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VIII INGEPET 2014 (GEO-EX-MO-16-N)

NUEVOS APORTES SOBRE EL ESTILO ESTRUCTURAL DE LAS CUENCAS

TALARA Y TUMBES– PERÚ

Martin Oviedo (KAROON), Víctor Carlotto (UNSAAC), Igor Astete, Brian García & David Cedano
(INGEMMET)

RESUMEN
La actualización de la carta geológica a escala 1:50,000 de las cuencas cenozoicas de Talara y
Tumbes, llevado a cabo por el INGEMMET, brinda nuevos aportes sobre el marco estratigráfico
y estructural, herramientas que son aplicadas como base para los diversos métodos de
exploración de yacimientos de hidrocarburos.
Las cuencas de Talara y Tumbes, ubicadas al Noroeste de Perú, han permitido la producción
de más de ~2.5 Gb de hidrocarburos desde noviembre de 1863 (más de 150 años). Incluso
después de más de 100 años de historia de producción, estas cuencas todavía presentan un
potencial de exploración prometedora.
El gran espesor de sedimentos registrados, ~10 km de secuencias Cretácicas a Eocénicas en
la cuenca Talara y ~9 km de secuencias Oligoceno - Pliocénicas en la cuenca Tumbes. El
complejo marco estructural y la gran generación y producción de hidrocarburos, han dado
como resultado controversiales teorías acerca de la génesis geológica de estas cuencas.
Debido a que estas se localizan en una margen activa (cuencas de antearco), y también,
diversos escenarios tectónicos indican eventos de acreción de terrenos oceánicos asociados la
mega cizalla Dolores-Guayaquil-Patallanga, relacionados a movimientos dextrales,
asociándolos a cuencas transtencionales (pull-apart).
Los datos estructurales recopilados en campo muestran una configuración estructural regional
de dirección NO-SE, paralela a la Orogenia Andina, y al sistema de fallas Dolores-Guayaquil-
Patallanga, que posiblemente presentaron actividad desde el Cretácico superior-Paleoceno,
asociado a fallas normales, favoreciendo a la subsidencia de la cuenca Talara y relleno de
mega secuencias del Paleoceno y Eoceno inferior. Durante el Eoceno medio-superior, en los
sectores el Alto, Jabonillay, Quebrada Fernandez, Casitas, se registra una inversión tectónica
que afecta a las secuencias superiores del Eoceno inferior, generando plegamientos y
repeticiones tectónicas, asociadas a una compresión. Mientras que en la parte sur de la cuenca
(Lobitos, Talara, Portachuelo) se registra un intenso fallamiento normal con componente
dextral, de dirección principal E-O. Este evento podría ser atribuido al sistema de fallas
Dolores-Guayaquil-Patallanga, que para la misma época, en la Cordillera Occidental de
Ecuador se registró la acreción del arco Macuchi, generando una inversión tectónica en un
periodo comprendido entre 48–37 Ma, edades que posteriormente fueron ajustadas, por datos
de Termocronología, entre 42–32 Ma. Este arco presentó una exhumación rapida a ~40 Ma.
A partir del Oligoceno el sistema de fallas Dolores-Guayaquil-Patallanga presenta una intensa
reactivación. La cuenca Talara se comporta como un alto estructural, afectado por un intenso
cizallamiento y consecuente subsidencia en la margen nor-noroeste, recepcionando las
megasecuencias Oligo-miocenas correspondientes a la cuenca Tumbes. En base a la
interpretación de líneas sísmicas que pasan por el Banco Perú, esta estructura habría
presentado una mayor actividad estructural y aporte sedimentario durante el Mioceno superior?
Plio-Pleistoceno.
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INTRODUCCION
Las cuencas de Talara y Tumbes localizadas en el extremo noroeste de Perú, entre los
departamentos de Piura y Tumbes (Fig. 1).

(a) (b)
Fig. 1. (a) Mapa de ubicación y (b) Mapa geológico actualizado (Oviedo et al INPRESS) de las cuencas cenozoicas Talara y
Tumbes.

Presentan un alto interés científico y económico producto de una fuerte exploración y


explotación de hidrocarburos desde el siglo XIX. Es conocido que en la localidad Zorritos, en la
cuenca Tumbes se realizó el primer pozo perforado en Perú y Latino América, en noviembre de
1863, (Zuñiga et al., 1999), por lo que son más de 150 años de producción continua de
hidrocarburos.
Debido a su posición geográfica, estas cuencas corresponden al tipo antearco (fore-arc). La
génesis es atribuida a la subducción de la placa oceánica bajo la corteza continental de
América del Sur, un proceso iniciado en el Aptiano (Daudt et al., 2009). Aquí se presenta una
importante dominio regional transcurrente dextral (Mega Shear Dolores-Guayaquil), producto
de la acreción de terrenos paleozoicos y cretácicos, durante el Cretácico inferior y el Eoceno
medio, a la margen occidental del continente sudamericano, atribuyendose un comportamiento
“mixto”, de tipo Pull-apart.
El gran espesor anómalo y el diverso registro sedimentario que presentan ambas cuencas,
abarca todo el Cenozoico, parte del Cretácico y Paleozoico. A esto se suma una compleja
actividad tectónica debido a su posición geográfica, colocándolas, a nivel mundial, entre una de
pocas cuencas cenozoicas de su tipo, y que además que presentan una producción continua
de hidrocarburos por más de un siglo (Fig. 2).
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Fig.2. Producción de petróleo (bbls) en cuencas de antearco (Tomado de Pozo, 2014)

Debido a las características complejas y la peculiaridad que presentan, las cuencas de Talara y
Tumbes, fueron escenario de numerosos estudios de investigación geocientífica, con la
finalidad de poder interpretar y entender los mecanismos sedimentarios, estructurales y el
potencial de hidrocarburos que presentan.
El INGEMMET, realizó la actualización de la carta geológica, a escala 1:50,000, de las cuencas
cenozoicas de Talara y Tumbes (Fig. 1b), brindando nuevos aportes sobre el contexto
estructural y estratigráfico, herramientas que son aplicadas como base para los diversos
métodos de exploración de yacimientos de hidrocarburos.

CUENCA TALARA.
Se presenta a manera de una faja alargada de dirección NE-SO, con una extensión longitudinal
de ~200 km y una transversal de ~50 km, abarcando un área de ~15,000 km², de los cuales
dos terceras partes se encuentran en offshore.
Los limites que presenta son: al occidente la zona de subducción de las placas de Nazca y
América del Sur; al este, las montañas de Amotape, que comprende rocas del basamento de
edades Paleozoico y Triásico-Jurásico; al norte, un basamento levantado, conocido como Pilar
de Zorritos, que hace limitar con la cuenca miocena Tumbes-Progreso. Este límite meridional
podría coincidir con el borde sur de la mega estructura Dolores-Guayaquil, cuya compleja
disposición estructural comprende de fallas normales con ángulo bajo y alto, asociadas a una
componente de rumbo dextral (Pindell & Tabbutt, 1995; Higley, 2002; Kenan & Pindell, 2009)
El límite meridional es motivo de controversia, debido a que: Fildani et al. (2005) menciona la
Silla de Paita como un alto estructural que representa el límite de la cuenca en esa dirección.
Mientras que diversos autores consideran como límite las Islas Lobos, lugar donde se presenta
un alto estructural situado al sur de la Silla de Paita. Estos argumentos pueden ser confirmados
por la perforación del campo de San Pedro (unidad de producción en el Paleozoico), sobre la
división entre la cuenca Talara y la cuenca Trujillo (Daudt et al. 2009).

Desde el contexto predominantemente convergente (Ingersoll y Busby, 1995), se puede


considerar a la cuenca Talara del tipo antearco “fore arc” (Dickinson y Seely, 1979; Dickinson,
1995). Sin embargo, Kingston (1994) propone el término "trench-slope basin ", indicando que
esta no se consideraría como una típica cuenca antearco, debido a que no se reconoce
claramente cualquier arco volcánico asociado. En vista de que esta cuenca se encuentra
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relacionado al sistema de fallas Dolores-Guayaquil, de componente dextral (Delgado & Ardiles,


1991, Serrane, 1987; Grosso et al., 2005, Martinez et al., 1999, Oviedo & Carlotto, 2012),
asociado a la acreción de terrenos al continente sudamericano, al oriente un terreno aloctono
“Amotape-Tahuin” en el noroeste de Perú (Mourier et al., 1988, Pindel & Kenan, 2009), y al
noroccidente, terrenos oceánicos que conforman la parte sur de la Cordillera Occidental de
Ecuador (Jaillard et. al 2000, Pindell & Kennan, 2009; Hughes & Pilatasig, 2002, denaut 2009)
que atribuirían un comportamiento, mixto, del tipo pull-apart (Seranne, 1987; Ramos, 2000;
Oviedo & Carlotto, 2012).

La cuenca de Talara es el resultado de la actividad tectónica iniciada en el Paleógeno,


siguiendo, en gran parte la estructuración ya generada en tiempos del Paleozoico y Mesozoico
(Mourier, 1988, Zuñiga-Rivero et al., 2010; Raez, 1999).

La comprensión genética de la Cuenca Talara podría facilitarse mediante el modelado de la


cuenca (Daudt et al., 2009). Sin embargo, los estudios cuantitativos sobre la subsidencia en
cuencas de antearco son raros, debido a que los parámetros de límite para el modelado son
difíciles de determinar (Dickinson, 1995). Una de estas limitaciones es la dificultad de
caracterizar con precisión los controles batimétricos para la inferencia de la profundidad de la
cuenca durante sus etapas evolutivas distintas (Daudt et al., 2005)
El registro sedimentario en Talara comprende sedimentos del Cretácico hasta los sedimentos
del Pleistoceno de Formación Tablazo, que colmatan la fase de llenado de la cuenca. El
espesor de la pila sedimentaria alcanza valores alrededor 9.000/10.000m en algunas zonas de
la cuenca. Sin embargo, en el intervalo Ypresiano y Lutetiano se registran altas tasas de
deposición, que representa alrededor del 70% de la pila sedimentaria total.

CUENCA TUMBES
Esta cuenca presenta una dirección NE-SO. Corresponde a una cuenca de tipo pull-apart.
Limita, al oeste por el sistema de fallas Dolores-Guayaquil y el Banco Perú, al sur y sureste con
la cuenca Talara, al este con las montañas Amotape, y al norte con su cuenca hermana,
Progreso. Presenta una extensión longitudinal de ~150 km y una transversal de ~60 km,
abarcando un área de ~20,000 km², de los un 60 % se encuentra en offshore.
Comprende una espesa y moderna megasecuencia, 6 a 9 km, (Martinez et al., 1999) del
Oligoceno, Mioceno y Plioceno.
A pesar de la ausencia de nuevos datos y su complejidad litoestratigrafica no ha permitido un
conocimiento deseable de la misma. De acuerdo a datos gravimétricos, magnéticos y sísmicos
se han permitido caracterizar un basamento correspondiente a la corteza oceánica ha podido
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Fig. 3. Cuadro cronoestratigráfica de las cuencas Talara y Tumbes (NO Perú).

Basamento (Acreción de Terrenos Aloctonos)


De acuerdo a diferentes estudios, el noroeste de Perú, y las márgenes occidentales de
Ecuador y Colombia, presentan una compilación de bloques o terrenos acretados al continente
Sudamericano, que podría esta atribuido a la migración de la margen este – sureste de Placa
del Caribe (Pindel & Kennan, 2009, Jaillard et al., 2000, Luzieux et al., 2006). Identificándose,
en el área de estudio dos tipos de basamento, de edad Paleozoico y Cretácico (Fig. 4)
En el noroeste peruano, se identificó un basamento continental, que corresponde al terreno
Amotape-Tahuin (Fig. 4), conformado por secuencias metamórficas paleozoicas de más de
3000 m de espesor (Martínez, 1970) y granitoides migmatíticos de 220 ± 1.5 Ma, relacionados
genéticamente como resultado de la fusión de metasedimentos de la corteza continental
superior en relación con un evento tectónico extensional. El engrosamiento cortical del margen
en el Paleozoico, seguido de rifting en el Permo-Triásico, explican la formación de esta
asociación granítica, previa a la posterior separación, migración transcurrente, acreción y
deformación del terreno parautóctono Amotape-Tahuin a partir del Jurásico (Bellido et al.,
2009). Este terreno se acretó al margen noroeste de Perú en tiempos del Neocomiano, 129-
145 Ma (Mourrier, 1988; Tankar, 2002), seguido por la rotación in situ de ~45°, en sentido
horario (Roperch et al. 1987), lo que sugiere un régimen de cizalla dextral. Estos resultados
indican que la evolución geodinámica del norte del Perú está más estrechamente relacionado
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con los procesos observados en Ecuador que a los clásicamente asumidos por los Andes
Centrales del Perú.
Los procesos de acreción, al sur de Ecuador, se produjeron en pulsos que se iniciaron en el
Campaniano tardío (~75 Ma), finalizando en el Eoceno medio (Yepresiano-Luteniano).
Registrándose, en la Península de Santa Elena, un basamento oceánico conformado por
secuencias de basaltos andesíticos toleíticos, interestratificados con brechas hialoclásticas e
intruido por un denso sistema de diques de gabros, de edad Cretácica (Cenomaniano), de la
Formación Piñon, correspondiente al terreno de mismo nombre. Este se acretó al continente a
partir del Campaniano superior al Eoceno medio (Aguilar et al 2005, Jaillard et al 2009),
diferentes estudios plantean una rotación en sentido horario presentando una rotación horaria
entre 20° y 50° (Roperch et al. 1987; Luzieux et al 2006).
El limite o zona de sutura entre ambos basamentos estaría representado por el sistema de
fallas Dolores – Guayaquil – Patallanga que limita el bloque costero acrecionado al continente,
este bloque corresponde a la parte sur del Bloque Norandino (Witt & Borbois, 1996; Ramos,
2000; Jaillard et el., 2000; Pindel & Kennan, 2009). Evidencia de este gran cizallamiento y
presencia de una corteza oceánica acretada al continente en el noroeste peruano, es una
estructura positiva conocida como Banco Perú, ubicado en offshore a la margen oeste la
Cuenca Tumbes.

Fig. 4. Mapa estructural regional, que muestra las cuencas Eocenas (Talara y Santa Elena) y Miocenas (Tumbes y
Progreso) y la relación que estas presentan con el sistema de fallas Dolores Guayaquil y los terrenos acretados al
continente.
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DESARROLLO DE LA CUENCA DE ANTEARCO TALARA


La cuenca Talara presenta una compleja historia tectono-sedimentaria, estrechamente ligada a
la subducción de la Placa de Nazca y su convergencia oblicua con la Placa Sudamericana que
causó la partición de los esfuerzos con contracción este-oeste y fallas de rumbo norte-sur a
nornoreste-sursuroeste. Así mismo el conjunto desarrollado de una fosa-arco durante el
Paleoceno superior al Eoceno superior, formó una serie de cuencas de ante-arco en el zócalo
oceánico en proceso de acreción (Fig. 5). La fosa estuvo dominada por procesos de
subducción-erosión, y los esfuerzos contraccionales asociados a la acreción fueron
concomitantes con el levantamiento de la Cadena Paleozoica (Amotape-Tahuin), generando de
esta manera una gran subsidencia que formó la cuenca Talara al noroeste de Perú y la cuenca
eocena en la Península de Santa Elena al sureste de Ecuador (Fig. 4).
Durante el Cretácico (Fig. 5a), existió un margen pasivo de una plataforma de poca energía
donde se depositaron carbonatos sobre el basamento Paleozoico, seguido de sedimentos
detríticos continentales a plataformas distales. Pudiendo presentar una insipiente
estructuración de dirección NO-SE (Seranne, 1987), esto debido a que otras investigadores
plantean que las Montañas amotapes emergieron a partir del Paleoceno – Eoceno, quedando
erosionados los sedimentos del Cretácico.
La columna estratigráfica cenozoica es registrada casi en su totalidad en la cuenca,
presentando sedimentos del Paleoceno superior, que evidencia estructuras sinsedimentarias.
La cuenca presenta una mayor taza de subsidencia en relación a la taza de sedimentación
(Fig. 5b) (Seranne, 1987).

En el Eoceno la cuenca es sometida a fuertes cambios, es así que durante el Ypresiano -


Luteniano, la cuenca presenta una estructuración más definida, de dirección NE-SO.
Coincidiendo con la dirección de la Deflección de Huancabamba (Mourier, 1988, Jaillard et al.,
1995). Las fallas se activan y a su vez estarían limitando la cuenca, al flanco oriental, del
macizo Paleozoico, con la Falla Amotape. A partir de este tiempo empieza una exhumación
marcada de las Montañas Amotapes, y una fuerte subsidencia de la cuenca que es registrada
por una espesa pila de sedimentos, que en algunas zonas de la cuenca llegan a representar
hasta el 70% de la columna total de la cuenca (Fig. 5c) (Daudt et al., 2009), que según
(Serrane, 1987, Delgado & Ardiles, 1991; Grosso et al., 2005, Oviedo & Carlotto, 2012) parte
de estas secuencias presentarías repeticiones estructurales coetáneas a la formación del
miembro Brechas Talara (Fig. 5d).

En el Bartoniano Priaboniano, la cuenca presenta sedimentos marinos profundos a plataformas


distales, correspondientes al Grupo Lagunitos, registrando fallas sinsedimentarias de dirección
ENE-OSO (fallas Lagunitos, Siches), E-O (Falla Muerto-Pananga) (Fig. 5e).

La cuenca Talara presenta intenso politectonismo Terciario, con dirección principal del eje de la
cuenca NE-SO, que pueden estar asociados al sistema de fallas Dolores Guayaquil,
subdividida por horsts y grabens con fallas de menor escala de dirección NE-SO y E-O, en
algunos casos de componente sinestral (Daudt et al., 2009), que podrían ser interpretados
como estructuras antitéticas del sistema central Dolores-Guayaquil, señalando que ambos son
responsables de la intensa compartamentalización interna de la cuenca Tankard (2002).

De acuerdo con Seranne (1987); Delgado & Ardiles (1991) Grosso et al. (2005); Oviedo &
Carlotto (2012), se estima que en el Terciario ocurrieron dos fases tectónicas transtensivas
separadas por una transpresiva (Fig. 5),
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Fig. 5. Block diagrama que muestra la evolución estructural de la Cuenca Talara, posiblemente asociada a movimientos
strike-slip.

Dinámica Strike-Slip de la Cuenca Talara


La abundancia de secuencias pelíticas y la poca competitividad de las rocas no ayudan a la
preservación de los espejos y estrías de fallas, sumado el relleno del pleistoceno (Formación
Tablazos) que cubre en ~70% la cuenca en onshore que presenta la Cuenca Talara, no
facilitan la realización de un estudio microtectónico al detalle de la cuenca.
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Sin embargo, de acuerdo al mapeo en superficie y registros eléctricos, se identificaron fallas


inversas (Fig. 6a), pliegues por flexión de falla, llegando a registrarse hasta 4 repeticiones (Fig.
7) que afectan a secuencias del Eoceno inferior y medio. De acuerdo a Seranne (1987),
Delgado & Ardiles (1991), Pozo (2002), Grosso et al. (2005) y Oviedo & Carlotto (2012), estas
estructuras corresponden a un evento compresivo, producto de una inversión tectónica en el
Eoceno medio. Este evento podría ser atribuido al sistema de fallas Dolores-Guayaquil-
Patallanga, que para la misma época, en la Cordillera Occidental de Ecuador registró la
acreción del arco Macuchi, generando una inversión tectónica en un periodo comprendido entre
48–37 Ma (Daly, 1989), edades que posteriormente fueron ajustadas, por datos de
termocronología, entre 42–32 Ma (Spikings et al., 2005). Este arco presento una exhumación
rápida ~40 Ma (Chiaradia, 2009).

Fig. 6. (a) Falla inversa que hace repetir secuencias de la Fm. Clavel sobre la Fm Echinociamus (Miembro Cabo Blanco).
(b) Familias de estrías que muestran la cinemática de las fallas inversas asociadas a una notable componente de rumbo
dextral. Sector de Peña Negra)

Fig. 7. Sección estructural controlada por pozos, que registra un pliegue por flexión de falla en offshore y 4 repeticiones
de la secuencias de la Formación Equinociamus, en onshore (Tomado de Pozo, 2014). Area Peña Negra.

El análisis microtectónico de los espejos de fallas muestran fallas inversas (Fig. 6b), además de
la geometría de las estructuras compresivas (Figuras 5b y 7 y 8) presentes en la parte central y
norte de la cuenca, sumado a los resultados de estudios realizados en la cordillera Occidental
de Ecuador (Daly, 1989; Chiaradia, 2009; Spikings et al., 2005), corroborarían que el sistema
de fallas Dolores Guayaquil Patallanaga, podría ser el responsable de la inversión tectónica
para el Eoceno medio en la cuenca Talara.
No obstante Vega (2005), Daudt et al. (2009) Oviedo et al. (INPRESS) indican que pudo haber
ocurrido otro evento compresivo a inicios del Oligoceno?, que deformó las secuencias del
Eoceno superior (Priaboliano – Rupeliano), y pudo haber reactivado algunas fallas inversas
preexistente del eoceno medio.
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Áreas potenciales para


la exploración de
Hidrocarburos

Fig. 8. Mapa estructural que muestras la conjugación de fallas tanto de onshore offshore y su estrecha relación con la
distribución de los campos petroleros, asociados directamente a algunas estructuras compresivas.

DESARROLLO DE LA CUENCA PULL-APART TUMBES


El Oligoceno está caracterizado por una abrupta variación en el cambio y dirección de
convergencia (Pardo Casas & Molnar, 1987), evento que se relaciona con la fase tectónica
Quechua 0 (Steinmann, 1929) que dio lugar a un cambio en la tectónica y el estilo estructural
de la cuenca Talara, generándose el levantamiento de la cuenca eocena y la migración del
depocentro hacia el noroeste, formando la cuenca Tumbes, de edad Oligo-Pleistoceno.
Es a partir del Oligoceno superior? Que la cuenca presenta una estructuración NE-SO, paralela
al sistema de fallas Dolores Guayaquil, donde comienzan a depositarse, en discordancia
angular y erosional sobre un basamento Paleozoico y Eoceno, en ambientes transicionales
(deltas) correspondiente a la Formacion Mancora. Luego en el Mioceno inferior se depositan
las secuencias pelíticas, por una entrada del mar de Heath que, que según Vega (2005)
presentaría ambientes anoxicos y tendrían un alto potencial como roca madre en la Cuenca
Tumbes. El Mioceno medio registra una regresión fuerte con sedimentos continentales (deltas)
de la Formación Zorritos, presentando paleocorrientes que van de E-O y ENE-OSO. Para este
tiempo, de acuerdo a registros sísmicos, se interpreta que el actual Alto Banco Perú que se
encuentra estrechamente ligado al sistema de fallas Dolores-Guayaquil- Patallanga, no haya
tenido una relevancia importante. Al tope del Mioceno medio se registra un fuerte taza de
erosión, posiblemente aérea a sub aérea? (al tope tope de la Formación Zorritos), seguido de
un evento transgresivo que deposita secuencias lutáceas de la Formación Cardalitos.
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Para el Tortoliano se identifica un evento tectónico muy importante, Fase Quechua 2


(Steinmann, 1989), que pudo estar ligada a la colisión de la dorsal de Carnegie a ~15 Ma,
dando como resultado una alta tasa de exhumación a ~9 Ma (Witt & Royer, 2009; Gutscher et
al., 1999). Daudt et al. (2009) reporta que al oeste de Peña Negra se observa sedimentos
posiblemente del neógeno que pudieron ser producto de la erosión de rocas eocenas durante
el Tortoliano.
Es así que para este tiempo la cuenca presenta una estructuración incipiente, que podría
asemejarse a la actual, debido a que comienza a presentar sistemas de fallas sinsedimentarias
en la cuenca Tumbes, registrando a partir de este punto la sedimentación de una espesa pila
de sedimentos mio-pliocenos, correspondiente las formaciones Tumbes, Malpelo y La Cruz,
que de acuerdo a las interpretaciones sísmicas al oeste de la cuenca, registrarían la
exhumación del Banco Perú a partir de Messiniano hasta la actualidad. Este último evento es
muy importante desde el punto de vista del sistema petrolero de cuenca Tumbes, debido a que
es en este intervalo de tiempo donde se generaron las principales estructuras, como
actualmente viene siendo explotadas: Corvina, Albacora, Barracuda, Delfin, y otras posibles
estructuras ubicadas flanco este del Bando Perú. Puntos muy importantes que elevan el
potencial de esta cuenca.

CONCLUSIONES
La cuenca Talara muestra una tectónica polifásica compleja donde se combina las estructuras
en extensión y compresión producto de eventos transtensivos y transpresivos
Ademas de todo el sistema de fallas normales, que aparentemente son predominantes, se han
reconocido estructuras sobre-escurrimiento asociados a pliegues por flexión de falla que
favorecieron en la generación de las repeticiones estratigráficas, registrado por la coetánea
génesis de las brechas Talara en Eoceno Medio, evento que también fue registrado con etapa
final de la acreción del terreno oceánico Piñón al sur de Ecuador.
La configuración estructural compleja de la cuenca, asociado a movimientos transcurrentés, ha
favorecido a formación de los principales altos y bajos estructurales, posiblemente, durante el
Eoceno Medio – Superior. Favoreciendo a la generación, migración y entrampe de
hidrocarburos
La evolución estructural que presenta esta cuenca se encuentra estrechamente relacionada
con el sistema de fallas Dolores-Guayaquil-Patallanga, la cual presento una reactivación al
Tope de Mioceno (Tortoniano?), generando una fuerte subsidencia y soterramiento de los
depósitos Oligo-Miocenos. Generando estructuras sin sedimentarias (roll-over, entre otros) que
terminaron de formarse a Plioceno. Estas estructuras actualmente son explotadas presentan
una importante producción de hidrocarburos en las costas de Tumbes (Campos de Corvina,
Barracuda, Albacora, Delfin, Piedra Redonda) y Guayaquil (Campo Amistad)
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