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LA POLITICA DE LOS POBRES RACTICA eR See ae PERONISMO eae ean a Wee a INDICE Advertencia al lector... Agradecimientos .. Introduccién.... 1. “La mayoria era gente pobre.” Destitucién y desigualdad en el Buenos Aires contemporaneo... 2. “La mayeria venia de Villa Paraiso.” Historia y experiencias de los habitantes de Ja villa. 3. “Conocian a Matilde.” La red de resolucién de problemas 4, “Lucharemos por siempre, somos peronistas.” Eva Perén como una performance publica ...... 5. El punto de vista clientelar. La manera en que los habitantes de la villa perciben y evaliian el clientelismo politico .... 6. “Eran todos peronistas.” Los residuos de la herejia populista ... Conclusiones... Epilogo. Bibliografia. 13 15 19 61 93 131 165 197 221 233, 237 ADVERTENCIA AL LECTOR Siguiendo las convenciones propias de la sociologfa y de la antropo- logia, todos los nombres y apellidos, los higares y los nombres de las funciones piiblicas utilizadas en este libro han sido deliberadamente al- terados para preservar el anonimato de los verdaderos protagonistas de los hechos. En varios casos, algunos actores y/o lugares han sido compuestos a partir de la combinacién de dos o mas de los entrevista- dos y/o sitios. Los hechos son reales pero no pueden ser, en ningtin caso, vinculados a personas fisicas de la vida real. La légica de la acusacién y la denuncia es ajena a la logica que preside esta indagacién cuyo propési- to es develar ciertos procesos y mecanismos concernientes a las mane- ras de hacer politica en la Argentina contempordnea. AGRADECIMIENTOS “Mi mesa se habia transformado en un santuario, y mientras estu- viese sentado all, luchando por encontrar la préxima palabra, nada ha- bria de tocarme... Por primera vez en todos los afios en que habia esta- do escribiendo, senti como si estuviese en llamas. No podia decir si el libro era bueno 0 malo, pero eso ya no parecia importante. Habia deja- do de cuestionarme. Estaba haciendo lo que tenia que hacer, y lo estaba haciendo de la dnica manera en que me era posible. Todo lo demas se desprend{a de ello. No es que habia comenzado a creer en mi sino que estaba habitado por una sublime indiferencia. Me habia vuelto inter- cambiable con mi trabajo, y ahora aceptaba ese trabajo en sus propios términos, entendiendo que nada podia aliviarme del deseo de hacerlo. ista era la epifanfa mds fundamental, la iluminacién en la que Ja duda se disolverfa gradualmente. Aun si mi vida se hiciese pedazos, habria algo por lo que vivir.” Mientras trabajaba en la disertacién doctoral que originé este libro, lei estas Ifneas escritas por Paul Auster en Leviatin. Ellas ilustran muy bien la economia de sensaciones que esta en la base de la escritura de este trabajo: una mezcla de ansiedad y placer, sentir que iba removiendo obstaculos y logrando aquello por lo que habia estado luchando duran- le tres afios. Al mismo tiempo, el parrafo de Auster no representa la economfa de werz0s que contribuyé a mi disertacion y, luego, a este libro. La politica ile los pobres no es el producto de un escritor solitario. Por el contrario, y parafraseando a Auster, tengo que admitir que mientras estaba “en Ia- mas”, encendido en la escritura, fui “tocado” por mucha, mucha gente. Con sus eriticas, sus comentarios, o simplemente, su interés me alenta- fon 4 perseguir la serie de intuiciones con las que comencé la investiga- cién empirica que originé este libro. 16 JAVIER AUYERO. En primer lugar quiero agradecer a la gente de Villa Paraiso. Sin su tiempo, paciencia y su aliento a “este muchacho que hace tantas pre- guntas y quiere saber todo”, este libro hubiese sido imposible. Los tra- bajadores sociales de la Municipalidad de Céspito me enseharon mu- cho de lo que sé sobre la politica local y les estoy extremadamente agtadecido. Paraiso y Céspito son lugares reales, con gente de carne y hueso, pero sus nombres han sido cambiados para asegurar, como fue convenido, el anonimato. También estoy enormemente agradecido a tos miembros de mi co- mité de disertacién doctoral en The New School for Social Research, Charles Tilly, Deborah Poole y José Casanova, por sus criticas, su apo- yo y su aliento. José me ayudé mucho mientras daba mis primeros pa- sos como “estudiante extranjero” en la New School y en hacerme pen- sar en los temas mas amplios que estan involucrados en este estudio de caso. Provenientes de distintas disciplinas y de a veces encontradas tradiciones intelectuales, Debbie y Chuck fueron atentos lectores y su- pervisores. Sus detalladas preguntas, sus punzantes criticas, y sts opor- tunas direcciones hicieron de este largo proceso una placentera expe- tiencia de aprendizaje. Docenas de amigos, colegas, y estudiantes leyeron borradores de es- te trabajo o escucharon y criticaron partes de capitulos. Si bien no todos sus comentarios fueron incorporados al texto final, sus opiniones fue- ron muy ttiles y alentadoras. Quiero agradecer especialmente a Lucas Rubinich, Loic Wacquant, Daniel James, Diana Taylor, Robert Gay, Eli- zabeth Jelin, José Nun y Ricardo Sidicaro por su lectura, comentarios y su apoyo. En la New School, William Roseberry, Deena Abu-Lughod, Joel Stillerman, Kumru Toktamis y Ann Mische, leyeron y comentaton los primeros borradores. En los dias en que reflexionaba sobre las virtu- des y defectos de la nocién de performance con la que trabajo en el capi- tulo 4, tuve Ja suerte de conversar con Xavier Andrade quien tuvo mu- cho que ver con varias de las ideas de ese capitulo. Tulio Halperin, Michael Kimmel, Judith Hellman, Carlos de la Torre y Takeshi Wada, criticaron versiones de los capitulos 2 y 5. Les estoy extremadamente agradecido as{ como a los panelistas en “Still the Century of Pero- nism?” en la conferencia anual de Latin American Studies Association en Chicago. Pasamos tres dias “charlando y charlando” sobre temas que est4n en el centro de este libro. Le agradezco entonces a Mark Hea- ley, Moira Mackinnon, Pierre Ostiguy y Steve Levitsky por una lectura mas que atenta y por las excelentes sugerencias. Fl CECYP (Centro de Estudios en Cultura y Politica) de la Fundacién del Sur ha sido una at- mésfera muy estimulante en la que presenté versiones de los capitulos Ay 5. Gracias a Alejandro Grimson, Jorge Elbaum, Pablo Seman, Marce- la Gonzalez, Daniela Soldano, Claudio Benzecry, Marina Farinetti y AGRADECIMIENTOS wv Carlos Belvedere. Versiones anteriores de algunos capitulos fueron pu- blicadas en Theory and Society, Journal of Contemporary Ethnography, Qua- litative Sociology, Latin American Research Review y el International Journal of Urban and Regional Research. Agradezco a los miembros anénimos del referato asi como a Chandra Mukerji, Loic Wacquant y Robert Gay por sus criticas. También agradezco a los miembros del seminario de “Con- tentious Politics” en Columbia University, Nueva York. Es mucho el estudio que el aleance de este libro no me permitié rea- lizar pero al que espero poder contribuir en el futuro. El conocimiento de investigaciones en curso ~la de Steve Levitsky, por ejemplo- ha he- cho mas facil convivir con las limitaciones que las circunstancias impu- sieron a La politica de los pobres. Estoy en deuda intelectual con Steve, con quien a lo largo de dos afios he mantenido continuas conversacio- nes sobre las extremadamente complejas y enigmaticas practicas del Partido Justicialista en el conurbano bonaerense. También quiero agra- decer a mis amigos Hector Mazzei, Sandra Gallegos, Gabriela Michetti y Eduardo Cura. Ellos saben por qué. Quiero agradecer también al Social Science Research Council y a la New School for Social Research por su apoyo financiero y al personal del INDEC que me proporcioné importante informacién censal. He te- nido oportunidad de presentar partes de este libro en conferencias de la American Sociological Association, de Latin American Studies Associa- tion, del Janey Program for Latin American Studies en la New School for Social Research, en el seminario de “Contentious Politics” en Ci lumbia University, en el Seminario General de la Casa de Altos Estu- dios en Ciencias Sociales, el Instituto Di Tella, la Universidad de Gene- ral Sarmiento, y el Latin American Center de Duke University. Mi nuevo “hogar académico”, el Departamento de Sociologia de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook (SUNY) ha sido una atmésfera ideal para escribir este libro. Mis colegas, los estudiantes y el personal administrativo hicieron de mis primeros pasos como pro- fesor una experiencia no s6lo estimulante sino entretenida. Cuando dejé Nueva York para realizar sus estudios de posgrado en lowa, Facundo Montenegro me dio el primer libro sobre clientelismo que lei como regalo de despedida (el que se iba era él, pero eso no im- porta). En el teléfono, aqui en Nueva York, o alli en Iowa City, Facundo me record6 de ese hecho a todas luces decisivo (jel primer libro!), advir- tiendo -con el estilo que lo caracteriza— que se merecfa un pérrafo en los agradecimientos. Risvel, aqui esta. Gabriela Polit toleré no sélo mis ausencias mientra: hacia mi traba- jo de campo sino mi nerviosa presencia mientras escribia la versién en inglés (Poor People’s Politics) y luego la traducia al espafiol. También me alenté a “mirar mas alla” cuando las respuestas que buscaba no es- 18 JAVIER AUYERO. taban en los limitados (y limitantes) marcos disciplinarios de la socio- logia. ~Oubnlelaambmamaraiiagin ltheentciosGustae y ~desde su atelier su compajiera Majo, y ese trio maravilloso (Esteban, Pablo y Tuqui) me apoyaron en los tiempos tan dificiles que siguieron al fallecimiento de nuestro compafiero mas querido, mi papa, Carlos Auyero. No hay pala- bras para describir lo mucho que lo extrafiamos. No hay palabras para describir la inspiracién personal, politica ¢ intelectual que “el pelado” representa para mi. El amaba hacer (otro tipo de) politica. Este libro es- ta dedicado a su memoria. INTRODUCCION LAS REMERAS Y LOS GORRITOS EN EL CUMPLEANOS DE PERON Es jueves 8 de octubre de 1996, En la ciudad de Céspito,! en el Gran Buenos Aires, miembros del Partido Justicialista, liderados por el inten- dente Rodolfo Fontana, estén organizando un acto publico para esta noche. Conmemoran el 103 aniversario del nacimiento del lider del mo- vimiento peronista, el general Perén, 0, como me comenta uno de los nizadores: “Estamos celebrando el cumpleafios de Perén”. Duran- te los tiltimos veintidés afios, desde la muerte de Perén, el Partido Jus- licialista de Céspito ha organizado esta suerte de ritual politico. Sin embargo, ésta es una noche especial porque el intendente, “Rolo” -o “o| iltimo caudillo”, como lo definen muchos de sus seguidores en Cospito-, esta bajo el ataque de sus opositores. Unas semanas antes, un oferente desplazado de una licitacién para provision de equipamiento escolar, film6 con una camara oculta sus negociaciones con un funcio- nario de la comuna y las hizo piiblicas. El escdndalo estallé en todos los medios, audiovisuales y graficos, que presentaron el episodio como “la ula del coimero”. Las notas muestran al funcionario involucrado —~y amigo muy cercano del intendente- solicitando coimas y hablando de ln participacion del intendente en “todo el negocio”. La oposicién poli- fica en Céspito esta tratando de tomar ventaja de este inesperado y re- pentino episodio. Intentarén interpelar al intendente en la préxima se- ion del Consejo Deliberante. org: 1. Low nombres de personas, cireunstancias y lugares han sido modificados pora impedir la identificacién de los protagonistas, 20 LA POLITICA DE LOS POBRES ‘A las 10.30 de la mafiana, me detengo en la Unidad Basica (UB) “Tres Generaciones”, ubicada en uno de los limites de Villa Paraiso, en Céspito. A pesar de que su nombre sugiere lo contrario, Villa Paraiso es un “territorio de relegacién urbana”? una villa densamente poblada, con més del 60% de su poblacién econémicamente activa desempleada o subempleada; el trafico y el consumo de drogas, el robo de mercade- ria en tiendas de la ciudad y el asalto armado a habitantes de adentro y fuera de la villa, son parte de las estrategias de sobrevivencia de algu- nos de sus habitantes y de la experiencia cotidiana de la mayoria de sus moradores. De acuerdo con estandares oficiales, mas del 50% de la po- blacién de esta villa estigmatizada por propios y ajenos, tiene “necesi- dades basicas insatisfechas” ~esto es, son pobres- y casi el 70% tiene in- gresos que caen por debajo de la “linea de pobreza” oficial. La UB “Tres Generationes” pertenece a Matilde, ex secretaria politi ca del Partido Justicialista de un distrito vecino, Secretaria de Accion Vecinal de la Municipalidad de Céspito hasta el afio 1995, y en la ac- tualidad concejal de la misma. Juan, un joven de veinte afios, esta en la UB arreglando un bombo, el tradicional bombo peronista que haré so- nar esta noche en el acto. Le pregunto qué esta haciendo: “No ves?... Arreglando el bombo para esta noche”. “Y qué celebran?”, le pregunto. “No tengo ni puta idea...”, me contesta, “pero va a haber un pedazo de gente”. Juan esta desempleado, pero frecuenta la UB de Matilde hace mds 0 menos cuatro meses; espera obtener un trabajo en la Municipali- dad en los proximos dias: "Espero que pronto pinte algo”, me dice. Hay otros dos jévenes en la UB. Uno de ellos tiene un puesto en la Munici- palidad, pero pasa sus horas de trabajo en la UB. Los tres son parte de “La Banda de Matilde”, un grupo de aproximadamente setenta hom- bres de todas las edades, que tocan los bombos y portan las banderas del partido con los nombres de Rolo y Matilde durante las manifesta- ciones. Ninguno de los tres sabe exactamente qué se celebra esta noche, pero atreglan los bombos con la dedicacién y precision de un luthier. Caminar en la villa es mas seguro por las mafianas que por las tar- des cuando, en casi todas las esquinas, grupos de jévenes, tomando cer- veza o fumando marihuana, cobran una suerte de peaje, pidiendo mo- nedas a cambio de un pase sano y salvo. Pero en Jas mafianas no hay tarifa que pagar, “estan durmiendo, jentendés?”, me dice un viejo resi- dente de Villa Paraiso. Atravieso la villa, desde la UB de Matilde hasta la UB de Cholo, ubi- cada en la Quinta Calle, uno de los limites de Villa Paraiso. Esta es el 4rea de peor reputaci6n en la villa, se dice que todos los vendedores de 2. La expresion corresponde a Loie Wacquant (1996b). INTRODUCCION an drogas viven alli; la banda de los “piratitas” -una banda que se colgaba de los camiones y los colectivos en cuanto aminoraban su marcha, sa- queandolos, como piratas al abordaje de un barco enemigo- también se ocultaba alli durante las racias policiales. Los residentes de Villa Paraf- so apuntan a la Quinta Calle para desplazar el estigma de vivir en la vi- lla; quienes alli residen son definidos como los yverdaderos “villeros”. Esta zona es el ugar mas pobre de la villa: atin hay calles y pasillos sin asfaltar, desagiies a cielo abierto, casillas muy precarias y la red de agua casi no funciona (especialmente durante el verano). A las 11.30, una camioneta de la Secretaria de Obras y Servicios Pa- blicos de la Municipalidad de Céspito -conducida por Pedro, uno de los hijos de Matilde- estaciona frente a la UB de Cholo. Pedro golpea la puerta de la casa de Cholo, ubicada a media cuadra de su UB. Juntos, bajan 30 botellas de cerveza, 30 panes y 30 chorizos, ademas de paque- tes de fideos, polenta, leche en polvo, azticar, arroz y yerba mate. Aco- modan todo dentro de la UB. Pedro le da a Cholo 15 remeras y 15 gorri- tos estampados: “Fontana conduccién. La Banda de Matilde”. A la tarde, dos horas antes del acto, Cholo organizaré un asado -con la cer- vera, el pan y los chorizos— para aquellos que asistan al acto. Luego de la manifestacién, les repartird la mercaderfa que Matilde le envié, “Pedro esta a cargo de mi”, me dice Cholo. El hijo de Matilde es quien envia los colectivos a las unidades bésicas que trabajan con Matil- dle, y quien se asegura de que cada puntero (mediador politico) cumpla con la cuota de gente previamente asignada a cada colectivo. Usual- mente, Cholo junta cuarenta personas para cada acto. Sobre esa base, l'edro envia los chorizos, el pan, la cerveza y la mercaderfa a ser distri- buida antes y después del acto. Pedro le dice a Cholo que las remeras y lop gorritos deben ser distribuidos entre “su gente” antes de que salgan para la UB de Matilde -el punto de encuentro antes de la manifesta- in, Luego de que Pedro se retira de su UB, Cholo se da cuenta de {ue 15 remeras y 15 gorritos no son suficientes: “Si hay 40 personas en el colectivo, tengo que darles 40 gorritos y 40 remeras, o 20 gorritos pa- 1 algunos, y 20 remeras a otros. Pero con 15 remeras y 15 gorritos, ¢qué puedo hacer?’, me dice. Es asi que decide no distribuir las remeras y Jos yorritos hasta que él y “su gente” lleguen a la UB de Matilde. Es alif en donde, esta noche, comenzarén los problemas. Cholo ha estado trabajando para Matilde durante Los Gitimos cinco define a si mismo como parte del “grupo de Matilde”, como un sentante de Matilde en el sector (Quinta Calle)”. Cholo tiene un puesto en la Municipalidad, un contrato de trabajo por tiempo determi- hado, que debe ser renovado cada tres meses con la aprobacién de Ma- Hilde, Gana 300 pesos al mes, pero no trabaja en la Municipalidad. Es lo due, en la Argentina, se conoce como fioqui, un militante partidario que 22 LA POLITICA DE LOS POBRES cobra un cheque mensual sin trabajar en dependencia publica alguna. Cholo también trabaja para el Plan Vida (P.V.), el programa de distribu- cin de alimentos conducido por la esposa del gobernador de la provin- cia de Buenos Aires. Todas las mafianas (excepto los domingos) de 4 a 9, Cholo acompa- fa al camién del Plan Vida, en su recorrido dentro de Villa Paraiso y en las villas y barrios cercanos. El y otros dos hombres, distribuyen Ia le- che, los cereales, y los huevos a las delegadas de manzana (conocidas como manzanerns) del Plan Vida. Ademés, distribuye informacion rela- tiva al plan (un préximo acto publico en el que la esposa del gober- nador estar presente, el reparto del periédico del programa, bajas y nuevos miembros del plan, etc.) e informacién relativa al Partido Justi- cialista (hora y lugar de encuentro para el acto de hoy por la noche, la invitacién al asado, etc.). Reporta a Mimi cualquier problema que las manzaneras puedan tener. Mimi es la hermana de Matilde y coordina- dora de area del programa del Plan Vida. Cholo recibe 50 pesos sema- nales por este trabajo. Cholo es un peronista “de toda la vida’, y ha vivido en Villa Paraiso durante los tiltimos treinta afios. Algunos vecinos dicen que es “el que mas ha hecho por el progreso de la villa”; dicen que es el responsable del pavimento de las calles, del mejoramiento del desagiie y de la cons- truccién de la cancha de futbol. Unos dias antes del acto me dijo que “fue a través de Matilde que se consiguié todo [...] ella realmente cum- ple. Desde que empecé a trabajar en el partido, Matilde es la que mas hizo por el barrio. Mandé los canos para el desagiie y el cemento para pavimentar los pasillos. Adolfo (el marido de Matilde, subsecretario de Obras y Servicios Piiblicos) mandé las maquinas para hacer el trabajo”. No muy lejos de la UB de Cholo, Ménica —una de las manzaneras del Plan Vida~ pasa sus mafianas distribuyendo leche, huevos, cereales (una vez por semana) y azxicar (un kilo por mes) a las mas de 150 ma- dres, nifios y niftas de su manzana. Cholo la invité a participar del pro- grama, Al principio, sin experiencia en este tipo de planes, ella “estaba muy nerviosa”, pero luego “me acostumbré, realmente me gusta el pro- grama, es una ayuda real”. Mientras distribuye la leche y los huevos, Ménica limpia su pequeia casa de un dormitorio y comedor, bafia a sus dos hijos y les prepara el desayuno y el almuerzo. Pasadas las doce del mediodia, visita a su suegra, Victoria, otra manzanera del Plan Vida. Victoria también se integré al plan a través de Cholo. Su marido, Mario, trabaja en el Centro de Salud de Villa Paraiso tiempo completo, que consiguié luego de participar por més de seis meses en la “Banda de Matilde”. “Tocando los bombos, jentendés?”, me dice Catalina —Ia hi- jastra de Mario-, “pero era gratis, ad hondrem, como dicen”. Victoria me explica que Mario “fue dettas de Matilde, con los bombos de la ban- INTRODUCCION 23 da. Ella le prometié un trahajo a Mario. Y luego de siete meses, lo con- sigui6, esta trabajando ahi hace dos aiios. Matilde cumple, realmente |...] ella también manda leche en polvo a la UB de aca a Ja vuelta (la UB de Cholo)”. Monica y Mario asistirén al acto esta noche. Iran con Cholo. “Me gusta mucho ir a los actos [...]. Es una manera de agradecerle a Matilde todo lo que hace por nosotros”, me dice Ménica. Victoria no ir, “tengo que quedarme cuidando la casa”. A Catalina le encantaria concurrir, “muy rara vez me pierdo un acto”, comenta. Pero acaba de ser operada de un ojo y necesita reposo. Dado que esta desempleada, no tiene obra social; una amiga le presté su seguro para poder operarse. En la clinica privada, su nombre no es Catalina Fuentes sino Rosario Matellan. 4 las dos de la tarde me encuentro con Toni, portero del Ateneo Pa- rroquial, un club social asociado a la iglesia catélica local. El trabaja me- dio dia como recolector de basura para la Municipalidad de Cospito. Consiguié este trabajo cuando estaba militando en la UB “Perén vive”, olra de las unidades basicas de Villa Paraiso. Juan Pisutti es el presiden- te de la UB y amigo personal de Toni. Durante cuatro horas conversa- 08 con Toni de la historia de Villa Paraiso, a la que conoce desde muy chico. Me cuenta que Villa Paraiso es el lugar donde se film6 una de las primeras peliculas del realismo cinematogréfico en el pats, Detrds de un lwgo muro. La pelicula describe -no sin pocos estigmas y estereotipos— la vida de los migrantes internos que, en los afos treinta y cuarenta, Ile- jaron a Buenos Aires y crearon Villa Paraiso. En ese momento la villa era casi una laguna, y “la Wenamos, jentendés? Nosotros hicimos este barrio [...J”. Durante los afios cincuenta, uno de los limites de a villa {ue cubierto por un largo murallén, para que no se viera desde cl exte- rior, desde la ruta que turistas y residentes de la capital utilizaban para \legar hasta el aeropuerto internacional. Detras de ese gran paredén, niles de personas construian su propio lugar. illa Paraiso, cuenta Toni, es el lugar donde el cantante Sandro rea- \in0 sus primeras presentaciones priblicas junto a “los de Fuego”, don- de el boxeador Acavallo solia entrenar, y la villa que -aun cuando no es- {4 seguro en este punto- inspiré al novelista Bernardo Verbitsky para escribir Villa Miseria también es América. Villa Paraiso es también, de acuerdo con Toni, el lugar en donde muchos de los integrantes de lo que se conocidé como “Resistencia Peronista” el movimiento clandesti- ne centrado en los sindicatos que, durante los afios cincuenta y sesenta, lucho por la vuelta de Perén’— solian esconderse. “Este hombre, Don Mario, era el correo de la resistencia.” Villa Paraiso “es un lugar muy politizado” “(Ves esos colectivos? Van a lo de Matilde [...] porque esta noche hay acto”, sefala Toni, A pesar de que se define como “un peronista... 24 LA POLITICA DB LOS POBRES pero peronista de Perén”, y que sabe que hoy es el “aniversario de Pe- rn”, no ira al acto. “No me gusta que la gente ande jodiendo alrede- dor, fumando porro y tomando vino, y dandole al bombo [...] no tene- mos nada que celebrar [...]. Perén esta muerto, y seria lindo recordarlo de otra manera, y no gritando como locos y chupando y fumando. Ade- més no me gusta que me leven a ningtin acto. Si quiero ir, voy por mi cuenta”. Antes de salir del Ateneo, Toni me dice que, si estoy interesa- do en lo que pasa en Villa Paraiso, debo ir al acto de esta noche porque “mucha gente de la villa va air”. Luego agrega un duro comentario so- bre Matilde: “Ella Hama a la gente cada vez que hay un acto, usa a esos muchachos, que estén vagueando por ahi. Los eva a pintar paredes, los usa para los actos, para tocar los bombos [...] y cuando termina el dia les da un paquete de comida o un porro [...]. Eso no tiene nada que ver con la justicia social”. Es casi de noche cuando salgo del Ateneo en direccién a la UB de Matilde. A las 18.15 lego a la UB. Pedro est alli repartiendo remeras y gorritos con el emblema, “Rolo Conduccién. La Banda de Matilde” a varios grupos de jévenes que se acercan al local. La mayoria de ellos vienen de Villa Paraiso, aunque algunos son de barrios cercanos. Un jo- ven esta armando un cigarzillo de marihuana, Pedro le advierte: “jMira que después no va a haber para vos, ch!”. Los otros se rfen. Uno de los chicos de la banda que trabaja en la Secretaria de Obras y Servicios Pu- blicos me dice: “Yo estoy acd porque tengo que trabajar, si fuera por mi estaria en casa, tomandome unos mates y viendo tele”. Afuera de la UB, el otro hijo de Matilde ~con su camiseta y su gorrito puestos~ dirige a la gente que se acerca a la UB hacia alguno de los sicte colectivos que estan estacionados en la calle. Mimi -la hermana de Ma- tilde y coordinadora del Plan Vida- tiene puesta una camiseta con la fo- to de Matilde y Rolo -sonriendo para la cmara~ estampada en su fren- te. Ella, junto con Coca -nuera de Matilde y coordinadora del Plan Vida en la cereana Villa Tranquila, quien también luce una camiseta con Ia fo- to estampada- estan conversando con algunas manzaneras, comentando el préximo acto de lanzamiento del Plan Vida a realizarse la semana si- guiente en un barrio de la ciudad de Céspito: la mujer del gobernador estar alli. Coca y Mimi también distribuyen remeras y gorritos. El Centro Cultural Arturo Jauretche esta ubicado a media cuadra de Ja UB “Tres Generaciones”, en la parte de adelante de la casa de dos pi- sos de Matilde. Paco, hijo de Matilde, es su presidente. Ingrid la em- pleada doméstica de Matilde~esta “atendiendo” a la gente que se acer- ca a pedir comida o medicamentos. Una sefiora de unos sesenta aiios le pide a Ingrid un calmante; Ingrid, con sus manos ocupadas con bolsas de remeras y de cigarrillos, le contesta: “Ahora no, mamita, :por qué no vuelve mariana? Ahora estoy medio apurada. Tenemos un acto esta no- INTRODUCCION 2 che [...]. ZNo quiere venir?’. “Hoy no”, responde Ja senora, “tengo que cuidar a los nenes, pero seguro voy la vez que viene [.,.]”. Luego sale del Centro Cultural, sin sus pastillas. El Centro Jauretche esta repleto de fotos de Eva Peron, Juan Perén, Eduardo Duhalde, Matilde y Rolo. Una pila de revistas del Partido Jus- ticialista de Buenos Aires, con la foto del gobernador y la frase “Gober- nar es crear trabajo”, adornan el escritorio. Docenas de trofeos decoran las vitrinas, junto con diplomas de reconocimiento a la “labor social” de Matilde. A las siete de la tarde, Matilde, una sefora de unos cuarenta y cinco afios, con su pelo tefido de rubio, muy bien vestida y con un lige- ro maquillaje, aparece en el Centro. Saluda a todos y me pregunta: “;Venis a ver como se moviliza la masa peronista?”. Afuera, Pedro les ordena a los miembros de la “Banda de Matilde” ahora, alrededor de setenta— que busquen los bombos, los redoblantes y las banderas, en el garage de la UB. En no més de cinco minutos, los setenta “musicos” estan ritmicamente tocando sus bombos. Pedro les reparte chicles y cigarrillos, y me comenta que, con suerte, “el afio que viene vamos a tener trompetas en la banda (...] si sale bien (refiriéndose a la postulacién de Matilde como diputada provincial), seguro incorpo- ramos las trompetas”. Son casi las siete de la tarde, los siete colectivos ya estén lenos de jente. La “Banda de Matilde” esta bailando “al compas del tamboril” en medio de una nube de marihuana. Los hijos, la nuera y la hermana de Matilde esperan los otros micros. Media hora més tarde, aparecen ottos siete micros, provenientes de la Quinta Calle, de Villa Tranquila y de Barrio Rioja. Catorce micros y cerca de 500 personas estan listas pa- ra salir. Cholo, puntero de Matilde en la “Quinta Calle” esta discutiendo ai- radamente con Mimi y Paco. “|jMi gente se merece las remeras y los go- rritos!! Ustedes me dieron s6lo 15 camisetas y 15 gorritos, y saben que siempre muevo cuarenta personas. ;Que tengo que hacer? No las repar- li porque no sabia qué hacer [...] ahora, ustedes van y les dicen que no hay camisetas ni gorritos.” Al dia siguiente, Cholo me cuenta el episo- dio en los siguientes términos: “No soy estipido, gcomo me va a decir que a cada grupo le dieron sélo diez remeras si yo y mi gente vimos que todos tenfan camisetas?”. Mas de la mitad de Ia gente que vino con Cholo se baja de los colec- lives, ante la mirada aténita de Paco y Mimi. Matilde y su marido ya partieron hacia la iglesia en donde, antes del acto ptiblico, se celebrard wna misa “en honor al General”. Junto con Cholo, veinte personas re- tornan hacia la Quinta Calle, en Villa Paraiso. Esta noche no iran al ac- to, La otra mitad se queda, entre ellos Ménica y Mario. Luego Ménica me diré: “No me voy a ensuciar por una remera’. 26 LA POLITICA DE LOS POBRES La plaza en donde se celebra el acto queda a unos quince minutos de la UB de Matilde. La policia ha cortado el trafico y podemos llegar facil- mente al lugar en donde los otros colectivos estan estacionados. El grupo es bastante grande: 500 personas en una fria noche de octubre, en la ciu- dad de Céspito, con remeras y gorras blancas, con setenta jévenes, con bombos y dos grandes banderas encabezando “Ia columna de Matilde”. Retratos de Perén, Evita y Rolo decoran el escenario, que ya esta ro- deado por aproximadamente 400 personas; la mayoria de ellos disper- sos en grupos de distintos tamaiios portando banderas peronistas y car teles con los nombres de Rolo y algdn puntero local. El grupo de Matilde representa mds de la mitad de toda la concurrencia En cuanto el intendente, Matilde y otros funcionarios municipales sa- len de la iglesia y suben al escenario, el acto comienza oficialmente con Ja voz del locutor que da la bienvenida a las casi mil personas. La concu- rrencia canta el himno nacional y la marcha peronista. Luego, el locutor anuncia a la primera oradora, Susana Gutiérrez, asesora del intendente en el 4rea de bienestar social y presidente de la UB “Cuca Gutiérrez” (Cuca era el sobrenombre de la madre de Susana). Susana es una mujer de cuarenta y dos afios, con su pelo teftido de rubio, muy bien vestida, quien se dirige a la concurrencia diciendo: “Hoy es un dia de gloria pa~ ra el pueblo peronista. Perén significé la felicidad del pueblo, significd justicia social [...]”. Desués recita una poesia que compuso para la oca- sion, una poesia que “las compaiieras me han pedido” que recite, una poesia que “expresa mis sentimientos”, y que vale la pena citar: Hombres y mujeres de mi humilde patria, quiero yo contarle a la juventud ycontar la historia, la historia de un hombre que le dio a su pueblo todo lo mejor. Les brind6 trabajo, viviendas honestas, Iuch6 por los nifios y el trabajador; mucho mis felices fueron los ancianos. y una vida digna a ellos les dio. Tuvo a su lado alguien que lo quiso, entreg6 su vida y todo su amor, fue mujer de lucha, de sangre guerrera, gue le dio al humilde justicia y honor. Juntos, siempre juntos, lucharon unidos, Ie dieron al pueblo la paz y cl amor, lucharemos siempre, somos peronistas, hijos bien nacidos de Evita y Perén. Susana culmina su apasionado recitado en medio de una ovacién de las casi 1.000 personas que ocupan la plaza. Aplausos, gritos y el sonido INTRODUCCION 27 de los bombos marcan la transicién al siguiente orador: Rolo. En este momento, pierdo de vista a Ménica. Cuando llegamos a la plaza ella es- taba con Mario, quien esté ahora sosteniendo una de las banderas de Matilde, Pero ni bien legamos a la plaza, Monica se dirigié con sus dos hijos al parque que esta detrds del escenario. Alli se qued6 durante to- do el acto, mirando cémo sus hijos jugaban con otros nifios y nifias, sin prestar atencién alguna a lo que ocurria del otro lado. Ella también te- nja una remera y una gorrita con el nombre de Matilde y de Rolo. El locutor presenta las multiples credenciales de Rolo: intendente, secretario politico de la conduccién provincial y miembro de la conduc- cién nacional del PJ. Rolo es un hombre de setenta y dos aiios, con cre- cientes problemas de salud y con una voz casi inentendible. Su discur- so de unos veinte minutos esté dedicado a elogiar a Peron y Eva, y atacar a la oposicién que, segiin él, esta conspirando para derrocar al gobierno peronista. “El pueblo peronista debe mantener viva la llama del peronismo”, dice Rolo: “Somos peronistas de corazén, el peronismo es un sentimiento, y estamos acostumbrados a pelear, estamos acostum- brados a sacrificarnos, y si ellos [la oposicién] quieren pelea, va a haber pelea [...]”. Termina su discurso con una referencia implicita al escanda- lode la “camara oculla”: “Gracias por venir, estos dias estoy necesitado de afecto”. La gente lo viva, los bombos tocan durante diez minutos més y los diferentes grupos vuelven a sus colectivos. Ménica retorna del parque con sus dos exhaustos ninos, suben al micro y regresan a Villa Paraiso. El acto ha tenido diferentes -aunque no necesariamente excluyen- les significados para sus participantes: para algunos fue una especie de fiesta, una oportunidad para juntarse con los amigos, tomar cerveza y “fumarse un porro” gratis, tocar los bombos y bailar “al compas del (amboril”. Para otros, el acto es parte de su trabajo, parte de su jornada laboral. A otros les gusta ir al parque, aprovechando el pasaje gratis, para jugar con sus hijos e hijas. Otros, fueron al acto para obtener una bolsa con mercaderia. Para los mediadores politicos (conocidos como rentes 0 punteros), el acto es probablemente una de las formas mas importantes —junto con las elecciones internas— de objetivacién politica, la manera de hacer visibles los numeros y “mostrarle al intendente ta gente tiene cada uno”. Para otros, muchas de los cuales ni si- ‘a fueron al acto, el significado del acto esta més relacionado con su propdsito “original”: rendir homenaje el “gran hombre”, Para parte de la prensa y politicos progresistas, quienes comentaran sobre el acto, és- ta es un clara demostracién de “clientelismo politico”; para otros, entre ellos muchos cientistas sociales ~apegados a una manera de entender la politica basada en lo que deberia-ser y no en lo que realmente es 0 fas re | | 28 LA POLITICA DE LOS POBRES cinados por las “nuevas” formas de lo que denominan videopolitica-, el acto es un residuo del pasado, sin importancia alguna para la politica contemporanea. aINTERCAMBIOS CLIENTELARES? “El otro dia estaba mirando la tele”, me dice Cholo dos dias después del acto, “y un politico... no me acuerdo del nombre..., decia que los punteros politicos usan a la gente. Decia que los funcionarios usan a los punteros y que los punteros usan a la gente. Y yo pensaba, ‘ese soy yo, yo uso a la gente’ [...] porque yo le doy la mercaderia a la gente y los funcionarios hacen su juego [...], porque Matilde no me mand6 suficien- tes remeras y gorritos, ni siquiera mand6 suficientes chorizos (...]. Ella ayudé para pavimentar la calle, pero desde entonces no esta cumplien- do. Todavia estoy esperando los cafios pata la Quinta Calle, y no man- dé las maquinas para nivelar la cancha [...]. No me esta dando el aire que necesito. Estoy un poco cansado, gentendés?” Repentinamente, Cholo se vuelve, como diria Goffman (1967: 11), “consciente de la situa- cion”, y sus comentarios sobre Matilde cambian abruptamente. Se queja de su contrato por tiempo determinado: “Yo valgo mas que 300 pesos [--] porque siempre muevo a cuarenta personas, y ellos saben eso [...1, ¥ si saben jpor qué me mandaron sélo 15 remeras y 15 gorritos?”. Frente a la UB de Cholo hay una inmensa extensién de tierra que so- lia ser parte de una de las fabricas militares mas grandes del Gran Bue- nos Aires. La faébrica fue cerrada en los afios setenta y es ahora un es- queleto abandonado, donde suelen esconderse “los piratitas”. Cholo ha estado intentando construir una cancha de ftitbol en este terreno deso- eupado. “Si Matilde me manda las méquinas, yo nivelo el suelo, le pon- go dos arcos y lo alambro [...], puedo sacar unos 150 pesos al mes por el alquiler de la cancha [...] pero Matilde todavia me debe las maquinas... No vino mucho a este sector.” Matilde no esta enviando el “oxigeno” que él necesita, repite Cholo, “porque hoy la gente no va a los actos por Peron o Evita, hoy van por interés [...]. ¢Cémo voy a hacer con s6lo 15 remeras y 15 gorritos? Es imposible” Cholo esté realmente indignado con todo el problema de las reme- ras, y estA pensando en abandonar su arreglo informal con Matilde. Re- pite que esta muy cansado. Pero no dejard a Matilde nia su grupo. Ala semana del “cumpleafios de Peron”, él y “su gente” estan frente al edi- ficio municipal celebrando “el dia de la lealtad” —dia fundacional del peronismo- junto con la Banda de Matilde y a otras 1.200 personas. Ro- lo y Susana son, nuevamente, los oradores principales. La manera en la que Cholo entiende las razones por las que la gente INTRODUCCION 29 concurre a los actos esta sorprendentemente cerca de la forma en que Jos politicos y los periodistas progresistas piensan sobre el tema. Para éstos, como para Cholo, la gente va a los actos “por interés”. Van debido @ que obtienen bolsas de mercaderia, un par de zapatillas, un asado, unas camisetas. Sin embargo, los politicos de la oposicién y la prensa progresista denunciardn a este y a tantos otros actos organizados por el Partido Justicialista durante el afio, como “actos de manipulacién”, como una expresién mas de “clientelismo politico”. A pesar de que acuerden con el diagnéstico de Cholo, censuraran estas practicas como intercambios de comida por apoyo, como antidemocraticas, como lo exacta- mente opuesto a lo que ellos entienden debe ser una sociedad civil de- mocratica. Probablemente sin darse cuenta, gran parte del discurso académico sobre el tema también concuerda con Cholo: el interés es la fuerza que est detras de mucho del apoyo que los patrones y mediadores politicos obtienen de sus “clientes”. En contextos de privacién material extrema, sostiene la narrativa académica, los clientes no son seguidores ciegos y/o tontos bajo el poder de la politica clientelar. Por el contrario, ellos calculan la mejor manera de mejorar su situacién vinculandose a los mediadores y patrones que tienen ms para ofrecer. En el escenario més optimista -y creo, romantico-, el “cdlculo instrumental” viene de la mano de la “resistencia” a la dominacién de patrones y mediadores. Los clientes, como las Monica y los Mario que abundan en barrios po- bres y villas, son pensados como habiles artesanos de ocultas resisten- 5, que supuestamente expresarian su profundo y visceral disgusto con esta forma de hacer politica. Es cierto: la comida, los favores, la cerveza y las drogas circulan en un sentido (de patrones y mediadores a “clientes”) y el apoyo, asisten- cia a los actos (y a veces, votos) circulan en la direccién opuesta (de “clientes” a patrones y mediadores). Pero, zson esos objetos materiales a causa de las précticas que nosotros observamos? Una mirada preocu- pada por el caracter antidemocratico del “intercambio de votos por fa- vores” ~0 con la moralidad de estas mismas practicas- no es capaz de dar cuenta de un elemento esencial: el acto dramatiza redes informales existentes con anterioridad a la manifestacién publica y representaciones cul- turales compartidas ~aunque no siempre cooperativamente construidas. Estas redes y estas representaciones son elementos centrales en la vida diaria de mucha gente que vive en situacién de extrema privacién material y destitucién social y cultural. Estas redes y estas representaciones son el tema principal del libro. Ni el discurso politico o periodistico sobre el tema del “clientelismo politico peronista” ni las herramientas usuales de los estudios sobre intercambios clientelares existentes en otras partes del mundo, nos ayu-

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