El síndrome de la mano ajena es conocido también con
otros nombre, como síndrome de la mano alienígena, sín- drome de la mano extraña o síndrome del doctor Strangelo- ve. Se caracteriza por la actividad motora autónoma e invo- luntaria de una de las manos, llegando el paciente a consi- derar que esa mano se comporta de manera diferente a como él querría, viviéndolo con extrañeza e interpretando esos movimientos involuntarios como intencionales, por lo que se la da este nombre de mano ajena.
Algunos ejemplos serían cambiar de canal de televisión con
esa mano sin quererlo, o mientras que con una mano se abre una puerta esa otra mano la cierra. Se ha descrito algún caso en el que esa mano ajena ha intentado hacer daño al paciente clavándole algún objeto o estrangulándole. En muchas ocasiones el paciente ni siquiera se da cuenta de que la mano está haciendo movimientos por su cuenta si son acciones como abrochar y desabrochar botones sin que esto llame su atención.
Se trata de un trastorno neurológico poco frecuente entre la
población. Suele aparecer tras lesiones graves como infec- ciones o apoplejías, en procesos de demencias avanzadas o también tras operaciones quirúrgicas en las que se sepa- ran ambos hemisferios, como es el caso de las comisuroc- tomías que se realizan para tratar epilepsias severas. Este síndrome se ve acentuado en momentos de fatiga o ansie- dad.
12.05.05 DISPROSODIA
Existen diversas alteraciones del habla que afectan a las
características de la misma, como el tono o el ritmo. Pue- den producir lenguaje, pero el habla se ve interrumpida en algunos momentos de la comunicación. Una de estas alte- raciones es la disprosodia, que consiste en que el habla se vuelve monótona, sin ritmo y sin melodía. Cambia la ento- nación, se segmentan las palabras, se pone el acento en sílabas inadecuadas, y todo esto hace que para el oyente parezca que la persona está hablando con un acento ex- tranjero, parecido a escuchar a personas de otro país ha- blando nuestro idioma.
La disprosodia se observa en algunos pacientes con Par-
kinson o con autismo. Algunos estudios relacionan este trastorno con patologías neurológicas como accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales o traumatismos craneoencefálicos.