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Fragmentación

El primer paso de la transformación de una roca en un suelo lo representa el


proceso físico de fragmentación.

Este proceso se pone claramente de manifiesto al observar una lámina delgada


de un suelo en el microscopio. Los granos minerales se encuentran fracturados
en mayor o menor grado. La desagregación de la roca produce un amplio
sistema de grietas (al principio muy finas, de paredes ajustables) y va separando
los granos individuales, que presentaran muy diversos tamaños. Las fracturas se
presentan como líneas incoloras (de distinto grosor) con sólo el polarizador que
aparecen negras al colocar el analizador.

Fragmentación de hábitat

Fragmentación y destrucción del hábitat de los grandes simios en África


Central entre 2002 y 2030. Información de GLOBIO y el proyecto GRASP.

La fragmentación de hábitat es un proceso de cambios ambientales importante


para la evolución y la biología de la conservación. Usualmente es definida como
aquel proceso en el cual una gran extensión de hábitat es transformada en un
número de parches más pequeños que se encuentran aislados entre sí por una
matriz con propiedades diferentes a la del hábitat original .1
El paisaje se fragmenta de forma progresiva, aumentando el contacto entre los
parches y la matriz. Dado que los límites entre ambos no son tajantes, en las
regiones de contacto se establece una transición denominada borde cuya
extensión estará determinada principalmente por las propiedades de la matriz.
En consecuencia, la proporción de hábitat que permanece relativamente intacta
es una función compleja entre la forma y el tamaño de los parches, y la
naturaleza de la matriz .2 No obstante, la fragmentación es un proceso que
trasciende la interacción parche-matriz, teniendo implicaciones a nivel ambiental.
De hecho, para que verdaderamente ocurra es necesario que exista
discontinuidad en el paisaje ,3 un atributo que obliga a ampliar a escala regional
el estudio del fenómeno. La continuidad o conectividad de un hábitat está influida
tanto por la localización física de los fragmentos, como por las características del
ambiente circundante .24

Si bien la fragmentación no es un proceso puramente antropogénico ya que


puede resultar de sucesos naturales (como incendios o procesos geológicos), la
causa más importante y extendida de la fragmentación es la expansión e
intensificación del uso de la tierra por parte del ser humano . 5 Esto, sumado a
que se han constatado severas amenazas a la biodiversidad en virtualmente
todos los grupos taxonómicos ,678910, ha colocado a la modificación y la
fragmentación del paisaje como uno de los temas más graves y urgentes dentro
de la ecología de la conservación .11

El estudio de la fragmentación tiene sus orígenes en la teoría de la biogeografía


de islas ,12 que pone énfasis en los efectos del área y del aislamiento en la
estructura del paisaje. Estos autores afirmaron que el número de especies en
una isla (o parche) estaba determinado por el equilibrio entre la colonización
(dependiente de la distancia) y la extinción (dependiente del área), prediciendo
que las islas más pequeñas y aisladas tendrían menor número de especies. Pero
como todo modelo, solo tienen en cuenta algunos elementos importantes de los
sistemas, ignorando muchos otros ;13 dando lugar a otros enfoques.
Fragmento de bosque aislado experimentalmente en el Amazonas central
(fotografiado por R.O. Bierregaard).13

Bascompte y Solé14 sugieren que la mejor forma de estudiar la fragmentación


del hábitat es a través de modelos relacionados con la dinámica de
metapoblaciones, que describen la dinámica de un conjunto de poblaciones
locales que ocupan áreas discretas .15 Este enfoque es mucho más dinámico y
se diferencia de la teoría de biogeografía de islas en que asume el paisaje como
una red de pequeños parches que no poseen un área constante en el tiempo,
haciendo hincapié en la dispersión entre parches como principal mecanismo de
supervivencia de las especies .15 Es decir que al no existir un área fija, una
dispersión inadecuada llevaría no solo a la extinción local de las especies si no
también a la extinción regional. Por otro lado, el modelo de Wilson y MacArthur
supone que hay un continente que funciona como fuente de propágulos de las
especies que llegan a las islas, mientras que en la teoría de metapoblaciones se
trata de una red de islas o fragmentos de hábitat con migraciones bidireccionales
entre las islas.

Índice
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 1La pérdida del hábitat y el umbral de extinción


 2Consecuencias genéticas de la fragmentación
 3Efectos de la fragmentación sobre la biodiversidad
o 3.1Área del fragmento
o 3.2Efectos de borde
o 3.3Forma del fragmento
o 3.4Aislamiento del fragmento
o 3.5Estructura de la matriz
 4Detección del impacto de la fragmentación
 5Fragmentación del hábitat y cambio climático
 6Implicancias para la conservación
 7Véase también
 8Referencias
 9Enlaces externos

La pérdida del hábitat y el umbral de extinción[editar]

Diagrama representativo del proceso de fragmentación .16

Generalmente el efecto más obvio del proceso de fragmentación es la pérdida


de hábitat nativo. Esto ha llevado a muchos investigadores a medir el grado de
impacto simplemente como la cantidad de hábitat remanente en el paisaje,
ignorando que la fragmentación puede ocurrir de diversas maneras generando
patrones espaciales muy diferentes. Lo cierto es que la pérdida de hábitat
siempre acompaña la fragmentación del paisaje y es por ello que los índices de
fragmentación se correlacionan fuertemente con la proporción de hábitat
perdido, sin embargo son fenómenos diferentes que deben ser discernidos . 1718
De hecho la fragmentación per se genera impactos importantes en
la biodiversidad que son independientes de la pérdida del hábitat .1918

Para entender el proceso de fragmentación del hábitat (que ocurre como


consecuencia de la destrucción del mismo) y sus consecuencias en las
poblaciones, se obtuvieron mapas generados por modelos aleatorios que
muestran que el tamaño y el aislamiento de los parches no varían linealmente
con respecto a la cantidad de hábitat perdido .62014 Esto determina que ciertas
proporciones de hábitat destruido sean importantes umbrales, más allá de los
cuales se acelera la disminución del tamaño y el aumento del aislamiento de los
parches, siendo las poblaciones remanentes en los mismos inviables . 6 De
hecho, pequeñas pérdidas de hábitat cerca de los umbrales pueden significar
grandes precipitaciones en la probabilidad de supervivencia de las
metapoblaciones .21 No obstante, algunos estudios empíricos detectaron ciertas
discrepancias con los niveles de fragmentación esperados sobre la base de
dichos modelos teóricos .2223

Estos umbrales en el proceso físico de fragmentación tienen importantes


consecuencias para la conservación de la biodiversidad. Lo cierto es que
especies diferentes desaparecen en distintos puntos a lo largo del gradiente de
destrucción del hábitat ,24 considerándose como umbral de extinción a la mínima
cantidad de hábitat requerida para que una población de una especie
determinada persista en el ambiente .25 Esto sugiere que si bien los umbrales de
extinción se ven afectados por la forma en la que varía la fragmentación en
relación al grado de destrucción del hábitat, también dependen de las
características propias de las especies (siendo especie-específicos) y de los
ambientes en los que se encuentren .4 De hecho, With y King26 descubrieron que
el umbral de extinción puede encontrarse a partir de un 5% de hábitat destruido
hasta un 90%, dependiendo de la especie y de la disposición espacial de los
fragmentos.

Consecuencias genéticas de la fragmentación[editar]

Las consecuencias genéticas esperadas de la fragmentación, que crea


poblaciones pequeñas, discretas y aisladas, están basadas en las tradicionales
teorías de biogeografía de islas y metapoblaciones . 1215 Así, se espera que la
fragmentación erosione la variedad genética y aumente la divergencia entre
poblaciones debido al incremento de la deriva genética y la endogamia, y a la
reducción del flujo genético en las poblaciones remanentes .27

Teóricamente, la fragmentación puede disminuir la variedad genética de una


población de dos maneras. Primero, las reducciones en el tamaño poblacional
en el momento de la fragmentación crean un cuello de botella, ya que solo se
mantiene una pequeña muestra del conjunto genético original .27 Los efectos
inmediatos dependen del tamaño efectivo de las poblaciones remanentes y de
los patrones de variación presentes en la población original .28
Luego del cuello de botella, si las poblaciones remanentes continúan pequeñas
y aisladas durante varias generaciones, disminuirá la heterocigosis por deriva
génica y principalmente por endogamia, resultando en la acumulación de alelos
recesivos deletéreos y disminución de la fecundidad, dirigiendo a la población a
una eventual extinción .2927 La pérdida de variedad puede reducir la habilidad de
las poblaciones para responder a cambios ambientales futuros, aumentando la
probabilidad de extinción, o al menos disminuyendo las oportunidades
de adaptación .2728

Sin embargo, la evidencia empírica provee resultados inconsistentes, ya que no


todos los episodios de fragmentación en plantas derivaron necesariamente en la
erosión genética ,27 lo cual puede explicarse por los atributos particulares de las
mismas (tiempo generacional, nivel de ploidía, reproducción vegetativa, etc.) que
pueden conferirles distinta vulnerabilidad .30 Asimismo, factores como el tiempo
transcurrido desde la fragmentación y procesos ecológicos pueden moldear los
niveles de conexión demográfica y genética .30

Efectos de la fragmentación sobre la biodiversidad[editar]

El proceso de fragmentación genera paisajes y fragmentos con determinadas


características, que en su conjunto describen los atributos espaciales del hábitat.
Estas pueden ser agrupadas dentro de cinco categorías: (1) área del
fragmento, (2) efecto de borde, (3) forma del fragmento, (4) aislamiento del
fragmento y (5) estructura de la matriz.

Área del fragmento[editar]

El tamaño de algunos fragmentos puede ser menor al necesario para que


algunas poblaciones sean viables, y por lo tanto generar reducciones notables
en el tamaño de las mismas. Esto eventualmente genera extinciones locales, y
por ende, que los parches pequeños generalmente tengan menor número de
especies. 1631 Para Wilcove1 Este es el caso frecuentemente en animales de gran
tamaño, sin embargo distintos estudios han predicho y observado relaciones
positivas, negativas y ausentes entre el tamaño corporal y la probabilidad de
extinción (revisto por Johst y Brandl32).

El hecho de que el área del fragmento imponga un límite máximo en el tamaño


poblacional aumenta la vulnerabilidad de las especies frente a extinciones
locales ,33 ya que quedan expuestas a la erosión genética por deriva génica y
depresión endogámica .34 Los mecanismos que subyacen en la relación
área/vulnerabilidad pueden dividirse en cuatro categorías: aleatoriedad
ambiental, aleatoriedad demográfica, catástrofes naturales y reducción de
variabilidad genética ;35 y aunque vale la pena distinguirlos, es importante
destacar que raras veces actúan de forma independiente .4

A su vez, el hábitat no es homogéneo, entonces se corre el riesgo de que los


fragmentos individuales no abarquen la totalidad de los microhábitats
encontrados en el gran fragmento original. Por lo tanto, las especies que
necesitan varios microhábitats son especialmente vulnerables ya que deben
moverse de un fragmento a otro para cumplir con sus requerimientos, lo cual en
algunos casos es imposible .1

Además, se ha demostrado que en pequeños fragmentos se ven impactados


diversos aspectos de la estructura de las poblaciones y de las comunidades ;18
por ejemplo, la reducción de la longitud de las cadenas tróficas ,36 del número de
especies especialistas y de gran tamaño ,37 y la alteración de las interacciones
interespecíficas .38 A su vez, la fragmentación afecta negativamente el éxito
reproductivo ,39 el éxito de dispersión ,4041 la tasa de depredación42 y aspectos
del comportamiento animal que afectan el éxito alimenticio .43

Efectos de borde[editar]

Relación entre el área del fragmento y el efecto de borde. Se supone un borde


de 50 metros de espesor .16

Los efectos de borde son cambios en las condiciones físicas y biológicas


asociados a límites artificiales y abruptos en los fragmentos de hábitat . 13 Los
efectos abióticos se refieren a cambios en las variables físicas tales como la
radiación, humedad, temperatura, velocidad de los vientos y disposición de
nutrientes en el suelo. Mientras que los efectos bióticos son cambios en las
variables biológicas como la composición de especies o patrones de
competición, depredación y parasitismo .44 La mayor o menor penetración de los
mismos en el fragmento puede variar ampliamente, desde decenas de metros
hasta varios kilómetros ,45 como consecuencia de diversos factores. Dentro de
los cuales podemos incluir el contraste estructural con la matriz, las velocidades
de los vientos, las temperaturas y la presencia o ausencia de especies exóticas
invasoras .46 Adicionalmente, los bordes que están en contacto con áreas
urbanas experimentan modificaciones debido a la actividad humana . 16

El hábitat de los bordes puede alterar la naturaleza de las interacciones y por


ende modificar procesos y dinámicas ecológicas en un amplio rango de escalas
.47 La estructura, composición y diversidad de las comunidades se ven afectadas
de diversas maneras en las zonas de borde. En las comunidades de
invertebrados, por ejemplo, la riqueza de especies típicamente disminuye a
medida que se ingresa al centro del parche. La explicación más común para ello
es que el solapamiento de las faunas de ambas partes supera en número a las
especies perdidas .4849 Sin embargo, este patrón no es universal ya que varios
estudios han detectado correlaciones positivas50 o ausentes51 entre la riqueza
de especies y la distancia al límite del parche; lo cual sugiere que en algunos
sistemas muchas especies evitan los bordes, y que en la matriz no siempre
existen suficientes especies como para compensar la pérdida en los mismos . 4
Curiosamente, algunos animales aparentan seleccionar o preferir los bordes
para reproducirse, a pesar de que las tasas de mortalidad en los mismos pueden
ser mucho más elevadas, por lo que en esos casos se les da el nombre
de trampas ecológicas .5253

Forma del fragmento[editar]


Relación entre la forma del fragmento y el efecto de borde. Se supone un borde
de fragmento de 50 metros de espesor .16

Básicamente, la forma está determinada por la relación entre el área y el


perímetro, que a su vez determina la cantidad de hábitat remanente inalterado
(o núcleo). Es por ello que fragmentos con formas complejas tienen mayor
proporción de su área como borde .5416 Asimismo, formas muy retorcidas pueden
generar divisiones adicionales en el núcleo del fragmento, creando múltiples
núcleos disjuntos (separados por hábitat de borde) en un mismo fragmento . 55
Sin embargo, el efecto de la forma no es independiente del tamaño. El impacto
de los efectos de borde aumenta a medida que disminuye el tamaño del
fragmento, ya que cualquier desviación de la circularidad reduce
significativamente la cantidad de hábitat interior, creando una intercorrelación
confusa entre los efectos del área y de la forma en paisajes fragmentados . 54

Quizás el patrón más consistente que surge a partir de la forma de los


fragmentos es que aquellos con formas complejas son colonizados más
frecuentemente .16 Esto se debe a que la cantidad proporcional de borde es
mayor, aumentando la probabilidad de que un individuo en movimiento se
encuentre con el parche .56 A su vez, esta probabilidad puede verse moderada
por la orientación relativa del mismo. Cuando el movimiento de las especies
ocurre en una dirección predecible, como las migraciones 57 o los movimientos
de las mareas ,58 los parches largos y angostos están más expuestos a la
colonización, pero solo si están orientados perpendicularmente a la dirección del
movimiento. Sin embargo, así como aumenta la colonización, también lo hace la
emigración. El resultado de esta dinámica es la reducción de la probabilidad de
permanencia de las poblaciones en estos fragmentos .59

Aislamiento del fragmento[editar]


Diagrama representativo de dos fragmentos aislados contrastado con dos
fragmentos conectados por un corredor biológico. Se supone un borde de
fragmento de 50 metros de espesor .16

Una de las consecuencias espaciales más obvias de la fragmentación es el


aislamiento en tiempo y espacio de los parches de hábitat. Dicho aislamiento es
casi universalmente entendido como una medida de la configuración del hábitat.
Sin embargo, es más acertado interpretarlo como una medida de la cantidad de
hábitat removido .18

El aislamiento interrumpe los patrones de distribución de las especies y fuerza la


dispersión de los individuos a través de la matriz .4 Dado que el hábitat de la
matriz puede inhibir la dispersión de algunas especies más que de otras ,60 y que
las especies difieren en su disposición a atravesarla ,61 es que se han
documentado resultados controversiales. Particularmente en insectos, la
diferenciación genética entre poblaciones se relacionó claramente con el
aislamiento en algunos estudios ,6263 pero no en otros .64

En conclusión, las interrupciones pueden fraccionar las metapoblaciones


disminuyendo el tamaño poblacional total, aumentando la probabilidad de
eventuales extinciones locales, e impidiendo que nuevas colonizaciones
restablezcan poblaciones extinguidas. Es por ello que una de las medidas de
conservación más intuitiva es la creación de corredores biológicos .65

Estructura de la matriz[editar]

La interpretación de los paisajes modificados como si fueran “islas” representa


gran parte de la literatura acerca de la fragmentación . 11 Sin embargo, la
tradicional teoría de Wilson y McArthur falla al no reconocer que los efectos de
borde pueden alterar las características del fragmento, y que la matriz puede no
ser completamente inhóspita para la fauna nativa. De hecho, una creciente
cantidad de evidencia sugiere que las características de la matriz son
crucialmente importantes a la hora de determinar la abundancia y composición
de especies dentro de los fragmentos ,61 afectando principalmente las
características del borde y la dispersión y conectividad entre parches . 4

La dispersión entre fragmentos es esencial para la permanencia a largo plazo de


las metapoblaciones ,66 y depende en gran parte de las características de la
matriz .60 Esta actúa como un filtro selectivo para el movimiento de propágulos y
animales, afectando la composición de especies en los fragmentos . 13 Su
estructura por ejemplo, puede alterar la dinámica colonización-extinción y dar
lugar a cambios en la densidad poblacional ,66 la estructura de los fragmentos67
y las interacciones inter-específicas .68 Por otro lado, la matriz puede influir en la
naturaleza y magnitud de los efectos de borde .13 Fragmentos y matrices
altamente contrastantes generan efectos de bordes más severos 69 y son más
impermeables al movimiento de los animales .70

Por otro lado, los remanentes de hábitat nativo no son necesariamente las únicas
partes del paisaje que proveen recursos relevantes para la permanencia de las
especies, ya que algunas son capaces de compensar la pérdida de hábitat
haciendo uso de los recursos presentes en la matriz .4 Mediante modelos de
simulación de ha demostrado que las especies generalistas (i.e. las que pueden
utilizar recursos de la matriz) alcanzan tamaños poblacionales mayores que las
especies especialistas .71 Asimismo, modelos similares muestran que
aumentando la calidad de la matriz (i.e. aumentado los recursos que aporta al
sistema) se incrementa la densidad poblacional dentro de los fragmentos . 72 De
este modo, la habilidad de las especies para utilizar recursos de la matriz puede
alterar la intensidad de los efectos de la fragmentación del hábitat.

Detección del impacto de la fragmentación[editar]

Los estudios acerca del impacto de la fragmentación pueden variar ampliamente


en sus resultados de acuerdo a los componentes que se incluyan en la
investigación. Esto explica por qué la literatura acerca de la fragmentación del
hábitat está repleta de ejemplos con resultados aparentemente contradictorios
que no pueden ser explicados teniendo en cuenta solamente las diferencias
entre ambientes o métodos utilizados .4 Estas diferencias destacan la amplia
cantidad de factores que pueden esconder o realzar los efectos de la
fragmentación.

Ejemplos de dichos factores pueden ser tanto los mecanismos que explican los
patrones observados a nivel de especie, como los atributos de las mismas que
determinan su susceptibilidad frente al proceso de fragmentación . 4 En general,
existe una serie de atributos que comúnmente se piensa que aumentan la
vulnerabilidad de las especies a la fragmentación, incluyendo tamaños
corporales grandes, baja movilidad o dispersión, tolerancia a la matriz,
dependencia de interacciones mutualistas y niveles tróficos altos .196173 De
hecho, se ha demostrado que la extinción de especies ocurre en un patrón
consistente y secuencial a medida que el área del fragmento disminuye,
indicando un gradiente en la vulnerabilidad a la extinción a través de las especies
.4 De esta forma, estudiar los impactos de la fragmentación en especies con
umbrales de extinción diferentes puede generar resultados aparentemente
contradictorios.

Asimismo, las especies comprenden un conjunto de atributos que están


fuertemente correlacionados61 y que pueden interactuar entre sí, y con los de
otras especies, modificando o magnificando sinérgicamente los impactos de la
fragmentación. Ejemplo de ello es la interacción planta-polinizador, ya que se ha
documentado que la pérdida y la fragmentación del hábitat pueden
significativamente alterar la naturaleza de las comunidades de polinizadores e
interrumpir la interacción .73

Por otro lado, existe un gran componente temporal en la manifestación de las


respuestas de las especies luego de la fragmentación, y dado que la mayoría de
los estudios de paisajes fragmentados por la acción del hombre se han llevado
a cabo en menos de cien años luego de la fragmentación, los efectos a largo
plazo son relativamente desconocidos .17 Mientras que a corto plazo se sabe que
los organismos que sobreviven al inmediato proceso de la pérdida de hábitat se
concentran en superficies mucho más pequeñas, generando efectos por
hacinamiento ,31 y de este modo incrementa la densidad poblacional y de
especies .74 Sin embargo, los fragmentos no son capaces de soportar a todos
los individuos y especies a largo plazo, lo que provoca una reducción progresiva
en la abundancia de especies a lo largo del tiempo . 31 Estas reducciones son
comúnmente llamadas deudas de extinción, y ocurren a medio y largo plazo ,75
describiendo un retraso temporal entre la pérdida del hábitat y el eventual
colapso de las poblaciones. La deuda de extinción se ilustra por correlaciones
negativas entre la riqueza de especies y la edad del fragmento . 76 Sin embargo,
varios estudios han encontrado lo contrario en fragmentos de edad intermedia 77
y prolongada ,78 lo cual sugiere que luego del impacto las comunidades podrían
alcanzar nuevos “equilibrios”.

Otro factor que puede influir en los impactos de la fragmentación es


la biogeografía e historia de los ambientes. La sensibilidad de las especies es
diferente según los distintos biomas, siendo particularmente baja en las zonas
templadas del hemisferio norte .79 Una posible explicación es la del filtro de
extinción ,80 que supone que la fragmentación en dichos biomas es lo
suficientemente antigua como para que las especies más vulnerables ya se
hayan extinguido. También se cree que las comunidades de regiones templadas
son más resistentes a los efectos de la fragmentación del hábitat que las
comunidades de regiones tropicales, debido a que las primeras están más
ampliamente distribuidas, ocurren en mayores densidades y tienen mayores
poderes de dispersión que sus contrapartes tropicales .1

Por último, hay que tener en cuenta que la fragmentación puede tener efectos
positivos para la biodiversidad, aunque estos pueden verse enmascarados por
los efectos negativos de la pérdida del hábitat .18 Por ejemplo, Huffaker81 llevó a
cabo experimentos que sugieren que la subdivisión de la misma cantidad de
hábitat en muchos parches pequeños puede favorecer la permanencia de
sistemas predador-presa. El planteó que la hipótesis de que la subdivisión
provee refugios temporales para las presas, donde estas pueden aumentar en
número y dispersarse hacia otros sitios antes de que el depredador o parásito
los encuentre; idea que puede trasladarse al proceso de fragmentación.

Fragmentación del hábitat y cambio climático[editar]

Modelos recientes han indicado que la pérdida y fragmentación del hábitat


pueden incrementar la susceptibilidad de las especies frente al aumento de la
temperatura y a la frecuencia de eventos climáticos extremos que derivan
del cambio climático global ,82 ya que cuando las poblaciones están aisladas su
área de expansión está restringida .8384 Esta restricción no permite que las
especies escapen de las condiciones desfavorables, una estrategia de
supervivencia típica de ciertos insectos .83 Como consecuencia de esta
estrategia, recientemente en Europa se ha extendido la distribución en el límite
norte de varias especies de mariposas como resultado del calentamiento global;
e incluso se espera una mayor expansión en el futuro .83 Este cambio en el rango
de distribución de las especies, es en realidad el resultado de la extinción de
poblaciones en los límites cálidos del área de distribución, y la colonización y
crecimiento de las poblaciones en los límites más frescos . 84 Dicha dinámica se
cree que es más veloz en regiones donde la estructura del paisaje permite la
dispersión, en comparación con regiones donde el paisaje está fragmentado. Es
decir, que a partir de la interacción asumida entre el cambio climático y la
fragmentación, se generarían grandes tasas de expansión en paisajes que
tengan alta cohesión espacial; aunque no existen estudios que soporten dicha
predicción .84

Un factor importante para tener en cuenta es que el cambio climático debe ocurrir
a una velocidad que permita la expansión y colonización de nuevos ambientes
antes de que la población proveedora de propágulos se extinga. Esta
coordinación depende a su vez de las características de las especies, como
puede ser el rango de dispersión de propágulos. Sin embargo, si las especies
necesitan de largos periodos de tiempo o numerosos eventos de colonización
para establecer nuevos asentamientos, la tasa de expansión será mucho menor
a la esperada según la capacidad de dispersión de la especie . 84 Asimismo, el
proceso de extinción-recolonización causa una distribución menos efectiva a
través del hábitat, y la mortalidad de los propágulos es alta, lo cual extiende el
tiempo de recuperación de las metapoblaciones. En conclusión, se puede decir
que la fragmentación del hábitat multiplica el impacto del cambo climático . 84

Implicancias para la conservación[editar]

Como se ha mencionado previamente, la modificación y la fragmentación del


paisaje constituyen uno de los temas más graves y urgentes dentro de la
ecología de la conservación .11 Por lo tanto, no sorprende que exista una gran
cantidad de estudios teóricos y observacionales .31 A partir de los mismos se han
propuesto distintas medidas, muchas de ellas potencialmente complementarias,
para mitigar o evitar las consecuencias negativas del proceso de fragmentación.

Una de las medidas más difundidas es la creación de reservas naturales.


Idealmente el propósito de las mismas es mantener un conjunto complejo de
procesos físicos, ecológicos, genéticos, comportamentales y evolutivos, y las
poblaciones compatibles que participan en los mismos .85 Frente a semejante
complejidad, las dificultades básicas en la planificación son: la cantidad, forma y
proximidad de las mismas; y la solución varía según la escala del esfuerzo de
conservación .1 Al intentar resolver dichas dificultades la teoría de la
fragmentación formó las bases del acronismo SLOSS (single large or serveral
small), despertando grandes controversias .13 A pesar del intenso debate, se
considera que las reservas de gran tamaño son superiores en cuanto a la
persistencia a largo plazo de las especies ,86 ya que retienen poblaciones de
mayor tamaño y el hábitat está menos expuesto a la degradación a través del
tiempo .87

Por otro lado, uno de los métodos obvios para frenar y compensar el avance de
las extinciones locales es la recolonización artificial, y para ello los recursos
genéticos constituyen una herramienta extremadamente útil. Estas
intervenciones además de ser necesarias para evitar las extinciones, permiten
asegurar la permanencia de un número suficiente de poblaciones locales y
preservar la variabilidad genética global; y existen dos estrategias básicas:
recolonizar con animales provenientes de una única gran población, o con una
mezcla de animales provenientes de varias poblaciones .34 Esta última puede
restablecer la variabilidad a nivel local, pero dado que las poblaciones
introducidas en general son pequeñas, esta variación puede ser rápidamente
perdida por deriva génica. Pero, incluso una temporaria infusión de variabilidad
genética puede ser beneficiosa. Otros factores a tener en cuenta son la
depresión por exogamia (e.i. la ruptura de genotipos adaptados por
recombinación) y la depresión por endogamia (como consecuencia del pequeño
tamaño poblacional), los cuales pondrían en peligro la población introducida en
las primeras generaciones hasta que se seleccionen y
establezcan genotipos adaptados nuevamente .34
A pesar de los riesgos en las primeras generaciones, la introducción de
poblaciones mezcladas permite que los alelos deletéreos se eliminen
por selección natural. Por otro lado, la introducción de individuos de una única
población no lo permite, por lo tanto cualquier característica puede fijarse por
endogamia poniendo en riesgo la población .34 Esto sugiere que es preferible la
liberación mezclada de un número de individuos idealmente cercano a
la capacidad de carga del sistema. Pero el proceso de recolonización continúa,
ya que la población liberada debe ser monitoreada genética y demográficamente
las primeras generaciones para detectar posibles depresiones por exo- o
endogamia .34

Desde otra perspectiva, se ha propuesto moderar los efectos negativos del


aislamiento de los fragmentos manteniendo la conectividad del paisaje mediante
matrices suaves, piedras angulares, y principalmente corredores biológicos .8844
En el contexto ecológico de la fragmentación el término corredor refiere a un
elemento de paisaje lineal compuesto por vegetación nativa que une parches de
vegetación nativa similar .88 Estas conexiones facilitan el movimiento de plantas
y animales entre los distintos parches, permitiendo que mayor cantidad de
especies existan y/o permanezcan por mayor tiempo del esperado según el
tamaño de los mismos; es decir que se incrementa el tamaño efectivo de los
fragmentos .16

La aptitud de los corredores como hábitat o posibles rutas de dispersión varía


según las especies. En el caso de los animales depende de los patrones de
alimentación, tamaño corporal, tamaño del territorio, grado de especialización
dietario, movilidad y comportamiento social. Asimismo, la percepción y uso de
los corredores por los animales difiere de acuerdo a las dimensiones físicas y al
contexto del paisaje .89

No obstante, no todas las consecuencias de los corredores son positivas, ya que


los mismos, por ejemplo, pueden facilitar la expansión de la distribución
de especies exóticas invasoras .90 Asimismo, a través de simulaciones se ha
demostrado que cuando la interacción hospedador-parásito es importante en la
dinámica del hospedador, el incremento en la conectividad del paisaje promueve
la transmisión del parásito, aumentando la probabilidad de extinción de la
metapoblación .91 Vale aclarar que modelos posteriores han indicado que los
beneficios de los corredores típicamente compensan o superan los riesgos de la
transmisión de parásitos .92 Por lo tanto, a pesar de algunos riesgos ecológicos,
al aumentar la conectividad del paisaje es más probable encontrar efectos
positivos que negativos en las especies nativas y procesos ecológicos . 11

Por último, vale la pena mencionar que se ha recomendado dejar de lado el


enfoque conservacionista a nivel de especies, para enfocarse en las condiciones
en las que las comunidades se desarrollan. Estas condiciones deben permitirle
a las poblaciones responder a disturbios a gran escala y adaptarse
genéticamente a dichos cambios .84 Para ello hay tener en cuenta que los
factores que influencian a las poblaciones son numerosos, y por ende, aquellos
planes de conservación que solo se basen en el área a preservar probablemente
se encuentren con un éxito limitado .93

ALTERACION QUIMICA

1.INTRODUCCION
Los procesos de deterioro de tipo químico pueden definirse como aquellos que
implican un cambio en la composición química global y/o mineralógica de la roca
original. Generalmente, estos procesos de alteración suponen la interacción de una
solución acuosa (y/o gases) con el material rocoso, produciendo una solución de
composición diferente de la inicial y un residuo de sólidos insolubles (fases minerales
secundarias, esto es, formadas en el proceso de alteración). El medio de alteración
transporta parte de los productos fuera del sistema rocoso, cambiando la composición
original del mismo.
Como para cualquier reacción química, los procesos de alteración químicos están
controlados por variables fisico-químicas (composición química y mineralógica de las
rocas, composición de las disoluciones acuosas y composición de los gases,
temperatura, pH, Eh,...). Es por tanto necesario un conocimiento preciso de estas
variables a la hora de describir los procesos de deterioro.
La composición de la roca original (e indirectamente sus características texturales
y estructurales) es un control decisivo sobre que tipo de proceso será operativo y sobre
el resultado del mismo. Por lo tanto, las distintas reacciones químicas se describen a
continuación en relación con los tipos de rocas sobre los que apliquen de manera
específica.

2.EQUILIBRIO QUIMICO
Los átomos que forman cualquier sistema fisico-químico tienden a ordenarse en
fases (minerales, soluciones líquidas y gaseosas) cuya composición y estructura
dependen de las condiciones ambientales bajo las que está sometido el sistema.
Cualquier ordenamiento particular de un sistema concreto en determinadas
asociaciones de fases puede permanecer estable o sufrir cambios hacia otro tipo de
ordenamiento distinto. La situación estable se denomina de equilibrio fisico-químico o
termodinámico. Por ejemplo, en un sistema en que coexistan agua y una sal bajo unas
condiciones ambientales determinadas, la condición de equilibrio se adquiere al
disolverse una cantidad definida de sal en el agua. Esta situación se mantendrá si las
condiciones ambientales no cambian, lo cual no implica que el sistema se comporte
estáticamente, esto es, que no exista movilidad de los átomos. De hecho, la condición
de equilibrio en un sistema se describe en términos de ecuaciones químicas, de manera
que los cambios que se producen en una dirección de la reacción son compensados con
los producidos en el sentido contrario. En el ejemplo anterior, una vez alcanzado este
estado de equilibrio se producirá un proceso de disolución de la sal que será
compensado por la precipitación de la misma cantidad de sal a partir de la disolución,
de manera que el sistema permanece sin cambios globales en las cantidades y
composiciones de la sal y la disolución. Esta condición de equilibrio se describe
definiendo las condiciones ambientales y las proporciones y concentraciones de las
fases.
El cambio de una o más de las variables implica una tendencia al cambio en el
ordenamiento de la materia. En el ejemplo anterior, se producirá un desplazamiento de
la reacción hacia la disolución o precipitación, según el caso. El nuevo ordenamiento
nace de la condición de desequilibrio del sistema para las nuevas condiciones, y se
detendrá cuando se alcance un ordenamiento nuevo en equilibrio para estas
condiciones. Así, para que un sistema alcance el equilibrio debe mantenerse sometido
a una condiciones constantes durante cierto tiempo, ya que las velocidades de las
reacciones que afectan al sistema no son muy elevadas. Si las condiciones cambian a
más velocidad que las velocidades de reacción, no dará tiempo a reorganizar la materia.
Por lo tanto, es importante tener en cuenta que las ecuaciones químicas indican los
cursos posibles de las reacciones químicas, pero no informan de las velocidades de las
mismas que son las que realmente determinan si la reacción es importante o no en los
procesos de alteración. Estos aspectos son tratados por la cinética de reacción.
Cualquier desviación de las condiciones de equilibrio en un sistema tiene como
resultado la transformación del sistema mediante uno o varios procesos fisico-químicos
que tienden a reorganizar la materia y restablecer el equilibrio. Esta reorganización se
realiza mediante cambios en la composición de las fases existentes, produciendo fases
nuevas, y/o destruyendo fases anteriores. Los procesos de deterioro que afectan a los
materiales pétreos utilizados como materiales de construcción y ornamentación
resultan de la condición de desequilibrio a que están sometidas a las asociaciones de
fases que constituyen las rocas bajo las condiciones del medio ambiente atmosférico.
No obstante, los procesos de alteración rara vez consiguen alcanzar el equilibrio en el
medio ambiente atmosférico, ya que el sistema no permanece cerrado químicamente y
la velocidad de cambio de las condiciones ambientales es mayor que las velocidades de
reacción.
En consecuencia, los factores cinético son muy importantes en la evaluación de
los procesos químicos. Su importancia queda manifestada en el hecho de que la mayoría
de los minerales que forman las rocas no son estables en las condiciones superficiales,
permaneciendo el ellas metaestablemente debido a las bajas velocidades de reacción a
baja temperatura. Aunque las bajas temperaturas a que se verifican los reacciones de
alteración condicionan bajas velocidades de reacción, este efecto se ve compensado por
la presencia de fases fluidas (soluciones acuosas y/o gaseosas) en la mayoría de las
reacciones. Esto último aumenta las velocidades de reacción ya que las velocidades de
difusión de las especies químicas incrementan de manera importante en presencia de
fases fluidas que sirven de transporte. Por ello, la presencia de fases fluidas es de crucial
importancia en el proceso de alteración de un material al servir de medio de transporte
de los productos de alteración. Así, si estos son retirados del sistema las reacciones
progresarán en la misma dirección, mientras que si permanecen en el mismo, el sistema
puede devenir cerrado y por lo tanto alcanzar el estado de equilibrio, llegándose a parar
la reacción.
Resumiendo, podemos establecer como características generales de los procesos
de alteración en el medio ambiente atmosférico las siguientes:
 Condiciones de desequilibrio en el material original, lo cual supone fuerte
tendencia al cambio de ordenación de la materia.
 Condiciones ambientales muy cambiantes, lo que supone ausencia de
equilibrio.
 Presencia de fases fluidas que interaccionan con el material, lo que supone
velocidades de reacción más elevadas que en su ausencia y capacidad de
transporte fuera del sistema de los productos de reacción.
 El sistema será por lo general abierto y no alcanzará el equilibrio, por lo que
las reacciones procederán en el mismo sentido, esto es, en el sentido de la
alteración. El resultado es que será imposible detener el proceso de deterioro.
A todo esto hay que añadir la acción de la contaminación y de ciertos organismos,
que en general suponen el aceleramiento de los procesos de alteración. Aunque los
efectos de la contaminación pueden tratarse al mismo tiempo que los procesos de tipo
químico, serán considerados aparte, al igual que los efectos debidos a la acción
organismos.
De los tipos de reacciones químicas operativas en los procesos de alteración,
la disolución es muy importante ya que los productos de reacción suelen ser
transportados fuera del sistema. La oxidación se producirá en los minerales que
presenten componentes químicos con estados de oxidación variables al ponerse en
contacto con el oxígeno atmosférico. Procesos de reducción son muy raros en el
ambiente superficial rico en oxígeno libre, aunque pueden ser operativos en relación
con ciertos procesos de origen orgánico. La hidrólisis es importante el los procesos de
alteración de silicatos. Otros tipos de reacciones son
la carbonatación, hidratación y quelación, aunque este último en relación con
procesos biológicos y de contaminación.

3.FACTORES FISICO-QUIMICOS
3.1.PRESENCIA DE AGUA
Los procesos de alteración que vamos a considerar son esencialmente reacciones
que tienen lugar en presencia de agua. El agua es un líquido poco usual. Es un
disolvente excelente, tanto por la variedad de sustancias que puede disolver como por
la cantidad de las mismas. La estructura de su molécula (H 2O) es la clave de este
comportamiento. Los dos átomos de hidrógeno están embebidos dentro del átomo de
oxígeno, por lo que la molécula es casi esférica y presenta un radio poco mayor que el
radio del oxígeno. El ángulo entre las líneas que unen los centros de los átomos de
hidrógeno con el centro del átomo de oxígeno es de 105o. Esta estructura resulta en una
molécula con distribución preferente de cargas. En y entre los átomos de hidrógeno se
concentra la carga positiva, mientras que la negativa lo hace en el polo opuesto. Por lo
tanto, la molécula de agua es un dipolo. Las atracciones electrostáticas de estos dipolos
hacen que las fuerzas cohesivas entre las moléculas de H2O sean mucho más fuertes
que las de otros líquidos. Por esto, para ser una sustancia de bajo peso molecular, el
agua presenta valores altos de puntos de fusión y ebullición. Además, sus buenas
cualidades como disolvente proceden de esta misma causa, ya que los iones son atraídos
por los polos de carga opuesto de las moléculas de agua, permitiendo su dispersión en
el líquido.
3.2.POTENCIAL IÓNICO
Como acabamos de ver, los iones en solución atraen las moléculas de agua; los
cationes atraen los polos negativos y los aniones los positivos. El número de moléculas
de agua que puede atraer un ión determinado será función de su radio y su carga. A
mayor radio y carga, mayor número de moléculas atraídas. Sin embargo, el factor
esencial es la intensidad de las cargas eléctricas en la superficie externa de los iones,
que puede describirse como el potencial iónico. Este valor es la relación entre la carga
de un ión (Z) y su radio (r). Por lo tanto, la tendencia a la hidratación de un ión en
solución y su comportamiento puede medirse por su potencial iónico (Figura 1):
 Los cationes con potencial iónico bajo (menor de 3), tales como los alcalinos
(Na+, K+) y alcalinotérreos (Ca2+, Mg2+), atraen con intensidad moderada a las
moléculas de agua, permaneciendo en solución durante los procesos de
alteración.
 Los cationes con potencial iónico intermedio (3-12), tales como Al3+, Fe3+ y Si4+,
atraen con mayor fuerza las moléculas de agua, pero al mismo tiempo repelen
con mayor fuerza los átomos de hidrógeno de las mismas, pudiendo forzar el
desprendimiento de uno de ellos. Se forma así una molécula de (OH)–, cargada
negativamente, que se combina con el catión para formar un hidróxido
insoluble que precipita (e.g., Al(OH)3, Fe(OH)3). Por esta razón, este tipo de
cationes suelen formar precipitados por hidrólisis, que son muy poco solubles.
 Los cationes con potenciales iónicos más elevados (más de 12), tales como C+4,
N+5 y S+6, repelen con tal fuerza a los átomos de hidrógeno de las moléculas de
agua, que todos ellos son desprendidos de las mismas. Los iones de oxígeno
libres se combinan con los cationes, formándose moléculas de oxiácidos (e.g.
CO3=, NO3–, SO4=). Por esta razón estos elementos son de nuevo solubles bajo la
forma de aniones complejos.

Figura 1. Separación de los cationes en términos de potencial iónico (carga/radio).

3.3.CONCENTRACIÓN DE IONES HIDRÓGENO (pH)


La concentración de iones hidrógeno del agua es de gran importancia en las
reacciones de alteración. El ión hidrógeno (H+) está siempre presente en cualquier
disolución acuosa. Esto se debe a que el agua tiende a disociarse en cierta proporción
según la reacción:

H2O = (OH)– +
H+ (1)
que tiene una constante de ionización (a 25 oC) de:

K = [H+]*[OH–]/[H2O] = 1.82*10-
16 (2)
Puesto que la concentración de las moléculas de agua es muy alta comparada con
las concentraciones de los iones hidrógeno e hidroxilos, la constante de ionización o de
disociación suele expresarse exclusivamente en términos del producto de las
concentraciones de los iones hidrógeno e hidroxilos. En este caso, la constante se
denomina constante del producto iónico del agua, esto es (a 25 oC):

Kw = [H+]*[OH–] = 1.008*10-14  10-


14 (3)

[H+] = [OH–
]/Kw (4)
Estas relaciones no son constantes, sino que dependen de las sustancias disueltas
en el agua (ácidos o bases) y de la temperatura. Así, el agua se denomina neutra cuando
presenta [H+] = [OH–] (= 10-7 a 25 oC), agua ácida cuando [H+] > [OH–] (>10-7 a 25 oC), y
agua básica cuando [H+] < [OH–] (<10-7 a 25 oC). Para expresar las variaciones posibles
en las concentraciones de los iones hidrógeno e hidroxilo (que varían de 1 a 100 billones)
se establece el potencial de hidrógeno o pH, que se define como:

pH
= log[H+]
(5)
de manera que una disolución neutra presenta un pH igual a 7, una ácida de 0 a 7, y
una básica de 7 a 14 (a 25 oC).
La solubilidad de muchas sustancias están fuertemente influenciadas por el pH.
Especialmente importante es en el caso de la precipitación de hidróxidos. Así por
ejemplo, la solubilidad del hierro es 100000 veces mayor a pH = 6 que a pH = 8. Por lo
tanto, el hierro puede disolverse en soluciones débilmente ácidas y precipitar como
hidróxido de Fe3+ si la solución se convierte en básica. Las solubilidades del Al y Si
también están fuertemente condicionadas por el pH (Figura 2), lo cual influye en el tipo
de alteración en rocas silicatadas. En condiciones muy ácidas (pH<4) el aluminio es más
soluble que el silicio, lo que supone que el Al puede ser transportado fuera del sistema
rocoso dejándolo enriquecido en Si y formándose geles de sílice. Entre pH de 5 y 9 el Al
es virtualmente insoluble, pero la solubilidad del Si aumenta al aumentar el pH. Bajo
estas condiciones, el residuo puede hacerse cada vez más rico en Al, formándose
minerales de las arcillas y/o hidróxidos de Al.
En la Figura 3 pueden observarse las condiciones de pH de algunos tipos de aguas
naturales. Las condiciones apropiadas para la alteración de materiales pétreos en el
ambiente atmosférico está señalada por una línea, que hacia la parte inferior del
diagrama se señala discontinua para indicar condiciones poco probables. No obstante,
hay que tener en cuenta que la contaminación atmosférica puede distorsionar este
campo, pudiendo alcanzarse valores de pH bastante bajos (menores de 4).
Figura 2. Solubilidad de sílice y alúmina en función del pH (Tomado de Mason, 1966).

3.4.POTENCIAL DE OXIDACIÓN-REDUCCIÓN (Eh)


Muchos elementos se presentan en estados de oxidación variables. El más común
y abundante es el hierro, que se presenta como metal nativo (Fe), compuestos de
ferrosos (Fe2+) y férricos (Fe3+). Otros elementos son Mn (2,3,4), S (-2,0,6), Cu (0,1,2), Co
(2,3), etc.
La estabilidad de un elemento en un estado de oxidación determinado depende
del incremento de energía involucrado en las pérdidas o ganancias de electrones. Una
medida cuantitativa de este cambio de energía lo aporta el factor llamado potencial de
oxidación-reducción o potencial redox, simbolizado como Eo o Eh.
El valor del potencial de oxidación de cualquier reacción redox se establece en una
escala relativa respecto de la energía involucrada en la reacción:

H2 = 2H+ +
2e – (6)
Esto es, la energía necesaria para liberar dos electrones de una molécula de hidrógeno
gaseoso es tomada como estándar de comparación, por lo que el valor del potencial
redox de esta reacción se fija en 0.00 eV, extendiéndose la escala de Eh a valores
positivos y negativos. A medida que el valor de Eh se hace menor, la energía necesaria
para desplazar la reacción hacia la pérdida de electrones (esto es, en el sentido de la
oxidación) se hace menor. Este tipo de reacciones no se producen aisladamente, sino
que están acopladas en pares, de manera que al oxidarse un compuesto, se reduce otro.
Por ejemplo:

4(OH)– = O2 + 2H2O + 4e– (Eh =


0.40) (7)
Fe(OH)2 + (OH)– = Fe(OH)3 + e– (Eh = -
0.56) (8)
restando 4(8) - (7):
4Fe(OH)2 + O2 + 2H2O =
4Fe(OH)3 (9)
de manera que el hierro se oxida, perdiendo 4 e– que son tomados por las dos moléculas
de O2, que se reducen. El oxígeno, por lo tanto, es oxidante en esta reacción.
Cualquier otro par de ecuaciones se pueden acoplar en los procesos de oxidación-
reducción. En estas reacciones, la forma reducida de cualquier ecuación tiene la
suficiente energía para reducir la forma oxidada de otra ecuación con potencial redox
mayor.
Los valores de potenciales de oxidación varían con la concentración de las
sustancias reactantes. Estas variaciones con la concentración son de especial
importancia en las reacciones que involucran iones hidrógeno o hidroxilos. Por lo tanto,
las variaciones en el pH, indicativas de variaciones en las concentraciones de H+ y (OH)–
, producen cambios en los valores de Eh de las reacciones en consideración. En general,
el incremento del pH (o sea, a medida que la concentración de H+ desciende) para una
misma reacción supone una disminución de los valores de Eh. Además, para
condiciones variables de pH pueden producirse inversiones en las capacidades relativas
de reducción-oxidación de un par de reacciones concretas.
Las condiciones de Eh del medio ambiente determinan las reacciones que pueden
tener lugar. Así, en el medio ambiente atmosférico, las reacciones que pueden tener
lugar están teóricamente limitadas a aquellas cuyos valores de Eh estén comprendidos
entre 1.23 y 0.00 eV, los valores de Eh de las reacciones de descomposición del agua
(Figura 3):

2H2O = O2 + 4H+ + 4e– (Eh =


1.23) (10)
2H+ +2e– = H2 (Eh =
0.00) (6)
Los valores de Eh de estas dos ecuaciones son para valores de pH = 0 (esto es,
concentración de H+ = 1) y 25 oC de temperatura. El cambio del Eh en función del pH, a
25 oC, es de 0.06 eV por cada unidad de pH. La mayoría de las aguas que interaccionan
en el medio ambiente presentan valores de pH entre 4 y 10. Para unas condiciones
neutras (pH = 7), los valores de Eh de las reacciones (10) y (6) son 0.82 y -0.41 eV
respectivamente, lo que indicaría que los potenciales redox del medio ambiente en esas
condiciones de pH y temperatura (25 oC) deberían estar entre esos márgenes. Sin
embargo, el hecho de que los procesos de alteración de los materiales pétreos utilizados
como materiales de construcción se produzcan en el ambiente atmosférico, esto es, con
oxígeno libre, asegura unas condiciones de Eh oxidantes independientemente de los
valores de pH, y por lo tanto más próximas a los valores de la reacción (10) para cada
valor de pH.
Los procesos de disolución y transporte de elementos que presentan varios
estados de oxidación están fuertemente controlados por los potenciales de oxidación del
medio. Como hemos visto, los valores de los potenciales redox de muchas reacciones de
oxidación descienden al aumentar el pH, lo cual supone que a medida que las soluciones
son más alcalinas (pH>7) la oxidación será más rápida.
Figura 3. Aguas naturales en relación con Eh y pH (tomado de Henderson, 1982).

4.TIPOS DE REACCIONES QUIMICAS


A continuación se describen brevemente los tipos más importantes de reacciones
químicas que afectan a los materiales pétreos. La mayoría de estas reacciones incluyen
al agua como fase activa, produciéndose iones que entran en solución, por lo que estas
reacciones pueden considerarse globalmente como reacciones de disolución. Por lo
tanto se analizarán las reacciones de disolución globalmente, y subsecuentemente se
subdividirán en tipos específicos.
La disolución, entendida como ataque químico del agua, es el estadio principal de
la alteración química. Puede tener lugar en superficies expuestas al agua de lluvia, o en
una delgada película de agua adsorbida alrededor de las partículas sólidas en el interior
del material. La cantidad de disolución o alteración depende de la solubilidad del sólido
y de la cantidad de agua que atraviesa la superficie expuesta a la disolución.
Los minerales pueden disolverse en el reactante acuoso vía dos tipos de
reacciones:
Reacciones de disolución congruente, en las que el mineral es disociado y entra
en disolución en forma de iones simples, como por ejemplo:

ClNa + H2O = Cl– + Na+ +


H2O (11)
o en forma de iones complejos generados por reacción con el agua, como por ejemplo:
CaCO3 + H2O = (HCO3)– + Ca2+ +
OH
– (12)
En este tipo de reacciones el sólido entra en la disolución directamente, sin formar
otras fases producto de reacción, siendo el caso de las sales solubles, de algunos
silicatos simples y de la calcita.
Reacciones de disolución incongruente, en las que el mineral reacciona con el
agua, descomponiéndose en una fase sólida distinta de la reactante y en especies
químicas que entran en solución, como por ejemplo:

MgCO3 + 2H2O = Mg(OH)2 + (HCO3)– +


H + (13)
Este segundo tipo es el caso de silicatos complejos y algunos carbonatos.
Cuando el mineral se disuelve vía reacciones de disolución congruentes en forma
de iones simples el proceso de denominan simplemente de disolución. En el caso de
que el mineral entre en solución vía reacciones congruentes o incongruentes en forma
de iones complejos formados por reacción con el agua, como serían los casos de los
silicatos y algunos carbonatos, el proceso se denomina de hidrólisis. En realidad todas
las reacciones de disolución son reacciones de hidrólisis, ya que el agua reacciona en
mayor o menor medida con el sólido, variando las condiciones de pH de la solución. No
obstante, suele reservarse el concepto de hidrólisis para las reacciones donde el agua
reacciona con el catión de la sal para producir un compuesto generalmente poco soluble.
Un caso particular de disolución congruente es la disolución de carbonatos
(esencialmente calcita), donde el agua y CO2 intervienen para formar iones complejos
que reaccionan con el carbonato. Dada su importancia, este tipo de procesos se
consideran a parte como disolución de carbonatos.
Otro caso particular de disolución es la carbonatación de silicatos, donde el agua
y CO2 de nuevo intervienen para formar iones complejos que atacan los silicatos
formándose ácidos de C de manera similar a la disolución de carbonatos. Este tipo de
ataque a silicatos puede ser significativo en ambientes ácidos contaminados,
denominándose carbonatación.
Un tipo de reacciones donde generalmente entra el agua como agente activo,
aunque a veces puede no intervenir, son las reacciones de oxidación-reducción. Estas
reacciones afectan a los minerales que contienen elementos con estados de oxidación
variables, aunque el más importante es el Fe (Fe+2 y Fe+3). Así, estos minerales con Fe2+,
como sulfuros de Fe (pirita), óxidos de Fe (magnetita), silicatos de Fe (piroxenos, olivino)
y material artificial variado donde el Fe2+ sea un componente esencial, presentarán estos
procesos de óxidación.
Otro tipo de reacciones particulares son las reacciones de quelación, donde
entran en reacción el agua y el CO2. Este tipo de reacciones químicas están relacionado
con la actividad orgánica de ciertas plantas y líquenes, por lo que se tratan en otro
capítulo.

4.1.DISOLUCIÓN DE SALES
Como hemos visto, la disolución la consideramos como el proceso de disociación
de un compuesto en sus iones simples constituyentes. Este tipo de procesos se da
esencialmente en las sales solubles via reacciones de disociación tales como (Sólidos =
iones libres):

NaCl = Na+ +
Cl– (11)
CaSO4 = Ca2+ +
(SO )4 = (14)
CaCO3 = Ca2+ +
(CO )
3 = (15)
Generalmente la solubilidad de las sales es mayor al aumentar la temperatura,
aunque en algunos casos esta tendencia puede invertirse, como en el caso del yeso cuya
solubilidad máxima está en torno a 40 oC (Figura 4); en otros casos, la solubilidad
desciende con la temperatura, como en el caso de la calcita (Figura 5). Por otra parte,
para las mismas condiciones de P y T, los distintos compuestos tienen solubilidades
distintas; así, la halita es más soluble que la anhidrita y esta última más soluble que la
calcita. En la Tabla 1 se expresan las solubilidades de distintos minerales. La presencia
de sales solubles en los materiales, ya sean de origen primario (morteros de yeso o
mixtos, alabastro,...), o secundario, ejerce una fuerte influencia en el deterioro del
material.

Figura 4. Solubilidad del yeso en agua en función de la temperatura (tomado de


Winkler, 1973).

En primer lugar hay que considerar la propia disolución de las sales, que genera
pérdidas importantes de materia si el medio acuoso está en contacto con la superficie
atmosférica. Cuanto mayor sea la cantidad de agua que circula por el material y su
velocidad, y menor sea su grado de saturación, mayor será la tasa de disolución de las
sales y la pedida de materia. Esto se debe a que si el agua circula por el sistema poroso,
accediendo al exterior, será poco probable alcanzar el grado de saturación, por lo que el
sistema no alcanza el equilibrio y las reacciones de disociación no se interrumpen,
continuando desplazadas hacia los productos de reacción. Además, si la disolución
original es diluida para las condiciones ambientales bajo las que se produce la
disolución, las reacciones de disolución son más rápidas. Si además consideramos altas
velocidades de circulación del agua, la disolución aumenta rápidamente (Figura 6).
Figura 5. Solubilidad de la calcita en función del CO2 disuelto en la atmósfera y la
temperatura (tomado de Winkler, 1973).

Figura 6. Influencia del flujo de agua en la tasa de disolución de calizas por soluciones
diluidas de HCl (Tomado de Winkler, 1973).

Por lo tanto, las zonas de los materiales expuestas a cantidades importantes de


disoluciones diluidas y con rápida circulación son las más propensas a la disolución,
tales como paramentos expuestos al agua de lluvia, cornisas, fracturas abiertas, etc.
Por esto hay que evitar la utilización de materiales salinos (esencialmente yeso) en zonas
expuestas al exterior. En las partes interiores del sistema poroso, se producirán
disoluciones importantes sólo en las zonas bajas, donde el ascenso capilar puede ser
intenso, aunque normalmente las sales vuelven a precipitar dentro del sistema poroso
o formando eflorescencias y costras externas por evaporación, por lo que el proceso de
pérdida de materia por disolución es más lento. En cualquier caso, debe recordarse que
las características climáticas del medio (esencialmente pluviosidad) son críticas.
En segundo lugar hay que considerar el efecto químico que la presencia de sales
tiene en el sistema poroso de las rocas. Como ya se sabe, las sales son compuestos
iónicos muy higroscópicos, esto es, tienen gran facilidad de adsorber agua es su
superficie. Esta película de agua se satura en la sal con la que está en contacto, lo que
facilita el intercambio iónico con minerales adyacentes aumentando la disolución de los
mismos. Este efecto es más acusado cuanto más soluble sea la sal. Un ejemplo sería la
interacción del NaCl con CaCO3. La película de agua superficial de la halita se satura
en NaCl; el Na+ de la disolución puede difundirse a través de ella y entrar en contacto
con la calcita, de manera que se intercambia Ca del carbonato por Na de la disolución;
de esta manera se disuelve el carbonato cálcico y se forma carbonato sódico, que es
muy soluble. El proceso se detiene cuando se alcanzan las condiciones de equilibrio,
esto es, cuando la solución se satura en NaCl, Na2CO3 y CaCO3, aunque si la película de
agua está en contacto con una solución no saturada en circulación, el sistema no alanza
el equilibrio y contínua hasta la completa disolución del carbonato o la sal.

4.2.DISOLUCIÓN DE LOS CARBONATOS


Muchos carbonatos sufren meteorización química por disolución congruente a
través de ataque ácido. El ácido se forma por reacción entre el dióxido de carbono (CO 2)
procedente de la atmósfera o de la respiración orgánica y el agua. Esta reacción es la
siguiente:

CO2 + H2O = (HCO3)– +


H + (16)
La reacción de disolución congruente puede escribirse (utilizando la calcita como
ejemplo):

CaCO3 + H2O = (HCO3)– + Ca2+ +


OH– (12)
despejando H2O de (16) y sustituyéndolo en (12) tenemos:

CaCO3 + (HCO3)– + H+ = (HCO3)– + Ca2+ + OH– +


CO2 (12’)
que puede simplificarse en:

CaCO3 + H+ = Ca2+ + OH– +


CO2 (12’’)
o finalmente en:

CaCO3 + H+ = Ca2+ +
(HCO ) 3 – (17)
De estas ecuaciones se deduce que existe una relación directa entre las cantidades
de CO2 y CaCO3 disueltas en el agua, o también, que cuanto más ácida es la disolución,
mayor es su capacidad de disolver CaCO3.
Si se considera un sistema en equilibrio a una presión constante (fijada en nuestro
caso a 1 atm), existirá una relación entre la concentración (o presión parcial) de CO2 en
la atmósfera y la cantidad de carbonato disuelto en el agua en equilibrio con la misma.
Esto se debe a que la concentración de CO2 en el agua es función de su concentración
en la atmósfera. En la Figura 7 se observan las relaciones entre la cantidad de CO2 en
la atmósfera y las solubilidades máximas de CO2 en agua en equilibrio con la atmósfera
para distintas temperaturas. Puede apreciarse como para una misma cantidad de
CO2 en la atmósfera, la cantidad disuelta en agua disminuye con la temperatura, y que,
lógicamente, la cantidad de CO2 disuelta en el agua aumenta con la cantidad de CO2 de
la atmósfera. En la Figura 5 se proyectan en escalas logarítmicas las concentraciones
de CO2 en la atmósfera y de CaCO3 en agua para distintas temperaturas. Se observa
que, a una temperatura dada, a medida que aumenta la cantidad de CO2 aumenta la
cantidad de CaCO3 disuelto, y que para una misma cantidad de CO2, la cantidad de
CaCO3 disminuye con la temperatura. Esto mismo puede observarse en la Figura 8,
donde la presión parcial de CO2 se proyecta respecto de la cantidad de CaCO3 disuelto
a la temperatura de 16.1 oC.

Figura 7. Solubilidad de CO2 en el agua en función del CO2 disuelto en la atmósfera y la


temperatura (tomado de Winkler, 1973).

El tratamiento preciso de los procesos de disolución de carbonatos incluye una


serie de reacciones distintas de las anteriores (16) y (17), y es bastante complicado ya
que entran muchas variables que modifican las cantidades disueltas de las distintas
especies. Estas ecuaciones son las siguientes (los valores de logK son para 25 oC):

CaCO3 = Ca2+ + (CO3)= (logK = -


8.3) (18)
H2CO3 = H+ + (HCO3)– (logK = -
6.4) (19)
(HCO3)– = H+ + (CO3)= (logK = -
10.3) (20)
H2O = H+ + (OH)– (logK = -
14) (21)
CO2 + H2O= H2CO3 (logK =
6.48) (22)
Las variables involucradas son la temperatura, presión (en nuestro caso se puede
asumir constante 1 atm), presión parcial de CO2, y la concentración de [H2CO3], [(HCO3)–
], [(CO3)=], [H+], [(OH)–], y [Ca2+]. El tratamiento en equilibrio esta serie de ecuaciones
químicas permite conocer las concentraciones de las distintas especies químicas en
solución si fijamos el resto de las variables (P, T y PCO2). Por ejemplo, los cálculos a 25 oC
indican que la concentración de Ca2+ unas tres veces mayor (10-3.4) en una solución en
equilibrio con la atmósfera (presión parcial de CO2 atmosférico de 3.16*10-6 atm,
correspondiente a una concentración de 0.034 g/l [1], y pH = 8.4), que en una solución
sin aporte externo de CO2 ([CO2] = 0 g/l, pH = 10).
El tratamiento en equilibrio informará por lo tanto de las condiciones de
saturación de las disoluciones, esto es, de las cantidades máximas de calcita que puede
disolverse bajo unas condiciones dadas. Se pueden llegar a conocer las condiciones de
pH ([H+]) y la cantidad de Ca2+ disuelto en equilibrio de las soluciones saturadas para
distintas temperaturas. En base a estos cálculos se pueden predecir las condiciones de
disolución y precipitación de los carbonatos. A mayor cantidad de CO 2 disuelto, menor
pH y menor temperatura, la solubilidad es mayor. Las curvas de Trombe (Figura 9)
reflejan estas relaciones. Las aguas que se localizan en el campo subsaturado para las
condiciones de pH y temperatura medidas se denominan "agresivas" (punto B del
diagrama), dado que pueden disolver más cantidad de material. El resto de las agua se
denominan saturadas (punto A). Estas curvas pueden dar una idea del grado de
agresividad de una disolución determinada.
Para establecer relaciones cuantitativas precisas hay que asegurarse de las
siguientes premisas:
 El sistema está en equilibrio.
 Deben conocerse las condiciones bajo las que se produjo la disolución.
 Las reacciones de disolución del carbonato son las anteriores.
 No existen otras reacciones independientes que puedan afectar al pH.
Estas constricciones afectan de distinta manera según la disolución proceda en
la superficie de los materiales o en el interior del sistema poroso.
En el primer caso, es poco probable que el sistema esté en equilibrio, dado que las
condiciones son muy cambiantes en pequeños intervalos de tiempo. Además, el agua
superficial no suele estar en contacto con los materiales durante el tiempo suficiente
para equilibrarse. En consecuencia, los cálculos anteriores son sólo indicativos de las
cantidades máximas de carbonato que puede ser disuelto.

Figura 9. Curvas de Trombe a distintas temperaturas y con proyección de algunas


aguas naturales.
En el segundo caso, si el agua contenida en el sistema poroso está suficiente
tiempo en contacto con el material, es probable que se consiga el equilibrio. Sin
embargo, las condiciones bajo las que tiene lugar la disolución suelen ser mal conocidas,
dado que no existe acceso directo a las disoluciones contenidas dentro del sistema
poroso. Si además existe conexión con el exterior, tanto atmosférico como con la fuente
subterránea, es probable que existan gradientes de temperatura y/o de presión parcial
de CO2, por lo que las tasas de disolución serán variables según los puntos del sistema
poroso. Si existen además mezclas con aguas externas de composición distinta puede
producirse lo que se denomina corrosión por mezcla de agua. Este fenómeno deriva de
que las relaciones entre las cantidades de CaCO3 y CO2 disueltos en equilibrio el agua
no guardan una relación lineal, sino exponencial. Estas relaciones se aprecian en la
Figura 10. Así, si dos tipos de agua se mezclan se puede producir corrosión, aunque
ambas estuviesen originalmente en equilibrio. Supongamos dos soluciones saturadas
representadas por los puntos A y B. Cuando se mezclan, la composición resultante
estará en algún lugar de la recta AB, en función de las proporciones relativas de la
mezcla. Supongamos que la mezcla se proyecta en C. Este água no está en equilibrio, y
por lo tanto debe liberar CO2 o disolver más CaCO3 para permanecer en equilibrio. De
esta manera, la disolución del carbonato es posible, aún si no existe aporte externo de
CO2. Las muestras L y M son sobresaturadas respecto al Ca2+, por lo que no producirán
corrosión por mezcla, aunque bajo algunas circunstancias, como las que representan
los puntos X e Y si puede producirse. La presencia de aguas sobresaturadas en
CaCO3 respecto del CO2 es relativamente común, ya que la difusión del CO2 fuera de la
disolución para reequilibrarse con otras condiciones es mucho más rápida que el
depósito de calcita.
En resumen, la historia completa del agua en contacto con el material pétreo
generalmente no podrá ser conocida lo suficientemente bien como para aplicar el
tratamiento en equilibrio de manera precisa.

Figura 10. Representacción de la corrosión por mezcla de agua.


Otro aspecto que influye notablemente en la disolución de los carbonatos es el
efecto de la actividad orgánica. Es muy posible que ciertas reacciones de quelación sean
operativas bajo condiciones variadas, de forma que las tasas de disolución reales
pueden ser contradictorias con las predichas por el tratamiento en equilibrio si se
comparan distintos ambientes.
En cualquier caso, los procesos de disolución son el mecanismo de ataque químico
más importante en carbonatos. Su efecto se deja notar más intensamente en las áreas
polucionadas donde el contenido de CO2 es mayor y en zonas húmedas y frías, donde la
capacidad de disolución del CO2 es mayor. Las formas de deterioro más comunes son
disoluciones preferentes a lo largo de todo tipo de discontinuidades de las rocas calizas
(e.g., fracturas, estilolitos, contactos entre bloque, cornisas, etc). Además, en el interior
del material se producen pérdidas de materia con la consiguiente pérdida de cohesión.
Costras, recristalizaciones de cementos carbonatados, eflorescencias y
subeflorescencias, son formas de deterioro relacionadas con la precipitación de los
carbonatos. En este sentido, las costras y eflorescencias, formadas a partir de
soluciones saturadas o sobresaturadas provenientes del interior de la roca por
reequilibración con el ambiente atmosférico externo y evaporación, pueden no
redisolverse en el ambiente externo debido a los problemas antes mencionados de
ausencia de equilibrio, aún cuando el ambiente externo fuese más agresivo.
Independientemente de los controles medioambientales, existe otro tipo de control
propio del material, y es el referido a la composición del mismo. Por ejemplo, la presencia
pequeñas cantidades de Mg en la calcita (menos del 1% respecto del contenido en Ca)
incrementa el pH de una solución en equilibro en cerca de 0.1 unidades, por lo que la
capacidad de disolución aumenta para una cantidad fija de CO 2. Sin embargo, cuando
el contenido de Mg aumenta más, ocurre lo contrario, de manera que la capacidad de
disolución disminuye. Si en vez de calcita, el carbonato es dolomita, la capacidad de
disolución es mucho más baja (Tabla).
Los carbonatos pueden contener algunos metales pesados en concentraciones
muy bajas (se denominan trazas, por debajo de 0.1 - 0.01 % en peso) que tienen un
importante efecto en la solubilidad. Los estudios al respecto indican que la presencia de
estos elementos tiene un efecto inhibidor de la disolución. Esto puede observase en la
Tabla 2, donde las concentraciones de Ca disuelto descienden a medida que aumenta
el contenido de escandio (Sc), uno de los metales con mayor poder de inhibición
conocidos. De hecho, la calcita parece que no continúa disolviéndose aún a pesar de
que la solución no llega a la saturación para las condiciones experimentales (1 atm PCO2).
Así, la solubilidad de la calcita parece reducirse a la mitad con sólo un 0.2 % de Sc
respecto del Ca en la calcita. Los metales que actuan de esta manera son los siguientes,
en orden decreciente de efectividad: Pb, La, Y, Sc, Cd, Cu, Au, Zn, Ge, Mn. Algunos,
como el Pb, Sc y Cd, son comunes en los carbonatos.

Alteración química o meteorización química del


material geológico.
A diferencia de lo que ocurre en el proceso anterior de meteorización física en
la meteorización química se produce una modificación en la composición
química de los minerales. Cómo la alteración se desarrolla más intensamente
cuanto menor es el tamaño de las partículas de los minerales, la meteorización
química está más presente después de que actúe la meteorización física.

En contacto con el oxígeno del aire, y sobre todo con el agua (con su poder
potenciado en el suelo porla presencia de carbónico y ácidos orgánicos
disueltos), los minerales de las rocas se alteran. Por otra parte, los organismos
atacan a los minerales para extraer elementos nutrientes (K, Ca, Mg...) y
transforman a los minerales.

La alteración química del material original, se encuentra ampliamente


desarrollada en los suelos y se puede poner de manifiesto simplemente
comparando la mineralogía inicial de la roca frente a la mineralogía del suelo
que se forma a partir de ella*.

Los principales procesos de alteración química son:

Disolución. Afecta sólo a aquellos compuestos que son directamente


solubles en agua (sin desarrollo de reacción química previa; los enlaces entre
las moléculas de H2O y los iones del mineral son más fuertes que los que se
presentan internamente en el mineral). Se trata de sales muy solubles,
concretament más solubles que los carbonatos y el yeso, como es la halita,
silvina, epsomita, natrita... Es un proceso importante en los clima áridos y en
suelos formados a partir de sedimentos evaporíticos (ricos en sales solubles)

NaCl + H2O ==> Cl- + Na+ + H2O

halita disolución

Hidratación. Las moléculas de agua son atraídas por los desequilibrios


eléctricos quedando fijadas en los constituyentes edáficos.

CaSO4 + 2H2O ==> CaSO4.2H2O

anhidrita yeso

Hidrólisis. Reacción química de los H+ y OH- del agua que se intercambian


con los cationes y aniones de los minerales llegando en los casos extremos a
destruir por completo a los minerales. Es el proceso más importante de la
meteorización química. Afecta especialmente a los minerales de reacción
ácida/básica débil como los silicatos. Las uniones entre los cationes M (Mg,
Al, Fe...) y el Si con el O son rotas por los hidrogeniones y los cationes M son
liberados de las estructuras de los minerales.

KAlSi3O8 + H2O ==hidrólisis ==> HAlSi3O8 + K+ + OH-

(sólido) (líquido) (sólido) (disolución)


2HAlSi3O8 + 11H2O ==hidrólisis==> Al2O3 + 6H4SiO4

(sólido) (líquido) (sólido) (disolución)

O espresado más esquemáticamente:

Si - O - M + H+ = Si - OH- + M

Reacción ácida. Cuando las aguas van cargadas de ácido carbónico se


pueden atacar a las rocas calizas disolviéndolas

CO2 + H2O ==> H2CO3

H2CO3 + CaCO3==> Ca2+ + 2HCO3-

(ácido) (calcita; sólido) (disolución)

El agua de lluvia al
pasar por la
Este agua con ácido carbónico disuelto ataca a estas
atmósfera se carga
calizas de la Sierra de Cazorla disolviéndolas.
de CO2 y se
acidifica.

Oxidación/reducción. Alteración química de los materiales del suelo por


pérdida o ganancia de electrones de sus iones constituyentes. Normalmente
los minerales se oxidan en el suelo (se han formado en los materiales
geológicos originales en un medio pobre de oxígeno por lo que presentan sus
iones en forma reducida y al contacto con el oxígeno del aire del suelo se
oxidan). No obstante en los suelos permanentemente saturados en agua la
tendencia, por el contrario, es de reducción.

Fe2+ + 3H2O <==> Fe(OH)3 + 3H+ e-

4FeO + O2 + 2H2O ==> 4FeOOH

(óxido ferroso; sólido + oxígeno + agua) ==> (hidróxido férrico; goethita;


sólido)

la oxidación del Fe2+ a Fe3+ es


omnipresente
Si se está receptivo, en cualquier
momento de la vida cotidiana puede
surgir una imagen que sirva para
aclarar un concepto edafológico.
Caso 2. Oxidación del Fe.

Lo que acabamos de exponer se refiere fundamentalmente a la fracción


mineral, pero el material orgánico también sufre una intensa transformación.

En el caso concreto de la materia orgánica la alteración puede conducir al


desarrollo de dos procesos distintos: humificación y mineralización. Ambas
inicialmente tienen una misma vía de actuación, la transformación de los
restos vegetales y animales al morir, pero desembocan en dos resultados
completamente distintos. La humificación engloba a una serie de procesos de
alteración entre productos orgánicos, es decir que siempre se conserva la
estructura orgánica. Por tanto la humificación conserva el material orgánico
en el suelo, forma el humus. Por el contrario la mineralización conduce a la
destrucción total de los restos orgánicos descomponiéndolos en sus productos
inorgánicos sencillos (H2O, CO2, NH3...) eliminándose (realmente
mineralizándose) gran parte de la materia orgánica del suelo.

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