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¿QUÉ ES UN ELEFANTE BLANCO?

Un “Elefante Blanco” es una obra pública de construcción, mantenimiento o


instalación de un bien inmueble, la cual tiene un impacto negativo para la
comunidad debido a que ha sido abandonada o está inconclusa, sus costos
superan los beneficios de su funcionamiento, no es utilizada, o su uso es diferente
para aquel que fue creada.

¿DE DÓNDE PROVIENE EL TÉRMINO ELEFANTE BLANCO?

El diccionario Oxford de inglés define Elefante Blanco (White Elephant) como una
posesión que es inútil o molesta, especialmente una que es cara de mantener o
difícil de eliminar. Tradicionalmente en la cultura hindú, los elefantes albinos son
símbolo del poder real, así como de prestigio. Se cree que la expresión Elefante
Blanco viene de una historia según la cual los reyes de Siam (hoy Tailandia),
tenían la costumbre de regalar elefantes blancos (albinos) a los cortesanos que les
disgustaban, con el fin de arruinarlos por su alto mantenimiento, gran tamaño y
altos costos. En esta medida los animales se convertían en grandes molestias
para sus dueños y su costo era muy alto comparado con los beneficios que les
traía tenerlo.

TOP DE LOS 10 ELEFANTES BLANCO EN COLOMBIA

1. Proyecto “Vía a la prosperidad (Salamina – Remolino)”

2. Proyecto “Adecuación y remodelación estadio de fútbol Guillermo Plazas Alcid”

3. Proyecto “Centro de formación e investigación en energías renovables –


CINER”

4. Proyecto “Fortalecimiento del cultivo de caucho”

5. Proyecto “Aplicación de Ciencia Tecnología e Innovación en carneros para


mitigar efectos de los TLC”

6. Proyecto “Construcción de obras de prevención y control de la erosión costera”

7. Proyecto “Mejoramiento de la infraestructura de salud del Chocó”

8. Proyecto “Construcción colector el comercio Barrancabermeja, Santander”

9. Proyecto “Construcción de vivienda nueva en la Urb. Villas de María Abigail”

10. Proyecto “Construcción y dotación Colegio El Pedral”


COMANDO DE LA POLICÍA METROPOLITANA DE BOGOTÁ

La historia detrás de este “elefante blanco” de Bogotá comenzó en la


administración de Samuel Moreno, cuando se comprometió a entregarle una
nueva sede a la Policía Metropolitana de Bogotá. A finales de 2010 le adjudicó el
contrato de obra a la firma Castell Camel S.A.S., para que en 15 meses y con un
presupuesto de casi $44.000 millones levantara el edificio.

Como muchos contratos de la época del “carrusel”, el de la construcción de la


sede de la Policía de Bogotá está lleno de dudas, irregularidades y omisiones. El
panorama actual es el esqueleto gigante en continuo deterioro, que sigue
generando gastos y cuya salvación costará otros miles de millones. Lo peor: las
alertas se encendieron a tiempo y no se actuó con celeridad.

Cuando se adjudicó el contrato a finales de 2010, se le entregó al constructor un


anticipó del 50 %. La ejecución comenzó el 28 de diciembre de 2010 y casi desde
ese día hubo inconvenientes. Lo primero que llamó la atención fue que recién
firmado el contrato, y pese a las alertas del interventor, el Distrito autorizó al
constructor para que subcontratara trabajos que requerían personal, maquinaria,
equipos y actividades especializadas. Pasados unos meses empezaron los
reclamos de los subcontratistas por los incumplimientos de la constructora.

El archivo de la obra, conocido por El Espectador, enumera las advertencias de


los interventores, que no auguraba un buen final para este proyecto, en el que la
ciudad ha gastado al menos $40.000 millones, y sumando. Por ejemplo: el
interventor no recibió obras por problemas de calidad; encontró obras inconclusas,
otras que no estaban previstas ni autorizadas, y unas que ni se hicieron. Con la
llegada de Gustavo Petro, fuera de la denuncia penal, el panorama siguió igual. En
su mandato, el contrato estuvo entre prórrogas y suspensiones.

Lo más paradójico es que el constructor ya recibió casi todo el dinero. Mientras


estuvieron como alcaldes Samuel Moreno y Clara López, le hicieron 13
desembolsos por casi $29.000 millones. La de Petro le hizo nueve, que sumaron
$3.800 millones.

Seis años han pasado desde que se firmó el contrato y cuatro desde que la
administración denunció las posibles irregularidades en la construcción de la
nueva sede del Comando de la Policía Metropolitana de Bogotá y hasta ahora se
ven avances. La Fiscalía anunció que le imputará cargos a Mauricio Fernando
Solano Sánchez, exgerente del Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá, a
quien procesarán por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos
legales, prevaricato por omisión y peculado por apropiación, en audiencia que está
programada para el 9 de mayo, a las 9:00 de la mañana, en el complejo judicial de
Paloquemao.
La denuncia penal la presentaron los funcionarios de la pasada
administración cuando, al asumir sus cargos en 2012, descubrieron las
deficiencias en los estudios y en los diseños del proyecto, así como problemas
estructurales en lo que se había alcanzado a construir. Tras la indagación que
adelantó un fiscal de la Unidad de Delitos contra la Administración Pública de
Bogotá, se encontraron elementos que apuntan a que en la adjudicación del
contrato y en la ejecución de la obra posiblemente se cometieron varios delitos.
La polémica obra se puede apreciar en la carrera 56 con calle 22, en el barrio
Salitre Sur. Los diseños indican que hoy debía estar funcionando allí un edificio de
20 metros de ancho por 128 de largo, 39.000 m2 de área construida, seis pisos y
un sótano. Sin embargo, desde la adjudicación, el contrato ha tenido 50 prórrogas.
Está suspendido desde finales de 2014 y aún sigue sin fecha clara de entrega.

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