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Centeo de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Hurmanidades EL MUNDO ACTUAL Immanuel Wallerstein La coleccién El Mundo Actual: Situacion y Alternativas publica estudios recientes sobre la globalidad y las caracteristicas que en ella muestran los distintos paises y regiones del mundo. La coleccién incluye analisis de la sociedad, a economia, la politica y la cultura. Da especial importancia a su estudio desde la perspectiva del ‘Sur del Mundo y dentro de las tendencias historicas en que las coyunturas aparecen. Liberalismo y democracia: éhermanos enemigos? oe espe pra OED Las alternativas que se estén forjando para superar los problemas de desigualdad, pobreza, marginacién y exclusién, constituyen algunos de los problemas clentificos y politicos prioritarios. Junto a ellos ocupan un lugar central los nuevos proyectos de democracia que se dan a nivel local, nacional, regional y global. presentados por sus autores. Algunos aparecerén mas, Los textos se publican en el idioma en que fueron tarde en forma de antologias en espaol. | ISBN 968-36-6491-1 ese l | | ll oad || ay CONSEJO EDITORIAL: i LIBERALISMO Y DEMOCRACIA: HERMANOS ENEMIGOS' PABLO GONZALEZ CASANOVA, Coordinador IMMANUEL WALLERSTEIN Sav AMIN (GEORGE ASENTERO NIRMAL KUMAR CHANDRA BERNARD FOUNOU Bocpan Denrrc AKMAL Hussain Kiva MAIDANIK ‘MAHMooD MAMDANI Muwos Niouic Jou Saxe-FERNANDEZ ‘Caxzos M. Vias UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades Coordinacién de Humanidades México 1998 Primera ediciOn, 1998 DR. © 1998, Universidad Nacional Autonoma de México (Cevmo De INVESTIGACIONES INTERDISCIPUNARIAS BN CIENCIAS ¥ HuMananes ‘Ciudad Universitaria, 04510, DF. Impreso en México/Printed in Mexico ISBN 968:36-6491-1 LIBERALISMO Y DEMOCRACIA: éHERMANOS ENEMIGOS? Liberalismo y democracia son términos bastante flexi- bles, y de cada uno se han dado definiciones diversas y a menudo conttadictorias. Por otra parte, ambos térmi- nos han tenido una relacién ambigua desde la primera mitad del siglo xx, cuando comenzaron a utilizarse en el discurso politico: en algunos casos parecen idénticos, © casi se traslapan, mientras que en otros se consideran como virtuales opuestos polares, En este articulo de- mostraré que en realidad han sido hermanos enemigos ya que, de alguna manera, son miembros de la misma familia aunque han caminado en direcciones opuestas, de manera que la rivalidad entre hermanos, por asi de- cirlo, ha sido muy intensa. Diria incluso que definir hoy Immanuel Wallerstein es profesor de sociologia y director del Centro Fernand Braudel para el Estudio de Economias, Sistemas His- {Gricos y Civilizactones en la Universidad del Estado de Nueva York en Birghamton en dia una relacién razonable entre ambos impulsos, 6 conceptos, 0 valores, es una tarea politica esencial, y un prerrequisito para resolver de manera positiva lo que preveo sern los fuertes conflictos sociales del siglo Xx. No se trata de definictones sino, ante todo, de elec- clones sociales. Ambos Conceptos representan respuestas asaz dife- rentes al sistema mundial moderno, caracterizado por una economia-mundo capitalista, basada en la prioridad de la incesante acumulacion de capital. Un sistema se- mejante cs necesariamente desigual, incluso polar, tanto desde el punto de vista econémico como del social. Al mismo tiempo, el énfasis en la acumulacion tiene un efecto profundamente igualador: cuestiona un esta- tus obtenido o sustentado sobre Ja base de cualquier otro criterio, incluyendo aquellos criterios relacionados "con la filiacion, Esta contradiccion ideologica entre jerar- ‘quia ¢ igualdad que se encuentra en la propia raz6n de ser del capitalismo, ha creado desde un principio dile- mas para todos aquellos que ostentan privilegios dentro dc} sistema. Observemos el dilema desde el punto de vista de la quintaesencia de la economfa-mundo capitalista: el em- presario, en ocasiones lamado burgués. El empresario busca acumular capital y, para lograrlo, acta en ef mer- cado mundial, aunque rara vez de manera exclusiva por medio del mercado. Los empresarios que tienen éxito de- penden necesariamente del apoyo que les brinda la ma- Guinaria estatal para crear y mantener monopolios sec- toriales relativos, que son la nica fuente de utilidades verdaderamente considerables en el mercado.' Una vez que el empresario acumula una cantidad considerable de capital, su preocupacion por supuesto es conservarlo y defenderlo de los altibajos del mercado, asi como de los intentos de terceros de quitérselo, con fiscarlo 0 sustraerlo a manera de impuestos. Sin em: bargo, los problemas no terminan aqui. También debe preocuparse de dejario en herencia, lo cual no es una necesidad econémica sino més bien sociosicologica que, sin embargo, tiene serias consecuencias economicas. La necesidad de asegurar que el capital se transfiera a sus herederos no es principalmente un problema impositivo —que pueda manejarse como un problema de defender el mercado en contra del Estado— sino de la capacidad que los herederos puedan tener como empresarios —lo que significa que el mercado se convierte en el enemigo de Ja herencia. A Ja larga, la Gnica manera de asegurar | que herederos incompetentes mantengan el capital es transformar la fuente de renovacion del capital de ga- nancias en rentas.* Ahora bien, aunque esto resuelve la necesidad sociosicologica, socava la legitimidad social de la acumulacion empresarial, a saber, la competencia en el mercado, Y esto, a su vez, crea un dilema politico, continuo. ‘Ahora veamos el mismo problema desde la perspec- tiva de la clase trabajadora, de los que no estan en pos cin de acumular capital. El desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo nos leva, como sabe- mos, a una creciente industrializacion, urbanizacion y concentracién geografica de la riqueza y del empleo bien remunerado. No nos ocuparemos aqui de por qué suce- de esto o como ocurre, sino més bien de cudles son sus conseeuencias politicas. Con el tiempo, y especialmente en los paises “mas desarrollados”, este proceso conduce @ wa reconfiguracion del patron de estratificacion a nivel estatal, que incluye porcentajes cada vez mayores de esratos de clase media, asi como empleados mejor temunerados, con el resultado de que estas personas Tadquieren una mayor fuerza politica. La consecuencia kcocultural més importante de la Revolucién Francesa y sus secuelas napoleénicas fue legitimar Ias exigencias politcas de tales personas por medio del argumento de ue la soberania nacional residia en el “pueblo” Si bien Ja soverania popular posiblemente era compatible con un igualitarismo hipotético de acumulacion de mercado, se contraponia totalmente a cualquier intento por crear fuentes de ingreso rentistas. Reconciliar la ideologia de la legitimidad del merca- do con la necesidad sociosicologica de crear un ingreso Tentista ha sido siempre un punto que los empresarios han watado de manejar engafiosa pero convincentemen- te, yuno de los resultados es el lenguaje contradictorio de log liberales. Este intento por jugar con el lenguaje senté las bases para la ambivalente relacién que se dio en los tiltimos dos siglos entre “liberalismo” y "“demo- cracia’ En la época cuando liberalismo y democracia se convirtieron en términos politicos de uso comtin, en la primera mitad del siglo x1x, la division politica basica era entre conservadores y liberales, el Partido del Orden y el Partido del Cambio. Los conservadores eran aquellos ‘que se oponian por principio a la Revolucion Francesa en cualquiera de sus formas —girondinos, jacobinos, napo- le6nicos.‘En tanto que los liberales eran los que conside- 10 raban la Revolucion Francesa como algo positivo —en su version girondina, como minimo~ ya que la equipara ban a la evolucién inglesa de un gobierno parlamentaric., Esta vision positiva de la Revolucién Francesa, cautelosa” en un principio en 1815, poco después de la derrota de Napoleon, se hizo mas audaz con el paso de los afios. Entre 1815 y 1848, ademas de los conservadores y Jos liberales, huko individuos en ocasiones lamados de- mocratas, con frecuencia republicanos o radicales, ¢ in cluso a veces socialistas. Sin embargo, estos individuos representaban apenas un pequefio apéndice de los libe- rales, que en ocasiones desempefiaban el papel del cle. mento enérgico, aunque la mayor parte de las veces pro- vocaban la vergiienza de la corriente principal de los Uberales. Fue mas tarde cuando este apéndice de iz- quierda surgié como un movimiento ideologico plena- aente independiente, ya para entonces con la etiqueta de socialista. Después de 1848, el horizonte ideologico se estabilizé: se habfa legado a la trinidad de ideologias. que enmarcaron la vida politica de los siglos xux y x0 conservadurismo, liberalismo y socialismo/radicalismo, también conocidos como derecha, centro e izquierda. No repetiré aqui mi argumento sobre como y por qué, des- pués de 1848, el liberalismo triunfo sobre sus rivales como modelo ideol6gico, creando a su alrededor un con- senso que lo consagraria como la geocultura del sistema mundial moderno, y convirtiendo durante ese proceso, tanto al conservadurismo como al socialismo, en avata-_ res del liberalismo. Tampoco repetiré el argumento de que este consenso se mantuvo hasta 1968, cuando fue nuevamente cuestionado y permitio tanto al conserva. u durismo como al radicalismo resurgir como ideologias diferenciadas." Me parece que él punto crucial para el propésito de esta discusion es comprender que, después de 1848, la preocupacién de los liberales dejo de centrarse en sus desavenencias con el ancien régime para enfocarse en el otro extremo del espectro politico: como contrarrestar la exigencia cada vez mayor de democracia. Las revoluciones de 18.48 mostraron, por primera vez, la fuerza potencial de una militancia de izquierda, los inicios de un verdadero movimiento social en las zonas centrales y de movimien- tos de liberacién nacional en las zonas periféricas. La fuer za de este impetu asusté a los liberales centristas, pues aunque todas las revoluciones de 1848 se agotaron 0 fue- ron sofocadas, éstos estaban decididos a reducir la volu- bilidad de lo que consideraban demandas antisistemati- cas y demasiado radicales de las clases peligrosas. Sus esfuerzos en contra adoptaron tres formas: en primer lugar, presentaron, durante los siguientes cin- cuenta afios, un programa de “concesiones” que a su jui- cio podria satisfacer estas demandas lo suficiente como para calmar la situacion pero sin amenazar la estructura basica del sistema; segundo, sustituyeron abiertamente la coalicion politica de facto con la izquierda —a la que habian perseguido en el periodo de 1815 a 1848, cuando la izquierda parecia débil y consideraban a los conserva- @ores como la principal oposicin— dando prioridad a una coalicién politica con la derecha en cualquier mo- mento en que Ja izquierda resultaba una amenaza; en tercer lugar, desarrollaron un discurso que distinguia sutilmente liberalismo de democracia. 12 El programa de concesiones —el sufragio, Tos inicios del Estado benefactor, e] nacionalismo racista integra dor— tuvo un éxito sobresaliente en Furopa y Estados Unidos, y senté las bases para esta capacidad del siste- ma capitalista de sobrellevar las tormentas, por lo me- nos hasta hace unos veinte afios. La segunda medida, la coalicion politica con la derecha, result6 bastante fact) ya que fa derecha habia legado a conclnsiones similares a raiz de 1848. El “conservadurismo Hlustrado” se con- virtid en la version dominante de 1a politica de derecha, y al ser en esencia un avatar del liberalismo, no habia ya un obstaculo real a una forma de vida parlamentaria que implicaba un cambio regular de poder formal entre par- tidos, y cuya verdadera politica giraba en torno de un consenso centrista que jamas se alejaba demasiado en alguna direceién, a La tercera tactica, el discurso, cred algunos proble! mas debido a que los liberales querfan darle un doble sentido. Su idea era distinguir liberalismo de democracia pero, al mismo tiempo, deseaban apropiarse del tema de la democracia y, de hecho, de 1a palabra misma, como fuerza integradora. Y es en torno de este discurso y sus problemas que centraré mi comentario. Como se observa con frecuencia, ralismo parte del individuo, a quien considera como el Sujeto primario de la accion social. La metafora liberal es que el mundo consta de una multiplicidad de individuos independientes que, de alguna manera y en algun mo- mento, han acordado —contrato social— establecer vinculos comunes en beneficio de la comunidad; acuer do que se ha considerado bastante limitado. El origen d 13 el andlisis del libe- © $5 ES AS RS Jo anterior es obvio. HI liberalismo nace como un intento por retirar a las personas a quienes los liberales definian como “competentes" del control arbitrario de Jas insti- tuciones —iglesia, monarquia, aristocracia y, por tanto, Estado—, por considerar que estaban esencialmente en manos de personas menos competentes. El concepto de un contrato social limitado proporcionaba exactamente la razén de ser para esta:liberacién putativa de las pers sonas capace: Lo anterior explica, desde luego, la existencia de los lemas tradicionales identificados con la Revolucion Francesa como “una carrera abierta a los talentos” La combinacién de las palabras “abierta” y “talentos” pro- porciona el mensaje esencial. Esta frase, bastante preci- sa, pronto degeneré en el mas vago “soberania popular” El problema con esta tiltima frase, ampliamente legiti- mada en los inicios de ia Revolucion Francesa, es que el “pueblo” es un grupo mucho mas dificil de aglutinar que las “personas talentosas", que constituyen un grupo medible inserto en limites logicos. Basta con definir algunos indicadores de talento, al margen de que sean plausibles o falsos, y podremos identificar a estas per- sonas. En cambio, determinar quién constituye el “pue- blo" no es cuestion de medicion, sino un problema de efinicion colectiva, publica, esto es, se trata de una deci- (lon politica, y se reconoce como tal. }” Desde luego, si tnicamente tuviéramos que definir al “pueblo” como todo el mundo, no habria problema. No obstante, el “pueblo” como concepto politico se utiliza sobre todo para hacer referencia a los derechos dentro ‘# |de un Estado y, por consiguiente, se convierte en un tér- 14 mino contencioso. Lo que resulta obvio es que practica mente nadie estaba, 0 esta, dispuesto a decir que el “pueblo” son todos, o sea, que en verdad todos deberfan tener derechos politicos plenos. Por supuesto hay exclu- siones ampliamente aceptadas: nifios, enfermos menta- les, criminales,, visitantes extranjeros, excepciones que resultan mas 0 inenos obvias para cualquiera. Sin embar- 80, agregar a esta lista gtras categorias de excepciones: emigrantes, desposeidos, pobres, ignorantes, mujeres, resultaba igualmente obvio para algunos, especialmente para los que no eran emigrantes, desposeidos, pobres, ignorantes 0 mujeres. Hasta la fecha, determinar quién es el “pueblo” sigue siendo una causa fundamental de controversia politica en cualquier parte. En el transcurso de los iltimos doscientos afos, en todo el-mundo, quienes no Uenen derechos, 0 Uenen menos derechos que otros, continuamente han tocado a Ja puerta, empujandola o abriéndola de par en par, exi- giendo mas. Si se le permite a algunos entrar, otros ven- dran detras exigiendo lo mismo. Ante esta realidad poli- tica, que resulta evidente para cualquiera, las respuestas han sido muy variadas. En particular, los matices de las respuestas relacionadas con el liberalismo y con la de- mocracia han sido bastante diferentes, casi podriamos decir opuestos. Por lo general, los liberales han tratado de limitar el flujo, en tanto que los demécratas lo han aplaudido y lo han apoyado. Los liberales han afirmado su preocupa- cién principal por el proceso: um mal proceso tiene un mal resultado, en tanto que los democratas han reitera- do su preocupacién fundamental por los resultados: 15 sag resultados indican un mal proceso. Los Mberales aechag al pasado para subrayar cuanto se habia logra- giocratas se enfocaban en el futur jgrarse. 2Un vaso medio lleno, aunque quiz también denota una dife- 28 podia J! of Tal vez 20m wpsetivos: vita de Bera. de 108 Hberales es la racionatidad:.no en See Jos mas fervientes seguidores de la Mustra- © SOP en la racionalidad potencial de todas las per- ue nna racionalidad que no es atributo, sino que se hea con la eaucacién: Bildung. No obstante, lo que la x leheacion crea HO eS meramente ciudadanos inteligen- * les dotados F¢ virtudes civicas. Los liberales en el mun- ' 0 son bien conscientes de que el modelo de modern ge la junta de vecinos, derivada de la cudad- Bano griee®s resulta inmanejable en esas entidades de oa argapstud que son los Estados modernos, alos cua- frpor giadidura se les pide decidir sobre un amplio Inge ae asuintos complefos. Los liberales comparten la meafera ae Ja clencia newtoniana: que la complejidad He maneja mejor reduciéndola a partes mas pequetias, lor diferenciacion ¥ especializacién. Por consiguiente, fra desempetar Su papel de ciudadanos inteligentes Madaeg de virtades civicas, los individuos necesitan del ngejo experto gue los gufe y ayude a delimitar las op- ‘tones les suglera criterios por medio de los cuales “pagan 1es opciones politicas, Sh para ser ejecida la racionalidad necesita dela ex- rere, entonces también requiére de Ja cultura civica fae le confiera los especialistas el lugar de honor. El fstenga educative modemno, ya sea en su forma huma- aia, Creel 16. Hr rere rr ere re ee eee ee Ee ee eee eee eee eee eee eee eee nistica o cientifica, pretende socializar a los ciudadanos para que acepten los edictos de los expertos. En torno a este nexo han girado los debates sobre el sufragio y otras formas de participacién politica: quién tiene la experiencia necesaria, quién esta dotado del marco cul- tural que le permita recibir la informacion de estos ex- pertos, fn pocas palabras, si bien todas las personas son en potencia racionales, no todas lo son de hecho. 1 libe- ralismo es, el amado para conceder derechos a'los ra cionales con el objeto de que los irracionales no sean quienes tomen las decisiones sociales importantes. Y si, bajo presién, alguno se ve en la obligacién politica de conceder derechos formales a los muchos que aim no son racionales, entonces se vuelve esencial que los dere- chos formales se circunscriban de manera tal que no s¢ presenten situaciones absurdas. En esto se origina la preo- cupacién por el proceso. En realidad, éste pretende re- trasar las decisiones el tiempo suficiente y de manera tal que los expertos tengan muchas probabilidades de pre- valecer. La exclusién de los irracionales siempre se cfectia en el presente, aunque siempre se les promete que en el futuro serén incluidos, una vez que hayan aprendido, que hayan pasado la prueba, que se hayan convertido en seres racionales a imagen y semejanza de los que ya “estan incluidos. La discriminacion infundada es anatema para los liberales, si para ellos hay un mundo de dife- rencia entre la discriminacion fundada y la infundada. Por ende, el discurso de los liberales tiende a ser te- meroso de la mayoria, temeroso de los sucios y los igno- rantes, de las masas. Desde luego el discurso liberal esta 17

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