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1. Generalidades
Las relaciones de los Estados entre sí, son objeto del Derecho Internacional. A ellas se
vinculan vitales intereses, de todo orden, de las naciones, principalmente el supremo
interés de la paz. Los actos que perturban las buenas relaciones entre la República y otro
Estado, o siquiera la ponen en peligro, atentan contra su seguridad y bienestar. Todas las
legislaciones incriminan estos hechos, no obstante de que la lesión va dirigida a un Estado
extranjero y sólo mediatamente refleja sobre el interés nacional.
Un elemento a tener en cuenta en los actos exteriores del Estado es la reciprocidad, así, el
Estado reacio a los deberes de reciprocidad e indiferente a la solidaridad se vería inerme
para defenderse contra los delitos que extranjeros o sus propios ciudadanos fraguasen o
consumasen fuera de su territorio contra su soberanía, dignidad y su paz interior. Por
tanto, los delitos se reprimen bajo jurisdicción nacional si se cometen dentro del territorio
de la República, si el delincuente fuera aprehendido en él. En caso contrario deben ser
castigados por el Estado en cuyo suelo se perpetran, conforme a sus leyes, si los considera
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como delito. Cada Estado otorga así protección penal a los intereses de los otros Estados
afianzando el consorcio de las naciones civilizadas y manteniendo la cordialidad de sus
relaciones.
Quintano Ripollés señala sobre estos tipos penales: “aún cuando se proponen el objetivo
máximo y confesado de proteger la paz, interés internacional sumo sin duda, lo hace en
función a la paz propia, en evitación del riesgo que por el acto criminal pueda sufrir el
interés local. Nos hallamos lejos, en consecuencia, de la verdadera ‘criminalidad contra la
paz’, concebida puramente como un valor internacional pleno en sí mismo, por encima de
los particularismos locales y aún en contra de ellos y de su particularidad expresa. Trátese
Para Ferrer Sama, la naturaleza de los delitos sancionados en este Capítulo es análoga a la
de los delitos de traición, en cuanto que el bien jurídico atacado por los mismos es la paz o
la independencia del Estado, siendo su diferencia tan solo de matiz, representando los
ahora comentados una menor gravedad4.
Por otro lado, citando a Oppenheim, Quintano Ripollés resalta la afirmación que “el
proteger al Estado extranjero es un estricto deber del Derecho internacional”, y que el
aislamiento de cada Estado en la exclusiva defensa de sus inmediatos intereses supone
riesgos inminentes para el propio Estado. Así este autor indica que es una exigencia de la
lógica jurídica proteger un derecho ajeno [extranjero] pues de ataques impunes o
insuficientemente salvaguardados han derivado innumerables veces los más graves daños
para la comunidad internacional.
El Derecho penal nacional, al señalar los tipos penales que comprometen las relaciones
exteriores del Estado, protege a la vez sus propios intereses y los de la Comunidad
Internacional. Esta idea recoge la tesis clásica y positivista de que en los crímenes contra el
derecho de gentes, el objeto genérico de la tutela penal son los intereses relativos a la
personalidad del Estado en sus relaciones internacionales.
A vista del derecho comparado podemos señalar que el Código Penal español sanciona los
delitos de violación de inmunidades, u otros delitos contra personas internacionalmente
protegidas bajo la sección de delitos contra el Derecho de Gentes, no así los delitos que
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afectan la paz y seguridad exterior del Estado que se encuentran dentro del Título: De los
delitos de traición y contra la paz o la independencia del Estado y relativos a la Defensa
Nacional, artículos 589 a 597 del Código Penal español. El Código ecuatoriano señala este
tipo de delitos bajo el título: “delitos que comprometen la paz y la dignidad del Estado”.
Distintos términos utilizados en otras regulaciones que a su vez contienen diversos tipos,
algunos que tienen relación con los contemplados en el Código Penal peruano, son
mencionados a continuación: el Código Penal alemán para indicar casi las mismas
conductas, utiliza “hechos punibles contra estados extranjeros”, en Latinoamérica, el
Código colombiano señala algunos de estos tipos en el Capítulo denominado “delitos
contra la seguridad del Estado”, el Código penal venezolano y de la misma manera el
boliviano contiene a este grupo de delitos como “delitos contra el Derecho internacional”
y el Código Penal chileno coloca estos tipos en el título “crímenes y simples delitos contra
la seguridad exterior y soberanía del estado”.
El término que se emplea para la designación del grupo de estos delitos y su inclusión
dentro del Título de Delitos contra la Seguridad del Estado pareciera una elección válida a
la luz del derecho comparado, pero no lo sería bajo una visión sistemática y coherente de
los tipos penales que se incluyen en este capítulo de Delitos que comprometen las
Relaciones Exteriores del Estado porque muchas de las conductas incriminadas son
infracciones de las leyes y usos de la guerra, y como tales deberían integrarse en un título
contra el derecho de gentes. Coincidimos con autores españoles que reclaman un primer
lugar dentro de la parte especial del código penal para estos delitos8, esta fórmula es ya
utilizada por el Código alemán que ubica estos tipos de manera sistemática como los
primeros en la Parte Especial; así, la sección primera de este código se refiere a los delitos
de traición a la paz, la segunda a los de traición a la patria y la puesta en peligro de la
seguridad exterior del Estado, en la sección tercera se señalan los hechos punibles contra
estados extranjeros.
El término que se emplea en el Capítulo II de nuestro Código penal —dentro del Título XV
de los Delitos Contra el Estado y la Defensa nacional— es el de “Delitos que comprometen
las Relaciones exteriores del Estado”; de la palabra comprometen debe indicarse que se
entiende en el sentido de poner en peligro o arriesgar las relaciones exteriores del Estado
peruano. Por otro lado, la segunda parte del término hace referencia a las relaciones
exteriores del Estado a diferencia de otros ordenamientos que indican en el título los
bienes jurídicos protegidos, la paz y la independencia del Estado. El listado de conductas
que se agrupan en el Capítulo bajo comentario son:
El que viola las inmunidades del Jefe de un Estado o de algún agente diplomático, o ultraja
en la persona de éstos a un Estado extranjero, o arrebata o degrada los emblemas de la
soberanía de una Nación amiga en acto de menosprecio, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
Las reglas de la autoría y participación que rigen para el delito de injuria contenido en
nuestro Código Penal se aplican para la segunda conducta típica contenida en el artículo
bajo comentario.
Según el Principio de igualdad entre Estados, ningún Estado puede arrogarse la soberanía
para juzgar a otro Estado (par in parem non habet imperium). De este principio tiene su
origen otro, según el cuál un Estado extranjero está exento de la jurisdicción del Estado
territorial, esto es la llamada “inmunidad estatal”.
Pero no solamente el Estado mismo sino también sus órganos gozan de inmunidad para
“actos oficiales de servicio” (acta iure imperii) porque estos actos son imputables al Estado
mismo. Esta inmunidad se da en función al contenido del acto que desempeñan estos
órganos, es decir, ratione materiae. Al contrario, la inmunidad ratione personae
comprende los “actos oficiales de servicio” (acta iure imperii), los “actos no oficiales de
servicio” (acta iure gestionis) y a los “actos privados”, esta inmunidad funciona en los
diplomáticos.
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Inmunidad de agente diplomático
La inmunidad estatal difiere de la inmunidad diplomática. Ésta última depende de la
aceptación del Estado receptor y se concede únicamente a los diplomáticos acreditados
en el Estado de recepción ad personam14. Se refiere por tanto al status del diplomático y
su función representativa, de lo cual se infiere que esta inmunidad abarca también los
actos privados. Esta inmunidad depende de una relación de Derecho internacional entre el
Estado de envío y el Estado de recepción y esta relación inter partes excluye un efecto
erga omnes de la inmunidad diplomática, incluso frente a terceros Estados15.
Violación de inmunidades
La inmunidad representa un obstáculo al proceso judicial, o sea, un obstáculo procesal.
Viola las inmunidades el que las excluye. Es decir que el ataque al sujeto pasivo debe
revestir las características de un ataque a la función. No es típico, por tanto, el menoscabo
de bienes jurídicos de aquel a quienes no se les pueda otorgar el significado de
constituirse en desconocimiento de aquellas exenciones o privilegios (por ejemplo una
estafa o un hurto en su contra). No es necesario que el acto violatorio tenga la forma de
una figura penal; un acto lícito respecto de algunos sujetos puede convertirse en violatorio
respecto de los jefes de Estado o representantes diplomáticos de otras naciones (p. e. un
interrogatorio policial).
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Límites de las inmunidades con base en el Derecho penal internacional
Con el desarrollo del Derecho penal internacional los límites de la inmunidad se fundan en
la idea que existen violaciones graves de derechos humanos o crímenes internacionales
que no pueden ser exceptuados de persecución penal por ninguna razón, ni siquiera por
consideraciones diplomáticas.
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Por otro lado, el acto de arrebatar, o el apoderarse con violencia de algo; o el acto de
degradar entendido como el humillar, envilecer vilipendiar, ultrajar, ofender o
menospreciar, expresa la actitud del agente que es objeto de la incriminación. El delito ha
de consistir en un acto material que lleve implícito el menosprecio que el agente quiere
significar, no en una mera injuria verbal.
Los hechos materiales que son objeto de la incriminación han de estar unidos al dolo
específico de cumplir un acto de menosprecio a la nación amiga. Podría imaginarse
algunos casos en que se arrebatase o degradase la bandera u otro emblema sin ánimo de
menospreciar a la nación que simbolizan.
V. CONSUMACIÓN
En el caso de la violación a las inmunidades del Jefe de un Estado o de algún agente
diplomático, ésta se consuma con la realización del acto que importa el desconocimiento
de la inmunidad o privilegio, sin que sea necesario que llegue a incidir efectivamente
sobre la persona del sujeto pasivo. Por ejemplo, igualmente se da el tipo cuando se
imparte una orden de detención, aunque no llegue a hacerse efectiva. Tampoco es
necesaria para la consumación la producción de cualquier otro resultado en el orden
internacional, (p.e. perturbación de las relaciones de la República con el Estado
extranjero)
Puede asumir la forma de comisión por omisión, por ejemplo, la omisión del superior que
no detiene la realización del acto violatorio de inmunidades cuando puede hacerlo.
Es un delito de actividad, pero no obstante, en algunos casos puede darse tentativa, por
ejemplo, el caso del agente policial que, sin orden judicial o del superior, trata de detener
al jefe del Estado extranjero sin conseguirlo, por la intervención de terceros).
VI. CULPABILIDAD
En el primer caso, es un delito doloso que requiere en el agente el conocimiento del
carácter de la persona respecto de la cual se realiza el acto y el efecto de éste en cuanto
desconocimiento de inmunidades; pero en este último aspecto la duda equivale al
conocimiento. Exige conjuntamente la voluntad de realizar el acto desconocedor, aunque
las finalidades perseguidas por el autor, no fueren, específicamente, las de desconocer las
inmunidades; admite por consiguiente, el dolo eventual.
Como premisa general a la Sección que contiene estos delitos, el § 104ª señala que estos
hechos punibles sólo serán perseguidos cuando la República Federal de Alemania
mantiene relaciones diplomáticas con el otro Estado; exista la garantía de reciprocidad, y
al tiempo del hecho también haya estado dada ésta garantía, y cuando exista una petición
de castigo por parte del Gobierno Extranjero y cuando el Gobierno Federal haya impartido
su autorización para la persecución penal
Así, durante la vigencia del texto derogado en el Código argentino se entendía que dentro
de la violación de inmunidades se abarcan todos aquellos actos que importen un
allanamiento de fueros o una agresión u ofensa a la persona, y que los particulares, aún
careciendo de posibilidades jurídicas de desconocer las inmunidades, cometen el delito en
cuanto atenten contra la preservación material o funcional de la inmunidad. Sin embargo,
esto parecía una extensión indebida del tipo.
El verdadero desacato por extensión que significaba este artículo y que colocaba en
situación de igualdad al funcionario extranjero con el del país, ya no existe; por tanto, las
ofensas contra la persona de aquel que no constituyan una violación de inmunidades, en
el sentido técnico jurídico de ellas, irán a parar las injurias, a las calumnias o a constituir la
materialidad de otros delitos; por ejemplo, lesiones, si se dan los requisitos subjetivos de
aquellos tipos; pero no se puede forzar el artículo 221 para introducirlas en él.
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Artículo 336.-Atentado contra persona que goza de protección internacional
El que atenta, en territorio de la República, contra la vida, la salud o la libertad de una
persona que goza de protección internacional, será reprimido, en caso de atentado contra
la vida, con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años y, en los
demás casos, con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años.
Esta conducta típica nace de una obligación de Derecho internacional público, ya que las
partes de esta Convención, entre las que se encuentra el Perú 1978, se comprometen a
tipificar como delitos determinadas conductas llevadas a cabo contra estas personas y a
establecer determinadas medidas genéricas de cooperación para evitar el refugio de los
culpables.
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Según la Convención sobre la prevención y el castigo de delitos contra personas
internacionalmente protegidas, inclusive los agentes diplomáticos, se entiende por
"persona internacionalmente protegida":
a) Un Jefe de Estado, incluso cada uno de los miembros de un órgano colegiado cuando,
de conformidad con la constitución respectiva, cumpla las funciones de jefe de Estado, un
jefe de gobierno o un ministro de relaciones exteriores, siempre que tal persona se
encuentre en un Estado extranjero, así como los miembros de su familia que lo
acompañen.
V. DERECHO COMPARADO
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I. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO
La violación de la soberanía territorial de otro Estado es, sin duda, la forma más grave de
comprometer las relaciones exteriores de la República, pues cada Nación siente con la
más fina sensibilidad, estas ofensas, que en no pocas ocasiones han creado graves
conflictos internacionales. El objeto de la tutela penal son las buenas relaciones exteriores
En el análisis de este tipo nos topamos con el hecho de que la violación de la soberanía de
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un Estado supone actos de diversa índole. Y también con que la prohibición está reflejada
V. DERECHO COMPARADO
En este caso, el Código venezolano admite el ingreso ilegal de personas en este tipo penal,
porque no hace referencia específica a la violación de soberanía y a la contravención de
normas del Derecho internacional, sino que más bien la base de la prohibición la ubica en
las leyes, decretos o mandamientos de la nación extranjera.
CONCORDANCIAS: Derecho nacional: Constitución Política, art. 2º incs. 14, 15, 16, 22,
arts. 36º, 28º, 43º, 55º, 118º inc. 11 y art. 163º.
Los actos que requiere este tipo penal guardan relación el tipo de rebelión por la
intencionalidad de variar la forma de gobierno, deponer al gobierno legalmente
constituido o suprimir o modificar el régimen constitucional, ya que todos los anteriores
son actos que pueden entenderse como acciones destinadas a alterar por la violencia la
organización política del Estado extranjero. En el caso del medio empleado, el tipo penal
bajo comentario no especifica como medio el alzamiento en armas, como en el caso de la
rebelión, sino que se deja una amplia gama de posibilidades que se encuentren dentro de
lo que se considera violencia.
El que los actos deban haberse practicado en territorio peruano constituye una condición
objetiva del tipo. Para efectos de la consumación del delito, no se requiere que
efectivamente se haya alterado la organización política del Estado extranjero; ya que este
es un delito de carácter formal, basta el hecho de tomar parte en los actos de la
conspiración para que quede perfecto sin que sea menester la consumación de algún
hecho que corrobore la actividad delictuosa ya iniciada. La punibilidad no depende de la
realización de un evento determinado, sino que está insumida en la antijuridicidad del
hecho, la simple manifestación de la voluntad del agente consuma la infracción.
V. CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES
El conspirador puede obrar por móviles exclusivamente políticos o por lucro u otro móvil
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innoble. De esto dependerá la calidad del delito como político o común, y esta calificación
CONCORDANCIAS: Constitución Política art. 38º, art. 118º inc. 11 y art. 163º; Código Penal
art. 329º.
El tipo tal y como está redactado no deja lugar a dudas que los actos hostiles deben ser
realizados contra Estados extranjeros y la guerra, vejaciones o represalias contra personas
o bienes deben provenir del Estado extranjero afectado. Pero incluso si no hubiera la
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referencia a un Estado extranjero se entiende que el bien jurídico protegido en el acto de
“exponer a sus habitantes a vejaciones o represalias contra sus personas o bienes” sería la
seguridad exterior del Estado; y ya que el artículo bajo comentario se encuentra en un
capítulo que delimita el ámbito de protección, sólo nos podremos referir a bienes jurídicos
en el marco de las relaciones exteriores del Estado, por tanto, el peligro de exponer a los
habitantes peruanos o sus bienes a vejaciones o represalias — mediante la conducta típica
de realizar hostilidades— no puede provenir de bandas armadas u organizaciones
terroristas sino sólo de Estado extranjero.
Por otro lado, la voluntad del legislador peruano agrega un nuevo bien jurídico a proteger,
la alteración de las “relaciones amistosas del Estado peruano con otro”, acorde con el
Capítulo en el que está inmerso el delito. Así, la relevancia típica de la conducta
dependerá de su idoneidad o capacidad causal para propiciar, bien una declaración de
guerra contra Perú, bien exponer a los peruanos a experimentar vejaciones o represalias o
alterar las relaciones amistosas del Estado peruano con otro Estado.
a) Practicar, sin aprobación del gobierno, actos hostiles contra un Estado extranjero,
dando motivo al peligro de una declaración de guerra contra la República
De la conducta típica de “practicar, sin aprobación del gobierno, actos hostiles contra un
Estado extranjero, dando motivo al peligro de una declaración de guerra contra la
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República” se entiende claramente la diferencia con el tipo del artículo 329º que sanciona
el entrar en inteligencia con representantes o agentes de un Estado extranjero, “con el
propósito de provocar una guerra contra la República”, en el sentido de que el sujeto del
artículo 339º no tiene la intención directa de causar la guerra.
Respecto a la capacidad causal alude el verbo compuesto “dando motivo” del cual la
doctrina ha deducido alguna consecuencia importante. Así se ha dicho que esta
provocación no puede ser abstracta, esto es, entendida como incitación con publicidad o
ante una concurrencia de personas, sino que esa exigencia de idoneidad exige que deba
concretarse en un grupo de sujetos determinables con capacidad para declarar la guerra,
lo que limitará la acción a provocaciones a los representantes políticos de la nación
extranjera; asimismo a esa idoneidad personal debe reclamarse una idoneidad fáctica en
el sentido de que objetivamente puedan producir los resultados que se indican en el
tipo.
Los Estados que realizan actos hostiles están, por consiguiente, comprometidos en un
conflicto armado. El que este conflicto constituya o no una guerra depende de la opinión y
decisión de una de las partes; cualquiera de ellas puede conferirle carácter de guerra. En
el Derecho internacional no existe un modo formal de comenzar las hostilidades (a
diferencia del Estado de guerra).
Así como el “dar motivo” a un peligro de declaración de guerra; el acto de realizar las
hostilidades con el riesgo de “exponer a vejaciones o represalias”, exige una idoneidad
personal, es decir que deba concretarse en un grupo de sujetos determinables con
capacidad para ejecutar los actos de vejación o represalia —es decir, personas u
organizaciones que puedan tomar esas represalias o realizar esas vejaciones. También
debe concurrir una idoneidad fáctica, en el sentido de que desde un punto de vista
objetivo se puedan producir las consecuencias —vejaciones o represalias.
V. AGRAVANTES
En el Código de 1924 el segundo párrafo del art. 299º señalaba el agravante “si el
delincuente hubiere obrado por lucro o por cualquier otro móvil innoble”. Sin embargo, el
tipo tal y como quedó en el art. 339º bajo comentario habla de “cualquier otro móvil” sin
haber mencionado ninguno anterior. En consecuencia el móvil del agente no se considera
en el elemento intencional sino como agravante.
La otra posibilidad agravada contempla el caso que “de los actos hostiles resulta la
guerra”; por tanto para efectos de la pena, si la guerra no llega a declarase ni a tener
efectos las vejaciones o represalias, la pena es prisión menor; si la guerra llega a
declararse o existe un móvil, la prisión es mayor de 8 años sin mencionar límite superior.
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VI. EL TIPO SUBJETIVO: DOLO
La conducta punible sólo admite la modalidad dolosa. Respecto al alcance del dolo debe
aclararse que la efectiva declaración de guerra o ejecución de las represalias o vejaciones
son simples calificaciones por el resultado, a las que no debe extenderse el dolo del autor.
Estos actos se consideran en su forma agravada cuando los actos hostiles contra la Nación
amiga o neutral, han expuesto a Venezuela al peligro de una guerra internacional o han
hecho romper las relaciones amistosas del Gobierno de República con de aquella Nación
(Artículo 155).
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El que viola los tratados o convenciones de paz vigentes entre el Perú y otros Estados o las
treguas o los armisticios, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de cuatro años.
ANTECEDENTES: Derecho nacional: Código Penal de 1924, art. 300º; Decreto Ley Nº 23214
Código de Justicia Militar, art. 91º inc. 2.
era imposible precisar el contenido material de los actos incluidos en la represión, ya que
los tratados se refieren a toda clase de intereses. Tal redacción quedó corregida en el
artículo bajo comentario que reprime al que viole “los tratados o convenciones de paz
vigentes entre el Perú y otros Estados o las treguas o los armisticios”, limitando el ámbito
de protección a los actos hostiles que den fin a un acuerdo de paz suscrito entre el Perú y
otro Estado.
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Violar Tratados o Convenciones de paz, es reanudar las hostilidades fuera de lo convenido,
y aún, dejar incumplido, sin que las hostilidades se concreten, algún punto de lo acordado
en el tratado o convención.
V. CONSUMACIÓN
El delito está configurado con forma regular, es decir, que la tipicidad no se vincula a
ningún elemento intencional específico ni a un elemento material específico, ni a un
evento o peligro inmediato, derivados de la acción del delincuente. El delito se consuma
con la simple violación del tratado o convención de paz, la tregua o el armisticio.
El Código argentino agrega los acuerdos entre las fuerzas beligerantes de mar o tierra,
cuestión que no indica el Código peruano en el artículo bajo comentario. Cabe señalar que
según Creus la no mención de las fuerzas del aire no las excluye. Por el principio de
interpretación sistemática de la ley, debe considerárselas incluidas.
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7. Espionaje militaren perjuicio deEstadoextranjero
CONCORDANCIAS: Constitución política, art. 2º inc. 11, arts. 38º, 43º, 55º, 56º, 57º,
118º inc. 11, 13 y art.
163º.
Respecto al contenido de la información, ésta tiene que ser de tipo militar, pero no se
señala si debe ser secreta o reservada. Pero se entiende que deben ser tales, puesto que
su conocimiento por persona no autorizada puede dañar o poner en riesgo la seguridad y
defensa del Estado.
V. CONSUMACIÓN
Se trata de un delito de peligro abstracto en el que se castiga la eventual puesta en peligro
del bien jurídico. En consecuencia la conducta se consuma en el momento en que se
realice la acción descrita: “el recoger información militar” para un Estado extranjero en
perjuicio de otro Estado, aunque éste no resulte perjudicado en la realidad. Cabe el error
sobre el material clasificado o de interés militar, vencible o no; asimismo son posibles
tanto la tentativa como la frustración.
CONCORDANCIAS: Constitución política, art. 2º inc. 22, arts. 36º, 37º, 38º, 43º, 54º,
55º, 57º y art. 163º.
Por otro lado, a efectos del artículo bajo comentario, se reputará autoridad al que por sí
solo o como miembro de algún órgano del Estado —según la Constitución y las leyes—
tenga mando o ejerza jurisdicción propia. Según el artículo 39º de la Constitución Política
del Estado, el Presidente de la República tiene la más alta jerarquía en la función pública y
en ese orden de jerarquía siguen, los Congresistas de la República, los Ministros de Estado,
los miembros del Tribunal Constitucional, los miembros del Consejo Nacional de la
Magistratura, los magistrados supremos, los miembros de la Junta de Fiscales Supremos,
el Defensor del Pueblo, los miembros del Jurado Nacional de Elecciones, los Presidentes y
Consejeros de los Gobiernos Regionales, los Alcaldes y Regidores Provinciales; y los
Alcaldes y Regidores Distritales. Cada uno de estos funcionarios y otros —como los jueces
en general— ejercen jurisdicción ejecutiva dentro de sus atribuciones.
V. CONSUMACIÓN
La consumación del delito se encuentra en el acto mismo de realizar o cumplir con lo
ordenado por autoridad extranjera.
CONCORDANCIAS: Constitución política, art. 2º inc. 11, arts. 38º, 54º, 55º, 110º, 118º inc
11, 13, arts. 163º y
164º.
Esta conducta típica se enmarca en el contexto de protección de la paz del Perú, pues
sanciona el incumplimiento de los deberes que deben desarrollarse en una guerra en la
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que no intervenga el Perú, por tanto protege la neutralidad del Estado ante los conflictos
bélicos.
IV. CONDUCTA TÍPICA: Practicar actos destinados a realizar en el país las medidas de
hostilidad ordenadas por lo beligerantes
Como ya se señaló anteriormente, en el comentario al artículo 339º, las hostilidades
consisten en la mutua aplicación de la violencia y de la coerción por parte de las fuerzas
armadas de los países en conflicto, estos actos se llevan a cabo en tierra, mar o aire.
Asimismo el derecho de la neutralidad exige que el territorio neutral no pueda usarse por
ningún beligerante, de ninguna manera, como base para hostilidades.
La acción que se requiere de parte del sujeto activo es el practicar dentro del territorio
nacional los actos hostiles ordenados por alguna de las partes en conflicto, conflicto
armado en el que no participa el Estado peruano. El tipo penal requiere la declaración
formal de neutralidad de parte del Perú en el contexto de un conflicto bélico. Córdoba
Roda señala que si hubiera una previa declaración de neutralidad pero de los actos
concluyentes del Estado se dedujera la colaboración del mismo con alguna de las partes
del conflicto, no se podría poner en peligro la neutralidad. La idea es que estos actos
tengan como consecuencia un peligro real y concreto de que el Estado entre en
conflicto.
Para poder restringir de algún modo la relevancia típica de la conducta, se propone por la
doctrina que sin ser necesario que se produzca un resultado, sí se deba crear un peligro
real y concreto de que el Estado entre en el conflicto.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes primarias
Legislación nacional:
Decreto ley Nº 23214, Código de Justicia Militar
Decreto legislativo Nº 961, Código de Justicia Militar Policial
Decreto ley Nº 17243, 30 noviembre 1968 que ratifica Convención de Viena sobre
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Relaciones Diplomáticas
Fuentes secundarias
BREGLIA ARIAS, Omar y GAUNA, Omar R. Código Penal y leyes complementarias. Tomo 2.
Artículos 150 a 306.
CÓRDOBA RODA, Juan y GARCÍA ARÁN, Mercedes (Dirs.). Comentarios al Código Penal.
Parte Especial. Tomo
CORNEJO, A. Gustavo. Derecho Penal Especial. Tomo II. Lima: Editorial Librería Peruana,
1983
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