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Annie Leonard es la directora ejecutiva de GREENPEACE, la cual comenzó su

carrera en 1988 y ahora ha vuelto para ayudar a dicha organización inspire y


mobilice a millones de personas para tomar acción para crear un futuro sostenible
juntos.

Leonard tiene una licenciatura del Barnard College y un título de la Universidad de


Cornell en planificación urbana y regional. Protagoniza La Historia de las Cosas, un
documental sobre el ciclo de vida de bienes y servicios. Ralph Nader llamó a la
película "un modelo de claridad y motivación".

Leonard es coordinadora de Global Alliance for Incinerator Alternatives (Alianza


Global para Alternativas a la Incineración) y participa en las juntas directivas
del International Forum for Globalization y la Environmental Health Fund.

Anteriormente ocupó cargos con el Health Care Without Harm (Cuidado de la Salud
Sin Daño), Essential Information (Información esencial) y Greenpeace, y
actualmente es coordinadora del Grupo de trabajo de Patrocinantes para la
Producción y Consumo Sostenibles En 1992 declaró frente al Congreso de los
Estados Unidos sobre el tema de la trata internacional de residuos.

ANNIE LEONARD; “Quiero sacar a la luz los costes ocultos de nuestra adicción al
consumo”.
Mariola Olcina, Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 70.

¿Dónde adquirió ese hábito de mirar los contenidos de los


cubos de basura? ¿Lo sigue haciendo todavía?

He pasado años viajando a diferentes comunidades para


mejorar la situación de sus basuras, promoviendo alternativas
más limpias y seguras, y en cada sitio la gente me preguntaba: ¿Qué debemos
hacer con nuestros desperdicios? Me di cuenta de que no podía responder a esa
pregunta a menos que supiera qué contenía esa basura.

¿Qué cambios ha hecho en su propia vida desde que fue consciente de estos
problemas medioambientales, sanitarios y humanitarios?

La primera cosa que hice fue aprender sobre los compuestos químicos tóxicos de
los bienes de consumo de hoy, desde el champú hasta el envoltorio de plástico del
queso. Una vez que empecé a conocer qué compuestos químicos y productos eran
los peores, fue más sencillo eliminarlos del uso. También me esfuerzo en reducir la
cantidad de desperdicios que género. Tengo mis propias bolsas de la compra, evito
productos con demasiado embalaje y compro comida ecológica a través de un grupo
de consumo [una Comunidad de Agricultura de Responsabilidad Compartida].
También tengo unas cajas con lombrices y ellas se encargan de convertir mi basura
orgánica en un magnífico compost que hace que mi jardín florezca. Es limpio y no
huele.

¿Cuál es el mayor mito medioambiental que le gustaría eliminar?

Que las dificultades que enfrenta el planeta se pueden superar a través de cambios
en el estilo de vida a nivel individual. Sí, es responsable, positivo y ayuda en algo
pero, incluso si lográramos convencer a cada persona para que siempre escogiera
la opción más responsable, no sería suficiente. Es un error centrar nuestra atención
a ese nivel. Simplemente, debemos involucrarnos con organizaciones
comprometidas con un cambio sistémico más amplio.
¿Qué quiere decir cuando dice: “Nosotros no pagamos por las cosas que
compramos”? ¿Quién paga?

Los precios actuales de los bienes de consumo no reflejan el verdadero coste de


producción y transporte. Recientemente compré una pequeña radio por 5 dólares.
La radio contiene metales, que se tienen que extraer, probablemente de África.
Plásticos, para los cuales el petróleo ha tenido que ser extraído en Irak. Papel para
el embalaje procedente de los bosques de Indonesia, Brasil o Canadá.

La extracción y el procesado de esos materiales han diezmado los ecosistemas de


montaña y los acuíferos porque las fábricas que funden el metal y las que hacen el
papel emiten polución tóxica al aire, al suelo y al agua. Los trabajadores de las
factorías y los residentes cercanos respiran aire contaminado con plomo, mercurio
y dioxinas.

¿Y qué pasa con el reciclaje? ¿No es la solución a nuestro problema?

El reciclaje es un arma de doble filo. El reciclaje busca devolver los materiales al


ciclo de producción de las industrias para que lo usen de nuevo. Reduce la cantidad
de desperdicios y la presión para extraer de la mina más materiales. Eso es bueno.

Pero puede añadir problemas. Los productos contienen compuestos químicos


tóxicos y el reciclaje perpetúa su uso. El reciclaje de cualquier cachivache
electrónico implica metales pesados y contaminantes orgánicos, expone a los
trabajadores a vapores nocivos y crea un subproducto tóxico.

Y por último, ¿siente que vamos a cambiar por voluntad o por obligación?

Estamos a punto de provocar el colapso de los sistemas biológicos de los que


dependemos. Muchas comunidades alrededor del mundo están en peligro de perder
sus suministros de agua. Los recién nacidos están llegando a este mundo pre
contaminados con productos químicos industriales y agrícolas. No es una buena
trayectoria.
1. Como sabemos Annie Leonard tiene una carrera intachable, es por eso que
fue la indicada o más bien la persona más preparada para poder explicar
congruentemente en el vídeo, a pesar de que me quedó claro cómo estamos
viviendo nuestros días, destruyendo al planeta…
2.
Las industrias, pensándolo bien, es para mí un modelo de producción
importante, pero a la vez preocupante, ya que día a día usamos/consumimos
productos elaborados a partir de diferentes tipos de industrias, ya que como
seres humanos tenemos necesidades, pero el punto es que si vemos más
allá, nos daremos cuenta de que estamos dañando al planeta con todas estas
industrias, no hay marcha atrás, ya que todo lo que conocemos hoy en día
(productos procesados) son gracias a ellas.
3. Siendo de una familia política, y viendo la situación económica del país y a
su vez los daños ocasionados por el modelo de producción dominante el cuál
es la industria, propongo que los grandes dueños de estos monopolios se
responsabilicen de sus acciones tomando en cuenta a la sociedad, y más
que nada a la situación que padece nuestro planeta, ya que todos sabemos
la mayor fuente de contaminación son las fábricas y las industrias, despiden
toneladas de CO2 hacia la atmósfera dañando a seres vivos. No es fácil tener
una cantidad enorme de industrias, pero al menos, quiénes contaminen
deben hacerse la idea de que todos los desechos no siempre tienen que ir a
parar a un río, océano o mar, sino que deben existir otros métodos para que
a mayor paso del tiempo, estas acciones puedan ser útiles al ambiente, asi
no sólo ayudarían al planeta Tierra, sino que también a nosotros como
sociedad. Sin embargo no todos pensamos lo mismo, pero el cambio
empieza con el simple hecho de hacer cambiar una persona, pero no tiene
que cambiar cuando ya se siente acorralada por autoridades y demás, sino
que tiene que cambiar de mentalidad y de pensar, para hacer un bien a todos
como comunidad.
4. Actualmente sabemos que Carlos Slim es el hombre más rico del mundo,
pero, ¿acaso el controla todas las industrias de México?
Según estudios realizados por FORBES, la empresa BIMBO ocupa el puesto
#8 como empresa pública más grande en México, eso estamos hablando de
industrias, muy bien sabemos que a esto se dedica la compañía, a nivel
mundial es la más importante panificadora, con presencia en más de 20
países, con más de 10,000 productos, con ventas netas de 14,064 millones
de dólares, con más de 129,000 colaboradores, teniendo en su poder a más
de 100 marcas.
A partir de 2010, la industria automotriz mexicana ha crecido, ello a pesar de
los serios problemas de crisis y reestructuración que ha enfrentado en años
pasados, se ha fortalecido y conserva su lugar entre las industrias más
emblemáticas y representativas de la economía mundial, si logró resurgir de
la crisis fue debido a un severo ajuste de sus capacidades productivas, de
una intensa reestructuración organizacional y de un cambio de enfoque en
los modelos de negocios. Las perspectivas para 2012 son positivas; se basan
en los resultados de 2011 que registró un récord de producción de
automóviles: 2.56 millones de unidades, 13.1% más que en el 2010.
Ahora estos datos son muy impresionantes, pero es sólo para enmascarar el
daño que le hacen al planeta, es obvio que nosotros tenemos necesidades,
cualquiera puede comprar unas simples donas en la tiendita de la esquina, y
quien tenga la manera de adquirir un auto, lo hace, sin pensar que a futuro
es un peligro para nuestro medio, pero sinceramente cuando estamos
gozando cualquier producto, sea alimento o no, no nos ponemos a pensar en
los daños, y si pensamos sensatamente, las industrias contaminan, sí, pero
gracias a ellas existen productos para el bien social, a su vez beneficiando a
miles de personas con empleos. Es sólo ver el lado más claro de la moneda
y pensar a favor de quién lo necesita, en este caso creo que es de ambos.

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