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25 Años en Las Cárceles de Exterminio de Este Estado Fascista Me Han Ratificado Que Hay Que Seguir Luchando
25 Años en Las Cárceles de Exterminio de Este Estado Fascista Me Han Ratificado Que Hay Que Seguir Luchando
Era muy difícil, pero se encontraban. Recuerdo que, entonces, casi todas las
librerías, al menos en Madrid, tenían una trastienda. Y algunos libreros
progresistas, si confiaban en ti, si te conocían, te dejaban entrar en esa
especie de rebotica en la que podías encontrar, por ejemplo, libros editados
por Ruedo Ibérico, libros editados en México o en Argentina; libros de
política, de poesía social... Esos libros me interesaban a mí. Podías
encontrar también boletines, revistas clandestinas de los grupos más
diversos... Y yo me iba nutriendo de todas aquellas lecturas.
Iñaki Álvarez: En esos años, además del PCE, empiezan a sonar otros
grupos reformistas como el FELIPE, que gozaba de cierto carisma, sobre
todo entre los estudiantes antifranquistas. Sin embargo, tú nunca te dejaste
abrazar por ellos...
Miguel Brotons: No. Antes había pasado por el FRAP. Había estado en las
Juntas Antifascistas y Patriotas. Por eso tenía contacto con gente del PCE
(ml) que era el partido que lideraba todo aquel movimiento. Pero muy
pronto me convencí de que aquello no podía llegar muy lejos. Hacían una
proyección mecánica de las experiencias chinas al caso del Estado español
y, claro, proyectar las experiencias de un país campesino como China,
enorme, sí, pero fundamentalmente campesino, a un país industrializado
como empezaba a ser el Estado español, era absurdo. Por ejemplo, esta
gente decía que el enemigo principal, el enemigo fundamental de los
trabajadores españoles era el imperialismo yanqui, y eso, evidentemente,
también era absurdo. Tú a la gente no la podías movilizar simplemente
contra el imperialismo yanqui, porque su enemigo principal no era ése. Su
enemigo, nuestro enemigo fundamental, era el régimen fascista que
imperaba en el Estado español y el patrón que les explotaba directamente.
Y, claro, con esas prioridades no podía calar el mensaje del PCE (ml) y del
FRAP. Así que entré en la OMLE, que también se reclamaba seguidora de
Mao, en el sentido de que Mao tenía y tiene muchas cosas que enseñar,
porque entre las experiencias chinas hay algunas que tienen validez
universal, pero lo que no se puede hacer es un mimetismo absoluto de la
política que Mao diseño para China, en cada uno de sus puntos, para
aplicarla a un país desarrollado y capitalista.
Iñaki Álvarez: Sin embargo, aquí las teorías maoístas las esgrimieron
partidos mucho mayores numéricamente que el vuestro que acabaron
engrosando las filas del PSOE y hasta del PP. Por ejemplo, la ORT o el PTE.
Miguel Brotons: Claro, claro. De hecho, esos partidos que citas, en cuanto
llegó la transición, abrazaron la reforma, se legalizaron y llegaron, incluso, a
participar en las primeras elecciones. Demostraron en la práctica que no
eran más que unos demócratas burgueses. Aceptaron la Constitución.
Nosotros, en cambio, ya como PCE (r), nos enfrentamos a ella y la
denunciamos como lo que es, como lo que siempre fue, un
enmascaramiento del mantenimiento del régimen de los monopolios.
Iñaki Álvarez: En aquellos días en que aún había grandes diferencias entre
sectores sociales como los obreros, los jornaleros, los estudiantes, etcétera,
vosotros creasteis otras organizaciones como ODEA...
Iñaki Álvarez: Ya, pero hay otras experiencias que no responden a ese
esquema. Por ejemplo, el caso vasco.
Miguel Brotons: Sí, pero es que en el País Vasco hay una lucha
interclasista. Lo que, además, es muy lógico porque es una lucha de
liberación nacional. Pero eso es lo que te decía. El enfrentamiento al
fascismo no es propiedad exclusiva del proletariado. Y como la opresión
fascista está afectando a otras clases y a otros sectores sociales, todos ellos
pueden y deben participar en esa lucha contra el fascismo. En el caso vasco
está muy claro. Allí hay burguesía, hay pequeña burguesía, hay
proletariado, y ellos se dotan de las organizaciones y de las formas de lucha
que consideran oportunas. No es un movimiento proletario, ni falta que
hace, puesto que es una lucha de liberación nacional que tiene que tener un
carácter muchísimo más amplio y deben participar, y de hecho participan,
sectores sociales que no tienen objetivos socialistas. Algunos de ellos sí los
tienen, pero otros lo único que quieren es su patria vasca independiente, a
lo cual tienen todo el derecho del mundo.
Eran los seminarios, que era como les llamábamos, no sólo nosotros, sino
que era un término acuñado por todas las fuerzas de la izquierda
revolucionaria de los años 60 y 70. Nosotros hemos prestado una gran
atención a la teoría revolucionaria, pero nunca hemos sido excesivamente
"practicistas", ni muchísimo menos, pese a que para nosotros, como
marxistas, la praxis tiene una importancia decisiva. Pero, claro, partíamos
de una verdadera degeneración del Partido Comunista.
Miguel Brotons: Hombre, eso fue algo que ya estaba bastante preparado.
Iñaki Álvarez: ¿Qué mueve a alguien a empuñar las armas por sus ideas?
Iñaki Álvarez: En ese tramo histórico que fue la transición, entre 1.975 y
1.980 o 1.982, que yo recuerde, practicaban la lucha armada, al menos, los
GRAPO, ETA militar, el FRAP, ETA (pm), los Comandos Autónomos
Anticapitalistas, Terra Lliure, el Exercito Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe,
Iraultza, algunos grupos anarquistas de acción directa... En 2.003 quedan
operativos sólo los dos primeros: ETA y los GRAPO. Pero es que en Europa,
ha pasado algo parecido. De todos los grupos armados que había en esos
años, quedan solamente Iparretarrak (que nació posteriormente en el País
Vasco francés), los corsos y algo en Irlanda...
No. Así no ocurren las cosas. La revolución se desarrolla con avances y con
retrocesos. Con muchas más derrotas que victorias por parte de las fuerzas
revolucionarias. Y esto es así, tiene que ser así, por la sencilla razón de que
partimos de una posición de verdadera inferioridad en fuerza material con
relación al enemigo.
Miguel Brotons: Pues mira, Iñaki, supone dos cosas contrapuestas, como
si fuesen las dos caras de una misma moneda. Cuando pasa a la lucha
clandestina, sea ésta política o armada, como tú bien dices, eres consciente
de que en cualquier momento puedes perder la vida, lo cual implica un alto
grado de conciencia política y de conciencia social y un alto grado de
convicción de tus propias ideas. Si no tienes eso, evidentemente, no puedes
asumir esos riesgos. Pero la moneda, además de la cruz, tiene también una
cara. Es la cara más positiva. Me refiero a que estás haciendo aquello que
quieres hacer. Te sientes completamente libre. Y te sientes libre, no
solamente porque estás luchando por la libertad, sino, sobre todo, porque
estás haciendo lo que tú quieres. Tú crees que debes combatir al Sistema y
lo combates. Bien, pues en ese momento has tomado una decisión
completamente libre. Eres libre. Porque solamente la mujer o el hombre que
lucha de acuerdo con sus ideas puede ser libre. La persona que tiene unas
ideas muy bellas pero no combate por ellas, no es libre. Pero no es libre, no
porque la estén atenazando desde el Estado, no. No es libre porque ella
misma no quiere ser libre. El paso hay que darlo. El paso de transformar tus
ideas en actos, hay que darlo. Y al dar ese paso, estás siendo
completamente libre. Por lo tanto, el paso a la lucha clandestina, el paso a
la lucha armada, implican esas dos caras de la moneda. Por un lado, el
riesgo evidente, que requiere una gran conciencia política y social: pero, por
otro, una inmensa alegría por haber llegado a ser completamente libre, por
hacer exactamente lo que quieres hacer.
Iñaki Álvarez: Sí, pero, por ejemplo, eso en ETA no consta que pasara. A
nadie se le ha ocurrido jamás decir que ETA fuese un montaje policial...
Miguel Brotons: Era otra época y eran otras condiciones también. En
nuestro caso, una de las formas de combatirnos fue precisamente esa, crear
esa leyenda a nuestro alrededor, el calumniar, el decir un día que éramos
agentes de la CIA, al siguiente que lo éramos del KGB, y al otro que
pertenecíamos al Mossad.
Miguel Brotons: Sí, sí, tuvieron que ver bastante. Por eso se les puso
alguna bomba que otra. Concretamente Juan Tomás de Salas participó en
un congreso antiterrorista de ámbito internacional, no sé si en París o en
dónde, y el tipo lo dijo claramente y expresó esta idea a la que me refería
antes: "Hay que destruir la imagen del enemigo". Y añadió en primera
persona: "En el caso de los GRAPO, nosotros dijimos que procedían de aquí,
procedían de allá..." Él mismo reconoció que había sido mentira todo lo que
habían dicho. Y en cuanto a las infiltraciones, yo estoy muy orgulloso, pero
mucho, de que la Policía intente infiltrarnos. Si no intentase infiltrarnos,
pensaría qué estamos haciendo mal, porque estaríamos haciendo algo mal,
fijo. La Policía sólo intenta infiltrarse en aquellos grupos que realmente
considera enemigos y que realmente considera que tienen una potencialidad
revolucionaria; que si hoy son pocos, mañana pueden ser muchos. Cuando
detectan un grupo que puede conseguir contactar con el movimiento
espontáneo de las masas, intentan infiltrarlo. Y al PCE (r) y a los GRAPO
han intentado infiltrarlos muchas veces. Se puede decir que, de diez veces
que lo han intentado, lo han conseguido una. Eso no es malo, es inevitable.
Miguel Brotons: No, no fue ninguna fiesta mi paso por Comisaría, eso
desde luego. Pero vamos, que no fue una fiesta. Fue, eso sí, un verdadero
dolor y un verdadero sufrimiento porque nos torturaron a conciencia tanto a
mí como a todos mis compañeros. Pero era algo esperado. Es lo que te
decía antes. Cuando nosotros tomamos la decisión de pasar a la
clandestinidad, la decisión de luchar toda nuestra vida por una causa que
consideramos justa, conocemos las consecuencias. Hombre, una cosa es
saber las consecuencias en un plano teórico, en una charla con los
camaradas, y otra cosa es estar allí en el potro de la tortura.
Evidentemente, es distinto. Pero es algo esperado y en esos momentos,
cuando te enfrentas a tus torturadores, te enfrentas a ellos como enemigo.
Tú sabes que son tu enemigo, que no les puedes decir tal o cual cosa, que
tienes que callar. Y lo consideras como una acción más, como cuando
ejecutas una acción armada, o como cuando vas a dar un mitin a la puerta
de una fábrica. Para ti es una acción más. Es un acto revolucionario.
Miguel Brotons: Ah, por supuesto, por supuesto. Cuando una compañera
o un compañero canta, no le echamos la culpa al compañero. La culpa es
del torturador, evidentemente. Hombre, hay cosas que no se deben cantar
y generalmente no se han cantado. Nuestros camaradas, en general, se han
portado de una forma muy digna ante los torturadores. Aunque, después, a
renglón seguido, hayan dicho: "Bueno, pues hasta aquí he llegado; no
quiero pasar otra vez por esto". Eso también lo comprendemos, porque es
una cosa muy humana, evidentemente. No todo el mundo aguanta toda su
vida a este ritmo que nosotros tenemos que aguantar. Y eso lo tenemos que
comprender, y no nos preocupa excesivamente. Sabemos que a ese que
cede, mañana le seguirá otro que va a continuar su lucha.
Miguel Brotons: Sí, claro. Incluso uno de ellos, creo recordar que se
llamaba Juan García, pasó a militar en los GRAPO y fue asesinado por la
Guardia Civil en el momento de su detención en La Coruña. Ha habido más
presos comunes, aunque pocos, que han pasado a militar.
Iñaki Álvarez: ¿Cómo es, en general, vuestra relación con los presos
comunes?
Miguel Brotons: Hay de todo, como en botica. Hay de todo, como pasa en
la sociedad. En la sociedad hay gente con la que no puedes relacionarte,
que no te comprende, que no te acepta, que te considera un enemigo...
Pues en la cárcel pasa igual. Ahora bien, hay mucha gente en la cárcel que
es muy digna, que está luchando por su propia dignidad como personas,
como individuos; que se enfrenta a los carceleros de una forma muy
consecuente. Esos son hermanos nuestros y nos llevamos muy bien con
todos ellos. Es más, incluso con gente que no se distingue precisamente por
combatir al Sistema o por defender su propia dignidad, cuando se han visto
en problemas, nosotros hemos estado a su lado.
Porque nosotros no podemos ver una injusticia contra nadie, sea quien sea,
sin responder a esa injusticia, sin tratar de impedirla, aunque nos acarree
cualquier tipo de consecuencia. Entonces, todo esto ha creado una serie de
relaciones buenas con los comunes. Ha generado un respeto muy grande
que cualquier preso común tiene por los presos de los GRAPO. Nos conocen
muy bien; saben que siempre estamos al lado de los débiles y saben que
nunca hemos tirado contra ningún preso.
Siempre que hemos tenido broncas, siempre han sido contra los carceleros,
nunca contra los presos.
Miguel Brotons: Pues mira, Iñaki, esos nueve meses supusieron una etapa
también muy rica porque tuvimos que reorganizar los GRAPO, en mi caso.
Miguel Brotons: Sí, claro, cómo no. No se puede pasar por la DGS sin
torturado. Ahora parece ser que la tortura es un poco más selectiva... Pero
entonces era bastante brutal.
Iñaki Álvarez: Y tú, que eres madrileño de adopción, ¿qué piensas cuando
pasas por la Puerta del sol y ves aquel edificio convertido en sede del
Gobierno de la Comunidad Autónoma?
Miguel Brotons: Pues veo que es una cosa muy lógica. Efectivamente, una
cosa sucede a otra. Es un verdadero símbolo. Antes estaban allí los
torturadores y ahora están los jefes de los torturadores. Ahora está el
Estado que es el que maneja, y el que utiliza, y el que necesita a los
torturadores.
¿Por qué? Porque se van creando una serie de vínculos con los presos
comunes, se crea una situación estable... Estable, en el sentido de que tú
cuando llegas a una cárcel, de momento, todas tus reivindicaciones te son
negadas; tú pides esto, pides lo otro, y te dicen que no a todo, pero con el
tiempo, con una huelga de hambre, con una lucha contra los carceleros, vas
consiguiendo arrancar pequeños espacios, vas consiguiendo arrancar unas
condiciones que te permitan hacer un trabajo, un trabajo político, un
trabajo de organización, un trabajo de propaganda, unos trabajos
manuales... Entonces, inmediatamente, te dispersan. Esa es una política
permanente. Y esa política, si quieres, se impulsa a partir de 1.987. Pero,
¿por qué? Entre otras cosas, porque hay un aumento de la represión en
general en toda la sociedad, no solamente en las cárceles. Pero también
porque en las cárceles hemos conseguido ya éxitos muy importantes. Por
ejemplo, yo recuerdo que a lo largo de los años 86 y 87, la Comuna Carlos
Marx, de allí, de Soria, había impulsado un debate en el seno del
movimiento revolucionario europeo para analizar todas las experiencias de
lucha política y de lucha armada desde la Segunda Guerra Mundial hasta
esos momentos. Entonces, se entabla ese debate, se impulsa desde Soria, y
se entabla con miembros y ex miembros de las Brigadas Rojas, de la
Fracción del Ejército Rojo y de un montón de organizaciones revolucionarias
europeas. Eso cala, eso empieza a calar, eso empieza a discutirse, empieza
a crear opinión... Empezamos a sacar conclusiones. Es decir, empezamos a
tener éxitos en ese debate. En ese momento, ya se ven obligados a romper
la Comuna. Antes habían dispersado a los compañeros de ETA por parecidas
circunstancias, por parecidas razones. En la medida en que tú, en una lucha
cualquiera, sea en la cárcel o sea en la calle, consigues éxitos, tienes que
saber que el enemigo va a responder a esos éxitos. Si tú consigues
avances, éllos tienen que tratar de que no sigas avanzando y tienen de
tratar de que, incluso, retrocedas. Es lo que decía Marx: "La Revolución, en
su avance, genera una contrarrevolución cada vez más sanguinaria, más
fuerte y más dura". Eso se da actualmente también. En cualquier lucha te
ocurre eso. Por eso, la política de dispersión también era una política
cantada. Nosotros, cuando estábamos en Soria en la Comuna, recuerdo que
un mes antes de la dispersión, yo empecé a romper papelitos. Todo lo que
tenía allí archivado, papeles de muchos años... Ya lo sabíamos.
Sabíamos que nos iban a dispersar. No sabíamos cuándo, pero sabíamos
que en cualquier momento vendría la dispersión.
Pero nosotros decimos que aunque eso es posible, al día siguiente de haber
muerto el último de nosotros, aparecería alguien que retomase nuestra
bandera. ¿Por qué? No por lo que nosotros hubiéramos dicho, sino porque
hay unas causas en la sociedad, en el capitalismo, que generan esa forma
de lucha, que generan la resistencia, que generan la lucha, que generan
revolucionarios. A los revolucionarios nos pare la reacción. En la medida en
que los reaccionarios son cada vez más bestias, y cada vez más burros, y
cada vez reprimen más, por fuerza tiene que generarse una resistencia.
¿por qué no tenemos las masas detrás de nosotros? No tenemos las masas
detrás de nosotros porque las masas, hoy en día, todavía no son
revolucionarias. No hay condiciones para eso. Por eso, antes te explicaba
que sabemos que solamente podemos sembrar en pequeños tiestos, que no
podemos sembrar a manos llenas. No podremos tener gran número de
militantes en ningún momento en toda esta etapa del proceso
revolucionario que va a ser muy largo. Eso no puede ser. Porque son
demasiados los riesgos que asumes cuando pasas a hacer este tipo de
actividades.
Miguel Brotons: Sí, Sí, claro. Además, nosotros ni siquiera avisamos a Herri
Batasuna de que íbamos a apoyarles. No, no, no. No pedimos nada a
cambio, ni muchísimo menos. Consideramos que eso era justo, y lo hicimos
sin más. Ahora, también somos conscientes de que el resultado práctico de
ese llamamiento nuestro a votar a Herri Batasuna es muy pequeño.
Nosotros tenemos muy poca influencia, evidentemente. Pero era una
cuestión testimonial y, por lo tanto, era una cuestión con una cierta
importancia. Era un símbolo. El proletariado revolucionario considera que
Euskadi, Euskal Herria, tiene derecho a su independencia, y en estos
momentos la fuerza principal en aquella nación es Herri Batasuna y el
movimiento que ella representa y debemos apoyarles. Siempre hemos
apoyado la independencia y en estos momentos el apoyo a la independencia
del País Vasco pasa por las elecciones. Es lo que más le duele al Estado y
fortalecemos, además, a un sector del Pueblo Vasco que está luchando por
la independencia. Así que hay que hacerlo.
Iñaki Álvarez: Has pasado en las cárceles 25 años. Eres, creo, la persona de
la historia de este Estado que más tiempo ha estado presa...
Iñaki Álvarez: Ya. Pero me refiero a que impresiona. Y digo yo que habrá
mucha gente que opine que una persona que ha sufrido 25 largos años en
prisión, prácticamente toda su vida, por mantenerse fiel a sus ideas, al
menos merece respeto, ¿no?
Iñaki Álvarez: Me comentó una vez José María Sánchez Casas que hasta los
carceleros os reconocían ese respeto...
Miguel Brotons: Ah, sí, sí, en los carceleros y hasta en los policías. Es que,
de verdad, cuando un movimiento consigue el respeto de sus enemigos, es
que está haciendo las cosas muy bien. Y ese respeto lo hemos tenido. Pese
a que nos han calumniado y nos han dicho perrerías, pero en el trato con
ellos, en el trato con los carceleros, en el trato con los torturadores, se veía
ese respeto. Nos estaban torturando, pero nos estaban respetando. Porque
estaban admitiendo que nosotros éramos muy superiores a ellos. Lo
estaban admitiendo.
Iñaki Álvarez: Sois los únicos que habéis llevado vuestras huelgas de
hambre hasta el final dentro de la prisión. Sois los únicos que habéis sufrido
bajas en esas protestas...
Miguel Brotons: Sí, sí, es muy duro. Una huelga de hambre es muy dura,
pero es como tantas otras cosas... También es duro, por ejemplo, un
parado, que lleva un año o dos años en paro y que no tiene un cuarto que
llevar a su familia a fin de mes. ¿No es duro eso? Eso es mucho más duro
todavía. Al fin y al cabo, cuando tú estás en huelga de hambre tú eres un
militante político, sabes lo que te estás jugando y sabes que estás
combatiendo al enemigo. Pero el parado, a veces, no sabe siquiera la causa
de sus males. Intuye que es el capitalismo, pero no ve la forma de luchar
contra él. No ve la forma de revertir esa situación. Cuando nosotros
emprendemos una lucha, una huelga de hambre, sabemos la solución de
ese problema. Y sabemos que esa lucha podrá fracasar, pero que a la
próxima vamos a ganar. Tenemos esa conciencia de lucha y de victoria y de
organización. Sentimos el calor de nuestros compañeros. El parado,
generalmente, está mucho más aislado.
Iñaki Álvarez: Hablando del calor humano, hay una asociación, AFAPP-SRI
(Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos - Socorro Rojo
Internacional), que os apoya expresamente. ¿Cómo se valora en la cárcel
ese colchón social de familiares, de amigos y de alguna otra gente solidaria
que ni siquiera os conoce personalmente?
Miguel Brotons: Lógico, porque ellos están tratando de crear sus espacios
libres, sus espacios de creatividad, porque, claro, un espacio ocupado no es
simplemente un hueco donde se meten los chavales para divertirse, sino
que, en muchos casos, hacen sus pequeños trabajos, hacen su labor de
concienciación, dan allí charlas, y llevan a obreros, y llevan a ex presos a
hablar... En fin, es un espacio muy rico y por lo tanto es un espacio que
molesta al Estado, indudablemente.
Miguel Brotons: Un precio muy alto y durante mucho tiempo, además. Y, sí,
es verdad que eso no ocurre ahora, pero ocurrirá. ¿Cuándo ocurrirá?
Cuando las condiciones de vida y de trabajo de las masas sean tan malas
que la gente no tenga nada que perder. Inexorablemente, tiene que ocurrir.
¿Cuándo? No lo sé. Pero, evidentemente, el capitalismo no puede asegurar
unas condiciones de vida y de trabajo permanentemente aceptables para la
inmensa mayoría de la población. Siempre necesitará, primero: que haya
una bolsa de miseria dentro del estado capitalista; segundo: superexplotar,
oprimir a los pueblos empobrecidos del Tercer Mundo. Con esas riquezas
puede crear un colchón social determinado para impedir el avance de la
Revolución. Pero esas riquezas no pueden estar llegando constantemente,
los pueblos del Tercer Mundo también tienen algo que decir. También están
luchando, con mayor o menor fortuna. No es una situación estable para el
capitalismo. Ahora, por ejemplo, hay un peligro evidente de guerra. Ahí
están los periódicos. Nosotros hemos hablado de ese peligro de guerra
durante muchísimo tiempo. Bueno, pues ahora se está viendo. Que ahora
es una agresión a Irak, pero que el conflicto se va a extender muy
fácilmente a otras áreas del mundo. Pues esos preparativos para la guerra
implican unos grandes sacrificios para las masas populares. Por ejemplo, un
aumento de los impuestos, la restricción de los gastos sociales, que ya
están ahí y que cada vez se incrementarán más. Implica también que
soldaditos españoles, soldaditos yanquis, soldaditos ingleses, o de la
nacionalidad que sean, maten y mueran en los frentes de batalla. Eso es un
problema para el pueblo, porque esos muertos, unos y otros, son gente de
abajo. Bueno, pues, eso no lo va a tolerar la sociedad, eso no lo va a seguir
tolerando el pueblo. No puede. Ahora, ¿que ese proceso es muy largo? Pues
es evidente. ¿Y que las condiciones se tienen que deteriorar muchísimo más
de lo que están ahora? Eso es evidente también. pero mientras que los
revolucionarios estemos ahí, luchando en esa dirección, llegará el momento
en que esa ira popular conecte perfectamente con el movimiento
organizado.
Miguel Brotons: Pues me encuentro con una cárcel un poquito más grande
que las que he conocido en todos estos años. Porque aquí también hay
muros, y también hay barrotes, y también hay represión, y también hay
opresión, y también hay mucha mierda, como en cualquier cárcel. Entonces,
lo mismo que cuando entré en la cárcel tuve que readecuarme al nuevo
ambiente, al nuevo marco en el que se iba a desarrollar mi lucha -y así he
estado, en ese marco, durante 25 años-, ahora tengo que volverme a
readecuar. Ahora ya no estoy en la cárcel pequeña, mis enemigos no son
directamente los carceleros, ahora son otro tipo de enemigos, la Policía que
me está siguiendo constantemente allí donde voy... Las formas de lucha
también han cambiado respecto a mi etapa anterior, la forma de
organización, la psicología de la gente ha cambiado... Pero las soluciones
son las mismas: hay que continuar luchando. A mí, 25 años en las cárceles
de exterminio de este Estado fascista lo único que han conseguido es
ratificarme en que hay que seguir luchando.
Iñaki Álvarez: Pero ahora las cosas no son como antes. Incluso la capacidad
de realizar atentados de las dos organizaciones armadas que siguen
operativas en la actualidad -ETA y los GRAPO- parece que ha disminuido
bastante. ¿Crees que eso va a cambiar?
Miguel Brotons: Pues claro que sí. Evidentemente. Mira, ahora estoy dando
un montón de charlas por todo el Estado: en Euskal Herria, en Galiza, en
Catalunya, ahora también en Andalucía... Estoy encontrando muy buena
gente en todos los sitios. Estoy encontrando, sobre todo, primero: mucho
desconcierto, en el sentido de que quieren luchar y no saben cómo. No
tienen, por decirlo así, el optimismo que yo pueda tener. Y muchos chavales
me preguntan: "¿Cuál es la raíz de tu optimismo?" Bueno, esa es una buena
pregunta, pero es que me preguntan también sobre la droga, sobre la
situación internacional, sobre Venezuela, sobre el fenómeno de Lula en
Brasil, sobre montones de cosas, sobre los zapatistas, por ejemplo. Es
decir, la gente tiene necesidad de saber, tiene necesidad de comprender
qué es lo que está pasando y no se les ocurre más que preguntárselo a un
tío que lleva 25 alos en la cárcel. Es curioso. Teóricamente, tendrían que
pensar: "Bueno, este tío lleva 25 años aparcado, luego no tiene ni puta idea
de nada". Pero resulta que lo preguntan, resulta que escuchan con mucha
atención y resulta que al final me dicen: "Oye, pues hemos aprendido
bastante en esta charla". Es curioso, ¿verdad que sí? Bueno, pues ese es el
clima que me estoy encontrando. Hay mucho interés. Hay un verdadero
caldo de cultivo que, efectivamente, en estas condiciones no se desarrolla,
no se transforma en organización. En otras condiciones, sí. Y esas
condiciones llegarán. Lo importante es que haya gente interesada en todo
este tipo de problemas. Y esa gente existe. Lo importante es que haya
gente que considere, o que empiece a considerar, al Estado en su conjunto
como un enemigo que hay que destruir. Aunque no sepan cómo. Aunque no
sepan por qué hay que sustituirlo. Eso no lo saben. Ya lo sabrán. Lo irán
descubriendo en su propia lucha.
Miguel Brotons: Resistir, resistir y resistir. Y que esa resistencia sea activa.
Que no sea simplemente aguantar los palos, sino también darlos. Aunque
sean pequeñitos. Aunque sólo les podamos dar un pisotón en una uña a los
fachas, o una patadita en las espinillas... No hay problema. Todo golpe es
bueno. Porque, además, con cada golpe estamos demostrando que no son
imbatibles, que no son omnipotentes, que son de carne y hueso como
nosotros, que también pueden caer...
Miguel Brotons: Sí, sí, así es. Esa imagen la hemos utilizado nosotros en
otro contexto. Nosotros decimos que el Estado es una especie de gran urna
de cristal y que está a nuestra merced. ¿Por qué? Porque en cualquier sitio
hay trabajadores, hay obreros, hay gente del pueblo que los está viendo.
Los capitalistas, los monopolistas, no pueden estar en la clandestinidad.
Ellos necesitan de la vida social. Sus asuntos son publicitados
constantemente por los medios de desinformación del Estado, aparecen en
fiestas, se conocen sus movimientos económicos... Todo eso lo ve la gente.
La gente ve, por ejemplo, los movimientos de dinero en las empresas en las
que trabajan, ve dónde viven los elementos más significados de las fuerzas
represivas... Y pasan esa información.
Iñaki Álvarez: Entonces, ¿para ti, cambiar las cosas desde dentro es algo
imposible?
Miguel Brotons: Hay una laguna. De todas maneras, sé que la edad media
de los miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba es
bastante baja, es de cuarenta y tantos años, pero, aún así, a nivel de la
máxima dirigencia veo que está un tanto escleroso. Y, efectivamente, es un
problema que no se haya generado un relevo generacional ahí. Pero es un
problema que tendrán que resolver ellos. Ahora, hay que comprender
también que las dificultades son objetivas, que están ahí. que están a 90
millas de Miami y que eso pesa mucho. Que llevan muchísimos años
sometidos a un bloqueo económico, que no puede entrar ni una sola
aspirina allí, en la isla, y que eso, claro, obliga a ciertos comportamientos y
a ciertas políticas que no son del todo... En fin, que nos gustaría que no
ocurrieran.
Miguel Brotons: Sí. Son dos buenas recetas. Es importante eso. Pero,
además, hay que ayudar también a soñar. Hay que volver a soñar, aunque
no como hacían los soñadores románticos. Nosotros, los comunistas,
decimos que los sueños tenemos que transformarlos en objetivos. Y los
objetivos tenemos que alcanzarlos siguiendo una línea política. a través de
una actividad concreta. Ese es el trabajo que tenemos que hacer. No es
soñar por soñar. Es soñar por un mundo mejor y luchar por conseguir ese
mundo mejor. Es tener un sueño de libertad y transformarlo en un objetivo
concreto: la destrucción del Estado fascista, del Estado capitalista. Ese es el
objetivo. Y articular las políticas necesarias y emplear las formas de lucha
apropiadas para conseguir esos objetivos. Ese es el reto que tiene la
juventud. Y ese es un reto que -estoy convencido de ello- los jóvenes
aceptarán y conseguirán llevarlo adelante.