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“Ciclo de la puntualidad y la cultura”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA


Facultad de Ingeniería Civil
Departamento Académico de Geotécnica

“Trabajo de Investigación N°2”

 Curso :
Geología General (GE001-H)
 Estudiante :
SILVA VICENTE, Jerson Giomar
 Código :
20161066H
 Catedrático :
Ing. ZEDANO CORNEJO, Julio César

2018-1
Universidad Nacional de Ingeniería
Facultad de Ingeniería Civil
Departamento Académico de Geotécnica

ÍNDICE

1. Antecedentes..................................................................................................................... 3
2. Demanda de las 8 horas de trabajo ............................................................................. 3
3. La huelga ............................................................................................................................ 4
3.1. La masacre de Chicago .......................................................................................... 5
3.2. Atentado Haymarket ................................................................................................ 5
3.3. Detenciones y torturas............................................................................................ 6
3.4. Triunfo y celebración. ............................................................................................. 6
4. Consecución de la jornada laboral de ocho horas ................................................. 7

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“CELEBRACION DEL 1 DE MAYO”

1. Antecedentes
Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados en los albores de
la Revolución Industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la
segunda ciudad en número de habitantes de EE. UU. Del oeste y del sudeste llegaban
cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas
humildes que albergaban a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros
urbanos acogieron a emigrantes llegados de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

2. Demanda de las 8 horas de trabajo


Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas.
Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: «ocho horas de trabajo,
ocho horas de ocio y ocho horas de descanso».1 En este contexto se produjeron varios
movimientos; en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva
York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más
de 18 horas, «salvo caso de necesidad». Si no había tal necesidad, cualquier funcionario
de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a
trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del
Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación
Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (aunque algunas fuentes señalan su
origen anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había
resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo
debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y
recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en ese
sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones,
que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada
de ocho horas, reduciendo el paro.

Imagen N°1 : Un taller de Indiana mostrando las malas condiciones de trabajo

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3. La huelga
El 1 de mayo de 1886, comenzó la protesta llevada a cabo inicialmente por 80.000
trabajadores que rápidamente fue tomando fuerza y pronto 200 000 trabajadores
llevaban la huelga mientras que otros 200 000 obtenían esa conquista con la simple
amenaza de paro. Este hecho desembocó en una poderosa huelga nacional que afectó
a numerosas fábricas de los Estados Unidos.

A partir de allí, el conflicto se fue extendiendo a otras ciudades norteamericanas, logrando


que más de 400.000 obreros pararan en 5.000 huelgas simultáneas. La magnitud del
conflicto causó preocupación al gobierno y al sector empresarial, que creyeron ver en las
manifestaciones y huelgas el inicio de una revolución anarquista.

La prensa generalista de Estados Unidos, reaccionaria y alineándose con las tesis


empresariales, calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de
lunáticos poco patriotas», y manifestó que era «lo mismo que pedir que se pague un
salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».
En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras
ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica
que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormick que estaba en huelga
desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad de sus
salarios para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de
esquiroles.

Imagen N°2: Huelga de Chicago

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3.1. La masacre de Chicago


En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras
ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo.

El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000


personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas; cuando
estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de
rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los policías comenzando una pelea
campal.
Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la
gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos entre los obreros.

3.2. Atentado Haymarket


En la demostración de protesta convocada para el 4 de mayo, la policía volvió a entrar
en acción, matando a un número indeterminado de personas e hiriendo a otras 200. En
la plaza de Haymarket, la tensión entre las autoridades y los trabajadores alcanzó su
punto máximo: explotó un artefacto que terminó con la vida de siete policías. Tras el
estallido, las fuerzas de seguridad responsabilizaron a los manifestantes de la muerte.
Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores
que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.
Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa con citas como:
“Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca
los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios,
fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de
Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y
desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han
hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!”

La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, responsabilizando


a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.

Imagen N°3: Revuelta de Haymarket

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3.3. Detenciones y torturas


Las detenciones y torturas no tardaron en llegar. August Spies, Samuel Fielden, Oscar
Neebe, Michael Schwab, George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons y Louis Lingg,
obreros de filiación anarquista fueron detenidos y juzgados bajo el cargo de asesinato
y conspiración para cometer asesinato. Tres fueron condenados a prisión y los otros
cinco fueron sentenciados a pena de muerte en la horca.

Imagen N°4: Los ocho sentenciados que llegaron a ser conocidos como los Mártires de
Chicago.

3.4. Triunfo y celebración.

Tras los acontecimientos de Chicago, las compañías fueron accediendo


paulatinamente a fijar la jornada de trabajo en ocho horas. En el Perú la conquista
de este derecho se logró el 15 de enero de 1919.

La celebración del 1 de mayo, en homenaje a los Mártires de Chicago, se


estableció en 1889 en un encuentro del Congreso Obrero Socialista de París. Con
el tiempo, varios países se sumaron a la fecha y hoy se celebra en casi todo el
mundo.

Imagen N°5: Marcha multitudinaria por las 8 horas laborales

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4. Consecución de la jornada laboral de ocho horas


A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8
horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios
y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: «Jamás en la historia de este
país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una
disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a
las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la
agitación sindical».
La consecución de la jornada de 8 horas marcó un punto de inflexión en el movimiento obrero
mundial. El propio Federico Engels en el prefacio de la edición alemana de 1890 de El
manifiesto comunista dice:

“Pues hoy en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y


América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejército,
bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada
normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional
celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El
espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los
países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh, si Marx
estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!”

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