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Introducción
El problema de la discriminación es algo que parece haber existido entre los lectores
de la carta escrita por Santiago. En algunos pasajes nuestro autor se refiere a ricos y
a pobres. Pareciera ser que ambos grupos convivían juntos dentro de la misma
hermandad (lo que reconocemos hoy como la iglesia). Santiago se propone en esta
sección, sacar a relucir un problema que había entre los hermanos, a fin de abordarlo
en un estilo muy pastoral. Su objetivo no es ridiculizar al rico e idealizar al pobre,
sino regular los favoritismos que se hacían en torno a ellos.
Veamos algunas verdades, en cuanto al problema de la discriminación, entre los
creyentes.
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apariencia y sus posesiones. Debemos de recordar que, ‘…la vida del hombre
no consiste en la abundancia de los bienes que posee’ (Lc.12.15b).
Aplicación. Nuestra sociedad es una de las sociedades más discriminantes. En el
mundo uno vale por lo que tiene. Constantemente se hacen diferencias entre los
pobres y los ricos. De una manera se les trata a los ricos, por ejemplo, en el poder
judicial, y de otra manera a los desposeídos. ¿Podríamos decir que en la iglesia tales
prácticas no existen, o hemos sucumbido a las reglas de este sistema?
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debemos de interpretar ambos versículos en términos económicos solamente.
J. Alonso aclara que el término pobre, es una espiritualización del piadoso,
por lo tanto debe de tomársele como un sinónimo. Eso lo vemos claramente
cuando vemos la última parte del v.5. Note que la promesa está dirigida a ´los
que lo aman [a Dios]’.
c. La incomodidad de Santiago aumenta al darse cuenta que los hermanos, a los
cuales está dirigida la carta, se han puesto del lado de los opresores y han dado
la espalda al piadoso- pobre (v.6). Se han enfilado con los que blasfeman el
nombre de Jesucristo (v.7). En buena cuenta están participando, por
complicidad, del pecado de los blasfemos. Más adelante Santiago va a
sentenciar ‘el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado’ (4:17,
RV95).
Es muy probable que estos hermanos piensen que podían obtener favores,
debido a su adulación hacia los ricos. Pero parecen no darse cuenta que es un
acto de desprecio y maltrato contra los pobres. No se dan cuenta que a los
ricos no les interesaba sus lisonjas, pues igual estaban dispuestos a llevarlos a
los tribunales.
Amar a los ricos y respetarlos no es el problema, sino hacerlo de manera que
se discrimine a los pobres.
Aplicación. En nuestra vida como creyentes, nuestro deber es estar del lado
de la verdad, de la justicia y de nuestros hermanos (cuando ellos están en lo
correcto). En 2Cor.6:14-15, La Palabra nos insta a no unirnos ‘…en yugo
desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con
la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? 15¿Qué armonía
puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?’.
IV. No permite a los creyentes cumplir los preceptos divinos (vv.8-12)
a. La Ley prohibía la acepción (favoritismo, discriminación) de personas. Por lo
tanto, quienes discriminaban, estaban incumpliendo la Ley de Dios. En
Levítico 19:15 (cf. Dt.1:17; 16:19,20) dice: ‘No cometerás injusticia en los
juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande: con justicia
juzgarás a tu prójimo’. Queda claro entonces que hacer favoritismo no permite
cumplir con la Ley de Dios.
b. Jesús resumió la Ley en dos mandamientos. Aquí Santiago cita el amor al
prójimo como una forma de cumplir con la Ley suprema. Entonces, hacer
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acepción de personas, era un incumplimiento de la Ley, los convertía en
transgresores de la misma.
c. La Ley tiene un carácter integral. Es decir, se tiene que cumplirla por
completo. De igual modo, la vida cristiana es integral, o se es creyente o no
se es. No hay lugar para la tibieza, pues si no se es caliente, se es frio. Santiago
no distingue pecados grandes o pequeños. El pecado, por más pequeño que
nosotros pensemos, es igualmente pecado.
d. La ley de la libertad. Santiago ya nos había hablado de esto en el capítulo
anterior (1:25). La ley de la libertad es una alusión al evangelio de Jesucristo.
Es en esta ‘ley’ donde se demanda misericordia y se premia al misericordioso.
Ese es el evangelio que debemos seguir. Esta ley está en concordancia con la
ley mosaica y no se opone a ella.
Aplicación. A veces podemos descansar en el hecho de que no hemos matado a
nadie, o que no somos adúlteros, pensando de esta manera que ya hemos
cumplido todo en la vida cristiana, sin embargo, hacer acepción de personas, me
lleva a la misma categoría de un asesino o un adúltero.
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la lucha entablada con el juicio, logrará el triunfo’ (Salguero, citado en el
Comentario Matthew Henry, ‘Santiago’, p.30)
Conclusión
Estimados hermanos, sin duda, necesitamos reflexionar profundamente en cuanto a
la forma como nos relacionamos con los demás. No olvidemos nunca que hacer las
cosas en desmedro de los pobres, es una afrenta directa contra Dios. No está mal
tener consideraciones hacia el rico, lo que está mal es no hacer lo mismo con el
pobre.
En una sociedad tan desigual y tan discriminadora, los creyentes estamos llamados
a ser luz en medio de las tinieblas. Los favoritismos no deben pasar entre los
creyentes. Que el Señor nos ayude y transforme.
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