Se veía silencioso y atribulado. Su cara demacrada denotaba tristeza y desamparo, Imploraba a la gente por limosnas Rogaba por unas cuantas monedas, Solicitaba ayuda para acceder a techo y sustento. Quería llenar su estomago vacío con una merienda caliente, Dormir resguardado de las inclemencias del clima Parecía invisible pidiendo caridad, La gente ni siquiera lo miraba Y la que por casualidad lo hacia, pronta la mirada desviaba, El pobre hombre representaba una realidad que a todos aterraba, Nadie estaba dispuesto a enfrentarla y enmendarla. Pobre ser humano ninguna ayuda recibió, De noche en la misma esquina acurrucado durmió, Su cuerpo estaba gélido y escarchado, trémulo por el frío. Su estomago bramaba por el vacío que lo oprimía. En la mañana siguiente el hombre no despertaba, Todo su ser estaba tieso y congelado. Su rostro pálido y desfigurado, Daba testimonio de una noche de sufrimiento cruel e inhumano. Pobre hombre nunca más limosna pedirá, Solo su esquina recordara el terrible destino que tuvo que soportar.