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La biblioteca fue creada en 1921. Entre los libros destruidos por los yihadistas hay
manuscritos del siglo XVIII, libros siríacos imprimidos en la primera imprenta del
país, obras de la época otomana así como periódicos iraquís de principios del siglo
XX. La biblioteca contaba con valiosos objetos como antiguos astrolabios árabes.
Solo han dejado en las librerías de la ciudad las obras de contenido religioso, afines
a su fanatismo.
Una de las primeras quemas de libros de las que se tiene constancia fue realizada
por el primer emperador de China, Qin Shi Huang, perteneciente a la dinastía Qin
(221-206 aC).
Se quemaron por decreto imperial todas las obras de las Cien escuelas del
pensamiento, que es como se conocían las distintas escuelas abiertas entre el 770 y
el 221 aC. La única escuela que se salvó fue la que tenía el propio Li Si.
• Una de las primeras relaciones entre libros, fuego y cristianismo en España fue un
hecho, cuanto menos, curioso.
Tras la reconquista de Toledo (1085) por parte del rey de Castilla, había una cierta
disputa social para saber si los cristianos ibéricos debían seguir los ritos romanos o
los tradicionales ritos mozárabes (es decir de los cristianos que vivían en el reino
musulmán de Al-andalus).
Tras varias disputas se decidió echar al fuego un libro perteneciente a cada rito, el
que tardara más en arder sería el elegido. El libro romano ardió rápidamente,
mientras que el toledano salió con escasos daños. Como comenta Henry Jener en la
enciclopedia católica: Nadie que haya visto un manuscrito mozárabe con su sólido
cuero tomará estos hechos como una hipótesis de intervención divina.
En 1490 un gran número de biblias judías y otros libros judíos fueron quemados
públicamente a instancia de la inquisición. En 1499 alrededor de 5000 manuscritos
mozárabes fueron consumidos por las llamas en la plaza mayor de Granada por orden
del arzobispo de Toledo, Ximénez de Cisneros.
A comienzos del siglo XVI los árabes que vivían en la península tuvieron que entregar
todos sus libros a las autoridades, siéndoles devueltos todos los que versaban sobre
medicina, filosofía o historia, y quemando el resto. Gran cantidad de poesía árabe
ardió por su supuesto simbolismo erótico homosexual.
• El poeta germánico Heinrich Heine escribiría en el siglo XIX su famosa frase: Allí
donde queman libros, al final, queman personas, en referencia a estas
barbaridades perpetradas por la inquisición española. Poco sospechaba que menos
de un siglo más tarde sus propios libros arderían a manos de los nazis y harían ciertas
sus palabras, de nuevo.
1) BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA
Al menos el 75% por ciento de toda la literatura, filosofía y ciencia griega antigua se
perdió; sin embargo el suceso más recordado por todos los amantes de los libros no
ocurrió en la famosa Atenas o en la temida Esparta sino en tierras árabes, donde
existió durante 7 siglos la biblioteca de Alejandría, dividida en dos partes: constaba de
un Museo y el Templo de Serapis. Según la apócrifa Carta de Aristeas, dispuso de
20.000 rollos de papiro, y pretendía alcanzar la cifra de 500.000.
Existe una polémica, todavía vigente, sobre la destrucción de libros hecha por los
cristianos. Algunos historiadores han acusado al patriarca Teófilo de haber atacado el
Templo de Serapis en el año 391, con una multitud enfurecida. No hay que olvidar
tampoco que en el 415 un grupo de monjes asesinó cruelmente a la matemática
Hipatia.
Lo que no se sabe es quién destruyó la otra parte de la biblioteca. Según una leyenda, al
concluir la conquista de Egipto, un general le pidió a Omar I que tomara una decisión.
La respuesta fue cruel: «Con relación a los libros que mencionas, aquí está mi
respuesta. Si los libros contienen la misma doctrina del Corán, no sirven para nada
porque repiten; si los libros no están de acuerdo con la doctrina del Corán, no tiene
caso conservarlos.» Los papiros sirvieron para encender el fuego de los baños públicos.
3) AUTO DE FE EN GRANADA
Francisco Jiménez de Cisneros dio en 1500 una orden que suponía, de un modo
radical, la integración de una nueva cultura, y la eliminación de otra. La confusión era
enorme, pues ese mismo hombre no había dejado de causar problemas en su anhelo de
convertir a los infieles.
De casa en casa, sacerdotes y soldados confiscaron libros y, entre golpes y cuchicheos,
advirtieron que había llegado la hora de quemar un antiguo libro sagrado, el Corán, la
pieza angular del Islam. Como es obvio, la reacción de los creyentes musulmanes no se
hizo esperar, aunque los disturbios fueron controlados por las tropas españolas que
habían tomado la ciudad en 1492, después de diez largos años de sitio.
4) LA HOGUERA DE LAS VANIDADES
El 7 de febrero de 1497, el fraile Savonarola insistió ante sus oyentes que el triunfo de
las tropas francesas sobre las italianas era una clara demostración del desastre que
vivían y convenció a la gente del malestar de Dios. Una de sus primeras ideas fue
sustituir el Carnaval de Florencia, que le parecía frívolo, por la fiesta de la Penitencia y
sus discípulos pidieron que se reuniera todo objeto que fuera una muestra de la
vanidad humana. De puerta en puerta, tras el sermón en la catedral, se recolectó lo que
se pudo en medio de un saqueo general en el que participaron cientos de niños; luego
se hizo preparar el escenario.
Este ritual sirvió para la destrucción de libros sobre magia y cábala, clásicos de Ovidio,
Catulo y Marcial, textos de Dante y poetas de los cancioneros del amor gentil e incluso
los diálogos de Platón.
7) ARGENTINA 1980
El 30 de agosto de 1980, los terrenos vacíos de Sarandí se convirtieron en un lugar
macabro. Varios camiones depositaron, bien temprano, un millón y medio de libros y
folletos, todos publicados por el Centro Editor de América Latina. Minutos más tarde,
la euforia policial, legitimada por la orden de un juez federal de la Plata llamado Héctor
Gustavo de la Serna, animó a varios agentes a rociar con nafta los ejemplares y a
prenderles fuego.
Se tomaron fotografías porque el juez temía que se creyera que los volúmenes habían
sido robados y no quemados. Horrorizado, impotente, el editor José Boris Spivacow,
contempló la quema hasta que las risas y el desaire despertaron su ira.
8) SARAJEVO 1992
Un escritor bosnio, Ivan Lovrenovic ha contado que la Vijecnica, el imponente, elevado
y colorido edificio dedicado a albergar la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina,
en Sarajevo, fue bombardeada desde las diez y media de la noche del 25 de agosto de
1992 con fuego de artillería. La biblioteca perdió casi dos millones de volúmenes.
Algunos amantes del libro, habían formado una larga cadena humana para pasarse los
textos y transportarlos a un lugar seguro, y salvaron algunos. Los bomberos intentaron
apagar las llamas, sin suerte, porque la intensidad de los ataques no lo permitió. El
techo se derrumbó y por el suelo quedaron regados los restos de manuscritos, obras de
arte y escombros de las paredes y escaleras.