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En el Perú, antes de contraer matrimonio, se puede optar por el régimen de gananciales o por
el de separación de patrimonios o bienes separados. De igual modo, se puede optar por el
Régimen de Separación de Patrimonios durante el matrimonio.
Son los bienes que el cónyuge lleva al matrimonio, como los que adquiera durante el
matrimonio, así como los frutos de éste. Es decir, son bienes propios tanto los bienes
presentes, futuros, así como los frutos y productos de los mismos.
Se deberá redactar una minuta, donde la pareja de mutuo acuerdo, deberá declarar que va a
optar por el Régimen de Separación de Bienes, especificándose la fecha del matrimonio. Para
formalizar la voluntad de la pareja, la minuta deberá elevarse a Escritura Pública, en el Registro
Personal de los Registros Públicos.
Los convivientes tienen el derecho a constituir una sociedad de gananciales. Para que esto
pueda darse, debe la pareja haber convivido dos años, debe existir una relación voluntaria y
que no exista impedimento legal para casarse.
Proceso concursal: es decir, cuando una de los cónyuges entra en un proceso de quiebra.
El precio de hacer este trámite dependerá de los bienes que tenga cada uno de los miembros.
EL REGISTRO PERSONAL
1. Las resoluciones en que se declare la incapacidad y las que limiten la capacidad de las
personas.
4. Los actos de discernimiento de los cargos de tutores o curadores, con enumeración de los
inmuebles inventariados y relación de las garantías prestadas, así como su remoción,
acabamiento, cese y renuncia.
5. Las resoluciones que rehabiliten a los interdictos en el ejercicio de los derechos civiles.
8.- La declaración de insolvencia, así como los demás actos y acuerdos registrables conforme a
la ley de la materia. (*) (**) (***)
(*)
(**) Inciso vigente conforme a la modificación establecida por la Quinta Disposición Final del
Decreto Supremo N° 014-99-ITINCI,Texto Único Ordenado de la Ley de Reestructuración
Patrimonial, publicado el 01-11-99
Artículo fue derogado por la Séptima Disposición Final de la Ley Nº 26497, publicada el 12-0.-
95.
(**) Inciso vigente conforme a la modificación establecida por la Quinta Disposición Final del
Decreto Legislativo Nº 845, publicado el 21-09-96.
(***) Inciso modificado por la Primera Disposición Modificatoria de la Ley N° 27809, publicada
el 08-08-2002, que entro en vigencia a los sesenta (60) días siguientes de su publicación
(Décimo Sexta Disposición Final), cuyo texto es el siguiente:
"8. La declaración de inicio del procedimiento concursal, así como Ios demás actos y acuerdos
registrables conforme a la ley de la materia."
DURANTE EL MATRIMONIO CUALQUIERA DE LAS DOS PARTES PUEDE ELEGIR EL REGIMEN
Es decir, en esto caso se liquidará la Sociedad de Gananciales (adjudicando a cada uno de los
cónyuges el patrimonio de la sociedad), para lo cual, será necesario que suscriban una Minuta
y ésta se eleve a Escritura Pública.
En este caso, seguramente, la pareja, compartirá los gastos de las cuotas fijas para el pago de
la vivienda. Por ejemplo si se compran un departamento con hipoteca. Los cónyuges, podrán
registrar la propiedad en calidad de copropiedad. En el caso, que los esposos se separaran a los
tres años de haber comprado el departamento, por ejemplo, cada uno podría vender su parte.
Sociedad de Gananciales
El Régimen de Sociedad de Gananciales son todos los bienes y rentas obtenidos durante la
vigencia del matrimonio, éstos pertenecen a los cónyuges en partes iguales.
Los esposos pueden disponer de los bienes gananciales, sólo si existe acuerdo de ambos.
¿Es posible que la pareja, los esposos, puedan tener bienes propios, aún en un Régimen de
Sociedad de Gananciales?
Sí, son bienes propios lo que se han adquirido antes del casamiento o celebración del
matrimonio, y los adquiridos en lo que se llamaría a título gratuito. Por ejemplo, si la esposa ha
heredado una casa de su madre fallecida, es un bien propio y en este caso la esposa puede
disponer libremente del mismo. También son considerados bienes propios: las
indemnizaciones por accidentes, las acciones, las rentas vitalicias, otros.
Los ingresos por el trabajo y los frutos que se obtienen de los bienes propios, por ejemplo, las
rentas de alquileres por una casa que se ha heredado, los dividendos de acciones, entre otros.
Por separación de cuerpos, por divorcio, por muerte o por cambio de régimen.
Lo mismo ocurrirá en caso de que la sustitución del régimen de sociedad de gananciales por el
de separación de patrimonios no se produzca por voluntad común de los cónyuges, sino por
sentencia judicial dentro de un proceso promovido a instancia del cónyuge perjudicado por el
dolo o culpa con que el otro actúa dentro de tal régimen, hipótesis en la que dicha sentencia
debe ser también registrada.
Por otro lado, el régimen de sociedad de gananciales es sustituido de pleno derecho por el de
separación de patrimonios en caso de declaración de insolvencia de uno de los cónyuges, y
producirá efectos frente a terceros una vez inscrito en el registro personal, lo cual podrá
realizarse de oficio, a solicitud del insolvente, de su cónyuge o del administrador especial.
Ahora, si bien la norma deja abierto lo relativo a la liquidación del régimen patrimonial para
ambos regímenes, en la práctica la liquidación se hará necesaria únicamente en caso de haber
estado dentro del régimen de sociedad de gananciales, pues solo aquí habrá bienes comunes
que haya que liquidar. En efecto, la liquidación va a tener como objeto principal la partición o
adjudicación de los bienes, lo que no tendrá sentido si esta titularidad está definida de
antemano. Más aún, el procedimiento de liquidación se encuentra regulado dentro del
capítulo del Código relativo a sociedad de gananciales, no mencionando ni haciendo ninguna
extensión al capítulo sobre separación de patrimonios.
Por último, la mayor parte de la doctrina, tanto nacional como extranjera, identifica
directamente la liquidación del régimen patrimonial con la liquidación del régimen de sociedad
de gananciales, excluyendo muchos en forma explícita al régimen de separación de
patrimonios. Esto en adición al equívoco que destaca Cornejo en la denominación “sociedad
de gananciales”, pues “existen en el plano de la teoría y de la legislación comparada, dos
regímenes de gananciales: el de comunidad y el de participación; y la diferencia entre ambos
es de esencia, tanto es así que el primero integra el grupo de los regímenes de comunidad y el
segundo el de los regímenes de separación. (…) El asunto, empero, carece de mayor
importancia práctica.” (CORNEJO CHÁVEZ, p. 286)
Lo señalado no impide, sin embargo, que los cónyuges puedan efectuar, si así lo desean, una
“liquidación”, por alguna razón particular, para trasladarse del régimen de separación de
patrimonios al de sociedad de gananciales, aunque técnicamente hablando, en este último
régimen no hay sociedad en cuanto a patrimonio, pero sí en cuanto a determinadas
obligaciones y derechos de la sociedad conyugal, nacida por el hecho del matrimonio como tal
(obligación de alimentar y educar a sus hijos, asistencia mutua, contribución al sostenimiento
del hogar, por ejemplo), la misma que solo fenece en caso de invalidez, divorcio, declaración
de muerte presunta o muerte. A modo de ilustración, sería el caso, por ejemplo, de que los
cónyuges hayan estado adquiriendo bienes de todo tipo y realizando inversiones y gastos en el
hogar conyugal, sin haber discriminado con exactitud el aporte de cada cual, y luego quisieran
realizar una separación definida y específica antes de ingresar al régimen de sociedad de
gananciales. Este ajuste y determinación, tanto de bienes como de porcentaje de participación
en obligaciones, en realidad no son iguales a la liquidación propiamente dicha, establecida en
el libro de familia, aunque según la complejidad del caso pueden guardar importantes
similitudes.
Puede ocurrir, por ejemplo, que durante el régimen de separación de patrimonios uno de los
cónyuges o ambos adquieran bienes y, posteriormente, decidan trasladarse al régimen de
sociedad de gananciales. En estos casos será conveniente realizar un inventario, y no
necesariamente efectuar una liquidación total; considerándose estos bienes de la sociedad
conyugal como propios del cónyuge que los adquirió (BORDA).
Las uniones de hecho, siempre y cuando cumplan con los requisitos del artículo 326
(voluntariamente realizadas y mantenidas como mínimo por dos años por un varón Y una
mujer que carecen de impedimento matrimonial), al originar una sociedad de bienes a la cual
se le aplicarán las reglas de la sociedad de gananciales en cuanto le fueren aplicables, también
pueden fenecer, lo que implicará que se realice el procedimiento de liquidación señalado. Esto
es únicamente entre los convivientes y no en cuanto a terceros, quienes pueden hasta ignorar
la existencia de la unión de hecho, por carecer de Registro correspondiente; pues no existe, ni
podría existir, Registro alguno que sirva a los terceros de fuente fidedigna de información y, no
teniendo éstos cómo ni por qué conocer la existencia de la unión de tacto, para ellos los
convivientes serán personas individuales en situación semejante a la del soltero (CORNEJO
CHÁVEZ).
La palabra liquidación proviene del latín liquidare y significa poner término a un caso o a las
operaciones de un establecimiento o empresa. En el tema bajo comentario viene hacer el
ajuste formal de cuentas o conjunto de operaciones ejecutadas con el objeto de determinar lo
que corresponde a cada uno de los cónyuges en los derechos activos y pasivos de la sociedad
(PERALTA).
El procedimiento de liquidación se inicia con el inventario valorizado de todos los bienes, tanto
de los propios de cada cónyuge como de los sociales.
El inventario no necesariamente debe ser judicial; si los cónyuges o sus herederos están de
acuerdo, tanto en lo relativo a su realización, como a su conformación y a su valorización,
entonces puede realizarse en documento privado con firmas legalizadas. Si hubiese cualquier
discrepancia en cuanto a algunos de estos aspectos, se hará judicialmente.
Formalizado el inventario, se pagan las obligaciones sociales y las cargas, luego los cónyuges o
ex cónyuges reciben en plenitud de derechos los bienes propios de cada cual que quedaren
(calificados y distinguidos de los comunes por los artículos 302, 310, con el complemento del
sistema de presunciones del artículo 311); lo que queda (gananciales) será objeto de
distribución por partes iguales entre los consortes o ex consortes o sus herederos, con las
salvedades indicadas en los artículos 323, 324, 325 y 326.
En el caso de que uno de los cónyuges (o inclusive ambos) provengan de matrimonios previos
sin que se hayan realizado las liquidaciones correspondientes, aparece la necesidad de liquidar
y partir simultáneamente tales sociedades (BOSSERT-ZANNONI). Si hubiese conflicto por falta
de inventarios y no se pudiese probar la pertenencia exacta de los bienes, y quedasen dudas al
respecto, es decir, si no se tuviese la certeza de si son gananciales de una u otra sociedad,
entonces se dividirán entre las diferentes sociedades en proporción al tiempo de su duración y
las pruebas que se hayan podido actuar acerca de los bienes propios de los cónyuges (artículo
325).
Finalmente, hay que tomar en cuenta que la distribución de los bienes gananciales podría no
ser por partes iguales si es que de común acuerdo ambos -o sus herederos- efectuasen una
partición de acuerde con otras pautas, haciéndose mutuas cesiones (ZANNONI).