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Revista de Ciencias Sociales (Cr)

ISSN: 0482-5276
revista.cs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Piedra Guillén, Nancy


Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí o el ser para los otros
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. IV, núm. 102, trimestral, 2003, pp. 43-55
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica

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Ciencias Sociales 101-102: 43-55, 2003 (III-IV)

FEMINISMO Y POSTMODERNIDAD:
ENTRE EL SER PARA SÍ O EL SER PARA LOS OTROS

Nancy Piedra Guillén

RESUMEN

El artículo trata sobre la postura teórica del feminismo postmoderno, corriente que
se caracteriza por la influencia teórica que ha tenido en los últimos años entre las fe-
ministas, por su radicalidad y heterogeneidad. El feminismo posmoderno plantea en
general la necesidad de crear rupturas centrales y determinantes con el pensamiento
occidental, masculino, moderno, falocéntrico y dominante, que ha estado presente en
el desarrollo de la humanidad. Así, la autora analiza las limitaciones y aportes de esta
corriente desde su visión particular.

Palabras claves: Feminismo * postmodernidad * postfeminismo * ser para sí * femi-


nismo de la diferencia * reflexibilidad * diversidad

ABSTRACT

This article deals with the theoretical perspective adopted by the postmodern feminism.
This approach is characterized by the influence that it has had during the last years
among the feminist due to its radicality and heterogeneity. The post-modern feminism
poses the need to promote a radical break with regard to the western thinking, which is
characterized as masculism, modern and dominant. The author analyzes the strengths
and weaknesses of the post-modern feminism from her point of view.

Keys words: Feminism * post-modern * post-feminism * feminism of difference *


diversity

INTRODUCCIÓN se considera de importancia realizar un análisis


considerando los cambios que se han dado en
En el siguiente artículo se analiza los esta corriente de pensamiento en el tiempo.
aportes y limitaciones del feminismo postmo- En general, se puede decir que la co-
derno. Dicha corriente en los últimos años ha rriente feminista postmoderna es una postura,
tenido gran influencia en los estudios de géne- heterogénea y radical. Plantea la necesidad de
ro y en el movimiento feminista —mundial—. crear rupturas centrales y determinantes con el
Sus aportes son indiscutibles, razón por la cual pensamiento occidental, masculino, moderno,
44 Nancy Piedra Guillén

falocéntrico y dominante, que ha estado pre- otras teóricas feministas que se inscriben
sente en el desarrollo de la humanidad, en es- dentro de otras corrientes alternativas al fe-
pecial en la sociedad occidental (nos remiti- minismo postmodernista. En el cuarto apar-
mos a este espacio geográfico dado que la ma- tado se plantean las críticas al feminismo de
yoría de sus postulantes provienen de las so- la diferencia y se cierra el trabajo con una
ciedades occidentales del mundo desarrolla- sección en donde se hace referencia a las crí-
do). No cabe duda, que a pesar de su radicalis- ticas que las feministas postmodernas hacen
mo en algunos planteamientos, sus propues- a los postmodernos.
tas han estado en la mesa de la discusión de Se desea con el presente trabajo con-
las teóricas feministas, son planteamientos tribuir al desarrollo reflexivo del quehacer
polémicos que contribuyen a desarrollar una teórico. El feminismo es una corriente de
postura crítica respecto a la construcción de pensamiento bastante joven, pero su produc-
conocimiento, en tanto invitan a pensar desde ción en los últimos 30 años ha sido abun-
donde se observa la realidad y desde que pará- dante y las propuestas contrastantes, depen-
metros epistemológicos y teóricos se expli- diendo en parte, desde donde se mira —des-
can, y si estos aportan o no a las transforma- de la filosofía, la psicología, antropología,
ciones de las relaciones de poder genéricas o, sociología, política, o bien su interdisciplina-
más bien contribuyen a reafirmar el poder riedad— de esta forma considerar el tiempo
masculino. y el espacio en su producción permite la re-
El otro aspecto que se debe considerar flexión, y reconstruir a la luz del conoci-
en este escrito es que, el feminismo, en cuanto miento acumulado para responder a las nue-
planteamiento teórico contiene un alto grado vas condiciones sociohistóricas.
de compromiso político, de ahí que las pro-
puestas analíticas sean vividas con fuerza por
sus creadoras, y se analiza cuánto contribuyen I. PREMISAS CENTRALES
sus planteamientos al proceso de cambio social, DE LA TEORÍA FEMINISTA
buscando como horizonte, mejores condiciones
de vida para las mujeres. Existen múltiples propuestas acerca
El artículo contiene varios apartados, de la teoría feminista. Sin embargo, hay
en el primero se hace referencia a posturas consenso en que las mujeres no hemos sido
generales que han caracterizado a la teoría fe- sujetas de conocimiento. Una de las metas
minista como corriente de análisis que trata de la teoría feminista es resaltar la parte del
de responder a las relaciones de género, y a mundo dual que ha sido excluida como es
las mujeres en específico, como aspecto cen- “el mundo de las emociones, de la poesía, de
tral para desentrañar las raíces de la opresión la música, de la subjetividad y demostrar co-
de las mujeres en cuanto al género. Este apar- mo cada uno influye y determina el otro”
tado ha sido incluido para partir de criterios (Harding; 1986: 20, en: Sharrat; 1993: 15).
básicos relativos a la teoría feminista e identi- Se desea rescatar estas áreas para explicar y
ficar algunas diferencias entre otras propues- entender el mundo de lo social, reconocien-
tas teóricas feministas y el feminismo post- do que el conocimiento no sólo se construye
moderno. a través de la ciencia. El feminismo es prin-
En la parte dos se desarrollan los cipalmente vivencia, porque desea estudiar a
planteamientos del feminismo postmoderno las mujeres a través de sus vidas, presentes o
y se especifica algunos aspectos del feminis- pasadas, documentadas o no. “La teoría fe-
mo de la diferencia, por ser una de las pos- minista replantea las explicaciones, recon-
turas más polémicas dentro del feminismo ceptualiza conceptos históricos, económicos,
postmoderno que a su vez ha tenido gran in- religiosos, biológicos, artísticos y antropoló-
fluencia en el análisis de las relaciones de gicos. La toma de conciencia es el primer pa-
género. En la tercera parte, se formulan crí- so esencial en la construcción de la teoría”
ticas al feminismo postmoderno de parte de (Keohane et al.; 1982: VII).
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 45

La toma de conciencia por lo general no 3. NUEVAS FUENTES Y COMPONENTES


es sólo reactiva sino también explicativa. Anali- DE INVESTIGACIÓN: INTEGRACIÓN DEL NIVEL
CRÍTICO DE LA INVESTIGADORA Y DEL OBJETO
za y actúa sobre las estructuras sociales, trata DE ESTUDIO COMO MATERIA A INVESTIGAR
de incidir en la vida cotidiana, política, social y
cultural de la sociedad. La acción abarca así Remite a un examen o auto-examen de
tanto el plano de lo político individual como lo la investigadora en donde su voz se haga pre-
social, hay una parte de la teoría que es profun- sente, no se busca la objetividad y la distancia,
damente vivencial, íntima y reflexiva. sino partir de una investigación en donde se sa-
Debemos considerar las posturas genera- be que la raza, la clase social, el contexto cultu-
les del feminismo ya que el posfeminismo ela- ral, el género y las creencias generales de la in-
bora sus propuestas desde dichas elaboraciones. vestigadora están presentes a la hora de realizar
Más allá de las diferencias que presente en las el trabajo y por tanto parte de sus intereses par-
distintas corrientes como la corriente liberal, ticulares y visión de mundo. Cómo se posiciona
psicoanalista, marxista, socialista, cultural, radi- frente al tema a tratar, qué la motiva, son as-
cal y el feminismo de la diferencia, entre otras; pectos relevantes, que le dan cuerpo a la inves-
existen características generales que posibilitan tigación misma (Harding: 1986).
el diálogo y el debate, desde mi perspectiva, al Estas premisas, aunque muy polémicas
menos hay cuatro que deben ser señaladas. en la década de los 70s y 80s, no son únicas,
ni propias de la teoría feminista. Las investi-
gaciones de carácter cualitativo han tenido
1. NUEVAS FUENTES EMPÍRICAS Y TEÓRICAS
que enfrentar de igual manera la polémica
que desata el uso de sus metodologías y técni-
La teoría enfatiza en las experiencias de
cas, en tanto se consideran subjetivas y poco
las mujeres, afecta desde las interrogantes plan-
serias para el desarrollo de conocimiento
teadas hasta la forma en que se reportan los re-
científico. Sin embargo, actualmente existe
sultados: se cuestiona aquello que se pregunta,
una mayor aceptación respecto a este tipo de
y se pregunta por lo nunca preguntado, la for-
trabajos.
ma en que se hace y los valores implícitos en las
En el feminismo se aboga porque las
preguntas. Se reconoce la multiplicidad de ex-
preferencias, deseos y pasiones de la o el in-
periencias de las mujeres y se les considera co-
vestigador se expresen en el trabajo. Además
mo susceptibles de ser estudiadas, se incorpo-
existe en el feminismo la utopía de contar con
ran variables como la clase, la raza, la etnia,
una vida social caracterizada por relaciones
además del género, para identificar y profundi-
afectivas, apoyantes y expresivas entre las per-
zar en las diferencias según el origen y contexto
sonas. Utopía que comparten radicales, socia-
social de las personas (Harding: 1986).
listas y liberales.
El feminismo contiene propuestas de
2. NUEVOS PROPÓSITOS DE LA CIENCIA: análisis teórico de cómo entender el mundo,
PARA LA MUJER por tanto su teoría se basa en teorías alterna-
tivas del conocimiento y de las que constituye
Se parte principalmente de las experien- el conocimiento. Esta postura legitimiza a la
cias de las mujeres, por lo cual se deben diseñar mujer como “conocedora”. Legitiman lo vi-
investigaciones para mujeres, buscar soluciones vencial, insisten en la inclusión de lo subjeti-
y plantear alternativas que interesen y sean de re- vo, reconocen la intrínseca relación entre la
levancia para ellas. Es interesante destacar cómo verdad y el poder y señalan el androcentrismo
la autora remite a la experiencia vital de las mu- de la ciencia en sí. El feminismo, es “una
jeres. No interesa en este caso el género en cuan- epistemología que difiere en el énfasis dado a
to a varones y mujeres, sino interesa la visión y ciertas metodologías, inclusive en la posibili-
perspectiva de las mujeres, a pesar de que se dad de establecer una sola epistemología”
aborden relaciones intergenéricas. (Sharratt: 1993).
46 Nancy Piedra Guillén

4. GÉNERO, OPRESIÓN Y DOMINIO: son insuficientes. Cuestiona centralmente los


TEMÁTICAS CENTRALES DEL FEMINISMO métodos usados para establecer lo que era o no
es verdadero, y lo que se define como verdad,
En general el feminismo parte del análi- superstición, realidad o mito. El proyecto mo-
sis del género como temática central, así como dernista se ha fundamentado desde la suprema-
la premisa central de que los hombres dominan cía de Occidente. La tradición modernista se
las mayorías de los espacios sociales, y se impo- sustenta en la existencia de la razón, capaz de
ne una visión de mundo. Sin embargo, al res- separarse de lo corporal, lo subjetivo, del lugar
pecto, hay diversos postulados. y el tiempo histórico.
La propuesta de Rubin que en los años Los postmodernistas, por su lado esqui-
70 plantea el sistema sexo/género, concepto van la noción de la “diferencia”, tratando de ir
que contribuyó enormemente al desarrollo de más allá del racionalismo, celebrando la multi-
la teoría feminista, al diferenciar lo biológico plicidad de diferencias y una narrativa de iden-
de lo cultural. El lema de Simone de Beauvoir tidades. Cuestionan la diferencia, como concep-
en 1953 se convirtió en la consigna central: “La to analítico por hacer alusión al proceso de do-
mujer no nace, la mujer se hace”. Actualmente, minación. Los postmodernistas tratan de hacer
después de años de reflexión podemos decir lo una crítica social, sin basarse en la filosofía,
mismo de los varones: “Los hombres no nacen, con el objetivo de que la crítica surja libremen-
se hacen”. Durante años, los escritos feministas te y sin ninguna perspectiva teórica universal,
buscaron la paridad con los hombres, y la mas- resultando ser una crítica más pragmática, ello
culinidad no era objeto de estudio, ni de crítica. altera indudablemente el papel del intelectual.
Al principio los estudios se centraron en Contar con un concepto claro de post-
identificar las diferencias sociales entre hom- modernismo es difícil, en la medida en que se
bres y mujeres, para demostrar que muchas de basa en una propuesta de análisis en donde la
estas diferencias no existían —como era la idea apertura, abre las posibilidades de explicación,
de que las mujeres tenían una menor capacidad pero a la vez, permite la entrada a la contradic-
para razonar—. Por ello, proclamar por el reco- ción. Lyotard, llevó el tema de lo postmoderno
nocimiento de la “igualdad” era lo indicado. a las Ciencias Sociales. Para Lyotard, “todo mo-
Mujeres y hombres somos iguales, y por tanto dernismo contiene la utopía de su fin”. Si se
debemos tener igualdad de derechos (feminis- quiere verdaderamente oponer lo moderno a lo
mo liberal). posmoderno, se puede decir que este insiste en
Posteriormente, hubo un período en que la reescritura, mientras que lo moderno insiste
se desarrolla la crítica a la masculinidad, y se en la revolución”. Así pudo decir, desentendido
prosiguió de una exaltación de lo femenino (fe- ya de su pasado izquierdista que: “La revolu-
minismo cultural) en donde lo personal, las ción es una idea minúscula. Acabemos con
emociones, el énfasis en lo relacional o la cen- ella” (Lyotard: 1998).
tralidad de las relaciones personales, lo intuiti- Con declaraciones como esa, la postmo-
vo, el cuidado y la atención de otros seres hu- dernidad pasó a ser, una propuesta que apuesta
manos son reconocidos como cualidades positi- al “fin de los grandes relatos”, es decir de las
vas de las mujeres, la femineidad es exaltada, utopías o mitos que guiaron la construcción
tal y como lo planteaba Mary Daly (1973). del mundo moderno, a saber la razón y la con-
fianza en el progreso. Por consecuencia lógica,
el fin de las ideologías y, en la formulación más
II. EL FEMINISMO POSTMODERNO tardía del profesor universitario Fukuyama, “el
fin de la historia”.
En general el pensamiento postmoderno Para las feministas postmodernas, el
afirma que la tradición modernista está en decli- pragmatismo debería llegar a sustituir la epis-
ve en tanto sus bases han sido profundamente in- temología, para conocer las distintas formas en
fluenciadas por el contexto histórico, por lo que que nos entendemos unos a otros y las diversas
en este contexto, en nuestra contemporaneidad formas en que lo hacemos (Flax; 1990). A su
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 47

vez afirma que los nuevos discursos no “pueden Otras feministas postmodernas retienen
ofrecer un punto de vista, un sujeto universal, el concepto de género, como sujeto central del
un camino para la liberación, la felicidad o una análisis, por ejemplo para Flax lo determinante
verdad que nos llevara a la libertad” (Flax; son las “relaciones de género” y para De Lauretis
1990: 42). Ello implica tanto al postmodernis- lo son las “representaciones” de una relación.
mo como al modernismo. Por su parte, hay quienes abogan por estudiar
El postmodernismo cuestiona así los con- la pluralidad de las diferencias, donde el género
ceptos universales, las nociones de progreso, a la pierda su importancia en el análisis.
ciencia en sí, a la existencia de una naturaleza y Se observa como la corriente feminista
realidad humana, a una historia lineal y definiti- postmoderna se acerca más a los postmodernis-
vamente a los poderes de la razón. Para las femi- tas que a otras corrientes teóricas feministas, en
nistas postmodernas, el feminismo replicó los el tanto ambos critican la ciencia masculina, ra-
mismos errores de la ciencia masculina en tanto cional, el poder que está implícito en sus prácti-
impulsaron el desarrollo de principios universales cas y construcción de conocimiento, los valores
y esencialistas que representaban las voces única- que los acompaña y las conclusiones que pro-
mente de las mujeres blancas occidentales, bur- mueven. Por ello, a veces se distancia de otras
guesas, heterosexuales y cristianas. Fallaron al no posturas teóricas feministas, por no prestar
reconocer la diversidad de las experiencias de las atención a la diversidad histórica y cultural de
mujeres, y se buscó explicaciones causales de la las mujeres, y generalizar para todas lo que es
opresión de las mujeres universales. Por ello, al- aplicable para algunas. A esta crítica se han uni-
gunas feministas postmodernas abogan por aban- do, gran cantidad de mujeres tercermundistas.
donar la categoría “mujer”, ya que en el intento El postmodernismo ataca los discursos
de definir la categoría se termina recreando con- totalizadores y en esa forma apoya la diversidad
ceptos misóginos. Señalan que una mujer no del discurso, es en ese campo en el que ambas
puede ser, es algo que no pertenece a la categoría posturas se acercan. Mas hay otros aspectos
ser (Kristeva: 1981). La categoría mujer es una que las feministas critican del mismo postmo-
ficción y los esfuerzos feministas deben estar diri- dernismo. Al respecto Owens (1986) señala:
gidos a su deconstrucción. Mas este camino pue-
de implicar incluso el fin mismo del feminismo Aunque los críticos masculinos comprensi-
como epistemología y movimiento político. vos respetan el feminismo (un tema viejo: el
Al respecto Herrieta Moore cuestiona la respeto a las mujeres) y le desean buena
construcción de dos categorías discretas para el suerte, en general han rechazado el diálogo
sexo y dos para el género y considera que difí- al que sus colegas femeninas tratan de in-
cilmente se podría defender un universal “mu- corporarles. A veces se acusa a las mujeres
jer”, ello es así, en la medida en que la cultura feministas por ir demasiado lejos, y otras de
occidental es la que suele contraponer la no- ir lo bastante lejos. Normalmente la voz fe-
ción de naturaleza a la de cultura; pero no to- minista se considera como una entre mu-
das las culturas miran dicha contraposición co- chas, y su insistencia en la diferencia como
mo parte de su análisis. Por tanto, no se debe del testimonio del pluralismo de los tiem-
apelar a aspiraciones universalistas sobre la si- pos. Así el feminismo se asimila rápidamen-
tuación social de las mujeres, además: te a toda serie de movimientos de liberación
o autodeterminación (Owens; 1986: 100).
La afirmación del universal “mujer” pue-
de ser el vehículo de dominación de una Esta crítica tiene que ver con la necesi-
parte de las mujeres, que ocupan situa- dad de muchos sectores de evitar pensar en “las
ciones de privilegio relativo, sobre el res- mujeres” y sus particularidades, en tanto sujeto
to, o un modo de conseguir alianzas en que interactúa cotidianamente con los “otros”
la defensa de intereses particulares ape- masculinos, que excluyen a las mismas. Evitar
lando a unos supuestos intereses univer- la discusión, a pesar de la “aceptación”, es una
sales” (Izquierdo; 1998: 37). invitación a medias, en el tanto no es posible
48 Nancy Piedra Guillén

establecer un diálogo que enriquezca teóricamen- Para las feministas postmodernas es im-
te a ambas partes. Evidentemente, los postmoder- portante plantearse el tema del sujeto —mu-
nistas no necesariamente escapan a dichas actitu- jer— a partir de la muerte del sujeto de la mo-
des que sutilmente marginan a sus colegas. dernidad o la re-construcción de este. Benhabid
Sin embargo, son varios los postulados distingue entre una postura “débil” y una “fuer-
que feministas han tomado del pensamiento te” al respecto. La versión débil plantea la nece-
postmoderno, como es el tema de la diversidad. sidad de depurar el perfil genérico masculino,
Respecto a la diversidad, el feminismo postmo- en tanto, desmitificación del sujeto masculino
derno aboga por las identidades fracturadas en de la razón. Propuesta que retoma el feminis-
tanto mujer-blanca, mujer-occidental, mujer mo en general. Si la conciencia feminista existe
lesbiana, mujer centroamericana, mujer india, y esta conciencia supone lo que la modernidad
mujer de base, mujer tercermundista, etcétera ha entendido por sujeto, entonces no se puede
(Harding: 1986). Existe una multiplicidad de hablar de muerte del sujeto moderno. En la
identidades, buscando la solidaridad en nuestra medida en que se postula por el desarrollo de
oposición a la ficción de una meta humana. una actitud reflexiva del ser-mujer, que resigni-
Nancy Fraser, reconocida teórica femi- fique, re-interprete, transgreda a partir de un
nista postmoderna considera que el feminismo sujeto, que interrumpa la cadena del significa-
como teoría crítica de nuestra sociedad, debe do constituida, y para ello se necesita del desa-
definirse desde nuestras propias exigencias, de- rrollo de discursos que han sido plasmados por
be tomar lo que le sirve y reformular desde sus otras y otros sujetos.
propias demandas o, lo que le es negativo y va en Las resignificaciones del mundo mascu-
contracorriente. De esta forma debe tomar de la lino, son vistas en este caso como positivas, en
filosofía, la sociología, el psicoanálisis, etcétera, el tanto pueden ser liberadoras, a pesar de estar
aquellos aspectos que le son de utilidad para ex- formuladas a partir de sus discursos y cons-
plicar y hacer visible la subordinación de las mu- trucciones simbólicas. Butler considera que las
jeres. Dicho planteamiento suele ser visto como re-significaciones que funcionan, no son las
pragmático-político. Esta postura remite al “to- críticas, sino las transgresoras (Amorós; 1997).
mo mi bien de donde quiera que lo encuentre” Por ello, se opta en la mayoría de los ca-
(Fraser: 1991). Sin embargo, dicho planteamien- sos, por recuperar y revalorizar las obras que an-
to pragmático indudablemente remite a la nece- teriormente fueron marginadas y subestimadas
sidad de contar con criterios muy elaborados
acerca de qué es “el propio bien”. Desde este en- desde las relaciones de género, es un trabajo que no
foque, por ejemplo, para Fraser1, Foucault, “no se compromete con el feminismo e ignora en mu-
sería un buen marido, pero sí puede ser un buen chos casos a las mujeres. A pesar de que habla del
“amante ocasional” ”. En tanto, hay aspectos de cuerpo como un centro en el que el poder ejerce
control y dominio, no toma en cuenta que no todos
su teoría que son pertinentes para entender las
los cuerpos son iguales y que por tanto los efectos
relaciones de poder, mas la ausencia de la mujer del poder no son iguales para todas las personas,
como sujeto social en su perspectiva teórica, no tienen capacidad de actuar y decidir, el biopoder
conlleva a una serie de limitaciones analíticas2. controla todo, desde esta perspectiva no hay capaci-
dad de resistir, así como la incapacidad que tiene de
percibir las injusticias (estos son algunos aspectos
1 Por lo general Fraser, Benhabib, Butler y Cornell que feministas como Nancy Fraser, Monique De-
discuten y dialogan entre ellas, en tanto a pesar de veaux y Sandra Bartry han formulado). Si se desea
que su postura es postmodernista, cada cual tiene profundizar sobre el tema referirse a: Ramazanoglu,
propuestas analíticas que se diferencia en el ámbito Caroline (1993), Explotations of some tensions
teórico. El feminismo de Benhabib tiene una orien- between Foucault and Femenism. London
tación habermasiana; el de Butler foucaultiana; el Routledge; Mac, Ney, Lois (1992), Foucault and
de Fraser pragmatista y el de Cornell lacaniano-de- feminism. Northeastern University PUESS ,
rrideana (Amorós: 1997). Boston, USA y Deveaux, Monique (1994),
“Feminism and empowerment: a critical reading of
2 La crítica feminista señala que la teoría de Fou- Foucault”, en: Feminist Studies 20, nro. 2
cault no sirve para explicar las relaciones de poder (summer, 1994).
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 49

de las mujeres, de su cultura y de su experien- inconsciente, el orden simbólico y el sujeto, así


cia particular. Considerar, desde su punto de como por una influencia heideggeriana. Iriga-
vista la existencia de las mujeres desde la dife- ray retoma la crítica del pensamiento represen-
rencia, es vital, pero debemos evitar pensar es- tativo y del sujeto de la modernidad planteada
ta diferencia desde el pensamiento binario. por Heidegger, y la transcribe, desde la teoría fe-
Romper con el pensamiento binario, para evitar minista en la teoría de “la diferencia sexual”. En
la forma dominante de representar las diferen- este caso “el olvido del ser” para Irigaray remite al
cias y justificar la subordinación de las mujeres “olvido de la diferencia sexual” la causa del “de-
en la sociedad. Debemos pensar en la diferencia samparo y la desorientación del hombre moder-
sin oposición (Owens: 1986). no”. El “olvido del ser” como desarraigo —con la
Sin embargo, llegado a este punto nos consiguiente búsqueda heideggeriana de un nuevo
preguntamos, si el feminismo postmoderno modo de habitar la tierra— puede ser asumido co-
puede rescatar al feminismo como epistemolo- mo “el olvido de la Hestia” —la divinidad griega
gía. Si se rechaza lo universal, si no se puede femenina guardiana del fuego del hogar, a favor de
hacer teoría que nos abarque como sujetos mu- los dioses masculinos que instituyó el platonismo.
jeres, si debemos renunciar a los conceptos co- Así, Irigaray se propone restaurar con su
mo “género”, entonces ¿qué nos queda? Este es teoría los significados del ser y el habitar
un problema que se ha venido planteando den- (1997). Dada su visión, considera, que es un
tro del feminismo, y que aún no está resuelto. error del feminismo plantearse sus vindicacio-
Pues la fragmentación, lleva a veces a escisio- nes y estudios desde la modernidad e incluso la
nes irreconciliables acerca de las mujeres, en crítica a esta. Con el planteamiento igualitaris-
tanto todas están marcadas por otros aspectos ta, las feministas corren el peligro “de estar tra-
que nos determinan como la clase, la raza, la bajando por la destrucción de las mujeres, mas
cultura. Si bien es cierto, es de gran importan- generalmente de todos los valores”. Por ello
cia reconocer las minorías, y con ellas las dife- considera que se necesita plantear la cuestión a
rencias entre las mujeres, la posición extrema partir de “una fundamentación distinta a aque-
ya sea de la fragmentación o de la universaliza- lla sobre la que se erige el mundo de los hom-
ción impiden la construcción social de las mu- bres”. Para ello es necesario recuperar a las
jeres como sujeto social. mujeres como sujetos sexuados diferentes de
los varones, en lugar de tomar posiciones en
un mundo presuntamente neutro. Esto es ne-
2.1. FEMINISMO DE LA DIFERENCIA: cesario, en el tanto es el orden simbólico mas-
UNA PROPUESTA POSTMODERNA culino el que desde siempre ha definido a las
mujeres como sujetos sexuados. En opinión de
Postura que sus exponentes no la califi- Irigaray el orden masculino no ha dejado espa-
can como propiamente feminista, ello por con- cio para que se exprese su verdadera diferencia.
siderar que la ética feminista tiene una tradi- Sino que las ha homologado al ámbito de lo
ción de la ilustración, a pesar de que varias de uno y lo mismo representado por el falo. Desde
sus corrientes proceden de la crítica a la mo- su perspectiva, no es posible que las mujeres
dernidad, al proyecto ilustrado y a la concep- construyan su identidad desde un discurso
ción del sujeto del humanismo. Sin embargo, masculino, que ubica a las mujeres como el
la teoría de la “diferencia sexual” ha tenido una “otro”. Por ello, es determinante, romper con
gran influencia en distintas posturas del femi- el discurso del logos, fálico, dedicándose a ex-
nismo postmoderno, principalmente europeo plorar el cuerpo y la experiencia del placer se-
—italiano y francés— y americano, tanto del xual de la mujer como bases idóneas para la
norte como del sur. construcción de una nueva subjetividad feme-
Su primera exponente fue Luce Irigaray nina. Se debe desarrollar una centralidad en la
autora francesa formada en el psicoanálisis, mujer, en el sujeto mujer, pensar su cuerpo, su
discípula heterodoxa y crítica de Lacan; fuerte- ser, desde sí misma. Como sus propios “labios”,
mente influenciada por sus concepciones del que hace alusión al sexo de las mujeres y que
50 Nancy Piedra Guillén

está constituido en sí mismo como una unidad, 1. En general se considera que la adopción del
no en oposición dicotómica de sus partes. En postmodernismo, puede implicar la destruc-
ellos reside pues, el misterio de la identidad fe- ción del feminismo, puesto que se abando-
menina, de su recogimiento sobre sí misma o nan procesos de construcción identitarios
de su extraña palabra del silencio. colectivos que permitan el reconocimiento
La propuesta de Irigaray rompe con la de “las mujeres” en las otras mujeres.
tradición fálica de la representación del cuerpo
femenino. Tradición que vemos ilustrada desde 2. Con el escepticismo de las feministas post-
Aristóteles, el cual consideraba a la mujer co- modernas se pone en duda la posibilidad de
mo un varón fallido, Lacan, quien afirmaba que hacer teoría desde las mujeres, cuando es
la “mujer no existe”, así como, que caracteriza- tan reciente la posibilidad que nos hemos
ba a la mujer, por la ausencia del pene y la en- dado de pensar a las mujeres. Apenas se co-
vidia de la mujer por el mismo. mienza a plantear la posibilidad de formular
Irigaray propone, no una emancipación teorías acerca del mundo, y ya se comienza
desde la tradición ilustrada, porque equivale a a dudar de sí vale la pena hacer teoría. Bor-
aceptar el orden falocéntrico masculino. Propo- do nos recuerda que después del primer mo-
ne promover un cambio de época, en el sentido vimiento feminista de 1920 hasta 1930 en
heideggeriano, marcado por el advenimiento de Estados Unidos, tal y como ocurre hoy en
“la diferencia sexual”, lo que significa un cambio día, particularmente entre las mujeres pro-
en “las formas de habitar los lugares y las envol- fesionales, hubo una fuerte reacción negati-
turas de la identidad”. “La mujer deberá habitar va hacia las diferencias que el género produ-
su lugar y no ser un lugar para otro, reencon- ce, afirmando que ahora estaban interesadas
trándose consigo misma, “como mujer y como en el “ser humano”. La historia al parecer se
madre”, lo que lleva consigo una modificación repite y los argumentos son idénticos. El
en la concepción del espacio-tiempo que carac- humanismo mantiene su encanto y poten-
terizará la nueva era” (Amorós; 1997: 393). Va cialmente logrará nuevamente seducir (Bor-
más allá de la idea del feminismo de la igualdad do; 1990: 152).
que considera el reparto equitativo del espacio y
el tiempo entre los géneros, como lo señalaba 3. El postmodernismo feminista aboga por eli-
Virginia Wolf la mujer “una habitación propia”. minar al género como categoría de análisis,
Por su parte, Irigaray considera que el en tanto se plantea la necesidad de orientar-
cumplimiento de la diferencia sexual hará posi- nos por el desarrollo analítico de las inter-
ble el encuentro entre los sexos, a través de un minables diferencias entre las mujeres, lo
lenguaje re-generado, como “celebración” y co- que nos llevaría a la aceptación de un indivi-
mo “fiesta”, como “resurrección y transfigura- dualismo abstracto y esotérico. Se termina
ción de la carne y de la sangre”. “Se sugiere de convirtiendo a la categoría “mujer” en una
este modo que “el pensamiento de la diferencia ficción. Este planteamiento niega al género
sexual” tiene las verdaderas claves para sellar como temática de análisis.
un tratado de paz perpetua entre los sexos que
lleve a la re-generación de la pareja humana 4. La diversidad puede llevar a la fragmenta-
(sólo que el problema de las relaciones de po- ción identitaria.
der se encuentra en buena medida desplazado
al de la simbólica)” (Idem: 394). 5. A pesar de su supuesto rechazo a suposicio-
nes universalistas, el postmodernismo tiene
posiciones universales. Por ejemplo, el re-
III. CRÍTICAS AL FEMINISMO POSTMODERNO chazo del postmodernismo a los postulados
modernos, adquiere un tinte dogmático que
A continuación se presentan varias críti- dicta universalmente lo que se puede o no se
cas que otras feministas formulan al feminismo puede hacer, y afirma que no se puede hacer
postmoderno como corriente: nada que sea universalmente aplicable.
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 51

IV. CRÍTICAS AL FEMINISMO DE LA DIFERENCIA las relaciones podemos ver el género como
una “oposición fundamental de seres inhe-
1. Catherine Mackinnon criticó fuertemente rentes opuestos y no seremos capaces de
el feminismo de la diferencia y replanteó lo identificar las variedades y las diversas
que para ella era esencial en el género: “El formas de poder de las mujeres y de los
género es desigualdad de poder, un estatus hombres” (Flax; 1986: 71). Esta postura es
social basado en quien le permite hacerle importante porque permite mirar a las
algo a quien... La desigualdad viene prime- mujeres como personas no necesariamen-
ro, la diferencia después” (Mckinnon; 1987: te desempoderadas, sino que abre la posibi-
8; tomado de Sharrat, 1993). Para dicha lidad de mirar el poder de las mujeres en
autora el género, además de ser diferente relación con otros poderes.
implica una relación jerárquica en la que
ambos sexos son igualmente diferentes pe- Flax coincide con De Lauretis al conce-
ro no igualmente poderosos. bir al género como una representación de una
El feminismo, trae consigo una teoría de relación y plantea el dilema de su universalidad
poder y la necesidad de diferenciar los as- como temática del feminismo. El género en
pectos específicos de la experiencia de las tanto representación de una relación, tiene co-
mujeres. De Lauretis mira la diferencia al mo base la relación misma. “La construcción
interior del género femenino, para ella hay del género es al mismo tiempo el producto y el
diferencias sustanciales entre estudiar a proceso de representación” (De Lauretis; 1987:
mujeres que se maquillan y mujeres que 5). Por tanto, lo que las mujeres compartimos
usan velo, por tanto hay diferencias dentro universalmente es un proceso de generaliza-
del género respecto a las representaciones ción contextualizado, histórico, múltiple y
de sus relaciones sociales, es decir, respec- contradictorio.
to a los contextos particulares. Por consi- A pesar de que autoras como Mackinnon y
guiente, el feminismo tiene una identidad Harding coinciden en la crítica que se hace al fe-
plural y no unitaria: las mujeres. minismo de la diferencia, ambas consideran que
otro problema de la teoría feminista es que se ba-
2. La segunda crítica que se le formula a la sa en un análisis dicotómico, en el cual se recrea
exaltación de lo femenino es que se parte el dualismo: sexo-género. Para Mackinnon a
de que todos los hombres son iguales, y pesar de que el dualismo no es la mejor forma
por tanto todos tienen la misma posibili- de análisis, la relación sexo-género permite es-
dad de oprimir a las mujeres, se considera- tudiar las relaciones entre los géneros desde
ba que en general, los oprimidos no han si- una perspectiva más amplia, y por tanto, hay
do dañados psicológica, física y espiritual- que hacer uso de la misma. Harding por su par-
mente por la “explotación” de la que tam- te considera que en efecto, al estar la epistemo-
bién son víctimas. logía feminista en un período de transición,
hay que tolerar las tensiones, paradojas y pos-
3. La tercer crítica, tiene que ver con que la tulados aún no resueltos. Por ahora, es necesa-
exaltación de lo femenino lleva consigo la rio vivir con las contradicciones, a pesar de la
idea de una esencia femenina, una especifi- dicotomía analítica, en el tanto permite distin-
cidad que hace que nos diferenciemos de los guir entre naturaleza y cultura, entre sexo y gé-
hombres a partir de aspectos que implican a nero, que responde a corrientes socio-biológi-
su vez la discriminación y subordinación. cas, que ponen el acento en la naturaleza y no
en lo social (Sharratt: 1993).
4. Otra crítica remite al concepto de “géne- Lo que sí se cuestiona fuertemente, es
ro” en sí y su planteamiento como una ca- la noción universal de mujer, ya que el proce-
tegoría. Más allá del género como una so de construcción de la “generización” se lo-
propiedad, este debe ser considerado co- gra a través de múltiples representaciones in-
mo una relación social. Si no destacamos fluenciadas por la clase social, raza, lenguaje y
52 Nancy Piedra Guillén

relaciones sociales. No existe una única mujer, feminismo post-modernista y corrientes puen-
sino multiplicidad de mujeres. Las relaciones te. Analizaremos la tercera opción, en tanto te-
de género no tienen una esencia, varían a tra- ma de interés en el presente trabajo.
vés del tiempo. Por tanto, debemos tomar en
cuenta las diferencias entre las mujeres y las
diferencias dentro de las mujeres. V. CRÍTICAS DE LAS FEMINISTAS
POSTMODERNAS AL POSTMODERNISMO
5. Esta quinta crítica se relaciona con la ante-
rior, se centra en considerar al género como Feministas de reconocida trayectoria
una esencia inamovible y estable. El plan- como Amorós y Benhabid mantienen distancia
teamiento de “sexo” y “género” ha llevado a con la teoría posmoderna. Amorós señala que
imágenes de inmovilidad y permanencia en la postmodernidad no siempre es un buen
el tiempo e implica cierta inevitabilidad. El aliado y que se debería estar en guardia contra
uso que hacemos de “identidad de género”, las maniobras de seducción. Benhabid por su
lleva a la idea de la identidad como destino y parte, considera la alianza entre la postmoder-
el género como su eterno acompañante. El nidad y el feminismo como una “difícil alian-
género no es una propiedad de nuestros za”, si bien ambas posturas parten de críticas
cuerpos y mucho menos algo que existe en semejantes como es la crítica a la ilustración y
los seres humanos, implica procesos de al racionalismo occidental, estas no siguen el
construcción que no es lineal o se construye mismo camino. Butler, estima que la rúbrica
de acuerdo con nuestros cuerpos, nuestras de “lo postmoderno” que se usa para agrupar
conductas y nuestras relaciones sociales, posiciones, tan distintas entre sí como puede
por tanto es cambiante, y no existe una úni- ser el postfuncionalismo y la deconstrucción,
ca identidad de género, aunque podemos tiene en sí un gesto de “domino conceptual”
concebir o tener una imagen “ideal” de la sintomático del autoritarismo. La discusión
identidad de género femenina. Benhabid-Butler acerca de la relación del femi-
nismo con la postmodernidad se modifica al
Esta pequeña caracterización y proble- convertirse en un debate sobre la capacidad ana-
matización respecto al tema del género, nos lítica de la teoría crítica y el postmodernismo,
permite visualizar las diferencias en las inter- que desde la perspectiva de Butler ambas se pue-
pretaciones y aspectos teóricos respecto a este. den integrar en un paradigma “feminista prag-
Sin embargo, las diferencias no niegan la nece- mático y fabilista”, tomándose así lo que sirve.
sidad de estudiar el género, en tanto implicaría Owens, señala que al postmodernismo
negar las relaciones sociales que validan la rela- hay que mirarlo con cuidado, y que a pesar de
ción de desigualdad de las mujeres. Varios son que hay aspectos en los que se coinciden no se
los esfuerzos analíticos que dan respuesta epis- puede dejar de lado que muchas de las produc-
temológica a la ciencia positivista y postpositi- ciones artísticas y teóricas de dicha corriente
vista, visión de ciencia que ha sido dominante, han dejado de lado el tema de las mujeres y las
entre ellos podemos destacar al feminismo em-
pírico, el feminismo del punto de partida3 y el
y celebra lo “irracional”. Propone una ciencia suce-
sora basada en las experiencias de las mujeres, que
3 Este feminismo parte del conocimiento desde la debido a las actividades humanas, poseen una expe-
perspectiva de las mujeres. Su respuesta epistemo- riencia diferente, y por tanto, más compleja y más
lógica está basada en la metodología marxista; se humana que la que poseen los hombres en el pa-
apoya en la filosofía de Hegel y está comprometida triarcado. La división sexual del trabajo conforma
con el proyecto de crear una ciencia sucesora. En la base de una visión o perspectiva. Relaciona a las
su esencia, es una teoría de la generalización de las mujeres como contribuyentes en la sobrevivencia y
tareas, del trabajo y de la experiencia social. Es una como madres. Su intención no es sustituir un gé-
posición antirracionalista e intenta revalorizar lo nero por otro, sino lograr una perspectiva libre de
femenino. Aboga por el concepto de la “diferencia” generización (Sharratt: 1993).
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 53

relaciones de desigualdad con los varones. An- se le da a la impugnación de la constitución de


te esta falta de criticidad, vemos en su produc- la subjetividad basada en el orden del falo. De-
ción planteamientos tradicionales en cuanto a leuze y Guattari, criticando a Lacan y apoyándo-
las relaciones genéricas, se nota incluso en el se en Wilhem Reich, plantean en su texto “El an-
ámbito de la elaboración de imágenes a las tiedipo” que no existe más que el deseo y la pro-
mujeres desarrollando actividades tradiciona- ducción social de la realidad y que el deseo no es
les propias de la sociedad falocéntrica y pa- carencia y el inconsciente no es representativo,
triarcal. Tal es el caso de la representación de sino productivo. Ambos critican el “familiaricen-
Laurie “Anderson Americans on the Move”4 en trismo del psicoanálisis” y proponen el esquizoa-
donde se perciben imágenes claramente mas- nálisis como una alternativa para estudiar al in-
culinas dominantes. consciente como “máquina deseante”. Para ellos
Por otra parte, está el debate que se la posición de “mujer” se reinvierte y redefine.
aborda desde las feministas que se han formado
desde el psicoanálisis, al respecto, se señala al- Ahora cobra un papel clave en la decons-
gunos de los aspectos presentes en ese debate trucción de la subjetividad logofalocén-
crítico entre psicoanalistas y feministas post- trica y dará nombre a una identidad flui-
modernas. da no edipiana que reclaman Deleuze y
Guattari como subversiva del orden capi-
talista y del poder. Esta identidad estará
5.1. LO FEMENINO SIMBÓLICO a disposición de hombres y mujeres que
no quieran complicidades con el sistema
Esta es una corriente dentro del psicoa- (Idem: 327).
nálisis que desde una perspectiva posmoderna
desarrolla una postura teórica que rivaliza con Sin embargo, desde su perspectiva am-
las propuestas clásicas freudianas y lacanianas bos autores hacen abstracción de hombres y
de la constitución de las mujeres como sujetos mujeres empíricos para desplazarlo todo a posi-
sociales e individuales. ciones en la economía del deseo posible de ser
Son varios los autores y las autoras que superadas a través del manejo que el propio
hablan del devenir-femenino de la filosofía tal mercado permite. Consideran que las diferen-
como Deleuze y Guattari; este concepto tiene cias de género están dadas por problemas de
una procedencia nietzcheneana, al respecto poder y que esta relación de poder se borra por
Amorós señala que este “hace referencia a un el procedimiento del sistema.
proceso de transformación múltiple y constan- No ha sido fácil construir una teoría del
te, carente de teleología en el que se disuelven sujeto mujer alternativa, Luce Irigaray, lo in-
las identidades fijas en un flujo de intensidad tenta, se distancia y critica a Lacan, pero su
que lleva el poder afirmativo de la vida a su gra- propuesta está prendida de supuestos lacania-
do más alto” (1997: 326). El devenir se relacio- nos. La diferencia femenina, que es por antono-
na con la noción de un sujeto nomádico, refi- masia, no se puede definir por estar fuera del
riéndose a la “desterritorización” que caracteri- logos, y por tanto no se figura como un sujeto
za la producción en el capitalismo como un alternativo al sujeto masculino falocéntrico; si-
“flujo descodificado”. El deseo se libera de la no como una alternativa de alteridad respecto
adscripción a los significados edípicos que es- al sujeto, que es masculino.
tructuraban la subjetividad de acuerdo con los
aspectos impuestos por el falocentrismo. El de-
venir-femenino, es en este caso el nombre que CONCLUSIONES

Es indudable que tenemos la tarea de de-


4 En dicha presentación se hacían comentarios
sarrollar teorías que mantengan la temática del
verbales sobre imágenes visuales proyectadas en género y que a su vez considere las diferencias
una pantalla detrás de los actores (Owens: 1986). y las distintas realidades de las mujeres. Lo que
54 Nancy Piedra Guillén

se necesita, no es eliminar toda teoría por íntima, individual y particular que el individuo
andro y falocéntrica, sino desechar los plan- construye más allá del contexto social y las in-
teamientos que tienden a ser esencialistas, fluencias que este ejerce sobre la persona.
etnocéntricos y cultural e históricamente Respecto a las críticas que algunas de las
parcializados; tal y como lo han hecho las fe- feministas postmodernas formulan al postmo-
ministas postmodernas. dernismo, pensamos que son válidas y funda-
Por otra parte, los planteamientos de las das, pues los postmodernos más influyentes y
feministas postmodernas, como se pudo observar consolidados (Lyotard, Vattimo, y otros) han
en el trabajo, cuentan con problemas teóricos, al ignorado el tema del feminismo por completo,
parecer, no es sencillo construir una teoría que esto a pesar de que sus explicaciones se nutren
sea coherente con las necesidades políticas de las de dicha corriente, al ilustrar al “movimiento
mujeres, que de cuenta de la problemática, desi- feminista”, como una propuesta que al romper
gualdades, inequidades y subordinación de las con cánones establecidos y hacer valer otras
mujeres, sin caer, a veces, en planteamientos “verdades” no asumidas por la sociedad occi-
esencialistas o bien en particularismos, que no dental, se convierten en promotoras de los pos-
conducen a explicaciones teóricas. tulados postmodernos. Sin embargo, no consi-
Un aspecto central y aún problemático se deran a sus homólogas como interlocutoras en
relaciona con el tema de la construcción de la el debate modernidad-postmodernidad.
identidad o subjetividad femenina. El problema Más allá de las debilidades de las feminis-
central estriba en el uso que se hace de las co- tas postmodernas y de los postmodernistas, se
rrientes psicoanalistas, pues son las que princi- considera que es una corriente profundamente
palmente dan respuesta a la constitución de las rupturista y que su alto nivel crítico respecto a
identidades, sin embargo, es en esa área en la la sociedad, permite valorar espacios y temas
que han existido explicaciones profundamente novedosos a abordar, así como la necesidad de
sexistas. Por un lado, se tiene al psicoanálisis repensar y cuestionar todo lo que se daba por
(freudiano), el cual indudablemente ha tenido “verdad” hasta hace pocas décadas.
gran influencia en las Ciencias Sociales, no cabe
duda que sus explicaciones más clásicas han
tendido a cosificar a las mujeres. La otra co- BIBLIOGRAFÍA
rriente del psicoanálisis no escapa a dicha ten-
dencia, nos referimos a Lacan, que tiende a ga- Amorós, Celia (1997). Tiempo de feminismo.
nar terreno analítico en los últimos años. Femi- Sobre feminismo, proyecto ilustrado y
nistas postmodernas formadas en el psicoanáli- postmodernidad. Madrid, Ediciones Cá-
sis han hecho reelaboraciones, pero sus plantea- tedra; Universidad de Valencia e Instituto
mientos por lo general quedan presos en dichas de la Mujer.
explicaciones. Habría que crear una teoría alter-
nativa en su conjunto, para quizás desde allí dar Benhabid, Judith Butler, Drucilla Cor-
explicaciones coherentes a sus propias posturas. nell, Nancy Fraser (1995). Feminist
Por otro lado, respecto al tema de la sub- Contentions. New York y Londres;
jetividad están los planteamientos elaborados Rutledge.
desde la sociología, sin embargo, dichos teóricos
(como Giddens, Turner, Goffman, Berger y Luh- Bordo, Susan (1990). “Feminism,
mann) no tienen como norte el tema de la cons- postmodernism, and Gender-
trucción identitaria del sujeto respecto a su gé- Scepticism”. En: Feminism/
nero, o bien la constitución de la identidad se- Postmodernism. Edited for Linda
xual de las personas, y las implicaciones que de Nicholson, New York: Rutledge.
ello se derivan. A su vez, sus propuestas al tener
un fuerte énfasis en lo sociológico dejan sin ex- Daly, Mary (1973). Beyond God the Father:
plicar algunos aspectos que Eric Erikson llama- Towards a Philosophy of women’s
rían “la mismisidad del yo”, que es la parte más Liberation. Boston; Beacon Press.
Feminismo y postmodernidad: entre el ser para sí y el ser para los otros 55

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Nancy Piedra Guillén


pgnancy@hotmail.com

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