Está en la página 1de 1

EL ODIO AL ODIO

He estado leyendo mucho en los últimos tiempos sobre el odio, ese


“sentimiento de repulsión hacia alguien que impulsa a desearle el
mal”, como lo define el diccionario, y me he topado con numerosas
teorías que tratan de explicarlo desde el psicoanálisis hasta la
economía. Decía Víctor Espaillat, el recordado munícipe santiaguero,
que el gran atributo del pueblo dominicano era que todavía no habían
enseñado a odiar, pero me temo que si don Víctor despertara ahora se
quedaría sorprendido de cuantas veces ha hecho la teoría del odio
entre los dominicanos.
De los textos sobre el odio me quedo con dos: el economista Edward
Glaesser, de Harvard plantea una teoría racional y económica del odio
social basado en los prejuicios y en la competencia por la riqueza y
los recursos. Los titulares de los diarios hablan de cuanto gastamos
atendiendo parturientas haitianas, por ejemplo, o de cómo los
ciudadanos de este país le roban los empleos a los dominicanos. Del
mismo modo, los igualitarios fomentan el odio a los ricos “que no
suben los salarios y reciben exoneraciones del gobierno”.
Desde el punto de vista psicológicos, Robert y Karin Sternberg,
proponen siete tipos de odio, los cuales surgen de la combinación de
tres componentes principales: La negación de la intimidad, o el
distanciamiento de los nos provoca repulsión o rechazo; La pasión,
que es la ira o miedo a la amenaza, y El Compromiso que es la
consecuencia de la desvaloración de la persona o grupo que se odia, lo
que justifica los ataques. El gran problema con el odio es que solo
destruye, no construye. Por eso, me quedo con la frase del recordado
Héctor García Godoy quien afirmaba que “el único odio admisible, es
el odio al odio.

También podría gustarte