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hormonás en el cerebro
¿Qué es el hipotálamo? Pongámonos primero en contexto: Te rugen las tripas. Llevas sin
comer desde primera hora y te invade la sensación de hambre. Empieza a apetecerte comer
cada uno de los alimentos que ves en los escaparates. Tienes dificultades para concentrarte en
la actividad que estás haciendo y en tu mente sólo hay espacio para pensar qué comerás a
continuación. Llegas a estar incómodo hasta que decides empezar a comer. ¿Te resulta
familiar?
¡Si te interesa saber más detalles acerca del hipotálamo, no te pierdas la sección “Para
ampliar…” al final de este artículo!
¿Qué es el Hipotálamo?
El hipotálamo es una estructura cerebral que, junto al tálamo, forma el diencéfalo. Es parte del
Sistema Límbico y contiene la mayor diversidad de neuronas de todo el cerebro. Se encarga de
controlar el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. Es una glándula endocrina
que libera hormonas encargadas de modular conductas relacionadas con el mantenimiento de
la especie, y que regula la secreción de hormonas de la hipófisis, con el que conforma el Eje
hipotálamo-hipofisiario. Cuenta con dos tipos de neuronas secretoras: Las parvocelulares
(que secretan hormonas peptídicas) y las magnocelulares (que secretan hormonas
neurohipofisiarias).
Ubicación del Hipotálamo (en amarillo) en un corte sagital del cerebro. Imagen: Tirotactico.
Hambre: Cuando nuestro cuerpo detecta que no tenemos reservas de energía suficientes
y que, por tanto, necesitamos ingerir alimentos, envía Ghrelina (una hormona) al
hipotálamo, indicando que tenemos que comer. De este modo, el hipotálamo libera el
Neuropéptido Y, que es la hormona que produce esa sensación de hambre. En el ejemplo
del principio, nuestro hipotálamo estaba liberando grandes cantidades de Neuropéptido
Y, por lo que nuestra sensación de hambre se había disparado.
Saciedad: Por el contrario, cuando hemos comido lo suficiente, nuestro cuerpo debe
decir a nuestro cerebro que no necesitamos más alimentos y que tenemos que parar de
comer. Conforme vamos comiendo, nuestro cuerpo produce insulina, que incrementa la
producción de uná hormoná llámádá “leptiná”. Lá leptiná viájá por lá sángre hasta el
núcleo ventromedial del hipotálamo y, cuando llega a su receptor, inhibe la producción
de Neuropéptido Y. Al dejar de producir Neuropéptido Y, dejamos de tener hambre o,
dicho de otra forma, sentimos saciedad.
Sed: De una manera semejante a la del hambre, cuando el cuerpo necesita más agua, el
hipotálamo libera la hormona antidiurética (o vasopresina), que actúan para impedir la
pérdida de agua y favorecer la ingesta de líquidos.
Temperatura: La temperatura a la que la sangre llega al hipotálamo determinará si
necesitamos reducir o aumentar la temperatura corporal. Si la temperatura es
demasiado alta, necesitamos perder calor, lo que hará que la porción anterior del
hipotálamo (Hipotálamo anterior) inhiba a la posterior, provocando una serie de
consecuencias dirigidas a la reducción del calor (como la sudoración). En cambio, si la
temperatura es demasiado baja, necesitamos producir calor, lo que hará que la porción
posterior del hipotálamo (Hipotálamo posterior) inhiba a la anterior. Así, mediante el eje
hipotálamo-hipofisiario, se liberará la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y la
hormona adrenocorticotropa (ACTH), favoreciendo la conservación del calor.
Sueño: La razón por la que nos cuesta dormir con la luz encendida se encuentra en el
hipotálamo. El ciclo de sueño-vigilia está regulado por el ciclo circadiano. La estructura
que se encarga de la regulación del ciclo circadiano es un conjunto de neuronas del
hipotálamo medial llamado núcleo supraquiasmático. El núcleo supraquiasmático recibe
información de las células ganglionares de la retina mediante el tracto
retinohipotalámico. De este modo, la retina detecta los cambios de luz en el exterior y
envía esta información al núcleo supraquiasmático. Este conjunto de neuronas procesan
la información, que es enviada a la glándula pineal (o epífisis cerebral). Si la retina
detecta que no hay luz, la glándula pineal secreta melatonina, que favorece el sueño. Si la
retina detecta que hay luz, la glándula pineal reduce los niveles de melatonina, lo que
propicia la vigilia.
Apareamiento y agresividad: Estas conductas (tan dispares en los humanos, pero muy
relacionadas en el mundo animal) son reguladas por la misma porción del hipotálamo
(núcleo ventromedial). Hay neuronas que sólo se excitan durante la conducta de
apareamiento, mientras que hay otras que se activan en las conductas agresivas. No
obstante, hay un conjunto de neuronas que responden durante ambas conductas. En este
caso, la amígdala cerebral es la encargada de enviar información relacionada con la
agresividad al área preóptica del hipotálamo para que éste libere las hormonas
pertinentes para adecuarse a la situación en la que nos encontramos.
Emociones: Cuando experimentamos una emoción, a ésta le acompañan unos cambios
fisiológicos. Si caminamos solos por la noche y tenemos que atravesar una calle oscura
donde escuchas ruidos extraños, nuestra reacción más probable es sentir miedo. El
cuerpo necesita estar preparado para cualquier circunstancia y por eso nuestro
hipotálamo manda información a las distintas partes de nuestro cuerpo (aumenta la
respiración, el ritmo cardíaco, contrae los vasos sanguíneos, dilata las pupilas y tensa los
músculos). De este modo, nos permite detectar cualquier amenaza y correr o
defendernos si es preciso. Por tanto, el hipotálamo se encarga de los cambios fisiológicos
relacionados con cada emoción.