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legitimación

Es la calidad otorgada a ciertas personas o actos, por vía legal, que las coloca dentro del ámbito
y protección del derecho, aún cuando hubieran nacido fuera de la órbita legal.

Un gobierno adquiere legitimación cuando el pueblo y el resto de los Estados lo aceptan como tal,
haya surgido o no de la elección popular.

LA LEGITIMACIÓN.

Acto jurídico por el cual se reconoce la condición de hijo legítimo al hijo que en principio no la
tiene, porque tal condición la tenían aquellos nacidos dentro del matrimonio.
En el derecho romano, existían hijos legítimos (aquellos nacidos en el matrimonio), hijos
naturales (aquellos nacidos en concubinato) y los hijos ilegítimos (aquellos nacidos en
relaciones diferentes al matrimonio o concubinato).
Se podía producir la legitimación de los hijos naturales, cuando estos adquirían el cargo de
decurión y de las hijas naturales cuando se casaban con un decurión. Tal legitimación era
dictaminada por rescripto o resolución del emperador, siempre que se cumplieran dos
condiciones: que fuera imposible el matrimonio de los padres y éstos no contaran con hijos
legítimos.
Efectos de la legitimación. Creaba la patria potestad, daba origen a esa misma potestad sobre
los descendientes del legitimado, introducía en la familia agnaticia a personas que no estaban
en ella y propiciaba el paso del patrimonio del legitimado al legitimante.

Adopción

Se entiende por adopción o filiación adoptiva al acto jurídico mediante el cual se crea un
vínculo de parentesco entre una o dos personas, de tal forma que establece entre ellas una
relación de paternidad y/o maternidad. la adopción era el acto solemne de prohijar hijos y nietos
por medios legales, mediante adoptio oadrogatio, en quienes antes no lo eran por
naturaleza (liberi adoptivi), estableciéndose el vínculo civil de la patria potestad con iguales
derechos que los de natura (naturales liberi), por esto y de haberlos, partían herencia con ellos.
También se adoptaba a esclavos libertos.

En otras palabras, la adopción es la institución del derecho civil por la cual se crea entre dos
personas un vínculo similar al que deriva de la filiación.
En el derecho romano primitivo, el objeto de la adopción era el de perpetuar el culto familiar. No
así en el derecho moderno, en el que el objetivo principal es el de dar hijos a quién no los tiene,
o el de dar padres a quién no los tiene.
EFECTOS Y CONDICIONES.
La adopción produce los efectos de crear la Patria Potestad sobre el adoptado; de dar la
Patria Potestad sobre los hijos del adoptado y de incorporar el patrimonio del adoptado al del
adoptante.
Como es un parentesco jurídico, debe procurar imitar en la posible a la naturaleza, y debe ser
reconocido por la autoridad.
Por imitar a la naturaleza, no pueden hacer adopción sino los mayores de 60 años, por que se
presume que después de esa edad no se va a tener posteridad legítima; debe haber, por lo
menos, una diferencia de 18 años entre el adoptado y el adoptante, si se adopta a una
persona en calidad de hijo; y una diferencia de 36 años cuando se adopta a una persona en
calidad de nieto

En Roma existían dos clases de adopción:

La adopción de un persona sui iuris, que se llama


adrogación.
La adopción de una persona alieni iuris, que es
propiamente la adopción.

Además se le permitió a las mujeres que pudieran


adoptar, para consuelo de la perdida de sus hijos.

El adoptado tomaba los nombres del adoptante pero


añadiendo su gens primitiva. En el Bajo Imperio se
abandono esta costumbre.
Adrogación
Viene de la palabra arrogación que es el acto de prohijar o recibir como propio al
hijo ajeno, que no estaba bajo patria potestad por haber salido de ella o por no tener
padre.
Es probable que la adrogación sea el género de la adopción más antiguo. Sus
formas y caracteres primitivos permiten considerarla contemporánea del mismo
origen de Roma.
La adrogación solo podía tener lugar después de una información hecha por los
Pontífices, y en virtud de una decisión por los comicios por curias, populi auctoritate.
Es en efecto un acto grave que hacía pasar a un ciudadano SuiJuris, Jefe de
Familia, bajo la autoridad de otro jefe.
El estado y la religión estaban interesados, puesto que podía resultar la
desaparición de una familia y la extinción de un culto privado.
Por eso era necesaria la información de los Pontífices, sóbrela oportunidad de la
adrogación. Si la opinión era favorable, la adrogación se sometía al voto de los
comicios, y sancionada por su aprobación.

Se cree que esta era la forma mas antigua de adoptar y


por medio de ella se permitía que un paterfamilias
adquiriera el derecho de ejercer la patria potestad sobre
otro pater. Se cree que esta era la forma mas antigua
de adoptar y por medio de ella se permitía que un
paterfamilias adquiriera el derecho de ejercer la patria
potestad sobre otro pater. Se podía dar el caso de
adoptar a un hijo emancipado o a un descendiente de
este hijo. Adrogación de impúbers. Por algún tiempo no
se adrogaron estos por estar excluidos por los comicios
por curias y por que se temía que el tutor favoreciese la
adrogación para dejar la tutela. Antonio el piadoso hizo
desaparecer la prohibición. El adrogante se libera
cuando el adrogado llegaba ala pubertad. Los intereses
del adrogado quedan protegidos aun después de la
adrogación. Además cuando llegaba a la pubertad si lo,
consideraba ventajoso, podía dirigirse a un magistrado
para romperla y recobrar sus bienes la cualidad sui iuris.
Además el adrogado aun impúber, si es emancipado
por el adrogante sin motivo justificado, tiene derecho:
La restitución de su patrimonio.
A la cuarta parte de la sucesión del adoptante si lo
deshereda. Así lo decidió Antonino el Piadoso de ahí el
nombre de quarta antonina – quarta divi pii.

Efectos de la adrogación
 El adrogantes pasa bajo la patria potestad del adrogantes, ingresando en su familia
civil como agnado, se sometía a su culto religioso o a la sacra privada, tomando el
nombre de la en y sus bienes pasar a propiedad del adrogante.

 Adrogación de impúbers. Por algún tiempo no se adrogaron estos por estar


excluidos por los comicios por curias y por qué se temía que el tutor favoreciese la
adrogación para dejar la tutela.

 El adrogante se libera cuando el adrogado llegaba a la pubertad.


Los intereses del adrogado quedan protegidos aun después de la adrogación.
Reglas Comunes a la adrogación y a la adopción:

El adrogado debía consentir en la adrogación, mientras


que en la adopción esto no fue necesario.
El adoptante debía tener pubertad plena; es decir: 18
años más que el adoptado y 36 más que se toma por
nieto. El adoptante debería tener 60 años.
La adrogación se permitía a los que no tenían hijos bajo
su autoridad.
Las mujeres no pueden adoptar. Bajo Dioclesiano se
permitió hacerlo a una pobre madre a la que se le había
muerto su hijo.
Los esclavos no podían ser adoptados, aunque una
declaración de adopción hecha por el amo vale para el
esclavo su manumisión.
la adrogación de los hijos nacidos fuera de matrimonio
solo era permitida en el derecho clásico; pero Justiniano
hizo la excepción a los hijos naturales nacidos del
concubinato, pues al mismo tiempo prohibió adrogarlos.

Reforma de Justiniano

El emperador bizantino realiza importantes reformas tanto en el sistema de desheredación


de los hijos y parientes cercanos como en la nueva institución de la legítima.

Justiniano obtuvo gran fama a raíz de sus reformas legislativas, y en especial a raíz de la revisión y
compilación de todo el Derecho romano.54 Partiendo de la premisa de que la existencia de una
comunidad política se fundaba en las armas y las leyes, Justiniano prestó especial atención a la
legislación y pasó a la posteridad por ser el inspirador del Corpus iuris civilis. La intención de este
código era recopilar una serie de leyes de la jurisdicción romana y armonizarla todo lo posible con
la cristiana a fin de crear un Imperio homogéneo. Su pensamiento circundó, durante toda su
actividad como emperador, en la idea del poder imperial sustentado por la gracia divina, es decir
que el emperador era el representante de Dios sobre la Tierra.
La monumental compilación del derecho romano realizada al inicio del reinado del Emperador
(años 528 a 534) en lengua predominantemente latina concluye la evolución jurídica del derecho
de Roma.
Sobre ella se efectuarán los renacidos estudios romanísticos, a partir del siglo XI, y se fundará la
recepción del derecho romano en los países greco-latinos y en Alemania.
La totalidad de la obra legislativa de Justiniano se conoce hoy en día como el Corpus iuris civilis.
Está compuesto por el Codex Iustinianus, el Digesto o Pandectas, las Institutas, y las Novellae.
Las Institutas de Justiniano serán la conclusión de reiterados intentos previos en reunir el derecho
vigente en un cuerpo legal, recogiendo tanto las leges como los iura. Colaborarán en tal
emprendimiento las escuelas de Berito y Constantinopla, a través de juristas integrantes de
ellas.55
Código [editar]
Por la constitución Haec Quae Necessario, del 13 de febrero del 528, el Emperador Justiniano
nombra una comisión a la que le encarga realizar un código, utilizando los anteriores (Gregoriano,
Hermogeniano y Teodosiano) así como también las constituciones posteriores.
Tenían la facultad de modificar las constituciones reuniendo varias en una, o dividiéndolas
conforme las materias, según hubieran sido derogadas, o no respondieran a las necesidades.
La tarea fue breve y se publicó el Código el 9 de abril del año 529 (constitución Summa
Reipublicae) y entrando en vigencia siete días después. No obstante, cuatro años más tarde fue
modificado, por haber quedado anticuada la primera recopilación de las leyes.
El código del 529 es conocido como Codex Verus. El nuevo código (Codex Novis o Codex
Iustinianus Repetitae Praelectionis) está dividido en 12 libros, los que a su vez, se subdividen en
títulos. Algunas constituciones están redactadas en griego, siendo la más antigua la del emperador
Adriano.
El primer libro trata de derecho eclesiástico y público en general; del segundo al octavo de derecho
privado; el noveno de derecho penal y el procedimiento correspondiente; los últimos de derecho
administrativo

TUTELA DE LOS IMPUBERES

Según una definición atribuida a Servio Sulpicio y reproducida en las Institutas de Justiniano,
la tutela “era una potestad establecida sobre una persona libre, constituida y autorizada por el
derecho civil, para proteger al que, en razón de su edad, no podía defenderse por si mismo”.

Esta definición de la tutela, no era cierta para la época primitiva, pues, en esa época no era
en interés del hijo como se había establecido esta potestad, sino en interés de la familia, para
salvaguardar la conservación de los bienes en favor de sus presuntos herederos. No fue sino
hacia fines de la República, cuando cambió el carácter de la tutela y fue realmente una
institución destinada a proteger al que estaba sometido a ella y una verdadera carga y no un
derecho para el tutor que la ejercía.

Las personas sometidas a tutela eran los impúberes sui iuris, de uno u otro sexo, a los
cuales se llamaba “pupilos”, los cuales continuaban en esa situación hasta que llegaran a la
edad de la pubertad, que para la mujer era a los doce años; en tanto que para los varones, fue
finalmente adoptada la opinión de los proculeyanos, que establecía la edad de catorce anos.

La institución de la tutela difiere de la patria potestad: en primer lugar, porque la persona


sometida a tutela es una persona sui iuris, en tanto que la persona sometida a patria potestad
es un alieni iuris; y en segundo lugar, porque el tutor no tiene, como el paterfamilias, el derecho
de corrección, ni autoridad alguna sobre la persona del pupilo.

La tutela se abría siempre que un acto cualquiera hacía sui iuris a un impúber, lo cual
normalmente tenía lugar cuando ocurría la muerte del pater familias o la emancipación de un
hijo en estado de impubertad.

Tutela De Impuberes
El ciudadanos romano ,libre y sui iuris, que noo alcanzaba todavia la pubertad ( 14 años
varón y 12 años mujer); requeria debido a su capacidad de la protección de un tutor que
realizara en su representación los negocios jurídicos,que estaba imposibilitado a celebrar
por si mismo, esta velaba mas que por los intereses del pupilo por los de la familia o del
tutor.

Clases de tutela:

Tutela testamentaria

EI pater familias era, en principio, el único que podía designar tutor a su hijo, ya que esto
constituía un atributo de su potestad paterna.

EI nombramiento del tutor debía hacerse en el testamento en términos imperativos y


después de la institución de heredero, pues si la designación había sido hecha por otra persona
o en forma irregular, esa designación era nula; pero, posteriormente, en razón del favor con que
se miró la tutela testamentaria, en la que el nombramiento se hacía con pleno conocimiento de
causa, se acabó por apartarse del rigor de las antiguas reglas para su designación.

Se admitió entonces que, bajo reserva de que fuera confirmada por el magistrado, había
que reconocer como válida la designación del tutor contenida en un testamento que fuera nulo
por la forma, la que dimanara del padre natural o de la madre, de los parientes maternos y aún
de un extraño, siempre que en estos casos la designación fuera aprobada por el magistrado
después de una información sobre la honradez y honorabilidad del tutor designado, y en este
último caso siempre que el impúber, no teniendo fortuna, hubiera sido instituido heredero en el
testamento en el cual se le designaba un tutor.

-Testamentaria: Se hace a través de un testamento, es la más importante, supera a todas las


demás. Era en su origen un atributo de la potestad paterna y lo tenía el pater familiae sobre los
impúberes, que a la muerte de aquel se hacían sui iuris.

Tutela legítima

Por disposición de la ley, a falta de tutor testamentario era tutor el heredero presunto del
pupilo, por aplicación de la regla de que “la carga de la tutela debe caer en donde este el
provecho de la sucesión”; principio muy práctico por tener el heredero presunto, más que
ninguna otra persona, interés en la buena gestión de los bienes que habrían de ser suyos si el
pupilo llegaba a morir siendo impúber.

Por consiguiente, de acuerdo con la Ley de las XII Tablas, la tutela correspondía: en
primer lugar, a los agnados, siendo preferidos los de grado más próximo, y si fueran varios los
que estaban en el mismo grado, todos serían tutores; y en segundo lugar, a falta de agnados,
eran llamados a la tutela legítima los gentiles.

En el derecho de Justiniano era llamado a la tutela el pariente más próximo, fuera agnado
o cognado; y la madre y el abuelo del impúber eran preferidos a los colaterales.

Cuando se trataba de un liberto impúber, la tutela le correspondía a su patrono; y


respecto a un hijo emancipado antes de la edad de la pubertad, la tutela correspondía al autor
de la emancipación o a sus descendientes y entonces se llamaba tutela fiduciaria, por alusión
al pacto de fiducia, salvo en el caso en que fuera el padre, que por deferencia se designaba con
el nombre de tutor legítimo.

-Legitima: A falta de tutor testamentario, se abre la legítima de los agnados. La ley de las XII
tablas llamo tutor al agnado más próximo y a falta de éste los gentiles.

-Dativa: Impartida por la autoridad, que designa al tutor, tenía lugar cuando no existían los otros
modos de tutela. En ese caso el pretor nombraba un tutor que se llamaba tutor atilianus, porque
esta tutela fue creada por una lex atilia de finales del siglo III a.C.

Tutela deferida por el magistrado o dativa A falta de tutor testamentario y de tutor legítimo la
designación correspondía al magistrado. En Roma e Italia, la Ley Atilia dio la facultad de
nombrar tutor al pretor urbano y a la mayoría de los tribunos de la plebe; y las leyes Iulia y Ticia,
concedieron esa facultad de designar tutor en las provincias al gobernador de estas. Después,
en la época de Claudio, la facultad de nombrar tutor pasó a los cónsules, y bajo Marco Aurelio,
se creó para este cargo un pretor especial, que se llamó el pretor tutelaris. Finalmente, bajo
Justiniano, los magistrados municipales eran los encargados de nombrar tutores a los pupilos
de condición pobre y los magistrados superiores para los pupilos que poseían fortuna.

La designación de los tutores por los magistrados debía hacerse previa información
sobre la moralidad y la fortuna del tutor nombrado

Capacidad para ser Tutor- Renuncias y Excusas

La tutela estaba considerada en el derecho romano como un cargo público, siendo


necesario para cumplirla: ser persona libre, ciudadano romano y del sexo masculino. Luego se
admitió la posibilidad de que ejercieran el cargo de tutor los filius familias, porque la autoridad
paterna sólo tenía efecto en el orden privado.

En el derecho post-clásico la madre y la abuela pudieron también ser tutoras de sus


descendientes, siempre que se comprometieran bajo juramento a no contraer nuevo
matrimonio.
Al tutor testamentario le fue permitido librarse definitivamente de la tutela, haciendo una
declaración solemne ante testigos de no querer ejercerla, a esto se llamó la “abdicatio tutelae”,

EI tutor legítimo puede transferir la tutela a un extraño, mediante la in iure cessio, pero
si el cesionario muere o sufre una capitis deminutio, se reintegra de pleno derecho a sus
funciones de tutor. EI tutor dativo sólo puede eximirse de ejercer la tutela aduciendo razones
graves que le impidan ejercer el cargo.

EI régimen de las excusas fue extendido en la época clásica a la tutela testamentaria y


más tarde a la legítima. Entre las numerosas excusas figuran como más importantes las
siguientes:

a) EI ejercicio de cargos públicos o de oficios de utilidad pública, como el de magistrado,


miembro del consilium principis, profesor, sacerdote.

b) Razones personales, como el haber cumplido setenta años de edad, la pobreza


extrema, una enfermedad grave, la ignorancia.

c) Numerosas cargas familiares, como el tener tres hijos o más, el ejercicio de tres cargos
de tutor o de curador.

d) Razones de privilegio, como ser veterano del ejército, atleta coronado, etc.

Diferentes de las excusas fueron las incapacidades propiamente dichas, que se


desenvolvieron gradualmente y que comenzaron siendo razones de excusa, tales fueron según
los textos justinianeos: los locos, sordos, mudos, ciegos, enfermos graves y crónicos, personas
enemistadas con el padre del pupilo, etc.

EI derecho justinianeo declaró además incapaces para desempeñar las funciones de


tutor a los menores de veinticinco años, que en la época clásica podían excusarse, a los obispos,
a los monjes y a los acreedores y deudores del pupilo, con excepción de la madre y de la abuela.

Funciones del Tutor

EI tutor no tenía porque ocuparse de la persona física del pupilo. Su guarda estaba
confiada por el magistrado a la madre o a los parientes del pupilo, porque se había pensado
que era muy peligroso encargar al tutor, que era su heredero presunto, ya que este estaba
directamente interesado en que se produjera su muerte.

EI tutor por lo tanto está dado, para completar la personalidad jurídica del impúber o
para administrar el conjunto de su patrimonio. En el primer caso, se dice que el procedimiento
que se utiliza es el de la “auctoritas”; y el utilizado en el segundo caso, es el llamado de la
“gestio”.

Facultades o Poderes del Tutor

En el derecho antiguo los poderes del tutor sobre los bienes del pupilo, fueron ilimitados;
se decía que el tutor era como propietario de los bienes del pupilo. Sin embargo, se
establecieron entones, tres restricciones a las facultades del tutor:

a) En lo relativo a las donaciones;


b) Para los actos que interesaban a la vez al tutor y al pupilo; y,

c) Para los actos ejecutados de mala fe por el tutor, que podía el pupilo hacer que se
anularan.

El pretor vino a aportar una importante limitación a las facultades del tutor, permitiendo
al pupilo dejar sin efecto los actos del tutor por el procedimiento de la ‘in integrum restitutio”,
demostrando que esos actos le habían lesionado.

Bajo Septimio Severo, un senado-consulto conocido con el nombre de “oratio Severi”


prohibía al tutor enajenar los inmuebles rurales y los situados en los barrios de la ciudad, que
fueran propiedad del pupilo, salvo ciertas excepciones determinadas limitativamente.
Constantino amplió la prohibición a los inmuebles urbanos y a los muebles preciosos; y bajo
Justiniano, el tutor no pudo ya recibir capitales por cuenta del pupilo, sino con autorización del
magistrado.

Pluralidad de Tutores

No sólo se podía designar un tutor para uno o para varios impúberes sui iuris, sino que
se podían designar y era frecuente varios tutores para un solo pupilo, o sea que podía haber
pluralidad de tutores, cualquiera que fuera el origen de la tutela.

En la última etapa del derecho era suficiente la auctoritas que otorgara uno solo de los
varios tutores que tuviera un impúber para que el acto jurídico realizado por éste tuviera validez.

Por lo que respecta a la gestio, los tutores pueden quedar todos encargados de
administrar bajo su responsabilidad común, pero habida consideración de las ventajas de la
administración unipersonal, el pretor podía permitir que uno solo administrara, y también por
acuerdo entre los tutores o por disposición del testador, podían aquellos dividirse la tutela en la
forma más conveniente, o sea, en razón de la naturaleza de los trabajos o por la ubicación de
los bienes; pero todos los demás tutores quedaban como vigilantes y responsables subsidiarios
de la gestión del administrador

Obligaciones del Tutor y Acciones que nacen de La Tutela

A) En el derecho primitivo. EI deber del tutor de administrar bien y de restituir los


bienes del pupilo al terminar la tutela, provenía de la moral y de las costumbres, pero no estaba
en ninguna forma sancionado por la ley.

La Ley de las XII Tablas estableció dos garantías para el pupilo contra el fraude del tutor,
que fueron:

1) EI “crimen suspecti tutoris”, que era una acción abierta a todo el mundo, menos al
pupilo mismo, que tenía por efecto dar fin a la tutela cuando el tutor comprometía la fortuna del
pupilo: por su fraude o por grandes torpezas.

2) La “actio de rationibus distrahendis”, que era una acción doble, que tenia carácter
penal, dada al pupilo contra el tutor para obtener la restitución de valores, que el tutor hubiera
empleado mal.
B) Reformas introducidas por el pretor

Además de la “restitutio inintegrum”, que permitía al pupilo hacer que se anularan los
actos del tutor que lo lesionaran, el pretor concedió al pupilo dos nuevas garantías:

1) La “actio negotiorum gestorum”, por la cual el pretor asimiló al tutor que manejara
bienes del pupilo a un gestor de negocios y concedió al pupilo una acción contra su tutor, en
caso de faltas cometidas en tal gestión. Esto constituyó un progreso, puesto que hasta entonces
el pupilo no podía quejarse más que en caso de fraude cometido en su perjuicio.

2) La “cautio rem pupilli salvam fore”, por la cual se constriñó al tutor a que en el
momento de entrar a ejercer el cargo, se obligara por un contrato de estipulación, a administrar
bien los negocios del pupilo y a restituirle sus bienes al terminarla tutela. Esa obligación debía
garantizarla el tutor con fiadores.

Hacia fines de la República, en el siglo VII de Roma, se creó la “actio tutelae”, que era
una acción doble: en favor del pupilo y en favor del tutor. La “actio tutelae directa”, correspondía
al pupilo y le permitía hacerse restituir los bienes por el tutor, al finalizar la tutela, y hacerse
indemnizar por él por las faltas cometidas durante su administración y que no habría cometido
en gestiones de su propio patrimonio. La “actio tutelae contraria”, se dio al tutor en contra del
pupilo, para reclamarle los anticipos que hubiere realizado en beneficio del menor y para que
este se subrogara en las obligaciones que había contraído por él.

C) Reformas del derecho imperial

En razón de las reformas precedentes, el tutor era responsable de las faltas que hubiera
cometido en la gestión del patrimonio del pupilo, pero no estaba obligado a administrarlo, faltaba
establecer esta obligación a su cargo, haciéndolo responsable de su inacción.

Bajo el emperador Claudio, los parientes del pupilo podían citar al tutor en caso de
inacción ante los cónsules, y estos magistrados decidían si el tutor se había hecho responsable
por no administrar.

En la época del emperador Marco Aurelio, se fue más lejos, y se resolvió sin intervención
de los cónsules que el tutor respondería de su omisión en las gestiones, a partir del momento
en que hubiera tenido noticia de su nombramiento.

Como garantías especiales, se obligó indirectamente al tutor a hacer que se realizara


un inventario de los bienes dela sucesión al principiar la tutela; y se creó un privilegio que
permitió al pupilo ser preferido a los acreedores quirografarios, pero no a los acreedores
hipotecarios del tutor; y un senado-consulto, bajo Trajano, concedió, la “actio subsidiaria” contra
los magistrados municipales, en caso de que el tutor y sus fiadores fueran insolventes; y bajo
Constantino, se concedió al pupilo una hipoteca legal sobre todos los bienes del tutor.

Extinción de La Tutela de los Impúberes

La tutela de los impúberes puede terminar por causas propias del pupilo o por causas
inherentes al tutor. En este último caso, lo que hay más bien es un cambio de tutor y no una
cesación de la tutela misma.

A) Causas provenientes del pupilo


Por parte del pupilo podía terminar la tutela:

1) Cuando el pupilo llegaba a la edad de la pubertad, por lo menos para el hombre, a los
catorce años de edad.

2) Cuando el pupilo perdía la libertad, el derecho de ciudadanía, o había un cambio en su


situación familiar, o sea, cuando había sufrido una capitis deminutio máxima, media o mínima.

3) Cuando el pupilo moría.

4) Cuando había llegado el término o se había cumplido la condición impuesta por el pater
familias, en la tutela testamentaria, para que finalizara la misma.

B) Causas inherentes al tutor

Terminaba la tutela por causas inherentes al tutor:

1) Por la perdida de la libertad o de la ciudadanía, o sea, cuando el tutor sufría una


capitis deminutio máxima o media.

2) Por haber ocurrido la muerte del tutor.

3) Por la exclusión del tutor de la tutela, como consecuencia del crimen suspecti tutoris.

4) Por una excusa dada por el tutor que hubiera sido aceptada.

5) Por haber renunciado el tutor a la tutela.

Tutela Perpetua le las Mujeres

Las mujeres púberes sui iuris, estaban sometidas a tutela perpetua, por considerar los
juristas romanos que en virtud de su inexperiencia para los negocios y de su natural ligereza de
espíritu, podían dilapidar los bienes familiares. Esta tutela se estableció, no en interés de la
mujer misma, sino por un sentimiento de desconfianza contra ella; en interés de la familia
agnaticia para impedir que disipara los bienes que recibiera de los parientes paternos.

Clases de Tutela

Como en los impúberes, había tres clases de tutela: la testamentaria, la legítima y la


deferida por el magistrado o dativa.

La incapacidad de la mujer no era absoluta, no la tenía más que para ciertos casos; para
aquellos que se consideraban de tal naturaleza que podían comprometer los intereses de la
familia agnaticia, tales eran: la enajenación de una cosa mancipi, el dar dinero en préstamo, el
contraer una obligación y el hacer o recibir un pago.
Función del Tutor

La función del tutor, en este caso, se limitaba a la concesión de la auctoritas, porque


siendo la mujer una persona púber, el tutor no tenía la gestio, sino simplemente la auctoritas
para completar la personalidad de la mujer en los negocios que debía realizar.

La tutela de las mujeres, que procedía de la más remota antigüedad, se debilitó hacia el
fin de la República. En esa época se permitió al marido, que tenía a la mujer in manu, dejarle
un tutor testamentario. Más adelante se permitió a la mujer liberarse de la tutela de sus agnados
y tomar un tutor a su gusto para completar su personalidad jurídica: se le llamó tutor fiduciario.

También se permitió a la mujer tener un tutor a su gusto para ciertos actos, cuando el
tutor legítimo estuviera loco o ausente y, por lo tanto, fuera incapaz de dar la auctoritas.

Extinción de La Tutela de las Mujeres

Las leyes Iulia y Papia Poppaea, dispensaron de la tutela a la mujer que tuviera el “ius
liberorum”, o sea, a la ingenua que tuviera tres hijos y a la liberta que tuviera cuatro hijos.

Esta tutela desapareció definitivamente en el siglo IV de la era cristiana.

LA CURATELA

La curatela es una institución de derecho civil, que permite representar y asistir a


aquellas personas que por una causa particular o accidental, se encontraran incapacitadas para
administrar su patrimonio.

Dichas personas eran confiadas a un curador, quien para desempeñar su cargo debía
poseer cualidades similares al tutor, es decir, ser libre, ciudadano romano y del sexo masculino.

Curatela de Los Locos

En Roma se distinguían dos clases de locos: el “furiosus” y el”mente captus”.

Conforme a la opinión general, el furiosus era el que tenía intervalos lucidos; el mente
captus, el que nos los tenía, el idiota.

En la época de la Ley de las XII Tablas, el furiosus era el único provisto de curador, no
así el mente captus; y para el furiosus no existía más que la curatela legítima, en favor de los
agnados y de los gentiles, pues, era en su interés en el que se había establecido esta institución.

En esta materia, el progreso del derecho fue doble: por una parte, se proveyó de curador
al mente captus; y por la otra, tanto para el mente captus como para el furiosus se organizó la
curatela, no ya en interés de la familia, sino en interés del incapaz mismo y para su protección;
por lo tanto, al lado de la curatela legítima, se admitió la curatela deferida por el magistrado.

EI mente captus era incapaz, en forma absoluta, para realizar por si mismo cualquier
acto; el furiosus era incapaz igualmente en los intervalos no lúcidos, pero era completamente
capaz en los intervalos lucidos.
EI papel del curador de un loco era el de obrar en su lugar, el de administrar el patrimonio
de éste, ya que no podía nunca hacer intervenir a un loco, en ningún acto, para asistirlo, como
ocurría con el tutor cuando suministraba la auctoritas al pupilo, puesto que, o bien el loco estaba
en un momento de lucidez y era por completo capaz y podía obrar por si solo, o bien el loco
estaba en un momento de locura y era por completo incapaz y debía ser reemplazado por su
curador.

Las facultades del curador, estaban restringidas como las del tutor, por la oratio Severi,
o sea la prohibición que tenía de enajenar los inmuebles rurales y los situados en los barrios de
la ciudad, salvo ciertas excepciones determinadas limitativamente, prohibición que extendió
Constantino a los inmuebles urbanos y a los muebles preciosos.

En lo que respecta a su responsabilidad, el curador, era responsable por su gestión,


como si se tratara de un gestor de negocios; y por tanto al final de la curatela estaba obligado a
rendir cuentas, así como todas las veces en que el loco habiendo recobrado la razón se lo
exigiera; y como surgieron discrepancias entre los jurisconsultos acerca de si en este caso
terminaba la curatela para comenzar una nueva con el estado de locura subsiguiente, Justiniano
decidió que no cesara sino que el curador quedara inactivo durante este período de lucidez en
que el sujeto podía obrar válidamente por su cuenta.

Curatela del Pródigo

Conforme a la Ley de las XII Tablas era considerado pródigo la persona sui iuris que
disipaba los bienes que había recibido de sus parientes paternos por herencia ab-intestato. La
curatela se había realizado entonces, no en interés del prodigo mismo sino en interés de la
familia agnaticia, de modo que a falta de agnados y de gentiles no había ninguna curatela.

En el derecho clásico, el punto de vista de la ley varió y trató de proteger al pródigo por
si mismo y en interés de su familia; por lo tanto trató como pródigos a todos los que disipaban
sus bienes, sin distinción de su origen, y el magistrado dio un curador, aún a los que no tenían
agnados ni gentiles.

La sumisión del pródigo a la curatela resultaba de un “decreto de interdicción”. Según


unos ese decreto se pronunciaba por la gens, antes de la creación del pretor; pero, según otros,
esto fue obra de los magistrados y de los reyes, después de los comicios y finalmente del pretor.

La incapacidad del pródigo en la época clásica, tenía la misma extensión que la del
impúber de mayor infancia, ya que solamente podía mejorar por si solo su condición, pero no
podía empeorarla. La intervención por tanto del curador sólo tenía lugar en aquellos actos, que
de realizarse por el incapaz únicamente podían ocasionarle perjuicios patrimoniales; y en estos
casos intervenía el curador utilizando la “gestio”, o sea reemplazando al pródigo y no
suministrando su “consensus”, pues no hay ningún texto que mencione este procedimiento para
este caso.

La curatela del pródigo se extinguía al cesar la incapacidad de éste por haber dejado de
existir la causa que la había hecho necesaria, debido a la total recuperación del mismo; siendo
necesario entonces el levantamiento de la interdicción, que se realizaba por un proceso inverso
al primero, dado en la misma forma.

Curatela de Los Menores de Veinticinco Años


El varón púber sui iuris era plenamente capaz, conforme al derecho civil, para realizar
toda clase de negocios jurídicos; capacidad ésta que comenzaba desde el momento en que
había cumplido catorce años de edad, lo cual se explica por el hecho de que en los primeros
tiempos los actos jurídicos eran bastante raros, ya que el comercio no se había desarrollado; y
porque los actos jurídicos estaban llenos de solemnidades que requerían a menudo la presencia
del magistrado y frecuentemente la de personas que sirvieran de testigos; todo lo cual resultaba
de hecho una protección indirecta para los menores.

Pero no fue lo mismo desde el día en que por virtud del desarrollo del comercio y de la
simplificación de las formas primitivas, los actos jurídicos fueron más numerosos, más
frecuentes y más fáciles de realizar; pues entonces la necesidad de proteger al menor de
veinticinco años de edad se hizo sentir, y tal fue el objeto de la Lex Plaetoria, del siglo VI de
Roma, que da contra cualquier persona que engaña a un menor de veinticinco años, una acción
pública, que implica junto con la infamia ciertas privaciones políticas.

Según algunos autores la Lex Plaetoria acordó al menor una acción para hacerse
devolver lo que hubiera dado en cumplimiento de un convenio doloso que hubiera celebrado; y
después de introducido el procedimiento formulario, habría podido rehusarse a cumplir su
obligación oponiendo una excepción de dolo a la parte contraria que lo hubiera demandado
judicialmente para lograr tal cumplimiento. Pero, según opinan otros, la Lex Plaetoria no
establecía más sanción que la imposición de una pena al infractor, o sea que había sido una ley
minus cuam perfecta.

En la Lex Plaetoria se ve también la posibilidad de que el menor pudiera hacerse asistir


de un curador para un acto determinado, y de este modo si no en derecho por lo menos de
hecho, el tercero que tratara con el menor tenía menos que temer de ser acusado de fraude ya
que se salvaguardaba el crédito del menor.

EI derecho pretoriano llegó más lejos que la Lex Plaetoria, pues permitió al menor no
solamente engañado, sino simplemente lesionado por el acto que había realizado, obtener la
resolución del mismo por decisión del magistrado; siendo sólo necesario para que se acordara
esta restitución lo siguiente:

a) Que la lesión resultara del acto mismo y no de un hecho posterior o fortuito,


correspondiendo al menor suministrar la prueba de la lesión pues no bastaba con demostrar
que era menor al realizar el acto.

b) Que la lesión sufrida fuera de cierta importancia

c) Que la restitutio in integrum se demandara dentro de cierto plazo: en un principio, en


un año útil; y bajo Justiniano, cuatro años continuos.

d) Que no tuviera, conforme al derecho civil, otro recurso que intentar.

A partir del emperador Marco Aurelio, pasó la curatela de especial y accidental a ser
permanente; tendiendo a asemejarse más a la tutela. Sin embargo, no se impuso al menor en
forma general, pues constituyó una regla el que los menores no tenían curador contra su
voluntad.

Excepcionalmente podía ser obligado el menor a asistirse de un curador, a petición de


la parte contraria, para actos que no pudiera realizar más que con él y para los cuales se pudiera
exigir ésta garantía de hecho contra la ulterior nulidad del acto; tales eran: la rendición de
cuentas de la tutela, la realización de un pago al menor o un juicio contra el mismo menor

A partir del emperador Diocleciano,se distinguieron dos clases de menores: los que
tenían curador y los que no lo tenían.

Los menores con curador eran incapaces, como los pupilos en mayor infancia y como
los pródigos, ya que ellos por sí mismos podían mejorar su condición, pero no podían
empeorarla sin el “consensus curatoris”.

Los menores que no tenían curador eran plenamente capaces para mejorar su condición
y para empeorarla, sin asistencia de nadie.

Estas dos clases de menores se asemejaban sin embargo desde dos puntos de vista:
a) que podían en caso de lesión hacer rescindir sus actos por la vía de la in integrum restitutio;
y, b) que la oratio Severi se aplicaba a las dos clases de menores en cuanto a la enajenación
de los inmuebles rurales y los situados en los barrios de la ciudad, ampliada por Constantino a
los inmuebles urbanos y a los muebles preciosos.

EI “consensus curatoris” era la adhesión del curador a un acto ejecutado por un menor.
Este modo de intervenir el curador era especial para el curador del menor, o sea el sujeto entre
14 y 25 años, pues los otros curadores no procedían sino por la gestio, o sea, que reemplazaban
al incapaz y no lo asistían. Esta forma de intervenir apareció el mismo día en que la Lex Plaetoria
proveyó al menor de un curador para actos jurídicos determinados.

La Venia Aetatis

La “venia aetatis” era una institución que tenía por fin conferir a un menor de veinticinco
años de edad una capacidad casi completa, antes de esa edad. Parece que fue creada por
Septimio Severo y por Caracalla, pero recibió su forma definitiva bajo Constantino.

Esta concesión estaba subordinada a dos condiciones:

1) Determinada edad, o sea veinte años para los hombres y dieciocho años para las
mujeres.

2) Un rescripto imperial.

Para el menor que estaba en curatela, la venia aetatis le hacía salir de su minoridad y lo
hacía capaz; además, lo privaba del beneficio de la in integrum restitutio. Para el menor que no
estaba en curatela, la venia aetatis no producía ese último efecto.

Además, el menor, a partir de la venia aetatis seguía sometido a la oratio Severi y a las
agravaciones ulteriores establecidas por Constantino. En esto es en lo que difería del mayor de
veinticinco años.

Curatelas Especiales

A) Curatela de los sordomudos. Los sordomudos estuvieron también sometidos a


curatela por su incapacidad, siendo esta curatela similar a la curatela de los locos.
B) Curator ventris nomine o curador de vientre, era el curador que se nombraba al
nasciturus, o sea a las personas por nacer pero ya concebidos cuando ocurría la muerte del
pater familias, con el fin de tutelar sus intereses hasta el momento de su nacimiento.

C) Curatela excepcional del impúber. El impúber bajo tutela, excepcionalmente,


puede tener un curador en los casos siguientes:

1) Cuando el tutor sostiene un juicio en contra del pupilo;

2) Cuando el tutor ha presentado una excusa temporal; y,

3) Cuando el tutor se muestra incapaz de solucionar un asunto del pupilo.

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