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Revista Latinoamericana de Psicología

Fundación Universitaria Konrad Lorenz


revistalatinomaericana@fukl.edu
ISSN (Versión impresa): 0120-0534
COLOMBIA

2002
Mauro Brigeiro
VEJEZ Y SEXUALIDAD MASCULINA: ¿REÍR O LLORAR?
Revista Latinoamericana de Psicología, año/vol. 34, número 1-2
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, Colombia
pp. 83-93

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx
REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGÍA
2002 VOLUMEN 34 - Nos. 1-2 83-93

VEJEZ Y SEXUALIDAD
, MASCULINA:
¿REIR O LLORAR?l
MAURO BRIGEIRO *
Universidad detestado de Rio de Janeiro, Brasil

ABSTRACT

Sexuality in old age, with base in a critical overhaul of gerontologica literature, is analyzed, with
emphasis on Brazilian studies. This analysis articulates with data of an ethnographic research carried out
with old men in the Brazil. It concludes refering to mutual relations between conceptions of aging and
sexuality, considering the importance of gender, generation and social insertion. Also it indicates relations
between old age, sexuality and manifestations of virility; as well as between the antagonistic models of
activity and disengagement, on the one hand, and sexuality in the old age, by another one. Its important note
how these rnodels are maintained in the analyzis of the sexual behaviorin old age, and its confluence in that
analysis is not independent of the cultural context.

Key words: sexuality, gender, generation, aging, old age, old people, virility, Brazil.

RESUMEN

Se analiza la sexualidad en la vejez con base en una revisión crítica de la literatura gerontológica sobre
el particular, con énfasis en estudios brasileños. Dicho análisis se articula con datos de una investigación
etnográfica realizada en el Brasil, con hombres viejos. Se concluye planteando las relaciones mutuamente

1 Este artículo resume la disertación de maestría del autor, titulada: ¿Rir ou chorar? Envelhecimento, sexualidade e
sociabilidade masculina (2000); Rio de Janeiro, PPGSCIIMS, Universidad del estado de Rio de Janeiro, Brasil; orientada por la
antropóloga Maria Luiza Heilborn, La investigación contó con el apoyo financiero de CAPES (Coordenacáo de Aperfeicoamento
de Pesoal de Ensino SuperiorlMinistério da Educacáo/Blc) y de la Fundación FORD, a través del Programa Interinstitucional de
Entrenamiento en Metodología de Investigación en Género, Sexualidad y Salud Reproductiva.
* Correspondencia: MAUROBRIGEIRO,Calle 45A No. 25-30 Apartamento 305, Bogotá - Colombia.
Ermail: maurobrigeiro@hotmail.com
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determinantes de las concepciones de envejecimiento y sexualidad, teniendo en cuenta el género, la


generación y la inserción de clase social. Al mismo tiempo, se señalan relaciones entre vejez, sexualidad
y manifestaciones de virilidad, así como entre los modelos antagónicos de actividad y desvinculación por
una parte, y sexualidad en la vejez por otra, advirtiendo cómo dichos modelos se mantienen cuando se
analiza el comportamiento sexual en la vejez, y su confluencia en dicho análisis no es independiente del
contexto cultural.

Palabras clave: sexualidad, género, generación, envejecimiento, vejez, personas viejas, virilidad,
Brasil.

INTRODUCCIÓN sido usualmente empleado para distinguir entre los


niveles anatomo/fisiológico y cultural implicados
Entre los aspectos de la vida de las personas en la condición sexual. Sin embargo, dicha noción
viejas que vienen recibiendo una atención cada vez también ha sido blanco de críticas desconstructivistas
mayor, tanto por parte de los especialistas de la las cuales señalan que la presuposición de una
intervención, como de los investigadores, se desta- dicotomía naturaleza/cultura es también ella misma
ca el de la esfera afectivo/sexual. El resultado de ese una construcción histórica (Heilbom, 1993). Cabe
trabajo en torno del tema se desdobla en la produc- resaltar que la utilización del concepto de género en
ción de un discurso que acciona determinadas re- este trabajo pretende enfatizar la dimensión
presentaciones sobre la vejez como etapa especial socialmente construida de los modos de ser
en el curso de la vida sexual, y establece nuevos masculino y femenino.
valores para la sexualidad. En ese contexto, este
artículo pretende profundizar el debate en torno al En forma análoga se emplea a lo largo del texto
envejecimiento, el género y la sexualidad, cuestio- el concepto de generación. Según Attias-Donfut
nando las presuposiciones con las que la gerontolo- (1991), el término es polisémico. Su uso adquirió
gía viene abordando el tema de la sexualidad en la un sentido analítico en el contexto de las ciencias
vejez. Los tópicos de debate se articulan con datos sociales durante el siglo XIX; sin embargo, su
de una investigación empírica realizada con hom- definición aún genera controversias debido a su
bres de edad avanzada, en el Brasil. empleo indiscriminado. Entre las cuatro principales
definiciones de generación identificadas por la
La perspectiva teórica aquí adoptada es la del mencionada autora, se utiliza aquí la definición
construccionismo social. De ese modo, el envejeci- socio-cognoscitiva, referente a un conjunto de
miento y la sexualidad ---en tanto actividad sexual- personas con edades aproximadas, percibidas como
se consideran como realidades construidas; sus una unidad a partir de experiencias históricas
significados dependen de clasificaciones y valora- compartidas. Esa identidad común se desdobla en
ciones sociales. Con este fundamento se entienden una característica visión de mundo.
la sexualidad, al igual que los calificativos de géne-
ro y de edad, como arbitrarios, o sea, que ganan un La metodología del trabajo se constituye en una
delineamiento específico dentro de determinado revisión crítica de parte de la literatura gerontológica
contexto histórico y cultural. que privilegia el tema de la sexualidad. Para ello se
realizó una consulta de revistas internacionales
Así, los conceptos de género y de generación especializadas y publicaciones brasileñas en el área.
son fundamentales en la manera cómo se interpreta El trabajo incluye también una investigación
el material empírico. Aquí se entiende por género la etnográfica, conjugando observaciones de campo y
demarcación de los atributos culturales definidores entrevistas individuales con integrantes de una red
de lo masculino y de lo femenino. El concepto ha de sociabilidad exclusivamente masculina. Se acom-
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pañó, durante un período de nueve meses, en dos aparece como justificación en todos los trabajos,
lugares de encuentro (plaza pública y centro comer- con la consecuente pretensión por parte de la geron-
cial) el quehacer cotidiano de los hombres estudia- tología de rescatar a la vejez de esa interdicción
dos, en su mayoría septuagenarios (edades com- psíquica y social. Por otro lado, los diversos autores
prendidas entre 59 y 83 años). Tanto la plaza son unánimes en afirmar que la actividad sexual se
pública, como el centro comercial están situados en perfecciona con el paso de los años, a pesar de la
un barrio de clase media de la ciudad de Rio de disminución de su frecuencia, la cual se reconoce
Janeiro. empíricamente. La vejez, como describen, instaura
una nueva concepción de sexualidad (o al menos así
lo quieren hacer ver).
LA GERONTOLOGÍA Y LA SEXUALIDAD:
LA CONSTRUCCIÓN DE UN PROBLEMA Paradójicamente a la identificación de que la
sexualidad es limitada por aspectos sociales, las
Una importante característica de la literatura indicaciones clínicas tienden a centrarse más en el
gerontológica referente al tema de la sexualidad es individuo y en la relación con su cuerpo que en el
su filiación a la tradición metodológica de la ámbito social, identificado como el más problemá-
sexología. Las discusiones se apoyan, o bien sobre tico. En relación con las tecnologías de interven-
datos de encuestas clásicas acerca de los comporta- ción, los consejos relativos a la terapia y a la
mientos sexuales, o bien sobre un conjunto de educación sexual, sugieren un desplazamiento de la
conocimientos psicofisiológicos del acto sexual y sexualidad del área genital hacia las zonas erógenas
sus variaciones en el cuerpo masculino y femenino del cuerpo. La ampliación es de tal orden que no hay
a lo largo de los años. En la perspectiva clínica se parte de la superficie del cuerpo de los viejos que no
adopta como estrategia terapéutica un conjunto de sea fuente de placer, traspasando la propia noción
prescripciones y proscripciones, que van desde el de 'zona' , una vez que no hay límites y demarcacio-
uso de medicamentos y otros recursos de interven- nes. Este tipo de lenguaje sobre el cuerpo se identi-
ción física, hasta técnicas pedagógicas de ficó exclusivamente en la literatura gerontológica
modelación del comportamiento y de los usos de los brasileña.
cuerpos, con miras a promover un mejor funciona-
miento de la vida sexual. La meta, en la mayor parte Dicho sea de paso, con referencia a ese aspecto,
de las veces, es maximizar u optimizar el ejercicio se observa en esos trabajos una distinción de géne-
sexual de las personas viejas. Se utilizan dichos ro: los hombres son referidos como especialmente
términos en los textos gerontológicos para eviden- más limitados en su concepción de sexualidad, en
ciar que los niveles de cambio anhelados por cada comparación con las mujeres, tendiendo a concen-
intervención alcanzan un límite máximo dentro de trar sus intereses en la región genital y en el recurso
un conjunto de dimensiones de vida, más o menos de la penetración. La prescripción pedagógica de
restrictivas, en que se encuentran las personas viejas. redescubrir otras partes sexualizadas del cuerpo en
la vejez recae así principalmente sobre ellos, dados
Se verifica en esa literatura un consenso acerca los cambios identificados en la potencia sexual con
de que la sexualidad de los mayores está rodeada el avance de la edad. También se percibe a los
por el mito de la vejez asexuada. La gerontología se hombres como más interesados en el sexo y tenien-
posiciona en contra de la idea de la extinción de la do una frecuencia mayor de relaciones sexuales en
actividad sexual a medida que avanza el envejeci- contraste con las mujeres. Las conclusiones sobre el
miento. Los argumentos defienden que la expresión universo femenino parecen indicar menores difi-
de la sexualidad por parte de las personas viejas es cultades en cuanto a la vida sexual en la vejez, ya
invariablemente discriminada por la sociedad, in- que la sexualidad de las mujeres siempre fue menos
sertándose en un contexto más amplio de prejuicio localizada. De acuerdo con los estudios revisados,
social contra dichas personas, de modo que tiende la actividad sexual femenina depende mucho de la
a impedir concretamente su efectividad. Ese mito intención masculina. La disminución de la activi-
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dad sexual de las mujeres en la vejez se asocia con la experiencia del envejecimiento. Sin embargo,
el surgimiento de enfermedades de sus cónyuges, el éstas aún no son visibles en el conjunto de la
desinterés de éstos y también con la sobremortalidad producción sobre sexualidad. La sexología aún
masculina. Los datos sostienen también que ellas, defiende un estatuto universal en relación con el
además de mostrarse menos interesadas por el sexo, sexo y la sexualidad, de forma semejante a la
han tenido una socialización marcada por mayor gerontología, que naturaliza el envejecimiento, re-
control, lo que les dificulta disfrutar la sexualidad forzando así sus nexos de confluencia.
en la vejez. El trabajo de intervención con ellas
involucra una reeducación sexual en el sentido de la
liberación de la represión. EL DISCURSO GERONTOLÓGICO
y LOS DILEMAS DE LA ACTIVIDAD
En la literatura gerontológioa, el mantenimiento Y DE LA DESVINCULACIÓN
del ejercicio de la sexualidad en los períodos más
avanzados de la vida se toma como una verdad Las publicaciones sobre la sexualidad en la
absoluta y universal. De ese modo, los textos denotan vejez, además de influenciadas por la sexología,
una indiferencia en relación con el contexto investi- guardan otra importante característica relacionada
gado, y muchas veces, también en relación con la con la discusión sobre el envejecimiento exitoso. Se
época del estudio, como elementos fundamentales encuentra en la bibliografía un curioso debate: ¿la
en la conformación de la sexualidad. No parece haber sexualidad es, o no, benéfica para la vejez?
mayor interés en cuestionar, por el momento, la
validez científica de dichos trabajos. Sin embargo, De acuerdo con Debert (1992), en su análisis
no se puede dejar de observar que las conclusiones de sobre la bibliografía dedicada a la experiencia del
los autores en relación con datos de investigaciones envejecimiento, dos teorías prevalecían como en-
realizadas COl) determinados grupos de edad, perte- foques orientadores de la gerontología hasta el final
necientes a contextos muy variados y a épocas muy de la década de los años 1960: la de la actividad y
distintas, son muy semejantes en su contundencia, la de la desvinculación. La primera enfatiza que las
llevando a pensar en posible influencia de las visio- personas viejas encuentran su bienestar sólo por
nes del mundo de los propios investigadores con medio de la participación en prácticas que compen-
respecto a las conclusiones de sus trabajos. sen la inactividad. La segunda (desvinculación)
postula el retiro voluntario, con el paso de.losaños,
A pesar de que la gerontología intenta incluir de las actividades habituales, como mecanismo
cada vez más las variables culturales en su concep- para alcanzar el envejecimiento exitoso. En ambas
ción de sexualidad ~tradicionalmente apoyada en teorías se verifica la presuposición de que la vejez
una dimensión estrictamente física o psíquica-e- es, en principio, una etapa de pérdidas, inclusive de
persiste una visión universalizante. Paradójicamen- papeles sociales. Aunque en las últimas dos déca-
te, esos estudios pretenden adherir a ideas más das los investigadores hayan sofisticado sus
relativistas, sin abandonar, sin embargo, una pers- abordajes, son esos dos modelos antagónicos los
pectiva homogeneizadora, presente, tanto en el que aún se mantienen vigentes en el debate de la
tratamiento dado al envejecimiento, como en la gerontología sobre la sexualidad.
dimensión de la sexualidad. Principalmente en la
producción nacional (brasileña) sobre sexualidad y En la literatura gerontológica sobre el tema,
envejecimiento es muy típica esa adhesión a inter- queda patente la presencia de dichos modelos. Se
pretaciones culturales que mantienenpresuposicio- puede desprender, a partir de los trabajos analiza-
nes relativas a la naturaleza física o psíquica. dos, que ellos se dividen en dos grandes posiciones:
la primera se.caracteriza por latentativa de compro-
Cabe resaltar que en la totalidad del campo bar la posibilidad y los beneficios del mantenimien-
teórico gerontológico vienen incorporándose nue- to de la vida sexual al avanzar la edad. La segunda,
vas tendencias, reivindicando la heterogeneidad de contraponiéndose a ésta, se marca por el esfuerzo
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por demostrar que las posibles reconfiguraciones formas de relaciones (con su cónyuge, su familia, su
que el envejecimiento impone sobre la esfera afec- comunidad), al aprendizaje de nuevas habilidades.
tivo/sexual son cuestiones de menor importancia,
cuando se consideran los demás aspectos de vida de La categoría tiende a oponerse a la idea de vejez,
las personas. Sin duda, los argumentos en favor de asociada a la decadencia y al declinar. El término
mantener una vida sexual activa durante la vejez se tercera edad ofrece una neutralidad al estigma, y
encuentran en predominio casi absoluto, pero de está al mismo tiempo relacionado con la idea de
todas formas, la contraposición parece reproducir progreso o avance. Indica un sentido de etapas
los dos modelos antagónicos existentes en la geron- progresivas (1", 2", 3"), pero no necesariamente
tología -el de la actividad y el de la desvincula- declinación. Defiende, así, la proposición de un
ción-, ambos luchando por presentar una versión nuevo cuadro en el que el curso de la vida seguiría
sobre la importancia de la sexualidad en la vejez. en un creciente sin fin. De ese modo, es una catego-
ría extremamente útil a las premisas gerontológicas
De acuerdo con la bibliografía analizada, la sobre sexualidad, sirviendo a las intenciones de
sexualidad y el envejecimiento son, en principio, anular la estigmatización, reforzando la idea de que
considerados problemas. Bajo ambas perspectivas, la sexualidad no se restringe, sino antes, se perfec-
el sujeto está delante de una situación que demanda ciona con el envejecimiento.
de él un (re)posicionamiento frente a sí mismo. De
un lado, necesita revisar sus valores y creencias Una vez establecido un nuevo límite del curso
acerca del sexo, adoptando, consecuentemente, de la vida sexual y una nueva concepción de la
nuevas actitudes. En otro sentido, puede aceptar la plasticidad del cuerpo, la disminución de la sexua-
vejez como una etapa de transformaciones procu- lidad en el proceso de envejecimiento pasa a
rando conformarse con ellas, inclusive en relación considerarse objetiva y subjetivamente como una
con los cambios ya previstos en la esfera sexual. irresponsabilidad en el trato de sí mismo. Esa
Esta cuestión sólo deja de ser problemática ante una transformación de la vejez en responsabilidad indi-
iniciativa individual; en caso contrario, el sujeto no vidual ha sido mencionada por Debert (1997) como
experimentará una vejez exitosa. Esa es una situa- reprivatizacián de la vejez. La gerontología, y las
ción que pasa a ser juzgada, no por una ausencia de demás disciplinas precisan, sin embargo, cuestio-
opciones, sino principalmente como un punto de nar la universalidad de ese modelo y de los nuevos
responsabilidad de cada uno, o mejor, por irrespon- patrones de inadecuación que él instaura.
sabilidad en el trato de sí mismo.

La discusión sobre envejecimiento exitoso, so- LOS SEÑORES SACANAS


bre todo la de los argumentos favorables a la activi-
dad, se sintoniza con el modelo de vejez conocido A continuación se trazan las descripciones
como tercera edad. La producción brasileña sobre etnográficas de una red de sociabilidad masculina.
la temática revela un absoluto compromiso con esa La intención es demostrar prácticas y representa-
nueva categoría. El término vejez se utiliza poco en ciones sociales relativas a la sexualidad predomi-
esos textos, salvo cuando se desea resaltar aspectos nantes en ese universo social, ofreciendo así un
problemáticos de ese período de edad. La expresión contraste con las premisas gerontológicas.
tercera edad se popularizó en la sociedad brasileña
como la forma más apropiada de referencia a la El interés en estudiar esa red se dio a partir de un
vejez. El término recibe una connotación tan posi- reportaje de televisión en cuyas imágenes se pre-
tiva y respetuosa que hoy se utiliza ampliamente, sentaron como las de "viejitos flirteadores de un
pretendiendo englobar en sí la completa diversidad centro comercial". La materia periodística exhibía
del segmento social de las personas viejas. Las un hecho, de cierta manera raro en su conjunto: una
personas en la "tercera edad" deben descubrir que vejez sexualizada, no victimizada, ocupando un
éste es un momento de apertura a lo nuevo, a nuevas espacio urbano distinto de los demás frecuentados
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por los más viejos. Los señores no estaban en los Algunas observaciones
centros destinados a los programas de "tercera
edad", tampoco alimentando pájaros o participan- Los encuentros ocupan una parte privilegiada
do de algún juego en plaza pública. Estaban en un en el uso del tiempo libre de los señores. La mayoría
centro comercial, dando trucos por la televisión posee condiciones financieras que les permite vivir
acerca de cómo se apropiaban del lugar con sus sin dedicarse a actividad laboral adicional para
estrategias de conquista afectivo-sexual. complementar sus ingresos, haciendo posible esa
asiduidad en los encuentros. Es interesante destacar
que esa mayor disponibilidad de tiempo libre pro-
Losparticipantes en el estudio piciado por la jubilación no representa para esos
hombres el paso a una mayor reclusión en el mundo
Los hombres participantes en el estudio compo- doméstico.
nen una red social, cuyo tamaño y origen es difícil
definir con precisión. Algunos afirman conocerse Se observa en sus encuentros una clara división
desde la infancia o haber trabajado juntos; muchos entre los dominios de la sociabilidad y la esfera
viven desde hace años en el barrio y hay cierto doméstica individual. Ellos no extienden los con-
consenso de que los encuentros ocurren desde antes tactos más allá de los límites de los encuentros en
de obtener la jubilación. En cuanto al tamaño de la aquellos espacios. públicos. Sus esposas, aun cuan-
red hay diferentes versiones. Parece que alcanza do estén transitando en el centro comercial o en la
cerca de 30 personas, pero, de hecho, diariamente se plaza, jamás se aproximan. Les hacen señas a
reúnen entre seis y diez hombres en el centro comer- distancia, y sus maridos se alejan del grupo y van
cial, y en la plaza a veces el número llega a 15 o más. hacia ellas. Aquí se denota también que hay una
No todos comparecen con la misma asiduidad, lo frontera clara de género en esa sociabilidad, la
cual confiere un cierto carácter rotativo a la presencia cual impide la aproximación principalmente de
de algunos integrantes y una mayor frecuencia a la de aquellos familiares pertenecientes al sexo
otros. Sin embargo, no hay un sólo día en que los femenino.
encuentros no ocurran, durante la mañana en la
plaza, y por la tarde en el centro comercial. Todos ya La atribución de género del investigador fue en
son jubilados y raros son los que aún desempeñan ese sentido un aspecto facilitador en la aproxima-
algún trabajo regular y remunerado. En cuanto a las ción y acompañamiento del cotidiano de la red.
situaciones conyugales, en su mayoría son casados, Afirmaron diversas veces que la ausencia de muje-
pero hay también solteros, viudos y separados. res en los encuentros los dejaba más a gusto para
hablar. Sin embargo, mi participación en los en-
cuentros cotidianos era acompañada de un extraña-
Procedimiento del estudio miento generacional y de edad entre nosotros, dada
la gran diferencia de edad existente. En esas situa-
Se acompañó el cotidiano de esa sociabilidad ciones, nuestra interacción resaltaba principalmen-
en el centro comercial y en la principal plaza públi- te su identidad de viejos.
ca del barrio, entre octubre de 1998 y julio de 1999.
A lo largo de ese período, el observador, autor de El elemento de intercambio social básico entre
este artículo, mantuvo la postura de espectador. esos señores es la conversación. Ella establece
Oyendo, más que hablando, acompañaba las con- diferenciaciones internas en la sociabilidad: ellos se
versaciones emitiendo opiniones sólo cuando le dividen en especialistas en determinados temas, ya
eran solicitadas, o cuando sentía interés en explorar sea por gusto o por el aprendizaje profesional y
más detenidamente determinados temas. Además otras experiencias de la trayectoria de vida; la
de la observación participante, el material empíri- conversación va tomando así la connotación de
co se obtuvo a través de entrevistas semiestructuradas un recurso por medio del cual pueden adquirir
con informantes claves de esa red. conocimientos.
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La principal característica de esos hombres y la todos comparten, cada cual a su medida, de ese
más relevante en la discusión de este trabajo es la modo común de relacionarse. La sacanagem es,
sacanagem. Este término y su adjetivo correspon- entre esos señores, una especie de idioma común, el
diente, sacana, son categorías nativas del universo aspecto en que se igualan. En fin, es la forma por la
cultural brasileño sin traducción inmediata a otros que constituyen una unidad, pese a sus diferencias.
idiomas, teniendo una multiplicidad de significados. Ella aparece, a veces, como el único comentario
Entre sus connotaciones negativas, la sacanagem posible para los que no se sienten capaces de domi-
---especialmente bajo forma del verbo sacanear- nar algún tema conversado. Debido a ello, esos
indica trampa, traición, injusticia y transgresión. hombres son designados en este trabajo como seño-
Esta categoría posee también una connotación más res sacanas. Se opta por esa designación, en vez de
positiva, expresando bromas e ironías amistosas 'viejos' exclusivamente, o aún 'hombres', una vez
entre amigos. La ambigüedad de esta palabra es más que' señores' describe a los integrantes de la red sin
recurrente en su uso cotidiano como expresión general sobrestimar la identidad de edad o la identidad de
de un conjunto de cosas sexuales (Parker, 1991). género, ambas marcadas por la categoría sacanagem.

El término sacanagem, aunque posea un aspec- El ethos sacana se matiza, sin embargo, según
to peyorativo, es apropiado en este trabajo por el sitio de los encuentros. En la plaza del barrio
definir sintéticamente el estilo de sociabilidad adop- parecen actuar con mayor picardía y falta de decoro.
tado por esos viejos. Son extremamente jugueto- Curiosamente, se reúnen fuera de los límites de la
nes, están constantemente creando chistes sobre sí plaza, específicamente en una de sus esquinas y
mismos, sobre los temas conversados y sobre todo bautizan al sitio como 'la esquina del pecado'. Enel
cuanto los rodea. Los comportamientos sacanas centro comercial, los comportamientos tienden a
pueden, tanto asumir un perfil indolente o irónico, ser un poco más controlados, principalmente debi-
como un fuerte contenido obsceno e indecoroso. do a la constante vigilancia presente en el sitio.

Eventualmente, ellos insertan temas como la


muerte, la relación con sus cuerpos, su estatus de DE LA MIRADA AL CONTACTO
jubilados, como elementos figurativos de esa joco- CORPORAL, DE LAS PROEZAS A LAS
sidad. El humor, como aspecto inherente a la FRUSTRACIONES
sacanagem, sirve analíticamente como una impor-
tante herramienta para análisis e interpretación de A partir de la observación etnográfica, se iden-
los significados sociales presentes en la sociabili- tificó que las prácticas sexuales en ese universo
dad de esos señores. Aun siendo una experiencia social se organizan en tres conjuntos. El primero se
cognoscitiva, el humor carece de un nicho cultural relaciona con la conducta de la mirada que, en
que le confiera parámetros de comparación entre lo general, es acompañada por comentarios y aprecia-
apropiado y lo no apropiado, lo esperado y lo no ciones sensuales, positivas o negativas, hacia las
esperado, la realidad y el absurdo, la medida y la mujeres. A veces la mirada enfoca, además de las
desmedida, lo suficiente y lo exagerado. En otras mujeres, materiales pornográficos como películas
palabras, siguiendo los términos que frecuente- y revistas.
mente caracterizan el humor (referentes a la nega-
ción de la convención social, y a la combinación Los discursos de dos de ellos enuncian la im-
poco común de sus elementos), es posible alcanzar- portancia de esa función sensorial en la cultura
lo y reflejarlo sobre una base de representaciones sexual de la red. Uno de ellos pregunta: Para qué
sociales, y proceder a una aprehensión teórica y miras, igual no puedes ... (Pra que tá olhando, niio
metodológica de carácter cultural (Apte, 1985). pode mesmo ...). La respuesta que les dan es: No lo
logro, pero no estoy ciego (To brocha, mais niio to
La sociabilidad mantenida entre señores les cego). Otro hecho ilustrativo reside en los
confiere una aura de sacanas, considerando que desentendimientos relacionados con la búsqueda
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de un lugar más privilegiado para ver pasar a las En las frecuentes preguntas alusivas a la vida
mujeres. Es interesante señalar que ellos no sólo sexual de los otros, una de las respuestas era:
miran, sino que muestranque lo hicieron, denotan- "Mientras se me endurezca la lengua, voy a seguir
do así la función social de esa práctica y su especifi- ligando" (Enquanto a língua endurecer, estarei
cidad en un contexto de género, edad y generación. trepando). Algunos no respondían ni siquiera di-
chas preguntas CQnpalabras, y apenas exponían la
El segundo conjunto de prácticas sexuales lengua imprimiéndole rápidos movimientos. Tales
relatadas congrega acciones relacionadas con las prácticas se asocian particularmente con la obten-
tentativas de contacto con las mujeres y con su ción de placer y el mantenimiento de la actividad
conquista. Estas conductas no están necesaria- sexual por medio de una conducta compatible
mente condicionadas a la intención de formar un con el desempeño de sus cuerpos. La lengua
nuevo vínculo afectivo, pudiendo estar referidas recibe connotaciones equivalentes al pene, puesto
apenas a una exhibición del desempeño masculino que se puede "endurecer", y la boca, .igualmente,
entre hombres, y entonces no se verifica una puede volverse, según ellos, "torcida" y "quemada",
preocupación por la buena educación cuando con la recurrencia de esta práctica. Además,
abordan a la mujer. Existen, sin embargo, aquellos sostienen que las mujeres son especialmente
que actúan con la intención de encontrar una pareja, sensibles a ese tipo de contacto. Siendo así, la
pero, para esas situaciones, accionan estrategias de práctica sexual oral expresa un recurso estratégico
seducción más discretas y gentiles. La aproximación para garantizar el placer femenino y, consecuen-
no viene necesariamente acompañada de una selec- temente, es un punto importante de masculinidad
ción criteriosa de la mujer. La consideración de sus identificado por ellos mismos: la satisfacción de la
atributos de belleza puede suspenderse. Las exigen- pareja.
cias en relación con determinados criterios previos
de elección pueden desconsiderarse en función de
identificar la necesidad de obtención de sexo de VEJEZ Y VIRILIDAD
forma más inmediata.
Pasando del plano de la referencia a las prácti-
El tercer conjunto relatado abarca prácticas cas al ámbito de los significados, se identifica que
como la masturbatoria y otras que, de algún modo, las definiciones de vejez y virilidad surgen estre-
cuentan con la participación de una mujer. La chamente interconectadas en los discursos analiza-
masturbación es una práctica menos asumida indi- dos. La vejez está representada no sólo por la edad
vidualmente que delatada en medio a las bromas. cronológica, sino también de acuerdo con sus acti-
Dicho sea de paso, aunque recurrente, la masturba- tudes y con los estilos de vida adoptados. Las
ción tiene un sentido negativo para esos señores, en imágenes sobre el envejecimiento retratan una pér-
términos de masculinidad. dida gradual de atributos como disposición, ánimo,
y movimiento. Un señor puede ser identificado por
Otra práctica relatada con cierta frecuencia y de los compañeros como más o menos viejo según la
difícil caracterización es la denominada "juegos" frecuencia de participación en los encuentros y la
(brincadeiras). Ésta involucra un contacto con una capacidad de transitar entre la casa, la plaza y el
mujer y comportan una diversidad de actos, combi- centro comercial. Cabe resaltar que, en las repre-
nando menor o mayor contenido erótico. La activi- sentaciones sobre envejecimiento, se opera en sus
dad sexual con el recurso de la penetración se discursos una oposición entre mente y cuerpo, a
menciona bastante en las charlas y chistes, siendo partir de la cual se instaura un margen de acción
comentada sólo cuando la pareja es una mujer con como resistencia a los cambios asociados con el
la que no se tiene vínculo conyugal formal. Dicha avance de la edad, tanto en el nivel social, como en
práctica se comenta menos que la relacionada con el el físico. Esas imágenes sugieren, en cierto grado,
sexo oral, la cual se destaca especialmente entre la posibilidad de administración personal de ese
ellos. proceso.
VEJEZ Y SEXUALIDAD MASCULINA: ¿REÍR O LLORAR? 91

En relación con las representaciones de la sexua- era, curiosamente, identificada en el otro y, lo que
lidad, se perciben, en los discursos de esos señores, supuestamente sería moti vo de orgullo, se transfor-
similitudes con el embate figurado en las teorías maba en atributo de acusación. En esas acusacio-
gerontológicas de la desvinculación y de la activi- nes, el tamaño del pene debido a sus grandes pro-
dad. Para algunos de ellos, lo mejor es renunciar a porciones 'puede impedirles usar bermudas', o que
la pretensión de afirmarse como hombres con vida alguien les toque las piernas a la altura de las
sexual activa e intensa, y asumir una posición más rodillas. Bajo esa medida exagerada, el pene puede
próxima a la de una percepción de sí más comedida inclusive provocar alteraciones en el cuerpo feme-
y actual. Otros, en posición contraria, adhieren a la nino, a punto de decir que uno de ellos le dio una tan
idea del mantenimiento de la práctica sexual y de la buena a la mujer que la dejó torcida (ele deu uma
manifestación del interés por ella como un aspecto na mulher que deixou-a torta) y descaderó a la
importante de sus vidas. Sin embargo, esas posicio- pobre (descadeirou a coitadai, o que otro ya ha
nes se construyen en los diversos momentos de enviudado tres veces por tenerlo de tamaño tan
interacción de esos hombres y ellos permiten, algu- aventajado tjá se tornou viúvo tres vezes por ser tao
nas veces, una oscilación por parte de un mismo avantajado). El propio término 'aventajado', de
individuo, de acuerdo con el contexto de las charlas. por sí, ya indicaba entre ellos el hecho positivo de
ser así de bien dotado.
Presencié momentos en que Se manifestaban,
preponderante mente en el encuentro del grupo, mo- Los hombres de esa red, bajo ese aspecto, se
vimientos de afirmación de la virilidad, apoyados en recusaban de ostentar los signos de una superiori-
relatos de conquistas y de proezas sexuales. En otros, dad viril, aunque, ambiguamente, reconocieran su
parecía que todos querían huir de asumir, para sí y valor. Dichas conductas originadas en un contexto
para los otros, una imagen que denotase cualquier de extremo humor y jocosidad parecen obedecer a
rasgo de una masculinidad viril, advirtiendo que ésta una lógica del absurdo, de la negación y de la
era más adecuada a uno u otro del propio grupo. En inversión. El tamaño del pene es el tema que mejor
esas ocasiones, todos queríancomprobar que no eran ilustra los principios del simbolismo del humor, o
admirados por ninguna mujer, o no eran dotados de sea, la negación de la convención social y la com-
ningún atributo que les privilegiara delante de las binación poco común de sus elementos (Apte, 1985).
mujeres. En determinadas situaciones jocosas, Se deduce que la importancia del tamaño del pene
disputaban por intentar confirmar, curiosamente, aparece invertida a través de la valorización jocosa
quién era dotado de un pene más pequeño. de un pene pequeño. En cuanto al tratamiento que se
le da a veces al tema de la virilidad, tomándola de
Se tomabaesta parte del cuerpo masculino forma exagerada, éste podría ser revelador de otro
como tema destacado en las charlas, y en los chistes aspecto: el de una insuficiencia de los atributos de
casi siempre se hacía referencia a la misma. Se masculinidad.
daban las medidas conjeturadas por ellos en centí-
metros o palmos, las cuales alcanzaban variadas Otros elementos importantes en la definición de
proporciones. De una parte, esa proporción podría masculinidad para esos señores se asociaban con la
ser tan diminuta que el pene sólo se lo podría condición de la potencia sexual, reguladora, en parte,
agarrar con una pinza (SÓse podia pegar com uma de la calidad delos contactos sexuales. La expectativa
pincat, necesitaba implantarle unpedazo (Precisava por una gran frecuencia de actividad sexual recaía
implantar um pedacoi y, algunas veces, cuando principalmente sobre mí (el observador, como joven
expresaban la impotencia sexual, se referían a él que era), y la preocupación por la calidad de dicha
como tres cuartos de pito (3/4 de pau) o medio actividad sexual se dirigía invariablemente a ellos.
barro, medio ladrillo (meio barro, meio tijolo). En otras situaciones, las comparaciones entre nosotros
se hacían articulando otros aspectos, desde
Ellos no disputaban la comprobación de quién masculinidad, hasta cuestiones de edad, haciendo
tenía el pene de mayor tamaño. Esa calidad siempre recaer la ventaja, ya fuera en mí, o en ellos.
92 BRIGEIRO

Había ocasiones en que la madurez podía repre- ño sexual. Algunas veces algunas mujeres que
sentar una ventaja de las generaciones mayores pasaban, despertaron comentarios del tipo: Eso no
sobre las más jóvenes, principalmente en lo que es para nosotros, es para este chico aquí (lsso niio
respecta a una superioridad financiera aprovecha- é para nós ndo, é para o garoto aquí). Recuerdo
ble en el plano de las conquistas afectivo/sexuales. también el día que me preguntaron la edad, y mi
respuesta recibió su inmediato comentario Enton-
En otros momentos, no se hacía distinción de la ces aún vas a tener mucho sexo (Aínda vai trepar
gran diferencia de edad entre ellos y el observador. muito entilo).
Constituíamos un grupo de hombres, y las edades
eran, en importancia, subscritas al género. Me exi- Los comportamientos de esos señores en el
gían que compartiera con ellos la lascivia, y otras contexto de sociabilidad demuestran la permanen-
representaciones y normas de sexualidad que para cia de un aspecto característico de la masculinidad,
ellos eran del orden de la naturaleza del hombre. tal como la conciben: la importancia de la actividad
sexual como un componente especial en la defini-
Había también circunstancias en que nuestras ción de la identidad de género. Las escenas exhibi-
diferencias de edad se evidenciaban positivamente, das denotaban que las prácticas relacionadas con la
o bien para ellos, o bien para mí. En el primer caso, sexualidad se consideran centrales para el género
la madurez y sus señales como las canas, las arrugas masculino, y en el universo investigado parecen
y la estabilidad financiera, se veían como un atrac- mantener ese valor a lo largo de sus vidas. A pesar
tivo para las mujeres, en especial si éstas pertene- de las limitaciones que el envejecimiento físico
cían a cierta clase social y eran de edades inferiores puede imponer al ejercicio sexual, ellos intentaban
a las de ellos. Muchos entre ellos demostraban demostrar -ya fuera a través de la jocosidad, ya
manipular el atributo masculino asociado con la por medio de comentarios y de la simulación de
estabilidad financiera como recurso de seducción prácticas sexuales- la importancia de la virilidad
hacia las mujeres; como ejemplo, la propuesta de en la interacción con los otros miembros del grupo.
ganar un padrecito en el centro comercial ipairinho
no shopping) fue empleada por uno de esos señores La vejez, según sus representaciones, se carac-
en una ocasión, en la cual trataba de conquistar a terizaba por tentativas de resistencia ante cualquier
una estudiante, en el sector de cafés y restaurantes cambio en sus estilos de vida previos (por ejemplo,
del tercer piso. Y, en ese aspecto, se juzgaban en mantener una rutina volcada hacia las actividades
ventaja con respecto al observador. fuera del espacio doméstico). En ese sentido, más
que evidenciar un nuevo modelo para una etapa de
Cabe resaltar que las preferencias de esos seño- la vida, como prescribirían algunos gerontólogos,
res no eran necesariamente las mujeres menores. El los encuentros diarios de esos señores indicaban un
tipo de mujer que consideraban interesante era, especial interés por preservar ciertos atributos de
sobre todo, aquella con acentuados trazos de sen- género y una organización de la vida característicos
sualidad, comúnmente designada como mulheriio de períodos pasados.
(mujer sensual, buena), o sea, la que se viste con
ropa apretada, delineando el cuerpo o dejando par-
tes del mismo a la vista, usa zapatos con tacón alto, CONSIDERACIONES FINALES
tiene el cuerpo con muchas curvas, y se presenta
maquillada y bien arreglada. La descripción de los nexos simbólicos de esa
red de sociabilidad permitió reforzar la idea de que
Retomando lo referente a las diferencias de la definición de envejecimiento, así como de sexua-
edad, se advertían contradicciones. Las señales de lidad son mutuamente determinantes y también
la vejez, en oposición a lo planteado anteriormente, están directamente asociadas con ejes de clasifica-
también podrían representar fragilidad frente a hom- ción social tales como género, generación e inser-
bres menores, especialmente en cuanto al desempe- ción de clase. Permitió, asimismo, identificar que la
VEJEZ Y SEXUALIDAD MASCULINA: ¿REÍR O LLORAR? 93

esfera de la sexualidad para esos señores estaba más no, sin que ello sea una celebración de la vejez,
asociada con la idea de mantener, que con la de donde la expresión de la sexualidad sería uno de los
instaurar, una nueva etapa de la vida, o un nuevo vehículos principales, o un camino para evitar, de
proyecto, como lo definirían algunos dictámenes forma exitosa, los dramas de la vejez. Las observa-
gerontológicos. ciones sobre esos señores revelan, de hecho, un
descompás entre el envejecimiento y los estándares
La expresión ¿ reír o llorar? presente en el de masculinidad, pero esos aspectos se expresan en
título de este trabajo evidencia la tensión existen- la interacción diaria a través de la alegría, demos-
te en la literatura sobre envejecimiento exitoso: trando que aquello por lo que comúnmente se llora
¿la sexualidad en los momentos más avanzados también puede ser fuente de risa. Como lo señala
de la vida será necesariamente vivida como un Simmel en su definición de sociabilidad:
drama, salvo para aquellos que se lancen en una
búsqueda incesante de actividad, o para los que La sociabilidad transfiere el carácter serio
se conformen a las restricciones condicionadas -frecuentemente trágico- de esos problemas
por el envejecimiento? aljuego simbólico de su reino de sombras, el cual
no conoce fricciones, ya que las sombras, siendo
¿ Reír o llorar? señala también el aspecto sacana lo que son, no pueden colisionar (Simmel, 1983,
que los señores investigados imprimen a su cotidia- p. 178).

REFERENCIAS

Apte, M.L. (1985). Humorand laughter: antropological approach. London: Comell University Press.
Attias-Donfut, C. (1991). Génerations et Ages de la Vie. París: Presses Universitaires de France.
Debert, G. (1992). Farru1ia, c1asse social e etincidade: um balance sobre a experiencia de envelhecimento. Boletim informativo
bibliográfico, 33, pp. 33-49.
Debert, G. (1997). Envelhecimento e curso de vida. Estudos feministas, 5, pp. 120-128.
Heilbom, M.L. (1993). Genero e Hierarquia: a costela de Adáo revisitada, Estudos Feministas, 1, pp. 50-83.
Parker, R. (1991). Corpos, Prazeres e Paixiies: a cultura sexual no Brasil Contemporáneo. Sao Paulo: Best Seller.
Simmel, G. (1983). Sociabilidade: um exemplo de sociologia pura ou formal. En E. Moraes Filho (Org.).
Simmel, (pp. 165-181). Sao Paulo: Álica.

NOTA: en aras de la brevedad se omite la mención de autores y artículos consultados en la revisión crítica de la literatura
gerontológica sobre sexualidad.

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