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Del centro a las márgenes.

Los feminismos de Perú y México de los 70 a la actualidad 08/02/2018 16:38

Amerika
Mémoires, identités, territoires

16 | 2017 :
Les féminismes en Amérique latine et dans les Caraïbes (XXe-XXIe s) : identités et
enjeux
Dossier "Les féminismes en Amérique latine et dans les Caraïbes (XXe-XXIe) : identités et enjeux"
Combats féministes

Del centro a las márgenes. Los


feminismos de Perú y México de
los 70 a la actualidad
LISSELL QUIROZ-PÉREZ

Résumés
Español English
El artículo aborda la pluralidad del feminismo latinoamericano desde una perspectiva de
historia comparada entre México y Perú. La historiografía que se desarrolla desde hace unas
décadas se ha centrado en el feminismo llamado de la “segunda ola”, compuesto
principalmente por mujeres urbanas con estudios superiores y de clases medias. No obstante,
al lado de este grupo han quedado invisibilizadas otras teorizaciones y acciones. El presente
artículo busca resaltar la vinculación entre los diferentes grupos y visibilizar otras vertientes
del movimiento de mujeres como son las movilizaciones de las mujeres indígenas o los
colectivos juveniles de principios de los años 2000.

The article addresses the plurality of Latin American feminism from a comparative history
perspective between Mexico and Peru. The historiography that has been developing for some
decades has focused on the so-called "second wave" feminism, composed mainly of urban
women with higher education and middle classes. However, other theorizations and actions
have become invisible alongside this group. This article seeks to highlight the link between the
different groups and to make visible other aspects of the women’s movement such as the
mobilizations of indigenous women or youth groups in the early 2000s.

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Entrées d’index
Keywords : feminism, Peru, Mexico, history, 1970-2000
Palabras claves : feminismos, Perú, México, historia, años 1970-2000
Géographique : México, Perú

Texte intégral

Introducción
1 Los estudios sobre los feminismos latinoamericanos se han ido multiplicando en
estas últimas décadas (Jaquette, 2009; Carosio, 2012; Stromquist, 2016). Los trabajos
se enfocan sin embargo en cierto tipo de feminismo, es decir el que se desarrolló en los
años 70 a 90 y que consiguió institucionalizarse. Las mujeres que participaron en este
movimiento fueron generalmente mujeres de clases medias que se beneficiaban de un
capital económico y cultural significativo. Esta generación de intelectuales, si bien
produjo un corpus teórico importante y abrió brechas en espacios antes cerrados a las
mujeres, solo representa una parte del gran movimiento de mujeres latinoamericanas.
Han sido las más visibilizadas y las que han obtenido mayores resultados en términos
de posicionamiento de poder, pero no son las únicas feministas. La organización y la
movilización de las mujeres de América Latina son en realidad antiguas y plurales.
Muchos grupos, que también han producido planteamientos teóricos y que poseen una
experiencia de terreno, son menos conocidos. Tal es el caso de los movimientos
indígenas o afro-descendientes.
2 Los feminismos de América Latina son diversos, tienen una historia, una teoría y una
expresión propias que se trata de dar a conocer mejor aquí. El presente artículo estudia
la complejidad de los movimientos desde los años 70 tanto en Perú y México,
enfocando la mirada en los grupos menos visibilizados como son los indígenas o los
colectivos juveniles de creación reciente. El estudio se centra en los límites de la acción
de la generación de la “segunda ola1”, así como el surgimiento de movimientos
alternativos y/o contra hegemónicos. En ese sentido, enfocar la mirada en las formas
menos conocidas del feminismo no significa hacer abstracción de los aportes del pasado
sino por el contrario situar las formas de expresión femeninas más actuales o
alternativas en un movimiento más amplio, con una historia y unas problemáticas que
varían en función del contexto en que se emiten o se desarrollan. Todas ellas
contribuyen o deberían contribuir a una conceptualización de un feminismo más
inclusivo y movilizador. El enfoque histórico permite evaluar estos procesos complejos.
La dimensión comparativa del estudio que se centra en los casos peruano y mexicano
contribuye también a mostrar la diversidad de los movimientos de mujeres,
generalmente englobados en un bloque monolítico y bajo el apelativo “feminismo
latinoamericano”.
3 El presente estudio privilegia la perspectiva diacrónica para un mejor entendimiento
de los procesos más contemporáneos. Por eso la primera parte enfoca, sin abarcar la
exhaustividad, los principales características de los feminismos peruano y mexicano de
la “segunda ola” (años 70 a 90). La segunda parte se centra en el análisis de los límites
de dicho movimiento. En las tercera y cuarta partes se analizarán los aportes de algunos
nuevos colectivos feministas, en México y Perú.

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Desarrollo e institucionalización del


feminismo de la « segunda ola » en
México y Perú
4 En América Latina, la década de los 70 fue un momento de fuerte movilización y
politización. En ese marco, un grupo significativo de mujeres dejó la esfera doméstica y
se incorporó al espacio público y a la política. A partir de esa época, cientos de mujeres
integraron los sindicatos, los partidos políticos y hasta las guerrillas. Otras, menos
numerosas al principio, fueron organizándose en movimientos feministas. En México,
el feminismo de la segunda ola tuvo una fuerte relación con el movimiento estudiantil
de 1968. En la década de los 70, se estructuraron diversos grupos feministas como
Mujeres en Acción Solidaria (1971), el Movimiento Nacional de Mujeres (1972) o el
Movimiento de Liberación de la Mujer (1974). Estos colectivos no contaron más que
con un número reducido de mujeres que se reunían para compartir sus experiencias
(Serret, 2000). En la misma época, en el Perú, se formaron también algunos grupos
feministas. La asociación ALIMUPER (Acción para la Liberación de la Mujer Peruana),
nació en 1973 con el proyecto de defender los derechos de las mujeres y fomentar la
toma de conciencia en el tema de los derechos humanos (Boles, Long Hoeveler, 2004:
28). Otras organizaciones fueron el Grupo Promoción de la Mujer, Mujeres en Lucha,
Frente Socialista de Mujeres y el Grupo de Trabajo Flora Tristán. Estas asociaciones se
caracterizaron por ser grupos pequeños, de “auto concientización”, conformados
generalmente por mujeres provenientes de medios urbanos, intelectuales y de clases
medias.
5 En la década siguiente, los grupos feministas se desarrollaron y se consolidaron. Así,
en el primer encuentro feminista latinoamericano de 1981 participaron unas 200
mujeres mientras que en el cuarto, realizado en México en 1987, se reunieron más de
5000 (Falquet, 1998: 5). El movimiento se fortaleció con la llegada de nuevas tropas y
comenzó a institucionalizarse gracias a la constitución de ONGs y el apoyo del Estado.
México siguió globalmente esta tendencia general con la particularidad que su
estructura federal permitió la estructuración de los grupos feministas en un marco
regional y con una cronología propia. Tal fue el caso del movimiento feminista de
Colima que se organizó desde finales de los años 1970. El grupo se orientó en un primer
momento hacia las clases populares pero luego centró su acción en los temas de salud
reproductiva y principalmente en la maternidad voluntaria y la despenalización del
aborto (Suárez López, 2012: 38). La movilización femenina fue integrándose desde
diferentes canales a la agenda política del Estado mexicano. Así, en 1980 se creó el
Programa Nacional de Integración de la Mujer al Desarrollo, en 1984 el Consejo de la
Mujer del Gobierno de la República y en 1985 la Comisión Nacional de la Mujer para la
Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer. Estos espacios integraron a grupos de
feministas.
6 En el caso peruano, la cronología y el contexto político y social fueron distintos. Los
años 80 estuvieron marcados por el conflicto armado interno que se extendió durante
dos décadas (1980-2000) y dejó un saldo de más de 69 000 víctimas. El conflicto tuvo
consecuencias directas en la desorganización de la izquierda peruana y en la
movilización de las mujeres intelectuales y de clases medias. En 1982, un grupo de
mujeres dejó la militancia en los partidos de izquierda para crear un movimiento
feminista independiente (Barrientos, Muñoz, 2014: 641). Las agrupaciones feministas
recibieron financiamiento externo lo que terminó orientando las acciones hacia cierto
tipo de proyectos integrados en políticas públicas más globales. Tal fue el caso de dos

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importantes centros nacidos en esa época, el Centro Flora Tristán y el Movimiento


Manuela Ramos creados a finales de los años 1970. El Movimiento Manuela Ramos se
constituyó así como ONG en agosto de 19802. Las “Manuelas” se especializaron en la
asesoría de organizaciones femeninas de barrios pobres así como asesoría en temas de
violencia doméstica, de salud femenina y de capacitación. En Perú la adopción por el
Estado de la agenda política de estas feministas fue más tardía que en México. El
gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), a pesar de desarrollar una política
conservadora en materia de derechos sexuales y reproductivos, propugnó la creación de
instituciones orientadas a “la mujer”. En 1995, se creó una Comisión de la Mujer en el
Congreso y al año siguiente se organizó el Ministerio de Promoción de la mujer y del
desarrollo humano (PRUMUDEH).
7 Por otro lado, algunas feministas consiguieron ingresar a la academia. El pionero en
abrir sus puertas a las académicas especializadas en temas de género fue el Colegio de
México que desde su creación en 1983, propuso un Programa Interdisciplinario de
Estudios de la Mujer (PIEM)3. En otras universidades, como la Universidad Autónoma
de México (UNAM), se impartieron algunos cursos con perspectiva de género en la
carrera de psicología. La institucionalización de los estudios de género en la UNAM se
dio finalmente en 1992 con la creación del Programa Universitario de Estudios de
Género (Buquet, 2011: 218). En Perú, durante la década de los 90, los estudios de
género hicieron una primera penetración en las universidades de Lima. En 1991 se creó
el Diploma de Estudios de Género (DEG) de la Pontificia Universidad Católica del Perú
(Anderson, 1995). Pero este caso fue excepcional y limitado en esa década. Con todo, la
visibilización de las feministas, ya sea en las instituciones gubernamentales, no
gubernamentales o en las universidades significó un cambio en la acción política de las
feministas que se integraron a estos sectores. Así lo reconoce la filósofa feminista
mexicana Eli Bartra (1947) que fue coordinadora del posgrado en Estudios de la Mujer
en 1989:

Esto [la entrada en la academia] significa, tal como lo preveíamos, una pérdida
de libertad, de espontaneidad, de creatividad incluso y por supuesto, de
combatividad. El feminismo en la academia se entibia (Batra, 1999: 230).

8 La configuración de este feminismo, compuesto por mujeres con educación superior,


urbanas y de clases medias, permitió una cierta visibilidad del movimiento. Las mujeres
que se movilizaron y se levantaron en las décadas finales del siglo XX, consiguieron
insertarse en el espacio público. Pese a ello, el feminismo que había obtenido mayor
reconocimiento no representaba a la mayoría de las mujeres que no se sentían
identificadas en él. Desde ese momento, algunas voces se alzaron para señalar los
límites de las acciones de las feministas de la “segunda ola”.

La invisibilización de otras vertientes y


grupos de mujeres
9 Como lo señala Bérengère Marques-Pereira, en los años 70 y 80, el movimiento
feminista latinoamericano estaba ya compuesto de diferentes vertientes (Marques-
Pereira, 2008). La primera ya fue presentada. Empero, en esa misma época se
desarrollaron otras acciones de mujeres que no siempre han sido consideradas en los
estudios de la historia del feminismo. La movilización de colectivos de madres por
ejemplo, no tiene equivalente en otras partes del mundo occidental. En efecto, la

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maternidad fue un tema contra el que se alzaron las feministas de la “segunda ola”. Ser
madre era sinónimo de alienación y de pérdida de autonomía desde la perspectiva del
feminismo materialista. Sin embargo, no todas las mujeres lo vieron así. En Perú por
ejemplo, en un contexto de guerra interna y de extrema violencia, la movilización de las
madres fue institucionalizada. En esa época se organizaron “Clubes de Madres” que
cumplieron diversas funciones. Por un lado, se emplearon como un paliativo a la crisis
económica pues permitieron la organización de “comedores populares” en diversos
barrios populares de la capital que recibían en esos momentos una gran ola de
desplazados por la violencia. Tanto el gobierno de Alan García (1985-1990) como el de
Alberto Fujimori (1990-2000) fueron organizando un verdadero programa de
comedores subsidiados por el Estado. Así, mientras que en 1980, existían 172
comedores en Lima, a principios de los 90, su número ascendía a 5 112 (Blondet,
Montero, 1994: 28). La movilización de las madres de los barrios populares limeños
también impulsó la creación del programa del “Vaso de Leche” en la década del 80 que
terminó convertido en ley en 1986. Gracias a este dispositivo legislativo se aplicó no
solo a Lima sino también al resto del país.
10 Otra vertiente de movilización femenina invisibilizada ha sido la de las mujeres
indígenas. Las mujeres de las comunidades autóctonas no se reconocen en la
experiencia de las mujeres de clase media urbanas ni comparten su teorización de la
sociedad. En la cosmovisión indígena, la comunidad está compuesta de individuos que
viven en interrelación. La autonomía del individuo no constituye un valor supremo. Por
el contrario, la realización de una persona se produce en la colectividad y la
complementariedad de los géneros4. Por último, una diferencia fundamental con las
mujeres urbanas y occidentalizadas, es la representación del cuerpo y la maternidad
que en el contexto indígena privilegia la libertad y la reproducción por encima del
control de la natalidad como lo señala la antropóloga mexicana Mercedes Olivera :

En el pensamiento indígena algunas personas lo llaman pensamiento circular;


yo le llamo pensamiento colectivo. El ‘Yo’ para las mujeres implica un camino
muy distante, hay que cruzar por la comunidad, por la familia, por los hijos, por
el marido, hasta llegar a su identidad femenina5.

11 Esta cosmovisión explica que las movilizaciones femeninas indígenas no se


autoproclamen feministas. No obstante, la acción de las mujeres de las comunidades
rurales es antigua. En México, uno de los movimientos femeninos más organizados es el
de las mujeres zapatistas. La movilización empezó en el medio de las mestizas que
crearon el grupo de reflexión Antzetik luego en 1988 el Grupo de Apoyo a la Mujer
(GAM) y en 1989 la Colectiva Organizadora de Mujeres Autónomas en Lucha (COMAL).
Otras mujeres indígenas, artesanas, parteras y herbolarias, se organizaron de manera
paralela (Falquet, 2001: 172). La originalidad del movimiento zapatista, en actividad
desde principios de los años 90, es el enfoque de género. Esto se explica en parte por la
fuerte presencia femenina en la organización puesto que las mujeres representan un
tercio del ejército. Así, de manera temprana se promulgó, en 1994, la Primera ley
revolucionaria de las Mujeres Zapatistas. Ahora bien, la movilización indígena
femenina no se limita a la región de Chiapas. En muchas otras regiones de América
Latina, las mujeres participan activamente en los movimientos de defensa de las
comunidades indígenas. La característica de estas movilizaciones de mujeres es que no
se plantean como exclusivamente femeninas ni en ruptura con las acciones de los
hombres. Se trata más bien de formas específicas de participación política que se han
perpetuado en el tiempo como lo muestran las movilizaciones de las indígenas
quechuas Máxima Acuña y Nélida Ayay Chilón contra el proyecto minero Conga6. En el
marco de una más amplia movilización indígena mixta, las acciones de estas mujeres

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han contribuido grandemente al estancamiento del proyecto. Máxima Acuña resistió a


las presiones y la violencia de la minera Yanacocha y de las autoridades para que dejara
sus tierras. Otro caso es el de Nélida Ayay Chilón, una indígena quechua de 32 años
que, luego de cursar estudios secundarios, decidió ir a la universidad para estudiar leyes
y movilizar el derecho en defensa de su comunidad. La movilización de ambas mujeres
en torno a la defensa del agua y la naturaleza generaron una mediatización importante
que ha favorecido su empoderamiento. Máxima Acuña recibió en 2016 el Premio
Goldman Environmental Prize mientras que la historia de Nélida Ayay fue el tema
central del documental La hija de la laguna (2016) dirigido por Ernesto Cabello y cuyo
tráiler se convirtió en viral en unas cuantas semanas7.
12 Ahora bien, la historiografía sobre el feminismo latinoamericano se ha centrado en el
feminismo de la “segunda ola” y no ha incluido mucho las otras vertientes de la
movilización de las mujeres latinoamericanas. Varias feministas critican también que se
minimice el aporte teórico de las feministas racializadas y/o lesbianas8. Tal es el caso
del grupo Glefas (Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista),
organizado desde 2007 con una perspectiva crítica, antirracista y anticapitalista9.
Varias teóricas y activistas situadas en esa línea han producido diversos estudios y
trabajos que reflejan la riqueza de sus conceptualizaciones y acciones10. Otros grupos,
de reciente creación son los colectivos mexicanos “Kolectiva Fronteriza” y “Mujeres
Trabajando” así como los grupos feministas juveniles peruanos.

Los colectivos mexicanos :


pensamiento fronterizo y
empoderamiento
13 Los colectivos “Kolectiva Fronteriza” y “Mujeres Trabajando” nacieron en un
contexto particular, el de la violencia sistemática contra las mujeres. La frontera entre
México y Estados Unidos es uno de los lugares donde se manifiesta esa violencia de
manera impactante. Ciudad Juárez se ha convertido en un lugar tristemente célebre por
el alto número de feminicidios.
14 Esta forma de violencia extrema se manifiesta en un contexto particular. En primer
lugar, el crimen contra las mujeres goza de una gran tolerancia tanto de la sociedad
como del Estado. El espacio fronterizo es un territorio donde se observa la imbricación
de los diferentes sistemas de dominación (clase, género, raza) que atañen
principalmente a las mujeres mexicanas racializadas y pobres. Por un lado, se trata de
un espacio de explotación económica donde florecen las maquiladoras que emplean a
más de un millón de personas de las cuales 49% son mujeres11. Las empleadas de estas
empresas trabajan en condiciones extremadamente difíciles por un salario que
corresponde a un sexto del salario mínimo estadounidense. La mayoría de esas mujeres
son jóvenes –la edad promedio es de 21 años– y son originarias de otras regiones de
México o de otros países latinoamericanos. Esta situación se ha agravado con la
presencia de bandas de narcotraficantes que buscan imponer su dominación, en primer
lugar sobre el cuerpo de las mujeres que sirve como lenguaje entre los delincuentes
como lo afirma Rita Laura Segato (Segato, 2013). Por último, todo este sistema
económico y social está asentado en una estructural patriarcal que hace del cuerpo de la
mujer un territorio por conquistar.
15 Pero en este contexto global, las mujeres no son solo víctimas pasivas. Cada que
tienen la oportunidad, éstas movilizan su agencia. Tal es el caso de las integrantes de la

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“Kolectiva Fronteriza” de Ciudad Juárez. Este grupo se formó en 2009, en momentos


en que la ciudad fronteriza registraba la cifra de feminicidios más alta de su historia12.
En esta situación, un grupo de mujeres –trabajadoras de las maquilas, madres de
familia, profesionales y académicas– se organizó para resistir13. Según sus integrantes,
en un primer momento se trataba de visibilizar y empoderar a las mujeres que
trabajaban duramente tanto en sus hogares como en otros sectores económicos y que
habían perdido a sus familiares. Pronto el grupo recibió más integrantes que se fueron
organizando en subgrupos especializados. El más prolífico de ellos es “Batallones
femeninos”, un grupo de cantantes de rap que hoy reúne a 14 mujeres originarias de la
Ciudad de México, Querétaro, Tepic, Ciudad Juárez, Seattle y Chicago14. El mismo año,
en la Ciudad de México, se creó otro colectivo de hip hop, “Mujeres Trabajando” que es
una asociación pluridisciplinaria que reúne artistas de los cuatro elementos del hip hop
que son el sonido, el grafiti, la danza y la canción15.
16 Estos colectivos no son bandas musicales clásicas sino asociaciones de mujeres de
distintos orígenes y trayectorias que colaboran y se reúnen para producirse en un
universo musical dominado por el machismo. El rap es un género musical nacido en
Estados Unidos a finales de los 70 y que empezó a difundirse en Latinoamérica en la
década siguiente. Más que un fenómeno puramente comercial, el rap latinoamericano
se puede analizar como una nueva expresión de la canción de protesta con un contenido
extremadamente político16. Es generalmente un espacio de expresión masculino. En el
rap, como lo señala una integrante del colectivo “Batallones femeninos”, Lorena Castillo
(Dilema), las mujeres estaban limitadas al papel de “chicas sexy”, “camisetas mojadas”
y los coros17. Las integrantes de “Batallones Femeninos” y “Mujeres Trabajando” al
hacerse del rap, transgreden el sistema patriarcal. En primer lugar, el tomar la palabra
es una forma de empoderamiento. La solidaridad y la sororidad son las estrategias más
movilizadas para pasar al primer plano y dirigirse a un público, no necesariamente
empático. En segundo lugar, el contenido mismo de las letras difiere completamente
del de los varones. Más que en otros géneros musicales, el rap escrito y cantado por
mujeres demuestra rebeldía y feminismo como lo recalca Susana Molina (Obeja
Negra) :

Es por ello que Batallones femeninos viene a expandir, a unificar y compartir


núcleos para expresar nuestras necesidades como mujeres a través de la música
rap. Sabemos que con el poder de nuestras letras y nuestra convivencia
sembramos la chispa de la inquietud y la conciencia de darnos cuenta de que
todas hemos sido violentadas en mayor o menor grado. Así, usando el rap como
instrumento, contamos nuestras experiencias y las de otras guerreras que nos
han compartido mujeres cercanas a nosotras18.

17 En tercer lugar, las formas de expresión y la performance artística también contienen


una dimensión transgresiva. Así, a diferencia de los raperos, las integrantes de estos
colectivos no desarrollan tanto la competencia –como las batallas entre MC’s– sino que
privilegian las colaboraciones entre mujeres. Los colectivos se caracterizan por los
trabajos en común tanto en el escenario como en la grabación. Tanto “Batallones
Femeninos” como “Mujeres Trabajando” reúnen artistas de diferentes estados
mexicanos y tienen vínculos importantes con las chicanas estadounidenses. Estos
contactos abren perspectivas artísticas pero también se inscriben en la continuidad de
las experiencias de las feministas chicanas. En los textos se expresan así los
sentimientos del desarraigo o la pertenencia a diferentes identidades conflictivas. El rap
representa en este caso identidades múltiples, mestizas, que buscan un espacio de
expresión.
18 Por último, estas artistas manifiestan una consciencia política importante, resultado

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del diagnóstico acerca de su posición de mujeres. A pesar de ello no todas se


autodefinen como feministas ni tienen una base teórica feminista, sobre todo las más
jóvenes. En ese sentido, “Batallones femeninos” es aquel que tiene el discurso feminista
más marcado, aunque no teorizado sino partiendo de la experiencia :

Creemos que la autodefensa feminista es lo que nos lleva a darnos cuenta de


que este sistema nos quiere muertas, o vivas, siempre y cuando seamos
calladas, sumisas y devotas. Es un panorama nada alentador. Por eso nos
reunimos, porque en el agruparnos nos vamos haciendo fuertes, vamos
adquiriendo conciencia de que todo está planeado para asesinarnos, para
robarnos, para violarnos, para usarnos y usar nuestros cuerpos como
mercancías sin que exista ningún castigo para los perpetradores. Es por ello que
en el conocimiento que compartimos encontramos el camino para
desaprendernos y reconstruirnos desde el feminismo19.

19 Estos colectivos plantean así nuevos cuestionamientos en torno a la definición del


feminismo así como nuevas formas de acción, a través del arte y la música en particular.
Esta dimensión aparece menos en los colectivos peruanos, producto de otra historia.

Nuevos grupos feministas peruanos :


el cuerpo y derechos sexuales y
reproductivos
20 Como en el caso de México, la juventud feminista peruana parte de la experiencia y
no está necesariamente conectada con la academia ni con los estudios de género. La
concientización y la transmisión del marco teórico se generan más a través de talleres y
acciones precisas. Esto se debe principalmente a un proceso de despolitización de la
sociedad en general y de la juventud en particular en el contexto post guerra fría y en el
caso específico del Perú, del conflicto armado interno (1980-2000).
21 Los colectivos juveniles se han multiplicado desde hace una década y están
conformados principalmente por jóvenes urbanas de clases medias, con estudios
superiores. La mayoría de los grupos se concentran en Lima y el dinamismo de estas
agrupaciones se manifestó en la gran marcha “Ni una menos” del 13 de agosto de
201620. Como en el caso de las feministas mexicanas, las peruanas ponen en primer
plano la sororidad. Éste es un concepto de gran difusión en América Latina
contemporánea. Si bien el término surgió en los años 70, las feministas de la generación
2.0 lo han erigido en un pilar del feminismo21. La antropóloga Marcela Lagarde define
la sororidad como “una dimensión ética, política y práctica del feminismo
contemporáneo”22. Los colectivos juveniles peruanos se inscriben en esa línea. Buscan
crear relaciones positivas que generen un posicionamiento político y acciones en
ruptura con la de otros grupos políticos tradicionales y/o principalmente masculinos.
En ese sentido, privilegian las performances u operaciones públicas de concientización
como en el caso de las campañas contra el aborto o los feminicidios. Si bien los
colectivos participan activamente en grandes marchas, una de las formas de acción que
más se ha difundido son las operaciones de concientización y comunicación. Así, el 25
de marzo de 2017, el colectivo “Las Lauras”, conformado por una decena de jóvenes
limeñas, organizó una acción de concientización para la donación de toallas higiénicas
para las damnificadas a consecuencia de inundaciones que sufrió gran parte del país.
Bajo el lema "Las mujeres sangramos una vez al mes para que la vida sea posible", estas
jóvenes salieron a la calle para recordarles a los transeúntes que las donaciones debían

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tomar en cuenta las necesidades biológicas de las mujeres23.


22 La particularidad con relación a las experiencias anteriores o las mexicanas
precedentemente evocadas es la presencia importante en los medios sociales. Así,
“Chola Contravisual” se define como un “colectivo audiovisual feminista que hace
mediactivismo24”. El movimiento se propone “contaminar todos los espacios” posibles
de feminismo. Por eso “Chola Contravisual” considera que su principal herramienta son
las redes sociales y el audiovisual para renovar las formas de acción como lo señala
Geraldine, una de las integrantes del colectivo :

Buscamos otras formas de hacer activismo, estamos hartas de la teoría. Salimos


a la calle a hacer trabajo de base, usamos el audiovisual y las redes sociales para
difundir nuestro trabajo25.

23 En ese sentido, estos diferentes colectivos juveniles tienen una fuerte presencia en las
diferentes redes sociales que son empleadas para amplificar sus acciones. Desde allí
alertan, convocan y visibilizan las causas en las que quieren implicarse. En el caso
peruano, la lucha por los derechos sexuales y reproductivos es una causa que federa a
los diferentes movimientos. En efecto, el Perú tiene una de las legislaciones más
restrictivas de Latinoamérica con respecto al aborto que es ilegal salvo en caso de
peligrar la vida de la mujer. Existe además una gran impunidad en los delitos
concernientes a la violencia sexual contra las mujeres. Perú ocupa así el tercer lugar en
el mundo entre los países con mayor prevalencia de violencia sexual en las mujeres
entre 15 y 49 años. Y 90% de los delitos sexuales quedan impunes26. La violencia contra
las mujeres no exime al Estado como lo prueba el caso de 300 000 personas –en su
mayoría mujeres– que fueron esterilizadas por la fuerza durante el gobierno de Alberto
Fujimori (1996-2000)27. Todo esto explica la importancia del tema entre las mujeres
peruanas de hoy.
24 De ahí deriva también la última particularidad de los colectivos juveniles peruanos, a
saber la importancia de las interrogaciones y movilizaciones en torno al cuerpo
femenino. En la línea del colectivo de Mujeres de Boston, las feministas limeñas
orientan sus acciones en el empoderamiento a través de la toma de consciencia en
temas de sexualidad y salud sexual28. En una sociedad machista como lo es la peruana,
el cuerpo y la sexualidad femeninas están supeditadas al control social y patriarcal. Para
las jóvenes feministas, los encuentros, los foros y los talleres en torno a estas
problemáticas, son formas de concientización y empoderamiento como lo señala una
integrante del colectivo “Manada feminista” compuesto por estudiantes de la Pontificia
Universidad Católica del Perú (PUCP) :

Ser dueñas de nuestros cuerpos es hasta ahora, 2016, una lucha constante. Una
lucha donde siempre estamos en desventaja, donde nosotras mismas debemos
desarrollar nuestros propios recursos y armas29.

25 Este grupo suscitó interés y asombro con la organización de un taller de eyaculación


femenina, el 23 de septiembre de 2016. Si bien el título del taller tenía como objetivo
principal suscitar la atención, otra meta era crear un espacio de reflexión y de
conocimiento sobre la sexualidad de las mujeres. Los colectivos juveniles limeños
tienen en ese sentido preocupaciones urbanas, que se asemejan en ciertos aspectos a la
de otras regiones occidentales. Conscientes empero de la brecha que las separa de otras
mujeres del país, buscan generar vínculos con otras asociaciones del Perú.

Conclusión
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26 En suma, el estudio de los feminismos mexicano y peruano desde los años 70,
permite entender mejor la complejidad del amplio y variado movimiento de mujeres
latinoamericanas. En ambos países, la década de los 70 vio surgir grupos de mujeres
con cierto nivel de educación y de clases medias con preocupaciones semejantes a la de
mujeres europeas o norteamericanas de la misma época. Los colectivos actuales ponen
de manifiesto los límites y las omisiones del movimiento anterior que en un cierto
momento se consideró universal. Las más jóvenes se han distanciado de la teoría a la
que acceden de forma indirecta, por medio de talleres, videos, canciones, post o hasta
tweets. También señalan una pérdida de actividad de terreno por las generaciones
anteriores y proponen reactualizar el modo de acción. Uno de los cambios más visibles
en ese aspecto es el empleo del video y de las redes sociales para amplificar las
movilizaciones. Los movimientos se anclan también en contextos históricos y sociales
precisos. Así se ha señalado aquí la influencia de la cultura hip hop en México o la
preocupación por los temas del aborto o las esterilizaciones forzadas en Perú.
27 De una manera más general, estas nuevas manifestaciones del feminismo
demuestran la necesidad de integrar diferentes perspectivas y en particular las de las
mujeres más invisibilizadas como las indígenas o afrodescendientes. La reflexión en
torno a la imbricación de los sistemas de dominación de clase, género-sexo y raza, se
está difundiendo cada vez más en Latinoamérica. Esto se produce tanto desde la teoría
como en el caso del grupo Glefas ya citado o desde las acciones más individuales como
las de las artivistas Mare Advertencia Lírika de Oaxaca o Ana Tijoux de Chile.

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Notes
1 La expresión “segunda ola” del feminismo se forjó en el mundo occidental a finales de los
años 60. Un periodista del New York Times la empleó para designar el grupo de mujeres
radicales que habían roto con el nuevo movimiento de izquierda formado en Estado Unidos
durante esa década. Las feministas adoptaron el término que les permitía inscribirse en un
movimiento más amplio con raíces antiguas. La feminista Martha Weinman publicó en el
mismo periódico un artículo titulado “The Second Feminist Wave” el 10 de marzo de 1968 y
terminó acuñando la expresión que posteriormente se difundió al resto del mundo occidental.
La expresión corresponde entonces al apelativo que se atribuyeron las feministas
estadounidenses y europeas que pertenecieron a esta corriente. Por lo tanto no se puede
generalizar el empleo a otras corrientes y movimientos coetáneos que no se inscribieron en esa
línea. De allí que la expresión reciba críticas en cuanto a su carácter universal y por eso va aquí
entre comillas.
2 Movimiento Manuela Ramos, url : http://www.manuela.org.pe/ [consultado el 3/03/17].
3 Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer, url:
http://piem.colmex.mx/index.php/nosotras (consultado el 4/04/17).
4 Diferentes estudios antropológicos evidencian que antes de la llegada de los europeos a
América, existían hasta cinco categorías de género. Sobre este tema, veáse S. Jacobs, W.
Thomas, S. Lang (ed.), Two Spirit People. Native American gender identity, sexuality, and
spirituality, University of Illinois Press, 1997.
5 “Mercedes Olivera y la construcción del feminismo indígena”, Cimacnoticias, San Cristóbal
de las Casas.- 30/12/2013, http://www.cimacnoticias.com.mx/node/65278 (consultado el
14/03/17).
6 El Proyecto Conga es un proyecto minero orientado a la explotación de yacimientos de oro,
de los cuales uno está situado sobre una laguna frecuentada por comunidades indígenas de las
provincias de Cajamarca y Celendín, situadas al norte del Perú. Este proyecto que tendría un
gran impacto ambiental, suscitó el levantamiento de las comunidades indígenas en 2011.
7 « Hija de la laguna, le nouveau phénomène documentaire qui agite les réseaux sociaux », Le
blog documentaire, 6 août 2015, url : http://leblogdocumentaire.fr/hija-de-la-laguna-le-
nouveau-phenomene-documentaire-qui-agite-les-reseaux-sociaux/ (consulté le 17/03/17).
8 El término de racialización hace referencia a la categorización de los individuos en grupos
sociales jerarquizados en función de criterios (étnicos, religiosos y/o culturales) que varían
según el contexto. El lesbianismo por su parte no se refiere aquí a prácticas sexuales sino a una
posición política de empoderamiento frente al patriarcado.
9 Glefas, « Nosotras », url : http://glefas.org/nosotras/ (consulté le 17/03/17).
10 Veáse por ejemplo: Y. Espinosa Miñoso, D. Gómez Correal, K. Ochoa Múñoz (ed.), Tejiendo
de otro modo: feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya Yala, Ed. Univ. del

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Cauca, 2014.
11 Comité Fronterizo de Obreros, “Algunos datos de la industria maquiladora de exportación”,
29 de junio de 2015, url: http://www.cfomaquiladoras.org/dataprincipalabril05.htm
(consultado el 24/03/17).
12 “Ciudad Juárez llegó a los 3000 asesinatos en 2010, su año más violento”, Expansión, 15 de
diciembre de 2010, url: http://expansion.mx/nacional/2010/12/15/ciudad-juarez-llego-a-los-
3000-asesinatos-en-2010-su-ano-mas-violento (consultado el 17/03/17).
13 “Entrevista abierta: Batallones Femeninos / Kolectiva Fronteriza Ciudad Juárez”, 25 de
mayo de 2013, url: https://www.youtube.com/watch?v=cGfE48v-
ngU&t=4673s&list=WL&index=50 (consulté le 27/03/17).
14 “Batallones femeninos: apropiarnos de nuestra voz”, Red Bull, 9 de marzo de 2017, url:
http://www.redbull.com/mx/es/music/stories/1331848642260/batallones-femeninos-
apropiarnos-de-nuestra-voz (consulté le 28/03/17).
15 “Mujeres Trabajando”, url: http://mujeres-trabajandomx.blogspot.fr/ (consultado el
4/04/17).
16 “Florece el Hip Hop político en América Latina”, La Vanguardia México, 13/10/10, url:
http://www.vanguardia.com.mx/floreceelhiphoppoliticoenamericalatina-568130.html
(consultado el 5/04/17).
17 “Batallones femeninos”, 8 de febrero de 2014, url: https://www.youtube.com/watch?
v=tyOUyMBS0zg&t=354s&list=WL&index=49 (consultado el 28/03/17).
18 “Batallones femeninos: desobedientes alzando el rap por las mujeres en Juárez. Entrevista
por Rossana Llorens”, La que arde, 1 de marzo de 2016, url:
https://www.laquearde.org/2016/03/01/batallones-femeninos-desobedientes-cantando-por-
la-vida-en-juarez-entrevista-por-rossana-llorens/ (consultado el 28/03/17).
19 Ibid.
20 “Decenas de miles participaron en la marcha Ni Una Menos en todo el país”, RPP Noticias,
13 de agosto de 2016, url: http://rpp.pe/politica/actualidad/ni-una-menos-sigue-en-vivo-la-
marcha-que-se-realizara-en-lima-noticia-986942 (consultado el 31/03/17).
21 “Sororidad, la palabra feminista que se usa cada vez más en México”, El País, 6 de junio de
2016, url: http://verne.elpais.com/verne/2016/06/06/mexico/1465188810_960636.html
(consultado el 31/03/17).
22 Marcela Lagarde y de los Ríos, “Pacto entre mujeres sororidad”, Coordinadora Española
para el Lobby de Mujeres, 2006, url:
http://pmayobre.webs.uvigo.es/textos/marcela_lagarde_y_de_los_rios/sororidad.pdf
(consultado el 31/03/17).
23 Intervención « Las damnificadas menstrúan », url :
https://www.facebook.com/LasLaurasConspirando/?fref=ts (consultado el 1/04/17).
24 “Entrevista a Chola Contravisual”, Las flores del mal, 29/05/16, url:
https://www.ivoox.com/entrevista-a-chola-contravisual-audios-mp3_rf_11704231_1.html
(consultado el 3/04/17).
25 “Chola Contravisual: una nueva mirada al feminismo”, Distintas latitudes, 18/04/16, url:
http://distintaslatitudes.net/chola-contravisual-una-nueva-mirada-al-feminismo (consultado
el 4/04/17).
26 “Perú ocupa el tercer lugar en casos de violación sexual en el mundo”, Perú 21, 11/11/14, url:
http://peru21.pe/actualidad/peru-ocupa-tercer-lugar-casos-violacion-sexual-mundo-2200933
(consultado el 4/04/17).
27 Sobre este particular, veáse Alejandra Ballón (comp.), Memorias del caso peruano de
esterilización forzada, Lima: Biblioteca Nacional del Perú, Fondo editorial, 2014.
28 El colectivo de Mujeres de Boston tuvo una gran repercusión gracias a la publicación en
1970 de un libro titulado Our bodies, ourselves (Nuestros cuerpos, nuestras vidas). Este se
tradujo por primera vez en español en 1973. El objetivo del colectivo era conocer el cuerpo
femenino y sus necesidades.
29 “Organizan taller de eyaculación femenina en la PUCP”, La Mula, 20/09/16, url:
https://redaccion.lamula.pe/2016/09/20/eyaculacion-femenina-explicacion-taller-
pucp/redaccionmulera/ (consultado el 4/04/17).

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Pour citer cet article


Référence électronique
Lissell Quiroz-Pérez, « Del centro a las márgenes. Los feminismos de Perú y México de los 70
a la actualidad », Amerika [En ligne], 16 | 2017, mis en ligne le 01 juillet 2017, consulté le 08
février 2018. URL : http://journals.openedition.org/amerika/8056 ; DOI : 10.4000/amerika.8056

Auteur
Lissell Quiroz-Pérez
Université de Rouen
lissell.quiroz-perez@univ-rouen.fr

Droits d’auteur
© Tous droits réservés

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