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CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES

SIGMUND FREUD

XIMENEZ LUIS
G. ELVIN
K XIMENA

INTRODUCCION AL PROCESO PSICOTERAPEUTICO INFANTIL

Dra. RODRIGUEZ L. ESTELA

ABRIL DE 2018
Sigmund Freud nació el 1856 en Freiberg. Padre de la teoría psicoanalítica, es
una de las figuras intelectuales más destacadas del siglo XX. La premisa básica
de la teoría psicoanalítica es que gran parte de lo que el individuo piensa y hace
está dirigido por procesos inconscientes. A pesar de sus deficiencias como teoría
científica, el informe psicoanalítico de la personalidad sigue siendo la teoría de la
personalidad más completa e influyente de todos los tiempos. Su impacto se
extiende mucho más allá de la psicología, y está presente en las ciencias sociales,
las humanidades, las artes y la sociedad en general. Aunque hoy en día el papel
de la teoría psicoanalítica es menos destacado que hace cincuenta o sesenta
años, muchas de sus ideas han pasado a formar parte de la ideología dominante
del pensamiento psicológico.
.
Entre las obras más importantes de Freud se encuentra Psicopatología de la Vida
Cotidiana, Él yo y el Ello, Interpretación de los Sueños e Introducción al
Psicoanálisis, en ellas expuso la teoría psicoanalítica, la experiencia con sus
pacientes y las conclusiones de sus investigaciones.
Freud inicialmente formuló su teoría por intuición, partiendo de sus experiencias y
recuerdos.

LOS NIVELES DE LA PERSONALIDAD


Freud dividió la personalidad en tres niveles: el consciente, el preconsciente y el
inconsciente.

El inconsciente comprende todos los impulsos o instintos que van más allá de
nuestra consciencia, motivan casi todas nuestras palabras, sentimientos y actos.
Puede que seamos consientes de nuestro comportamiento manifiesto, a menudo
no somos conscientes de los procesos mentales que subyacen al mismo. Por
ejemplo, un hombre puede saber que se siente atraído por una mujer, pero puede
que no entienda completamente todas las causas de la atracción, algunas de las
cuales podrían parecer incluso irracionales. El inconsciente alberga los instintos,
esos deseos y anhelos que dirigen nuestro comportamiento. El inconsciente
contiene la principal fuerza motora de todas las conductas y es el depósito de
fuerzas que no podemos ver ni controlar.

El preconsciente de la mente contiene todos los elementos que no son


conscientes pero pueden llegar a serlo, ya sea de manera bastante fácil o con
cierta dificultad. Éste es el almacén de los recuerdos, las percepciones y los
pensamientos de los cuales no estamos conscientes en el momento, pero que
podemos traer fácilmente a la conciencia. Por ejemplo, si su mente divaga
alejándose de esta página y usted empieza a pensar en un amigo o en lo que hizo
anoche, estaría evocando material de su preconsciente para llevarlo a su
consciente.

El consciente se puede definir como los elementos mentales de los que somos
conscientes en un momento cualquiera. Es el único nivel de vida mental
directamente accesible para nosotros. Las ideas pueden llegar a la consciencia
desde dos direcciones distintas. La primera es el sistema perceptivo consciente,
orientado hacia el mundo exterior y que sirve como medio para la percepción de
estímulos externos, lo que percibimos a través de nuestros órganos sensoriales, si
no supone una gran amenaza, entra en nuestra consciencia.
La segunda fuente de elementos conscientes es el interior de la estructura mental
e incluye ideas no amenazadoras procedentes del preconsciente e imágenes del
inconsciente amenazadoras pero camufladas.

LA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD
Freud revisó su concepto de los tres niveles de la personalidad e introdujo tres
estructuras básicas de la anatomía de ésta: el ello (id), el yo (ego) y el superyó
(superego).

 El ello (id) representa la parte de la personalidad íntegramente inconsciente


y no reconocida. El ello no tiene contacto con la realidad pero lucha
continuamente para disminuir la tensión satisfaciendo deseos primarios. Su
única función es buscar el placer, decimos que el ello está al servicio del
principio del placer (Principio que dice que el ello opera para evitar el dolor
y aumentar el placer al máximo). Por ejemplo, una mujer puede mostrar
amor consciente por su madre mientras que inconscientemente desea
aniquilarla. Estos deseos opuestos son posibles porque el ello no conoce la
moralidad, es decir, no puede hacer juicios de valor o distinguir entre el bien
y el mal. Toda la energía del ello se emplea en un propósito: buscar el
placer sin tener en cuenta lo que es adecuado o justo.

 El yo (ego) es la única parte de la mente en contacto con la realidad, surge


del ello durante la infancia y se convierte en la única fuente de
comunicación de la persona con el mundo exterior. Esta gobernado por el
principio de la realidad, con el que intenta sustituir al principio de placer del
ello. El ego se convierte en la parte de la personalidad encargada de la
toma de decisiones o parte ejecutiva. No obstante, dado que es en parte
consciente, en parte preconsciente y en parte inconsciente, el ego puede
tomar decisiones a cada de estos tres niveles. El yo (ego), que es el amo
racional de la personalidad. Su propósito no es frustrar los impulsos del ello,
sino ayudar a que éste pueda reducir la tensión como anhela. Dado que el
yo conoce la realidad, decide cuándo y cómo satisfacer mejor los instintos
del ello. Determina cuáles son los momentos, los lugares y los objetos
correctos y aceptados por la sociedad para satisfacer esos impulsos.

 El superyó (superego) representa los aspectos morales e ideales de la


personalidad y esta guiado por los principios morales e idealistas en
contraste con el principio de placer del ello y el principio realista del ego. El
superego no está en contacto en contacto con el mundo exterior y por tanto
sus exigencias de perfección son irrealistas. El superego tiene dos
subsistemas, la consciencia y el ego ideal. La consciencia procede de las
experiencias de castigo derivados de comportamientos indebidos y nos
indica lo que no deberíamos hacer, mientras que el ego ideal surge de
experiencias de recompensa derivadas de comportamientos correctos y nos
indica lo que deberíamos hacer. El superego no se preocupa de la felicidad
de ego y lucha de manera ciega e irrealista por alcanzar la perfección,
irrealista en el sentido de que no tiene en cuenta las dificultades o
imposibilidades a las que se enfrenta el ego para ejecutar sus órdenes.

INSTINTOS: LAS FUERZAS QUE IMPULSAN LA PERSONALIDAD


Los instintos son los elementos básicos de la personalidad, las fuerzas
motivadoras que impulsan y dirigen la conducta. El término alemán que Freud
empleaba para designar este concepto es Trieb, cuya traducción sería pulsión o
impulso. Los instintos son una forma de energía, energía fisiológica transformada
que conecta las necesidades del organismo con los deseos de la mente.
Según Freud, los impulsos se pueden clasificar en dos grupos: el sexo y la
agresividad, ambos se originan en el ello, pero están bajo el control del ego. Cada
impulso tiene su propia forma de energía psíquica: Freud empleo la palabra libido
para referirse al impulso sexual.
Toda pulsión básica se caracteriza por un objetivo (es la búsqueda del placer
mediante la eliminación de esa excitación o la reducción de la tensión), y su
objeto (es la persona o cosa que sirve de medio para la satisfacción de los
objetivos).

ETAPAS PSICOSEXUALES DEL DESARROLLO


 Fase oral: Hasta los dos años, el centro dominante de placer es la boca, y
la relación del niño con el mundo se realiza por medio de la incorporación
(succión del seno materno o, por sustitución, de los dedos, o de objetos a
su alcance, etc.). Más adelante salen los dientes y el niño comienza su
actividad mordiendo. Es, al mismo tiempo, el momento de los primeros
contactos con la realidad, y de las primeras frustraciones (caídas,
quemaduras, gritos, etc.).
 Fase anal: De los dos a los cuatro años la satisfacción se encuentra ligada
a la evacuación intestinal. Satisfacción auto-erótica –llamada también
narcística– a través de la retención. Aparece en esta etapa una nueva
frustración: la prohibición de jugar y ensuciarse con los excrementos, el
aprendizaje de la limpieza. Después de una fase pasiva –la oral–, comienza
ahora una activa, ya que el niño se da cuenta de que la satisfacción de sus
padres depende de que él se oponga o no a sus deseos. Puede
contentarlos resistiendo a sus pulsiones autoeróticas, pero busca una
sustitución a esa represión y juega con barro, arena, rompe los juguetes,
etc.
 Fase fálica: de los cuatro a los seis años se despierta el interés por los
propios órganos genitales y los de los demás, y comienzan las preguntas
que tanto inquietan a los padres. Esta etapa se encuentra marcada por la
aparición del llamado complejo de Edipo, a causa de la importancia que
toman las relaciones afectivas con los padres. El niño, al mismo tiempo que
intensifica el amor por su madre, desarrolla un sentimiento ambivalente
respecto al padre, de hostilidad y celos, por una parte, y de admiración y
afecto por otra. Su madre representa lo que quiere poseer y su padre lo que
quisiera ser. Lo que ocurre es que su padre ocupa el lugar que él quisiera
tener, y ello es la causa de que se establezca una rivalidad y hostilidad que
pueden derivar hacia un sentimiento de culpabilidad en el niño. (La
situación se plantea, como es natural, de una forma simétricamente
opuesta en las niñas: amor por el padre, rivalidad con la madre.) Esa
identificación con el padre del mismo sexo tiene una gran importancia, dado
que a través de ella el niño va a interiorizar, por imitación, las prohibiciones
y los modelos de conducta que constituirán su Superyó. El complejo de
Edipo no tiene, sin embargo, nada de anormal. Es una etapa necesaria en
el desarrollo de la personalidad y no es traumatizante si los padres no
reprimen inútilmente al niño.
 Fase de latencia: de los seis años hasta la pubertad se observa una
disminución de las pulsiones sexuales, que facilitará la superación del
complejo de Edipo (si no es impedida por las relaciones de autoridad que a
menudo instauran los pedagogos) y la primera etapa importante de
socialización. El mundo infantil toma dimensiones extra-familiares y el niño
distingue ya claramente el mundo subjetivo del objetivo, al mismo tiempo
que, por un proceso de introyección (contraria a la proyección), interioriza
todas las normas y prohibiciones sociales y morales.
 Fase genital: se abre hacia los once-doce años la etapa en que la
sexualidad se centrará en la genitalidad. El adolescente sufre profundos
cambios fisiológicos y psicológicos y comienza el paso de lo imaginario a lo
real, de la vida dominada por el principio de placer a la conducta dirigida por
el principio de realidad. Periodo difícil, sobre todo por la contradicción en
que el adolescente se encuentra –su madurez fisiológica no corresponde
con el estatuto social que se le reserva–, situación que no le ayuda a
encontrar un equilibrio afectivo, ya frágil de por sí.

EVALUACIÓN DE LA TEORÍA DE FREUD

Asociación libre

El propósito fundamental de la terapia psicoanalítica es revelar los conflictos


a nivel del inconsciente que están causando los síntomas psicológicos. A
comienzos de su carrera, y siguiendo el ejemplo del Dr. Breuer, Freud recurría a la
hipnosis para alcanzar este objetivo. Tras darse cuenta que no todos sus
pacientes eran ideales para la hipnosis, recurrió a la técnica que llamó asociación
libre, que consiste en que el paciente diga todo lo que le venga a la mente
mientras piensa en el pasado; así revelaría datos importantes del inconsciente
para ser identificados por el psicoanalista.

Había casos donde los materiales cognitivos eran tan perturbadores para
los pacientes que éstos expresaban resistencias, que nacen de la renuencia a
revelar información incómoda. Freud creía que cuando el terapeuta se encuentra
con la resistencia del paciente, es señal de que está explorando el punto correcto
y debe insistir en esa dirección para derribar las resistencias y lograr que el
paciente confronte la experiencia reprimida.

Análisis de los sueños

Freud también sostenía que había sentimientos reprimidos con tal


vehemencia que solo surgían a través de los sueños. Los sueños representan
simbólicamente los deseos, los miedos y conflictos reprimidos. Éstos poseían un
contenido manifiesto —los hechos ocurridos en el sueño— y un contenido latente
—lo que simbolizaban. Corresponde al terapeuta interpretar el significado de los
elementos, que Freud encontró consistente en sus estudios de casos.

Las causas de los sueños pueden ser varias y algunas llegan a ser
irrelevantes, como la temperatura de la recámara y un malestar estomacal.

INVESTIGACIÓN DE LAS TEORÍAS DE FREUD

Freud realizaba sus análisis a través de estudios de casos. Este método


tiene sus limitaciones: la observación no es objetiva y los casos no se pueden
reproducir para explorar si se obtienen resultados similares. Además, Freud no
llevaba un registro minucioso de los casos que observaba, sino que elaboraba sus
apuntes al final de las labores del día.

Se asevera que Freud tampoco corroboró las versiones de sus pacientes


con los familiares y personas allegadas, y que es posible que haya sido selectivo
en los casos que registró, incluyendo solo aquellos que apoyaban sus teorías.
Tampoco se conoce que haya tenido suficientes pacientes (en sus escritos se
incluyen doce casos) para poder crear una muestra a partir de la cual generalizar
sus hallazgos.

Así mismo, sus retractores arguyen que Freud llegó a sugestionar a sus
pacientes interpretando que existían experiencias sexuales en su niñez en base a
la generalización de una hipótesis cuando, en realidad, éstos no poseían un
historial de experiencias sexuales en su infancia.
Por otro lado, después de su fallecimiento, se han sometido a estudio sus
premisas consideradas de mayor objetividad y se ha corroborado que
efectivamente el ser humano llega a tomar decisiones de manera inconsciente; la
resiliencia y el control del yo; el desplazamiento; la proyección; la negación; los
sueños demuestran cuestiones emocionales, mas no deseos como proponía
Freud; complejo de Edipo; el embarazo como símbolo fálico para las mujeres;
tipos de personalidad oral y anal; el lapsus freudiano (olvidos y errores en el habla
reflejan motivos o ansiedad inconscientes); las experiencias de abuso sexual en la
niñez pueden olvidarse (alrededor del 38% de las mujeres las olvidan).

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