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Principios Bíblicos sobre la sana

administración de las finanzas


Tener un criterio adecuado del dinero y las posesiones y manejarlas bíblicamente, constituyen serios
retos a los que se enfrentan todos los cristianos.

 ¿Qué hacemos con nuestros recursos?


 ¿Cómo, dónde y cuánto dar?
 Motivos correctos e incorrectos al dar.
 ¿Diezmo u ofrenda?
 Principios bíblicos sobre la prosperidad.

Estas y otras preguntas deberán ser contestadas para tener así un concepto claro y bíblico de cómo
administrar de la mejor manera los recursos.

Tan importante es para Dios el tema del dinero y las posesiones, que 16 de las 38 parábolas de
Cristo hablan de cómo las personas deben manejar los tesoros terrenales. De hecho, el Señor habló
más sobre tal administración (1 de cada 10 versículos en los evangelios) que sobre el cielo y el
infierno juntos. La Biblia completa tiene más de dos mil referencias a las riquezas y a las
propiedades, el doble de las referencias totales a la fe y la oración. Lo que hagamos con los recursos
es muy importante ya que ponen a prueba constantemente la autenticidad e integridad de nuestro
andar espiritual.

LA NATURALEZA DEL DINERO.

El dinero no es en sí ni bueno ni malo, es moralmente neutral. Sin embargo el dinero es una medida
exacta de la moralidad de una persona.

No es cuestión de cuánto dinero se tiene, sino de dónde está el corazón, y qué se hace con el dinero
que se tiene.

1 Ti.6:10 dice: “Raíz de todos los males es el amor al dinero”.

A. ¿QUÉ HACEMOS CON NUESTROS RECURSOS?

1. Todo le pertenece a Dios.

 La fuente de todo recurso material es Dios. Hc.17:22-28


 David dijo: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” 1Cr.29:14
 Escribe también: “De Jah es la tierra y su plenitud…” Sal.24:1
 Dios dice en Hg.2:8 “Mía es la plata y mío es el oro”

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2. Una sana administración empieza en el corazón.

 El modo en que un creyente maneja la administración de sus finanzas y


posesiones habla mucho de su condición espiritual. No importa si gana poco o
gana mucho, todo es proporcional.

Jesús habló de la condición del corazón con precisión inigualable. Mt.6:19-34

 V.19-21 Hacer tesoros: Atesorar, considerar valioso. Lo que atesoras robará tu


corazón. Contrario al acumulamiento y acaparamiento imprudente, usar
nuestros bienes con alegría, sabiduría y generosidad nos enfoca correctamente
en el único acumulamiento que no defrauda: el celestial.

 V.22-23 La lámpara del cuerpo es la sana visión de las cosas materiales. El ojo
es el único canal de luz del cuerpo y por ende el único medio de visión; así
mismo, el corazón es el único canal del alma por medio del cual brillan las
realidades espirituales.

Si la perspectiva que tenemos del dinero es maligna (egoísta e indulgente), todo


en nosotros estará enfermo.

 V.24 El corazón no puede dividirse. Es imposible poder partir el corazón. O amas


a Dios con todo tu corazón, o amas los bienes y el dinero de la misma forma.

 V.25-34 Amar a Dios y tener una visión correcta de las cosas materiales trae a
nuestros corazones verdadero descanso. Buscar el reino de Dios y su justicia
implica que ahí está nuestro tesoro y por ende nuestro corazón.

B. CÓMO, DÓNDE Y CUÁNTO DAR.

La Biblia nos dice cuál debe ser la actitud cuando damos; a dónde darlo y en qué medida.

 2 Co.8-9 Definen todos estos aspectos. El pasaje consiste en un llamamiento a


la solidaridad con los cristianos de Jerusalén que estaban atravesando una difícil
etapa de necesidades materiales (Ro 15.26). Es evidente, por lo demás, que el
apóstol se fiaba poco en la generosidad de los corintios, quienes, entusiasmados
al principio con la idea de auxiliar a los creyentes de Judea, luego, llegado el
momento de recaudar la ofrenda, parecían mostrarse menos favorablemente
dispuestos

 CÓMO: Con generosidad y alegría. 2 Co.8:1-4, 9:7b. No es lo que sobra


Luc.21:1-4

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 DÓNDE: 1. Donde haya necesidad, Mr.7:5-13 y 2. en la familia espiritual a la
que pertenezco.

 CUÁNTO: Lo que se propone de corazón 2Co.9:7a. Siempre debe ser en relación


a lo que se tiene, 2 Co.8:11-15.

C. MOTIVOS CORRECTOS E INCORRECTOS AL DAR.


La motivación tiene que ver con aquello que nos mueve a hacer algo. Es el motor de las acciones.
La raíz de los impulsos.

Las preguntas elementales al momento de dar o de no hacerlo son:

- ¿Por qué? ¿Qué espero? ¿Cuál es mi motivo?


La vida de David siempre reflejó un profundo amor y devoción a Dios. Su deseo fue edificarle casa,
y aunque Dios no le permitió hacerlo, en la preparación de la construcción podemos apreciar los
motivos correctos de un corazón agradecido. 1Cr.29:1-18.

Las motivaciones incorrectas son todas aquellas que se centran en mi propia satisfacción. Cuando
damos por recibir, o pretendemos enriquecernos a costa de la fe, estamos distorsionando aquello
que podría habernos bendecido sin tristes consecuencias. Prov.10:22

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