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Las mujeres como jefas de hogar y su dinámica familiar

Por: Lic. Yessika Zamora Varela


Licenciada en educación familiar

Tradicionalmente, en la mujer han recaído las tareas asociadas con las labores domésticas,
la crianza y educación de los hijos.
En la actualidad, un gran número de mujeres ha ampliado su presencia en otros ámbitos de
responsabilidad, incluida la función de proveedora de ingresos, incrementando con ello el
número de hogares con mujeres como jefe de familia, desafortunadamente, el incremento
de esos hogares no ha generado una distribución más equitativa de las tareas y
responsabilidades domésticas y laborales entre ambos sexos. Aún cuando en la jefatura de
hogares, la mujer es la que toma las decisiones, y también es la proveedora económica,
tiene que cumplir con sus propios roles como el de ser madre de familia, estar al cuidado de
los hijos y además cumplir con el trabajo doméstico y el laboral.

Muchos hogares encabezados por mujeres surgen debido a la esperanza de vida femenina,
así como a la menor incidencia de uniones posteriores de las viudas. Sin embargo, llaman la
atención el incremento de hogares con hijos (dependientes) derivados de separaciones,
divorcios, abandono por parte de los varones, así como los embarazos no deseados
(particularmente en mujeres jóvenes) quienes permaneces solteras o bien en uniones
temporales.
¿Por qué se ha visto éste cambio? Hay que considerar varios factores que promueven este
cambio, entre ellos vamos a destacar el incremento de la escolaridad a la que tienen acceso
las mujeres, así como su participación activa en el campo laboral, con lo que la mujer
alcanza mayor seguridad en sí misma, mayor independencia, cuenta con sus propios
ingresos y esto a su vez le permite tomar decisiones, lo cual puede facilitar la ruptura
conyugal de relaciones insatisfactorias o violentas.
Podemos decir entonces que éste incremento surge de factores económicos, culturales y
subjetivos.
Consideremos ahora la remuneración económica de las jefas de hogar en comparación a las
esposas y los varones, las mujeres en los países pertenecientes a la OCDE (La Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico) perciben 16% menos en su salario que los
hombres. (OCDE,2013)
Existe una falta de equidad del empleo y del mercado de trabajo con respecto a los varones,
a esto hay que agregarle ese segmento de la población que son mujeres jefas del hogar y
que padecen situaciones como el del salario más bajo que el que perciben los hombres por
el mismo puesto o similar. Las mujeres jefas de familia y sus hogares constituyen sin duda
un grupo social y económico vulnerable.
En los hogares en donde el jefe de familia es un varón encontramos que de manera real
(muy frecuentemente) cuenta con al menos un ingreso adicional: el de la esposa, si ésta no
desempeña un trabajo para el mercado laboral, la familia puede optimizar la división del
trabajo dentro del hogar y así el jefe de familia (trabajador) puede, maximizar su dedicación
al desempeño de un puesto remunerado con la finalidad de incrementar los ingresos
familiares. Estas posibilidades le están, negadas a la gran mayoría de los hogares con jefa
mujer (por el simple hecho de ser ella sola).
La ausencia de otro adulto en el hogar empobrece más la calidad de vida de la familia, pues
disminuye las horas de atención brindada a los niños y representa una sobrecarga física y
psicológica para la madre, que debe asumir sola las responsabilidades y trabajos domésticos
y laborales. A la carga psicológica hay que aunarle también la señalización social (aunque
por suerte cada vez menos frecuente) que enfrenta la madre sola por “transgredir” el
modelo biparental establecido, con lo que tanto ella como sus hijos quedan más expuestos a
la agresividad y la violencia de un entorno inseguro.
La circunstancia de ser la principal o la única fuente de ingresos del hogar obliga a muchas
de estas mujeres a aceptar ocupaciones o empleos mal remunerados y en no pocas
ocasiones bajo condiciones precarias de trabajo y empleo, que tal vez rechazarían las
esposas que pueden elegir vivir con los ingresos aportados por el jefe varón.
En México aún prevalece la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, un país
en desarrollo en donde aún domina la discriminación, en donde la mujer vive
continuamente situaciones paradójicas desde el centro mismo del seno familiar hasta el
ámbito laboral.
Como conclusión considero que se debe promover una distribución más equitativa entre
hombres y mujeres de los recursos del hogar, es decir de las responsabilidades domésticas y
laborales, teniendo en cuenta las diferencias socioeconómicas y culturales de las familias, la
diversidad de arreglos y formas de constitución, así como los cambios que experimentan.
Suprimir de una vez por toda la discriminación por género, elaborar y difundir programas
educativos que fomenten la paternidad responsable, facilitar el acceso a empleos bien
remunerados a las mujeres que dirigen un hogar.

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