los logros
>> Un programa de atención de infartos en Puebla
sienta precedentes a nivel nacional
-tiempo+vidas
DE PORTADA
n
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por Michell Schwulera
L
a pronta y adecuada atención al
paciente que sufre un infarto al
miocardio es quizá uno de los más
grandes desafíos médicos de la ac-
tualidad. Siendo los males cardiacos la pri-
mera causa de muerte en el mundo y uno
de los problemas de salud que más se ha
incrementado, una respuesta urgente y un
oportuno diagnóstico a quien refiere sín-
tomas de infarto cobran una enorme rele-
vancia clínica.
Por esta razón, en el Estado de Pue-
bla se estableció un programa piloto de-
nominado Detección Oportuna de Infar-
tos (DOI), el cual es resultado del esfuerzo
conjunto de algunas instituciones públicas
de esa entidad, así como de la propuesta de
Juan Carlos Pérez-Alva, jefe de Cardiolo-
gía del Hospital General de Puebla (HGP),
quien replicó esta idea con base en un mo-
delo de operación implementado en algu-
nos países europeos.
En qué consiste el DOI
El programa comprende una serie de pro-
cesos estandarizados que tienen por obje-
tivo atender oportuna y gratuitamente a las
personas que refieran síntomas compati-
bles con un infarto al miocardio.
Adrián Ruiz
Para ejemplificar todavía más el pro-
ceso DOI, se ofrece a continuación un es-
quema comparativo entre dos casos. El
primero corresponde al protocolo usual
de atención y ejecución de ese programa,
que atiende a la “cadena de superviven-
cia: revisar-llamar-atender”. El segundo
recuadro hace referencia a un testimo-
nio que evidencia un caso ejemplar en el
que, por diversas razones, no se propor-
cionó una atención adecuada ante la in-
minencia y el riesgo que implica un ata-
que cardiaco.
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Conózcalo
n Nombre:
Juan Carlos Pérez-Alva.
n Edad: 38 años.
n Lugar de nacimiento:
Puebla de Zaragoza, México
n Formación: médico general
e internista por la Universidad
Popular Autónoma de Puebla
y el Instituto Nacional de Nutri-
ción, respectivamente, y Máster
en Cardiopatía Isquémica por
la Universidad de Barcelona.
n Cargos importantes: director
del programa Detección Oportu-
na de Infartos, jefe de cardiolo-
gía del Hospital General de Pue-
bla y fundador del Instituto Car-
diovascular del Hospital Ángeles
de Puebla.
n Certificaciones: Sociedades
Española de Cardiología y Euro-
pea de Cardiología y Consejo
Mexicano de Cardiólogos.
La llamada
caso ejemplar
Un operador del “Búnker C-4”, adscri-
to al Consejo Estatal de Coordinación del
Sistema Nacional de Seguridad Pública,
recibe, por medio del número telefónico
de urgencias 066, la llamada de una per-
sona, que refiere síntomas de un presun-
to infarto.
Una vez que se toman datos genera-
les, el operador pone en marcha un pro-
tocolo para verificar que esta llamada no
se trate de una broma. Si se comprueba
su veracidad, la operadora turnará el caso
por frecuencia de radio a una ambulancia
que, además de encontrarse relativamen-
te cerca del lugar del incidente, cuen-
ta con equipo y personal capacitado para
atender la emergencia.
Finalmente, el operador telefóni-
co transferirá la llamada a un paramédi-
co. “A partir de ahí, el paciente comien-
za su atención”, tal y como lo señala Pé-
rez-Alva. “Si bien no podemos controlar
el tiempo que deja pasar una persona pa-
ra manifestar que se siente mal, el propó-
sito es que, una vez que lo haga, el pro-
grama DOI pondrá en marcha todo un
algoritmo de operación y contacto pre-
hospitalario”.
caso Común
Desde muy temprano, Armando comen-
zó a sentir un ligero dolor en la boca del
estómago. Aun así, decidió ir a trabajar,
aunque, al llegar al lugar, se sintió tan mal
que regresó a su casa. Tras manejar du-
rante 30 minutos, el dolor ya abarcaba
todo el pecho y parte del brazo izquier-
do; además, un sentimiento de ansiedad,
acentuado con una gran sofocación, no
cedía ni con reposo.
Llegó a su domicilio y se recostó un
rato, pero el malestar no lo dejaba en paz.
Decidió marcarle a José, uno de sus me-
jores amigos; éste le sugirió que se dur-
miera un rato, “a ver si con ello se pasa-
ban las molestias”.
Por la tarde, Armando volvió a llamar
a su amigo para comentarle que ya no so-
portaba el malestar. Cuando José llegó a
casa de Armando, lo encontró postrado
en su cama, y muy pálido y con la playe-
ra empapada de sudor. “Es hora de hacer
algo”, dijo mientras le daba a su amigo un
poco de agua.
La ayuda
caso ejemplar
Una ambulancia llega al lugar referi-
do. Ahí, dos paramédicos capacitados co-
mienzan el protocolo de atención a pa-
cientes con síntomas de infarto, el cual
consiste en una valoración ocular y toma
de signos vitales, así como en una prueba
electrocardiográfica, que puede efectuar-
se en el propio domicilio del paciente o
dentro del vehículo de emergencias.
Fernando Olea Cortés, coordinador
del área médica del “C-4”, comenta: “Es
importante hacer un correcto prediag-
nóstico de la persona afectada, pues esto
nos va a dar información vital tanto para
su estabilización en la ambulancia como
para tomar las medidas necesarias en ca-
so de que el paciente sufra complicacio-
nes durante el trayecto al hospital. Para
ello es importante tomar en cuenta nues-
tra experiencia profesional y no fiarnos
únicamente de los aparatos a los que está
conectado el paciente, ya que éstos, tan-
to por un desperfecto electrónico o por
el movimiento natural de la ambulancia,
pueden presentar fallas”.
caso Común
A diferencia del paciente anterior, en el
caso de Armando, la situación es toda-
vía caótica. Su amigo José apenas acaba
de subirlo a su auto y ninguno sabe cómo
resolver este problema. José aún no cree
que su amigo esté en riesgo de perder la
vida, pues apenas ayer fueron a jugar te-
nis y no le notó nada extraño. “Pensé que
no era algo grave, que sólo se trataba de
una fuerte gastritis”.
Sorteando el tráfico de la Ciudad y
buscando lo que para ellos dos era la me-
jor opción, Armando le dijo a José que
conocía el consultorio de un médico ge-
neral a unas cuadras de su casa y que, en-
tre otras cosas, no cobraba muy caro. In-
mediatamente se dirigieron al lugar en
el que ese médico atendía, pero encon-
traron cerrado el consultorio. Nerviosos
y estresados, los dos amigos decidieron
pararse en la primera clínica que vieron,
donde los recibió una secretaria que, por
cierto, estaba ocupada elaborando una
factura, atendiendo el pago de un pacien-
te y tomando una llamada telefónica.
El hospital
caso ejemplar
El operador de la ambulancia se comunica
por radio al hospital de destino con el ob-
jeto de informar sobre la gravedad del pa-
ciente y, así, acortar más el tiempo de re-
cepción y preparación del personal que
atenderá la emergencia. A este respecto es
importante señalar que, si la persona no
cuenta con las posibilidades económicas
suficientes como para acudir a un hospital
privado, puede ser remitido al HGP.
“Nuestro centro hospitalario, depen-
diente de los servicios de salud estatales”,
indica Pérez-Alva, “cuenta con una Uni-
dad del Dolor Torácico (UDT) y un labora-
torio de cateterismo disponible, los cuales
están abiertos a toda la población, especial-
mente a las personas de escasos recursos,
así como a los no derechohabientes del
IMSS o ISSSTE”.
Desde que el paciente llamó al 066 pa-
ra reportar el dolor en el pecho hasta el
momento en el que ingresa a la sala de he-
modinámica para la desoclusión de la arte-
ria, pasaron 60 minutos. “Éste es un tiem-
po óptimo”, señala el cardiólogo director
del DOI, “pues nos permitirá obtener los
beneficios esperados de un cateterismo
cardiaco, una de las estrategias tempranas
más convenientes para infartos”.
DE PORTADA
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Adrián Ruiz
caso Común
Armando y José apenas llegaron a la clíni-
ca. Después de 20 minutos, la recepcionis-
ta de ese sanatorio les pidió que llenaran
una forma con los datos e historial clínico
del paciente. Pasaron 15 minutos más has-
ta que un médico general recibiera por fin
a Armando. Durante la consulta, el médi-
co continuó con más preguntas: “¿Fuma?”,
“¿Padece gastritis?”, “¿Qué religión profe-
sa?”, “¿Dónde le duele?”...
El electrocardiograma y consecuen-
te diagnóstico de infarto se efectuaron ca-
si una hora después de que Armando en-
trara a la clínica y después de siete horas a
partir de que él refiriera, por primera vez,
el dolor en el pecho.
Al final, el paciente tuvo que ser trasla-
dado a otro hospital, uno en el que tenían
el equipo adecuado para tratarlo, y, aunque
Armando sobrevivió a ese ataque cardiaco,
su calidad de vida y economía han queda-
do sumamente mermadas.
De noviembre de 2006 a enero
de 2009, el DOI atendió:
n 414 casos (llamadas)
refiriendo sospecha de infarto
n 298 fueron de urgencia
n 8 enfermos requirieron
reanimación cardiopulmonar
en la ambulancia
n 112 pacientes fueron
trasladados al HGP
Fuente: Pérez-Alva, Juan Carlos; Antezana Castro, Javier.
“Importancia de Eliminar el Retraso Prehospitalario
en México”.
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El DOI debe expandirse
“A pesar de los adelantos médicos, si el en-
fermo no recibe la atención adecuada ante
un riesgo de infarto, de poco sirve un cate-
terismo; de ahí, la relevancia de establecer
un protocolo de atención adecuado, elimi-
nando algunos factores que generan ries-
gos, como la pérdida de tiempo, el trasla-
do de estos pacientes en autos particulares
o taxis, los trámites de ingreso hospitalario
y los diagnósticos errados por parte de per-
sonal médico poco capacitado”, señala Pé-
rez-Alva. Por ello, es indispensable replicar
este programa a otros estados de la Repú-
blica con el fin de proveer de una mejor es-
trategia ante las urgencias cardiacas y, con
ello, salvar cientos de vidas.
Es indispensable crear una cultura de llamado
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por parte de los enfermos a los sistemas organizados, eliminando así
las innecesarias pérdidas de tiempo y la burocracia intrahospitalaria”.