Definición: La palabra griega para ministerio es “diakonos”=”diacono”. El termino diacono simplemente significa
servir.
En la Biblia las palabras “servidor” y “ministro” son sinónimos, igual que “servicio” y “ministerio”. Si somos
ministros y cuando estamos sirviendo estamos ministrando. En la Iglesia de Dios creemos que ejercer un ministerio es
usar todo lo que Dios nos ha dado para servirlo a Él y a las necesidades de otros. Debemos descubrir que es lo que
Dios nos ha dado y luego usarlo en el servicio a Dios y a los demás.
Ministerios es: Usar lo que Dios me ha dado para servirlo a Él y a las necesidades de otros.
Ministramos en 3 direcciones:
Lo hacemos a través del culto. Cuando adoramos (oraciones, ofrendas, canciones) ministramos a Dios. Estamos
usando lo que Dios nos ha dado para servirle. Hechos 13:2 dice: “Ministrando estos al Señor…”
Hebreos 6:10 “Dios es justo, y nunca olvidara lo que ustedes han hecho y siguen haciendo para ayudar a su pueblo
elegido. De esa manera, ustedes también demuestran que aman a Dios”.
“Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes son la luz del mundo…” Mateo 5:13-14
En Mateo 25:35-36, Jesús dice: “…porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recibisteis; estuve desnudo y me vestisteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mi… en cuanto lo hicisteis
a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi me lo hicisteis”
Jesús aseguro que cuando hacemos algo para otra persona en su nombre, es como si lo estuviéramos haciendo
directamente para el Señor.
Cuando damos una palabra de consejo o estimulo o cuando confortamos a otros, eso también es ministerio.
Para entender la palabra “reconciliación”, pensemos en una pareja que ha estado separada y ambos regresan para estar
juntos. Eso es reconciliación. Es nuestro ministerio como cristianos reconciliar a las personas con Dios.
El Espíritu Santo despliega su poder a través de nosotros como medios para ayudar a la iglesia entera. Dios quiere
usarnos para edificar su cuerpo. Ese es el propósito del ministerio.
Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya, creado en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo de
antemano para que anduviésemos en ellas”. Hemos sido creados para realizar buenas obras. No somos salvos por
buenas obras, sino para hacer buenas obras.
2- Hemos sido salvados para el ministerio.
2 Timoteo 1:9: “Fue él quien nos salvo y nos escogió para su obra santa, no porque lo merecimos sino porque ese era
su plan desde antes que el mundo comenzara”. Somos salvos para servir. Un cristiano que no sirve es una
contradicción.
1 Pedro 2:9: “Pero ustedes son miembros de la familia de Dios; son sacerdotes al servicio del Rey; son su pueblo. Fue
Dios quien los saco de la oscuridad del pecado y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas
que Dios ha hecho”.
Antes de ser cristianos éramos insignificantes, pero ahora somos propiedad de Dios. Dios dice que nuestra identidad
primaria es ser ministros de Jesucristo. Dios nos creo, salvo y llamo para el ministerio.
1 Pedro 4:10: “Cada uno de ustedes ha recibido de Dios alguna capacidad especial. Úsenla bien en el servicio a los
demás”.
Mateo 28:18-19: “El se acerco y les dijo: Dios me ha dado todo el poder para que gobierne en todo el universo.
Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra…” 2 Corintios 5:10: “Así que somos
embajadores en nombre de Cristo…”. Hemos sido autorizados por Jesús para ministrar a otros.
Mateo 20:27-28: “Tu actitud debe ser como la mía, porque yo, el Mesías, no vine para ser servido, sino para servir”.
Colosenses 4:7: “Díganle a Arquipo que trate de hacer bien el trabajo que el Señor Jesucristo le ha encargado”.
Servir no es una opción sino una obligación. Un cristiano que no ministra no está obedeciendo a Dios.
Efesios 4:11-12: “El mismo constituyo a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros pastores y
maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo”
1 Corintios 12:27: “Todos ustedes, en conjunto, forman el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro separado y
necesario del mismo”.
Cuando no cumplimos con el ministerio que Dios nos ha dado, nos defraudamos mutuamente. Todos somos una parte
necesaria. Supongamos que el hígado dijera al cuerpo: “no quiero servir este año, necesito un tiempo de descanso” Si
el hígado no realiza su función, el cuerpo entero es defraudado. Muchas personas piensan que están en la iglesia como
compradores en un almacén de provisiones y que la iglesia existe para ellos. La Biblia dice que la iglesia existe para el
mundo. El cuerpo de Cristo necesita nuestro ministerio.
Romanos 14:12: “Así que todos tendremos que presentarnos delante de Dios para que el nos juzgue”. Un día Dios va
a decirnos: ¿Qué hiciste con lo que te di?. Somos responsables del ministerio.
Colosenses 3:23-24: “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y
no a la gente. Porque ya saben que Dios les dará en recompensa parte de la herencia que ha prometido a su
pueblo…”
PROCESO PARA DESCUBRIR EL MINISTERIO
Romanos 12:1: “Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos
como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer”
Romanos 12:2: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para
que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato,
lo que es perfecto”
Si vamos a poner primero lo que es primero, entonces necesitamos desechar las cosas que ya no son importantes. El
ministerio es importante, por lo que tendremos que eliminar otras cosas que no lo son.
Romanos 12:3: “No acaricies ideas exageradas de ti mismo o de más importancia, sino intenta tener una estimación
sensata de tus capacidades por la luz de la fe que Dios te ha dado”
Debemos ser honestos y reconocer que somos buenos o aptos para algunas cosas y no para otras. Debemos averiguar
para que somos buenos y luego tener una estimación sensata. La humildad no niega nuestras fuerzas. Ser humildes
significa ser honestos acerca de nuestras debilidades.
Algunos son buenos con palabras: otros lo son con los números. Algunos establecen relaciones con facilidad y otros
no tanto. Dios nos ha hecho diferentes para ensamblar todos juntos en el Cuerpo de Cristo.
Romanos 12:4-5: “El cuerpo humano está compuesto de muchas partes, pero no todas ellas tienen la misma función.
Algo parecido pasa con nosotros como iglesia: aunque somos muchos, todos juntos formamos el cuerpo de Cristo”.
Nosotros cooperamos con otros creyentes. Nadie está aislado de los demás.
Romanos 12:6-8: “Dios nos ha dado diferentes dones… de profecía… de servicio… de enseñanza… de exhortación…
de dar… de dirigir… de misericordia…”.