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Fecha: 19/04/2018
Quizá por esto muchas generaciones de abuelos o padres, se han educado y desarrollado
con un sentido de vergüenza para hablar sobre el tema, pues no era bien visto.
Prohibiendo así, que en las escuelas sean impartidas clases sobre sexualidad, porque
sería un “perjuicio” para los niños
Existe una represión histórica del sexo, la cual es objeto de análisis. Sin embargo,
ocurrió una liberación sobre este tema, aunque lenta debido a que el poder represivo de
nuestra sociedad es efectivo contra la intensidad de los placeres y las conductas
irregulares. Foucault en su obra plantea la hipótesis sobre una represión al sexo por
parte del poder, la cual esta constituida por tres preguntas: ¿la represión del sexo es en
verdad una evidencia histórica?, la mecánica del poder, y en particular la que esta en
juego en una sociedad ¿pertenece en lo esencial al orden de la represión? Y el discurso
crítico que se dirige a la represión, ¿viene a cerrarle el paso a un mecanismo del poder
que hasta entonces había funcionado sin discusión?
El mero hecho de hablar o siquiera mencionar el tema del sexo en algunas instituciones,
lugares y personas da lugar a la intriga de si son mentiras formuladas con la intención
de hallar la verdad sobre el sexo o si su intención es desviar la voluntad del saber. En la
época en la que las sociedades burguesas tenían el control, hablar sobre sexo se volvió
cada vez más difícil, así también la libertad de elegir cuando, donde y con quien tocar el
tema.
Todo aquello que se ha dicho con cuidado para evitar lo peligroso del sexo era una
ciencia hecha de mentiras, ya que “el rechazo a hablar del sexo se refiere a aberraciones,
perversiones, rarezas excepcionales, anulaciones patológicas, exasperaciones mórbidas”
Bibliografía:
Foucault, M. (2008) Historia de la sexualidad 1: la voluntad del saber. Buenos Aires. Siglo XXI
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