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Ansiedad en el Personal de Enfermería
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Sumario
Se llevó a cabo con una intensa recogida de información de libros y páginas web lo más
actualizados posibles, que posteriormente se contrastaron para extraer de éstos las premisas
más relevantes de cara al tema en cuestión.
La finalidad de este estudio está enfocada a compartir y hacer llegar la información (lo más
clara posible) a cerca de un problema que resulta cada vez más frecuente, ya no sólo en el
personal de Enfermería sino en la sociedad en sí, para facilitar la toma de conciencia sobre el
fenómeno de la ansiedad y así prevenir, al personal enfermero o a futuros profesionales de la
Enfermería, de situaciones adversas que se pueden dar con ellos mismos y/o con las personas
a las que reciben y cuidan.
Han sido tratados temas como: la ansiedad y su definición, aspectos históricos, cuándo es
normal y cuándo patológica, cómo se produce y evoluciona (desde el punto de vista biológico,
cognitivo y psicodinámico), los conceptos clave para entender su sociobiología (los
acontecimientos vitales y la vulnerabilidad) y, cómo no, las características de la profesión
sanitaria, incluyendo, lo ansioso en la dicha profesión para concretar en la Enfermería.
Todo ello, para llegar a conclusiones como: que es importante para el personal de enfermería
el conocimiento sobre la ansiedad; que es posible que el conocimiento de lo ansioso por parte
de los enfermeros/as contribuya a detectar la ansiedad de modo precoz en ellos mismos, en los
pacientes y en la relación entre paciente y personal sanitario; que es posible prevenir los
riesgos laborales a causa de la ansiedad en la Enfermería; y afirmar, que el impacto de la
ansiedad sobre el personal de enfermería es de suficiente entidad como para justificar un
estudio científico al respecto.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Summary
The present work is a bibliographical study that approaches the problem of the anxiety in the
personnel of Nursing.
There were carried out by an intense withdrawal of information of books and web pages as
updated as possible, that later were confirmed to extract from these the most relevant premises
with a view to the topic in question.
The purpose of this study is focused to sharing and making come the information to near a
problem that turns out to be increasingly frequent, already not only in the personnel of
Nursing but in the society too, to facilitate the capture of conscience on the phenomenon of
the anxiety and this way to anticipate, to the personal nurse or to professional futures of the
Nursing, of adverse situations that can be met on them themselves and/or on the persons of
whom they receive and take care.
The motivation that has favored this study, has generated it to overcome the course of
complement for the obtaining of the qualifications of the Degree of Licentiate in Nursing.
Topics have been treated like: the anxiety and its definition, historical aspects, when is normal
and when is pathological, how it takes place and changes (from the biological, cognitive and
the psychological dynamics point of view), the concepts key to understand the social and
biological thing (the vital events and the vulnerability) and, how not, the characteristics of the
sanitary profession, including, the anxious thing in the above mentioned profession to make
concrete in the Nursing.
All this, it gives conclusions like: that is important for the personnel of nursing the knowledge
on the anxiety; that is possible that the knowledge of the anxious thing on the part of the
nurses helps to detect the anxiety of a precocious way in them themselves, in the patients and
in the relation between patient and sanitary personnel; that is possible to anticípate the labour
risks because of the anxiety in the Nursing; and to affirm, that the impact of the anxiety on the
personnel of nursing is of sufficient entity like to justify a scientific study.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Agradecimientos
Al Dr. D. Antonio Precedo López por la confianza que depositó en mí desde un principio y
por su apoyo constante.
A mi familia, que con cariño y paciencia, ha sabido estar para ayudar en lo posible.
A los profesores/as que han contribuido en mayor o menor medida con este trabajo.
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Índice
0 – INTRODUCCIÓN---------------------------------------------------------------------------------11
I – MARCO TEÓRICO-------------------------------------------------------------------------------12
1.1.1. – Definición----------------------------------------------------------------------13
II – METODOLOGÍA---------------------------------------------------------------------------------64
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2.3. – Objetivos---------------------------------------------------------------------------------67
III – DISCUSIÓN---------------------------------------------------------------------------------------68
IV – CONCLUSIÓN-----------------------------------------------------------------------------------70
V – BIBLIOGRAFÍA----------------------------------------------------------------------------------72
Anexo
Anexo I (cronograma).
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Índice de abreviaturas
Et al: y otros.
Etc.: ecétera.
La/s: la o las.
Y/o: y u o.
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0 – INTRODUCCIÓN
El tema u objeto del trabajo gira en torno a la Ansiedad en el Personal de Enfermería, que da
título al estudio presente.
Resultan evidentes las inevitables relaciones humanas en el entorno sanitario (entre los
profesionales de la salud o entre éstos y los pacientes); la atención y el servicio que se le da a
los pacientes (personas que no están en su mejor momento y que despiertan en sus cuidadores
afectos que no siempre quedan en el lugar de trabajo) generan preguntas como: cuál ha de ser
el modo de sobrellevar la empatía con el enfermo, la pérdida de un paciente, etc.; o el si es
posible evitar los sufrimientos personales dada la responsabilidad que se tiene sobre la vida de
los seres humanos en una labor como la enfermera.
La motivación académica principal, que hizo posible este escrito, ha sido cumplir con una
parte de los requisitos para la obtención del Grado de Licenciatura en Enfermería, con la
presentación de una monografía. También, el estímulo de saber que se puede contar con una
gran bibliografía dado que, en los últimos años, se ha desarrollado un gran interés por el
estudio de la ansiedad y los factores psicosociales relacionados con el trabajo y la repercusión
de éstos sobre la salud de los trabajadores (fundamentalmente los del entorno sanitario).
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Lo que se alcanzó con la monografía fue concluir en afirmar, con base teórica contrastada,
que el impacto de la ansiedad sobre el personal de enfermería es de suficiente entidad como
para justificar un estudio. Dado que: es importante para el personal de enfermería el
conocimiento sobre la ansiedad; que dicho conocimiento sobre lo ansioso, sobre sus signos y
síntomas contribuye a anticiparse a la ansiedad patológica; que este mal es un problema del
que hay que tener conocimiento por su frecuencia y consecuencias; o que se pueden prevenir
ciertos riesgos laborales.
Por las exigencias emocionales que uno se plantea y el afán de ser buen enfermero/a, cabe
citar a Jorge Bucay.
Tarde o temprano me doy cuenta de que por mucho que me esmere, no consigo ser el ideal.
Tomo conciencia de que no puedo ser “como debería”. Y entonces me frustro. Me siento un
fracasado.
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I – MARCO TEÓRICO
Este apartado es fundamental para realizar una buena investigación, pues el marco teórico
(también llamado marco referencial o marco conceptual) tiene el propósito de dar al estudio
un procedimiento coordinado y coherente de conceptos y proposiciones que permitan abordar
el problema; de éste dependerá el resultado del trabajo.
La ansiedad es una emoción normal en el ser humano que cumple una función adaptativa,
prepara para la lucha o la huida cuando se percibe un peligro. Sin embargo, se puede
experimentar ansiedad frente a muchas más situaciones constituyendo un serio obstáculo para
desempeñar las actividades de la vida diaria.
1.1.1. - Definición
Nos podemos encontrar respecto a los trastornos de ansiedad: trastornos de angustia sin
agorafobia, trastorno de angustia con agorafobia, agorafobia sin historia de trastorno de
angustia, fobia específica, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés
postraumático, trastorno por estrés agudo, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de
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El trastorno por estrés agudo se caracteriza por síntomas parecidos al trastorno por estrés
postraumático que aparecen inmediatamente después de un acontecimiento altamente
traumático.
Debido a que el trastorno por ansiedad de separación (que se caracteriza por la aparición de
ansiedad coincidiendo con la separación de las figuras paternas) suele aparecer en la
infancia, se incluye en la sección «Otros trastornos de la infancia, la niñez o la
adolescencia”.
La evitación fóbica que se limita exclusivamente al contacto sexual genital con parejas
sexuales se denomina trastorno por aversión al sexo y se encuentra recogido en la sección
«Trastornos sexuales y de la identidad sexual» (Pichot et al., 1995, p. 401).
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En época de los romanos se utilizó la palabra anxietas, para indicar un estado duradero de
temerosidad; ésta contrasta con angor, que refiere a un estado momentáneo de miedo intenso
similar al concepto actual de angustia, aunque también, denota estrangulación pues deriva del
verbo ango -oprimir, estrangular-. Como explica Stone, la idea de estrechamiento es otra
connotación del término latino angustia (estrechez), que proviene: del francés angoisse, que
indica un estado más agudo (parecido al de la angustia); y del alemán angst (miedo) y eng
(estrecho). La raíz angr de las lenguas indoeuropeas ha dado también origen a las palabras
inglesas anger (que significa cólera o furia y que tiene parecido con el noruego antiguo angra
–aflicción-) y angina (utilizada ya en la época romana para describir la sensación de opresión
en el tórax y la angustia asociada).
Los que se conocen hoy como trastornos de ansiedad no solían originar la asistencia en alguna
institución sanitaria, de ahí que la bibliografía médica de las primeras obras, impresas a
mediados del siglo XV, apenas nombraran dichos trastornos.
Como refiere Stone (2002, p. 4), entre las descripciones realizadas en el siglo XVII sobre
estos trastornos se encuentra la del escritor Richard Younge, cuyos apuntes inspiraron las
características de la obra Caracteres enigmáticos de Richard Flecknoe, escrita una generación
más tarde, época en la que se acuñaron las descripciones psiquiátricas.
El término ansiedad se incorporó al léxico médico de las enfermedades mentales al inicio del
siglo XVIII; es casi imposible que se hablara de `psiquiatría´ por entonces porque esta palabra
no formó parte del vocabulario médico hasta que Johann Reil la acuñó en 1808. El que ya se
usara el término ansiedad, significa que entonces se establecía una distinción entre las
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Como ya se ha señalado, los psiquiatras (de aquella época –a los que les corresponde más el
nombre de alienistas-) se concentraban en los pacientes con ideas delirantes y otros trastornos
graves que precisaban el ingreso en alguna institución. Los trastornos menos importantes se
achacaban a anomalías de los nervios o del cerebro (visión muy “biológica” de los trastornos).
A pesar del conocimiento que había sobre las bases psicológicas de algunas de las afecciones,
rara vez se les daba el valor de factores causales; parece que la gente corriente de entonces
concedía menos importancia al estrés psicológico, ese que se encuentra bajo sus enfermedades
y, más bien, tendía a “somatizar”, quizá porque las enfermedades somáticas eran las únicas
que los médicos estaban dispuestos a escuchar y tratar.
Este énfasis en los “nervios” se sigue aún apreciando en los escritos del famoso médico
escocés William Cullen (1710-1790), quien acuñó el término neurosis.
Por fin, en los primeros años del siglo XIX, hubo un cambio dentro del campo de la salud
mental: de la atención a las causas somáticas se pasó al estudio de las posibles causas
psicológicas. Curiosamente, cuando el periodo romántico alemán estaba en pleno auge,
impulsado por obras como Las penas del joven Werther de Goethe, publicada en 1774, el
relato del amor imposible por una mujer que llevó al protagonista de la obra al suicidio,
precipitó una oleada de suicidios en Europa, lo que dio a su autor la ofensa del vicario inglés
Charles Moore (1743-1811), quién en su obra sobre el suicidio condenó a Goethe por su
“acaramelado” relato.
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En esta época (que se prolongó hasta cerca de 1840) se registraron, en bibliografía médica, los
primeros esbozos bibliográficos extensos acerca de las ansiedades, conflictos y problemas
psicológicos generales de la vida cotidiana. Entre estos esbozos se encuentran los de Christian
Spiess, John Haslam y Karl Ideler.
En Norteamérica, este tipo de influencia no se percibió hasta algún tiempo después. Benjamín
Rush (1746-1813), alumno de Cullen, continuaba en su tratado psiquiátrico con la línea
somática sobre los trastornos de ansiedad. Según Rush los objetos del miedo son de dos tipos:
los razonables (la muerte, las operaciones quirúrgicas) y los irracionales (a los truenos, la
oscuridad, etc.). Éste autor empleó en Francia el término angoisse para señalar los estados de
ansiedad y lo definió como cierto malestar, inquietud o agitación excesiva que podía
acompañar a trastornos agudos o crónicos y a expresiones psicológicas o somáticas de la
ansiedad. Este estado de intensa temerosidad seguía interpretándose como un elemento del
cuadro clínico de la melancolía.
El término ansiedad de la mente apareció poco después, en una obra Charles Thackrah. En su
escrito sobre los tormentos particulares de cada una de las cinco clases sociales, señaló que la
salud de los médicos se ve afectada por la ansiedad de la mente; añadió esta vulnerabilidad a
la necesidad de los médicos de: estudiar, investigar y realizar guardias nocturnas (tareas que
hoy realizan también los enfermeros/as).
Stone (2002, p. 7), destaca el hecho de que Jules Angst citara a Otto Domrich, quien escribió
sobre las crisis de ansiedad en la primera mitad del siglo XIX. Crisis que consistían en una
combinación de ansiedad y síntomas cardio-respiratorios (equivalente al trastorno actual por
estrés postraumático).
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angustiadas más que en las particularidades de las personas que manifestaban las distintas
formas de ansiedad. El rol del conflicto era básico para entender las enfermedades mentales;
el conflicto aparecía como una batalla entre los impulsos irracionales y los deseos y
expectativas más racionales. Se pensaba, que la ansiedad y el pesar intensos podían inducir
alteraciones orgánicas del corazón y del aparato digestivo.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX, se extendió la idea de que la ansiedad, en sus formas
más intensas o persistentes, merecía ocupar un lugar propio dentro de la nosología
psiquiátrica. En la escuela francesa, se la consideraba parte de un proceso triple que
comenzaba por la inquietud, progresaba hasta la ansiedad y podía terminar en la angustia
(angoisse); donde los sentimientos de enclaustramiento y dificultad respiratoria eran comunes
a la ansiedad y a la angustia.
En Alemania se contemplaba las enfermedades mentales y las somáticas como una sola; la
neuropatología y la psiquiatría pertenecían en esencia, al mismo campo. Era explicado que no
todo el comportamiento tenía una determinación consciente y se admitía la importancia del
temperamento y de la personalidad. De todas formas, existía la creencia de que la enfermedad
mental debía provenir de anomalías de las células cerebrales (y tenía en consecuencia, una
base orgánica). Algunos autores defendían que esta enfermedad surgía por los conflictos
involucrados en la represión del apetito sexual (concepto freudiano expresado una generación
antes de Freud). Otros adoptaron una teoría semejante, en la que consideraban la enfermedad
mental como parte de un proceso dinámico por el que, en condiciones normales, una persona
logra sus aspiraciones hacia la libertad ganada a través del autocontrol; y que en
circunstancias patológicas, las perturbaciones de los impulsos, sobre todo de los sexuales,
alteran la armonía personal (si no se satisfacen estos impulsos, surge la ansiedad).
Dagonet (1876), describió varias formas de ansiedad bajo el título de lypemanie (procedente
del griego lupeo –afligirse-), además de definir la `hipocondría´ como la situación en la que el
paciente: está ansioso (inquieto) y empieza a sentir preocupación por su salud; se inspecciona
minuciosamente el cuerpo; observa escrupulosamente todas las normas de higiene; lee libros
de medicina y se muestra impaciente por hablar de su enfermedad con los médicos.
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El concepto de `neurastenia´ fue tan popular que muchos profesionales de la salud mental
adjudicaban todos los tipos de trastornos relacionados con la ansiedad a esta categoría
genérica. En oposición, Sigmund Freud explicó que el avance de la neuropatología sólo es
posible si se trata de forma separada la neurastenia de los trastornos neuróticos. Según su
descripción de la `neurosis de ansiedad´, el cuadro clínico consta de los siguientes elementos:
irritabilidad general; expectación ansiosa; ansiedad que asecha constantemente; crisis
rudimentarias de ansiedad; despertar nocturno con miedo; vértigo; fobias (miedos
específicos); agorafobia; alteraciones digestivas; parestesias; y estados crónicos como
sensación de desfallecimiento permanente.
Con el inicio del siglo XXI empezamos a conocer los procesos biológicos de la ansiedad
intensa y como determinadas personas demuestran mayor tendencia temperamental a
presentar ansiedad en relación con otras.
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el tono muscular; aumenta del ritmo respiratorio; constriñe los vasos sanguíneos de la
superficie de la piel y dilata las pupilas de los ojos.
Por ejemplo, si estamos cocinando en casa y de repente percibimos que hay fuego en la sartén
alcanzando la cortina y nuestro sistema de alarma funciona normalmente, es muy probable
que inmediatamente: lo valoremos como una situación de peligro por la posibilidad de que se
extienda el fuego al resto de la cocina (respuesta de procesamiento cognitivo); sintamos un
miedo repentino e intenso (respuesta emocional); aumente el ritmo cardíaco y con ello el
transporte sanguíneo de nutrientes a los músculos de las piernas y de los brazos preparándolos
para la acción y el esfuerzo físico; y que, al mismo tiempo, aumente la velocidad respiratoria
acrecentando la respuesta de atención y de vigilancia (respuestas fisiológicas). De este modo
se facilita la percepción inmediata de los detalles más importantes de la situación para la toma
rápida de decisiones (respuesta de procesamiento cognitivo) y la consecuente actuación
inmediata de llevar la sartén al fregadero mientras cogemos una tapa de sartén y ahogamos el
fuego, además de, mojar la cortina intentando sofocar el fuego (respuesta conductual).
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Este sistema de alerta y activación propio de la ansiedad normal: tiene una función adaptativa
al medio, mejora el rendimiento en situaciones complejas de peligro o conflicto, y produce
una emoción reactiva y proporcional a la situación amenazante. Esta hiperactivación resulta
saludable siempre y cuando no actúe en exceso, ya que si la persona está sometida a una
excesiva cantidad de peligros (objetivos o subjetivos), o bien éstos se prolongan demasiado en
el tiempo, entra en un estado constante de estrés que desgasta el organismo.
La ansiedad deja de ser normal para ser patológica cuando se desconoce aquello que
desencadena la sensación de peligro, o también, cuando se conoce pero (objetivamente) no es
lo bastante amenazante como para justificar la intensidad y duración del malestar emocional
(sensación de miedo, amenaza o inseguridad) y la activación fisiológica (sudor, palpitaciones,
taquicardia, náuseas, diarreas, tensión muscular, sensación de ahogo, temblor). La persona
que sufre ansiedad patológica hace una distinción insuficiente y de poca calidad entre lo que
es y lo que no es peligroso, y tiene problemas para acostumbrarse a aquello que le
desencadena el malestar, a pesar de saber que es inofensivo.
Un ejemplo es cuando una persona comienza un nuevo trabajo y aún no conoce las "reglas
internas" de la empresa tipo: el ritmo de actividad, el rol social de cada uno de los
compañeros, la dinámica relacional entre el grupo de trabajadores, el trato que se le da al jefe,
y demás. Estos factores, como toda novedad, provocan sensación de incertidumbre, la persona
irá descubriendo las "reglas" a medida que prueba algunas iniciativas arriesgándose a
comprobar si son o no bien acogidas; si lo son tenderá a repetirlas, y si no tenderá a no
hacerlas de nuevo. En este contexto, es de esperar que en sus primeros días en la nueva
empresa, el sujeto esté un poco más ansioso de lo normal. Lo que ya se escapa del marco de la
normalidad es que pasado el período de adaptación siga sintiendo inseguridad, sufriendo
taquicardia, sudoración excesiva, nauseas, y le asalten pensamientos catastrofistas acerca de
su futuro en la nueva empresa. Por tanto, la ansiedad patológica: dificulta la adaptación al
medio, empeora el rendimiento, se acompaña de sensaciones corporales intensas y
desagradables, el sentimiento de amenaza y de preocupación es desproporcionado a la
situación que lo desencadena o simplemente es impropio y no está ligado a situación alguna
(es una emoción persistente que reduce la libertad de acción de la persona).
De manera más esquemática, las diferencias entre ansiedad normal y ansiedad patológica se
pueden resumir en las siguientes cualidades: en la ansiedad normal destacan episodios poco
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Los estudios epidemiológicos con gemelos homocigóticos y dicigóticos han sugerido que
tanto los factores genéticos como los del entorno contribuyen a la vulnerabilidad de padecer
dichos trastornos. La predisposición genética, se indica como un mecanismo potencial que
conduce a los trastornos de ansiedad bien por trayectorias directas, desarrollando los síntomas
de ansiedad, o indirectas, estableciendo predisposiciones fisiológicas o bioquímicas que
inducen respuestas alteradas a situaciones del entorno.
Tanto los factores biológicos como los psicosociales participan en el inicio y desarrollo de los
trastornos de ansiedad.
Se encontró asociación entre laxitud articular y los cuadros de ansiedad, trastorno por
ansiedad y agorafobia con manifestaciones fenotípicas muy influenciadas por el sexo. Parece
frecuente que entre los individuos de una misma familia, las mujeres están afectadas con más
frecuencia y más gravemente que los hombres, presentando un patrón fenotípico diferente;
pero el hallazgo más significativo ha sido en un estudio realizado por un equipo encabezado
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por la doctora Mónica Gratacós (cit. in Palomo 2003), con la reciente identificación, en 68 de
70 pacientes con asociación de trastorno de ansiedad y el síndrome de laxitud articular, de una
duplicación intersticial del cromosoma 15q que es parte de un conjunto de duplicaciones
segmentarias de tal cromosoma. Este descubrimiento es una primera confirmación etiológica
genética en el desarrollo de los trastornos de ansiedad, y abre el camino para futuras
investigaciones que pretendan identificar las posibles trayectorias genéticas implicadas en esta
condición patológica.
Se sabe ya que muchas áreas cerebrales de ambos hemisferios están implicadas en los
trastornos de ansiedad; las estructuras implicadas en los estados ansiosos comprenden la
amígdala, el hipocampo, el córtex prefrontal, el locus coeruleus y la sustancia gris
periacueductal. De hecho, los estudios realizados con PET han demostrado que los niveles de
ansiedad se correlacionan con cambios en el metabolismo del sistema límbico, de la parte
posterior derecha del lóbulo temporal, del lóbulo occipital y de los ganglios basales.
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En los trastornos de ansiedad parece que la acción de la clonidina se ve bloqueada por una
respuesta alterada de la hormona de crecimiento (GH); este tipo de respuesta se ha visto en la
depresión mayor y en el trastorno de ansiedad generalizada. En ciertos trastornos de ansiedad
como el pánico, parece ser debido a una disminución de la capacidad de modulación de los
receptores alfa 2 postsinápticos después de un mantenimiento crónico de estímulos
noradrenérgicos; de hecho, la desregulación se ha postulado como provocada por una
excesiva inhibición o activación de los sistemas.
Teoría serotoninérgica: son escasas las pruebas de la participación del sistema serotoninérgico
en los mecanismos etiológicos de los trastornos de ansiedad, aunque se conoce el papel de la
serotonina en la regulación de la respiración, y su relevancia en los trastornos de ansiedad. En
estudios animales (ya confirmados en humanos), una disminución de la actividad
serotoninérgica puede inducir hiperventilación y sensibilidad al dióxido de carbono; y un
incremento en la neurotransmisión serotoninérgica produce una hipoventilación y una
reducción de la sensibilidad al dióxido de carbono.
En cuanto a las trayectorias endocrinas, una de las muchas funciones del sistema endocrino es
responder al estrés y establecer la homeostasis, por ello, no es de extrañar que el sistema
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La ansiedad es una emoción con una función adaptativa, que contribuye a la activación del
sistema defensivo ante señales de vivencias aversivas, con el fin de evitarlos o reducir su
impacto sobre el individuo; dicha activación se lleva a cabo a través de la facilitación que la
ansiedad ejerce sobre el funcionamiento de los mecanismos de alarma y de movilización de
recursos de dicho sistema defensivo; para realizar esa acción facilitadora, a nivel cognitivo, la
ansiedad promueve dos tipos de procesos: los de priorización del procesamiento de estímulos
indicadores de peligro frente a los neutros, y los de compensación (destinados a contrarrestar
los efectos de interferencia sobre el procesamiento de la información neutra). La ejecución de
tales procesos afectaría, por un lado, a la selección atencional de la información de peligro y
la interpretación de la información ambigua, y por otro, a la reducción en la capacidad de la
memoria operativa y al uso extraordinario de recursos auxiliares.
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relación con las propias necesidades, metas y recursos; y segundo, movilizando los recursos
compensatorios cognitivos y conductuales (lo que es útil no sólo para evitar la sobrecarga o
interferencia interna en el propio sistema, sino también, para dirigir la acción externa en el
afrontamiento de las demandas).
La ansiedad se incorpora como parte del proceso de estrés, desencadenándose tanto a nivel
biológico como psicológico, con emociones principalmente negativas como el enfado, la
culpabilidad o la ansiedad, siendo ésta última, considerada como la más representativa de
dicho proceso. El elemento más característico de la ansiedad es la percepción de amenaza, y
precisamente, la valoración de amenaza en la relación demandas-recursos es central en el
concepto de estrés.
Son elementos básicos del proceso de estrés: las demandas ambientales (estresores) y el rasgo
de ansiedad, como característica de vulnerabilidad psicológica del sujeto ante las demandas.
El proceso se desencadena a partir de la valoración cognitiva, responsable de analizar
demandas y recursos, y de determinar las posibilidades de responder satisfactoriamente,
evitando daños. Cuando las demandas se valoran como elevadas o excesivas para los propios
recursos disponibles, se produce la reacción de estrés que se convierte en estado de ansiedad
cuando la valoración conlleva la anticipación de peligro. En el proceso de estrés, la valoración
cognitiva y la reacción emocional se prolongan en una acción anticipada, lo que constituye el
elemento de afrontamiento, destinado a adaptar al individuo a las demandas ambientales,
satisfacerlas, reducirlas o anularlas. En este proceso la ansiedad interviene de dos maneras: en
cuanto estado emocional de preocupación, formando parte de la reacción, con el poder de
interferir a nivel cognitivo, pero también, con un poder motivador sobre la acción de
afrontamiento. Y, en cuanto a rasgo, la ansiedad interviene moderando la probabilidad o
intensidad de desencadenamiento del proceso.
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Hay autores que formulan la hipótesis de que “la ansiedad, dentro del proceso de estrés,
potencia la acción de dichos mecanismos, mediante los procesos cognitivos de priorización y
compensación” Gutiérrez (1997).
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Estos efectos pueden ser tratados en relación a aspectos como: la reducción temporal en la
capacidad de almacenamiento y procesamiento de la memoria operativa; los recursos
disponibles sobrantes para tareas secundarias realizadas junto con otras obligatorias; la
interferencia sobre el mecanismo fonológico de la memoria operativa; y la reinterpretación
del efecto de la dificultad de las tareas.
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Las experiencias escolares, también, han recibido gran interés como fuentes de ansiedad;
parte de la atención se ha centrado en el papel de la ansiedad en las fobias escolares, pero la
mayor parte de estudios han considerado sus causas y sus efectos en el rendimiento escolar.
Una baja autoestima se ha asociado con ansiedad, a veces, relacionada con la percepción
ajena del rendimiento académico del sujeto. Otros estudios sugieren que la ansiedad y la
autoestima tienen efectos diferenciados en el rendimiento escolar.
Por otra parte, la ansiedad puede ser también producto de la incertidumbre vivencial: las
experiencias vitales, especialmente en las transiciones, son a menudo estresantes, y la
incertidumbre implicada en estas transiciones contribuye a la aparición de trastornos de
ansiedad; situaciones ambiguas, y estímulos estresantes ambiguos, contribuyen de manera
importante a tal proceso.
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Diferentes autores han realizado una extensa investigación sobre acontecimientos vitales y
enfermedad, demostrando que dichos acontecimientos cuando son estresantes pueden dar
como resultado problemas en la salud física y mental, y dar a conocer que personas
diagnosticadas de un trastorno mental han experimentado un acontecimiento vital grave en las
semanas previas al inicio de dicho trastorno.
La relación entre cambios ambientales y de salud se conoce desde antiguo, tiempo en el que
ya Hipócrates señalaba que las cosas a las que estamos acostumbrados (a veces peores que las
cosas a las que no lo estamos), suelen producirnos menos trastornos. Llega el siglo XIX y
emerge el interés en el papel de los acontecimientos vitales estresantes en la enfermedad, en
ese momento, la visión predominante entre clínicos y científicos contemplaba la
predisposición constitucional del individuo que desarrollaba síntomas en respuesta a sucesos
estresantes por tener un sistema nervioso débil. En el siglo XX, distintos autores abordaron el
tema, como señala Peña (1996): en la década de los 20, Cannon (a través de estudios
experimentales) defendiendo que los acontecimientos vitales pueden llevar a condiciones
patológicas y Meyer convenciendo de que los incidentes de la vida juegan un papel
importante en la etiología (causa/s) de la enfermedad, sobre todo los hechos cotidianos
ligados a la historia del sujeto; en 1953, Wolf (a través de un enfoque multifactorial)
intentando explicar el papel del estrés derivado de los acontecimientos vitales en la etiología
de la enfermedad, evidenciando además en sus estudios, que los episodios de enfermedad se
agrupan en las épocas de cambio de la vida de una persona; en los años 60, Holmes y Rahe,
trabajaban en la cuantificación de los acontecimientos vitales y en la creación de una escala de
reajuste social para medir las situaciones de cambio vital, calculando el grado habitual de
estrés psicológico asociado a diversas vivencias; en sus primeras investigaciones se observaba
que, en muchos casos, la enfermedad coincidía o aparecía poco tiempo después de periodos
donde se acumulaban acontecimientos vitales, observándose una relación directa entre la
gravedad del suceso estresante y la aparición e intensidad de la enfermedad. Por último, entre
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los años 60 y 70, Selye postulaba un `síndrome de adaptación general en respuesta al estrés´ y
Engel proponía el nuevo modelo médico biopsicosocial.
Cualquier suceso es un hecho especial o significativo, lo que hace preguntarse, qué es lo que
hace que un evento sea lo bastante significante, estresante o crítico para ser considerado un
acontecimiento vital. Se puede definir acontecimiento vital como un fenómeno (externo,
económico, social, psicológico o familiar) brusco que produce desadaptación social, malestar
psicológico. Para Holmes y Rahe (1967), los acontecimientos vitales se definen en términos
de cambio o de reajuste social, es decir, la intensidad y duración del hecho necesario para
acomodarse a un determinado acontecimiento (sin tener en cuenta si lo ocurrido ha sido
deseado o no). Paykel (1985), destaca el trastorno emocional (concepto subjetivo) producido
por los acontecimientos vitales y distinguen varios grados: marcado, moderado, poco o
ninguno. Brown (2001), los trata en términos de posibilidad de producir emociones intensas
positivas o negativas, más que por la emoción que hayan producido en sí, y además, valora el
cambio que suponen en el individuo. También, hay quien subraya el grado de estrés subjetivo
vivido como resultado de un hecho específico, que vendría dado por dos clases de
pensamientos al respecto: los pensamientos de intrusión y los pensamientos de evitación.
Finalmente son destacados, dos aspectos en el concepto de acontecimiento vital: la relación
que tienen los acontecimientos vitales próximos en el tiempo con el inicio de la enfermedad y
el mayor poder estresante o patógeno de los acontecimientos que se consideran indeseables.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
El ejemplo de un suceso muy estudiado, es la pérdida, su concepto resulta muy difuso y con
múltiples significados, ya que puede incluir tanto pérdidas materiales como psicosociales
(separación, muerte, etc.); se la considera específica en el desencadenamiento de hechos o
sucesos que suponen una amenaza, que se unen a los cuadros ansiosos (aunque aún está por
demostrarse).
Los acontecimientos vitales pueden dividirse también en: positivos o negativos, siendo los
positivos los que tienen una fuerte carga de deseabilidad social, aunque no por ello dejan de
ser estresantes (un ascenso laboral); acontecimientos neutralizantes, son los que reducen el
nivel de severidad de un acontecimiento anterior o dificultad duradera preexistente (encontrar
trabajo tras haber estado una temporada parado), considerados un factor de buen pronóstico
en la remisión de depresiones neuróticas leves; acontecimientos de nueva salida, que dan al
sujeto la esperanza de un futuro mejor (un divorcio tras un matrimonio conflictivo) y mejoran
el pronóstico de depresiones crónicas; acontecimientos de anclaje, que permiten mayor
observación y/o predicción de las actividades y relaciones interpersonales del sujeto,
asociados a la remisión de cuadros ansiosos; y acontecimientos de salida, que producen un
cambio en las relaciones interpersonales con cierto grado de ruptura, asociados a intentos de
suicidio en depresivos primarios y con trastornos afectivos graves en la infancia.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Hay que destacar la percepción que el propio sujeto tiene de su propia vulnerabilidad a los
distintos factores, y los fallos en el autoconocimiento; pues los sujetos que se sienten
invulnerables tienen menor probabilidad de involucrarse en actividades preventivas, y
además, se preocupan menos por afrontar situaciones una vez que hayan tenido lugar.
Es posible señalar algunos factores protectores frente a la enfermedad mental como: la forma
en que los individuos trabajan con los estresores, el afrontamiento activo de los problemas, las
competencias cognitivas, las experiencias de autoeficacia y autoconfianza, las relaciones
emocionales estables y el clima social que favorece el apoyo social. También los factores
protectores considerados internos, "dentro del sujeto", entre ellos: la integridad del sistema
nervioso central, el alto nivel de actividad, la "buena naturaleza" (disposición afectuosa), la
ausencia de hábitos estresantes, la orientación social positiva, la autonomía; las destrezas de
autoayuda y destrezas perceptivas y sensoriomotrices apropiadas a la edad, como destrezas de
comunicación adecuada, habilidad para focalizar la atención, capacidad de control de
impulsos, interés y aficiones especiales, autoconcepto positivo. Otros factores protectores son
ambientales (externos), como: el número de niños en la familia (cuatro o menos), la mayor
atención prestada al niño durante el primer año, relaciones padre-niño positivas en la primera
infancia, cuidadores adicionales al lado de la madre, cuidado de hermanas y abuelos,
disponibilidad de familiares y vecinos para apoyo emocional, estructura y reglas en el hogar,
valores compartidos, entre otros. Además, funcionan como factores protectores: el control
percibido de la persona sobre su entorno, pues la actividad planificada, organizada y
autodirigida reduce el estrés, por tanto, la posibilidad de padecer ansiedad; sin embargo,
aquellos que permiten que otros tomen el control de sus vidas están más predispuestos a la
enfermedad tanto física como psíquica. El desempeño de una ocupación determinada es un
componente importante de la competencia personal, además de importante y significativo
para los individuos. El estilo de vida, en el que los individuos resistentes al estrés tienen
mayor capacidad para modificar sus hábitos. Otro aspecto relacionado con la vulnerabilidad
es el que refiere a los mecanismos de defensa empleados por el sujeto, que pueden ser:
maduros (supresión, anticipación, altruismo, sublimación y humor), neuróticos (represión,
formación reactiva, intelectualización y desplazamiento), e inmaduros (agresión pasiva,
masoquismo, hipocondriasis, disociación, negación neurótica, proyección).
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
El sujeto que padece ansiedad, a nivel psíquico se encuentra nervioso e inquieto, está irritable,
le preocupa el futuro e interpreta sus sensaciones de forma hipocondríaca, duerme angustiado
y el llanto le alivia. Esta experiencia afecta al pensamiento, la percepción y al aprendizaje, y
el individuo presenta una selección de la atención anómala, llevándole a incrementar la
ansiedad. Este cuadro, se acompaña también de cierto efecto somático por hiperreacción
neurovegetativa: palpitaciones, taquicardia, astenia, disnea, mareos, opresión torácica, algias,
inestabilidad, cefaleas, parestesias o temblores, sudoración, hipertensión o hipotensión,
anorexia o bulimia, sequedad de boca, estreñimiento o diarrea, poliuria, distermias o
trastornos sexuales.
Entre las clasificaciones de uso actual, el DSM-IV define los criterios de crisis de
pánico/crisis de angustia con los siguientes síntomas: sensación de dificultad respiratoria
(disnea); mareo, sensación de inestabilidad o desfallecimiento; palpitaciones o taquicardia;
temblor o estremecimiento; sudoración; sensación de ahogo o de paro respiratorio; náuseas o
malestar abdominal; despersonalización (des-realización); parestesias; rubor, sofocación,
oleadas de calor, escalofríos; dolor, opresión o malestar precordial; miedo a morir; miedo a
volverse loco o perder el control de sí mismo.
Los primeros síntomas del trastorno de ansiedad, por lo general, se producen en una etapa
temprana de la vida, su evolución es con frecuencia crónica, con recaídas o episodios
habituales de la enfermedad y periodos de discapacidad. Las manifestaciones son físicas y
mentales, y los sentimientos de ansiedad, no son atribuibles a peligros reales, se producen en
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
forma de ataques. Sus síntomas más comunes en el trastorno son: la fobia, como miedo
antinatural e irracional a un elemento o situación, en el que la persona se da cuenta de que no
es peligroso pero, aun así, toma medidas para evitarlo; el egodistónico (ego -uno mismo- y
distónico –extraño-), es decir, pensamientos, sentimientos o acciones que son inusuales o no
se ajustan al comportamiento normal; la compulsión como deseo, urgencia o impulso
irresistibles de realizar un acto irracional, que alivia la ansiedad (lavarse las manos
repetidamente); la obsesión a una idea, emoción, pensamiento o impulso repetitivo y/o
desagradable que provoca ansiedad (deseo constante de lavarse las manos), en que la persona
con ansiedad puede sentirse inquieta por tener pensamientos pero no ejecuta realmente el
acto; el pánico, como ansiedad repentina y abrumadora que produce terror y cambios psico-
fisiológicos; y por último, la agorafobia, con presencia de miedo a espacios llenos de gente,
lugares públicos o lugares donde no puede obtenerse ayuda, que causa un ataque de pánico.
En cuanto a poner en marcha ejercicios clave para prevenirse uno, de forma individual, de la
ansiedad es posible señalar: el aprender a relajarse (informarse de cómo hacerlo y practicar
diariamente técnicas de respiración diafragmática, relajación muscular); dormir lo necesario,
intentar dormir unas ocho horas al día, no acostarse tarde y realizar actividades relajantes
antes de ir a dormir (leer, escuchar música tranquila, etc.); evitar excitantes (no consumir
drogas, evitar el té y cualquier otra bebida excitante, moderar el consumo de tabaco y
alcohol); buscar ambientes agradables, huir de los ambientes estresantes y procurar que el
entorno sea lo más relajante posible, sobretodo en el trabajo; organizarse, planificar las
actividades con antelación dejando algunos huecos para imprevistos, pues así se ahorran
preocupaciones, sobresaltos y olvidos; priorizar (no intentar llegar a todo, el día sólo tiene
veinticuatro horas), seleccionar las actividades más importantes y aprender a delegar en los
demás; solucionar los problemas, afrontarlos, no esconderlos, pues cuando uno se ve capaz de
solucionarlos se siente mucho mejor; tomar decisiones, seguir un proceso lógico, plantear el
problema, buscar posibles soluciones, analizar “pros y contras” de cada una de ellas y elegir
las mejores, tener en cuenta que no existe la solución perfecta (una vez decidido todo no
volver a dudar pues crea más ansiedad); no ser catastrofista, la ansiedad que nos produce una
situación depende de las consecuencias que prevemos, por lo que se recomienda no
sobrevalorar la posibilidad de que todo salga mal, no empezar a sufrir por un problema que
aún no existe; no complicarse más la vida, “en época de tempestades, no hacer mudanza”, no
añadir nuevas dificultades a la vida; hacer ejercicio, practicar algún deporte de forma
moderada pero regular, andar treinta minutos al día puede ser suficiente (ayuda a relajarse) y
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
evitar la actividad física extenuante; cuidar la alimentación, comer sano, aficionarse a la dieta
mediterránea, aprovechar el momento de la comida para desconectar y olvidarse de las
preocupaciones; practicar el “ocio”, dedicar los fines de semana y las vacaciones a descansar
y cultivar aficiones, dejar el trabajo en la oficina; fomentar las relaciones sociales, cuidar a las
personas del entorno más próximo y dejarnos cuidar, no es momento de sacar a flote
problemas del pasado, evitar los conflictos y las confrontaciones; minimizar el problema,
nadie está libre de problemas emocionales, no dejar que la ansiedad domine la existencia (ni
se está peligrosamente enfermo, ni se está volviendo uno loco), poco a poco uno se controla
perfectamente; olvidarse del “qué dirán”, actuar con naturalidad y no preocuparse por lo que
los demás puedan pensar de uno mismo o del problema de uno; aprender a decir que no, darse
permiso para decir no (cuando así se desee), simpatizar y decir algo amable al interlocutor
pero diciéndole que `no´ directamente y sin justificaciones, si se quiere ayudar, hacerlo de
forma que resulte aceptable (para uno mismo); dejarse ayudar, hay mucha gente dispuesta a
echar una mano (amigos, familiares, médicos, etc.), aprender a llamarlos y pedirles ayuda;
superar los miedos, hacer una lista de las cosas que nos producen terror y afrontarlas, empezar
por las más fáciles, lo importante es no dejar que un miedo irracional limite o cree
dificultades; y por último, premiarse, reconocer nuestros avances, felicitarnos cuando
conseguimos ciertos objetivos y nunca menospreciar los logros (por pequeños que sean).
La enfermería es la ciencia del cuidado de la salud del ser humano, disciplina que se encarga
del estudio de las respuestas humanas reales o potenciales de la persona, familia o comunidad
tanto sana como enferma en los aspectos: biológico, psicológico y social; es la profesión de
titulación universitaria de la persona que se dedica al cuidado integral del individuo, la familia
y la comunidad en todas las etapas del ciclo vital y en sus procesos de desarrollo. La
Enfermería es hoy una disciplina compleja del área de salud, con un gran impacto social que,
constantemente, aumenta sus funciones para satisfacer las necesidades que impone el cuidado
de la salud en un mundo en cambio. Como ciencia cuenta con principios propios, sin
embargo, debe nutrirse de los conocimientos alcanzados por las ciencias médicas, que a su
vez, están sustentadas por avances en biología, sociología y psicología. De esta forma, el
enfermero/a se caracteriza por poseer una sólida formación teórica y práctica que le permite
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
El enfermero/a, hoy, se integra activamente y coordina las tareas del equipo de salud desde su
cualificación técnica, su capacidad reflexiva, así como una forma de relación personalizada
sustentada por la metodología y un humanismo integral. Por su formación ética en el servicio
a los demás, en la solidaridad y el sentido de justicia, es capaz de propiciar aquellos cambios
que la sociedad demande en el campo de la salud.
La meta de una Enfermería correcta es ayudar a los individuos y a los grupos a lograr
conservar y restaurar la salud, y si ello no es posible, que el individuo fallezca con dignidad.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
También las personas, en función de su manera de ser, pueden influir en las condiciones de
trabajo. Las diferencias individuales son un componente importante en el mundo del trabajo y,
por eso, es necesario contemplar esta problemática a través de una perspectiva integral que
considere un ajuste dinámico entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización.
Las personas en su trabajo buscan satisfacer sus necesidades biológicas, de seguridad, de
relación social, de autoestima y de autorrealización.
Varios estudios han demostrado que las condiciones en que se desempeña un puesto de
trabajo, la oportunidad de controlar, la adecuación entre las exigencias del cargo y las
capacidades de la persona que lo desempeña, las relaciones interpersonales, la remuneración y
la seguridad física, entre otros, son factores relevantes para el bienestar psicológico de los
trabajadores y para su salud mental. El conocimiento de los factores que influyen en la calidad
de vida laboral resulta de extrema importancia para la institución pues el trabajo es una
actividad humana individual y colectiva, que requiere de una serie de contribuciones
(esfuerzo, tiempo, aptitudes, habilidades, entre otras), que los individuos desempeñan
esperando en cambio compensaciones económicas y materiales, también psicológicas y
sociales, que contribuyan a satisfacer sus necesidades.
Para conservar el bienestar laboral, se debería utilizar indicadores para valorar la calidad de
vida en el trabajo que incluyan diferentes factores de estrés laboral presentes en el área de
enfermería; esto probablemente contribuiría eficazmente al monitoreo necesario para
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
mantener y promover un clima laboral satisfactorio, con importantes resultados, no sólo para
el trabajador sino muy especialmente para la atención a los pacientes.
La enfermería es una de las profesiones que está sometida a altos niveles de estrés, lo cual
puede conducir a una situación de insatisfacción; en ella, además de las diversas variables
demográficas y profesionales como sexo, edad, nivel de especialización y años de trabajo en
la institución, se consideran factores: la agonía y la muerte, la relación con los médicos, la
preparación inadecuada, el conflicto con otros enfermeros/as, la sobrecarga de trabajo, la
incertidumbre respecto al tratamiento, la vulnerabilidad, la satisfacción y la autoestima. No es
de extrañar, por ejemplo, que la preocupación mayor de la enfermería esté relacionada con la
agonía y la muerte de los pacientes, pues la motivación de preservar la vida y evitar el
sufrimiento es la más importante expectativa de la profesión, por lo que en términos del
estrés, esta preocupación se produce como resultado de las diferencias entre la posibilidad y la
realidad.
El trabajo es uno de los aspectos más importantes en la vida de las personas, es en el puesto
de trabajo donde el individuo pasa gran parte del día y donde se desarrolla una parte
fundamental de su vida de relación. Presenta una doble vertiente, por un lado, la actividad
laboral se puede concebir como fuente de enriquecimiento personal, reforzamiento de la
autoestima y estímulo para la superación y realización del individuo; pero por otro lado, el
estrés, la responsabilidad, la toma de decisiones, la insatisfacción derivada de las condiciones
o de la organización del trabajo, la "carga psíquica" en suma, pueden constituir una fuente de
preocupación, frustración o sufrimiento, e incluso desencadenar un trastorno psíquico.
El ambiente laboral puede ser entendido como un microcosmos diferente del ambiente
sociofamiliar, se siguen otras normas, se asumen otras responsabilidades, está instalado en
una relación jerárquica en la que se debe aprender a recibir y/o dar órdenes, etc. Es un
subsistema en el que pueden describirse cinco dimensiones: el ambiente físico, la privacidad,
la impersonalidad, las jerarquías de poder o relaciones de autoridad y la relación con los
iguales.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Privacidad: la actividad del trabajador es examinada y evaluada por sus superiores y por sus
compañeros, además, ha de cumplir las normativas especiales sobre horarios, vestimenta,
prohibición de fumar, etc., por tanto, es un medio donde debe prescindir de ciertos hábitos y
donde debe modificar algunas de sus conductas en aras de una mayor adaptación y en
detrimento de sus necesidades de privacidad.
Relación con los iguales: la adaptación al grupo y a su ritmo de trabajo es una fuente
constante de roces y conflictos no necesariamente negativos, ya que pueden estimular el
autodominio, la competitividad y los deseos de superación.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
determinado trabajo puede ser frustrante y una fuente generadora de conflictos intra e
interpersonales para una persona y no para otra que puede adaptarse al mismo trabajo; hecho
que ha condicionado el desarrollo de los sistemas de orientación y selección profesional.
El trabajo o los cambios inherentes al mismo pueden precipitar una crisis, requiriendo en
muchos casos una intervención terapéutica, de hecho, se reconocen varios factores ligados a la
actividad laboral que suponen una fuente importante de tensión (despido, jubilación,
desempleo, ascenso, cambios de destino...), aparte de que existan trabajos que por sí mismos
sean estresantes. Los cambios en el trabajo, bien sean de sentido positivo o de sentido
negativo, conllevan una alteración que requiere un esfuerzo adaptativo por parte del
individuo; lógicamente dicho esfuerzo es mayor cuando los cambios producidos tienen
connotación negativa (jubilación -anticipada o no-, ceses, traslados), ya que la inadaptación a
la nueva situación puede determinar insatisfacción, inseguridad, merma de la autoestima e
incluso conlleva a cuadros ansiosos, depresivos, de abuso de sustancias y psicosomáticos.
Algunos trabajos por sus características se definen como muy estresantes, bien porque de
ellos dependan la seguridad e incluso la vida de otras personas, o bien porque sean peligrosos
"per sé". Éste es el caso de los controladores aéreos, pilotos de vuelo, personal sanitario,
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
fuerzas de seguridad, bomberos; las presiones relacionadas con estos trabajos pueden
acumularse hasta desencadenar una crisis, el estrés laboral genera una sobrecarga emocional
pudiendo ocasionar una descompensación del equilibrio psicológico de la persona, activando
predisposiciones características anómalas. Dicha sobrecarga se identifica en el llamado
"síndrome de agotamiento emocional" traducido en síntomas ansiosos, depresivos o
psicosomáticos, y casi siempre relacionado con la actividad profesional. Un riesgo adicional
en los trabajadores sometidos a una tensión constante, es el empleo abusivo de tóxicos en un
intento de aliviar la tensión.
Es Herbert Freudenberger (1974), quien describe por primera vez este síndrome de carácter
clínico; básicamente, explicaba el proceso de deterioro en la atención profesional y en los
servicios que se prestaban en el ámbito sanitario (entre otros); lo definió como "una sensación
de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de
energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador".
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Quienes proponen una definición más amplia son Pines y Aronson (1988), caracterizada por
no restringirse a las profesiones de ayuda: "Es el estado de agotamiento mental, físico y
emocional, producido por la involucración crónica en el trabajo en situaciones con demandas
emocionales", pues las excesivas demandas psicológicas no se dan únicamente en el servicio
directo al público, sino que pueden darse también en otros ámbitos laborales, como en puestos
directivos, en el trabajo comercial, en la política, etc. Pines destaca la importancia, desde la
prevención, de la calidad de las relaciones interpersonales en el trabajo, del modo de
supervisión y de las oportunidades de aprendizaje continuo y desarrollo de la carrera con las
que cuente el trabajador.
Brill (1948), otro investigador de esta área, lo entiende como un estado disfuncional
relacionado con el trabajo en una persona que no padece otra alteración psicopatológica
significativa. Una vez que está afectado el trabajador, si no es con una intervención externa de
cambio de las condiciones que han motivado esa alteración, de protección, de ayuda o
mediante un reajuste laboral, no conseguirá recuperar su salud. El "síndrome de estar
quemado por el trabajo" no se da como consecuencia de un salario insuficiente, o de
incompetencia por falta de conocimientos, o debido a las dificultades físicas, ni es
consecuencia de cualquier trastorno mental existente, sino que, según este autor, su desarrollo
puede tener lugar en cualquier trabajo, y no sólo en los que existe un trato directo con el
usuario receptor de los servicios laborales.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Se entiende por síndrome un cuadro o conjunto sintomático, una serie de síntomas y signos
que existen a un tiempo y definen clínicamente un estado determinado. Tras lo expuesto, se
define el concepto como: "una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y
sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol
profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta
ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de
organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la
organización." Se trata de una respuesta al estrés cuando fallan las estrategias funcionales de
afrontamiento (aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que
se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas
como excedentes o desbordantes de los recursos individuales). Esto no implica situar el origen
o la causa en un fallo en la estructura o en la funcionalidad psíquica del trabajador, sino que
son esas demandas, emocionales fundamentalmente, las que sobrepasan la capacidad y
"tolerancia" del trabajador a las mismas. Es decir, que las demandas interpersonales sumadas
a la carga de trabajo resultan en el cansancio emocional, que por falta de recursos deriva, a su
vez, en despersonalización y baja autorrealización.
Este síndrome suele desarrollarse bajo unas condiciones de trabajo en las que destacan
especialmente estresores como: escasez de personal (que supone sobrecarga laboral), trabajo
en turnos/turnicidad, trato con usuarios problemáticos, contacto directo con la enfermedad,
con el dolor y con la muerte, falta de especificidad de funciones y tareas (lo que supone
conflicto y ambigüedad de rol), falta de autonomía y autoridad en el trabajo para poder tomar
decisiones y rápidos cambios tecnológicos entre otros.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
falta de apoyo social, tareas inacabadas que no tienen fin, poca autonomía en las decisiones,
estresores económicos e insatisfacción en el trabajo. Factores de riesgo referentes a las
relaciones interpersonales como: trato con pacientes difíciles o problemáticos, relaciones
conflictivas con pacientes, negativa dinámica de trabajo, relaciones tensas (competitivas) o
conflictos entre compañeros, falta de apoyo social, falta de colaboración entre compañeros en
tareas complementarias, proceso de contagio social del "síndrome de estar quemado por el
trabajo" y ausencia de reciprocidad en los intercambios sociales.
También, cabe destacar, características personales como: la alta motivación para la ayuda
(grado de altruismo), el alto grado de idealismo, el alto grado de empatía, el elevado grado de
perfeccionismo, la constancia en la acción, la baja autoestima, las reducidas habilidades
sociales, la tendencia a la sobre-implicación emocional y la baja autoeficacia (entre otros).
O los cambios que quedan por encima de la organización como: los cambios tecnológicos que
implican un aumento de las demandas cuantitativas y cualitativas en el servicio a la población
usuaria, los cambios en la concepción del trabajo (el trabajo emocional), la aparición de
situaciones que impliquen pérdida de estatus o prestigio, la aparición de nuevas leyes que
impliquen cambios estatutarios y de ejercicio de la profesión, cambios en la cultura de la
población usuaria (la sociedad de la queja), cambios en los programas de servicio, en los
procedimientos (tareas o funciones del trabajo) y en los perfiles demográficos de la población
usuaria (que requiere de un cambio de roles).
En cuanto al desarrollo del síndrome comentado, este se desencadena por fases: etapa inicial,
de entusiasmo, que se experimenta ante el nuevo puesto de trabajo con gran energía y
expectativas positivas, en la que no importa alargar la jornada laboral; etapa o fase de
estancamiento, en la que no se cumplen las expectativas profesionales, se empiezan a valorar
las contraprestaciones del trabajo percibiendo que la relación esfuerzo-recompensa no es
equilibrada, en la que tiene lugar un desequilibrio entre las demandas y los recursos (estrés) y
el profesional se siente incapaz para dar una respuesta eficaz; la etapa de frustración, en la que
desilusión o desmoralización hace presencia en el individuo, el trabajo carece de sentido,
cualquier cosa irrita y provoca conflictos en el grupo de trabajo, la salud puede empezar a
fallar y aparecer problemas emocionales, fisiológicos y conductuales; la etapa de apatía
(cuarta fase), en la que se suceden una serie de cambios actitudinales y conductuales
(afrontamiento defensivo) como la tendencia a tratar a los pacientes de forma distanciada y
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Recordando la definición ofrecida por Maslach y Jackson, ésta explicaba que el Burnout se
configura como un síndrome tridimensional caracterizado por agotamiento emocional,
despersonalización y reducida realización personal. El agotamiento emocional hace referencia
a las sensaciones de sobreesfuerzo físico y emocional; la despersonalización supone el
desarrollo de actitudes negativas de insensibilidad y respuestas cínicas hacia los receptores del
servicio prestado; y la baja realización personal, es la tendencia a evaluar el propio trabajo de
forma negativa, en la que los afectados se reprochan no haber alcanzado los objetivos
propuestos. En términos generales, es sabido que profesiones asistenciales, como la
Enfermería, son las que más alto riesgo presentan de padecer Burnout, pues cuanto más
intensas son las relaciones interpersonales con los usuarios de los servicios mayor es el riesgo
de padecer el síndrome.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Las consecuencias de dicho síndrome para el enfermero/a que lo padece, para su entorno más
próximo y para la institución sanitaria a la que pertenece tienen una enorme relevancia, ya que
la persona afectada tiene un riesgo elevado de desarrollar molestias y trastornos
psicosomáticos. Entre las consecuencias físicas están las cefaleas, jaquecas, dolores
musculares, molestias gastrointestinales, úlceras, disminución de peso, insomnio, hipertensión
arterial, pinchazos, sensaciones de ahogo, palpitaciones y alteraciones menstruales. Pero es la
salud mental del individuo que padece el síndrome el ámbito más afectado; algunas de las
consecuencias psicológicas son los sentimientos de culpabilidad, la baja tolerancia a la
frustración, la irritabilidad y la ansiedad, resaltando la importancia del deterioro de las
interacciones personales como consecuencia de este padecimiento. Además de los graves
efectos físicos y psicológicos, ocurre una enorme repercusión en la organización en la que el
afectado trabaja (la institución sanitaria), pues se ha encontrado que el profesional quemado
infringe las normas establecidas por la organización, se retrasa con frecuencia, alarga las
pausas en los descansos y se ausenta del puesto excesivamente, es decir, que existen
paralelismos significativos entre el Burnout y la disminución del rendimiento y del
compromiso laboral, que tiene como consecuencias el absentismo laboral y abandono del
puesto.
Desde 1935, Hans Selye (considerado padre del estrés) introdujo el concepto de estrés como
síndrome o conjunto de reacciones fisiológicas no especificas del organismo a diferentes
agentes nocivos del ambiente de naturaleza física o química. El estrés es toda demanda física
o psicológica que se le haga al organismo, es la respuesta del cuerpo a condiciones externas
que perturban el equilibrio emocional de la persona, es la respuesta fisiológica, psicológica y
de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas
como externas. Alternativamente, se utiliza el término "respuesta de estrés" al referirse a la
respuesta inespecífica del organismo a cualquier demanda, y el término de "estresor" o
"situación estresante" referida al estímulo o situación que provoca una respuesta de estrés. En
las teorías interaccionistas del estrés, se plantea que la respuesta de estrés es el resultado de la
interacción entre las características de la persona y las demandas del medio. Se considera que
una persona está en una situación estresante o bajo un estresor cuando ha de hacer frente a
situaciones que conllevan demandas conductuales que le resulta difícil poner en práctica o
satisfacer; es decir, depende tanto de las demandas del medio como de sus propios recursos
para enfrentarse a él (Lazarus y Folkman, 1984), o avanzando un poco más, de las
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
discrepancias entre las demandas del medio externo o interno y la manera en que el sujeto
percibe que puede dar respuesta a esas demandas.
En principio, se trata de una respuesta normal del organismo ante las situaciones de peligro;
en respuesta a las situaciones de emboscada el organismo se prepara para combatir o huir
mediante la secreción de sustancias como la adrenalina, producida principalmente en unas
glándulas llamadas "suprarrenales" o "adrenales". La adrenalina se disemina por toda la
sangre y es percibida por receptores especiales en distintos lugares del organismo, que
responden para prepararse para la acción: el corazón late más fuerte y rápido; las pequeñas
arterias que irrigan la piel y los órganos menos críticos (riñones, intestinos), se contraen para
disminuir la pérdida de sangre en caso de heridas y para dar prioridad al cerebro y los órganos
más críticos para la acción (corazón, pulmones, músculos); la mente aumenta el estado de
alerta y los sentidos se agudizan.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
hipotálamo quien produce "factores liberadores" que constituyen substancias específicas que
actúan como mensajeros para zonas corporales también específicas. Una de estas substancias
es la hormona denominada ACTH (Adrenal Cortico Trophic Hormone) que funciona como un
mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo hasta la corteza de la glándula
suprarrenal, quien bajo el influjo de tal mensaje produce la cortisona u otras hormonas
llamadas corticoides. A su vez, otro mensaje que viaja por la vía nerviosa desde el hipotálamo
hasta la médula suprarrenal activa la secreción de adrenalina.
Éste es el problema del estrés, lo que en situaciones apropiadas puede salvarnos la vida se
convierte en un enemigo mortal cuando se extiende en el tiempo. Para muchos, las
condiciones de hacinamiento, las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, el ambiente
competitivo, etc., son circunstancias que se perciben inconscientemente como amenazas, esto
les lleva a reaccionar a la defensiva, tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas
sobre todo el organismo: elevación de la presión sanguínea (hipertensión arterial), gastritis y
úlceras en el estómago y el intestino, disminución de la función renal, problemas del sueño,
agotamiento y alteraciones del apetito.
El estrés laboral se define como el conjunto de fenómenos que se suceden en el organismo del
trabajador con la participación de los agentes estresantes lesivos derivados directamente del
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
trabajo, o que con motivo de éste, pueden afectar la salud del trabajador. Cabe destacar los
Factores Psicosociales en el Trabajo, que representan el conjunto de percepciones y
experiencias del trabajador; algunos son de carácter individual, otros se refieren a las
expectativas económicas o de desarrollo personal y otros más a las relaciones humanas y sus
aspectos emocionales.
El enfoque más común para abordar las relaciones entre el medio ambiente psicológico
laboral y la salud de los trabajadores ha sido a través del concepto de estrés. Tanto en los
países en desarrollo como en los industrializados, el medio ambiente de trabajo en conjunto
con el estilo de vida, provocan la acción de factores psicológicos y sociales negativos. De ahí
que la importancia de su estudio desde el punto de vista profesional ha ido aumentando día a
día; estos estudios deben incluir tanto los aspectos fisiológicos y psicológicos como los
efectos de los modos de producción y las relaciones laborales.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
Otros factores externos al lugar de trabajo, pero que guardan estrecha relación con las
preocupaciones del trabajador, se derivan de sus circunstancias familiares o de su vida
privada, de sus elementos culturales, su nutrición, sus facilidades de transporte, la vivienda, la
salud y la seguridad en el empleo. Los factores de riesgo a evaluar son: cultura o "atmósfera"
de la organización y cómo ésta aborda el estrés en el trabajo; demandas tales como la
sobrecarga de trabajo y la exposición a riesgos físicos; el control, cuánta influencia tiene los
trabajadores sobre el modo de hacer su trabajo; las relaciones personales; el cambio, cómo se
gestionan y comunican los cambios de organización; la función, si los trabajadores
comprenden sus funciones y los comportamientos que de ellos espera la organización y el
grado en que los posibles malentendidos son evitados; factores individuales, el atender a las
diferencias individuales; el apoyo social por parte de los compañeros y superiores; la
formación para dotar a los trabajadores de las habilidades necesarias para realizar su trabajo.
Algunos de los principales factores psicosociales que con frecuencia condicionan la presencia
de estrés laboral son:
En el desempeño profesional: el trabajo de alto grado de dificultad, trabajo con gran demanda
de atención, actividades de gran responsabilidad, funciones contradictorias, creatividad e
iniciativa restringidas, exigencia de decisiones complejas, cambios tecnológicos
intempestivos, ausencia de plan de vida laboral, amenaza de demandas laborales.
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Ansiedad en el Personal de Enfermería
En tareas y actividades: las cargas de trabajo excesivas, autonomía laboral deficiente, ritmo de
trabajo apresurado, exigencias excesivas de desempeño, actividades laborales múltiples,
rutinas de trabajo obsesivo, competencia excesiva, desleal o destructiva, trabajo monótono o
rutinario, poca satisfacción laboral.
Al hablar de patología por estrés, hay que hacer referencia a enfermedades por estrés agudo y
enfermedades por estrés crónico. Las primeras, aparecen en los casos de exposición breve e
intensa a los agentes lesivos y en situaciones de gran demanda que el individuo debe
solucionar, surgen de forma súbita, evidente, fácil de identificar y generalmente es reversible,
y se le añade enfermedades como úlcera por estrés, estados de shock, neurosis post-
traumática, neurosis obstétrica y estado post-quirúrgico. Y las segundas, las patologías por
estrés crónico, surgen tras la persistencia del individuo ante los agentes estresantes durante
meses o años, produce enfermedades de carácter más permanente, con mayor importancia y
también de mayor gravedad. El estrés genera inicialmente alteraciones fisiológicas, pero su
persistencia crónica produce finalmente serias alteraciones de carácter psicológico, y en
ocasiones, la falla de órganos blanco vitales. Algunas de las alteraciones más frecuentes son:
dispepsia y gastritis, ansiedad, accidentes, frustración, insomnio, colitis nerviosa, migraña,
depresión, agresividad, disfunción familiar, neurosis de angustia, trastornos sexuales,
disfunción laboral, hipertensión arterial, infarto al miocardio, adicciones, trombosis cerebral,
conductas antisociales y psicosis severas.
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(terminar un trabajo a tiempo) o negativa (llegar tarde) por alguna razón. La motivación
orienta a la acción (las personas resisten los cambios a menos que tengan una motivación para
hacer las cosas de diferente modo), orienta a las personas hacia un resultado final deseado y
refuerza la persistencia y la necesidad de poner esfuerzo suficiente en un logro.
Sin salir del mismo contexto, cabe hablar de las necesidades (deficiencias fisiológicas o
psicológicas que determinan la conducta) y sus teorías: teoría de McClelland (1979), basada
en las necesidades de pertenencia o afiliación, poder, competencia y logro; teoría de Maslow
(1995), que define la motivación en función de cinco necesidades psicológicas básicas
(fisiológicas, seguridad, amor, reconocimiento y autodesarrollo); la teoría de Clayton Alderfer
(1972), que trata la motivación en función de tres estados básicos (existencia, relación y
crecimiento); y la teoría de los factores de Herzberg (1976).
Maslow, por otra parte, plantea una jerarquía de necesidades, una serie de necesidades que
atañen a todo individuo y que se encuentran organizadas de forma estructural (como una
pirámide), de acuerdo a una determinación biológica causada por la constitución genética del
individuo; mostrando en la parte más baja de la estructura las necesidades más prioritarias y
en la superior las de menos prioridad. Así pues, dentro de esta estructura, al ser satisfechas las
necesidades de determinado nivel, el individuo no se torna apático sino que más bien
encuentra en las necesidades del siguiente nivel su meta próxima de satisfacción. Desde la
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base de la pirámide hacia la cumbre, dichas necesidades son: las fisiológicas o básicas, las de
seguridad, de amor y pertenencia, de reconocimiento y de autodesarrollo.
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Finalmente, la teoría de Frederick Herzberg, teoría basada en factores para explicar mejor el
comportamiento de las personas en el trabajo, y que plantea, la existencia de factores que
orientan el comportamiento de las personas, éstos son: los factores motivacionales y los
factores higiénicos. Dichos factores están bajo el control del individuo, ya que se relaciona
con lo que él hace y desempeña. Los factores materiales involucran sentimientos relacionados
con el crecimiento individual, el reconocimiento profesional y las necesidades de
autorrealización que desempeña en su trabajo, mientras que las tareas y cargos son diseñados
para atender a los principios de eficiencia y de economía, suspendiendo oportunidades de
creatividad de las personas; esto hace perder el significado psicológico del individuo y el
desinterés provoca la “desmotivación”. Los factores motivacionales sobre el comportamiento
de las personas son mucho más profundos y estables cuando son óptimos (por el hecho de
estar ligados a la satisfacción del individuo, Herzberg los llama factores de satisfacción).
Los factores higiénicos o factores extrínsecos, sin embargo, son el ambiente que rodea a las
personas y como desempeñar su trabajo, son factores que están fuera del control de las
personas: salario, beneficios sociales, tipo de dirección o supervisión que reciben de sus
superiores, condiciones físicas y ambientales de trabajo, políticas físicas de la empresa,
reglamentos internos, etc. El autor de esta teoría, destaca que sólo los factores higiénicos
fueron tomados en cuenta en la motivación de las personas, pues siendo el trabajo una
situación desagradable y para lograr que las personas trabajen más, se puede premiar e
incentivar salarialmente, es decir, incentivar a la persona a cambio de trabajo. Según su
investigación, cuando los factores higiénicos son óptimos evitan la insatisfacción de los
empleados, y cuando los factores higiénicos son pésimos provocan insatisfacción (por estar
relacionados con la insatisfacción, el autor los llama factores de insatisfacción). En resumen,
Herzberg señala que la satisfacción en el cargo es función de los factores motivadores
(responsabilidad, autonomía, formulación de objetivos, enriquecimiento del puesto); mientras
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Volviendo al ambiente laboral, existen diversos enfoques de diseño del puesto: el enfoque
mecanicista, que se explica en la teoría de Taylor (1911), identifica las formas más eficientes
de hacer el trabajo, el trabajador es entrenado y recompensado de acuerdo a su desempeño; el
enfoque motivacional, que trata técnicas (ampliación. rotación, enriquecimiento y
características del puesto), que tienen en cuenta las actitudes y preferencias de las personas
hacia el trabajo; y el enfoque biológico, que enfatiza la reducción de factores que afectan la
salud y seguridad física del trabajador (stress, esfuerzo, fatiga, enfermedades y accidentes),
subraya la calidad del producto y analiza estadísticamente errores y accidentes.
Existe una tendencia a comparar el aporte (esfuerzo) y los resultados (recompensas), pero
además, a realizar comparaciones con otras personas ya sea de la organización o no. Si el
valor de la relación aporte-resultados que la persona percibe es igual a la de otras personas,
ésta considerará que la situación es equitativa y no existirá tensión alguna; si tras la
comparación el empleado se considera excesivamente recompensado, éste tratará de
compensar ese exceso con conductas tales como trabajar con más intensidad o influir en sus
compañeros y dependientes de la misma forma; y los empleados que desarrollen sentimientos
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de desigualdad, se encontraran ante una situación de tensión que intentarán eliminar o reducir
de muy diversas formas (con reducción de esfuerzo, solicitud de mayor pago, ausentismo,
impuntualidad, robos, etc.).
En cuanto a las expectativas del trabajador/a, Victor Vroom (1990) expone el modelo
motivacional que ha sido (a lo largo del tiempo) objeto de estudio y mejoramiento por otros
autores. El autor de esta teoría explica que la motivación es el resultado de multiplicar tres
factores: la valencia (el valor de la recompensa o resultado producido), que demuestra el nivel
de deseo de una persona por alcanzar determinada meta u objetivo, y que está condicionada
por la experiencia de cada individuo; la expectativa (el convencimiento de que haciendo un
esfuerzo obtendremos un determinado nivel de desempeño), que está representada por la
convicción que posee la persona de que el esfuerzo depositado en su trabajo producirá el
efecto deseado, y que dependen en gran medida de la percepción que tenga la persona de sí
misma (si la persona considera que posee la capacidad necesaria para lograr el objetivo le
asignará al mismo una expectativa alta, en caso contrario le asignará una expectativa baja); y
la instrumentalidad (cómo el desempeño produce una mejora de resultados), que está
representada por el juicio que realiza la persona de que una vez realizado el trabajo, la
organización lo valore y reciba su recompensa.
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De cara a mejores prácticas, sería de interés plantearse cómo ajustar el desempeño laboral,
siendo esto posible cumpliendo objetivos como: ajustar los comportamientos al proceso de
cambio, definir específicamente las nuevas pautas de comportamiento, dar feedback a todos
sobre su desempeño, reforzar los comportamientos positivos, utilizar refuerzos significativos,
programar los refuerzos para generar nuevos comportamientos, recompensar al equipo no a la
competición, construir el desempeño excelente, dar recompensas acordes con el desempeño y,
aún así, el desempeño excelente está garantizado.
II – METODOLOGÍA
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Ciencia filosófica que estudia los métodos por los que se investiga o se llega a un fin. Cada
método supone reglas precisas para solucionar problemas con una actitud científica, se cuenta
con normas elementales que permiten lograr los objetivos ahorrando esfuerzos y tiempo.
El método es el camino para conocer y comprender el significado y forma de hacer las cosas,
y el llamado Método científico, es un medio para la investigación, que junto con la
constancia, el trabajo y la reflexión permanente de uno, tiene como objetivo fundamental
solucionar problemas, siguiendo unos pasos ordenados y utilizando técnicas científicas que,
en conjunto, estructuran la forma metodológica.
Para llevar a cabo este estudio, se ha realizado una selección de libros y páginas web cuya
información, posteriormente, se ha contrastado con el fin de redactar un contenido esencial
para explicar el tema en estudio (dando lugar al marco teórico) y, poder así, mostrar las
premisas básicas que ayudan a justificar la búsqueda, responder adecuadamente a la pregunta
que expone el problema, plasmar los objetivos que se pretenden con el estudio, recorrer las
cuestiones orientadoras del mismo, todo ello, dentro del campo de maniobra que permite el
estudio de tipo bibliográfico. Lo siguiente, ha sido enfrentar a los autores más relevantes
nombrados en el marco teórico o de referencia, con el fin de enfrentar y comparar teorías,
para así, poder concluir con una coherente reflexión.
Explica la relevancia que el trabajo aportará al conocimiento que ya se tenga acerca del tema
a tratar.
En los últimos años, se ha desarrollado un gran interés por el estudio del estrés y los factores
psicosociales relacionados con el trabajo y la repercusión de estos sobre la salud de los
trabajadores. Dentro de los efectos negativos, físicos, psíquicos y conductuales que el estrés
laboral tiene sobre el individuo, y que pueden dar lugar a problemas a nivel colectivo, están el
aumento del absentismo laboral, la disminución de la calidad del trabajo y la productividad.
Tanto estudio, muestra que uno de los grupos profesionales más afectados es el del personal
de Enfermería, que está expuesto a factores de riesgo relacionados con el trabajo, dado que el
ejercicio profesional está orientado al servicio directo (trato con otras personas) es de vital
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importancia determinar y comunicar las causas del Trastorno de Ansiedad, pues tener
conocimiento de esto posibilita el corregir y prevenir los efectos negativos y optimizar el
ejercicio profesional.
Representa el problema inicial del que parte la investigación, es el punto de partida de toda
investigación, muestra la existencia de un problema o situación que requiere de una respuesta
o solución, por lo que es el primer paso del método científico.
Como cita Claude Bernard, "El que no sabe lo que busca no entiende lo que encuentra", por
ello se puede decir que una pregunta de inicio de estudio bien formulada ayudará al desarrollo
de otras etapas del proceso de investigación, además, facilitará la obtención de conclusiones
ajustadas a nuestra cuestión inicial y el posterior uso del trabajo (tanto para la realización de
investigaciones secundarias, como para satisfacer adecuadamente las necesidades individuales
de conocimiento).
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2.3. – Objetivos
Entendiendo que este apartado hace referencia a la finalidad del estudio (a lo que se pretende
con éste), se debe precisar cuál es el objetivo general de la investigación y, posteriormente,
los objetivos específicos. Para ello es necesario tener una idea previa y precisa de lo que se
desea hacer.
Como objetivos específicos: investigar la/s causa/s y efecto/s de la ansiedad que tienen lugar,
concretamente, en el personal enfermero y en el hábitat de la Enfermería; examinar (desde la
teoría) las características intrínsecas y extrínsecas del ser humano que participan en el
comienzo y desarrollo de la ansiedad; definir los trastornos de Ansiedad en términos y
cualidades propias del entorno enfermero; favorecer la permanencia de las buenas actuaciones
o intervenciones de la práctica asistencial enfermera diaria; promover la inquietud sobre lo
interesante del uso de indicadores para valorar la calidad de vida en el trabajo que incluyan
diferentes factores de estrés laboral presentes en el área de Enfermería; contribuir, al menos
desde el aporte de información, con el monitoreo necesario para mantener y promover un
clima laboral satisfactorio, con importantes resultados, no sólo para el trabajador sino muy
especialmente para la atención a los pacientes.
Las cuestiones orientadoras son preguntas para averiguar la verdad de algo discutible con el
fin de: informar a uno de lo que ignora y desea saber acerca del estado del asunto que se trata,
además de, dirigir o encaminar hacia un fin determinado.
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Cuestión 2: ¿será posible que el conocimiento de lo ansioso por parte de los enfermeros/as
contribuya a detectar la ansiedad de modo precoz en ellos mismos?
Cuestión 3: ¿será posible que el conocimiento de lo ansioso por parte de los enfermeros/as
contribuya a detectar la ansiedad de modo precoz con el fin de valorar el efecto de ésta en los
pacientes?
Cuestión 4: ¿será posible que el conocimiento de lo ansioso por parte de los enfermeros/as
contribuya a detectar la ansiedad de modo precoz con el fin de valorar el efecto de ésta en la
relación entre paciente y personal sanitario?
Refiere a la pauta que sigue la obra, al diseño de la investigación en que un autor estudia y
explica un tema. Según el nivel de conocimiento científico (observación, descripción,
explicación) al que espera llegar el investigador, se debe formular el tipo de estudio, es decir
de acuerdo al tipo de información que se espera obtener y el nivel de análisis que se pretende
realizar. Esto, teniendo en cuenta los objetivos y las cuestiones orientadoras planteadas con
anterioridad.
III – DISCUSIÓN
Es el objeto de examinar de forma atenta y particular una materia, el objeto de luchar y alegar
razones para defender el tema en cuestión.
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Todo esto es esencial no sólo de cara a los pacientes sino, también, de cara a los mismos
profesionales de la salud. El personal de enfermería tiene como meta ayudar a los individuos a
lograr conservar y restaurar la salud (siempre que sea posible), o a que el individuo fallezca
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con dignidad; este personal de trabajo de salud, se enfrenta a una dinámica compleja de la
conducta humana, en situaciones donde se requiere de recursos o habilidades personales,
interpersonales y sociales para dominar la situación (sobre todo si puede ser entendida como
estresante).
A lo anterior se le suma que, a veces, el ambiente de trabajo no es del todo seguro y tiene
lugar la agresión al enfermero/a por parte del paciente o familiares, etc.; quizá el sanitario se
defienda o lo esquive y no ocurra nada, pero el resultado de dicho enfrentamiento puede ser
fácilmente causa de lo denominado estrés post-traumático (que a su vez genera consecuencias
del tipo ansioso), que aparece a raíz de la percepción (por parte del enfermero/a –en este caso)
de un riesgo para su vida, lo que suele dar lugar a pensamientos reiterativos y demás
alteraciones emocionales.
Olvidando el aspecto psíquico del ser humano se olvida un aspecto fundamental e intrínseco
del mismo, siendo así ¿hasta dónde llegarán los cuidados enfermeros si no contemplamos el
lado espiritual, la mente o psique?
IV – CONCLUSIÓN
Constituye el fin, en este caso, del estudio presente. Es la resolución sobre la materia después
de haberla meditado.
Es importante para el personal de enfermería el conocimiento sobre la ansiedad; pues, tras ver
al estrés como gran precursor de la ansiedad, habiendo tratado como la Enfermería es una
profesión sometida a altos niveles de estrés y sabiendo que el personal enfermero se enfrenta a
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Para el enfermero/a, sanitario que está más presente a pie de cama de los pacientes, el
conocimiento de lo ansioso puede contribuir a detectar la ansiedad de modo precoz y valorarla
en su efecto en los pacientes, así como prevenirla.
Sin olvidar lo anterior, también, es posible prevenir de los riesgos laborales a causa de la
ansiedad en la Enfermería, tanto los que se puedan producir por el personal afectado, como
los que se puedan producir por el paciente (a causa del mismo mal).
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