Está en la página 1de 49
Sevastisn se lovant6 ese dfa con una extrafia sensacién en el cuerpo. El recuerdo del sueio tenido ‘quella madrugada era avin més extrano. Se weia na- dando con diticultad en un estrecho ro pantanoso, brax eando desesperadamente hacia la orlla. Trataba de aferrarse a las raices cle un drbol, pero cuando erele tenerlas al alcance de sus manos, lis tafces se alejaban ‘come en un espejismo ‘Mir el viejo reloj que reposaba en la inesita de noche y vio que filtaban cinco minutos pata las ‘eis. Ya no podria dormir, como era su costumbre, hasta las siete de la mafiana, Con el temor de verse nueva- mente en cl sueio, nadando sobre una superficie gela- tinosa, decid levantarse de la caima, Y aunque tenia la impresidn de haberse despertado con el cuerpo im pregnado de fango, no se dedie< al acostumbraxlo asco personal, Lainguietud aumentabs a medida que cami- Inaha por el cuaro y se restregabs los ojos. como si ‘quisiera deshacerse de una molesta cortina de legafas. ‘Algo desconocido le estaba sucediendo. En dias notmales, Sebastin se baftaba y, mientras Io ha- fa, recordaba viejas canciones, A medida que las re- ‘cordaba empezaba a tararearlas, hasta que consegufa ‘que la melodia fo levara a la ensetitud de las palabras, TEntonces cantaba con la vor infantil mis hermosa de 12 ‘Bahia, Cantaba, primero en or baje, como si susuta- fa, Povo a poco, cuando cela que no hava el nideulo, Tevantabs €1 fono. Todo set Vivo que le escuchara ‘A peratta —Interrampiri en ues nvomentos as Guchuceres para dedicarse a escuchar al nino que cai taba canciones que slo los viejos recordaban, ‘Squelia mafana, sit embargo, no le vino ala ‘mernorin ninguna cancion me fetazo de melodia l- tana, ater ingetud uni sige dese ess 2 jomar un Datho dsbaj de ls chorreras ESvaccristainiequebajaban deste las montatas hacia Tonia del mas Nada Te hacia sentirse mis limpio y Tie que el bade dehajo de una chorrerao bajo lat bieza de los aguaceros, El estrvendo de alluvia sabre Jos techos de cnc le parecie ota clase ce msica, my distnta gla gue exeia ofr cuando el mar se embravecta y €l se dormia con Ia impresion oe estar ecompatiado por Ta fuerza indomable de ls marejudas u ‘Se stuis spremadenmente son un pean ony yon coin eral, pero aga cited a iprcod meta ens cuerpo y ra concenca, Aigo Huns d giao datadater coo Gora digi quo eas geneTan Poe rman ee pli sie fae Tae i ‘ota nian enc horizon, pero genta ete os Sabena ganic lege eine catarecbeeteneitopeanel uta Sioa Sunrowerel beac super fs colores vorgoe Puma oconentld aetna serpnid™. Si noon no a ite abate, pintada a semana eterna fbn porel connie baud de bata Seas [eee ee el cee wlan esac rasunleuapd Spears epaca esti {i Bars un pescado afteonado como don Calo, Tapas shanconpmeads ontra cleaner peri th onanadlecpinn dan: diferente a we que {Socapebe dunn sche hora en al arader® 8 ieee ‘Schanian segue inmdvily pensive en el oes aa Maple ve lop aloe “4 remos pargo frito —pensé—. Arroz con coce, patacones y pargo feito" FI placer que le products omer algo pescado 0 cazado por su padre, condujo al ‘muchacho sentir un gran orgullo de hijo, a admirer Silenciosamente a aquel hombre de cuarena y cinco lio, recto en sus costumbres y siempre generoso con omiliares y amigos, ¥ el orgullo del hijo empez6 a hacerse més grande euando todos aceptaron qu, sin \Watarse de un profesional de 1a mar, era el mas habil pescador Ue pargos y robalos de Balfa Solano. Coan= {Uo ia pesen én abundante, don Carlos era objeto de ‘admiracicn y en ocasiones de agasajos. Para celebrar SW Exito, invitaba zlos amigos a una ronda de cerveza Jy les habla del esfoerzo que habia representado una jesca como aguella “No me feliciten —Ies deefa— Fin la pesca hay un poquite de esfuerzo y mucho de sues “Es cierto, don Carles —le replieaba algsin ‘amigo—. Pero sveede que la suerte siempre decide po- nerse de su parte El padre de Sebastign eallaba, Lo hacia por shumildad, Crefa que su deber era pesear y no envanc~ ccerse pOr haber cumplide con su debet, Bebia su cer- Yeza a vorbos lentes y regresaba acasa despuss de haber Yendido parte del pescado, de haberio vendido o fiado sin snsporirle si manana 0 algén dia le pagartan, —Lsted es muy bobo, don Carlos —te deta algin amigo—. Sélo deberfa fiar alos que le pagan, “NProficro fiar a regaiar —respondia—. Ast 1 se siemten buinilados. Hoy altmorzaremos... —iba a decir Sebas- tian en voz baja cuando sinus La presencia de su ma- dre en el corredor. —iOué raro! —dijo ella a sus espaldas. —{Raro qué. mama? Se levants mas temprano y no To of cantar 13 Me despens un hal suelo —explics el sio—Por eso no pude recordar ninguna cancién, mL ‘Sebastian incling el cuerpo sobre la veranda, el corredor. Se resttop6 los ojas con les nudillos de Jos dedos » volNi6 a semtirse sutio. como siel lodo del suet lo hubiera baftado par completo. Si loviera wee dije—, correria bajo la llavia para quitarse de encima Ins pesadas consecuencias Je la pesadilia, Peso Al mirar el cielo, supo que no lloveris, Haria un dfa de Sol, tal vez Hovizmara por Ia tarde "A sis echo afios curmplidos, ya sabia leer y ‘escribir. Conon Ins operaciones anitméticas ysecreia buen alumno de googralfae historia; escribia con co rreccion y se dedieabs a recactar cartas de compromi 80 a chanto extrano se lo solicitara, Lo hacis con legantecaligrafia, adormada en las primeras leas por frahescos que daban unt sello personal a su escritura [Lo que nadie sabia era que Seastisn copiaba en un cuaderno de mpas azules las canciones aprendidas y {que destinaba el de tapas rojas, todavia limplo, para ‘cscribir af Tas canciones que algun dia compondria, Por exo Tidiaha dete hacta dos semanas con los pr menos verson de la que serfa su primera cancivn, de In tapers imaginabs su sentider tina joven hermosa. sia en un navfo de bandera desconoci, sRozsb> sus penas de amor en el mas. ‘Seria una eons) 0 dina inary record fo <2No serfn dst la causa de su inquietd, aad a u las impresiones todavia vivas de la pesadilla? En Tanoehe aierios, al no pader conciliar el suefio, habia encontrado el primer verso 9 lo habia grabacio en su “Ahogaré mis penas en el mar —me dijo ‘era la primers frase concebida. Creta gue era un buen comienao. Vela a la mujer de cubellera rubia y con expresion iste fijando la vista en la luminosided Sagonica de um atardecer marino. Sélo él podia decir Cndnto habia Tidiado para encontrar aguellas image fnesy las pocas palabras que empezaban a expresarias. Ccdinias hojas de papet huba emborronado. Las guar: aba con tachaduras y enmiendas para saber cuanto ffucr70 significaba escribir alzo tan sencitlo. ¥ alli Ge pie en el corredar de su cass, volvi6 a recordar Ie frase. Sentia que la vista se despe)iba y que le inguie- tug s¢ apoderaioa nuevamente de sus sentidos. No ers por la cancion, Tal vez mi sicwiers fuera por el nal Seeho de la madnigada. Prefire seghir mando ic fi horivonte mientras tratabs de separarse de le tstrcndosa misica emitida por el radiode un vecino, ‘Y Tue entonces, en ese instante, cuando nif disti ‘2uid une gigantesea mole oscure que se levantaba ex Ta playa ‘iQue cosa mis rara! —se dijo, Sin esperar mis, sall6 del corsedor hacia la calle. La carrera emprendida lo dejé sin aliento. ¥ menos eespiracion Tuve cuando se encontrd frente al ‘cuerpo deseamunal himedo y brillante del ansmal. No pulde evitar un profunda suspiro de admiracion, "Una ballena! —exclamé a recuperar el aliento Record al instante lo quc los nyyores decian y repetian en Bahia, En distintas epoca. recalahan en 18 ‘el lugar ballenas de todos los tamatios y especies. Se trataba de cetdiceos exiraviados en su petwerinar por el ‘oeéino Pacifico. Se decta que. al separsise de Ia ma- nada, perdian el instnto que las guiaba, como si et ralat que las comunieaia entre sino emitiera mas que Sefiales confuras. Se lo habia escuchado referit & padre en un viaje de reyreso de le ensenada de Uiria. a ‘onde las ballenas se drigian a pati sus erias y doa- de, durante algunos dias, ensefiaban los ballenatos a Ser independlientes y libres “= zUn radar? —habia preguntado Sebastién asombrad. Si, como sefiales de radio —habia explica- 4p don Carlos— Cuando se Tes data el apatato, se Esto recordaba el nifio, sin salir de In emo- ‘etn y el asomibro. Tamas habia imapinado la presen ‘ela de semnejante bestis marina. ¥ alli la tena ante sus ‘os, varada en le playa, con cast la mitad del cuerpo sumergida en ef agua. Era como wn barco de gran ea: ldo, meapiaz de moverse porque la profundidad de Iss aguas era insuficiente para hacerlo flotar ‘a exclamar Sebast én {del terraplén de cemento, y la bestia aleteuba com des- ‘esperacion, Como si tratara de ahorrar fuerzas despues ‘de tan indtiles movimientos, se quedaba quieta por un rato. ¥ era en esas largas pausas Cuando cl niio pensa- bba.en la magnitod del dolor que experimentara ean ‘mal, guizd més grande que la grandiosa pesadez Je sv cuerpo, Le parecia extrafio que ninguno de los pesca doves Ja hubiera visto legar'a la playa. Quiza se ha- ‘Bian hecho ala mar antes del amanccer, era probable ‘oue Ia ballena hubiera encallado cuando ya se enor ‘ban faenindo, Fr posible que, todavia adormilacos. 19 tos peseadres mo hubierannotado su Mepade tlre La ballena se removis con una fuerza capaz ie destrozar lo que encontrara a su lace. Y al terrible letazo Te siguié de nuevo la inmovilidad, como si ast epusiora fucrzas para sacuditse después con mayor brio, Pero s medida que trataba de arrastrarse con la bbarriga aplastada en Ia arena, Io Gnien que consezuia cera cncallarse mis ¥ més. El suave oleaje de la marea ‘baja apenas aleatzaba a eubsirle la mitad posterior del ‘cusrpo, Le inmetisa cols Totante dabe ia impresicn de no perteneeer al resto de la bestia Bi sot emperd a salir derts de las montanas. La Tlovizna, inespervda, humedecid el rosiro de} nine 3 ls Ine ae apnesia normalent cn st lenited juemante, pareefa pasar a traves de débiles capas de {uvin, como slo htciera porn fino cristal de nichts Dentro de poco ~-caleulé el nito—, todo el pucblo estafa dosplertoy en pie, Nativos 3 Torasteros Ee'paso se acercarian ala playa a ver la presen late de ts halle vacada. Otro animal de Dios que se despisté jo una vor de myer a espaldas de Sehastién ‘Sin volver Ia vista tris, e] nine reeon0cié la vor exmtarina de Eudosia, "Era una mujer de edad incalculable. La madre de Sebastian In aba recibide en easa como un mie bro ms dela fariliay ella pagabs esta hospitalidad haciendo toda clave de offeio. mponia su presencia y fuoridad con la dulzara de una abuels, Se murmura- tba que estabs loca, pero su Tocura er de tenes: mane tas inofensiva, Nadie se atrevia a molestarla, excepto Algunos nos que Je lanzaban palabras de provoca ‘ion para verla rabiae. Solo querkan escuchar las ame frazas que ella Jevolvfa y que los condenabe a asarse Como jureles en Tes pails ardientes de los profundos infiemios 2 Eudosia hab aenvejecide haciendo toda clase de servicios ala gente. Mas de uno de aquellos nihios, los mismos que la provocaban a su paso, habia sido ccurado por ella. Los habia sanado de mai de ojo, de fibres palidicas, de vGmilos ¥ de diarreas; Jes habla sacado con sus propias manos del vientre matemo, ertindoles el omibllgzo cou tos dientes, y habfa hecho ‘don insignificante montén de carne y huesos una eria~ tura dispuesta a vivir en ef mundo por sus propios medias. ¥los habla curado con sus seeretos de yerbas ‘yornciones incomprensibles, musitadas con el acento musical de unas erres salidas de fa garganta. Despuss ‘de haberles cortado el ombligo © habertos curado de ‘enfermedades que el médico desconoeta, los olvida- ba, como olvidaba recibir las mecompensas que sus paces le ofrecian. Pose la seriedad evidemte de las curaciones, ‘muchos seguian tomndola en broms. —Parece que lleg6 hace muy poco —dlijo Sebastién con pesar—. Nadie Ia vio Negar. Ni modo de hacer nada por ella —dijo ta negra. ‘A Sebastian no le gust canto pesimismo en boea de Eudosia. —No se moleste, nifio Sebas —explice clla—. Se lo digo poroue, segun dicen, las ballenas Sufren mucho mis estanas en estat condiciones «le rnucigndose ‘Estabe acostumbrada a ver la llegada de ba- lens despistasne neta costae. Paras veces se comse- guia salvarlas. O-nadie se interesaba en hacerlo. Por el Contrario: desde el df en que se supe que los japone= 28 pagaban a precio de oro la came de los cetaceos, a flgunos nativos se les metto en of alma la codicia y ‘esperaron la llegada providencial de las ballens para Slacarlas a arponazos y descvartizatlss mientras cal- 2 ‘culaban el peso de una eame pocoapetecida en el pue blo. ‘No era ésta una cosiumbee antigua. Empez6 a Jimponerse cuando los pesquetos japaneses decidieron arrimarse con mayor frecuencia w esas costas. Aradic teabia en Ia cabera que pudiers disfritarse comiendo ‘quella carme con dureza do suela de zapato, carne que Sélo sabia w alge si era secada al solo ahumada duran- te horas v diss. Budosia to recordaba con indiferencia, Y mien: tras vefa el rosa deseoncertado del nibo, pensaba que Salvar aun animal de tamako sotrenatural, en ease de fque se deseara salvario, no seria nada faci). Arrastrar- 1p hacia aguas mas profundas exigia el concurso de ‘muchos hombres, acuse de fuerzasdistintas ale de los hombres, En oeastones habin presenciado la, agonia Jents'y desesperada de Is bestia, por la que nadie mos- ‘taba na sola mirada de compasiOn, "Y fue precisamente cempasion lo que Jey6 en. el rostro del no, Vamos, muchachén, que ver a esa ballena me pone enferma —dijo la negra. No por ella sine por'usted. ‘Nunca lo habia isto tan desconcertado, Trais de consolarlo y sorprenderlo gratamente. Le voy a decir una eos; ese primer verso ‘de su cancién es preciosa, Sebati Ia rir abriendo los ojos de sompre- {De qué verso me habla? ;De cust cancién? —Del verso que compuso anoche dijo ella. ZY usted como Ie sabe? Se muehis cosas que los demas ignoran —aijo a manera de sentenecia ‘Medio bnija, medio loca, Sebastian record Jo que todos decian de Eudosia, lo que se decta de la 23 madre ye muerta, una anciana que nunca pude hablar Th lengua de los demas mortales y que musié, segdn Cuents bien hechas, sofndo con regresar sla isla de onde habia llegade siendo joven, después de haber trabajado como mula en los panianos donde se cons: ‘ria cl eanal de Panama. AYyAdivina la suerte? le pregunts el ni, todavia perplejo. No: la suerte no —alijo—, Adivino a veces celdesting de los eristianos, aunque no me gusta hacer To. —Sies verdad que laballena y yo la ponemos, cenferma —cambio de tema—, deberiamos hacer rneses habian cambiado de ruta y se dirigian hacia et home huyéndole alas parullas de guardacostas. Par fos primetos, cn mminente Ia Hegada:livianas y ph das lanciis de plistico con motores fuera de bord facercarfan alos chinitos a li orillay entonces sabrian ‘que la codiciada ballena ya tenia dens. era cuestiOn te ofrecerles un precio 2 Un repenting aletazo del cetdceo marsvils 9 todos los presentes. Sebastén sinti6 e] movimiento ‘Como un gesto de impatencia de la bestia. Imuzin6 su Sufrimiento, Y fue en esos instantes cuando el tems ‘olvidada de su cancion sutri6 un cambio Inespecado ‘en los rincones de su memoria. ‘Ahogaré tu pena de moribundo en el marr comrigié. ¥ de esta forma, Ia historia de la hermosa, mujer que Llegaba en un bareo a depesitar sus penss nel mar fee emplazade por la histori de Ta bellena ‘ca cual no tenia més imagenes que las recientes. las ‘scumulacas desde hneta pocas horas en su meat. Por ‘ria pasar de esos primeros versos y cuando todo hu- bcra conelvido escribir unn cancién conmovedora? mast esté mejor —-dijo mnsliciosamente Budosis. 'Lee mis pensatmientos” —penso Sebastian "No se auuste,nifo Sebas. que ese fo hace mucha gen- te" —le comunies Eudosia. mpeimiendole confianza ‘con aio guine de ojo, | Den Carlos le pidida su esposa que represara ‘casa y se ocupara de los pescados. Si habia alguna novedid el primero en hacérselosabr seria Sebastian No sabia camo ponerse de parte de su hijo. Tratat de blsniar el anime de los belicasos, es deeir. de aque: Tins que pese «la enfermedad” de dop Jacinto veian 1a posibilidad de stacar a la bellena por su cuenta, era ‘ati insposible, No podba efzeceiles dinero a cambio Noteniatampoco argumentosconvincentes. Sialguien cree que puede acabar con Ia vida de un animal. por {que asi gana para el sustenta. no sera esa la person fue pueda cambiar de idea por una raz6i ajena a su Interéso.a los vulgares intereses de su ess6maga. “Hi- zzanlo por mi hijo’ le habia dicho a une de sus ami fbos, en tono confidencial, pewo éste se habla encogido ‘de ombros, comp diciendo que no podia satisfucer el teapricho de un nino, "No es un eapticha” —aleanz6.a a8 \lecir don Carlos y el amigo prefirié dar medis vets DDecirle que las ballenss, agui y en todas partes, ea staeadas y sacrificadas én mimeco cada vez mas lar ‘want; que existian especies en via de extineién,coma lo habia eseucado en la radio, le hubiera valida um respuesta tajante. Muy pocos crsian que la vida de las hallenas afectara [a Vida de los hombres. Una sensa- cid de dervoea pass por su conciencia, {Ose lo que estoy oyenda’? —te pregunts Eudosia a Sebastisn ‘Le formule la pregunta con laintensidad inte- rior del pensamiento. ¥ el nino Ia eseuichs coma si estuvierd acostumbrado a recibir esta clase de mensa- Jes —Si —responci6 61. ¥ misé a lo lejos, alld ‘donde la bahia se abre a la grandeva del océano. Cre yO ver varias, giganteseas siluetas atravesando la si Berficie de las aguas, Se acercaban veloccs. Los chor ‘de agua que lanzaban hacia el cielo xecruzaban y calan ‘azando una pertectaelipsis. ;Respondiaa al llamado ‘de Ia hallena Varia? Lo estaba pensando, pera deei- ‘i peeguntarle a Eudosia gue habia hecho Eon el ie- Jo Jacinte, [Ni lla misma sabfa lo que le habla hecho a quel hombre avariento, Se lo imaginabsa postrado en tun catre, auxiliado por sus sirvientes, Nada podia ha- cer ln enfermera por sus delores porque ni siquiera los ‘médicos, de haber existido alguno en Bahia Solano, ppodian diagnosticar esa clase de dolencias. Se queja- ba del estémago. no podia mover el euello: sentia en las espaldus la presidn de una apretada faja de acero, porque sélo la presin de una faja de acero en la parte Superior del cuerpo podia procucie tal sensacion de hog. Tenia, sin embargo, los ojos bien abiertos, tan biertes come los tenia cuando la codicia se expresa- bby en su mirada de ternero hambriento, 4“ estén tan cea com usted cree —pre- ‘isd Eudosia, Noera ut eopesismne Pretendiadecirque, funque leanas, las ballenss podan ser vistas y sent as. Sebastidn iba a decftselo a su pads, pero EEudosia adiving us inteaeiones. Le hizo wha sefia de silencio. Para ella, don Carlos cra un eseéptico ince fregibley se hobier Boriado de los dos o dnicamente Geella io que era peor. pues recordaba muy bien ha- bere olde decirsa manera de reproche. que eso Jet ner visiones era cost de locos. “Yu Vengo —djo don Catlos al ito. Se sc ha guido ina cosa "¥ no env una seurrencid del memento: so le rdocupaba desse hasta rato, deal su actiud pense vse ngaicts Sebastin constato que el squipo de homnes decid» aces por su coenta lo que anics deberia abet sido Gomundads por don Jacinto, se stata de pit de Ia playa. Seles notaba nervioses, Los hab onda: no pasaban de seize! nme sificiente pars ilevara cabo y sin ayuda sus perversas inienciones ‘A medida que el terspo pasaba, mas fuerte se ‘volvia la decisin del nit, Al paneipio hubla Sentido Dena por lz bestia Pena isles, Poco a poco se Je Fabia ey clado ens concieneta la pecesida de haver digo, na sabia como, pero hocer algo, Cuno pro iroginase el especticulo macabro otizeido poe nes vennrfandatacaralsachazoe alponazosaleetéceo Invdeferso, se hizo ala idea de poet todas Sus fuerzas para evitaro, toda sus bile Tuezas aepéelos lo Wranguilizo Eudosia al verta Jmpotenie, siguiendo con Ta mirada a Tos sels hom bres No pei haces. Vv E,iprimero de ios seis hombres buses detris {ela puerta de la cocina el hacha que guardaba para Serribar drboles. No la hall6, No podia creorla, Sol feneantré una especie de puadafa de madera. ¥ rabio hhasta dar pustapiés a la pared. TE segimclo, que habia Hlegado resoplando a s-casa,tampoco encans cl implacable serrucho con ‘que acostumbraba hacer mis ruido gue trabajos en una, ‘ivienda que se le caia a pedazos, Llamé a su muler ¥ Eta le dijo que dehia de estar donde siempre habla ‘ecado, e# deci, donde lo estaba buscando. "Alguien To cambi6 de sitior —protests al. Pero nadie Io habia sumbiado de lngar Ali, el hombre encontré un absuir- {do costal de hojas secas, Parsefa una broma. ;Qué ha ‘fan costal de hojas secas, adorado con cucarachas, onde siempre guardaba la berramienia? ‘Uno suo, os seis hombres asisteron a igual decepotdn: las herramienc3s buscadas n0 stabs en el lugar acostambrado, Huchus, serruchos, machetes ar ‘panes, habian desaparecido. El colmo de la butla I 2d condo se hellé una gran espina de pescado alli donde debia estar el arpon usado de yez en cuando pra pesear uiburooes. Era tan perfecta a espina y tat Asurda su presencia que el hecho infundio miedo al safortanado rnd 46, Sin ponerse previamente de acuerdo, los seis ‘se encontraron Visiande a dou Jacinto en su echo de tenferino, Pero el viejo no podit ni mover fos labios. “ieso de la cintura para ania, movia #dUras peas Un mascula, dibujando en su brea una mucca de iors Se convirtié asi en blanco de chaz entre los visitan- tec y én curiosidad de aquellos que Jo odisban, para ‘quienes wna oportunidad como ésta no se veia todos tos dias. Al verlo postrado © inuti, Evaristo, el mas active de ls seis hombres, avo una revelacion insta tinea, La sma de cireumstaneias absudss © inoxpl ‘ables cra obra de la negra Eudosia. "Es ella" —dijo fe yor alt, frente al enfermo, Y terni6 en seguida to ‘peor, Con esta clase de mujeres, si en reslidad eran iwjeres de este undo, no podta yugarse. No tu sido Tare Luise. ls madie, la causante de peores ‘embrujos? Temia que Eudosia fuers mis lejos. que lo ech a don Jasinto le fuera hecho & él. ¥ aunque Te ddebia el favor de haker sido curado de 1 mordedura ‘orl de dos culebras, le puardatva mis temor que ‘Agradscimiento, ;Cm habia eoisezuido salvatlo? Ni ‘quiere aplicé "eontras en e sitio de la mordedurs Ne hab usido amasijos de verbas ni se habia wagad la sangre envenenada para escupirla sus pies. Habis patade Tas manos por eneiiig de Ta Herida, sin tocar la piel. y habia musitado cleo pateeide a tm misterioss ancidn en una lengua que él desconocia. Aguellas palabras s¢ le haan grabado para siempre, Seine. bon Diew. eurado, cured, buen Divs —estes los sonidos emitidos por la negra. Esta Te ex ‘Bi6 que deseansara y cuando Exaristo despert6, moj ‘do porel fo dela fibre, Eudosta no eran) una soma se habla esfumade, ‘Siun ser como ella era capaz de hacer] bien dde manera tat milisrosa, tambien podia porer sus ppoderesal servicio de causes malignas. Le acababa de 7 ver en Ia playa, al Indo de Schastién, echando fuego por ls ojos hacia quienes pretendian atacara la balle~ ha, La vio de queva en la imaginacién. ¥ sin decir nada, cual una bestia doblegada repentinaynente por el miedo, sliG del cuarto de dem Jacinto, evitando 2 los amigos que fo lamaban. No regresaria 2 la playa, Deseaba con tods el alma estar lejos de los acontecimientos. Se santigud Fepetidas veces y se alej6 del pueblo. Era cuestisn de perderse, de estar Iejos de cualquier rumor o informa: ign sobre el desting de aquella maldia fiera. Sian ‘mis desgracias, deblan atribuirse a los malignos po- ores de Eudosia. ‘Otrs muy diferente fue la reaccién de Luis [Emiro, cl hombre que en lugar do un serrucho habia ‘encontrado un costal de hojas secas,tndignado, se lan- aualaecalle, bajo el aguacera, convertido yaen tormen- {a huracanada. El viento no podia see més amenazante ‘Sentfa que su cuerpo era una débil estructura sin peso. Y¥ tuvo que agarrurse al ronco de wn almendro para cevitar ser srrastrado por la fucia del Verdaval, Lo.cu- Floso ema qu, al mirar hacia la playa, no enconteaba indicios del mismo fendmieno. ;Suftian ellos ls efec~ tos del huracén? [0 todo no era sino abra de su imagi- ‘Cuando los hombres no pueden explicarse fe rémenos de la naturaleza se encuentran a merced de las supersticiones, O-acudea a creencias en las que no entra la razsn, De esta forma, Luis Emiro pensd que {nto mistrioy tan misteriosa célerade los elementos podia deberse ala indignacicn de Dios, “Teit6 de pedir ayuda, Estaba agarrado al on- ‘co de vn glmendro muy parecido 2! que habia abatido sin misericordia dias antes. De nada habian valide las Sdplicas de sus vecinos, que le explicazon que con su accin quitaba pare siempre la sombra y el remanso a 48 Ja pane delamtera de su rancho. Se empeciné en creer que ajucl almendro era el eriadero de los zancudos Gue atormentaban sus noches y no el pozo de aguas festanoadas que nn habja.querido canallzas, Y alli se~ [guid amsatrado, protegiendose. sintiendo todo cl peso ‘Sela impotencis Nadie venia en SU auxilio. No Kaba ni un alma su alzededos ‘Marcial, ¢hosioso muchacho que preferiador- siz hasta el mnadiodia y esperar que el alimiemo le le. aru 4 Ja boca: sin hacer nada para conseguirlo o mergcerlo.se eafrent6 a-oira clase de imorevisto, Al pul que sas compinche>, habia pensado que la balle- tale daria los pesos sufickentes pura pagar una szma- nna de purrands, Se habia sumado al. grupo cen mas bulla que esfuerzos, Era o.que se dice un hablodor, de cexop aguienes la fcilidad de palabra sirve més que le Tealidad del uabajo, ¥ fue a él, Marcial, quien suce- iG toque mzn0s esperaia, No habia regresado a su rancho en busca de hherramienta til, Halhia vuelto para hacer ver que tam- bign él rabalab en Is empresa de don Jacinto, “L/Maldlita sea! protest cuande se dispo- nia a salirde su casa Lo puerta de sala se habsa ce: ‘ado y por mucho que até de abizla se encontr6 con (que la madera parecfu haber sido sellada desde afuera. Goiped repetidas veces. Y sélo consiguis que la per tu pareciera mas firme y compacta, Aunque era de dia, Tos ojos se le nublaza y sinflo que se sumergia en una ‘oscuridad superior ala de-la noche mis cereada ‘En otro gar del pueblo, Bvaristo vivialacon- tinuacién Jesu drama. Mientras huis a grandes zanca: ‘das de Ii vista de los humanos, se iniemaba més més fe la mnontafia. Hoia de nadie 9 ce sf mismo, de st ‘miedo, del panieo que le producian las acciones de lo negra Endosia, Vino a sa mente la imagen de la belle- ‘na encallada en la playa. ¥ fue de tal nitidez la presen cy ‘ia del animal en su imaginacién. que sieis un Manto prolongado y desgarrador salido de la boca del ani- mal. Era superior a cualquier Ilanto escuchado antes, superior a cualquer grito de dolor y dasesperaein que pldiera recordar, Se sent eatonees al pie de ue aebol, Mevandose las manos a la cabeza, Bl sonido era Dor instantes gudo y ensordecedor y penetraba en su ci thera como un instrumento punzante. Mis6 alrededor 1 slo vio las ramas mojadas de tos dboles, la grande- 2a extraondinaria de la naturaleza, ante ls cual 32 sin 1i6 pequeno e insignificante. El rapido paso de los animales, el canto de los pajaros, ls algarabia de los ‘monos que danzaian ce una rama a otra, el repiae de tina culebri tod esto permitie que Evaristo olvidara or un momenta el Ianto quejumbroso de Ia ballena ‘Sin etirar las manosdle su cabeza, vio de pron- to laclaridad del 01 asomndose por entre el folaje: En ‘agua! reco de momte, a Huwia habia vesado. Bedosia tenia en el rstro una expresién ra diamts, muy distinta ala expresi6n cerrada § oscura de los cielos Le satisfacia saber lo ocurrido a eada Uno de losses hombres. Veta a Evarista, sentado bajo un Jrbo,suriendo el acoso de-su concieneia, press yade hhorribles rermordimientos. Eta un buen muichiche. Senta cerne por 6], Verio ueosado por visiones ate rradoraye hata r=doblar el earino y Ia ternura que te habia exo desde nifto, Poreso quer aliviat su pena. Y para comeguirlo, se concentra durante algunos se: gundos, para permit que el much se irzuiera del Fecho de aojas seeas sabre el cual habla posaco sus nalges, "fe voy a hacer un favor —pens6 la negra — ‘Te Voy aquitur los remordimieatos ‘ehastidn no Hegaba a lon pensimientos de Eudosia, que habla logracia un poce de calma en lo conciencit de Evarisio. No obstante, la miraba, sesw ro de quela negra estaba ecupada en otra de ses afi -Evaristo viene u acompaparnos —Ie dijo nif. Nole dijo, en cambie. que ella isms Jo pulabe hacia lalaya. Y que él. como un auténvata, obedecta la vor git energia d= Eudesia = Que esti usted hacienda) —se atrevié 8 progunts Sebastian st Nadie es del todo mato, nadie: es del todo tbucno —sentencis ella Sebastin experiment6 de nuevo ks cercania de Eudosia, 1a misma enengia, east quemante, que in- ‘aia deeds [a mafiana sus sentidos. MMinutos despuds. Evaristo, con el semblance aueio, saldaba Sebastian déndole una palmadica fen in espalda "Vine 2 ayudarlos —dijo, sin qu todo e! temor que le infundta la negra, —Tranguilo, Evaristo, qué no te hago mal a arse del nadie Usted, abvela, sf que es la Biblia ajo ol rmulato Fin el lenguaje del pueblo, enel habla de aque- luas costas, decir que alguien era "la Biblia” era una forma de sefialar que se 1a§ sabia todas, las buenas y gs malas, Nadie sabia de donde habia empezado agus ia manera de eslificar alos listos, alos sabios, alos sstuios © incluso alos plearos incorregibles, ‘Quieres entonces ayudarnos? wvaristo asin. Elaguacero habia mermado y seealeulaba que la marea no serfa demasiado alta. Frente a esto, Sebastian temio que el agua no aleanzara para hacer fotar al asimal, Para colmo, la fatiga los débiles cole- tazos, la desesperacion, tanta intl pelea contra sus jeopins fuerzas, le productan al nifo una tristreza inti — in qué puedo ayudar? — Wea buscar lazos muy fuertes y largo, to- dos los que puedas — pide nit. No te aevia a alejarse cl ectSeco, Cuindo Jo bizo, nose sepa mas ce sincuenta metos, idan tous sempre de uo eae maa Inj qu 1 esa Slgunos yaaboridos com el espectsculo, Si algo mlewo 2 sucedta para satisfacerla curiosidag o as ganas de emo- ‘ign de aquellos espectadores, tenia que ser un ueleo Snesperado.en La situacién y ese voeleo sélo lo propor- Clonaria el sacrificio del ais = {Donde anda mi paps? ‘nda tratando de hacer lo dnico que puede hacer —fue la respuesta de la negra—. No demora en lege. La yisi6n que acababa de pasar por la mente ‘de Eudosia [ue laevelacion definitiva de algo que po- fia ser confesado al nino de manera directa: el pesqucie japonds no estaba Icjos de las costas. La aparicion de ‘don Carlos, que Megas sudoroso 2 la orilla Je evils ‘Sar Ia mala noticia af nif. ‘—Contiemaron Ta llegada del pesqueto —He- £6 diciendo el padve de Sebastian, sin medir el efecto ‘Ge su informaacidn, Habia deseado que fuera de noche, podria dinsise biciacl faro y desviarlaluz hacls ot Alireceitn. El pesquero se confudiria y navegeria hacia fl sur alejandose de Baia Solano. Pero. “Si fuera de noche, pero no es —e dijo udasia a dn Carlos sin que el nifho escuchare /Mire, Eucosial —grito Sebastian, sefalan do hacia ta ballena—, Respira con mds fuerza “Tambigt su eala se habfa movido al ritmo det celeaje, Pero lo que para el niho era evidente no lo era para los demas eapeciadores, que sentian el desfalle: Eimiento del cetaceo en tn pantano de loo y arena “No se engatie, nine Sebas —hablo Eudo~ sia. Usted esté viendo eon el deseo, no con los ojos El viejo mira de contencion, de unos tres me tos de lt, servin de miradora algunos curiosos. Otros preferian acercarse de perfil ala ballene y comempla:ta Fgaantemte por el costado, Desde esis perspectiva, Sebastian habs sentido el movimiento ilusorie de la bestia. Ver con ef deseo —se repiid, Y se diigio 2 FI ‘pasos lentos hacia el muro, No bastabs servisve de tron- 08.0 de las canoas defadas en a orilla para asomarse ¥yenfroncarse a la uompa del mamifero. Se necesitaba Servirse de eajas u otros objetos volimtinosos para su- bir la altura cesoada y. desde all, peder coateraplar sin obsticules la presencia de la bestia. oy a ter gue pasa con ef Bote de Jacinto vino don Carlos a decira su hijo—: Y. de paso, a ver gus hace Francisea Se vota preocupado. Tal vez no habia encon trado la mejor manera de ser Util O la habta encontra- do y buscaba estar seguro para no crear expestativas inate. Ondina Oniz, i nia de nueve aitos a quien todos crefan unn superdotads, se enters tarde de Ts pre- sencia de li hallens en a playa, Su abuelo la tenia en tretenida, desde las siete de ln mafiana, examinando ‘mapas confusos en los que trazaba carveteras y cami nos fankésticos. Todos conductan a Bahia Solano. Las Iineas se eruzaban.rectas, curvas,cliplicas.provenien- tes de fatitaes mucho mis famtastieas. Asi el abueio se curable a desazi gue le prdiueta haber taba do casi tac la vida en el trazado de tna carretera y no hhuber conseguido que le constrayeran mas que la mi- tad de lo proyectado. ‘Se aiid, paso, com su delsads figura, empus Jando 9 Jos curiovos, —zPor qué ni me Hamarom antes? —exela mo. Edueada por él abvelo, @ quien todos crefan {an loco como ineligente, janine proclamaba yue no habia ser viviemte que no mereciera seguir viviendo. Humano o animal. merecta un lugar en este mundo, Seenargullecté de haber salvado aun eabalitode Mar, devolvigndolo a} agua en lugar de haberlo ahadi8o ‘su coleceién de conchas marinas. Ahora, al ver a la pallena desde el muro, donde subi levartudaen bra- 38 79s por un curioso gigantin con fama de hobo, pensé ‘en el cabalito de mar salvado hacia pens res Cortié de regreso a donde se eacontraba ‘Sebystidn. a quien habia saludado con un rapido or ‘queo de cejas Digame pues dbo hacer — dijo con vor segura y melindros spore —lerespondié él— Voy aversime slrve para algo. ‘Conocia el espiritu voluntariose de Ondina y supe de intediate lo que le pedir, pero esperd deck Selo para crear va pausa y no verse deb bad une la nif. Vaya ydigate a su abuelo qe aise a an chna con el motne de 75 caballon te pi Sebastian al abo de unos istanes oF abuco vend In ancy el rater —in- formé ta ita. Dio que no queria envenenar ns Invagus deta ab com esas poraberie » spre cntonces hj inalreate Sees. smolesto porque Onda estab ei as anos et jr, Bren sada con goat esafiante-—Fspere Y Cotose quiet. pero Ondina, que no recibia ordenes de na- die, nisiqura del abutlo,enemigo de dar ordenes & reno que expliira el semi de a orcen se separ6 i Sehanian con sire de no-pued-contigo Tudosta caminaba de wn oo aro de lap ya.detenindose aut) ail orden boca eva {igen no era de su Sgradoy averpuando To que se ASinnos ovo hacen mela oss retendianrettarla, En una playa que de un &X- {Tomo soto no pasa de los quitites 0 sescintns tretos mal calealados: em aquella playa que habia {Tejauo de ser playa pra converiae en vertedezo de Sexton ena dil iy venir sin perderse de vist. 59 Ne dejaba deestarpendie: _snino, Pero su nie, aungue contnuara sintindote cetes, sora Sd tena ojos para Ondina. Y rs euumde ela, vane 2anio por la orl y siguiendo el peril de Ia Palle, trad de weetearse dbeidida a uno de los deslives ope” 20s profundes de Ia ole, Sebastian cord a eve elpaligro ell, al enerlo tan cerca, rachazd el brazo (gue see ofeci, Ya s# que agut es profane —dij eli, Y¥ sao, desealza como habia lepaso, pasan- do al woza de pliya siguiente, dese donde pods ca ‘mia gon el ggus en las rodilasy e falda levantada hast ct muslo af sitio donde la ballena pods ser ob servada —Respira —gvité Ondina al ver desde més cere In romp de! cetaceo sin poder svaneat debido ‘ta existencia de otto deciive~- Esta mas vivo que "Qué deseriiento! —enclams Sebasixén para Le gustaba aquela ita alta y desparbacla pero le molestaben ss caprichos de sdbeloteda Noy aver qu le eeu a tn abla — dijo st passe asi racande a Sebaatan. Y 20 slejo de el Son amin coquste¢ insolent Suna engreida dijo Sebustin para que doris Uo escuchort . ty Ast som Tas nis cuando quieren gusiar los nitios se ns In negra Lallegada ie Evaisto in aque Ondina habia dejado on Sebast “Te conseeu lat sagas que me pias forme Evansto-, pera se as entrepué 2 3h papa “pDonde eae? ‘rabgjando en la bara de don Tacit do dle prsa y emprendhs el regres, mpiG eleehiz0 ‘0 ‘Las mirada de indiferencia 0 burla que horas ‘antes se dirigiun hacia Sebastidn, putecian set ahora ide simpatfa. Mujeres y nilos gue hebias pendido et {interés por la hallena Jespus de baberla visto de fren {ey de pertl, decian estar dispuestos aficer algo para Sagara de su ponose lecho de agonia. Le sonretan al hifto, se acereaban a preguntar pac logue estaba hc 09, se muosttaban interesudos por eldest no ye tal ‘monte habs tomado el pesquerd de os japoneses. Se puede seguir adelante en un Wea euande se esld solo pero ctiando son otos las que estin dis- [uestos a seQuirla, la sensacign de soledad es menor nucva y la debiidad del priscipio. meen fuerzialentadora, Era esto lo qe Seba tian deseaba comunicar a Eudosia, pero cusnJo lau «4 no pude hallaels en ninguno dios corilos. ‘Si habta desaparvcido —se dijo el mio era pporgue olgo imponante debia estar pasando por si Prenfe, alge que no podia comupiear adie, n sigue ‘roaeh a quien transmitie desde [a manana todo can te podia darle alien La maces subia, Mis de Ia mitid del cuerpo de a batlena era cubierto por Iss aguas. No era todavia bbastance para permiiee Hota. Pot las ampiias erietas del muro de concencin, se fitraban chorsos de las, ‘maréjadas, Era cela ver inde diffi] asomarse al muro, ‘pero desde el costa, alli donde 1s playa se inelinabt {la marea se deslizaba con suavidad, podia ser vista Ta ballena, A-este Sngulo se acomodaban Sebsstiin y fas personas que venian a darle animos y a offecer su Cconeurso. Nose moveria del sitio, Primero, por el po= ‘det hipnotice que despedia la bestia; segundo, por el temor de alejarse y To poder impedir que unos cuss tos hornbres tomaran otra ver la iiciattva Ge atacar al ‘etiveo, Aunque Eudosia los tenia por el momento bajo ‘control, no-estaba seguro de Tos cambios que peoduct- CI via ta Hegada de los japoneses. Tampoco conocfa el Aleance de les "poderes” de ta negra ni la fuerza inte- Flor de quienes los padecian, Podian salir de) hechizo. Por fortma, 1a ballena no estaba ahora a nnazads por los hombres sino por la naturaleza. "EL pligra de los hombres no ha desaparecido” —ese- ho que le decfa Eudosia desde lejos. = Noy a buscar a mi paps —dijo Sebastdn 2 dos nnujeres que habfan legado 2 foralecerle al éni- mo— No permitan que ningumo de esos malvados se fcergue al animal No se preccupe —dijo una —Vayase tranqutlo —aseguré la otra Con esta seguridad, Sebastian se relied dela playa. Lo hizo la carrera, como si fuera perseguido, 1 La vieja barca que Pacho Loco, cl abuclo de ‘Ondina, habia vendide & don Jacinto, se-hellabs en fa fonila, sobre troneos de rnadera que Servian para hi- ‘cerla radar hasta el mar. Se mantenta en perfecto exta- {do, Era una embarcacion de casi diez iets, hecha fon la madera més fuerte fina. La habia adquirido a precio de ganga don Jecinro y Ta mantenia fuera de ‘Uso como mastenta otras cosas que compraba, ‘Sebastén enconts6 asu padre y a Fvaristoexa ‘minando la barca, Estaba recién calafatenda, "Woy 2 ver i consigo el motor Ue 75 caba- os dijo don Carlos. Pero st ex de don Jacinto’ —le records Sebastian ‘Don Carlos sonrié, aearii6 la exbeza de su Injo , antes de partir dijo de una monera reposad: “Nada es de nadie sisirve a uns causa just ‘Al nis Te Mes un buen rato comprender el sentido de la frase. : Puedo secvir aqui de algo? —prezumts a Evaristo, "creo que sirve mis estando all, cerca de esa bendita bestia —dijo—Se lo comentaré a su papa Sebastian pegé una fuerte palmada en un cos- ‘ado de hote y emprendié la carrera por Ia playa. Sor- ae tas obscios, troncoe de bas, lata woes aja de Iara erasris por Ise aren, pdsticos nse iles, Desens acilaas esos gue sey septa aaron, capris ban seayomaement ea Eudosia haba regresado. La enconif6enfs-

También podría gustarte