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https://ffyh.unc.edu.ar/alfilo/la-reforma-universitaria-en-disputa/
“Los derechos nunca están dados, son siempre efecto de una conquista”,
expresa el Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC,
Diego Tatián, en el discurso pronunciado en el acto de colación del 9 de junio
de 2017.
La pregunta por el gran legado reformista, por la herencia reformista, se vuelve una
tarea intelectual y una tarea de trabajo historiográfico pero también una tarea política
en un momento de contrarreforma como el que transitamos. Es ineludiblemente una
tarea política.
Esto en mi opinión tiene que ver con la autonomía y básicamente creo que una de las
mayores tareas políticas actuales de la autonomía es la que se confronta con un
escenario que voy a apresurarme a describir como el de una conversión de la
universidad en empresa. No solamente la introducción de las empresas en la
definición de las políticas universitarias y la consiguiente vulneración de la autonomía,
sino la conversión de la universidad misma en empresa y su organización bajo
estándares empresariales. Lo cual impacta en una subjetividad académica: hay en
curso la imposición de una subjetividad académica neoliberal, según la cual los
investigadores se consideran como empresarios de sí mismos, y hasta los estudiantes
se consideran empresarios de su propia formación, siguiendo un camino
absolutamente individual y despojados de cualquier comunidad de formación. Hay
aquí, a nivel de la subjetividad, una disputa democrática que librar.
Un conjunto de compañeros con quienes durante estos últimos casi 6 años cumplimos
un trabajo colectivo en la Facultad, en pocos días vamos a dejar el lugar en el que no
veníamos desempeñando. Nunca comprendemos del todo el sentido de lo que
hacemos mientras lo hacemos; ese sentido solo es revelado -también según el
significado fotográfico del término- por el tiempo. Pero de algo estoy seguro.
En “todos estos años de gente” hemos buscado siempre ser plurales y nunca neutros.
Hemos tratado de orientar lo que hacíamos por las ideas, por una memoria, y por una
pregunta: ¿qué es la democracia universitaria?, ¿qué es una Facultad democrática? Y
también por una convicción: la Universidad es en esencia la vida del pensamiento, la
libertad del pensamiento. No hay Universidad sin libertad. Pero no hay libertad sin
justicia social. Por eso la justicia social es un asunto de la universidad; porque sin ella
no puede ser libre; porque la libertad plena es común. Porque mi libertad empieza (no
termina, empieza) donde empieza la libertad de otro.
Agradecido a mis compañeros de gabinete –con quienes somos hoy mucho más que
eso, amigos-, a los colegas, a los trabajadores de todas las áreas de la Facultad, a los
estudiantes, a quienes fueron estudiantes y ya no lo son –como ustedes a partir de
hoy-, agradecido por haber transitado juntos estos años, que para mí fueron los más
importantes.