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SEXUALIDAD Y GÉNERO DESDE UN ENFOQUE PEDAGÓGICO


Hna. Angélica Cabeza Catalán

¿Qué es la sexualidad y su importancia en la formación del niño y


joven?

Al hablar de sexualidad podemos encontrar diversos conceptos e


interpretaciones, muchos de estos, marcados por concepciones erróneas,
dogmatizadas e incluso arraigadas en la mentalidad del común de las
personas, producto de falsos tabúes, mitos y prejuicios que han existido
desde la historia de la humanidad en torno al tema. Por tanto, para poder
acercarnos al concepto verdadero de este término, es necesario partir de la
concepción de varios autores que nos pueden esclarecer dichos conceptos.
De acuerdo a esto, se plantea el concepto de diversos autores:

González (1996) afirma:


Cuando la sexualidad alcanza los niveles más altos de opción, decisión y
libertad plena y responsable, se convierte en una fuente inagotable de placer,
alegría y salud potenciadora de la calidad de vida íntima y social del ser
humano. Ésta abarca una variedad infinita de formas de interacción y
comunicación. (p.118). En consonancia con esta concepción, la autora
precisa la sexualidad como el proceso por el cual el ser humano, asume libre
y responsablemente el ejercicio de su necesidades biológicas y sexuales, en
busca de su calidad de vida, comprendida no solo desde la satisfacción de
dichas necesidades, sino en la interacción con el otro, en la reciprocidad con
el sexo opuesto y en la formación de una mentalidad abierta a la singularidad
y las diversas manifestaciones afectivas y sociales que se dan en cualquier
grupo humano.
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Por otra parte, Masters (1987) plantea la sexualidad como una


construcción social simbólica, hecha a partir de la realidad de las personas:
seres sexuados en una sociedad determinada. Como tal es una dimensión
constitutiva del ser humano: biológica, psicológica, cultural, histórica y ética,
que compromete sus aspectos emocionales, comportamentales, cognitivos y
comunicativos tanto para su desarrollo en el plano individual como en el
social. (p.6).

Finalmente El Ministerio de educación Nacional (2006) conceptualiza la


sexualidad como “Una dimensión humana con diversas funciones,
componentes y contextos bajo el desarrollo de competencias ciudadanas
que apuntan a la formación de los niños, niñas y jóvenes como sujetos
activos de derecho.” (p. 7).

Partiendo de todos estos postulados, sus autores coinciden en darle un


nuevo enfoque a la sexualidad, enfatizando de manera particularmente
especial, en presentarla como una dimensión importante y determinante en
la vida de la persona, más allá del concepto meramente biológico y
estigmatizado que se ha tenido de ella. Concordando con lo anterior y
teniendo en cuenta lo reflexionado a lo largo del estudio de esta disciplina y
mi experiencia en el campo de la docencia, considero la sexualidad como
una fuerza integradora de la vida de la persona, que influye en la
consolidación de su personalidad, en sus procesos socializadores y
determina en gran medida su autorrealización como hombre o mujer según
su identidad. Como una dimensión del individuo, tiene sus procesos
biológicos y psicológicos que dentro del ámbito educativo, necesitan ser
encauzados para poder vivirla libre y responsablemente dentro de un marco
de respeto, autonomía y autorrealización personal.
Conscientes que el ser humano, es un ser educable por naturaleza y todas
sus dimensiones y facultades necesitan de procesos sistemáticos y
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estructurados que consoliden y potencialicen sus cualidades como ser


biológico, social y trascendente, la formación en la sexualidad no puede ser
ajena al acto educativo, ni interpretada y presentada de manera imprecisa,
mítica o ambigûa, se necesita por tanto, que ella sea impartida desde un
enfoque alternativo y participativo, puesto que si se realiza así, contribuye
grandemente en la formación de personalidades seguras, equilibradas
afectivamente y con plena conciencia de sus deberes y derechos en este
aspecto. Es imprescindible formar a nuestros educandos no solo en la esfera
biológica de la sexualidad; no es solo enseñarles el proceso de la
reproducción humana, o los métodos de planificación familiar, sino ante todo,
formarlos en una sana concepción y vivencia de su identidad, su autonomía y
proyecto de vida; pues de esa manera, formamos una dimensión de la
persona e instruimos al ser humano, como ser íntegro. Recordando que la
sexualidad es una dimensión transversal que incide en su forma de pensar,
de sentir y consiguientemente en su papel como ciudadano en una sociedad
que pide a gritos personas abiertas y tolerantes frente a la diversidad y la
singularidad.
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Las técnicas participativas en la educación de la sexualidad: una respuesta


metodológica ante los retos de contemporaneidad y la formación en competencias
ciudadanas

¿Cómo ofrecer a nuestros estudiantes, estrategias metodológicas que


incidan en la formación integral de su sexualidad y el desarrollo de
competencias ciudadanas para enfrentar los retos de la sociedad
actual?

Desde el punto de vista sociocultural, el hombre y la mujer constituyen


especies únicas cuya personalidad, siempre sexuada se configura en una
práctica educativa transformadora a través una concepción de la sexualidad,
totalmente depurada de tabúes y prejuicios que obstaculicen el desarrollo
adecuado del individuo en el marco de su proceso formativo. Al hablar de
sexualidad, se debe recordar que ésta, está presente a lo largo de la vida del
ser humano. Su desarrollo armónico es fundamental para el crecimiento de la
persona. Su propósito es la relación humana, en tanto que contempla
dimensiones comunicativas, afectivas, de placer y reproductivas.1
Tradicionalmente esta dimensión tan importante para la persona se ha
reprimido impidiendo la construcción sana, responsable, gratificante y
enriquecedora de la personalidad.

De acuerdo con esta concepción resulta inconsecuente centralizar los


puntos álgidos de los problemas educativos en personas abstractas y
ahistóricas. Desde un enfoque humanista, el centro de acto educativo es la
persona como sujeto histórico, ubicado en un contexto sociocultural que
determina sus comportamientos y actitudes. Por lo tanto, la educación,
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Lineamientos sobre construcción de un proyecto de Ed. Sexual. (1993) Ministerio de Educación
Nacional
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obedeciendo a su finalidad de potencializar las facultades del ser humano,


debe darle las herramientas que lo harán capaz de alcanzar su calidad de
vida, mediante su la construcción de una persona renovada, capaz de decidir
responsablemente y de compartir en la interrelación con los demás,
sentimientos y valores que hacen posible una sociedad tolerante y
equitativa.

Dando respuesta a nuestro interrogantes la forma más adecuada para


alcanzar estos ideales en la formación de nuestros educandos, es ofrecer
una educación sexual alternativa y participativa, es decir; generar un
currículo entendido no solamente como una etapa operativa e instrumental,
sino como un proceso que propende por la implementación de técnicas
metodológicas que motivan a la reflexión, al cuestionamiento, la divergencia
en los puntos de vista, al protagonismo del estudiante en la construcción
cooperativa de sus saberes. Esto es, una educación sexual como proceso
dinámico, dialógico, intencional y permanente.

Dada la importancia de estas técnicas son ellas las que posibilitan el


desarrollo de capacidades, destrezas, conocimientos y actitudes que
conllevan al estudiante a la comunicación, al fortalecimiento de la
autoestima, la autonomía y la convivencia, así como a la contextualización de
los propios conocimientos con las experiencias cotidianas que viven
nuestros niños y jóvenes. Por tanto, si nos pondríamos a analizar una por
una escribiríamos todo un tratado de lo que una educación sexual, concebida
e implementada desde el enfoque participativo, le aporta a los estudiantes y
a la sociedad en general.

Si bien es cierto, que la sexualidad hasta nuestros días, aún se entiende en


algunos sectores de la población desde una mirada netamente represiva,
también es muy cierto que vivimos en una época marcada por el
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permisivismo. En nuestro país venimos de un pasado que se caracterizó por


ser prohibitivo frente a la expresión de la sexualidad y autoritario al imponer
los roles hombre- mujer. Todo esto en razón de una lectura moral
fundamentalista que hoy día tiende a desaparecer dando paso a una ética
estilo humanista. De todo esto se desprenden los innumerables retos por los
que la sociedad del conocimiento y la información, nos obliga a implementar
un enfoque participativo en la formación sexual de nuestros estudiantes. Ya
que de esta manera se ayuda a construir una serie de valores y normas que
codifican la vivencia de la sexualidad desde una ética responsable. Por
consiguiente, debido a los acelerados cambios de nuestra sociedad, a la
cantidad de información que presentan los medios de comunicación y la
infinidad de propuestas llamativas que se ofrecen en relación con la vivencia
de la sexualidad, la escuela tiene la gran tarea de fundamentar en los niños y
jóvenes, innegociables convicciones de vida para que ellos, desde la
formación recibida opten responsablemente por aquello que les brinde
autorrealización y calidad de vida.

En síntesis, existen muchos escenarios donde los niños y jóvenes pueden


aprender sobre este tema y aprender incluso inadecuadamente sobre la
vivencia de su sexualidad, pero al lado de la familia, la protagonista de
fundamentar aprendizajes transformadores que faciliten el logro de los
objetivos anteriormente expuestos, le corresponde principalmente a la
escuela. De ahí la importancia de trabajar desde un enfoque participativo la
formación integral de los estudiantes, enfatizando en el fortalecimiento de las
competencias ciudadanas como la tolerancia, el respeto a la diversidad y la
convivencia y paz, pues solo así, nuestros niños y jóvenes tendrán la
suficiente valentía para mostrarse seguros y firmes a la hora de vivir
responsablemente su sexualidad.
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1. Figura 1. La educación sexual en el proceso educativo integral.

Fuente: GONZALEZ A., CASTELLANOS B. (1996) Sexualidad y géneros. Tomo II. Bogotá: Editorial Magisterio.
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Partiendo de la figura 1. Podemos sintetizar la educación sexual en el


ámbito educativo integral como un proceso permanente, sistemático y
secuencial que inicia ante todo en la familia y se materializa en la educación
formal de los niños y jóvenes impartida por la escuela desde el nivel de
preescolar. La educación sexual en nuestro país desde el año de 1993 con
la resolución N° 03353 con la cual se estableció el desarrollo de programas
y proyectos de educación sexual en la educación básica, nos viene
enfatizando en la importancia de formar a nuestros estudiantes en esta
dimensión, pero más más allá del enfoque biológico y preventivo que planteó
esta normativa, hoy se nos insiste en la educación para la sexualidad como
construcción de ciudadanía y es a lo que se le debe apuntar desde la
educación como proceso integral, pues como se ha mencionado a lo largo de
este documento, no basta con dar a conocer el tema como conceptos
biológicos, sino desde una perspectiva alternativa que genere procesos
socializadores de participación en todos los contextos donde interactúan los
estudiantes: la familia, la escuela, el barrio, el municipio.2

En este sentido la educación sexual en el proceso educativo integral debe


responder al desarrollo pleno de la personalidad, para que así, contribuya al
crecimiento personal del individuo a partir del desarrollo de proyectos
pedagógicos de educación para la sexualidad, con un enfoque de
construcción de ciudadanía y ejercicio de los derechos humanos, sexuales y
reproductivos. De tal forma que el estudiante provisto de unos principios de
autonomía, libertad, responsabilidad y convicciones profundas de vida,
pueda orientar y estructurar su proyecto de vida como agente activo y
protagónico de su realización personal.

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La sexualidad en la formación integral de los niños y niñas y jóvenes. Módulo 1. Programa de
educación para la sexualidad y construcción de ciudadanía. (2006) M.E.N.
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BIBLIOGRAFÍA

CORPORACION PROMOTORA DEL DESARROLLO COLOMBIANO. (1998)


Manual de educación sexual. Bogotá: PROCODES.

FACULTAD DE EDUCACION. (2008) Portafolio de aprendizaje: El docente frente


a la educación sexual. Bogotá: Universidad Santo Tomás

GONZALEZ A., CASTELLANOS B. (1996) Sexualidad y géneros. Tomo II. Bogotá:


Editorial Magisterio.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL. (1993). Resolución Número 03353


Desarrollo de programas y proyectos institucionales de Educación sexual en la
educación básica del país. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional de Colombia.

PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN PARA LA SEXUALIDAD Y


CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA (2006). Módulo 2: El proyecto pedagógico y
sus hilos conductores. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional de Colombia

PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN PARA LA SEXUALIDAD Y


CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA (2006). Módulo 1: La sexualidad en la
formación integral de los niños, niñas y jóvenes. Bogotá: Ministerio de Educación
Nacional de Colombia

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