que los polímeros de FtsZ se van “contrayendo”, de modo que “tiran”
de las envueltas hacia el interior, provocando la típica invaginación alrededor del centro del
bacilo, y que simultáneamente, la FtsZ provoca la activación de la PBP3 (=FtsI), que es
una transglucosidasa/transpeptidasa específica del tabique transversal.
A microscopio electrónico se observa que este tabique está formado por dos láminas
de PG (densas a los electrones) separadas entre sí por otra transparente. El final de la
división ocurre como consecuencia de la invaginación de la membrana externa entre las dos
láminas de PG.
¿Cómo se ensambla la membrana externa con relación al PG? Parece ser que esta
membrana se ensambla en buena medida por procesos espontáneos guiados por
interacciones entre el LPS y proteínas, sirviendo el PG subyacente como andamio que
facilita el montaje de toda la estructura. Parece ser que las zonas de adhesión (junturas de
Bayer) son importantes para la correcta colocación de LPS y proteínas de la membrana
externa.
3.2 CRECIMIENTO Y SEPTACIÓN EN UNA
BACTERIA GRAM-POSITIVA: Enterococcus
faecalis
A diferencia de lo visto en E. coli, en el enterococo (Enterococcus faecalis) el
crecimiento del PG no es difuso, sino zonal, comenzando en el centro (zona ecuatorial) y
avanzando hacia afuera.
tras unos 15 minutos después del marcado se observa que existe una banda ecuatorial
oscura (no marcada, por lo tanto está constituida por material nuevo recién insertado),
mientras que los polos de las células siguen enteramente marcados.
Tras 30 o 60 minutos observamos células enteramente sin marcar, intercaladas entre
células con uno de sus polos marcados.
1. En la célula adulta antes de la división aparece una banda ecuatorial donde la pared
celular se hace más gruesa.
2. Debajo de esta zona engrosada (hacia el interior del citoplasma) se va depositando
nuevo material, lo que marca el inicio de la formación del tabique transversal.
Enseguida aparece una muesca en la banda ecuatorial.
Véase igualmente la figura que muestra en más detalle la formación del tabique. La idea
que se saca del proceso en esta bacteria es que posee una sola zona de crecimiento de PG,
con dos regiones de deposición de nuevo material: la región del tabique transversal
propiamente dicho, y la región adyacente, ya en la superficie celular, responsable de la
expansión de la pared periférica, a ambos lados del tabique.
4 PROTOPLASTOS Y
ESFEROPLASTOS
Mediante procedimientos de laboratario se puede lograr eliminar total o
parcialmente la pared celular bacteriana. Se denominan protoplastos las células bacterianas
a las que se ha desprovisto totalmente de pared celular, mientras que esferoplastos son
aquellas células bacterianas que poseen restos de pared.
1. Por destrucción del entramado del PG mediante enzimas líticas (lisozima, peptidasas).
En el caso de bacterias Gram-negativas, previamente hay que desorganizar la
membrana externa para hacerla permeable a estas enzimas. Ello se logra usando el
quelante EDTA y/o sometiendo las células a bajas temperaturas.
Los protoplastos
son osmóticamente
sensibles:
En un medio
hipotónico,
estallan (lisis
osmótica)
En un medio iso-
o hipertónico se
mantienen.
método suave para luego obtener extractos libres de células y fracciones subcelulares.
en algunas bacterias, método para hacerlas permeables al ADN, en experimentos de
transformación genética.
para realizar fusión entre protoplastos de diferentes cepas de la misma especie e incluso
entre especies distintas. Se trata de un método de obtención de “recombinantes
somáticos” usado para determinados estudios genéticos en bacterias que no tengan
sistemas naturales de transferencia genética.
5 FORMAS L
Son células bacterianas carentes total o casi totalmente de P.C., con formas
pleomórficas, irregulares y globulares, que se producen de forma espontánea en algunas
especies bacterianas (p. ej., Streptobacillus moniliformis) cuando se cultivan en medios a
base de suero (que son hipertónicos).
Las colonias de las formas L naturales son muy características: en “huevo frito”,
bifásicas.
Las formas L inestables se generan por tratamientos breves, y pueden revertir con
frecuencia a la forma normal con pared. Poseen algo de PG, aunque éste se encuentra
alterado respecto al PG de la célula normal.
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULOS DE LIBROS DE REFERENCIA
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
KENNEDY, E.P. (1996): Membrane-derived oligosaccharides. En: “Escherichia coli and
Salmonella typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.).
American Society for Microbiology Press. Washington, D.C. (1996), págs. 1064-1071.
LUTKENHAUS, J., A. MUKHEEERJEE (1996): Cell division. En: “Escherichia coli and
Salmonella typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.).
American Society for Microbiology Press. Washington, D.C. (1996), págs. 1615-1625.
VAN HEIJENOORT, J. (1996): Murein synthesis. En: “Escherichia coli and Salmonella
typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American
Society for Microbiology Press. Washington, D.C. (1996), págs. 1025-1034.
VINELLA, D., P. BOULOC, R. D'ARI (1993): GTPase enters the ring. Curr. Biol. 3: 65-
66.
ÍNDICE:
1 MEMBRANA CITOPLÁSMICA
1.1.3 PROTEÍNAS
1.2 ESTRUCTURA
2 TRANSPORTE DE NUTRIENTES
3.1 MESOSOMAS
3.2 CROMATÓFOROS
BIBLIOGRAFÍA
ENLACES
1 MEMBRANA CITOPLÁSMICA
1.1 COMPOSICIÓN QUÍMICA
La membrana citoplásmica bacteriana es la estructura de tipo bicapa proteo-lipídica
que delimita al protoplasto. Su proporción proteínas: lípidos es superior a la de las
membranas celulares eucarióticas, llegando a alcanzar valores relativos de 80:20.
1.1.2 LÍPIDOS
fosfatidiletanolamina
fosfatidilglicerol
cardiolipina (difosfatidilglicerol)
a) palmítico (16:0)
b) mirístico (14:0)
En Arqueas, en lugar de los habituales lípidos a base de ésteres de ácidos grasos con
glicerol, existen lípidos a base de éteres de alcoholes de cadena larga con glicerol (p.
ej., difitanil-glicerol-diéteres). Los alcoholes suelen ser derivados poliisoprenoides. Este
tipo de membranas son más rígidas que las de eubacterias. Incluso existen arqueas con
membranas a partir de tetrafitanil-diglicerol-tetraétereres, que consituyen bicapas
monomoleculares.
1.1.3 PROTEÍNAS
Constituyen la mayor parte de la membrana bacteriana (hasta el 80% en peso seco).
Existe una gran variedad de tipos de proteínas en una misma bacteria (hasta 200), pero la
composición y proporción concreta varía según las condiciones de cultivo.
1.2 ESTRUCTURA
Métodos de observación y estudio
Estructura
Consiste en una bicapa lipídica, con los grupos polares (hidrófilos) hacia afuera, y
las cadenas hidrofóbicas de ácidos grasos (o, en el caso de Arqueobacterias, de alcoholes)
hacia adentro, ajustándose al modelo de mosaico fluido de Singer y Nicholson. Inmersas en
esta bicapa se encuentran las abundantes proteínas, que pueden moverse lateralmente en el
mosaico de moléculas de lípidos, igualmente dotados de una rápida movilidad. Parece ser
que no existe movilidad de lípidos entre las dos capas.
Barrera osmótica (que mantiene constante el medio interno), impidiendo el paso libre
de sales y de compuestos orgánicos polares
Es el límite metabólicamente activo de la célula: establece la frontera entre el
protoplasto y el medio externo, impidiendo la pérdida de metabolitos y macromoléculas
del protoplasto.
Ahora bien, merced a sistemas de transporte, permite selectivamente el paso de
sustancias entre el exterior y el interior (y viceversa).
Interviene, además, en procesos bioenergéticos (fotosíntesis, respiración)
Participa en la biosíntesis de componentes de membrana, de pared y de cápsulas,
En la secreción de proteínas.
Desglosaremos brevemente estos diversos tipos de papeles de la membrana.
deshidrogenasas
cadenas de transporte de electrones (con quinonas, citocromos, etc.)
ATP-asas (ATP sintasas/hidrolasas)
2) SISTEMA Sec
3) SISTEMA SRP
El sistema SRP procariótico es mucho más sencillo que el homólogo SRP que se encuentra
en la membrana del retículo endoplásmico de eucariotas. En este sistema, el extremo N-
terminal de la proteína naciente es reconocido por la partícula de reconocimiento de señal,
conocida por sus siglas SRP.
4) SISTEMA Tat
2 TRANSPORTE DE NUTRIENTES
Lo primero que tiene que hacer un microorganismo a la hora de su nutrición es
captar los nutrientes que necesite desde el medio exterior. Debido a que la bicapapa lipídica
actúa como barrera que impide el paso de la mayor parte de las sustancias, esto significa
que deben existir mecanismos específicos para lograr la entrada de los nutrientes. Además,
teniendo en cuenta que las bacterias suelen vivir en medios diluidos, deben realizar un
“trabajo” para trasladar muchos de esos nutrientes en contra del gradiente de concentración.
Como veremos, los más importantes en procariotas son los sistemas de transporte activo.
Los sistemas de transporte activo son los más abundantes entre las bacterias, y se
han seleccionado evolutivamente debido a que en sus medios naturales la mayoría de los
procariotas se encuentran de forma permanente o transitoria con una baja concentración de
nutrientes.
Los sistemas de transporte activo están basados en permeasas específicas e
inducibles. El modo en que se acopla la energía metabólica con el transporte del soluto aún
no está dilucidado, pero en general se maneja la hipótesis de que las permeasas, una vez
captado el sustrato con gran afinidad, experimentan un cambio conformacional dependiente
de energía que les hace perder dicha afinidad, lo que supone la liberación de la sustancia al
interior celular.
una molécula de carga negativa: en este caso, su simporte ligado a protones tiende a
disipar sólo el gradiente de concentración. Ejemplos: transporte de iones fosfato, de
glutamato, etc.
una molécula neutra: en este caso, su simporte tiende a disipar no sólo el gradiente de
concentración, sino también el gradiente eléctrico. Ejemplo: en Escherichia coli, la
lactosa usa una ß-galactósido-permeasa, que es una de las permeasas bacterianas más
intensamente estudiadas.
Por otro lado, ciertas moléculas catiónicas (iones K+, lisina), son transportadas directamente
a través de permeasas, en ausencia de simporte de protones.
Se puede considerar una versión modificada del anterior: algunas sustancias no son
transportadas activamente de forma directa por el potencial electroquímico de protones,
sino indirectamente, a través de un gradiente de Na+ que a su vez se origina a expensas de
dicha fuerza protón-motriz (fpm).
El sustrato entra por una permeasa, junto con iones Na+, pero a su vez este sodio se
recicla por un sistema de antiporte, a expensas de la disipación del potencial de protones.
El transporte activo ligado a simporte de iones (H+, Na+) resulta muy económico, ya
que sólo se gasta un protón por cada molécula transportada, mientras que por cada ATP
sintetizado se suelen gastar 3 protones que se disipan en las ATPasas. Las permeasas que
realizan este transporte suelen ser proteínas integrales de membrana provistas de unos 12
segmentos transmembranosos en configuración de -hélice.
La denominación de "transportadores ABC" se debe a que en todos ellos existe una o dos
proteínas periféricas de membrana citoplásmica que poseen un dominio (de unos 200
aminoácidos) conservado evolutivamente, denominado "cassette de unión a ATP" (las iniciales de
ATP-binding cassette generan la sigla "ABC"). Al parecer este dominio ABC conservado es muy
antiguo, y parece que ya existía antes de la divergencia evolutiva entre procariotas y eucariotas.
Existen muchos ejemplos de proteínas ABC, tanto en procariotas como eucariotas (de hecho
constituyen la mayor familia de proteínas filogenéticamente relacionadas de todo el mundo vivo).
Los primeros ejemplos de esta gran familia estaban implicados en transportar sustancias a uno u
otro lado de la membrana. En otro tema veremos ejemplos de transportadores ABC que funcionan
"al revés" de los de este tema: son "exportadores" de proteínas recién sintetizadas que deben
insertarse en las envueltas bacterianas o ser excretadas al medio. Pero se ha descubierto que la
gran familia de proteínas ABC está implicada en otros procesos (regulación genética, reparación de
ADN, patogenicidad, etc).
Porinas u otras proteínas de membrana externa para lograr la difusión del sustrato desde
el medio hasta el espacio periplásmico.
Proteína(s) solubles de espacio periplásmico que se unen al sustrato con gran afinidad.
Un heterodímero formado por dos proteínas integrales de membrana (cada una de ellas
posee 5 o 6 trechos en -hélice que atraviesan la membrana citoplásmica), que son la
permeasa propiamente dicha del sistema (el canal por donde pasa el sustrato).
Dos proteínas periféricas de membrana citoplásmica, adosadas al lado citoplásmico, que
incluyen el módulo conservado ABC que acopla la hidrólisis de ATP con el transporte
unidireccional del sustrato a través de la membrana.
5. Finalmente, la hidrólisis de ATP catalizada por las proteínas periféricas ABC (adosadas
a la membrana y asociadas a las proteínas integrales) suministra la energía para que el
heterodímero de membrana vuelva a su estado energizado inicial, preparado así para
otro ciclo de transporte.
El sistema ABC de bacterias Gram-negativas, queda puesto de manifiesto cuando lo
impedimos por algún procedimiento que altere o elimine la membrana externa (conversión a
esferoplastos): Por ejemplo: tratemos E. coli con el quelante EDTA en una solución tamponada
isotónica (con un 20% de sacarosa). Centrifugamos y el sedimento de células lo
resuspendemos en una solución de MgCl2 en frío (0ºC). El resultado es que las proteínas del
periplasma escapan al medio externo. Esto es un caso de tratamiento por choque osmótico
que origina pérdida de contenidos del periplasma. Se comprueba que ciertos sistemas de
transporte quedan inutilizados, debido a que requieren para su funcionamiento, amén de
proteínas de membrana citoplásmica, otras específicas del espacio periplásmico. Por
contra, este sistema no se ve afectado por los agentes ionóforos. Por esta razón, a este
sistema en Gram-negativas se le ha llamado durante mucho tiempo “transporte activo
sensible a choque osmótico”.
Los sistemas ABC de bacterias Gram-positivas están menos estudiados, pero en general se
parecen a los de Gram-negativas, salvo que carecen del transportador libre periplásmico. En
su lugar existe una proteína con funciones equivalentes (captar el nutriente del exterior),
pero que está anclada al lado externo de la membrana citoplásmica, cerca del heterodímero
integral de membrana (la unión es mediante su cisteína N-terminal, que se une a un
fosfolípido).
Las dos primeras proteínas son inespecíficas respecto del azúcar (son comunes a los
diversos sustratos a transportar), tienen localización citoplásmica y su síntesis es
constitutiva. Se conocen como
Enzima-I (EI)
HPr (esta última es una pequeña proteína termoestable, rica en histidina).
El otro componente, llamado Enzima II (EII) es específico de cada azúcar, y su síntesis
es inducible por el correspondiente sustrato: Suele estar compuesto por tres
subunidades o dominios:
EIIA (hasta hace poco llamado EIII) es citoplásmico y soluble;
EIIB es un dominio periférico de membrana: aunque es hidrófilo, se liga al lado
citoplásmico de la membrana a través de EIIC.
EIIC es una proteína integral de membrana
Veamos cómo funciona el sistema:
1. Por un lado, el azúcar se une al enzima EIIC específico, pero éste por sí mismo no
puede liberar al azúcar sin modificar en el interior celular.
2. Mientras tanto, la EI cataliza (en presencia de Mg++) la transferencia del fosfato de alta
energía del PEP a la HPr.
3. La HPr fosforilada (HPr-P) transfiere el fosfato al enzima IIA específico del azúcar [p.
ej., la glucosa (EIIAGlc ) o el manitol (EIIAMtl)].
(PRPP = fosforribosil-pirofosfato)
3 ESTRUCTURAS MEMBRANOSAS
INTRACITOPLÁSMICAS
3.1 MESOSOMAS
Son estructuras membranosas intracitoplásmicas que se observan en la mayor parte
de las bacterias, constituidas por invaginaciones de la membrana citoplásmica.
Observación:
Estructura y composición:
Funciones:
3.2 CROMATÓFOROS
Son invaginaciones de la membrana citoplásmica de las bacterias purpúreas (un
grupo de bacterias fotosintéticas anoxigénicas) que albergan su aparato fotosintético.
Dependiendo de las especies, pueden adoptar formas variadas:
3.4 TILACOIDES
Son sacos membranosos aplastados presentes en las cianobacterias, que no están en
continuidad con la membrana citoplásmica; en su cara externa se disponen filas de
ficobilisomas (véase capítulo 7). El conjunto de membrana tilacoidal + ficobilisomas es el
responsable de la fotosíntesis oxigénica en este grupo de procariotas.
BIBLIOGRAFÍA
BOOS, W., J.M. LUCHT. (1996): Periplasmic binding protein-dependent ABC transporters.
En: “Escherichia coli and Salmonella typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª
edición (F.C. Neidhart, ed.). American Society for Microbiology Press. Washington, D.C.,
págs. 1175-1223.
GLAZER, A.N. (1982): Phycobilisomes: structure and dinamics. Ann. Rev. Microbiol. 36:
173-198.
GOLDFINE, H., T.A. LANGWORTHY (1988): A growing interest in bacterial ether lipids.
Trends Biochem. Sci. 13: 217-221.
KADNER, R.J. (1996): Cytoplasmic membrane. En: “Escherichia coli and Salmonella
typhimurium. Cellular and molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American
Society for Microbiology Press. Washington, D.C., págs. 58-86.
Índice:
2.2 PLÁSMIDOS
4.2.2 FICOBILISOMAS
4.3.3 CLOROSOMAS
4.3.4 MAGNETOSOMAS
ENLACES
1 CITOPLASMA BACTERIANO:
VISIÓN DE CONJUNTO
El citoplasma bacteriano es la masa de materia viva delimitada por la membrana
citoplásmica. En su interior se albergan:
Observación:
Los nuevos métodos citológicos y moleculares nos están dando una nueva visión en
la que el citoplasma bacteriano está más organizado y es más dinámico de lo que
pensábamos hasta hace poco. Resumiremos esta nueva imagen:
en el citoplasma bacteriano hay una clara separación espacial y funcional entre la zona
central, donde se localiza el nucleoide y en la que se da la transcripción, respecto de la
zona periférica rica en ribosomas, en la que se da la síntesis de proteínas.
La maquinaria para la replicación del cromosoma (replisoma) se localiza en un sitio
concreto, hacia el centro de la célula, y muy probablemente ligado a la membrana.
Por el replisoma fijo va pasando el cromosoma para su replicación, empezando por el
origen oriC. Los cromosomas hijos van siendo desplazados hacia los polos
(segregación), de modo que conforme avanza la replicación, cada oriC se sitúa cada vez
más cerca de un polo celular.
La proteína FtsZ es homóloga de la tubulina eucariótica, y al comienzo de la división se
polimeriza formando un anillo por debajo de la membrana en el centro de la célula. Este
anillo parece servir de andamio para el “divisoma”, implicado en la formación del septo
transversal que conduce al nacimiento de las dos células hijas.
Hay una proteína homóloga de la actina, que se polimeriza formando amplias hélices que
recorren la célula de polo a polo, y que junto con el peptidoglucano, determina la forma
celular
Se han descubierto proteínas que oscilan rápida y continuamente de un extremo a otro de
la célula (en cuestión de segundos), y que parecen implicadas en la regulación del ciclo
celular.
En resumidas cuentas, hoy sabemos que el citoplasma procariótico es más dinámico,
estructurado y complejo que lo que creíamos hace unos pocos años.
-------------------------------
2 MATERIAL GENÉTICO: EL
NUCLEOIDE
El ADN es el material genético de los procariotas, al igual que del resto de seres vivos
(celulares). Dicho ADN está contenido en una región concreta del citoplasma, denominada
nucleoide, en la mayoría de los casos sin estar separado por membrana (hay un par de
bacterias en las que se ha descubierto una membrana rodeando al nucleoide). El genoma es
el conjunto de genes y secuencias de ADN de un organismo. En el caso de bacterias, el
elemento obligatorio del genoma es el cromosoma, aunque es frecuente encontrar unidades
de replicación autónomas llamadas plásmidos, que son dispensables (si se pierden, la
bacteria sigue siendo viable).
A microscopía óptica
Para obtener nucleoides “intactos” se recurre a la lisis suave de las células (con
detergentes no iónicos) en altas concentraciones de sales (p ej., NaCl) con posterior
ultracentrifugación en gradientes de densidad de sacarosa. Si el procedimiento se realiza a
25ºC el nucleoide se aisla relativamente libre de restos de membrana, pero si se hace en frío
(4ºC) el nucleoide queda asociado a grandes restos de envueltas.
Estudios moleculares
Las bacterias son organismos haploides: poseen un solo cromosoma. Sin embargo,
cuando las células bacterianas se encuentran en crecimiento activo, y debido al desfase de
la división celular respecto de la replicación, cada individuo puede albergar varias copias de
ese cromosoma. Por ejemplo, E. coli puede llegar a 10 copias. Azotobacter puede llegar
hasta las 100 copias al final de la fase de crecimiento exponencial. Un caso extremo lo
constituye la bacteria gigante Epulopiscium, que aumenta el número de copias en cuatro
órdenes de magnitud (¡unas 10.000 veces!), aunque se desconoce el significado de este
descomunal “exceso”.
Una bacteria típica, como Escherichia coli posee un cromosoma con 4.700 pares de
kilobases (kb). Pero los rangos de tamaño oscilan entre las 700 kb de Mycoplasma
genitalium (una bacteria carente de pared y parásita) y las más de 12 000 kb de ciertas
bacterias capaces de diferenciación celular y fenómenos de multicelularidad
(cianobacterias, actinomicetos).
En Escherichia coli, existe la proteína básica HU, un heterodímero (HU-, HU-ß), que
presenta cierto parecido con las histonas auténticas (pero sin guardar homología con
ellas). No forma auténticos nucleosomas con el ADN. En otras bacterias, existen
proteínas homólogas con la HU. En todos los casos se unen débilmente al ADN
“normal”, pero en cambio lo hacen con gran afinidad hacia ADN curvado o que forme
bucles, induciendo mayores curvaturas en ese ADN. La unión de HU no depende del
reconocimiento de ninguna secuencia particular. Parece que su papel no sólo es
estructural, sino que también colaboran con otras proteínas en procesos de recombinación
homóloga, recombinación específica, reparación del ADN y expresión genética.
La IHF (llamada así por las iniciales inglesas de factor de hospedador para la
integración) es una proteína que reconoce un tipo de secuencia de 13 pares de bases, y
que al unirse al surco menor de la doble hélice provoca grandes curvaturas locales en
ella. De esta forma colabora en procesos de recombinación específica (lo veremos en la
sección de Genética) y de expresión de ciertos genes.
Recientemente se ha descubierto un importante tipo de proteína estructural para el
mantenimiento del cromosoma (SMC). Se trata de un homodímero con forma de "V"
en el que cada brazo de la "V" es un monómero. Ambos monómeros interaccionan por la
base de la V. Las dos puntas de esa V contienen dominios de unión e hidrólisis del ATP, e
interactúan a su vez con una serie de proteínas accesorias relacionadas con la
organización y mantenimiento del ADN durante la replicación y segregación de los
cromosomas hijos.
El papel biológico del ARN que se detecta en los nucleoides aislados in vitro
tampoco está claro. Este no es un ARN especial, sino ARN naciente, y parece servir para
mantener “sujetos” los diversos dominios superenrollados.
2.2 PLÁSMIDOS
2.2.1 DEFINICIÓN Y CONCEPTOS GENERALES
En cuanto al tamaño, existe una amplia gama: desde plásmidos muy pequeños (de
unas 2 kb) hasta plásmidos muy grandes (ciertos plásmidos de Pseudomonas tienen 500
kb). Incluso existen “megaplásmidos” en ciertos Rhizobium que llegan a tener 1600 kb. (De
hecho, ciertos “megaplásmidos” se ha visto que son imprescindibles, por lo que se han
recalificado como cromosomas).
Cada tipo de plásmido tiene un número medio de copias por célula característico.
Por regla general, los grandes plásmidos tienen una o dos copias por célula (plásmidos con
control estricto de la replicación), mientras que los pequeños suelen estar presentes como
varias copias (>10), denominándose plásmidos de control relajado.
En función de que los plásmidos sean o no transmisibles de una bacteria a otra por
medio de contactos intercelulares, se pueden distinguir:
¿Por qué, entonces, si determinadas propiedades conferidas por plásmidos son tan
útiles, no han pasado a lo largo de la evolución a ser codificadas por el cromosoma? No
podemos contestar a ciencia cierta a esa pregunta, pero cabe especular que resulta ventajoso
que algunas poblaciones bacterianas dispongan de ciertos genes en replicones distintos del
cromosoma, de modo que los cromosomas no lleguen a ser demasiado grandes. Cuando no
hay presión selectiva para los rasgos conferidos por un plásmido, éste se puede perder de
parte de la población. Pero cuando existe dicha presión selectiva (p. ej., un antibiótico),
sobreviven y se multiplican preferencialmente las bacterias portadoras del plásmido, de
modo que en poco tiempo, la población contiene mayoritariamente dicho elemento.
Además, como muchos plásmidos son autotransmisibles o movilizables, pueden transferirse
a cepas que originalmente carecían de ellos. En resumen, se logra una gran flexibilidad
adaptativa sin “cargar” demasiado el cromosoma o replicón principal.
Hay plásmidos que, aunque se pueden evidenciar por métodos físicos (p. ej.,
electroforesis), no se ha podido demostrar que determinen ningún rasgo fenotípico: tales
plásmidos se califican como crípticos, constituyendo un ejemplo de “ADN egoísta” (sólo
se mantienen por su capacidad de replicación, sin necesidad de aportar ventaja selectiva
clara a la bacteria que los alberga).
2. Modelo de replicación en (sigma), o modelo del círculo rodante: una de las dos
cadenas es rota a nivel de oriV, de modo que el extremo 3’ suministra el cebador para la
replicación de la “cadena adelantada”. La cadena desplazada (cadena “menos”)
funciona como cadena retrasada (“lagging”) y debe ser replicada a partir de sitios de
cebado especiales. Este tipo de replicación es frecuente en plásmidos de bacterias
Gram-positivas.
La regulación del número medio de copias de cada plásmido en cada bacteria es una
propiedad característica dependiente de cómo se controla el inicio de replicación, siendo
diferentes los mecanismos en los plásmidos de alto número de copias (con control relajado)
y en los plásmidos de bajo número de copias (de control estricto).
En general, los plásmidos de control relajado tienen mecanismos que inhiben el inicio de
replicación sólo cuando el número de copias ha llegado a un cierto nivel.
En cambio, los plásmidos de control estricto tienen mecanismos que logran que sólo se
repliquen una vez o un pequeño número de veces en cada ciclo celular.
El reparto de las copias a las células hijas se suele deber a las llamadas funciones
par, que están cerca de los genes rep y de la zona ori. Se trata de cortas secuencias de ADN
que de alguna manera aún no aclarada, debe unirse a alguna zona de la membrana de la
bacteria que se duplica durante la división celular, de modo que cada copia, unida a una de
esas zonas, se segrega a una célula hija.
Como dijimos, en los últimos años se han descrito nuevos tipos de elementos
móviles que no se ajustan a los clásicos. Algunos de ellos poseen funciones
simultáneamente de plásmidos y transposones, otros tienen mezclas de rasgos de fagos y de
plásmidos, etc. Describiremos brevemente algunos de ellos:
Uno de los primeros tipos de “nuevos” elementos son los llamados transposones
conjugativos, que presentan la propiedad de promover su diseminación de una bacteria a
otra por conjugación.
Los transposones movilizables consisten en un transposón que posee un sitio oriT
similar al de ciertos plásmidos conjugativos, y que puede ser transferido “pasivamente” a
otra célula mediante un plásmido conjugativo co-residente (es decir, presente en la
misma célula de origen).
Las islas genómicas son elementos discretos de ADN con tamaños de entre 10 y 500 kb,
presentes en ciertas cepas de una especie pero ausentes en otras, y que confieren notables
ventajas adaptativas (para ocupar nichos ecológicos). Muchas islas genómicas se
asemejan a enormes transposones atípicos, que se insertan preferentemente en o cerca de
ciertos genes cromosómicos (como p. ej., genes de ARNt), que están enmarcados por
secuencias cortas repetidas (similares a las que usan ciertos fagos, como el fago λ), y que
de hecho codifican una enzima de tipo integrasa como la del propio fago λ. Algunas de
estas islas a su vez pueden transferirse activamente a otras células debido a que poseen
también genes parecidos a los de los plásmidos conjugativos. A su vez, las islas
genómicas son de varios tipos en función de la ventaja adaptativa que confieren a las
cepas que las albergan:
Las primeras en descubrirse fueron las llamadas islas de patogenicidad. Tienen la
capacidad de conferir a la cepa notables capacidades patogénicas sobre animales,
debido a que llevan genes de toxinas, adhesinas, sideróforos, etc). Ejemplos:
la “inocente” Escherichia coli se convierte en una bacteria uropatógena cuando
adquiere una cierta “isla”;
el temible bacilo del cólera (Vibrio cholerae) parece proceder de inocuos parientes
que, de vez en cuando adquieren una de esas islas, y que codifica la toxina colérica;
casos similares se han visto en otras bacterias Gram-negativas (Yersinia, Salmonella,
Neisseria) y Gram-positivas (Listeria, Clostridium)
Mientras que los casos anteriores son islas de patogenicidad localizadas en el
cromosoma, se han descubierto también ejemplos de islas situadas en plásmidos. Tal
es el caso del bacilo del carbunco (mal llamado ántrax en español) (Bacillus
anthracis), que produce sus tres toxinas debido a genes de una isla genómica
plasmídica.
Algunas bacterias patógenas de plantas (Xanthomonas, Erwinia) también poseen islas
genómicas.
Algunas bacterias (como ciertos Pseudomonas) poseen en islas catabólicas los genes
que les confieren la propiedad de degradar compuestos contaminantes (xenobióticos).
Algunas especies del grupo de Rhizobium poseen islas Sym (de symbiotic) donde se
localizan genes responsables de la interacción simbiótica con las raíces de ciertas
leguminosas.
En resumidas cuentas: los elementos móviles permiten que los genomas procarióticos sean
relativamente “modulares” y “maleables”, y habida cuenta de que por sí mismos o por el
efecto de plásmidos y fagos se pueden movilizar entre cepas y especies diferentes,
suministran mecanismos rápidos de cambio evolutivo. En el caso de la adquisición de
islas genómicas, observa que el fenotipo de la bacteria cambia espectacularmente (p. ej., de
no patógena a patógena, de no simbiótica a simbiótica, etc), por lo que este fenómeno se ha
calificado como de “evolución por saltos cuánticos”.
_______________________
Antes de terminar esta parte del tema sobre el ADN procariótico, debemos decir que
la mayor parte del genoma bacteriano consta de genes y conjuntos de genes (y a diferencia
de eucariotas, existe poco ADN “no génico” y pocas secuencias cortas repetidas sin función
clara). La mayoría de los genes codifican proteínas, bien sean estructurales o enzimáticas.
La “ruta” de expresión por la que la secuencia de un gen se decodifica hasta proteína consta
de dos fases: transcripción y traducción.
3 RIBOSOMAS; SÍNTESIS Y
PLEGAMIENTO DE PROTEÍNAS
3.1 ESTRUCTURA DEL RIBOSOMA
EUBACTERIANO
La ausencia de membrana nuclear en los procariotas hace que la traducción de un
mensaje ocurra mientras ese mensaje aún no ha terminado de formarse: tan pronto como ha
comenzado la transcripción de un operón, los ribosomas se unen al extremo 5' del
mensajero naciente, y da comienzo enseguida la traducción del mensaje. Esto constituye
otro rasgo distintivo de la expresión genética en procariotas: la transcripción y la
traducción están estrechamente acopladas. Igualmente característico de las eubacterias
es el hecho de que el primer aminoácido que se incorpora no es la metionina, sino la N-
formil-metionina.
El ribosoma está compuesto de un 63% de ARN (que a su vez representa más del
90% del ARN total de la bacteria) y un 37% de proteínas. El ribosoma eubacteriano posee
un coeficiente de sedimentación de 70S, frente al de 80S de los ribosomas citoplásmicos
eucarióticos. Bajando la concentración de iones Mg++ cada ribosoma se disocia en sus dos
subunidades: la pequeña (30S) y la grande (50S). In vivo esta disociación ocurre cada vez
que se completa la síntesis de una molécula de proteína, para volver a unirse las dos
subunidades al inicio del mensaje de otro gen.
difracción de rayos X;
difracción de neutrones;
inmunoelectromicroscopia.
Papeles:
Contiene un solo tipo de ARN: el ARNr 16S, con una característica estructura secundaria
con zonas de emparejamiento intracatenario (de cadena doble) y bucles.
Posee 21 tipos de proteínas, denominadas S1, S2 ... S21. Las posiciones relativas de
algunas de estas proteínas han podido ser “cartografiadas” en el conjunto de la estructura
de la subunidad 30S por las técnicas citadas arriba.
Papeles:
Composición y estructura:
Posee dos tipos de ARN: ARNr 23S y ARNr 5S, cada uno con su correspondiente y
peculiar estructura secundaria (En general, los ARNr presentan abundantes zonas de
emparejamientos intracatenarios y bucles de cadena sencilla).
Contiene 32 tipos de proteínas diferentes, denominadas L1 ... L32. La L7 y la L12 tienen
la misma secuencia, pero la L7 está modificada químicamente en su extremo amino por
unión con un radical acetilo. Con excepción de L7/L12, que están presentes en 4 copias
cada una, las demás aportan una sola molécula cada una a la subunidad grande. Véase en
la figura la localización de algunas de estas moléculas dentro de la estructura global.
El ARNr 16S, además de unirse por su extremo 3' con la secuencia de Shine-Dalgarno
del extremo 5' del ARNm, parece representar un papel en la terminación de la síntesis de
proteínas.
El ARNr 23S tiene un papel en la elongación, interaccionando con factores EF. Incluso
existe la sospecha de que es una ribozima necesaria para la actividad peptidil-transferasa.
La formación del complejo iniciador con la subunidad ·30 S requiere los factores de
iniciación IF1, IF2 e IF3, el ARNm y un ARNt especial, cargado normalmente con el
aminoácido N-formil-metionina. (El grupo formilo bloquea el grupo amino de ese
aminoácido iniciador, de modo que obliga a que la síntesis proceda sólo en una
dirección).
No siempre el codón de inicio es AUG (met), sino que a veces lo son GUG (Val) y
UUG (Phe).
Estas proteínas están presentes en todos los seres vivos. Algunas de ellas se inducen ante determinados estrés
ambientales; de hecho se descubrieron como proteínas inducibles ante un aumento de temperatura, por lo que
se denominaron como proteínas del choque térmico ( con su acrónimo inglés Hsp).
2. Enseguida se une la DnaK, que ha formado antes un complejo con el ATP, y se produce
hidrólisis de este ATP (pero quedando el ADP unido a DnaK), lo que aumenta la
afinidad de DnaK por el polipéptido sin plegar.
4. Nuevas moléculas de ATP se unen ahora a DnaK, con lo que se facilita la disociación
de las proteínas DnaK y DnaJ respecto del polipéptido. En este momento, muchos
polipéptidos pueden haber adquirido su configuración final, pero otros necesitan aún un
paso final de “refinamiento”:
5. El polipéptido pasa al canal interior formado por GroEL y GroES, que catalizan (con
gasto de ATP) la correcta isomerización, de modo que la proteína adquiere su
plegamiento nativo biológicamente activo.
4 INCLUSIONES Y ORGÁNULOS
PROCARIOTAS
4.1 INCLUSIONES DE RESERVA
Son acúmulos de sustancias orgánicas o inorgánicas, rodeadas o no de una envuelta
limitante de naturaleza proteínica, que se originan dentro del citoplasma bajo determinadas
condiciones de crecimiento. Constituyen reservas de fuentes de C o N (inclusiones
orgánicas) y de P o S (inclusiones inorgánicas).
Estudiaremos:
1) Inclusiones orgánicas:
a) inclusiones polisacarídicas
c) inclusiones de hidrocarburos
d) gránulos de cianoficina
2) Inclusiones inorgánicas:
a) gránulos de polifosfato
b) glóbulos de azufre
Una célula puede contener de 8 a 12 de estos gránulos, que miden unos 0.2-0.7 m
de diámetro, y que van provistos de una envuelta proteica de unos 3-4 nm de grosor.
Pueden llegar a representar el 80% en peso de la célula.
En los últimos años está quedando patente que los gránulos descritos de PHB son un
ejemplo de una clase más amplia de gránulos de poli-ß-hidroxi-alcanoatos.
Por ejemplo: cuando determinadas especies de Pseudomonas crecen en n-octano como fuente de
carbono, se acumula un polímero de ésteres del ácido ß-hidroxi-octanoico, con una función
metabólica semejante a la del PHB.
Se acumulan cuando algún otro nutriente distinto del fosfato se hace escaso (sobre
todo cuando va desapareciendo el sulfato). En estas condiciones se detiene la síntesis de los
ácidos nucleicos, y la volutina se acumula a la espera de su utilización para esta síntesis de
nucleicos, cuando aparezca el nutriente originalmente limitante.
las bacterias purpúreas del azufre (que usan el SH2 como donador de electrones para la
fotosíntesis);
bacterias filamentosas no fotosintéticas como Beggiatoa, Thiomargarita o Thiothrix, que
lo usan como donador de electrones para sus oxidaciones.
Como se puede ver en el esquema, están constituidas por pilas de discos a base de
ficobiliproteínas, cromoproteínas que sirven como “antenas” para la captación de luz en la
fotosíntesis de estos procariotas. Los grupos cromóforos son: ficocianinas, aloficocianinas y
ficoeritrina. Como veremos oportunamente, la disposición ordenada de los distintos
pigmentos tiene un papel central en la “canalización” de la energía de la luz hacia los
centros de reacción (ubicados ya en plena membrana tilacoidal) donde se localizan los
complejos fotosintéticos proteínas-clorofilas.
carboxisomas
vacuolas de gas
clorosomas
magnetosomas.
Las vesículas de gas están constituidas por dos tipos de proteína: la mayoritaria
GvpA es una pequeña proteína rígida y muy hidrófoba. Su rigidez está en la base del hecho
de que las vesículas y vacuolas de gas aguanten presiones externas. La proteína minoritaria
GvpC tiene como función reforzar las vesículas de gas.
4.3.3 CLOROSOMAS
4.3.4 MAGNETOSOMAS
Son orgánulos sensores del campo magnético terrestre, que aparecen en ciertas
bacterias acuáticas flageladas microaerófilas o anaerobias (p. ej., en Aquaspirillum
magnetotacticum). Consisten en cristales homogéneos de magnetita (Fe3O4), de formas
cubo-octaédricas o de prisma hexagonal delimitados por una envuelta proteínica. Los
diversos cristales suelen disponerse en filas paralelas al eje longitudinal de la bacteria, o en
otras agrupaciones regulares de varios unidades, hasta varias decenas.
1.3.4 CUBIERTAS
1.3.5 EXOSPORIO
1.9.1 PREACTIVACIÓN
1.9.2 ACTIVACIÓN
2 EXOSPORAS
5 DIFERENCIACIONES EN CIANOBACTERIAS
ENLACES
Hasta ahora hemos abordado la estructura y funciones de las diversas partes de la célula
procariota. Para terminar esta sección del programa, en este capítula vamos a tratar de
algunos casos de diferenciación celular en bacterias, es decir, procesos por los que a partir
de células “normales” (vegetativas) se producen formas celulares especializadas. Algunas
de ellas son formas de reposo, capaces de aguantar mucho tiempo en ausencia de nutrientes
(caso de la endospora). Muchas de ellas pueden resistir circunstancias ambientales adversas
(la endospora es, de hecho, la forma bacteriana más resistente a calor, desecación, luz UV,
etc).
1 LA ENDOSPORA BACTERIANA Y
LA ESPORULACIÓN
1.1 INTRODUCCIÓN A LA ESPORULACIÓN
BACTERIANA
Algunas especies de bacterias Gram positivas (principalmente de los géneros
Bacillus, Clostridium, Sporosarcina y Thermoactinomyces), disponen de una notable
estrategia adaptativa cuando se ven sometidas a privación de nutrientes en su medio
ambiente: si los niveles de fuentes de C, N, o P caen por debajo de un umbral, esto
constituye una señal a la célula de que se avecina un largo período de privación de
nutrientes. Entonces, la célula se implica en una serie de complejos cambios genéticos,
metabólicos, estructurales, etc. (proceso de esporulación o esporogénesis), que conducen a
la diferenciación, en el interior de la célula vegetativa original, de una célula durmiente (la
endospora). La célula-madre (o sea, la célula vegetativa original que generó la endospora)
finalmente se autolisa, liberando la espora, que es capaz de permanecer en estado
criptobiótico, durmiente, varios decenios, -incluso siglos. Las esporas son fácilmente
diseminadas por el aire; cuando caen en medios ricos en nutrientes, se desencadena su
germinación, se reinicia la actividad metabólica, de modo que cada espora genera una
nueva célula vegetativa, capaz de divisón binaria, etc.
Tinción:
No se tiñen por los colorantes normales. Hay que forzar por calor y/o mordientes
(por ejemplo, tras teñir reforzadamente con fuchsina, resisten decoloración por alcohol-
ClH). Otra tinción muy empleada es la reforzada con verde de malaquita (que es la que el
alumno realiza en nuestras prácticas de laboratorio).
Papel del DPC: Como veremos, es una “reserva de Ca2+”, que durante la
esporulación secuestra este ión, lo que tendrá un papel importante en la deshidratación del
protoplasto; durante la germinación, la liberación del Ca2+ será fundamental en este
proceso.
30% del NAM tiene tetrapéptidos normales, pero el grado de entrecruzamiento es muy
bajo (6%).
15% del NAM tiene solo la L-ala inicial, en lugar de tetrapétido.
55% de una modificación del ácido murámico (lactama del ácido murámico), producida
por condensación del -COOH lactilo con el -NH2, para formar la lactama
correspondiente).
Origen: Se sintetiza a partir de la célula madre, con sus intermediarios ensamblados a nivel
de la membrana externa que rodea a la corteza.
Propiedades de la corteza:
1) Tiene un bajo grado de puentes entre tetrapéptidos (sólo un 6%). Ello condiciona:
a) una estructura más laxa, floja y flexible que el peptidoglucano normal, capaz de
expandirse en ausencia de cationes que neutralicen sus grupos negativos (sobre
todo del mDAP y del glutámico de los tetrapéptidos). Esto es la base de su
apariencia de gel.
1.3.4 CUBIERTAS
1.3.5 EXOSPORIO
1.4 DESENCADENAMIENTO DE LA
ESPORULACIÓN
Para que se produzca la esporulación, se necesitan dos condiciones previas:
Fase I (t0-t1):
Fase II (t1-t2):
Se termina por formar un septo transversal acéntrico, cerca de un polo de la célula, por
invaginación de la membrana citoplásmica, y deposición de nuevo peptidoglucano entre
las dos membranas adyacentes.
Cada nucleoide queda segregado en uno de los dos compartimentos que se han
formado:
un cromosoma va al compartimento pequeño (compartimento de la preespora);
la otra copia del cromosoma va al compartimento grande (célula madre).
En esta fase continúa la síntesis de los antibióticos y de las exoenzimas (serina-proteasas,
metalo-proteasas, ribonucleasas, -amilasa, etc).
Fase IV (t3-t4):
Fase V (t4-t5,5):
Los materiales de las cubiertas (que se habían ido sintetizando durante las fases II y III
en el compartimento de la célula madre), comienzan a depositarse por fuera de la
membrana esporal externa.
Al final de esta fase se adquiere la resistencia al octanol.
Continúa la acumulación de DPA, que sigue secuestrando iones Ca2+ (formación del
quelato de dipicolinato cálcico, DPC).
Fase VI (t5,5-t7):
Cada célula madre exhibe una sola inclusión, que se puede presentar libre en el
citoplasma, o bien englobada en el exosporio de la espora. Los cuerpos parasporales pueden
ser amorfos, pero los más típicos son pseudocristales octaédricos (bipiramidales). Están
compuestos de la agregación regular de subunidades de una glucoproteína de unos 120
kDa, sintetizada durante la fase IV.
1. La oruga come materia vegetal que lleva bacterias esporuladas. El cuerpo parasporal se
libera junto con la espora, cuando la célula madre se autolisa.
3. Esta toxina altera la permeabilidad del epitelio intestinal de la oruga, de modo que
los líquidos alcalinos del intestino pasan a la hemolinfa, que incrementa su pH por
encima de 8, lo cual termina provocando la parálisis rápida del insecto, y finalmente
su muerte.
1) Hipometabolia: Poseen la más baja tasa respiratoria de todos los seres vivos. Por ello
son capaces de sobrevivir en ausencia de nutrientes durante largos períodos de tiempo.
2) Dormancia: Esta propiedad se refiere al hecho de que la espora tiene una gran inercia a
los sustratos exógenos. Como veremos, la espora sólo perderá la dormancia cuando se
haya activado para la germinación.
b) por el DPC;
c) pero cada vez está más claro que las proteínas SASP tienen un papel central en esta
resistencia a los UV. Como ya dijimos, las SAPS de tipo α/β acomplejan al ADN y
favorecen su configuración de tipo A, lo cual a su vez provoca un cambio en su
fotoquímica (ver apartado siguiente);
1. preactivación
2. activación
1.9.1 PREACTIVACIÓN
tratando las esporas a altas temperaturas, pero inferiores a su inactivación (100oC durante
unos minutos);
por radiaciones ionizantes;
por pH bajos;
por tratamiento con sustancias que posean grupos -SH libres (p. ej., mercaptoetanol).
1.9.2 ACTIVACIÓN
se sintetiza ADN;
el protoplasto crece aún más;
la pared de la espora sirve como cebador (germen) para la producción de la pared de la
célula vegetativa naciente;
la célula vegetativa sale por rotura de las cubiertas, que puede ser de tipo polar o
ecuatorial. Hay que aclarar que al salir, esta célula vegetativa se tiñe como Gram-
negativa, y sólo adquirirá su típica grampositividad después de la primera división.
Salida de la
nueva célula
vegetativa al
final de la
germinación
. Observa la
rotura de las
cubiertas
2 EXOSPORAS
Determinadas bacterias (Methylosinum, Rhodomicrobium) forman esporas
reproductivas por gemaciones sucesivas al final de sus prostecas. Estas exosporas
poseen una envuelta a base de pared rodeada de una cápsula o cubierta gruesa.
3 DIFERENCIACIONES EN
ACTINOMICETOS
Los actinomicetos constituyen un grupo amplio y complejo de bacterias Gram
positivas con tendencia a un tipo de crecimiento micelial y un estilo de vida similar a los
hongos. Muchos de los taxones de Actinomicetos y bacterias relacionadas poseen células
diferenciadas de tipo reproductivo, genéricamente conocidas como esporas. Estudiaremos
brevemente la diferenciación en dos géneros típicos.
Género Actinoplanes
Género Streptomyces
Forma un micelio de sustrato ramificado, interrumpido de vez en cuando por
pared transversal (son por lo tanto organismos cenocíticos, es decir, el segmento de micelio
limitado por dos tabiques sucesivos contienen varios cuerpos nucleares). Cuando hay
limitación de nutrientes se comienza a formar un micelio aéreo a partir de ramificaciones
de las hifas subterráneas. En los extremos de algunas de estas hifas aéreas las células se
diferencian en cadenas de esporas. Durante la formación de estos micelios aéreos y de las
esporas la población de micelios subterráneos sufre una lisis masiva.
4 QUISTES BACTERIANOS
Son células que se producen en algunas especies por engrosamiento de la pared
celular de la célula vegetativa, por deposición de nuevos materiales externamente a la
membrana citoplásmica, al mismo tiempo que se acumulan materiales de reserva en el
citoplasma. Poseen metabolismo endógeno, y resisten al calor, a la desecación y a agentes
químicos más que la correspondiente célula vegetativa (pero menos que las endosporas).
Ejemplos:
5 DIFERENCIACIONES EN
CIANOBACTERIAS
En las cianobacterias filamentosas (que forman tricomas) se pueden observar dos
tipos principales de células diferenciadas a partir de las vegetativas: heteroquistes y
acinetos.
Heteroquistes (= heterocistes)
Son células de término, sin función reproductiva, especializadas en la fijación de
nitrógeno molecular (N2), de mayor tamaño que las células vegetativas.
Por fuera de la pared celular (que es de tipo Gram-negativo), existen tres cubiertas:
Estas tres capas evitan la difusión del O2 al interior del heteroquiste, lo que representa uno
de los mecanismos para la protección de la nitrogenasa (complejo enzimático que reduce
el N2 a NH4+, y que es muy sensible al oxígeno).
aparte de los microplasmodesmos, en las uniones con las células vegetativas adyacentes
se forman sendos “tapones” de cianoficina;
los tilacoides se disponen como un retículo polar y periférico, y carecen de
ficobilisomas, por lo que no pueden realizar la fase II de la fotosíntesis. Por lo tanto,
los heteroquistes no generan oxígeno, ya que sólo realizan la fotofosforilación cíclica.
Acinetos (=aquinetos)
ÍNDICE:
1 INTRODUCCIÓN AL CRECIMIENTO
BACTERIANO
Se suele definir el crecimiento de cualquier sistema biológico como el incremento
ordenado de todos los elementos componentes de ese sistema, lo cual implica un aumento
de la masa celular que eventualmente conduce a la multiplicación celular. En organismos
pluricelulares dicha multiplicación se traduce en un aumento del tamaño del individuo,
mientras que en unicelulares que se dividen por fisión o por gemación, lo que ocurre es un
aumento de la población. En los microorganismos cenocíticos (en los que la duplicación del
genoma no se acompaña de divisón celular) el crecimiento se traduce en aumento de
tamaño de la “colonia” cenocítica. El crecimiento bacteriano podemos estudiarlo desde dos
puntos de vista:
A escala individual
A escala poblacional
Cuando g>C+D Existe fase "G1" (intervalo que precede a la replicación). En estas
condiciones podemos observar nítidamente periodos diferenciados entre
sí (de síntesis de ADN y de división celular).
Cuando g=C+D Ya no existe G1, y cada ronda de replicación comienza inmediatamente
tras la precedente división celular (es decir, cada célula hija recién
nacida se embarca inmediatamente en replicar el cromosoma, y una vez
que ha terminado de replicarlo, la célula inicia la división celular).
Cuando g<C+D Las rondas de replicación de un ciclo se inician antes de que haya
terminado la división celular del anterior (superposición parcial entre
fases C y D).
Cuando g<C ya no se puede detectar fase D como tal. La síntesis de ADN es
continua durante todo el ciclo. Se inician rondas de replicación
cromosómica antes de que haya terminado la anterior. Esto se traduce en
que los cromosomas muestran un típico patrón de replicación
dicotómica y en que dichos cromosomas pasan a cada célula hija ya
embarcados en una nueva ronda de replicación.
Una característica del ciclo es que, cuanto más rico es un medio, y por lo tanto menor es el
tiempo de generación (g), mayor es el tamaño medio de las células. Es decir, los individuos
de una cepa bacteriana que esté en un medio rico son más grandes que los individuos de esa
misma cepa creciendo en un medio pobre.
NOTA: La metilasa Dam es una enzima que metila las dos adeninas de la
secuencia GATC/CTAG. El alumno seguramente sabrá ya que esta metilasa
metila las adeninas de esa secuencia a partir de ADN hemimetilado. El ADN
de la célula está totalmente metilado en esas secuencias, pero cuando pasa la
horquilla de replicación, la cadena recién sintetizada carece de esa
modificación, hasta que llega la metilasa Dam, que reconoce la secuencia
hemimetilada y metila la adenina de la cadena no metilada. Un rasgo curioso
de la región oriC para el inicio de la replicación cromosómica es que
contiene una proporción de secuencias GATC/CTAG muy superior a la
media del resto del genoma.
Ambos tipos de expresiones son equivalentes entre sí en cultivos que estén en crecimiento
balanceado o equilibrado (en el que todos los componentes aumentan una misma
proporción por unidad de tiempo).
Inconvenientes: grandes errores, debido al líquido intercelular retenido, cuya cuantía depende a su
vez de la forma y tipo de agrupaciones de la cepa, intensidad del empaquetamiento, etc.
2) Determinación del peso seco: como el anterior, pero el sedimento se seca antes de ser
pesado (105ºC, toda la noche), hasta peso constante. Las medidas de peso seco suelen
representar el 10-15% de los valores de peso húmedo.
Inconvenientes: método tedioso (requiere mucho tiempo) y con bastantes errores: es difícil pesar
menos de 1 mg con exactitud en las balanzas habituales de laboratorio. 1 mg de peso seco
equivale a unas 5x109 bacterias.
Comentarios: se suele usar en bacterias para las que otros métodos más fáciles dan errores
debido a que forman grumos no dispersables, crecen en filamentos, etc. Se emplean en
determinaciones de crecimientos en ambientes naturales.
3.1.2 MÉTODOS INDIRECTOS
Recordemos aquí que las suspensiones bacterianas dispersan la luz, al igual que
cualquier partícula pequeña suspendida en agua (efecto Tyndall). La dispersión de
la luz es, dentro de ciertos límites, proporcional a la masa del cultivo.
Por supuesto, hay que realizar una curva estándar para relacionar los valores de A con la
masa bacteriana en una muestra problema.
La muestra, una vez dispensada entre el porta y el cubre, se deja reposar sobre la plataforma
del microscopio durante unos minutos, y se cuenta el número de células en varias celdillas
(normalmente en 16, equivalentes a uno de los cuadros grandes). Se anota el número n de
células observadas en esas 16 celdillas. Entonces, la concentración celular es fácil de
establecer:
Inconvenientes: sólo sirve para suspensiones relativamente concentradas (>10x10 6 céls./ml). Por
debajo de este valor el número de células vistas en el campo del microscopio es muy pequeño y
poco significativo estadísticamente. En bacterias móviles, hay que inmovilizarlas previamente, con
una mezcla de alcohol y agua.
Comentarios: hay que usar suspensiones absolutamente libres de partículas extrañas (las
pequeñas serían contabilizadas erróneamente como bacterias, y las mayores pueden obturar el
orificio del aparato).
Mientras tanto, y para luego repasar esa práctica, puedes realizar un experimento on-line
sobre crecimiento bacteriano
Precauciones:
para minimizar los errores estadísticos de muestreo, se recomienda sembrar 5 placas de cada
dilución;
hay que usar pipetas nuevas en cada dilución;
contar las placas donde existan entre 50 y 300 colonias.
Como no podemos garantizar que cada colonia no proceda de más de un indiviudo (y esto es
especialmente cierto para bacterias que forman agrupaciones de 2 o más células), el recuento
se refiere no a “células viables reales” sino a “unidades formadoras de colonia” (UFC). Por lo
tanto, una UFC corresponde, como mínimo, a una bacteria, pero sobre todo en bacterias con
agrupaciones, la medida por siembr en placa infravalora el número real de individuos, porque
cada UFC puede corresponder a dos o más individuos que estaban juntos al ser sembrados en
la placa.
2) Recuento sobre filtros: Se usa para suspensiones diluidas de bacterias. Se hace pasar un
gran volumen de suspensión a través de una membrana de nitrocelulosa o de nylon estériles
(con un diámetro de poro que retiene las bacterias pero permite el tránsito de sustancias).
Posteriormente, el filtro se deposita sobre la superficie de un medio de cultivo sólido. Las
colonias se forman sobre el filtro a partir de las células retenidas. Dichas colonias se
cuentan, deduciéndose la concentración original de viables en función del volumen de
suspensión que se hizo pasar por el filtro.
4 CRECIMIENTO BALANCEADO (=
EQUILIBRADO)
Una población de bacterias que se encuentre en un medio adecuado en el que se
mantienen constantes todos sus parámetros nutricionales y ambientales, crece de forma tal
que el incremento por unidad de tiempo de masa celular, no de células, ADN, ARN,
proteínas, etc., es un valor constante y similar en cada caso:
{12.1}
{12.2}
b) En función del aumento del número de células. Supongamos que partimos de una
célula. Tras una división (generación celular), tendremos 2, tras dos divisiones tendremos 4,
luego 8, etc: tenemos una serie geométrica. 1, 2, 22, 23, 24, ... 2n (donde n es el número de
generaciones transcurridas). Si en vez de partir de una célula partimos de N0 células
iniciales, tenemos:
N/N0 = 2n {12.3}
Por otro lado, el número de generaciones se puede calcular fácilmente teniendo en cuenta el
tiempo transcurrido y conociendo el tiempo medio de generación (g):
N/N0 = 2(t-t0)/g
Ahora bien, como estamos ante un crecimiento balanceado, las dos expresiones
matemáticas {12.1} y {12.4} que hemos deducido (la de la sección A, basada en masa, y la
de la sección B, basada en número de individuos) son equivalentes:
, y por lo tanto:
Esta es la expresión matemática del coeficiente del crecimiento balanceado, en función del
tiempo medio de generación (g).
Ejemplos de KS:
Estos bajos valores se deben a la alta afinidad de las permeasas de membrana hacia los
sustratos, lo cual es una adaptación evolutivamente adquirida de las bacterias a los medios
muy diluidos en nutrientes en los que normalmente viven. (Por el contrario, los medios de
laboratorio donde se suelen cultivar las bacterias suelen ser más concentrados).
Como veremos en el apartado 6, en la naturaleza, y en los sistemas de cultivo
cerrados que habitualmente se emplean en laboratorio, tarde o temprano el crecimiento
balanceado suele terminar, debido a que se agotan los nutrientes o se acumulan sustancias
de desecho.
Si logramos que el coeficiente de crecimiento () se haga igual al factor de dilución (D),
entonces dx/dt = 0, y por lo tanto la concentración de células se hace constante (x= x). El
cultivo se encuentra entonces en estado dinámico de equilibrio. Las pérdidas de células
por drenaje se compensan con las ganancias por crecimiento.
Una de las maneras de lograr un cultivo continuo es mediante el llamado quimiostato: en
el quimiostato podemos controlar de modo independiente la densidad de la población
celular y la velocidad de crecimiento del cultivo. La densidad celular en el equilibrio se
controla ajustando el factor de dilución (D), mientras que la velocidad de crecimiento se
controla variando la concentración del nutriente limitante en la cámara reservorio (SR).
La densidad del cultivo es muy similar en un amplio margen de tasas de dilución (D).
Este margen es el más adecuado para hacer estudios en el quimiostato. En cambio, el
valor de tiempo de generación (g) varía ampliamente. O sea, el quimiostato puede
obtener tasas de crecimiento muy diferentes, sin que se afecte la densidad celular.Sin
embargo, a valores extremos de dilución, se puede ver que el equilibrio se rompe:
A altas tasas de dilución la concentración microbiana cambia rápidamente, y en un
margen estrecho el cultivo puede drenarse totalmente (DC: dilución crítica). Es decir, el
cultivo se “lava” porque su velocidad de crecimiento es inferior a la tasa de dilución.
A muy bajas diluciones (DM) el quimiostato no funciona si el nutriente limitante es la
fuente de energía. Ello se debe a que en esas condiciones, la fuente de energía sólo se usa
para reacciones de mantenimiento de la integridad celular, pero no queda para el
crecimiento. A este valor lo llamamos energía de mantenimiento. Los procesos
relacionados con esta energía de mantenimiento son el potencial de membrana, el
transporte de solutos y la renovación de proteínas.
Aportan una fuente continua de células en fase exponencial, lo que se aplica a procesos
industriales de fermentación (producción de bebidas alcohólicas, de antibióticos, de
aminoácidos, etc).
En el quimiostato, el crecimiento a bajas concentraciones de sustrato permite estudiar:
aspectos fisiológicos (por ejemplo, catabolismo del sustrato limitante);
selección de mutantes
estudios ecológicos.
6 CULTIVO EN SISTEMAS
CERRADOS
En los sistemas cerrados (que pueden ser líquidos o sólidos), no existe aporte
continuo de nutrientes, ni drenaje de células ni de sustancias de desecho.
Pero aun cuando la inoculación se hace desde un cultivo previo en fase logarítmica, cuyo
medio sea idéntico al medio fresco, se observa siempre una fase lag. ¿Por qué?:
Ejemplo: Supongamos que inoculamos una bacteria heterotrófica en un medio ligeramente ácido,
sometido a aireación: en un principio, se produce dilución de CO 2, por lo que se retardan
reacciones de carboxilación que requieren este CO2, y se produce un retardo.
las células son más pequeñas, debido a que existe división celular después de que se
haya detenido el incremento de masa;
suelen ser más resistentes a agentes físicos y químicos;
existe reciclado de ciertos materiales intracelulares;
baja el contenido en ARN.
Te recuerdo que puedes hacer un experimento "virtual" con la curva de crecimiento de una
bacteria. Que disfrutes.
Los tipos de gelificantes usados para los medios sólidos (más explicaciones en la 2ª tanda
de prácticas):
agar-agar (o simplemente, agar): es el más comúnmente empleado;
gelatina (inconveniente de que se licúa a temperaturas relativamente bajas, y además,
algunos microorganismos lo degradan por gelatinasas);
silicagel (o gel de sílice): tedioso de preparar. Uso casi exclusivo para quimioautotrofos.
La densidad de cada colonia es muy alta (del orden de 107 células para una colonia
de unos 5 mm). Esto se debe a que en el medio sólido, a diferencia del líquido, las bacterias
no pueden dispersarse, y durante mucho tiempo este medio sólido permite un aporte
continuo de nutrientes (por difusión desde el entorno de la colonia, hacia ella), y
eliminación continua de productos de desecho (por difusión desde la colonia hacia fuera).
Por lo tanto, se parece a un cultivo continuo, excepto que no hay drenaje de células.
Como el alumno comprobará en prácticas (2ª tanda), cada especie bacteriana suele
originar colonias de un tipo determinado, en cada medio concreto. Con vistas a la
determinación taxonómica, se suele tomar nota de una serie de características de las
colonias (caracteres culturales):
tamaño (relativo)
forma general
forma de los bordes de la colonia
aspecto de la superficie y elevación sobre el sustrato
color
consistencia, etc.