“Estoy tumbada en la cama leyendo un libro; empiezo a sentir cierto malestar, de
repente me viene a la cabeza la imagen del hospital donde trabajo.
Mañana tendré que entrar, saludar a mis compañeros, desayunar a media
mañana con alguno de ellos, me sentiré observada en todo momento, no podré ni tomarme un café porque siempre me tiembla el pulso y me lo nota todo el mundo… Cuando tenga que atender a un paciente, junto con otra compañera, lo voy a hacer fatal porque se que me estará mirando y pensando que soy una novata y una torpe… Sigo en la cama con palpitaciones, siento nauseas, me mareo, me encuentro muy angustiada y con ganas de llorar. No puedo enfrentarme a otro día así, no quiero ir a trabajar”
Ana tiene 29 años y es enfermera; está sufriendo un episodio de ansiedad
anticipatoria. Tiene fobia social y estos pensamientos anticipatorios le juegan muy malas pasadas, ya que no necesita estar en la situación temida para generar respuestas de angustia y ansiedad. En muchas ocasiones, según me cuenta esta paciente, se ha encontrado mucho peor anticipando la situación, que cuando se ha tenido que enfrentar a ella. Esta ansiedad anticipatoria le ha hecho en muchas ocasiones, faltar al trabajo.
La ansiedad anticipatoria o “miedo al miedo” está presente en otros trastornos
como en las crisis de angustia (en este caso, tener miedo a sufrir un ataque de pánico, muchas veces es lo que causa ese ataque de pánico), en la agorafobia, en el trastorno de ansiedad generalizada y en la hipocondría, entre otros. La fobia social es un trastorno de ansiedad que consiste en un temor acusado y duradero a diversas situaciones sociales, en las que la persona se siente observada críticamente por los demás.
La fobia social puede ser específica, es decir, limitarse a determinadas situaciones
como puede ser: hablar en público, escribir delante de otras personas, realizar una reclamación, comer o beber delante de otros, interactuar con personas de autoridad… o puede ser generalizada y abarcar la mayoría de las situaciones sociales.
La exposición a dichas situaciones genera en la persona una respuesta de
ansiedad que ella misma considera como excesiva, tendiendo muchas veces a la evitación de las mismas.