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CAPITULO II
LUTERO Y EL ESTADO.
1. El principio de autoridad y su fundamento teológico en LUTERO.
1
Según GONZALEZ MONTES, la teoría de los dos reinos en Lutero no es sistemática y quizás solo debe
interpretarse como una predicación, en particular, no se debe identificar los dos reinos con el Estado y la
Iglesia, pues aunque la Iglesia de Cristo es invisible y se gobierna por la palabra y el sacramento, no se puede
politizar el pensamiento de LUTERO y relegar la Iglesia a una interioridad estéril (religión y nacionalismo,
cit., Pág. 33, y sigs.). B. LOHSE (Martin Luther´s Theology, Trad. Ing. Minneapolis, 1999, Pág 314 y sigs.)
también aconseja no exagerar el significado de esta doctrina que en todo caso tiene raíces medievales y se
debe explicar en el contexto de las luchas políticas de su tiempo.
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Inicia LUTERO la teología de los (tres) ordenes en su sermón sobre el bautismo von der sakrament der taufe
(1519). La teoría de los ordenes esta por otra parte expuesta de un modo no sistemático en oposición a la vida
monacal y la falta de sustancialidad de la autoridad papal, en la confesión relativa a la cena del señor (1528),
en sus clases sobre el génesis (1535-1545), y finalmente en disputa sobre el derecho a resistir el emperador
(1539). Es común encontrar en la teoría corporativa del derecho que expone HEGEL un trasunto de los
órdenes naturales de LUTERO. A la teología de los órdenes parece habérsele dado una importancia
desmesurada en la época nacional socialista, incluso entre los llamados cristianos alemanes. Sobre la teología
de los ordenes: WITTE Law and Protestantism, Cambridge, 2002, Pág 6, F. HARRIGTON, Reordering
marriage and society in Reformation Germany, Cambridge 1997, E. ISERLICH, Compendio di storia e
teologia della riforma, trad.it., Brecia 1990, Pág. 92 y sigs., GONZALEZ MONTES, Reforma luterana y
Además del respeto a la autoridad y a los órdenes sociales naturales, hay
también en LUTERO una noción “comunitaria” de la cosa política. En su escrito Sobre el
papado de Roma (1520) concibe la cristiandad como la comunidad de todos los creyentes,
cuya única cabeza es Cristo, y el poder de las llaves no fue dado a Pedro como persona,
sino en nombre de la comunidad cristiana; y en A la Nobleza Cristiana de la Nación
Alemana, quizás el más importante en este punto, los dos reinos aparecen formando
inseparablemente un único organismo, el corpus Christianum, unidos como cuerpo y alma.
La cabeza visible de este corpus Christianum es el príncipe cristiano, que recibe un
designio providencial, y es beneficiario de la desamortización y secularización de los
bienes eclesiásticos, a la vez que se le pide la defensa y el sostenimiento de la vida
cristiana. El corpus Christianum, resuelve la contradicción de una Iglesia santa en un
mundo pecador, y sienta un principio de justificación ética de la autoridad.
Enfocado desde una perspectiva práctica, el sometimiento a la autoridad es quizás
un punto sustancial y destacable del pensamiento político luterano3. En su escrito sobre el
papado de Roma (1520) y en su discurso a la Nobleza Cristiana de la Nación Alemana
(agosto de 1520), considera al Papa como el Anticristo y protesta contra la pretendida
supremacía del poder eclesiástico sobre el civil. La autoridad y la espada temporal se
definen de institución divina. En Sobre la autoridad secular, publicado el año 1523, basado
en la Epístola a los Romanos 13, 1-7, afirma LUTERO: "Sométase todo individuo a la
autoridad, al poder, pues no existe autoridad sin que Dios lo disponga; el poder, que existe
por doquier, está establecido por Dios. Quien resiste a la autoridad resiste al orden divino.
Quien se opone al orden divino, se ganará su condena" (también insiste LUTERO en el
texto 1 Pedro 2,13 y sigs). En su escrito de 1526 sobre si los hombres de guerra pueden
estar en gracia de Dios, responde que nunca es lícito alzarse en rebeldía contra un príncipe,
aunque sea injusto y cruel, pues la venganza es exclusiva de Dios: Si las autoridades son
perversas es porque los hombres son perversos. En 1529 informa al príncipe elector de
Sajonia que no es lícito formar una alianza evangélica en rebelión contra el emperador4.
tradición católica, Salamanca 1987, Pág. 236 y sigs, P. ALTHAUS, The Ethics of Martin Luther, trad. Ing. R.
Schultz, Philadelphia, 1972, pag. 36.). En particular C. SCHMITT, funda su doctrina corporativa del orden
concreto del Estado, que se asienta en primer termino en el pueblo y la raza (Volkisch) en la teoría de los
órdenes de LUTERO (en detalle CAMPDERRICH, La palabra de behemoth, Madrid 2005, Pág. 107). Sin
embargo muchos autores subrayan que no conviene dogmatizar la teología de los órdenes en Lutero: KOLB
(Martin Luther and the German nation, en “A companion to the Reformation World” estudios dirigidos por R.
Po-chia Hsia, 2004-2006, Pág., 47 y sigs.) es un paradigma mas que una doctrina y solo pretende explicar que
lo secular tiene sus propios principios de orden y no debe estar sometido a lo religioso.
3
Para LUTERO, el pecado, la profunda caída del hombre en el mal, abre un abismo insalvable entre el
hombre y Dios, entre la razón y la fe. Dios es incognoscible y está más allá de la capacidad natural del
hombre. LUTERO desprecia la razón, la «ramera del diablo», la embaucadora del hombre, deformada por el
pecado. El hombre se relaciona con Dios exclusivamente por la fe (creo porque es absurdo); la fe redime al
hombre gratuitamente, porque el hombre caído es incapaz de cooperar con el plan divino, incapaz de merecer,
incapaz de hacer el bien. Sin embargo, el desprecio de la razón y la exaltación de la fe no significa para
LUTERO el desmerecimiento y la condena de la autoridad secular, ni siquiera significa una separación radical
entre la Iglesia y la organización política (como hemos visto deducen después las corrientes anabaptistas).
Muy por el contrario, para LUTERO la naturaleza caída del hombre requiere una autoridad firme que
defienda la verdadera fe frente a Roma, frene a los rebeldes, castigue a los judíos y someta a los herejes. La
tajante separación entre razón y fe es propia del nominalismo y de su concepción de Dios escondido.
4
GARCÍA VILLOSLADA, op., cit., II, Pág. 128. B. GHERARDINI, Creatura verbi. La Chiesa nella teologia
di Martin Lutero, Roma 1993, pag 314 subraya que LUTERO niega el derecho de resistencia a la autoridad
secular salvo que esta obligue a condenar el evangelio (pag. 314). Ver en detalle los principales textos
políticos de LUTERO publicados por J. ABELLAN (Martín Lutero. Escritos políticos, Madrid 1986, con un
importante estudio introductorio).