Teología Fundamental

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Agustín Papadopoulos

LO QUE DIOS REVELA
El objeto de la revelación divina es siempre de orden religioso. Dios revela sus designios, que
trazan para el hombre la vía de la salvación; se revela él mismo para que el hombre pueda
encontrarlo.
Dios revela sus designios
El hombre, nacido en una raza
pecadora, no sabe siquiera
exactamente lo que Dios quiere
de él. Dios le revela por tanto
reglas de conducta: su palabra
toma forma de enseñanza y de
ley, y el hombre posee así cosas
reveladas que debe poner en
práctica.
En segundo lugar, Dios revela a
su pueblo el sentido de los
acontecimientos que le es dado
vivir
Estos acontecimientos
constituyen la materia visible
del designio de salvación;
preparan su realización final y
son ya su prefiguración. Por esta
doble razón tienen una faz
secreta que el ojo humano no es
capaz de descubrir; pero Dios no
hace nada sin descubrir su
secreto a sus servidores los
profetas.
Finalmente, Dios revela
progresivamente el secreto de
los últimos tiempos. Su palabra
es promesa.
Dios mismo se revela también a
través de lo que realiza acá en
la tierra.
Su creación ya lo manifiesta, en
su sabiduría y en su poder
soberano. la revelación permite
ahora al pueblo de Dios
contemplar por analogía al
creador a través de la grandeza
y la belleza de las criaturas.
¿Revela Dios en el AT el secreto
íntimo de su ser? Aquí entramos
en el terreno de lo inefable. El
AT conoce misteriosas
manifestaciones. Pero ésta
mantiene intacto el misterio de
su ser; en efecto, su respuesta
Yo soy el que es o Yo soy el que
soy , puede interpretarse como
declaración de misterio.
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Agustín Papadopoulos
NT
La revelación comenzada en el
AT se consuma en el NT. Pero en
lugar de ser transmitida por
múltiples intermediarios, ahora
se concentra en Jesucristo, que
es a la vez su autor y su objeto.
En ella hay que distinguir tres
estadios. En el primero es
comunicada por Jesús mismo a
sus apóstoles. En el segundo es
comunicada a los hombres por
los apóstoles, luego por la Iglesia
bajo la dirección del Espíritu
Santo. En el tercero hallará su
consumación final cuando la
visión directa del misterio de
Dios sucederá en los hombres al
conocimiento de fe.

LOS SINÓPTICOS Y LOS
HECHOS
La revelación de Jesucristo.
Revelación por los hechos.
Incluso en el At el conocimiento
del designio de Dios seguía
envuelto en sombras; su
consumación final, aunque
prometida, sólo se evocaba en
figuras.
El destino histórico de Jesús,
coronado por su muerte y su
resurrección da, en efecto, a
conocer el contenido real de
esta promesa realizándola en los
hechos.
Revelación por las palabras. Sin
embargo, la revelación por los
hechos resultaría
Incomprensible si Jesús no
explicitara con sus palabras el
sentido de sus actos y de su vida.
En las parábolas del reino
proclama las cosas ocultas desde
el comienzo del mundo.
Revelación por la persona de
Jesús. Más allá de las palabras de
Jesús, más allá de los hechos de
su vida, tienen los hombres
acceso hasta el centro
misterioso de su ser; allí es
donde hallan finalmente la
revelación divina. Jesús no sólo
contiene en sí mismo el reino y la
salvación que anuncia, sino que
es la revelación viva de Dios.
Siendo el Hijo del Dios vivo, él es
el único que conoce al Padre y
puede revelarlo. Por el
contrario, el misterio de su
persona es inaccesible a la
«carne y a la sangre»: imposible
de penetrarlo sin una revelación
del Padre.
Y todavía el misterio del Hijo se
vela bajo una humilde
apariencia: la del Hijo del
hombre llamado a sufrir.
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La revelación comunicada Hacia la revelación perfecta.
El libro de los Hechos La revelación dada por Jesús y
muestra cómo, gracias a comunicada por sus apóstoles
estos testigos, la revelación y su Iglesia es todavía
imperfecta, pues las realidades
de Jesucristo arraigó en la
divinas están veladas en ella
historia del mundo entero.
bajo signos
En él vemos cómo se difunde
la palabra desde Jerusalén
hasta las extremidades de la
tierra. Esbozo concreto que
anunciaba la acción de la
Iglesia, prolongación de la
de los apóstoles, desde
pentecostés hasta el fin de
los tiempos.
La revelación y la acción del
Espíritu Santo. Los Hechos
muestran además la
estrecha relación que hay
entre la comunicación de la
revelación en la Iglesia y la
acción del Espíritu Santo acá
en la tierra. Desde el día de
pentecostés se da el Espíritu
Santo y él es el que garantiza
la validez del testimonio
apostólico. Siendo así
notificada la revelación a los
hombres, los que son dóciles
al Espíritu Santo la acogerán
con fe, y con su bautismo
entrarán por la vía de la
salvación
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LAS EPÍSTOLAS
APOSTÓLICAS
La revelación de Jesucristo. La revelación comunicada. Hacia la revelación perfecta.
Revelación de la salvación. Si El Espíritu que escudriña Cuando se manifieste Cristo,
las alusiones a las palabras de hasta las profundidades de que es nuestra vida, también
Jesús son raras en las Dios le reveló el sentido de la nosotros seremos
epístolas apostólicas, en cruz, que es la verdadera manifestados con él en la
cambio el hecho de Cristo, y sabiduría. Por revelación le gloria Col 3,4. A esta
particularmente su muerte y fue notificado el misterio de revelación escatológica de
su resurrección, ocupan en Cristo, como a todos los los hijos de Dios aspira con
ellas un puesto central. Es apóstoles y profetas, en el nosotros la creación entera.
que en este hecho se reveló Espíritu. Acontecimiento misterioso,
la salvación prometida en imposible de describir,
otro tiempo a Israel. Cristo, después del cual la visión
cordero sin mancha escogido directa sucederá al régimen
desde la fundación del de la fe.
mundo, se ha manifestado en Tiene como fundamento la
los últimos tiempos por causa aparición del amor de Dios
nuestra. Se ha manifestado nuestro salvador en la vida
de una vez para siempre a fin terrenal de Jesús.
de abolir el pecado por su
sacrificio. Por esta aparición
de nuestro salvador Cristo
Jesús se ha manifestado la
gracia de Dios. En él se ha
revelado el misterio oculto a
las generaciones de tiempos
anteriores.
Revelación del misterio de
Dios. Incluso más allá del
misterio de la salvación se
nos revela en Cristo el ser
mismo de Dios. La creación
había sido una primera
manifestación de sus
perfecciones invisibles, que
no tardó en borrarse en el
espíritu de los hombres
pecadores. Finalmente Dios
hizo resplandecer el
conocimiento de su gloria en
la faz de Cristo Jesús.
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SAN JUAN
La revelación de Jesucristo. La revelación comunicada. Hacia la revelación perfecta.

La manifestación sensible de La revelación de Jesucristo no A través del misterio del

Jesús. En el centro de la fue recibida por todos los Verbo hecho carne no se
revelación se halla la persona hombres. No solamente contempla todavía la gloria
de Jesús, Hijo de Dios venido porque tan sólo un pequeño divina, sino en la fe. El
en carne. Efectivamente se número la conoció, sino hombre permanece en Dios.
manifestó, es decir, se hizo sobre todo porque su Entonces también nosotros
objeto de experiencia aceptación requería una seremos manifestados con él
sensible. No fue una gracia interior. Pero a éstos y seremos semejantes a Dios
manifestación fulgurante a confió una misión: la de dar porque le veremos tal cual es.
los ojos del mundo, como la testimonio de Él. Tal es el objeto de la
que habrían deseado sus esperanza cristiana.
hermanos, sino una
manifestación paradójica,
que culminó en la elevación
en cruz. La manifestación de
Dios en Jesucristo. La
manifestación sensible de
Jesús tenía un alcance
trascendente: Era la
revelación suprema de Dios.
Revelación por los actos: sus
milagros eran signos, por los
que manifestaba su gloria a
fin de que se creyera en él,
pues tal gloria era la que
tenía del Padre como Hijo
único.
El evangelista, que ha visto,
oído, palpado al Verbo de
vida, resume así el misterio
de su experiencia: en Jesús se
manifestó la vida, en Jesús se
manifestó el amor de Dios
para con nosotros.
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EL APOCALIPSIS
El Apocalipsis de Juan es, por su misma definición, una revelación. Es una profecía
cristiana, que supone conocida la revelación de la salvación por la cruz y por la
resurrección de Cristo.
Lo esencial de su testimonio versa sobre este último objeto, esta venida de Cristo a la
que aspira la Iglesia.
Su libro nace así en la confluencia de dos revelaciones divinas, igualmente ciertas: la
que condensa las Escrituras y la de Cristo que las realizó. Gracias a esto, la Iglesia
puede ver claro en su destino histórico. Los cristianos, en medio de su prueba,
contemplan ya en la fe la Jerusalén celeste en espera de que se les revele plenamente.
Así la revelación de Jesucristo, que es él mismo ayer, hoy y para siempre, ilumina toda
la historia del mundo, desde el principio hasta el fin.

Conclusión personal
Los elementos del trabajo fueron muy enriquecedores ya
que el autor marca puntos muy claros entre el AT y en NT,
y en ese ida y vuelta podemos ratificar que la revelación de
Dios empieza desde la creación y se consuma en Jesucristo,
la cara visible del Padre. Además de eso, el Paráclito nos
sigue guiando, iluminando y fortaleciendo para poder
entender el plan de salvación de Dios y así vivir como esa
dignidad que Dios nos regala de ser sus hijos.