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INTRODUCCIÓN:

7 gases presentes en minas


subterráneas
Los accidentes por intoxicación se cuentan entre los de mayor recurrencia en la
minería peruana. Los trabajadores de la minería subterránea deben estar
alertas a la presencia de siete gases peligrosos principales. Entre ellos están
nitrógeno, anhídrido carbónico, monóxido de carbono, gases nitrosos, anhídrido
sulfuroso, gas sulfhídrico y gas grisú. Veamos algunas características de cada
uno.

Nitrógeno
Gas inerte, incoloro, inodoro, insípido y es más ligero que el aire. Cuando se
encuentra mezclado con un poco de oxígeno produce sofocamiento en el
organismo humano.

Se forma por el desprendimiento de los estratos de rocas en algunas minas y


también por el consumo de oxígeno del aire por alguna forma de combustión,
especialmente la combustión de explosivos. Cuando los gases tóxicos más
ligeros que el aire se acumulan en chimeneas o lugares altos de trabajo, están
formados generalmente por nitrógeno.

Cuando se mezcla con el oxígeno en una proporción aproximada de 78% a


21%, como en el aire atmosférico, su acción es diluir el oxígeno. Este gas
causa la muerte por sofocamiento cuando el porcentaje de nitrógeno pasa
de 88%.

Anhidrido carbónico
Gas sin olor ni color, con un sabor ligeramente ácido, es 1,5 veces más pesado
que el aire y soluble en agua. El anhídrido carbónico es un estimulante de la
respiración, por lo que es fisiológicamente activo y no se le puede clasificar
entre los gases inertes, aunque no es altamente tóxico. Su propiedad
estimulante de la respiración es aprovechada en algunos aparatos para
respiración artificial.

La presencia de 0,5% de anhídrido carbónico en el aire normal causa ligero


aumento en la ventilación de los pulmones; la persona expuesta a esta
pequeña cantidad de anhídrido carbónico respirará más profundamente y
ligeramente más aprisa que estando en aire puro. Si el aire contiene 2% de
anhídrido carbónico, la ventilación de los pulmones aumentará en 50%
aproximadamente; si el aire contiene 5% de dicho gas, la ventilación de los
pulmones aumentará en 300%, haciendo que la respiración sea fatigosa.

El anhídrido carbónico se forma en las minas subterráneas durante la


putrefacción de la madera, descomposición de rocas carbonatadas por aguas
ácidas, trabajo con explosivos y por combustión. En puntos de deficiente
ventilación, las concentraciones de este gas resultan peligrosas y debido
a su densidad se acumula principalmente en los puntos más bajos de las
labores mineras.

Monóxido de carbono
Gas extremadamente venenoso, incoloro, inodoro e insípido. Es uno de los
gases más peligrosos que existen y es la causa del 90% de los accidentes
fatales en minas por intoxicación por gases.

No mantiene la combustión y es imposible detectar su presencia sin contar con


equipos de detección de gases. Se produce siempre durante los incendios en
minas, explosiones de gas y polvo, voladuras, quema de explosivos y generado
por los motores de combustión interna.

Su acción tóxica sobre el hombre se debe a la gran afinidad química que


tiene la hemoglobina de la sangre por él, de 250 a 300 veces mayor que el
oxígeno. Por tal razón, aún pequeñas concentraciones de monóxido de
carbono son peligrosas.

Si una persona aspira monóxido de carbono con el aire, los glóbulos rojos
pierden su capacidad de admitir oxígeno. Este ya no llega hasta los tejidos del
cuerpo, produciéndose hasta la muerte por falta de oxígeno. Las víctimas que
se recuperan del monóxido de carbono, deben permanecer bajo observación
médica por lo menos durante 24 horas.

Evidentemente, la peligrosidad del monóxido de carbono está íntimamente


ligada con el tiempo de exposición, ya que a mayor tiempo y con igual
concentración de gas en el aire, mayor es la saturación de la sangre. Con una
saturación de la sangre de 70 % a 80 % sobreviene la muerte.

Gases nitrosos
Gases incoloros en concentraciones bajas y de color pardo rojizo cuando la
concentración es alta. Es un gas tóxico e irritante que se forma en las
minas por efecto del empleo de explosivos, especialmente cuando se
utiliza anfo y por la combustión de motores diesel.

Su acción tóxica la ejerce en las vías respiratorias, especialmente en los


pulmones, al disolverse con el agua formando el ácido nítrico y nitroso los que
corroen los tejidos. Una concentración de 0,002% produce un envenenamiento
mortal.

Los óxidos de nitrógeno tienen un comportamiento engañoso respecto a


su toxicidad, pues una persona que lo respira puede rehacerse
aparentemente y después de varias horas o días morir repentinamente.

Anhidrido sulfuroso
Gas incoloro sofocante, con fuerte olor sulfuroso, es 2,2 veces más pesado que
el aire y se disuelve fácilmente en el agua. Es fuertemente irritante de los
ojos, nariz y la garganta, incluso en concentraciones bajas, y puede
causar graves daños a los pulmones si se inhala en altas
concentraciones.

En concentraciones superiores a 0,001 % ataca a las mucosas y con 0,05


% es mortal. Se forma por la combustión de piritas, de minerales con alto
contenido de azufre y por voladuras en rocas que contienen sulfuros.

Gas sulfhídrico
Gas incoloro de olor característico a huevos podridos, sofocantes, tóxicos,
inflamables, irritantes y venenosos. Es más venenoso que el monóxido de
carbono pero su característico oloroso lo hace menos peligroso.

Irrita las mucosas de los ojos, de los conductos respiratorios y ataca el sistema
nervioso. Con un contenido de 0,05% se produce un envenenamiento
peligroso en media hora y con 0,1% rápidamente sobreviene la muerte.

Las fuentes de formación en las minas son putrefacción de sustancias


orgánicas, descomposición de minerales sulfurosos, emanación de gases de
las grietas y combustión incompleta de explosivos.

Gas grisú
Gas compuesto principalmente por metano, conteniendo un promedio de 95%
de este gas. Los otros componentes son anhídrido carbónico, nitrógeno, etano
y a veces hidrógeno. El metano es uno de los gases más peligrosos
existentes en las minas, por su propiedad de formar mezclas explosivas
con el aire.

Las explosiones de metano han sido la causa de la muerte de centenares de


mineros del carbón. Se encuentra en las minas de carbón y en rocas que
contienen materias orgánicas.
Cómo reconocer y prevenir el
envenenamiento con monóxido de
carbono
13 marzo, 2015 por Seguridad Minera Deja un comentario

Para la mayoría de las personas, las primeras señales de exposición a


concentraciones bajas de monóxido de carbono (CO) incluyen ligeros dolores
de cabeza y falta de aliento cuando se hacen ejercicios moderados.

La exposición aguda o continua puede producir síntomas de gripe, incluidos


dolores de cabeza más fuertes, mareos, cansancio, náuseas, confusión,
irritabilidad y pensamiento confuso, falta de memoria y coordinación.

Al monóxido de carbono le llaman “el asesino silencioso” porque si uno no


presta atención a estas primeras señales, la persona puede perder la
conciencia y la capacidad de salir del peligro. Es el caso de las personas que
están dormidas o han consumido alcohol, quienes pueden morir de
envenenamiento con monóxido de carbono incluso antes de presentar
síntomas.

Asimismo, la persona puede no tener síntomas y al mismo tiempo estar


expuesta a niveles peligrosos de CO. Cuando se respira concentraciones bajas
de CO, puede no sentirse síntomas obvios, pero esta baja exposición puede
causar daños a la salud en el largo plazo, aún después de que se haya
eliminado la fuente de CO.

Estos efectos incluyen daños neurológicos a largo plazo, por ejemplo dificultad
para aprender y retener datos en la memoria, efectos emocionales y de
personalidad, y trastornos sensoriales y motores.

En caso de percibir síntomas de envenenamiento por CO


Conseguir aire fresco inmediatamente. Abrir puertas, ventanas y apagar
estufas, hornos, calentadores y aparatos de ese tipo, y salir del ambiente.

Llamar a un centro de control de venenos, o al área de expertos que orientaran


sobre la necesidad de recibir atención médica.

Consejos para la prevención del envenenamiento con monóxido de


carbono
 Verifique todos los años los sistemas de calefacción y los aparatos que queman
combustible.
 Evite el uso de aparatos de combustión sin ventilación.
 Nunca queme combustible en ambientes interiores, salvo en cocinas o calderas
fabricadas para usar sin riesgo.
 Esté alerta a posibles signos de envenenamiento con monóxido de carbono.
 Mantenga los aparatos de gas correctamente calibrados.
 Cerciórese de que todos los aparatos interiores que queman combustible estén
en buen estado y tengan la ventilación adecuada.
 Nunca deje el auto encendido en el garaje, ni siquiera con la puerta del garaje
abierta al exterior.
 Si sospecha de un envenenamiento con monóxido de carbono, consulte de
inmediato a un profesional de salud.
Guía de sustancias: Monóxido de
Carbono
El monóxido de carbono es un gas compuesto de carbono y oxígeno (CO) que,
generalmente, se forma como un producto de la combustión incompleta de un
material carbonoso (orgánico). El gas es inflamable, no irritante, incoloro,
insípido e inodoro.

Toxicidad

El monóxido de carbono es tóxico, y actúa principalmente al ser inhalado y se


clasifica como un asfixiante químico. Al ser inhalado, el monóxido de carbono
se combina reversiblemente con la hemoglobina que hay disponible en la
sangre. Normalmente, el oxígeno se combina con la hemoglobina y,
seguidamente, es transportado a los tejidos del cuerpo para la oxigenación
celular. La presencia de monóxido de carbono, sin embargo, produce una
interferencia a este transporte normal de oxígeno, debido a que la hemoglobina
tiene una afinidad por este gas que es, aproximadamente, de 200 a 300 veces
mayor que por el oxígeno. Por consiguiente, cualquiera que sea la cantidad
de monóxido de carbono, la hemoglobina se combinará con éste antes de
hacerlo con el oxígeno. Esto da por resultado una falta de oxígeno a los
tejidos.

La combinación del monóxido de carbono y la hemoglobina da lugar a la


formación de lo que se conoce como carboxihemoglobina. Los efectos del
monóxido de carbono están relacionados con el porcentaje de
carboxihemoglobina que hay en la sangre.

Los efectos del monóxido de carbono se caracterizan tanto por ser crónicos
como agudos. Los efectos agudos se producen por exposiciones cortas,
generalmente de una hora o menos a altas concentraciones, usualmente
mayores de 400 partes de monóxido de carbono por un millón de partes de aire
(400 ppm). Por lo general, una exposición de 500 a 1,000 ppm da por
resultado una serie de síntomas que se incrementan gradualmente como
consecuencia de una falta de oxígeno en los tejidos. La respiración
aumenta y se producen dolores den cabeza, náuseas, confusiones mentales y
posiblemente alucinaciones. Al principio el individuo se pone pálido, aunque
pronto puede adquirir una coloración del rojo cereza, especialmente en los
labios y en los lóbulos de las orejas. Aproximadamente 3,000 ppm
producirán una inconsciencia y peligro de muerte en unos 30 minutos. La
inconsciencia y falta progresiva de oxígeno dará por resultado un daño a los
tejidos, especialmente a los del cerebro. Una exposición a 10,000 ppm o más
dará por resultado una inconsciencia inmediata y muerte en varios minutos o
menos. El grave peligro que encierra una exposición aguda al monóxido de
carbono radica en que no hay advertencia alguna, como olor y, en el caso de
una exposición a una concentración muy alta, existen pocos síntomas iniciales
antes de la inconsciencia o la muerte.

Los efectos crónicos del monóxido de carbono son el resultado de una


exposición prolongada a concentraciones algo más bajas pero significativas.
Una exposición a menos de 400 ppm es considerada generalmente como
crónico. Inicialmente los efectos crónicos son similares a los efectos agudos:
dolor de cabeza, náusea y mareos. Sin embargo, los efectos perjudiciales
permanentes, por ejemplo, el daño a los tejidos y finalmente la muerte,
asociados con una exposición aguda no se presentan comúnmente en una
exposición crónica. En una exposición crónica la mayoría del monóxido de
carbono se elimina de la sangre en ocho a diez horas después de
finalizada la exposición. El grado de envenenamiento con monóxido de
carbono depende no solamente de la concentración y tiempo de la
exposición, sino también del grado de la actividad individual, del ritmo
respiratorio, del estado de salud y de los hábitos de fumar. Los individuos
que padecen de problemas cardiovasculares y respiratorios son mucho más
susceptibles a los efectos adversos a concentraciones más bajas que los
individuos que gozan de buena salud. Además, las personas muy fumadoras
tendrán un elevado nivel de carboxihemoglobina antes de la exposición y
pueden experimentar efectos adversos a concentraciones más bajas de lo
normal.

Primeros auxilios

Una persona que sufre los efectos del monóxido de carbono debe ser retirada
inmediatamente del área contaminada y ser trasladada a un lugar bien
ventilado donde se la mantendrá cómodamente abrigada.

Si ha dejado de respirar, la respiración es débil o la víctima respira con


espasmos, será necesario administrarle respiración artificial hasta que se haya
restablecido la respiración normal. Independientemente de la aparente
gravedad de la exposición deberá administrarse oxígeno tan pronto como
sea posible una vez que la respiración se ha estabilizado. Es preferible el
oxígeno puro, aunque si se usa una mezcla de anhídrido carbónico/oxígeno,
ésta deberá ser administrada solamente por personal idóneo. El oxígeno que
contiene del 7 al 10% de anhídrido carbónico actúa como un potente
estimulante respiratorio y cardíaco, provocando una respiración profunda y la
rápida ventilación de los pulmones. Tal mezcla es más efectiva para eliminar el
monóxido de carbono que el oxígeno puro.

Es extremadamente importante conservar el calor en el paciente y alejarlo de


corrientes de aire. Para conservar la temperatura del cuerpo pueden usarse
mantas. Las fuentes de calor que pueden parecer bastante frescas a la
persona que la está aplicando puede producir graves quemaduras y
ampollas en una persona inconsciente.
La víctima deberá ser recostada y se le dirá que descanse, a fin de evitar que
su corazón se fatigue excesivamente. Como ayuda para la circulación su
cuerpo deberá estar inclinado cabeza abajo en un leve ángulo. Deberá ser
tratado como un convaleciente y dársele suficiente tiempo para descansar y
recuperarse.

Los efectos posteriores del envenenamiento con CO deberán ser tratados


sintomáticamente por un médico. Podrán ser lo suficientemente graves como
para justificar la hospitalización.

El tratamiento de un envenenamiento agudo con CO se basa en dos


principios: restablecimiento de la respiración mediante respiración artificial
o equipos de resucitación y la aceleración y eliminación del CO de la
hemoglobina mediante la inhalación de oxígeno.
INFORMACION EXTRA

La intoxicación por monóxido de carbono es la principal causa de muerte relacionada a


envenenamientos por gases o vapores; es producido por cualquier aparato doméstico o
elemento que utilice combustible.
Se le llama el “asesino silencioso” por que es un gas:
 Invisible
 No tiene olor
 Ni color
 Ni sabor
 No irrita
 Ni provoca tos

La falta de información y desconocimiento de sus efectos, impide en la mayoría de los


casos, su identificación como causa de muerte.
Fuentes de Monóxido de Carbono

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