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2. EL CONCEPTO DE ESTRATIG L EN ARQUEOLOGIA RARIA Los origenes y el desarrollo de ias ideas i sido adnirablementetratadosenel libro de Gye reo ee Gfed and Fifiy Years of Archaeology, publicadeen 19 Frasta ta lltima parte del siglo xix, la geologia tuvo une ran influencia noe, Mt formacion de los concepios arqueclogiees Par 1975, 2.25) La {statieratia en arqueotopia fue visa desde oe princi. plo a través de una per a Ogi in Tera pate de ete siglo, 4 pear go he st a i Gores que trabajaban en yacimientos eon poses omen xe Beoldgico. En este capitulo se examinaie 7 bre estratigratia de estratigratia g Daniel roe £82, descritos como flechas 0 rays magicos (Daniel, 1964, p. 38). Pero durante el sigio non, algunos anticua- HOS empezaron a afizmar que tales objetos tenian an origen hu- emer eee ae eRe aenmen reer: EL CONCEPTO DE ESTRATIGRAFIA EN AROUFOLOGIA 25 mano. De la misma manera que Steno comparé sus piedras-len- gua con los dientes de los tiburones modernos y declaré que es- taban relacionados, Jos anticuarios pronto realizarian compara- ciones etnogréficas entre los instrumentos de piedra europeos y Jos utensilios usados por los indios americanos contempordneos (Daniel, 1964, p. 39). Por otra parte, se asumfa que las piedras- lengua de Steno procedian de estratos geol6gicos: sin embargo, nunca se habfa atribuido una procedencia estratigréfica a arte. factos arqueolégicos, hasta que John Frere, en 1797, hallé un complejo en asociacién con restos de animales extinguidos bajo varios metros de estratos geoldgicos intactos. Este descu- brimiento (Frere, 1800) fue ignorado durante casi medio siglo. Hacia 1859, otros descubrimientos procedentes de contextos estratificados en Gran Bretaiia y Francia, junto con las confir- maciones de las autoridades en geologia, incluyendo a Charles Lyell, contribuyeron a que los orfgenes humanos y la gran anti- gliedad de estos objetos fuesen hechos aceptados. Veinte afios después del descubrimiento de Frere, el Museo Nacional de Dinamarca inauguré una exposicién donde C. J. ‘Thomsen expuso el sistema de las tres edades (Daniel, 1943). Se- guin esta teoria, el hombre ha pasado por varios estadios tecno- I6gicos en los que los utensilios de piedra, bronce y hierro han ido predominando sucesivamente. El sucesor de Thomsen, J. J. Worsaae dio validez estratigrdfica a esta secuencia mediante sus excavaciones en pantanos daneses (Worsaae, 1849, p. 9). De- mostré que estos materiales podian ser encontrados en circuns- tancias estratigréficas, es decir, los utensilios de piedra en los de- pésitos inferiores, seguidos de niveles que contentan objetos de bronce y hierro. Tal como Daniel ha sugerido (1964, p. 48), la idea de las tres edades era extraordinariamente simpie, pero concedié profundi- dad a la cronologia del pasado del hombre. En Prehistoric Times, que aparecié en 1865. sir John Lubbock subdividis la edad de la Piedra, dando lugar a la bien conocida vision de la prehistoria: paleolitico, neolitico, edad del bronce y edad del hierro. Estos avances en el desarrollo de ia arqueologfa son parangonables con las ideas que Smith y Lyell aportaban a la geologfa. Podia ya 2LOGIA 25 sus piedras-len- declaré que es- arian compara- dra europeos y ontempordneos jue las piedras- in embargo, igréfica a arte- 1797, hallé un xtinguidos bajo . Este descu- si medio siglo. | de contextos con las confir- ndo a Charles y la gran anti- rere, el Museo n donde C. J. niel, 1943). Se- estadios tecno- ey hierro han Thomsen, J. J. 4 mediante sus 49, p. 9). De- los en circuns- edra en los de- enfan objetos dea de las tres, edié profundi- historic Times, § Ia edad de la la prehistoria: hierro. Estos parangonables ogfa. Podia ya N $e aproximase a los depésitos mis profundos Los arquediogos podrian aplicar mae ; aunque se ha de decir que, en rea fa directa, por dos razones. La primer estratticacién arqueologica es prod © menos estos concep- idad, no existe una analo- ra es que la mayor parte de lucto humano y no esta su- turales, Jos objetos hechos Por el hombre pueden ser reprodu- en pocas posteriores. Como ha mostrado la etnogratia, al, oN0s tipos de artefactos podrian estar todavia en use en ana ee del mundo, y haber desaparecido en otras areas. Estos he. ~ Complican el estudio de los artefactos y los hacen distintos Jos fosiles geol6gicos; sin embargo, hay que aceptar que en ar. Queologia las formas de los objetos dan paso a otras y que est Gambios son indicadores de la historia y de la cultura de las so. agades pasadas, Primeras teorias estratigraficas iglo XIX, los trabajos en arqueologi dl r logia estuvie- fon dominados por teorias de estratigratia geol6gica. Este he. ho, que hubiera sido comprensibl. i oho, au iprensible en yacimientos con estratos “ics no concordaba con la naturaleza de las excavaciones, Ge, desde 1840, tenjan lugar en yacimientos como Ninive y Sil. EL CONCEPTO DE FSTRATIGRAFIA EN ARQUEOLOGIA 2 chester, compuestos principalmente por estratos complejos pro- ducidos por el hombre. A pesar de que se han vertido afirma- ciones contrarias, incluso las excavaciones del general Pitt-Ri- vers, en las tiltimas décadas del sigio. contribuyeron muy poco, si es que lo hicieron, al desarrollo de las ideas de estratigrafia ar- queolégica. La ausencia de un pensamiento estratigrfico se re- fleja en uno de los primeros manuales de arqueologia, Methods and Aims in Archaeology (1904), de sir Flinders Petrie, el cual contiene slo escasas referencias a la estratigrafia arqueolégica. Los comienzos de esta disciplina no se fijan, pues, hasta la épo- ca de la primera guerra mundial. En 1915, J. PB Droop publicé Archaeological Excavation, cuyo contenido en materia de estratigrafia ha sido a veces criti- cado. A pesar de ello, el libro contiene algunos de los primeros diagramas de la naturaleza de la estratificacién. Estos dibujos (fig. 1) muestran una apreciacién de la importancia de la inter- facies entre niveles, sugieren la distribucién de los artefactos, como puede verse en la seccién, y explican el método de perio- dizacién de los muros. Asimismo demuestran que los muros, que no son otra cosa que estratos verticales, pueden afectar a los pa- trones de deposicién posteriores. Este temprano ejemplo de la naturaleza de Ia estratificacién arqueolégica no fue tenido en cuenta hasta la publicacién de Field Archaeology (Atkinson, 1946), a pesar de que en las décades precedentes habfan apare- cido otros manuales de arqueologia (por ejemplo, Bad2, 1934). Se ha dicho que en América ia moderna arqueologia es- tratigréfica no se puso en practica hasta la segunda década del presente siglo (Willey y Sabloff. 1975, pp. 88-94). El mejor expo- nente del método fue A. V. Kidder, cuya excavacién seguia los contomnos de «los estratos naturales 0 fisicos, y a los fragmentos de cerdmica se les asignaba la procedencia segiin los estratos» (Willey y Sabloff, 1975, p. 95). El avance de Kidder no fue tenido en cuenta de una manera generalizada en la arqueologia norte- americana y entre los manuales recientes. muy pocos reflejan una influencia estratigrética importante (por ejemplo, Hole y Heizer, 1969). Por el contrario, muchos excavadores en América tra- bajaban con un método segtin el cual el yacimiento era dividido EL CONCEPTO DE ESTRATIGRAFIA EN ARQUECLOGIA 2 cn niveles horizontales de un grosor determinado, sin preocu- patse por los contornos naturales de la estratificacién, La idea de los niveles arbitrarios est basada en la estratigraffa geolégica, donde con frecuencia los estratos estan organizados de una ma- era evidente a base de niveles sobrepuestos. Hay situaciones donde este método esta justificado, pero, como se usa tanto, pro- voca la destruccién de la estratificacién de un y: nto, Gene- ralmente se reconocia que muchos yacimientos, incluyendo los caracteristicos concheros prehistéricos, estaban estratificados, pero los articulos sobre métodos estratigrdficos (por ejemplo, Byers y Johnson, 1939) eran extremadamente raros en ambos lados del Atlintico. en contextos arqucoldgicas. (Sepin LTT ZL i La escuela Wheeler-Kenyon En los ajios veinte, Mortimer Wheeler empez6 a excavar en Gran Bretaiia, donde realiz6 el dibujo de una seccién en una de sus excavaciones (Wheeler, 1922, fig. 11), el cual ha sido descri- to como un hito en la ciencia de la arqueologia (Piggott, 1965, p. 175). Aunque Piggott no aporta ninguna raz6n para esta afir- maci6n, se podria decir que el dibujo rompié con la tradicién por el hecho de definir claramente las interfacies, a la manera de Droop y Kidder. Wheeler no fue constante en el uso de las Iineas interfaciales hasta las excavaciones de Maiden Castie, que em- pezaron en 1934, Por aquel tiempo, también empezé a numerar los niveles en las secciones (fig. 2) y en el registro, cosa que cons- tituy6, sin lugar a dudas. un avance primordial. La explicacién de este método se recoge de una manera muy concisa en su manual Archaeology from the Earth: ‘pto de estratificacion ross.) Z 8 idge University 9, — Los estratos se observan cuidadosamente, se distinguen y se etiquetan a medida que transcurre el trabajo. Y es asi, tal como avanzu el trabajo, como fos «hallazgos» se aislan y registran, y su registro estd necesariamente integrado con el de los estratos de los cuales proceden (Wheeler, 1954, p. 54). ‘Tempranas ilustraciones: did figs. 1-8, Cortesia de Cambri Ficura 1 Droop, 1915, de ain ean 2LOGiA, 29 -estratificados, (por ejemplo, ‘aros en ambos 16 a excavar en j6n en una de ha sido descri- (Piggott, 1965, tradiciéa por la manera de so de las lineas castle, que em- ez6 a numerar aensu manual : distinguen y se es asi, y rey © los estratos de DE ESTRATIGRAFIA AROUEOLOGICA MAIDEN CASTLE DORSET Fura 2. Este aibjodeseccidn, realizado por Mo €s uo de os prineros en conene cana fe oe snmeros de erator, (De Wie fig. 10. Cortes de la Society of Antiquaries of London.) enn 1et Wheeler en 1934, ee NR ERM ir fosas, zanjas y otros tipos de interfaci eran estratos o niveles propiamente dichos (Kenyon, 1952, p. 69) Wheeler y Kenyon aportaron dos ideas esenciales de la estratigrafia arqueolégica, a saber: el valor de las cies y la numeracién de los ontinuidades de Hutton y al de Smith sobre la relacién entre estratos y £65 Hacia 193: © elementos hechos por como algo propio y particular del estrato en el que habian sido hallados y se registraban por mimeros de nivel. También se acep- taba que la forma de los objetos evolucionaba con el tiempo y que los artefactos podian reflejar tales cambios a través del and- lisis de las relaciones estratig La ley de superposicién lado demasiado. Hasta tiempos ley de superposici6n era la tr nocida por los arqueslogos. El siguiente es un ejemplo corriente de la vertiente arqueoldgica de este importante axioma: El principio ha sido tomado de la geologia. Los depésitos 0 estratos de rocas pueden observarse superpuestos uno encis otro. El estrato inferior de una serie se habra depositado prime- +0 y todos fos que lo siguen lo han hecho igualmente a través del tiempo, desde abajo hasta arriba (Browne, 1975, p. 21) Lo que te talk que daa r que los estratos han larse en su estado original de deposicion y de super- Pesision no ha sido nunca adaptada para una hrcliheg eee l6gica a pesar de las grandes diferencias strato dos y sedimentarios que se investi y los niveles Ro consolicados de un yacimiento arqueoldgico. La fa de de- sarrollo de ta estratigrafia arqueoligica en este aspecto ha sico {al que hasta hace una década (Harris, 1979) no se ha inieinds una discusién critica sobre estos axiomas, En el capitulo 5 se oa, gerirdn algunas adaptaciones de las leyes de estratigratia on, sicacon fines arqueolégicos, eae Be pueden observar varios periodos format s rrllo de Ia estratigratiaarquedlogica, En el glo ie Ie ae de Frere, Thomsen y Worsaae erearon la disciplina, Durem ot prnodo de entreguerras, Kenyon, Kidder y Wheeler fueron mic alld. redefiniendo la disciplina con algunas innovaciones, El ve see priodo cubre los desarrollos desde 1945 a los aitos setenta, ue se discutirén en los capitulos 3 y 4, . | | TECNICAS DE EXCAVACION ARQUEOLOGICA we El deseo de cavar la tierra en busca de objetos valiosos es se- guramente una de las més antiguas pasiones humanas, y la exca- vaciOn arqueolégica puede ser una de sus manifestaciones mas recientes. La historia de los métodos de excavacidn refleja las actitudes cambiantes de las sucesivas generaciones sobre qué de- berfa ser considerado valioso. Cuando, a principios del siglo xix, el excavador Rickard Colt Hoare «cavaba simples agujeros en los ttimulos para procurarse las reliquias del jefe lo més répida- mente posible» (Gray, 1906, p. 3), su interés no se dirigia preci- samente hacia los fragmentos de cerdmica o los detalles estrati- graficos, sino hacia los recipientes enteros, los objetos de metales Preciosos y otros artefactos completos. Los fragmentos de cerd~ mica, los granos de polen o la escoria de hierro vista a través de rayos X se han convertido en nuestros dias en objetos valiosos para los excavadores perspicaces y sus colegas. Aparte de los ar- tefactos, los primeros excavadores se interesaban en los muros y en las fosas. No ha sido hasta hace muy poco cuando ios niveles de ocupacién —los elementos arqueoligicos més corrientes— han recibido la atencién que se merecen. Si Colt Hoare se limitaba a excavar agujeros, ;cémo realiza- ban su trabajo las generaciones posteriores de excavadores? Los métodos de excavacién son un tema sobre el que rara vez se hace mencién en las publicaciones y sobre el que sola-

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