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NOVENC CONGREEO GEOLOGICO ARGENTINO, S.C. BARILOCHE, 1984, ACTAS II: 94 -106 CHILENIA: UN TERRENO ALOCTONO EN LA EVOLUCION PALEOZOICA DE LOS ANDES CENTRALES. Vietor A, Ramos**, Teresa E, Jordan**, Richard W. Allmendinger**, Susanne M. Kay**, José M. Cortes*, y Miguel A. Paima®, | Swrviclo Geoltgiao Naciondl. Argentina. ‘se Universidad de Cormall, tthaca, Extadon Unidas. RESUHEN Se-analiza la constitueién geolégica de los terrencs paleozoicos de los Andes Centrales entre los 30 y 32°de latitud de Argentina y Chile y sobre esta base se presen- ta un posible modelo de evolucién tecténica. E! margen continental del Gondwana estaba cavacterizado durante el Paleozcico Inferior por una secuencia de plataforms calcdrea, que hacia el oeste pasaba transicionalmente a un ambiente de talud, que coincidfa con la actual depresién iglesia-Calingasta-Uspal lata, donde se preservan remanentes obductados de corteza ocednica, que marcan una paleosutura entre el antiguo continente de Gondwana y un bloque aléctono hacia.el oeste denominado "Chi lenia'', Como resultado de la subduc~ én previa se instalé un arco magmético eopaleozoico en-las Sierras Pampeanas occiden- tales asociado al magmatismo ocléyico.£! cierre de 1a cuenca ocegnica mediante colisién deforms los estratos eopaleozoicos de 1a regién precordillerana produclendo 10s movimien tos chénicos. Estos son responsables de la formaclén de la Protoprecordillera, que sepa- ra los depésitos continentales al este de los marinas al oeste de la misma. Un magmatis- to de post-colisién produce el emplazamiento de diversos cuerpos graniticos en forma pre via al nuevo ciclo de subduccién establecido en el Devénico tardfo-Carbénico temprano, en una posicién coincidente con el actual margen pacTfico. Como resultado de este nuevo clelo de convergencia se inicia un intenso magmatismo de edad gondwanica, e] que cubre discordantemente las secuencias paleozoicas y se expande hacia la regién del antepats desde e] Carbénico al Tridsico basal. ABSTRACT, The Paleozoic terrains of the Central Andes in Argentina and Chile between 30 and 32°S are described and a possible model for their tectonic evolution is suggested.Du ring the lower Paleozoic, the continental margin of Gondwana was characterized by a carbo. nate platform that was transitional to a slope environment to the west. This slope formed the eastern edge of the iglesia-Calingasta-Uspallata depression and Is now marked by ob- ducted remnants of oceanic crust that indicate a Paleozoic suture between the ancient con. tinent of Gondwana: and an allocthonous block to the west called "Chilenfa''. Prior to the formation of the suture, a period of lower Paleozoic subduction resulted in the formation of a magmatic arc in the western Sierras Pampeanas and the associated ocloyico magmatism, The closure of the oceanic basin, produced by collision of Chitenia, deformed the lower Pa- teozoic strata and culminated with the chanicos movements and the formation of the Proto~ precordillera. Post-collisional magmatism resulted in the emplacement of several granitic stocks near the suture zone. In the late Devonian-early Carboniferous, subduction was re~ Inttiated to the west near the present Pacific margin. This new cycle of convergence cesul ted in an intense magmatism of Gondwana age that discordantly covered the Paleozoic sequen ces and migrated toward the east during the Carboniferous and early Triassic.- INTRODUCE ION 85 En los Gltimos aftos diversos investigadores han estudiado la posibilidad de que el margen suroccidental de América del Sur haya estado originado por la acrecién de diferentes bloques aléctonos que hubieran colisionado-en la presente o pasadas zonas de subduccién de su margen activo fanerozoico. Si bien algunos autores han postulado la a- creclén de plateau ocegnicos u otros: bloques continentales durante e} meso-cenozoico (Nur y Ben Avraham, 1977; Ben Avraham et al,1981),e! conocimiento detal lado del margen Pacifico de Sudamérica al presente permitirfa descartar la acrecién de bloques aléctono: Por lo menos al sur de los 15°de latitud sur, durante la evolucién Sndica (post-jurési- ca) de la regién (véase Coira et al., 1982; Dalziel, 1983), Cuando se analiza el margen continental durante e} ciclo gondwénico (Paleo- zoico superior a Tridsico inclusive), se encuentran Jas primeras evidencias de terrenos exéticos Incorporades a los complejos de subduccién del Paleozoico superior. Si bien di versas evidencias permiten postular la prasencla de estos terrenos (Helwig, 1973; For- sythe y Hpodozis, 19793 Mpodozis y Forsythe, 1983; Ramos, 1983), sus dimensiones son re ducidas (400 por 25 km), mostrando que su participacién no es significativa como proce- $0 generador de] margen neopaleozoico de ta placa sudamericana (inferior al S& del mar- gen de los Andes Centrales y Australes). Sin embargo, la evolucién tecténica durante el ciclo famatiniano (C&mbrico @ Devénico) indica la posibilidad de que importantes terrenos aléctonos fueron acre pados al margen de ta placa ‘sudamericana durante el Paleozolco Inferior a medio. Esta hipétesis est basada en: 1) La falta de trastape de las unidades sedimentarias de! oes .te argentino en la regién fronteriza argentino-chilena, lo cual -también es vSlido al norte en Bolivia y Perd; 2) La existencla de facies ocesnicas y marinas relativamente profundas durante €] Paleozcico Inferior en el oeste argentino, Bolivia y Perd, ublca- das 2 nds de 300 km al este del presente margen continental (Borrello, 1969; Martinez, 1980; Dalmayrac et a1., 1980; Kay et al., 1985), y 3) Facies clésticas devénicas que, en Ta Precordiilera, demuestran condiciones marinas relativamente profundas 300 km al este del margen continental (Génzalez Bonorino, 1975) y en Bolivia, fueron aparentemest te originadas desde un bloque continental ubicado hacia el oeste (Megard, 1973; isaac- son, 1975). Los estratos carbénicos son los primeros que se extienden sobre esta dis- continuidad eo- a mesopaleozoica. Ha stdo sugerido que el norte de Chile fue acrecionado al norceste argen- tino y al suroeste de Bolivia mediante una zona de subduccién que {nclinaba hacia el este durante el Paleozoico inferior (Allmendinger et -al., 1982). Este modelo ests ba- sado-en la inferencia de que a los 26%de latitud sur, tas turbiditas ordov: cas de la Puna son depésitos de cuenca de antearco, coeténeos con un arco magnético en la Faja Eruptiva , la cual marginaba hacia el este una cuenca marina de Plataforma poco profun. da (Coira et al., 1982; Allmendinger et al., 1982). Las caracteristicas regionales enunciadas indicen que gran parte de Chile y una franja occidental de la Argentina podrian ser aléctonas, 10 que indujo a Jos au tores a examinar el marco tecténico del segmento de los Andes comprendido entre los 30 ¥ 32°de latitud sur, dadas sus buenas exposiciones, su conocimiento geolégico previo y Su relativa accesibilidad, Las hipétesis elaboradas, si bien se apoyan en reconoci- mientos de campo efectuados por los autores, se basan en gran medida en Jos numerosos estudios geoldgicos y tecténicos previos existentes en esta regién de los Andes. 6 Los modelos tecténicos elaborados son preliminares:y tentativos, pero ellos slentan las bases para futuros trabajos sobre terrenos atéctonos en este segnento occi- dental de Sudamérica. En este trabajo se sugiere, basado'en las relaciones espaciales, Petrologia y ta geocronologfa, que durante el Paleozoico inferior a medio el margen occidental de Sudamérica estaba ubicado en el borde oeste de la Precordillera actual. ta cuenca ocednica de dimensiones desconocidas que se ubicaba hacia el oeste fue cerra- da en forma previa al Carbénico, acreclonando la mayor parte de lo que ahora es Chile a Sudamérica. La polaridad de la subducctén durante esta acrecién fue aparentemente ha- Cia el este como se Infiere de la asimetrfa estructural paleozoica y de la presencia de numerosos Intrus{vos eopaleozoicos en las Sierras Pampeanas. Stn embargo, una de Jas mayores lImitaciones de! modelo tecténico presentado es Ia falta de conoclmiento de tas posiciones originales de ciertas reas en relacién 4 otras. Ourante la compleja deformacién paleozoica tanto come durante la deformactén Andica sobreimpuesta, los desplazamientos laterales y un importante acortamiento pueden haber distorstonado considerablemente las relaciones espaciales orlginales. £1 modelo Propuesto explica directamente sdlo uno de ios bordes de primer orden en ta regién, el Himite entre la Cordillera Frontal y Precordillera. Los otros dos Ifmites tecténicos de primer orden , el contacto abrupto entre basanento cristalino y estratos paleozoicos en el flanco oriental de las sierras de Villicum'y Zonda y el lineamiento de la sierra de Valle Fértil (Baldis et al., 1982), pueden haber sido afectados por desplazamientos laterales. S1 estos desplazamientos han sido importantes, 1a comparacién de la activi- dad en la Precordillera con su coeténea en las Sierras Pampeanas podrfa no ser valida. Los problemas tecténicos mayores que adn requieren posterlores estudios son, por ejen- plo, el rol de ta subduccién oblicua y el fallamiento de rumbo a gran escala en este segmento de los Andes; la relacién de las provincias tecténicas al norte de los 27°de latitud sur (AlImendinger et at., 1982) con aquellas descriptas ene! presente segmen- to; y la naturaleza de “Chilenia" en forma previa a su acreclén. MARCO GEOLOGICO REGIONAL (30-32"_latitud sur) La transecta realizada abarcé desde la regién craténica central hasta el ac- tual margen continental pacifico. A lo largo de Esta s@ han podido distInguir diversas provinclas geolégicas con mayor © menor participacién de elementos copaleozolcos o m5s viejos. Asi el basamento cristalino preedmbrico a estas latitudes sélo aflora blen ex- puesto en las Sierras Pampeanas, existiendo escesos remanentes en el substrato de 1a Cordiilera Frontal al sur del grea estudiada (Polanski, 1958; Caminos et al., 1979), y séle evidencias indirectes en el grea precordillerana. Las edades radimétricas obte- nidas para las rocas metanérficas de Sierras Pampeanas oscilan entre 650 y 900 ma con valores esporadicos supertores.a los 1000 ma en las facies granulfticas (Cingolani y Varela, 1975; Caminos et al., 1982). En comparacién las edades obtenidas en la Cordi- Nera Frontal oscilan entre 500 * 50 y 508* 30 ma (Caminos et al., 1973), las que son consideradas edades minimas de un evento metamérfico perteneciente al ciclo pampiano, que removiliz6 un probable sustrato precémbrico mis antIguo. En diversas areas de la Precordillera, como ser en el cerro Blanco, Tocota, etc, se han observade rocas metamérficas como xenolitos de las rocas andesiticas de e- dad miocena (Leveratto, 1968). Estos esquistos micéceos y gneisses representarfan un ar basamento previo al Cémbrico, aunque no se descarta que pudieran representar metamorfi- tas relacionadas al arco magmatico neopaleozoico. En la Cordillera Principal, rocas leptometamérficas carbénicas constituyen e1 substrato visible de las secuenclas mesozoicas, mientras que en la Cordillera de la Costa el substrato metamérfico de -las plutonitas pérmicas arroja edades comprendidas entre 345 1. 1982). y 230 ma (Hervé et al 1974; Caminos et. pe 264 . e & P < Pe S © 4% ° a 6 = a °” ° w | soo « a ° * ‘recs on bosomento i oy recdmbrico- sopateozoice we se poromente 8 Figura 1: Hapa de ubicacién del drea estudiada donde se Ilustran las diferen+ tes provincias geolégicas y las evidencias de un basamento en cada una de ellas. Es en la Cordillera Frontal y en especial en la Precordillera donde estan re- Presentadas en forma més completa las secuencias paleozoicas, por lo que para analizar su evolucién se procederé a describir sus caracterfsticas geolégicas y paleogeograficas principales. Su descripcién ba sido ordenada en dos ciclos de deformacién, el ciclo fa- matiniano y e1 gondwénico, para una mejor comprensién de su evolucién tecténica. El Ciclo Famatiniano Sobre un substrato altamente deformado correspondiente al ciclo pampiano, trans- greden sedimentitas cémbricas pertenecientes a un ambiente de plataforma proximal (Borre- Ilo, 1969; Baldis et al., 1982, Bordonaro, 1983). Estos depésitos cémbricos afloran exclu sivamente en el borde oriental de la Precordillera Calcérea (Ortiz y Zambrano, 1981), des de las sierras de Vil La figura 2 jlustra la extensién y desarrotlo de estas facies calcéreas. Las cum y Zonda hasta la quebrada de San Isidro al oeste de Mendoza. rocas tremadoctanas afloran més a! oeste que las cémbricas, como demuestran los hallaz~ Ly gos fosilfferos en secuencias de esta edad al este de la sierra de Tonta! (Cuerda et 1983), aunque las secuencias correspondientes a este Intervalo han resultado estériles en el borde oriental (Bordonaro, 1980, 1983). La sedimentacién durante el Ordovicico Inferior es principalmente quimica, constituyendo una extensa plataforma calcérea en la que se reconocen facies de diferen- te energla sobrepuestas, que varfan desde proximales cercanas a la linea de costa hasta facies m&s distales (Galdis y Beres!, 1981; Baldis et al., 1982). En el Arenigiano al- canzan su maximo desarrollo correspondiendo a un perfodo de alta estabitidad. Hacia el Sector més interno occidental estas calizas engranen con facies de talud, donde se inter digiten rocas calcéreas con pelltas en la slerra de Tontal (Cuerda et al., 1983). Més hacia el ceste, en el limite occidental de 1a Precorditlera se desarrolian tfpicas fa- cles de flysch entre la sierra de Yerba Loca , al norte de Rodeo hasta la regién al sur de Calingasta (Borrello, 1969; Baldis et al., 1982). Las callzas y pelitas de la Formactén Alojamfento de la regién al este de Us- pallata (facies honénima de Harrington, 1971), y su contInuaclén a} norte en tas lutitas caledreas dé la slerra de La Invernada (Furque, 1962), son correlactonables a las facles de talud descriptas por Cuerda et al. (1983). Con la s6la excepcién de altos estructura- les como 1. de Las Aguaditas donde persiste la pretipitacién calesrea (Baldis et al., 1982), ta regién precordillerana estuvo dominada por una sedimentacién cléstica en facies de pelitas negras de ambientes restringidos y con abundantes graptolitos, con posteri dad al Arenigiano. En el Caradociano es cuando se alcanza e! m&ximo desarrollo transversal de la cuenca. Alternan pelitas de ptataforma como las Lutitas Las Ptantas o las de la Forma - cién Trapiche del Srea de Guandacol, o las de la Formaci6n Empozada en Mendoza, todas e- las en el borde oriental de la Precordillera, con las facies de flysch correspondientes a tas Formaclones Yerba Loca, Alcaparrosa y Las Cabeceras en los Sectores de Rodeo, Ca- lingasta y las Cabeceras, respect! vamente, DepSsitos clésticos se interdigitan con lavas almohadilladas y fllones bSsicos (Quartino et al.,1971;Furque,1979)y localmente con calizas turbidfticas distales o pelfgi- cas (Borrello, 1969). Niveles con cherts han sido registrados en la regién de Calingas- ta. Esta asociacién representa un magmatismo de cuence ocednica localizado cercanamente al margen continental aunque e1 marco tecténico de este margen no est§ adn bien compren- dido. Es interesante destacar que estas rocas cl4sticas presentan un registro fos!- Vifero exclusivamente caradociano (Turner, 1960; Blasco y Ramos, 1976; Aparicio y Cuerda 1976; Cuerda et al., 1982), entre los que se destacan los recientes hallazgos en la que- brada de Santa Helena, donde se han podido reconocer formas climacogrSptidas tipicas de estas facles occidentales, En la presente Interpretacién la Formacién Cortaderas descripta por Harring- ton (1971) y Cucch! (1971, 1972), corresponderfa a facies leptometamérficas mis deforma- 1963). Las relaciones estructurales de la Formaclén Yerba Loca y las rocas [gneasems- das correlaclonables con la Formacién Yerba Loca (Furqu ficas y ultramificas relacionadas estén bien expuestas a lo largo del rfo Jachal al este orvovicico weoio Y SUPERIOR (oatermcldn oy > DeL Anco mAowArICO. Decrecimionte do 1g ealiviged moymitice cose Be | 3 vam Ne cana | = teens Figura 2: Bosquejo paleogeogréfico de los diferentes estadfos del ciclo fame- iano. La relacién latitudinal entre el arco magmstico de las Sie~ rras Pampeanas y los depSsitos eopateozoicos de la Precordillera es s6lo tentativa, dado que pudo haber sido modificada por desplazamien, tos horfzontales significativos del IIneamfento Vatle Fértit. ~o de Rodeo, en las proximidades de ta cuesta de} Viento. Hay dos unidades bésicas en esta, local La unidad occidental lad cuyas rela jones estructurales son pobremente conoc da: es una secuencla masiva de lavas basS!ticas que subyacen discordantemente a los depési tos terciarios de Rodeo. Horfolégicamente los basaltos se presentan en lavas almohadilladas © en lavas con disyuncién columnar. La convexidad de las almohadillas permite recons ~ truir su actitud estructural como una fuerte vergencia hacta el oeste. Esta contrasta con @1 pliegue asimétrico de vergencia este desarrollado en los depésitos terciarios que las sobreyacen (Figura 3). Figura Perfil geolégico esquemstico al este de Rodeo que muestra las rela- clones entre las dos unidades de rocas basicas descriptas. La segunda unidad ubicada hacia el este esté. bien expuesta en el cerro Viento, y consiste de estratos clésticos pobremente selecclonados. de 1a Formacién Yerba Loca, in- trufdos por Fllones capa méficos y/o ultraméficos. Estos Filones son concordantes con la estratiffcacién-y la estructura. Uno de los cuerpos mestreados es una wehrlita, un tipo de peridotita. Los elementos raros y trazas de este fllén muestran que esté genét!- camente relacionado a 1a unidad occidental (Kay et al., 1984). Los estratos ordovicicos en el cerro Viento estén fuertemente plegados con vergencia hacia el oeste, como lo de- twestran los criterios de‘base y techo de los estratos inferidos por la estratificacién gradada. Los fllones ul traméficos son paraletos a la estratificacién y uno de ellos lo- calmente ocupa €1 nicleo de un sincl inal voleado hacia el oeste. La coneordancia con la ye] hecho de que las lavas almohadilladas relacionadas genéticamente tienen la misma edad que los. sedimentos, indica que los fflones ultramSficos fueron intrufdos en estructur: forma previa al plegamiento. Asf 1a unidad oriental ha sido deformada con la misma ver- gencia que la unidad basSI'tica almohadillada occidental. a) Los movimientos oclSyicos En las postrimerfas del Ordovicico, en el borde mas oriental de la Precordi le~ ra se registran diversas fases compresivas o transpresi Incipient estructuracién de ta sierra de Zonda y/o a la reactivacién del lineamiento Va, Ne Fércil (aldis, 1975). Estos movimientos estin representados por la fase guandacéli- as, relacionadas ya sea a una ca (Furque, 1972)en el lapso Ilanvirniano-ltandeilianc y ta fase villicimica en el Cara- dociano- pre Ashgilliano, que en conjunto son responsables de la creacién de relieves po- sitivos en el borde oriental de la Precordi!lera sanjuanina. En la Figura 2 C se indican ta extensién probable de esas éreas positivas y las facies pseffticas originadas por las respectivas fases, correspondientes a los abanicos psefiticos del conglomerado Las Vacas y los niveles conglomer&dicos correlacionables ex las sierras de Villicum y Zonda, La a presencia de clastos de basamento en estos conglomerados, junto a un importante partici~ pacién de.clastos angulosos de calizas de la Formacién San Juan, que indican un muy limi tado transporte de estos depdsitos. Estos conglomerados serfan equivalentes a los que se paran mediante discordancie erosiva tas sedimentitas sildricas de las calizas de la For- maci6n San Juan en la regién de Tatacasto {Precordillera Central) descriptos por Roller! (1947; Ramos et 1978; Baldis et 31.,1982 y Cuerda et al., 1982). Esta estructuracién que se Inicié en el Llanvirniano-LlandeiITlano, cont{nud durante et Caradociano, manteniendo 1a (nestabilidad de la cuenca hasta el Silirico y qui 28s prolongandose hasta el Devnico (7). El relieve originade controlé el des! izamiento de grandes bloques de calize y los conglomerados previamente descriptos. Estos Interpre- tados como deslizamientos subicueos a partir de un Srea positiva ubjcada al oeste (Amos, 1954), producen una verdadera melange, donde se combinan una Intense deformacién tecténi. ca (Bracaccini, 1946), en gran-parte sinsedimentaria, que afecta tanto a los olistolitos (sensu Borrelia, 1969) como a los depdsitos que los contlenen, destacéndose 1a combina~ cién de ambos procesos en el desarrollo de esta facies. Esta estructuracién y generacién de relieve, podria estar también asociada a importantes esfuerzos transpresivos del 1i- neamiento Valle Fértil, que mediante una reactivacién levégira es responsable del trunca- miento norte de la plataforma calcérea. Estos movimientos ocléylcos asf definidos pueden ser interpretados como las primeras fases de compresién relacionadas .a cambios en ta velocidad de subduccién o a la \ , 4 One) zemvntes a icewees dt congtonaree 7, Lon voces. ure PAO zoho. v1 > 37> > Figura 4: Esquema del borde oriental de la Precordiilera durante los movimien tos ocléyices (basado en Baldis » 1982 y observaciones pro-_ plas de los autores). 92 collsién de pequetias dorsales o rifts ocednicos contra este margen activo, b) Magmatismo ocléyico A estas latitudes se puede reconocer una importante actividad magnética repre- sentada por dos asociaciones dé granitoldes de edad paleozoica inferior, pero de diferen- te composicién, que alcanza su mixima distribucién areal durante el Ordovfcico superior (Rinaldi y Linares, 1973; Linares y Latorre, 1973; Ramos y Ramos, 1979). Esta actividad se puede dividir en un Srea occidental representada por grantt Sierras Pampeanas Occidentales descriptas por Caminos (1976,1979a) y que incluyen las les y migmatitas de las piutonitas y roces asociadas de las sierras de Velasco, Ancasti, Sierra Brava, Malanzén, . AL sur Chepes y Ulapes, para continuar por el. sector occidental de Ja sierra de San Li de las Sierras Pampeanas, sus afloramientos son escasos, pero se extienden hasta los 38°S en la-regién de Pichi Mahuida (Linares et al., 1980)..Estas rocas estarTan caracterizadas por granitoides que varfan en composi tante fase péstuma de composicién granitica. A esas plutonitas se asocian migmatitas to- nalfticas.y granodiorlticas, cogenéticamente relacionada con las anteriores (Zuzek, 1978; Caminos,1979¢; Colra y Koukharsky, 1979 y Ramos, 1962). Esta faja de rocas pluténicas presenta caracterfsticas similares a las descriptas mas al norte por Rapela (1976) y To- sselli et al. (1978), a la vez que pueden homologarse con las plutonitas descriptas por Knuver y Miller (1981) y Knuver y Reissinger (1981). Con respecto a la edad de esta acti- vidad pluténica en la faja occidental, sus perfodos de emplazamiento no estén concluyente- mente definidos.Si bien hay numerosos datos geocronolégicos, la compleja historia magné- tica y las variaciones temporales halladas en las diferentes local ida una edad para sus distintos eventos.Sin embargo , se puede afirmar que existié actividad én desde tonalitas a granodioritas, con una impor- S,impiden precisar Importante entre el Cémbrico y el Ordovicico medio a superior,.y que Esta fue decl inante durante el SilGrico, hasta cas! desaparecer a fines. del Eopaleozoico. Los granitoides del sector oriental prasentan una marcada diferencta composi- cional con los anteriores. En primer lugar corresponden a una facies nfs homogénes cone- titufda cas exclusivamente por granites, donde los. términos tonalfticos o granodtorfti- cos estén ausentes (Gordillo y Lencinas, 1979; Rapela, 1982). Arealmente se corresponde con el batolito de Achala y otros cuerpos menores ubicados en el sector oriental de las Sierras Pampeanas de Cérdoba y con tos de] sector orlental de las de San Luis. Sobre Ja dase-de sus caracterfsticas patroquimicas esta faja puede ser diferenclada de los grani- toides mis occldentales. Se caracteriza por facies calcoalcalinas peraluminosas, con alto contenido en K,0, elementos’ trazas Incompatibles, baja relacién K/Rb y ausencia de extre- mos cfilcicas con bajo contenido en sflice (Rapela, 1982). Estos granitos son considerados como tfpicos cuerpos postecténicos con una retaciin sr°7/86 sais (0,7048 segiin Rapela et 1982), netamente diferente de tas relaciones Isotépicas Iniciales de la roca de caja (0,710 segin Cingolani y Varela, 1975), por lo que su origen no puede estar relacionado a la fusién de roces metamérficas supracorticales, sino més bien a derlvados directos de una corteza inferior deprimida en elementos 1itéfllos de largo radio iénico o del manto superior (Rapela, 1982). Su edad radimétrica mediante isécronas de Rb/Sr arrojé valores de 399 25 ma (Rapela, op. cit.). Esto permitiria inferir una fase tecténica en forma pre- via, que podrfa corresponder a alguna de las fases reconocidas para los movimientos oclé- yicos. En resumen se puede Interpretar la faja occidental de ptutonitas y migmatitas 83 asociadas, como las rafées de un arco magmitico, cuya composicién y evolucién son carac- teristicas de otros granitoides orogénicos circumpactficos (Bateman y Chappell, 1979). La faja oriental, mas homogénea y Scida, representarfa una asociacién magm&tica postecténica ge retroarco, en cierta forma semejante a las asociaciones volcénicas descriptas en la e- volucién magmitica meso y cenozolca de la regién patagénica (Baker et al. ,1980; Rapel al, 1982) , que se caracterizan por su homogeneidad y neto predominio de sus términos mis &cidos. . La falta de informacién acerca de las posiciones relativas del arco magmitico ocléyico y la Precordillera hacen muy diffcil fnterpretar sus respectivos ambientes tec~ ténicos. La ausencia total, ya sea de detritos volcSnicos o cenizas volesnicas en los es- trates ordovicicos de la Precordillera, sugiere que el basamento de las Sierras Pampeanas no estaba ubicado en forma adyacente a 1a Precordillera durante el Eopaleozoleo, o que no existi6 un arco volegnico en esos tiempos. Esto condujo a inferir que el limite del basa mento entre las sierras de Villicum y Rincona cel Tineamiento @ lo largo de la sierra de Valle Fértil, han aconodado Importantes despla zamientos de rumbo, durante o despues det Ordovfcico, (figura 2 a-y b). y la Sierra de Ple de Palo - La Salinas, ©) La sedimentacién silGrico-devénica la potaridad desde facies litorales de plateforma a facies de talud deposita- das parcialmente sobre corteza ocegnica que dominé durante e] Ordovicico superior, cambia completamente con posterioridad a los movimientos ocldyicos. Asf la distribuctén de tos depésitos sildricos mestran facies psamfticas a conglomerSdicas-en parte, que correspon- den a depésitos de plataforma estable (Beresi, 1978), cuyo depocentro corresponde aproxi madamente con la parte septentrional de 1a Precordillera Central. “El sector central o de Talacasto contrasta con el Srea de Villicum-Rinconada ubicada ai este, la que presenta un flysch Iandoveriano (Formaciones Mogote Negro y Rin conada, Cuerda, 1981). Grandes ol/stalitos compuestos de rocas ordovicicas subyacentes Se hallan en una matriz arenosa y pelftica altamente deformada, representando la tfpica Fabrica de una melange tect6nica. Amos (1954) y Baldis et al, (1982) sugieren que un Erea positiva al-oeste de Villlcdm-Rinconada, subdividfa la euenca sflér y originaba a su vez los olistotitos. La discordancia erosiva que marcarfa este levantamiento estarfa es- sondida en el valle de Matagusanos o en el bisque inferior de las actuales sierras de Vi- Micim y Chica de Zonda. Sin embargo, si ha alterado las relaciones espa jene en cuenta que Ja deformacién posterior ales originales y que la facies de melange descansan so- bre potentes estratos ordovicicos, los que no presentan facies que Indiquen un adelgaza. miento hacia el este, los bloques pudieron haber derivado de una cercana fuente ubicada hacia el este (figura 3b yc), La actual transicién abrupta entre los estratos paleozoi- Cos de las sierras de Villicum y Chica de Zonda y el basamento metamérfico de tos cerros Salinas, Valdivia y Barbosa, implica que una falla importante debe separar estas dos zonas Y que la misma pudo ser activa durante e} Paleozoico, £1 movimiento de esta falle podrfa haber estado relacionado al del Iineamiento Valie Fértil. La deformacién del margen orien tal de la cuenca debido a1 movimiento de estas fallas aparentemente continuS durante e] Devénico, originando 1a discordancia erosiva que separa los depésitos de este perfado de los carbénicos (Baldis et al., 1982), aunque el sentido del movimiento puede haber varia- do en forma concomitante con la variacién de los esfuerzos regionales (figura 2b, c y 4). Hacia el oeste, ea 1a zona correspondiente a 1a antigua zona de talud,algunos 94 remanentes como los correspondientes a la Formacién Calingasta, podrian representar facies flyschoides de mar ablerto (Quartino et al., 1971). En el sector central y septentrional de la Precordillera, en el Devénico se.re- Sonocen dos estadfos diferentes: el primero corresponde a la Formacién Talacasto en un an- biente de plataforma estable, en el que persisten las condiciones Imperantes durante el Sildrico, y uno posterior con el desarrollo de una cuenca elongada, separada por las dor- sales de Tontal y Zonda, que controlan la depositacién de extensos abanicos turbidTticos submarinos (Gonzalez Bonorino, 1975). Estas facies turbidfticas de las Formaciones Punta Negra y Villavicencio, de facies netamente iferentes a las sildricas, muestran una acen- tuacién de la estructuracién ocléyica en la comarca, El sector noroccidental esté repre- sentado por facies continentales (Furque, 1963), con depositacién torrencial y numerosos restos de plantas en la Formacién Punilla, que marcan un cambio de las condiciones ambien tales con respecto a las facies ordovicicas de talud que le anteceden. En el sector suroc cidental de la Precordillera, al sur de Calingasta y al ceste de la dorsal de la sierra de Tontal, la persistencia de posibles facies de flysch sildricas y devénicas, como las Fepresentadas por las Formaciones Calingasta y E] Planchén, localmente con clastos basél ticos, s6lo es interrumpida por ef levantamiento tecténico correspondiente a los mov: tos ,chanicos, 4) Los movimientos chanicos Una importante deformacién abarca gran parte de la regién bajo estudio como resultado de los movimientos chénicos (Turner y Mendez, 1975), acaecidos a mediados o Fines det Devénico. Si bien en estos se reconoce una fase principal o precordillersnica {Polansk!, 1970), la estructuracién previa de las sierras de Tontat y Zonda durante la base del devénico inferior, podria representar una prefase de deformacién asignable a los movimientos chénicos. Como resultado de la deformacién principal los depésitos devé nicos son intensamente plegados y fallados en diversos sectores, Ilevando a la formacién de un elemento estructural positive: la Protoprecordiilera, asf reconocida por Amos y Rolleri (1964) y Rolleri y Baldis (1967). Esta Protoprecordiltera estarfa estructurada sobre la actual sierra de Tontal y su prolongacién al norte del rfo San Juan, en forma coincidente con 1a dorsal postulada por Gonzalez Bonorino (1975) durante la depositacién de la Formacién Punta Negra. Estos movimientos chénicos representarfan la fase de deformactén més Importan te del iclo famatiniano€starfa relacionada a la colisién y levantamiento posterior, ocu rridos al acrectonarse el bloque aléctono de Chitenia al continente de Gondwana. Parte de las edades radimétricas halladas por Cucchi (1971) en la regién de Cortaderas, represen- tarfan eventos metamérficos relacionados temporalmente a este importante perfodo de defor macién, Es asf que la edad de 350 t 17 ma obtenidas en las filitas del cordén de Bonilla: Uspal lata por K/Ar indicarfa una edad minima devénica superior para la formacién de estas rocas (Cuchi, op.cit.), y no la edad de la formacién de estas unidades como supusieron al. gunos autores. ) Hagmatismo chadnico Si bien de desarrollo muy escaso y principalmente restringldo al &mbito-precor dillerano, se han reconocido una serie de stocks como los de Cacheuta, estacién Guido - so bre el rfo Mendoza - , 0 los cuerpos de granitoides de 1a'regiéa de Gualcamayo, como los de cerro Imin y el del cerro Madril (Furque, 1963), asf como los de la regién de Jagué, en 95 La Rioja, correspondientes al magmatismo precarbénico o chénico. Estos cuerpos fueron a- signados primeramente al Devénico, (Furque, 1963; Caminos, 1972). Las primeras dataciones en especial det stock de Cacheuta, arrojaron una edad paleozolca superior (Dessanti y Ca- minos, 1967). Sin embargo nuevas dataciones por medio de isécronas Rb/Sr permiten asignar una edad més antigua (sildrica superior a devénica inferior) al stock de Cacheuta y otros cuerpos similares (Caminos et al., 1982). te domisantes a! cuencassad - oudenat oe 2 PAGANZO Asico ~ 186 JE NY K-27 3 N Maenaits 3 3 . ice : ° -3 8 ea mea j-- 2 0 pec A- a 2 = aa - 3 na -# . PRS — we | n A Areos ~ positives ” vesenrten ene eg? Figura 5: Bosquejo paleogeogréfico carbGnico con posterioridad a los movimien tos chénicos que muestra el desarrollo de la Protoprecordillera y su control ejercido en la sedimentacién carbénica (basado en Roller! y Baldis, 1967; Vas quez et al., 1981), con la ubicaci6n del arco magmatico gondwSnico y.la ubica cién de Ta zona de subduccién durante ese ciclo. Nétese la migracién hacia eT este del magmatismo gondwénico. La ubicacién de estos cuerpos chénicos en la faja precordillerana central muestra una migracién de 250 km del magmatismo hacia e] oeste del frente magmitico ocié- yico. La presencia de estos stocks, compuestos por granitoides postcinemdticos de reduc! das dimensiones, aislados, sin evidencias de mineralizacién alguna, podria estar relacio nada a un magmatism pot-colisional asociado a fases de levantamiento, similares a 1s ‘“Granitoides caledénicos (t-caledonian type de Pitcher, 1982), aunque la falta de una ade- 96 cuada caracterizacién geoqufmica, s6lo permite postularlo como una hipétesis de trabajo. Stocks simtlares fueron interpretados por Mpodozis et al. (1983), como granitoides pos~ tect6nicos emplazados con posterloridad a ia collsién de la microplaca de Arequipa duran te la orogénesis ocléyica postulada por Coira et al. (1982) para ese sector. Con aste magmatismo chfnico culmina 1a evolucién tecténica det ciclo famatinia no. Como consecuencia de la colisién se produce la sutura del bloque aldctono de Chilenia al continente de Gondwana (figura 6), sutura ya reconocida por Criado Roque et al. (1981), que @ su vez conduce a la-migracién de la zona de subduccién hacia el ceste en una post~ ci6n mis préxima a ia actual. Es interesante destacar que cuando se compara este segmento entre los 29 y 33° de latitud sur, con el segmento analizado anteriorsente por Allmendinger et al. (1982) ubicado.més a} norte, se verifica que las épocas de colisién son diferentes: al norte es- ta culminarfa en el Ordovfcice superior-Sildrice basal, mientras que al: sur se producirfa durante el Devénico medio » superior. El Ciclo Gondwénico Este ciclo de evolucién tect6nica reconocido por Keldet (1925) y por Du Toit (1927) ," como una serfe de importantes episodios diastréficos que durante el Pérmico Ile- varon a la formaclén de los Gondwinides, se localizé de acuerdo a Windhausen (1931) entre el “antiguo continente Pacifico (parclalmente colncidente con el aqul considerado como Chi 531). Esta faja plegada bordea en forma periférica el macizo-brasiliano para contInuar ha cia el este en Sudéfrica en el Sistema del Cabo, de acuerdo a este autor. En este ciclo se pueden raconocer los siguientes acontecImientos con posterio- ridad 2 los movimientos chénicos. a) La sedimentacién neopaleozoica * La culminacién del ciclo famatiniano con el ascenso de 1a Protoprecordillera {Roller y.Baldis, 1967), estructurada a través de corrimientos como los postulados por Baldis y CheblI (1969) y Baldis et al. (1982), levant6 la sierra de Tontal y posiblemen te acentué la estructuracién de la dorsal al. este de Villicum-Zonda. Si bien algunos au- tores tienden a disminulr la extensién longitudinal de la Protoprecordiilera (Vasquez et ‘al., 1981) aparentemente no hay dudas de su extensién desde la sierra del Tigre, al norte del rfo San Juan hasta la siérra de Tontal en la precordillera mendocina, £1 ordenamiento de las facies sedimentarias de los depésitos carbénicos permite reconstruir una secuencia fluvial progradante del este hacia el oaste (Vasquez et al., 1981; Criado Roque et al., 1981). Esta estarfa representada en el sector orlenta) de la Precordillera por las cuen- cas del Grupo Paganzo, mientras que ene! sector cccidenta} de la misma esta secuencia fluvial pasa a sistemas deltaicos que engranan.con sedimentitas marinas en las cuencas de Uspallata-Calingasta y RTo Blanco (Amos y Roller, 1965). En el sector is interno, Jas pelitas negras de la Formacién £1 Plata (Camiros, 1965) y equivalentes, o las li to- facies occidentales de Caminos (1979) representarfan Tutitas de. prode!ta en las que se interponen secuencias turbidfticas como las que se observan en la localidad de Vallecito, en el cordén del Plata. Hés al ceste Ia Formactén Alto Tupungato (Polanski, 1958), con- tiene tipicas “pudingas”, las que son interpretades como depésitos turbidfticos simitares a los anteriores. E) desarrollo de este sistema deltaico progradante hacia e! sector occi- a dental, alcanz6 una linea que desde la quebrada de Agua Negra en San Juan se extenderfa hasta la vertiente oriental dei cordén del Plata, Esta Ifnea [nterpreteda como Ifmite de la plataforma continental por Rolleri y Baldis (1967), podrfe quizés ser mis apropiadamen te considerada como ¢1 Ifmite de 1a plataforma deltatca, y por lo tanto no requefir mayo- res condiciones de profundidad. Esta interpretacién es mis acorde con la existencia de un z6calo de basamento precarbénico correspondiente al bloque aléctono de Chilenla, adosado ya al continente de Gondwana para esa gpoca. Estas Itofacies més Internas como se observa en Cruz de Cala, en tas margenes norte y sur del rfo Les Cuevas, presentan una Intensa de~ formaclén y un metamorfismo regional de bajo grado. b) El arco magm&tico gondwénico El magnatismo gondwéinico est& representado por une compleja secuencla de even- tos pluténicos y volcinicos, en los que se han reconocido diversas fases de mxima actIvi- dad durante e1 Carbénico y et Pérmico (Ramos y Ramos, 1979), atcanzando en parte el Trié- sico infertor. Los escasos andlisis geoquimicos disponibles muestran que corresponden a magmatitas calcoalcalinas normales, correspondientas a series del tipo Pacffico (Cofra y Koukharsky, 1976; Caminos, 1979p). El arco magmético se inicia con la Intrusién del batolito de Ia Costa a los 310 11 ma, como ha sido propuesto por Hervé at al. (1982), sobre Ta base de las Isécro- nas Rb/Sr calculedas para las metamorfitas de Pichi lem y por edades equivelentes obteni- das en biotita por K/Ar en los granitoides. £1 magmatismo se continuarfa en la Cordillera de la Costa hasta Ia base del Triésico:en este ciclo, con 1a Intrusién de stocks de eplzo na. Con posterioridad a la fase somuncdrica, el magmatismo migra hacia el este, lo- callzéndose el frente volcénico en la zona interna de la Cordillera Frontal. Allf se Ini- cla con un extenso vulcanismo andesftico a riolftico de varios centenares de metros de po- tencla y facies hipabisales péstumas de caracter mis Scido (Caminos,1979 b)..Las secuenclas basales estén compuestas por andesitas y dacitas hornblendiferas , en facies lSvicas, bre- chosas y piroclésticas (Gonzales Dfaz, 1958; Caminos, 1965), que Infrayacen.a rocas dacftl cas y rlolfticas. Esta zonacién vertical se puede también reconstruir hortzontalmente da- do que en la regién més Interna se hallan las andesitas y dacites en las secuencias basa - les, mientras que en el, sector mis externo predominan las facies ridlfticas, en su mayorfa de naturaleza ignimbritica. AsT mismo se observa una migracién de la edad de esas vulcani- tas: son pérmicas quizés haste triésicas basales, en el sector Intern de Ia Cordillera Frontal (Polanski, 1958; Caminos, 1979b), mientras que “hacia el este son exclusivamente trigsicas, come se observa en la Precordillera sanjuanina en el perfil.de Huaco (Furque, 1979) © en 61 borde occidental de tas Sierras Pampeanas de San Luis (Criado Roque et al., 1981). E1 continuo avance de} frente magnftico hacia el este, primero en 1a Cordille~ ra de la Costa durante ei Carbénico inferior, luego en la Cordillera Frontal durante el PErmico medio (252 ma, fase magmitica sanrafaética de Ramos y Ramos, 1979), y que se ex- tfende durante ¢l Tridsico Inferior a la zona m&s-orlental, permite reconstruir una zona de subduccién como buzante hacia el este (Criado Roque et al., 1981). Este vulcanismo es- t§ asociado a su vez aun importante plutonismo de edad principalemte p&rmica, compuesto por gabros, tonalitas, granodioritas y granitos con amplio predominio de estos Gltimos (Caminos, 1979b). Estas rocas Intruyen tanto a los depésitos carbénicos, como a las vulca- nitas pérmicas, La edad de esta fase intrusiva varfa de pérmica superior a trigsica infe- rior y se corresponderia con la fase hudrpica (Turner y Méndez, 1975; Ramos y Ramos, 1975 Una: factes acida Gltima, Interpretada como derivado péstumo comagmStico del en plazamiento pluténico (Quartino y Zardini, 1967) Intruye las vulcanitas y plutonitas des- criptas. c) La regién de antearco En el sector chileno ubicado al oeste del arco magmatico gondwénico se encuen- tra una serie de rocas metamérficas que fueron Identificadas entre los 29 y 35°S de lati- tud como un Dominio Costero Austral (SCD), el que ha sido interpretade como producido por secuencias sedimentarias depositadas sobre corteza oce4nica, ‘intensamente deformadas y me tamorfizadas, con gradientes de P/T de moderados a altos, en las que en Pichi lemu se. han Identificado esquistos glaucofénicos y facies de alta presién (Hervé et al., 1981). Estas secuenclas estarfan representando corteza oceénica acreclonada durante el proceso de sub- duccién (Hervé, 1982). Las metamorfitas de Tanumé mis orientates, completan un par metamérfico aparea do, con series de menor presién y temperatura, originadas a partir de una secuencla sedi- mentaria clastica de plataforma continental de edad inclerta. La edad de metamorfismo se- ra de 344 45 ma, stendo més viejas que las series occidentales acrecionadas (3107 11 ma pra los esquistos de Pichilemu) segin Hervé « (1982), sus relaciones isotépicas intetales 5r°7/86 inaican que la serie orfental (0,713) tiene valores mayores que la oc- cidental (0,706) corroborando la génesis propuesta (Hervé, 1982; Hervé et al., 1982). Estas caracterfsitcas mestran la exfstencia a partir del Devénico superior o €1 Carbénico basal de un margen activo, evidenctado por la existencla de un complejo de subduccién neopaleozoico, actualmente expuesto en la region de antearco, posiblemente me- diante mecanismos de levantamfento asociados = la convergencia sndica, como los postute- dos por Moore et al. (1983). Discusién y validez del Contin de Chilenia Como se ha visto con anterloridad la Idea de un continente pacifico represen- tado actualmente por la Cordillera de la Costa fue expifcitamente postulada por Windhau. sen (1931). Otros autores mis recientemente han propuesto la existencia de continentes como el Sudeste PacTfico (Martinez, 1980; Dalmayrac et al., 1980), aunque los mecanismos tecténicos para su aproximacién y los perfodos de colisién d tos. Teren de los aqui propues- En el sector de los Andes Centrales de) aqui considerado, la existencia de 1a microplaca de Arequipa, como un bloque aléctone acrecionado en el Paleozoico inferior, encuentra cada vez més evidencias que permiten reconstrulr su evolucién y colisién duran te la orogenta ocléyica (Coira et sl., 1982; Allmendinger et al., 1982; Mpodozis et al. 1983). Al estado actual del conocimiento es diffcil postular si la microplaca de Are, quipa constituye un Gnico continente con Chilenia o si son dos bloques aléctonos indepen dientes. La diferente evolucidr geol en especial en el sector norte chileno, 1981), inclina @ considerarlos como mi- croplacas independientes. Es interesante destacar que los tiempos de colisién son dife- tos terrenos durante el Paleozoico (Herwé rentes, mientras que la microplaca de Arequipa cclisioné y se acrecioné al continente de Gondwana al fines del Ordovicico - principios del Sildrico, la microplaca de Chilenia lo 99 ha hecho en el Devénico medio a superior. En la dilucidacién de éste y otros interrogantes es de vital importancia incre- mentar los datos paleomagnéticos existentes, en especial de las secuencias del Eopaleozoi- co, Hasta el presente los escasos datos disponibles para Chilenia corresponden al Neopal: zoico (Vilas y Yalencio, 1982). Estos autores encuentran para esa edad indicios de alocto- afa para la Cort lera Frontal en ta regiGn de Yalguaraz, aunque para @se época ambos con- tinentes habfan ya colisionado. Es por ello que parece improbable 1a aloctonia inferida en una de las explicaciones alternativas que presentan los datos paleomagnéticos. Los datos icos mesozoicos disponibles en el sector chfleno Indican que Chilenta era ya 1980) . Asimismo, las relactones entre et magnatismo de las Sierras Pampeanas y la acre cién de Chilenia no estén dun claras, debido a que la magnitud © historia de movimiento del lineamiento Valle Fértil, asf como la naturaleza del limite det basamento en los ce- paleomagné: Parte det continente sudamericano para e} Cretécico (Patmer et al. rros Valdivia, Barbosa y Las Salinas, son poco conocidos. La larga historia de deformacién de las sierras de Villictim y Chica de Zonda implica repetidos mov’ entos durante el Paleo. z0ico inferior y medio, mientras que la falta de material volcSnico en los estratos eopa- leozoicos de la Precordillera favorecerfa Importantes desplazamientos. Estudios estructu- rales de la regién donde el lineamiente Valle Fértil intersecta a la Precordillera y a la Cordiliera Frontal, pueden dituct r la tristoria de esta falla, aunque el scortamiento ndico sobreimpuesto, puede haber oscurecido completamente las condiciones paleozolcas. Como se puede observar en la figura 5, si bien e) Ifmite norte sur de Chilenia est definido por una sutura casi continue que marca el cinturén of {olftico descripto, son ain dudosos sus Ifmites transversales. Con respecto a su limite sur las Gnicas referen cias a la existencia de rocas mificas o ultramificas de rumbo transversalu eblicuo a la estructura Sndica, corresponden a las rocas ultrabésicas mencionadas por Alfaro et a1(1983) los 39°S de latitud, que podrfan marcar el Ifmite austral de Chilenia. Sin embargo al des- conocer las caracteristicas petrograficas y geoquimicas que permitan postular su génesis, es ain prematuro reconocerlo como Ifmite. La extensién del batolito neopaleozoico de 1a costa en forma intermitente entre los 30 y 32%de latitud, pero sin solucién de continuidad entre los 32 y 38°S, asf como las caracterfsticas de su basamento metamérfico diferente del aflorante mis al sur, son coherentes con un Ifmite aproximado a los 39°de latitud. La ubicacién préxima al mar- gen continental del batolito costero entre los 30 y 32°de latitud, Implicarta una conside- al_en la zona de subduccién como la postulada por Autland (1971) y Schweller y Kulm (1978). rable erosién cor! Conclusién: un modelo de evolucién tecténica de-los Andes Centrales para el Paleozoico Sobre la base de las caracteristicas geoldgicas descriptas, son sugeridos los siguientes estadfos de evolucién geolégica, que se ilustran en la figura | - Durante el inicio del ciclo famatiniano fue depositado a lo largo de la Precordillera un prisma de estratos miogecclinales. Estos estratos de plataforma calcdrea, que hacia el oeste estaban interdi: ados con estratos cl4sticos, de aguas m&s profunds, cubrian un an quo margen continental, que se adelgazaba hacia el oeste hacia una cuenca ocednica.Este margen fue activado durante el Cémbrico mediante el establecimiento de una zona de subduc cién, a la que se asocian los granitoides eopaleozoicos del margen veste del cratégeno CICLO FAMATINIANG. Amblone oosiniea T-CAMBRICO-ORDOVICICO MEDIO mn mie ay lie aasaL ‘E-CARBONICO Yetcanieme 04 @-choy0s “ ve foonowana Figura 6: Perfiles tecténicos esqueméticos que muestran las diferentes etapas reconocidas durante la acrecién de 1a microplaca “Chilenta’! al mar- gen continental de Gondwana durante e! ciclo famatiniano y ta migra cién de la zona de subduccién en el ciclo gondwénico. 108 central. De! io a los importantes desplazamientos horizontales que pudieron existir en- tre la Precordillera y su actual Ifmite con ias Sierras Pampeanas, es incierta la posi- cién latitudinal de este arco, pudiéndose hallar entre los 28 y 38°S de latitud. 41 ~ Durante el Ordovicico medio. a superior la posible subduccién de un rift ocednico produjo la interdigitacién de intrusivos y lavas maficos con los sedimentos derivados de} margen continental. En ciertos sectores, remanentes de una corteza ocednica , fueron obductados al margen continental. A este episodio se relaciona una etapa de deformacién que puede haber controlade 1a formacién de dorsales y el desarrollo de conglomerados so bre las secuencias-carbondticas mis antiguas. 1UL - Durante el Sildrico y el Devénico inferior continuS 1a subduccién a lo largo del margen occidental de la Precordillera controlando la deformacién y la sedimentacién. La dorsal del margen occidental del abanico Punta Negra fue formada como un prisma acrecio nal, donde los abanicos profundos de! Devénico inferior rellenaron la.cuenca de antear- co. Las melanges tecténicas del flanco oriental de las sierras de Villicum y Chica de Zonda, representan tanto desplazamiento gravitacional de olistolitos procedentes de las dorsales levantadas por falla, como deformacién sinsedimentaria por movimiento de esas mismas fallas, IV - Durante la deformacién chdnica en el Devénico medio a superior, el micracontinente de Chilenia , que se hallaba adosado a Ia placa ocednica subductada, colisioné contra e! margen continental precordillerano. Esto produjo una intensa deformacién en la Precordi- Mera occidental criginando 1a Protoprecordi tera, Aunque la Precorditlera central resis t16 una deformacién significativa, el acortamiento se produjo en alguno de Jos mayores lineamientos pre-existentes hacia el este. Los depésitos marinos carbénicos traslaparon la ‘suture y la depresién tecténica del margen oriental de 1a corteza de Chilenia. Kés hacia ei este, la deposicién fue no marina indicando un camblo mayor en el regimen de subsidencia de la regién. En las Sierras Pampeanas un importante levantamiento y erosién concomitante, estuvieron relacionadas a! cese de 1a subducclén y del arco magmético. Es, ta fase produjo el rejuvenecimiento de muchos plutones antiguos y explicarta 1a edad car, bénica de algunos de etlos. V - Durante el Carbénico y el Permo-Tridsico la subduccidn se establecié a lo largo del nuevo margen pacifico de Sudamérica, ai ceste de la microplaca de Chilenia. E] arco mag- mético asociado a esta subduccién migré hacia el este a través del tiempo, produciendo los intrusivos carbénicos en la Cordillera de la Costa y el extensivo vulcai mo y pluto Nismo permo-triasico de la Cordillera Frontal y en menor medida, los asomos volcénicos de Precordillera y del margen occidental de Sierras Pampeanas. AGRADECIMEENTOS. Los autores desean expresar su agradecimiento a los doctores 8. Baldis, E. U- liarte, R, Caminos, C. Mpodozis, J. Davidson, F. Hervé y E. Godoy por sus interesantes observaciones durante e] reconocimiento de campo, asf como al Serviclo Geolégico Nacional, 9 COPSTOC (Cornell Program For Study of the Continents), Petroleum Research Fund of Ameri- can Chemical Society # 13297-ACZ y a la N.S.F. grants EAR-7911876; EAR-8025890; EAR-8206787; EAR-8206172 y EAR~8307599 por €1 apoyo recibido. to2 El presente es una contribucién a los programas 192 - “Cémbrico y Ordovicico de Latino- amée fea! (GCP) y del GT2 del CAPLI. Cornell Contribution # 791. LISTA DE TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO ALFARO, G.; J.FRUTOS; S.COLLAO y S.HELLE, 1983. Los sulfuros masivos de la Cadena andina paleozoica en la Cordillera de la Costa, Sur de Chile. I1*Congr. Nac. Geol. Econ., Actas, 11:337-360, San Juan. ALLMENDINGER, R.W.; V.A.RAMOS; T.E.JORDAN; H.A.PALKA y 8.1. 1SACKS, 1982. Paleogeography and Andean structural geometry, Northwest Argentina. Tectonics, 2(1):1-16, Wa - shington. re AMOS, J.A. 1954. Estructura de las Formaciones paleozoicas de 1a Rinconada, pie oriental de la sierra Chica de Zonda (San Juan). Asoc. Geol. Arg., Rev., 1X(1):5-38, Bue- nos Aires, APARICIO, E.P. y A.J.CUERDA, 1976. Nuevos hallazgos de graptolitos en la vertiente occi- dental de la Precordiliera de San Juan. Calingasta. Ameghiniana, Xtlt (2): 159-168, Buenos Aires. BALDIS, B., 1975. Acerca de la estructura profunda de la Precordillera Centra}. Rev. Mi- Mera, XXXI11 (1-2): y G. CHEBLI, 1969. 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