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IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS SOCIETARIOS

COMENTARIOS A LA SENTENCIA DEL QUINTO PLENO CASATORIO

NELSON RAMIREZ JIMENEZ

Se tomo su tiempo el pleno civil de la Corte Suprema para resolver este caso. Casi dos años
tuvimos que esperar esta decisión judicial, lo cual marca un negativo record en la historia de la
casación en el Perú y de la justicia en general. Nada justifica tan larga espera. Lo peor es que
esta larga espera tiende a consolidarse, pues el sexto pleno también esta al voto desde hace
casi dos años, pues se llevo a cabo el 6 de Noviembre de 2012. ¿Tan difícil es ponerse de
acuerdo?

I. OBJETO.-

(1) El objeto del pleno fue discutir la problemática de la impugnación de los acuerdos
emitidos por personas jurídicas que desarrollan actividades sin fines de lucro,
asociaciones, bajo la figura de la nulidad del acto jurídico regulado por el Art. 219,
dejando de lado el Art. 92 del Código Civil que versa específicamente sobre esa
materia, y cuyos requisitos de procedibilidad y vía procedimental son manifiestamente
distintos; en especial, en lo que atañe a la prescripción y caducidad, respectivamente,
del plazo para demandar. La pretensión de nulidad tiene un plazo de prescripción de
10 años, mientras que para la impugnación de acuerdo es uno de caducidad de 60 días
(o de 30, a partir de su inscripción registral). Es fácil advertir que quien pierde el plazo
de caducidad, le seria propicio “convertir” la pretensión en una de nulidad y así
extender el plazo en su propio beneficio.

La sentencia ha tocado varios aspectos doctrinarios importantes, sobre los que haré
algunas glosas más adelante. Lo primero que toca apreciar es si la Corte Suprema, al
resolver como lo ha hecho, ha logrado el objetivo que le impone el Art. 384 del C.P.C.
1
. Bien sabemos que el 28 de mayo del 2009 se publicó la ley 29364, norma que
introdujo cambios en la Casación, entre ellos, los fines que se persigue con ella.

(2) A partir de dicha reforma los fines de la Casación variaron, pues se dejó de exigir
que el control casatorio busque conseguir la CORRECTA APLICACIÓN Y LA CORRECTA
INTERPRETACIÓN del derecho objetivo. El nuevo objetivo, según la ley, es lograr la
ADECUADA APLICACIÓN DEL DERECHO OBJETIVO AL CASO CONCRETO. Este cambio
no fue puramente semántico, pues al establecerse que ya no es un fin de la casación
que se “interprete correctamente” el derecho objetivo, no buscaba con ello desactivar
una de las tareas más importantes de todo órgano de justicia, cual es interpretar, dada
la característica de generalidad que identifica a la norma jurídica. Debía entenderse
que la interpretación que se haga de la ley no puede ser, en todos los casos, la
“correcta”, pues es claro que siempre habrá tantas interpretaciones como métodos
puedan existir. Lo que la Corte Suprema debe pretender es que la interpretación que

1 “Artículo 384.- Fines de la casación


El recurso de casación tiene por fines la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad
de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia."
los órganos de justicia hagan deba ser la mas adecuada para resolver en justicia el caso
sub-materia. Es pues, un cambio lógico.

(3) En la audiencia respectiva intervinieron los “Amicus Curiae” convocados para


ilustrar sobre los aspectos doctrinarios del debate. Asistieron el Dr. Juan Morales
Godo, el Dr. Juan Espinoza Espinoza y el Dr. Jairo Cieza Mora, quienes coincidieron en
señalar:

(a) Que en el caso de antinomias debe primar el principio de especialidad. Por


ende, siendo el Art. 92 el que regula de manera especifica el tema de la
impugnación de acuerdos, no debe recurrirse a estructuras jurídicas de
alcances generales como la teoría de la nulidad del acto jurídico.

(b) Que los breves plazos de caducidad que prevé el Art. 92 del Código Civil
procuran preservar la buena marcha de las personas jurídicas, evitar
inseguridades durante mucho tiempo y permitir la circulación de la riqueza.

(c) Que de permitirse la aplicación de la tesis de nulidad del acto jurídico en


sustitución de la impugnación de acuerdos, supondría extender el plazo de
prescripción a 10 años, lo que conllevaría la derogación del referido Art. 92, ya
que seria previsible que todos los interesados opten por este tipo de
pretensiones.

II. ANTECEDENTES. PROBLEMAS CON LA INEFICACIA EN EL CÓDIGO CIVIL.-

Ya en un anterior ensayo2, expuse los serios problemas que ésta temática presenta en
el ordenamiento civil. La ineficacia, por definición, hace referencia a la privación de los
EFECTOS de los actos jurídicos en general, y en particular, a los contratos. Por ello se
distingue a la ineficacia estructural (que atañe a la fase de nacimiento de los actos
jurídicos) de la ineficacia funcional (que atiende a la fase de ejecución o
desenvolvimiento de la relación jurídica creada por el acto o contrato).

La ineficacia estructural comprende a la Nulidad. Inexistencia, anulabilidad y, con


reservas, a la rescisión, es decir, a aquellos actos con deficiencias existentes al
momento de su nacimiento. La funcional hace referencia a actos validos que dejan de
tener efectos ínter partes por causas que se presentan al desplegar su ejecución, como
es el caso de la resolución.

Ahora bien, el caso es que las sanciones de ineficacia desperdigadas a lo largo del
Código exceden las categorías que él mismo regula, incluyendo otras respecto de las
cuales no anuncia ni define sus alcances, todo lo cual genera confusión. Una lectura
horizontal del Código nos permite apreciar las siguientes “categorías”:

(1) INEFICACIA.

(a) Siendo una expresión de alcance general, resulta incomprensible que en el código
se le utilice para expresar efectos específicos. En el Art. 161 se hace referencia a
este concepto respecto a los actos realizados por el representante que excede los

2
Ineficacia en el Código Civil. https://www.academia.edu/3613936/Ineficacia_Contractual
limites de las facultades que se le hubieren conferido o violándolas. Es evidente
que se trata de una situación de inoponibilidad en base al principio res inter alios
acta, esto es, que los efectos no alcanzan al tercero supuestamente representado;
no produciéndose en el patrimonio de éste el efecto ¨contemplatti domini¨ propio
de la representación directa. Igualmente, en el Art. 195 al regularse la acción
pauliana se utiliza el mismo concepto. No estando ante un tipo de ineficacia
estructural o funcional mal puede hablarse de ineficacia con los alcances
mencionados en el artículo 195; siendo un caso típico de inoponibilidad frente al
acreedor, la expresión resulta equivocada. Lo mismo sucede respecto de la
renuncia a la herencia que causa perjuicios a los acreedores del renunciante a que
se refiere el Art. 676.

(2) NULIDAD.

(a) La categoría NULIDAD se encuentra establecida en muchos artículos, como por


ejemplo, V del titulo preliminar, 27, 219, 865, 1066, 1111, 1130, 1328, 1405, 1406,
1582, entre otros. No hay duda que tales actos carecen de validez alguna.

(b) Sin embargo, hay otros casos en que el Código regula como nulidad lo que nos
parece que no es tal, o utiliza sinónimos que obligan a encontrar su carácter
invalidatorio absoluto, lo cual no es una buena política legislativa. Por ej., el Art.
743 señala que la desheredación dispuesta sin expresión de causa o por causa no
señalada en la ley no es válida, agregando que la fundada en causa falsa es
anulable, de donde se deduce que ¨no es válida¨ es, en éste caso, sinónimo de
nulo.

(3) ANULABILIDAD.

(a) Esta categoría de invalidez relativa es mencionada en los Arts. 166, 214, 221 y 743.

(4) VALIDEZ.

(a) El legislador suele afirmar su aceptación o su rechazo a la celebración de


determinados actos, expresándola bajo el concepto de validez, lo cual nos lleva a
entender que, contrario sensu, son inválidos los que violan tal marco normativo,
sin que pueda precisarse si son nulos o anulables. Así tenemos que en los Arts. 8,
140, 978, 1058, 1099, 1124, 1250, 1360, 1377,1544, 1545, 1930, entre otros, el
legislador afirma la validez de los actos que regula en dichos dispositivos; sin
embargo, en los Arts. 1398, 1629 y 1634 se pronuncia afirmando que no son
válidos o son inválidos, sin precisar las consecuencias jurídicas de tal invalidez,
aunque pareciera que se refiere exclusivamente a la nulidad. En otros casos, bajo
la expresión INVALIDEZ comprende tanto a la nulidad como la anulabilidad, tal
como puede apreciarse en el capitulo referido a la invalidez del matrimonio
(véase Arts. 274, 277 y 280), en el que, bajo ese concepto, se regula tanto a la
nulidad como a la anulabilidad del mismo, con lo cual queda claro que para el
legislador, en ese específico caso, el concepto INVALIDEZ abarca a las dos
especies, la nulidad absoluta y la relativa. En otros casos no precisa el tipo de
invalidez ni es fácil deducir su alcance, como por ejemplo, en el Art. 757 cuando
declara que no es válido el legado de un bien determinado si no se halla en el
dominio del testador al tiempo de su muerte, texto del cual no es posible deducir
si estamos ante un caso de nulidad o anulabilidad. Igual sucede en el Art. 1398.
(b) Adicionalmente, respecto de la nulidad hay otros inconvenientes. Así tenemos la
contradicción que se aprecia en el tratamiento legislativo otorgado a los actos
que importen el ejercicio de propiedad exclusiva por parte de un co propietario
(Art. 978) calificándolo como válido solo si se le adjudica el bien o la parte a quien
practico dicho acto, cuando en esencia el acto esta permitido por el Art. 1409 inc.
2 en la medida que se hace disposición de un bien parcialmente ajeno (por
tratarse de copropiedad), por lo que debió estatuirse la exigibilidad como
consecuencia del acto a que se refiere el Art. 978 y no la validez condicionada,
conclusión que se reafirma al analizar la solución legal prevista por el Art. 1669
para el arrendamiento, en el que se habla de ratificación del acto, concepto que
es incompatible con el acto nulo y el anulable. En el caso del Art. 1546 se hace
referencia a la licitud, cuando en el artículo anterior, 1545, se habla de validez,
siendo los supuestos de facto de ambas normas de similar naturaleza, lo que nos
hace concluir que en este caso licitud y validez son sinónimos, quebrando la lógica
del Art. 140, en el que se menciona que el acto jurídico es VALIDO cuando su fin
es LICITO, lo cual supone una clara diferenciación conceptual entre ambas
expresiones.

(5) REVOCACION.

(a) Este concepto por definición, esta referido a la extinción de los actos jurídicos por
la voluntad de una sola de las partes, lo que supone que quien revoca varía su
voluntad primigenia. De allí que se acepte pacíficamente su virtualidad plena en
los actos jurídicos unilaterales, como por ejemplo, en el caso que regulan los Arts.
9, 102, 151, 380, 798 y 1464.

(b) Sin embargo, tal solución debiera ser distinta cuando se trata de contratos, que
por definición son actos jurídicos bilaterales. Así tenemos que en el caso de la
donación se habla de revocación de ella por causas de indignidad (Art. 1637), lo
cual supone que no se exige el distractus (mutuo disenso) para poner fin al
contrato. Una sola voluntad puede destruir lo que crearon dos. Es verdad que la
doctrina reconoce la facultad revocatoria en los actos jurídicos bilaterales con
prestación unilateral (ejs. Donación, comodato, etc.); sin embargo el legislador
solo la aplica para el caso de la donación por lo que seria deseable que para
mantener unidad de criterio, en el comodato también se regule la facultad de
revocar ante una hipótesis similar a la de la donación, situación que no se presenta
pues por el contrario, en el Art. 1734 se sanciona con nulidad la cesión del uso del
bien por el comodatario y en el Art. 1736 se autoriza a solicitar la devolución del
bien pero sin precisar si la relación jurídica creada por el contrato de comodato se
resuelve, se anula o se revoca. Falta pues una adecuada concordancia al respecto.

(6) INEXISTENCIA.

(a) Bien sabemos que nuestro código solo regula la nulidad, subsumiendo a la
inexistencia dentro de sus efectos, tal como se aprecia del Art. 219 inc. 1 que
regula el típico caso de inexistencia, esto es, cuando falta la manifestación de
voluntad del agente, pero tratándola como nulidad. Precisamente, éste es uno de
los temas tratados en la definición asumida por el Pleno Casatorio, tal como lo
glosamos más adelante.

(b) Pese a ello, encontramos esta categoría de ineficacia en el Art. 1386, mientras que
en los Arts. 1438 y 1816 se hace referencia a la existencia. Pareciera que el
vocablo es usado en sentido coloquial antes que jurídico, por lo que amerita una
precisión para evitar discusiones inútiles.

(7) CADUCIDAD.

(a) La caducidad esta regulada en el código civil a propósito de la perdida de la acción


y el derecho por el transcurso del tiempo (Arts. 2003 al 2007). Aparte de esa
regulación específica, no existe otro tratamiento legal.

(b) Es por ello que nos resulta incomprensible que en los Arts. 715, 720, 772, 805,
1385, 1387 y 1644 se establezca la caducidad de actos jurídicos unilaterales y
bilaterales que no tienen relación alguna con el hecho jurídico constituido por el
factor TIEMPO. Mal puede caducar una donación cuando el donatario causa la
muerte del donante, pues el hecho, de suyo grave, debe producir la resolución
automática o de pleno derecho de la donación más no la caducidad, siendo
innecesario recurrir a un concepto que regula situaciones totalmente distintas.

(8) RESCISIÓN.

(a) El Código define a la rescisión en el Art. 1370, señalando que ella deja sin efecto
un contrato por causal existente al momento de su celebración. Nótese que tal
definición es aplicable sin problema alguno a la definición de anulabilidad, pues las
causas que la generan se presentan al momento de celebrarse un acto jurídico. Tal
asimilación es tanto más lógica si el referido articulo no hace referencia a la validez
del contrato como si lo hace el Art. 1371 que al regular la resolución declara que
¨deja sin efecto un contrato VALIDO por causal sobreviniente a su celebración¨ y,
por consiguiente, puede admitirse que la rescisión deja sin efecto un contrato
valido o invalido. En consecuencia, la definición es incompleta y tiene que
mejorarse para evitar que se conceptualicen como sinónimos.

(b) Tres son las causas de rescisión en todo el código: la lesión (Art. 1447), la venta de
bien ajeno (Art. 1539) y la venta sobre medida (Art. 1575). Es dable advertir que la
venta de bien ajeno en el código de 1936 era sancionada con la anulabilidad.
Creemos por tanto, que esta categoría amerita un perfeccionamiento conceptual.

(9) RESOLUCION.

(a) La resolución, por definición del Art. 1371, es un típico caso de ineficacia
funcional, es decir, un contrato válido deja de tener efectos por causal
sobreviniente a su celebración. Por ubicación de la norma (disposiciones generales
de los contratos), es claro que sus alcances están referidos exclusivamente a los
contratos.

(b) Es por ello que no resulta claro el tratamiento de aquellos casos en que la
resolución que declara la ley no esta referida al acto jurídico contractual (causa)
sino al cumplimiento de una obligación (efecto), tal como sucede en los casos
regulados por los Arts. 1138 inc. 1, 1155, 1160, 1166 inc. 1, casos en los cuales no
es posible aplicar las consecuencias previstas en el Art. 1372 para la resolución
contractual, debiendo por tanto merecer una precisión, o, en todo caso, utilizar
una categoría distinta, o reubicar la definición de resolución.

(10) EXTINCION, (11) PONER FIN, (12) SEPARACION, (13) REVERSION.


(a) En los Arts. 1467, 1763 y 1801 se establece la extinción de los contratos que en
ellos se mencionan. En el Art. 1769 se establece que el locador puede poner fin a
la prestación de servicios por justo motivo, En el Art. 1613 se establece la facultad
de separarse del suministro previo aviso. En el Art. 1631 se establece la reversión
de la donación en favor del donante.

(b) El caso es que no se puede establecer pacíficamente cuál es la categoría de


ineficacia establecida por el legislador. En efecto, poner fin puede suponer
resolver, rescindir o revocar. Separarse del contrato puede suponer resolverlo o
revocarlo. La reversión puede suponer la revocación de pleno derecho. En tal
sentido se hace necesario perfeccionar y unificar los conceptos.

(14) ES EFICAZ, (15) NO TIENE EFECTOS, (16) NO OBLIGA, (17) NO TIENE EFICACIA, (18)
QUEDA SIN EFECTO.

En los Arts. 536, 1376, 1378, 1383, 1399, 1435, 1476, 1664, entre otros, se hace
referencia en forma indiscriminada a los ¨efectos¨ de la manera glosada en el presente
acápite. En algunos casos creemos que estamos ante situaciones precisas de validez, o
nulidad o inoponibilidad.

(19) NO HAY PRECISION LEGAL SOBRE LA INEFICACIA QUE DEBE DECLARARSE COMO
CONSECUENCIA DE LA SITUACION REGULADA.

(a) Aunque parezca impensable, existen en el Código determinadas situaciones de


hecho que han sido cuidadosamente reguladas, pero a las cuales no se les ha
asignado una categoría de ineficacia específica, generándose jurisprudencia
contradictoria al respecto.

(b) Así tenemos que el Art. 315 regula la disposición de los bienes sociales por ambos
cónyuges, dejando sin precisar qué sanción debe aplicarse para los casos en que
se producen actos de disposición con la intervención de solo uno de los cónyuges,
lo que para algunos debe generar la nulidad del acto jurídico por faltar la
manifestación de voluntad, mientras que para otros es un tema de inoponibilidad,
pues se pueden disponer de bienes ajenos. En el caso del Art. 1361 no se precisa
qué sucede en el caso que se acredite la discrepancia entre los declarado en el
contrato y la voluntad común de las partes, lo que para algunos debe merecer la
sanción de nulidad por falta de consentimiento, mientras que para otros es un
caso de error y por tanto, de anulabilidad.

Dicho esto, no cabe duda de que el tratamiento de la ineficacia, sea estructural o


funcional, no ha tenido un feliz tratamiento en el Código Civil. Esta ambigüedad ha
generado parte del problema jurisprudencial que el pleno casatorio trata.

III. LA DECISIÓN DE LA CORTE SUPREMA.-

La Corte Suprema hizo suya la tesis defendida por los Amicus Curiae. Las principales
razones que sustentan sus conclusiones son las siguientes:

(1) Citando a Lizardo Taboada, considera que “en el negocio jurídico “… no es el sujeto
el que decide cuándo un hecho es o no un acto jurídico o cuándo es un acto jurídico en
sentido estricto o un negocio jurídico, sino que ello depende exclusivamente de la
valoración del ordenamiento jurídico. Los efectos jurídicos son siempre atribuidos o
concedidos por el derecho, no son una creación de la voluntad del sujeto o de las
partes”; por consiguiente, los sujetos de derecho son los que establecen el propósito o
finalidad que quieren alcanzar pero finalmente será el ordenamiento jurídico quien
acogerá estos o no. Este es el negocio jurídico que tenemos regulado, no la anarquía
del individualismo que pretende convertir todo lo que se acuerda en un estatuto
negocial sin tomar en cuenta lo que establece el ordenamiento, cual si éste solo
tuviera un papel meramente referencial, lo cual es falso.” (Fundamento 138).

(2) Agrega que “el supuesto de la inexistencia… no es de aplicación entre nosotros,


primero porque no se encuentra regulada en la normativa civil, y en segundo término
porque en nuestro caso particular no existe ninguna laguna normativa, toda vez que es
de aplicación, ante los supuestos que no señalan taxativamente la nulidad, la
aplicación de la nulidad tácita o virtual”. (Fundamento 159)

(3) Citando a José Dos Santos con relación a los alcances del Art. 92 del C.C., agrega
que “el derecho de impugnación es un derecho complementario al derecho de voto
que sirva para cautelar la correcta formación de la voluntad social…”, con lo cual hay
un deber de diligencia de los asociados para poder impugnar los acuerdos dentro de
los plazos de caducidad previstos en la ley. (Fundamento 165)

(4) Precisa que “Con relación al objeto de la pretensión, cuya estructura tiene un
pedido y una causa de pedir, corresponde señalar que a través de la pretensión
impugnatoria se realiza un pedido de ineficacia, esto es, de nulidad o de anulabilidad,
precisándose en la causa de pedir la fundamentación correspondiente a dichas
ineficacias estructurales, las causales en que se sustenta que puede ser de nulidad,
anulabilidad, así como las normas que permitan establecer vicios estructurales en el
acuerdo impugnado”. (Fundamento 181)

(5) Haciendo referencia a las meta reglas de la interpretación jurídica de jerarquía,


temporalidad y especialidad y citando a Marcial Rubio, sostiene que “… todos los
métodos de interpretación que hayan sido propuestos solo conducen a una solución
posible y no a una solución que sea la única correcta. Uno no puede cuidarse del texto
y atenerse a la voluntad probable del legislador, o bien respetar estrictamente el texto
y desentenderse de esta voluntad, en general muy problemática…” (Fundamento 225)

(6) Precisa la Corte que “es sobre la base del método sistemático teleológico de
ubicación de la norma, que podemos aplicar el principio de especialidad… nos
encontramos frente a una norma particular frente a otra que es general y ello se
puede apreciar desde que la regulación de las causales de ineficacia del acto jurídico se
encuentran en el artículo 219 y 221 del Código Civil, del Título IX, referida a la nulidad
del acto jurídico, del libro II, que trata del acto jurídico, y en toda norma que sin
señalar la ineficacia estructural, ésta es deducida de conformidad con el artículo V del
Título preliminar y el numeral 8 del artículo 219 del Código Civil. En ese sentido nos
encontramos frente a una disposición normativa que establece una regulación general
para los vicios estructurales de los negocios jurídicos y, por consiguiente, es de
aplicación a todos los libros del Código Civil. Resultando una norma de aplicación
particular y por tanto especial, el artículo 92 de la norma anotada, toda vez que ésta se
encuentra ubicada en el Titulo II, referido a la Asociación, de la sección segunda, que
trata de las personas jurídicas, del Libro I, referido al derecho de las personas, en el
supuesto de impugnación de acuerdos de asociación.” (Fundamento 245)

(7) Precisa que “en el caso de autos aparentemente se presentan dos normas
aplicables al mismo supuesto de hecho, cuales son el Art. 92 del Código Civil referido a
la interposición de la pretensión de impugnación de acuerdos de asociaciones y el Art.
219 del mismo cuerpo normativo, que establece taxativamente las causales de
ineficacia estructural en el supuesto de nulidad de negocio jurídico. La existencia de
ésta figurada incoherencia socava el ordenamiento jurídico y tiene que ser solucionada
a través de los métodos interpretativos a fin de eliminar las contradicciones sistémicas,
que afectan la predictibilidad de los fallos judiciales y por tanto la seguridad jurídica,
así como la justicia, valores supremos de nuestro ordenamiento jurídico.
(Fundamentos 272 y 273)

(8) Define el caso sosteniendo que “en atención a los métodos sistemático por
ubicación y teleológico se puede aplicar correctamente el principio de especialidad de
la norma, que en nuestro caso es el Art. 92 del Código Civil, de observancia por tanto a
todos los supuestos de hecho similares que son objeto de procesos como el incoado
en autos, toda vez que la pretensión de impugnación de acuerdos de asociación
regulada en la norma antes precisada es de aplicación preferente a las normas
generales de ineficacia del negocio jurídico reguladas en el Libro II del Código Civil u
otras normas que regulan la ineficacia negocial. (Fundamento 277)

(9) Como consecuencia de ello, “… el asociado únicamente puede impugnar los


acuerdos de la asociación de conformidad con el artículo 92 del Código Civil y no
indistintamente en base a los supuestos de ineficacia estructural estatuidos en el Libro
II del Código Civil u otras normas. (Fundamento 278)

IV. CONCLUSIÓN.-

Estimo que la interpretación asumida por el Pleno Casatorio es la más “adecuada” para
resolver la antinomia existente en la materia. Es claro que de no hacerse respetar el contenido
del Art. 92 del Código Civil, se habría vaciado su contenido, pues toda pretensión de
impugnación de acuerdos se habría canalizado vía la nulidad de acto jurídico, cuyos plazos de
actuación son mucho más largos, con lo cual se generaría una manifiesta inestabilidad en la
vida institucional de las asociaciones.

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