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CARLOS ARTURO CALLE

Hace unas semanas conocí la nueva tienda de Arturo Calle: Signatura.

Sinónimo de lujo y sofisticación. Aún recuerdo la primera prenda que compre

de Arturo Calle; una camisa color lila que todavía conservo.

Arturo Calle se ha convertido por excelencia en el sello del vestir masculino,

sus prendas versátiles y sobre todo asequibles ha hecho que sea la primera

opción para nosotros. Conversé con Carlos Arturo Calle, Gerente General de

Arturo Calle –quien heredó el mismo optimismo de su padre- acerca de los

desafíos en su nuevo proyecto.

¿Por qué incorporar el lujo en Colombia?

CARLOS ARTURO CALLE: La tendencia en el mundo de la moda es el lujo. El

lujo es importante porque la persona quiere verse diferente; quiere algo

personal. Lo que nosotros pretendemos y estamos logrando con Signatura es

precisamente eso, darle a aquella persona que quiere personalizar la moda

brindarle esa posibilidad ¿cómo? ofreciendo unos paños de altísima calidad y

por supuesto la mejor confección. Todo esto dentro de un ambiente del lujo,

algo muy particular y personalizado.

Dado los índices del incremento de la economía en Colombia que fueron del

1.8%, ¿considera que es el mejor momento para lanzar una marca de lujo?

CAC: Nosotros pensamos que lo importante es mirar hacia el futuro. Si bien es

cierto que en estos momentos puede haber una situación difícil en Colombia,

vamos a salir de ella y debemos estar preparados con anticipación para que

cuando esta situación termine podamos estar ofreciendo el producto. En este


momento hay un mercado en Colombia que está buscando el lujo. Aunque la

situación es difícil hay una población que tiene la posibilidad de acceder a ese

lujo y dentro de la moda masculina queremos ofrecerlo.

¿Cuáles son las estrategias de marketing que van a implementar?

CAC: Realmente la estrategia de marketing es muy sencilla: es marketing

personalizado. No es un medio masivo, es llegar directamente a nuestro cliente

y esa es la forma como vamos a lanzar signatura y a mantenerla.

¿Cómo está la competencia del lujo en Colombia?

CAC: Hay muchas posibilidades en el mercado, la ventaja de signatura es que

ofrece una gran variedad de productos: vestidos, sacos, camisas, corbatas,

pantalones, polos, cinturones, calzado, chaquetas de cuero. Todo eso con la

posibilidad de hacerlo a la medida. Aquí se encuentran algunos productos que

pueden ser hechos a la medida pero ninguna marca ofrece esta cantidad de

productos hechos a la medida y en la calidad que los vamos a ofrecer.

Signatura está pensada para…

CAC: Signatura está prevista para llegarle a aquella persona que quiera

diferenciarse en cualquier aspecto. Puede ser por el color que quiere utilizar o

porque quiere seguir una tendencia específica del momento, o porque quiere

tener una tendencia particular en la parte de la confección, o desea tener un

detalle especial. Lo que queremos lograr con el conocimiento que tenemos al

tener acceso a todas estas marcas internacionales en la parte de las materias

primas es poder ofrecerle a esa persona un producto absolutamente

personalizado. Vamos a tener algodones y lanas de Italia y una amplia

variedad de sedas.
Estamos entrando en la etapa del posconflicto, ¿están ustedes vinculados en

esta nueva fase de los acuerdos de paz?

CAC: Específicamente en la parte de las plantas estamos viendo la posibilidad

de montar unidades de producción que sean manejadas y controladas por

ellos. Es decir, nosotros les enseñamos cómo hacer el producto. Estamos

hablando con el Gobierno para que dé las herramientas: maquinaria e

infraestructura. Nosotros les brindamos el conocimiento y los acompañamos en

la elaboración.

¿Cuántos nuevos empleos están generando con Signatura?

CAC: 50 empleos.

¿Qué es el lujo?

CAC: El lujo es personalización, detalle y calidad. Es ser genuino.

¿Un color?

CAC: Azul.

¿Qué no puede faltar en el armario masculino?

CAC: Un blazer.

Un destino internacional para viajar…

CAC: Maldivas.

Uno nacional…

CAC: Cartagena.

Un diseñador internacional…
CAC: Giorgio Armani.

Y uno nacional…

CAC: Arturo Calle.

Empresas textiles y de

confecciones apuntan a las

ventas externas
Ambos segmentos han incrementado sus exportaciones hasta un 14% en los

primeros meses del año. Estados Unidos, mercado clave.

unque el 2017 fue un año difícil para el sector textil y de confecciones, sobre todo por la
caída en su producción, los empresarios están buscando salidas a la desaceleración a
través de la venta de sus productos a otros países y en la mejora de su productividad.

(Lea: Antioquia, con la meta de aumentar más de 50% sus exportaciones)


De hecho, en enero de este año las exportaciones de textiles crecieron 14%, respecto al
mismo mes del 2017.

(Lea: Asia, la clave de la apertura de mercados para bienes nacionales)

El aumento también se registró en las ventas externas de confecciones, que mostraron


un alza de 6%, respecto al 2017. En ese panorama, Estados Unidos es clave, pues es uno
de los países que más le compra a esos dos segmentos.

De acuerdo con Luz Adriana Naranjo, directora de transformación estratégica de


Inexmoda, el sistema moda de todo el mundo está atravesando un proceso de
transformación y de transición al que los empresarios se tienen que adecuar. “El año
pasado, miles de tiendas del sector cerraron y el consumo dejó de ser tan dinámico. El
negocio se está replanteando”, explicó la directiva.

En el caso de Colombia, según Naranjo, la desaceleración del consumo interno ha hecho


que las exportaciones sean una oportunidad para los empresarios para mejorar sus
ventas. “El sector ha pasado por varios ciclos. Hubo una época donde las ventas
nacionales fueron un salvavidas para la industria, hoy los empresarios han incrementado
su interés en vender en el exterior”, aseveró.

Datos de ProColombia lo confirman, pues de las 2.241 empresas que tuvieron un


acompañamiento de la entidad para entrar a mercados internacionales el año pasado, las
de textiles y de confecciones fueron las que tuvieron una mayor participación, con
negocios que ascienden a los US$362 millones.

Ante ese panorama, Naranjo, dijo que la innovación hace parte importante de ese
proceso de internacionalización. “Una de nuestras labores es impulsar la mejora de la
productividad y de la implementación de la innovación en las empresas a través de
distintos programas de emprendimiento”, aseguró.

Inexmoda lleva tres años realizando convocatorias para que los empresarios mejoren sus
ventas a través de la mejora de su productividad y de la creación de valor agregado. En
ese tiempo, han impactado a 165 compañías, cifra que esperan incrementar.

Lo correcto, no lo popular
Puede que mi papá se vaya de la Casa de Nariño con baja popularidad, pero con
conciencia tranquila.

En varias ocasiones le he oído decir a mi papá que un gobernante debe hacer lo


correcto, no lo popular. Y ahora, tan solo a unos meses de terminar su gobierno, puedo
constatar que siempre ha actuado bajo ese principio, así le haya costado tener una baja
favorabilidad. La realidad es que la mayoría de las veces lo correcto no coincide con lo
popular, sobre todo en un país con tantos problemas como Colombia. Sin embargo, hay
algunos casos en que hacer lo correcto sí es popular.
En educación, por ejemplo, tuvo el sueño de convertir a Colombia en el país con la
mejor educación de América Latina para el año 2025. Por esa razón, el presupuesto para
educación se convirtió, por primera vez, en el más grande de todos. Así mismo, los
programas Ser Pilo Paga y De Cero a Siempre han sido un éxito ayudando a casi 40.000
jóvenes acceder a educación superior y brindándoles atención integral 1.260.000 niños.
Mejorar la educación y ayudar a los más vulnerables fue lo correcto y a la vez, lo
popular.

La revolución en infraestructura que estamos viendo por todo el país, como las
carreteras 4G y los nuevos aeropuertos, era una necesidad para nuestro desarrollo y
competitividad, y algo que veníamos reclamando desde hace años. Las más de 270.000
viviendas gratis, urbanas y rurales, que quedarán entregadas antes de terminar el
gobierno, también fueron fundamentales para reducir los índices de pobreza y ayudar a
miles de familias. Son decisiones que tuvieron gran acogida.

Pero estas son las excepciones, no la regla. Normalmente, un presidente tiene que tomar
las decisiones más difíciles, y estas no son entre lo bueno y lo malo, sino entre lo malo y
lo peor.

Por la caída de los precios del petróleo en el 2014, la nación pasó de recibir 23 billones
de pesos anuales a no recibir ni un solo peso. Esta crisis se afrontó presentando una
reforma tributaria, que, sin lugar a dudas, es lo más impopular que puede hacer un
gobernante. Pero había que pensar en el largo plazo y hacer lo correcto. Había que
mantener la regla fiscal que nos ayudara a conservar el grado de inversión y, por otro
lado, no hacer recortes a los programas sociales que tanto han ayudado a combatir la
pobreza.

Cuando mi papá comenzó su presidencia tenía un mandato: acabar con las Farc, y
cumplió. Mantuvo la presión militar que fue clave para llevarlos a la mesa de
negociación. Fueron dados de baja ‘Alfonso Cano’, el ‘Mono Jojoy’ y 53 cabecillas
más. Él habría podido continuar con esa guerra que disparó sus índices de favorabilidad
cuando era ministro de Defensa y al comienzo de su gobierno, pero que también tenía
disparado el número de muertos, heridos y desplazados. Por esa razón decidió comenzar
el proceso de paz, sabiendo que sería extremadamente difícil e impopular.
¿Cómo es posible que Santos, el verdugo de las Farc, iniciara un proceso de
negociación con ellos? Porque lo correcto era acabar con esa dolorosa fábrica de
víctimas que ha afectado al país por más de medio siglo, y porque todo conflicto, sin
excepción, acaba a través de una negociación. Lo han acusado de traidor, de haber
regalado el país, de haberse arrodillado. Pero la realidad es que hoy, las camas del
Hospital Militar están vacías, que los campesinos han podido volver a sus parcelas, que
tenemos la tasa de homicidios más baja en cuarenta años y que las Farc son ahora un
partido político que no llegó al 0,5 % de los votos en las pasadas elecciones legislativas.
Lo popular era seguir enviando soldados y policías a combatir, seguir ordenando
bombardeos, seguir mostrando trofeos de guerra, pero lo correcto era ponerle fin a esa
barbarie.

Puede que mi papá se vaya de la Casa de Nariño con una baja popularidad, pero se irá
con la conciencia tranquila y con la frente en alto por haber buscado siempre hacer lo
mejor para todos los colombianos. Se equivocó en algunas oportunidades, por supuesto,
pero jamás se dejó llevar por la coyuntura, las encuestas o las redes sociales. Nunca
buscó hacer lo popular, sino lo correcto.

ESTEBAN SANTOS

Exportaciones colombianas crecieron 13,9 % a


febrero

Entre enero y febrero de este año las exportaciones colombianas sumaron 6.261,7 millones de
dólares, observando un aumento de un 13,85 %, en comparación con igual periodo de 2017, cuando
el total fue de 5.499,6 millones de dólares.
Según los datos reportados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en el
primer bimestre las exportaciones de combustibles y productos de las industrias extractivas
correspondieron a 3.556,3 millones de dólares, con una variación de 15,3 %. “Este comportamiento
se explicó principalmente por el incremento de las ventas de externas de hulla, coque y briquetas
(30,4 %) y de petróleo, productos derivados del petróleo y productos conexos (8,9 %)”, se lee en el
informe.
Se destaca que entre enero y febrero de 2018 las exportaciones del grupo de manufacturas
totalizaron 1.216,3 millones de dólares con una variación de 20,5 %. Este comportamiento se explicó
principalmente por el aumento en las exportaciones de productos químicos y productos conexos
(21,3 %). En el mismo periodo de 2017 las exportaciones del grupo de manufacturas fueron de
1.009,7 millones de dólares.
Las ventas externas de productos agropecuarios, alimentos y bebidas en el periodo enero-febrero de
2018 correspondieron a 1.299,8 millones de dólares con una variación de 17,7 % en comparación
con el año asado. Este comportamiento se explicó principalmente por el incremento en las
exportaciones de aceite de palma (80,4 %).
En lo corrido del año, hasta febrero, Estados Unidos fue el principal destino de las exportaciones
colombianas, con una participación de 28,7 % en el valor total exportado; le siguieron en su orden:
Panamá, China, Turquía, México, Brasil y Ecuador.

FERNEY ARIAS JIMÉNEZ


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Periodista de economía de El Colombiano. Oidor de tangos. Sueño con una Hermosa sonrisa de luna.

La chicha y la radio
Hace 60 años, el que avivó el odio no fue la radio, fueron personajes con fines
proselitistas.
Alejandro Riveros González | @AlejoRiveros

Todos necesitamos un amigo historiador. Alguien que nos ayude a entender mejor lo
que pasó y lo que puede ocurrir en un país tan singular como Colombia, donde los
apellidos políticos se repiten década tras década, y los problemas económicos y sociales
mutan creando engendros desastrosos.

Hace unos meses tuve una charla con el profesor Miguel Reyes Schloos, uno de esos
genios escondidos en medio de la academia y las bibliotecas, quien ha investigado
detalladamente la historia política del país en los años 50.
Al final de esa cátedra improvisada, la mañana de un 31 de diciembre, Miguel Reyes
casi olvida contarme su versión de los sucesos del 9 de abril –digo casi porque cuando
de historia política se trata, al profesor no se le pasa nada– y en medio de singulares
detalles, resaltó los vergonzosos sucesos en Bogotá (aunque en realidad la violencia se
incrementó en todo el país, donde se vieron episodios tan dolorosos como el “puerto
tejadazo”).

“En esa época se culpaba a todos de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán: al presidente
Ospina Pérez, al partido Conservador, al secretario de Estado George Marshall, a la
CIA, y hasta al partido Comunista. No olvidemos que muchos eventos y personalidades
se encontraban en la ciudad en esa época, incluso el joven Fidel Castro, quien
coincidencialmente participaba en una conferencia estudiantil”, narraba Miguel. Y
agregaba: “Sobre los móviles de este magnicidio siempre han existido muchos rumores;
casi todos, inconsistentes y convenientes”. Luego me contó cómo muchos jóvenes de
izquierda se tomaron la radio para alebrestar al pueblo, que ya para esas horas estaba
saciado de chicha quemando la ciudad.

La culpa es de la chicha y de la radio, le dije. Y con una mirada castigadora me expresó


su malestar. De inmediato me hizo caer en cuenta de que estaba cometiendo el mismo
error de muchos colombianos que juzgaron de forma errada los hechos de 1948. Nunca,
¡nunca!, la culpa será del medio, sino del emisor y del receptor. En pocas palabras: no
hay que culpar al sofá, sino al personaje que hace en él las cosas lujuriosas que narra el
cuento.

La chicha, que seguramente fue fermentada inocentemente y ya le hacía competencia


fuerte a la cerveza en el interior del país, fue señalada como el actor determinante del
desastre en Bogotá; la señalaron y acorralaron. “Nada se dijo de la ausencia de
educación, salud, trabajo, de los largos años de exclusión. La chicha se convirtió así en
otra de las víctimas del 9 de abril”, escribía en EL TIEMPO otro historiador que sería
bueno tener de amigo.

La Radiodifusora Nacional, por su parte, fue tomada violentamente por voces que
invitaban a la violencia y a la venganza contra los conservadores, supuestos asesinos de
Gaitán. Fueron 72 horas de odio en las que por la radio se convocaba a los incendios,
saqueos y asesinatos. “Aló, aló, fuerzas revolucionarias izquierdistas de Colombia
acaban de tomarse la gobernación en el Atlántico (…) Viva la revolución popular (…)
Fue asesinado Gaitán por un policía conservador por orden del gobierno conservador
(…) Debe desencadenarse una revolución. Apodérense del gobierno sin temor (…) ¡a la
carga, a la carga!”, gritaban desde las emisoras secuestradas.
Al final, la chicha fue prohibida y la radio, maldecida.

No hemos cambiado. Hoy seguimos imputando a los medios y no a los sujetos.


Culpamos a Twitter y a los chats de WhatsApp porque allí circulan mensajes injuriosos,
agresivos y criminales, mientras los causantes de estos problemas quedan escondidos
detrás de perfiles falsos, como hacían algunos maleantes detrás de los micrófonos
robados en 1948. Y, en cuanto a los receptores, actualmente replicamos
irresponsablemente los mensajes incendiarios, como lo hacían muchos oyentes en el
Bogotazo.

No debemos caer en esa trampa. Hace 60 años, el que avivó el odio no fue la radio,
fueron muchos personajes como Rómulo Guzmán que la usaron con fines proselitistas.
Hace seis décadas, no fue la chicha la que regó sangre por las calles republicanas de
Bogotá, fueron muchos bogotanos que tenían guardado resentimiento, angustia y
frustración en sus cabezas.

Debemos enfocar las responsabilidades en las personas, no en los medios. Seguimos


orientando los debates hacia la chicha y la radio, cuando el problema está en otro lado.

Adición: tampoco creo que el principal culpable de las masacres en Estados Unidos sea
la Asociación Nacional del Rifle. Algo ocurre en las mentes enfermas de los jóvenes
asesinos que debe ser atendido de inmediato; allí debe estar el foco de la política
pública. El control de armas está bien, pero no ataca el problema de fondo.

ALEJANDRO RIVEROS GONZÁLEZ

Ahora sí comenzó esto


Cuando faltan siete semanas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales,
quedaron ya destapadas las cartas de cada aspirante.
Ricardo Ávila
Director de Portafolio

p ara la mayoría de los colombianos, la semana que terminó fue apenas una más en la
cuenta regresiva hacia la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 27 de mayo.
A fin de cuentas, volvió a repetirse el libreto de manifestaciones públicas y debates
entre aspirantes, algunos de ellos más punzantes que en oportunidades anteriores.

Sin embargo, para los expertos en estos temas lo que sucedió en estos días no fue otra
cosa que el arranque verdadero de la contienda. Tal como dijo un especialista en el
tema: “ahora sí comenzó esto”.

El motivo de la afirmación es uno solo: ya terminaron las cábalas de las posibles


alianzas y se dieron los apoyos que permiten establecer cuáles son los linderos de unos
y otros.
Para utilizar la conocida expresión, cada uno de los postulados a suceder a Juan Manuel
Santos quedó en su plata en cuanto a respaldos. Ahora lo que viene es la lucha por el
favor popular, lo cual implica el destape de las campañas publicitarias respectivas y un
aumento en el nivel de pugnacidad entre los contendientes.

Y aunque las encuestas muestran quién está arriba y quién no, todos consideran que en
las seis semanas que vienen cualquier cosa puede pasar. Dicho de otra manera, la
carrera sigue abierta, entre otros motivos porque las probabilidades de que sea necesaria
una segunda vuelta son muy elevadas. Que haya cinco nombres que aparecen con más
del cinco por ciento de las preferencias en las mediciones, hace muy difícil que alguien
se quede con la mitad de los votos en la primera ronda.

Tal como en el juego de las sillas musicales, de lo que se trata es de quedarse con un
cupo para pasar a la final. Actualmente, todo apunta a que Iván Duque tiene su puesto
garantizado, dada la ventaja que posee en los sondeos. De tal manera, la batalla es por el
segundo puesto. Gustavo Petro es el más opcionado, aunque sus contendores buscarán
desplazarlo.

Ese es precisamente el desafío de Sergio Fajardo. Sus partidarios eran amigos de una
alianza con Humberto de la Calle, pero dicha posibilidad quedó enterrada a mediados de
la semana pasada cuando el candidato liberal la desechó. El llamado al orden de su
colectividad cerró la puerta de una fórmula que se habría presentado como la gran
opción de quienes se ubican en el centro del espectro ideológico.

¿Por qué la bancada del trapo rojo prefirió seguir su camino a pesar de que se arriesga a
no lograr el caudal electoral mínimo que necesita para conservar la personería jurídica?
Las hipótesis abundan, pero una de ellas es que, pese a los roces que mantiene desde
hace tiempo con Germán Vargas Lleras, este es visto como el único que realmente
podría ganarle al designado del Centro Democrático el 17 de junio.

Ese habría sido el motivo por el cual el Gobierno hizo el guiño para que el Partido de la
U se sumara al exvicepresidente de Santos, dejando de lado las antipatías de otros
tiempos. En su momento, el liberalismo haría algo similar, aplicando el axioma del
‘enemigo de mi enemigo, es mi amigo’.

Lo anterior no quiere decir que Vargas Lleras las tenga todas consigo. Su imagen
negativa en las encuestas es un escollo enorme. Aun así, propios y extraños le
reconocen la solidez de su programa, al igual que experiencia y capacidad de
desempeñarse bien en los debates.
En consecuencia, la recta final da para alquilar balcón. Duque buscará ganar el 27 de
mayo, pero su liderazgo lo convierte en el objeto de las críticas de los demás; Petro
sigue en lo suyo, con la idea de conseguir más adeptos; Fajardo enfrenta enormes
riesgos si no logra darle chispa a sus planteamientos; Vargas Lleras se desplaza hacia el
centro, buscando ser la opción antiuribista; y De la Calle aspira a un desempeño
honroso. Ese es el estado de la carrera, a siete semanas de la eliminatoria.

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