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Decoración

Por la Tierra
El interiorismo bien aplicado

El tamaño no importa
La publicidad se empeña en
hacernos creer que sólo se debe
aspirar a una casa unifamiliar con
jardín y aparcamiento para el coche.
Las estadísticas sitúan en 102 m2 la
superficie media en los bloques y
159 m2 en las viviendas
unifamiliares. Sin embargo, cada
vez baja más la media de habitantes
Una pared corredera que permite que las ocupan; hoy no son más de
separar o conectar dos espacios 2’9 miembros. Este modelo genera
según convenga. un estilo de vida poco sostenible, ya
que una vivienda aislada requiere el
uso imprescindible del coche, a lo
que se añade el cuidado y
mantenimiento del jardín y
probablemente de la piscina. Una
mayor superficie habitable exige
más trabajo de limpieza,
mantenimiento y más energía, sobre
todo en climatización e iluminación.

El tamaño en la vivienda si que


debería importarnos. A mayor
superficie más impacto ambiental.
La calidad de vida en una vivienda
no depende exclusivamente de los
metros útiles por habitante sino de
como se organizan los espacios
Las columnas separan visualmente vitales. Cada familia tiene unas
los dos espacios. necesidades particulares, y por eso
una correcta distribución de los
espacios en función de esas
necesidades es mucho más sensato.
En algunos casos harán falta más
habitaciones grandes, en otros
habitaciones más pequeñas y más
espacios comunes para compartir.
En algunos casos hay que decidir si
se necesita un estudio, laboratorios,
terrazas, etc… Un primer análisis de
las necesidades de cada caso
ayudarán a ser más racionales a la
hora de buscar la vivienda que más
conviene.
Espacios flexibles
La composición de las familias con
el tiempo va cambiando. Pueden
convivir abuelos, niños; los niños
crecen, se van, los habitantes se
hacen mayores y precisan de
algunas facilidades para moverse y
ver mejor las cosas… Una casa debe
poder adaptarse a estos cambios y
ser lo suficientemente flexible como
para cubrir estas necesidades. Esta
capacidad de adaptación
normalmente no la trae la casa en sí,
por eso es conveniente ser ingenioso
Sin separar del todo, esta arcada
y sobre todo previsor para avanzarse
diferencia dos zonas.
a los cambios que con el tiempo
afectan a los habitantes de la
vivienda y tener buenas opciones
para solventarlos.

Las primeras casas tenían un único


espacio, y como mucho un espacio
de baño. En la estancia general
tenían lugar todas las actividades, y
el mobiliario se recogía y
transformaba para dar lugar a un
comedor, a una mesa de estudio, a
veces a un taller de trabajo, a un
dormitorio para toda la familia,
etc… Con el tiempo se han ido
compartimentando espacios para
El recurso del murete en este caso adaptarse mejor a cada función y dar
aumenta la intimidad en la zona de intimidad a los miembros de la
descanso sin privar el paso de la luz. familia, por cierto, cada vez menos
numerosos. Las tendencias de los
últimos tiempos están demostrando
que las estancias tan especializadas
y compartimentadas son poco
prácticas para dar lugar a nuevas
funciones, y a la vez generan la
sensación de que el espacio es más
pequeño y precisa de más
iluminación artificial. La
proliferación de espacios tipo loft,
diáfanos, poco compartimentados,
aprovechando antiguas fábricas o
naves industriales, desvelan que se
empiezan a preferir espacios
abiertos y comunicados
visualmente, en los que se pueden
separar las zonas mediante tabiques
móviles, paredes correderas,
biombos, muretes u otras soluciones
que según el momento pueden
transformar la distribución de la
superficie de la vivienda. Estas
soluciones permiten que la luz
natural llegue a mucha más
distancia, porque no queda cortada
por paredes que seccionan el espacio
y lo condicionan.

Así pues, pensar en los diferentes


usos que pueden llegar a tener los
espacios a lo largo del tiempo puede
ayudar a que organicemos o
mejoremos la distribución de la
vivienda mejor para facilitar las
adaptaciones y hacer más cómodo
su uso, factor que nos ayudará a
sentirnos bien en casa.
Relaciones entre espacios
Los espacios pueden comunicarse y
relacionarse de diferentes maneras.
Jugando con las distintas opciones
podemos sacar el máximo partido a
nuestra casa, encontrando la
solución que buscamos.

Una opción es determinar un


espacio dentro de otro más grande,
ayudándonos con el mobiliario,
agrupándolo definiendo diferentes
zonas. Por ejemplo en el salón-
comedor, podemos juntar de forma
armoniosa una alfombra, el sofá, el
mueble para el televisor, los libros y
algunas plantas y crear la zona de
estar dentro de un espacio más
grande.

Otra manera es conectando dos


espacios. Eso se puede resolver de
distintos modos. La zona de
intersección puede ir decorada según
uno de los dos espacios dominante,
pero también puede crearse una
zona de transición distinta a los dos
espacios, con entidad propia.
Finalmente, hay espacios contiguos,
que se comunican directamente. Las
posibilidades para diferenciarlos sin
cerrarlos completamente son
diversas: una arcada grande,
columnas o pilares alineados que
visualmente los separen, un mueble
o murete en medio, una cortina,
cambios de nivel en el suelo o en el
techo o hasta recursos más sutiles
como la distribución de las luces.

Se trata de jugar con las mejores


opciones en cada caso para
aprovechar las características de
cada piso, y procurando que con las
soluciones escogidas se pueda
aprovechar al máximo la
iluminación natural de la vivienda y
conseguir espacios de gran
versatilidad.
Clasificaciones de los espacios
Cada espacio responde según su categoría a unos niveles de privacidad,
funcionalidad y representatividad. En primer lugar cada casa tiene unos
espacios más públicos y otros más privados. El recibidor es el espacio más
público, en el que un desconocido puede dar un vistazo cuando abrimos la
puerta. Es importante porque es aporta la primera impresión que todo el
mundo recoge de la casa. Acostumbra a ser un reflejo de lo que vendrá
después, y por eso debe ser acogedor aunque también funcional. Siguiendo
progresivamente hacia espacios más privados se consideran el salón, el
comedor, el cuarto de baño, la cocina, el despacho, el cuarto de invitados, las
habitaciones y finalmente los elementos de servicio (lavadero, cuarto de
planchar…).

El nivel de funcionalidad ordena los espacios por las exigencias que a nivel
práctico deberían cumplir por sus usos más habituales. Así en primer lugar hay
que considerar los elementos de servicio, y luego la entrada, la cocina,
habitaciones, cuarto de baño, comedor y salón.

Por último está el nivel de representatividad, o sea aquellos espacios en los


que importa más la función estética y armoniosa y la identificación personal
con lo que se muestra que la funcionalidad, porque se trata de lugares en los
que se fomentan las relaciones sociales y en los que se comparte con la
familia, amigos… Estos espacios se ordenan desde el salón, la entrada, el
comedor, las habitaciones, la cocina, el cuarto de baño y los elementos de
servicios.

Estas categorías ayudan a entender la función que debe cumplir cada espacio y
a organizarlo en consecuencia. De todos modos, en las clasificaciones
descritas se sobreentiende que los espacios están compartimentados, aunque
según la relación que se quiera dar a las estancias, puede variar un poco el
grado de cada categoría, como puede ser el caso de conectar con una barra
americana la cocina con el salón-comedor, etc.

En definitiva, debemos pensar la distribución de los espacios considerando las


diferentes funciones que pueden llegar a cubrir a lo largo del tiempo. De esta
forma nuestra casa será más cómoda y puedrá responder satisfactoriamente a
las necesidades que surjan en el futuro sin causarnos quebraderos de cabeza y
vivir en nuestro hogar de forma óptima en cada momento.

Hay muebles de doble función y soluciones ingeniosas como la que se


ve en la imagen, en que el lateral de la cama permite un alero de mesa
de trabajo.

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