¿Cuál es mi plan? Empezar con una actitud positiva y una libreta espiral. Una vez que tienen un versículo para memorizar, que tenga significado para tu vida y sea práctico en la versión que usas regularmente, entonces comienza la memorización. Parte con actitud positiva y decidida para ser intencional en tu propósito. Proverbios 14:23, una de las escrituras que memoricé al inicio, establece la necesidad de ser intencional.
Alcancé un punto donde me cansé de solo hablar sobre mi deseo de memorizar
las Escrituras y quise caminar para cumplir ese deseo. Cuando cumples algunos días de atesorar intencionalmente la Palabra en tu corazón, comienza a desarrollarse como hábito en tu cotidianidad.
Encontré en mi propia vida que yo soy lo que hago habitualmente. Si hago de
comer demasiado un hábito, me convierto en una glotona. Si hago de discutir por todo un hábito, me convierto en una persona controversial. A la inversa, si habitualmente agradezco a Dios por las bendiciones recibidas cada día, me convierto en una persona agradecida y si hago de la memorización de la Escritura y caminar en ella, un hábito, entonces me convierto en un hijo de Dios, de la Palabra. Una vez que intencionalmente haces de la memorización de la Escrituras un hábito en tu vida, entonces te convertirás en un árbol que da fruto a su tiempo.