Está en la página 1de 4

Diana Carime Real Pereyra

A01329195

Expresión Verbal en el Ámbito Profesional

Responsable: Clarisa Méndez Tirado

RELATOS SALVAJES: UNA PELÍCULA IRREAL BASTANTE REAL


Luego de una ausencia de casi una década, el exitoso director argentino Damián Szifron
regresa en 2014 con una película que posee una estructura bastante atípica pero que logra
envolverte con sus seis (¡Seis!) historias, sin ningún tipo de vínculo más allá que una
crítica a la sociedad Argentina (y en mi opinión, a toda la población latina) en la que se
puede entrever todos los malos valores, contradicciones, maldades y sobretodo, la doble
moral que se ha vuelto cada vez más aceptada y lo peor: que es propagada y protegida por
gente en el mundo, con los dichosos hashtags y con las “libres manifestaciones”.

En principio es importante mencionar que la película cuenta con efectos especiales de


primer nivel y que, se nota, que el flujo de dinero no fue un problema para Szifron, quien se
pudo explayar en toda sus facetas y escoger escenarios diferentes, explotando al máximo
las riquezas que ofrece la diversidad de ecosistemas de la bella Argentina.

El inicio de la película es épico: todo un escenario improbable en el que todos los pasajeros
de un vuelo tienen algún tipo de vínculo con la misma persona, a la que han agredido en
algún momento de su vida y la que, justamente es el piloto del vuelo y se encuentra
cobrando venganza estrellando el avión en el jardín de sus papás, a los cuáles, también
guarda un tipo de resentimiento. Así que, el director desde antes de mencionar a los actores
principales ya se encuentra esparciendo humor negro que roza con la crueldad máxima e
impiadosa.

La segunda historia no es menos que la anterior: una moza (Julieta Zylberberg) y una
cocinera (Rita Cortese) son las únicas personas atendiendo una cafetería a altas horas de la
noche y de repente llega un cliente (César Bordón), el cual resulta ser un mafioso quien
conocía a la familia de la moza y justamente había causado la destrucción total de esta. Así
que, llega la pregunta ¿Es hora de hacer justicia por mano propia o simplemente debería
dejarse pasar, servir su cena y dejarlo ir? Por si fuera poco, el muy desgraciado sin siquiera
reconocer a la mesera, la trata con un genio pésimo y alimenta el hambre de venganza.

El tercer relato, el que causa más gracia de esa que te hace sentir culpable, muestra en los
personajes de un hombre rico con su radiante Audi 0 KM (Leonardo Sbaraglia) y un
hombre de una clase baja, ese lado del ser humano oscuro; el enojo, la envidia, los
resentimientos, y la decisión de tomar la violencia como solución a todos los problemas
hacen que este episodio termine en algo terrorífico e innecesario que hubiese sido evitado
con un poco de misericordia.

Al final de esta historia, por si fuera poco, el director hace una burla a la manera en la que
la policía suele justificar todas las investigaciones. Esto no es algo que pase exclusivamente
en Argentina, aunque sí es más común vivirlo en países del tercer mundo. Donde las
autoridades, con un par de consideraciones, media investigación mal hecha y casi sin
esfuerzo suelen resolver todos los asuntos con su típico “se trata de un crimen pasional”.

En la cuarta entrega, Ricardo Darín, célebre actor argentino, realiza una actuación maestra
con su personaje de un ingeniero experto en demoliciones, quien en algún punto de su vida
desarrolló un gusto por tener la razón siempre, cosa que no lo ayuda en nada en un país en
el que la corrupción es el pan de cada día. Nada le va a salir como espera y se quejará tanto
que su vida pasará de la luz a la penumbra en un abrir y cerrar de ojos. Al final, su último
acto de ira, peligroso, no pensado y que pudo haber lesionado a muchos inocentes, resultará
tan chistoso que toda la sociedad Argentina lo apremiará y recuperará todo lo que perdió
gracias a un hashtag bastante tonto. Suena bastante familiar, ¿No es así? Y aquí es donde se
me ocurre algo que una vez mencionó el gran Carl Jung: “Las multitudes siempre se
alimentan de epidemias psíquicas.” Todos sabemos que las redes sociales tienen alcances
inimaginables hoy en día y yo siempre digo que hoy por hoy cualquier persona puede ser
famosa si tiene un poco de suerte y logra entretener a un par de personas quienes
compartirán su video y de ahí, todo es más fácil.

La quinta narración tiene un tema tan polémico como injusto y que apunta a miles de casos
verídicos donde el dinero y las influencias parecen querer lograrlo todo y donde el amor de
los padres hacía los hijos lleva al ser humano a cometer actos inciertos e ilícitos. En esta
historia, un junior, como son conocidos usualmente los muchachos ricos consentidos,
atropella al salir de un bar a una mujer embarazada y se da a la fuga. Sus padres (Oscar
Martínez y María Onetto) llaman apenas se enteran a su abogado (Osmar Núñez) con el
plan de culpar del accidente al pobre de su jardinero de confianza y así llegar a un acuerdo
con el fiscal. Claro está, el jardinero recibirá una gran recompensa por su heroico trabajo al
igual que el abogado y que el policía, quién avalará la falsa historia. Como es de esperarse,
esta historia también termina de una manera perturbadora.
La última puesta en escena hace que me venga a la mente la frase del famoso médico
psicoanalista francés Jacques Lacan: “La verdad tiene estructura de ficción”.

Verán, esta historia a pesar de ser muy exagerada, tiene tanta verdad en ella… yo al menos
conozco a más de una pareja que se encuentra en esa situación y no hace nada a pesar de
que todos le decimos que ¡abra los ojos!.

Así que, la cereza del pastel no es menos de lo que se espera y resulta perpetuar en una
historia recargada de humor (negro, como en toda la sátira) en la que una novia disfrutando
de su boda (Erica Rivas), descubre antes del primer vals, no solo que su galano novio
(Diego Gentile) la engaña, sino que tuvo el descaro de invitarla a la fiesta y que, ella asistió.
La locura humana, el nerviosismo, la furia y los celos hacen vuelcos en su cabeza y la
pobre chica, humillada, empezará una serie de locuras que irán aumentando gradualmente
hasta desembocar en lo que será una fiesta inolvidable por donde se mire.

Como dijo alguna vez Sigmund Freud: “La ciencia moderna aún no ha producido un
medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas.”

En la película ni un sólo personaje muestra un gramo de bondad, sino por el contrario,


actúan desbordando emociones, casi de manera primitiva y llevándose de lleno al límite sin
importarles ni su moral, ni valores ni nada por el estilo. A mi punto de vista esa es la
definición de la película: no hay un razonamiento cuerdo, todos los personajes se dejan
llevar por sus emociones: si se sienten asustados piden ayuda, si se sienten enojados crean
caos, si se sienten desdichados se la viven quejándose.

Ahora bien, a mi parecer, los guionistas escogieron las mejores citas para interpretar lo que
el director quería, el equipo técnico se luce en todos los escenarios, las actuaciones son
espectaculares y el tema, tan polémico como inocuo, te mantiene entretenido y crítico
mientras te saca un par de buenas carcajadas y te hace reflexionar acerca de dónde y que
tanto te queda el saco. Para mí, la película es verdaderamente una obra de arte a nivel
artístico e ideológico y realmente lo recomiendo para todo el público que disfrute el ver
puntos de vista diferentes a los comunes y que quiera reírse un rato.

También podría gustarte