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PR RoC e eae Lee aT aT LAFCADIO HEARN “* Lafcadio Hearn — Yakumo Koizumi UN KARMA PASIONAL [A Passional Karma] Una de las atracciones habituales de la escena teatral de Tokio es la representacién de Boran Daré, «La linterna de peonia», puesta en escena por el célebre Kikugoré y su compafifa. Esta inusual pieza teatral, cuya accién transcurre en la segunda mitad del siglo pasado, es la dramatizacién de una novela del famoso Enché, escrita en japonés coloquial y ambientada en Jap6n, si bien esté inspirada en un cuento chino. Asist{ a su representacién y es asi como me fami- liaricé, de la mano del propio Kikugord, con el placer por lo terrori- fico. —;Por qué no acercar a los lectores ingleses la parte fantastica dela historia? —sugirié un amigo que, de cuando en cuando, me gufa por los laberinticos senderos de la filosofia oriental-. Serfa un buen modo de explicar las ideas populares relativas al mundo sobrenatu- ral'y que no son muy conocidas por los occidentales. Yo podria ayu- darte con la traduccién’. Acepté la sugerencia de buen grado y redactamos el siguiente resumen de la parte mas extraordinaria de la novela de Enchd. En ciertos momentos fue necesario condensar la narracién original, pero procuramos mantenernos fieles a los didlogos, pues resultan de gran interés psicolégico. SSS (1) En 1884 Ench6 Sanyutei realiz6 una adapeacién para rakugo del cuento Botan ‘Dore, zumentando su contenido con mayor informacién sobre los personajes y creando rene seeundarias, La obra se hizo muy popular yen julio de 1892 fue adaptada para el teatro kabuki bajo el rfulo Kaidan Botan Dard. La presente adaptacion de Lafcadio Hearn, publicada en 1899, esté basada en esa ima. (N. de la.) Ee Lafeadio Hearn I Hace tiempo vivié en el distrito de Ushigomé, en Yedo, un hatamote llamado Iijima Heizayémon, cuya hija, Tsuyu, era tan hermosa como su nombre, que significa «Rocfo de la Mafiana. Tijima se cas6 por segunda vez cuando su hija tenfa dicciséis aios, pero viendo que Q-Tsuyu no se llevaba bien con su madrastra, ordené construir una hermosa villa en Yanagijima, una residencia independiente, donde Ja joven se trasladé con una excelente doncella, llamada O-Yoné, encargada de velar por ella. O- Touyu vivid feliz en su nuevo hogar hasta que un dia recibié la visita del médico de la familia, Yamamoto Shijd, que venfa acom- pafiado de un joven samurdi llamado Hagiwara Shinzaburd, que residia en el distrito de Nedzu. Shinzaburé era un muchacho cxcepcionalmente belo y muy atentos asi los dos j6venes se enamo- won nada mds verse. Antes de que la breve visita llegara a su fin, los enamorados se comprometieron de por vida sin que el doctor pudiera oirlos. A la hora de la despedida O-Tsuyu Je susurré al muchacho: _Recuerda, si no vuelvo a verte, te aseguro que moriré, Shinzaburd nunca olvidé estas palabras. Vivia anhelante de volver a ‘ver a O-Tsuyu, Sin embargo, el protocolo le impedia visitarla sin un acompafiante; asi que estaba obligado a esperar la invitacién del doctor para acompafiarlo en una segunda ocasién, cosa que este le habfa prometido. Por desgracia, el anciano no cumplié su promesa. Se habia percatado del repentino afecto de O-Tsuyu hacia el joven y temfa que el padre de la muchacha le hiciera responsable de las post bles consecuencias. Iijima Heizayémon tenfa fama de decapitar a sus SS (2) Los batamoto eran los samurdis que formaban las fuerzas militares del Shogun. La traducciGn literal del término es elos que portan la banderay. Consticuian Ia clase mds alta steve samurdis no s6lo como vasallosinmediatos del Shogun, sino también como aristo- cracia militar. (N. del A.) ao Un karma pasional enemigos. Cuanto més pensaba Shijé en lo que podfa llegar a ocu- rrir si acudia con Shinzaburé a la residencia lijima, més miedo sen- ta. Por lo tanto se abstuvo de frecuentar a su joven amigo. Pasaron los meses y O-Tsuyu, que desconocia la verdadera causa de la indiferencia de Shinzaburé, creyé que este habia desdefiado su amor, La muchacha languidecié y murié. Poco después, su fiel sir- vienta O-Yoné también murié debido al dolor que le causé la pérdi- da de su joven sefiora y fueron enterradas una al lado de la otra en el cementerio de Shin-Banzu-In, un templo que atin hoy puede visi- tarse en el vecindario de Dango-Zaka, donde anualmente se cele- bran las famosas muestras de crisantemos. 0 Shinzaburd desconocia todo lo que habia sucedido, pero aun asi, su disgusto y su nerviosismo derivaron en una prolongada enfermedad. Ya se estaba recuperando poco a poco, aunque atin estaba muy débil, cuando recibié la visita de Yamamoto Shijé. El anciano se excus6 por la aparente indiferencia que habia mostrado hacia él en los meses anteriores. Shinzaburs le dijo: —He estado enfermo desde el comienzo de la primavera... Inclu- so atin hoy en dia apenas puedo comer... No te parece que has sido un desconsiderado al no venir a verme? Cre{ que volveriamos juntos a visitar la casa de la dama de lijima. Queria llevarle un pequefio presente en agradecimiento al amable trato que nos dispensd. Obviamente no podia ir yo solo. Siento mucho tener que decirte esto —respondié Shijé con seriedad-, pero la joven dama ha muerto. —{Muerto! ;Has dicho que ha muerto? —repitié Shinzaburé com- pletamente palido. El médico permanecié en silencio durante un momento, como si estuviera ordenando sus pensamientos y, a continuacién, relaté los hechos brevemente, decidido a no darle mayor importancia al asunto: —67— Lafeadio Hearn Mi gran error fue presentirtela, pues parece que se enamoré de tien cuanto te vio. Me temo que pudiste decir algo que alentara su afecto mientras estuvisteis juntos. En fin, me di cuenta de sus senti- mientos hacia ti y no pude evitar preocuparme. ‘Temia que su padre pudiera descubrirlo y me culpara de todo. Asi que, para ser sincero, decid que serfa mejor no visitarte, y durante este tiempo me he abs- tenido de frecuentar tu casa. Pero hace unos dias estuve en la casa de Iijima y me enteré, para mi sorpresa, de que su hija habfa muerto y de que su sirvienta O-Yoné habia fallecido poco después. Al recor- dar nuestra visita a la dama supe que habia muerto de amor por ti... [Riendo) ;Ah! En verdad eres un pecador miserable! ;Si, lo eres! [Riendo| zAcaso no es un pecado haber nacido tan hermoso como para que las mujeres mueran por tu amor?.. [Con seriedad| Bueno, dejemos a los muertos con los muertos. Ya no tiene sentido seguir hablando del tema; ahora lo tinico que puedes hacer por ella es repe- tir el Nembutsu’... Hasta la vista! Y el anciano se retiré de inmediato, deseoso de poner fin ala con- versacién sobre aquellos trdgicos hechos de los que se sentfa invo- luntariamente responsable. il Las noticias de la muerte de O-Tsuyu afectaron terriblemente a Shinzaburo. Pero, en cuanto se sintié capaz de pensar con claridad, esctibié el nombre de su amada en una tablilla funeraria y la colocé en el altar budista de su casa pata realizar ofrendas diarias y recitar oraciones en su memoria. El recuerdo de O-Tsuyu siempre estaba presente en su pensamiento. La vida de Shinzaburd transcurria monétona y solitaria, nada (3) Quizd este didlogo resulte extraiio para el lector occidental, pero es totalmente fel al texto dramético. Toda la escena es tipicamente japonesa. (N. del A.) (4) La invocaci6n Namu Amida Bussu («Alabado sea el Buda Amitibha») se repite como oracién en memoria de los muertos. (N. del A.) —68— Un karma pasional alteraba su melancélica rutina. Cuando llegé la época del Bon, el gran Festival de los Muertos que comienza el décimo tercer dia del séptimo mes, preparé y decoré su casa para la celebraci6n., Colgé las linternas que gufan a los espiritus en su viaje al mundo mortal y deposité alimentos para los fantasmas en el shdryddana, el Estante de las Almas. En la primera jornada del Bon, tras la puesta de sol, pren- dié una lamparilla ante la tablilla de O-Tsuyu y encendié las linternas. Era una noche clara y Ja luna Ilena relucta hermosa. El calor era asfixiante, apenas soplaba una leve brisa. Shinzaburd salié al porche buscando el frescor de la noche. Vestia un quimono ligero de verano para soportar el calor. Se senté alli y se perdié en sus pensamientos, sus ensofaciones y sus tristezas; de vez en cuando se abanicaba 0 encendfa incienso para espantar a los mosquitos. Todo estaba en calma, Su vecindario no estaba muy poblado y apenas habia pasean- tes aquella noche. Solamente se escuchaba el suave murmullo de un arrollo cercano y el siseo de los insectos nocturnos. De repente, el eco de unas geta’ de mujer rompié la tranquilidad de la noche —hara-kon, kara-kon-, el sonido se aproximaba mas y nds, répidamente, hasta que alcanzé el seto que rodeaba al jardin. Shinzaburo, movido por la curiosidad, se irguié y se puso de punti- llas para mirar por encima del seto. Vio a dos muchachas caminan- do. Una de ellas, que portaba una bonita linterna decorada con flo- res de peonia®, parecfa una sirvienta; la otra era una esbelta joven de unos diecisiete afos vestida con un quimono de manga larga borda- do con disefios de motivos otofales. En el mismo instante en que las (6) Komageta en el original. Las geta son unas sandalias 0 zuecos de maderas exsten muchas vatiedades y algunas de ellas son realmente elegantes. Las komageta 0 «Geta de ponip reciben su nombre por el sonoro eco que producen, similar a los cascos de un caballo al golpear contra cl suelo. (N. del A.) (6) Este tipo de linterna ya no se fabrica. La imagen que acompaia la historia nos ayuda a comprender mejor st forma. Se rata de un tipo de linterna completamente dife arate alas linternas domésticas modernas, hechas a mano y en las que se dibuja el blasén familiar del propicraio. Se parece més bien a las linernas que se fabrican para el Festival de Jos Muertos y que se conocen como Bon-Déré. Las flores de la ornamentacién no s¢ pintan ni se dibujan: son flores artificiales realizadas en papel de seda que se sujetan a la parte superior de la linterna. (N. del A.) —69— Lafeadio Hearn dos jévenes volvieron sus rostros hacia Shinzaburd, este pudo reco- ocer para su asombro, a O-Tsuyu y a su sirvienta O-Yoné. Las mujeres se pararon de inmediato y la muchacha exclamé: Oh! ;Qué extraftol .. . jHagiwara Samal Shinzaburd llamé a la sirvienta casi al mismo tiempo: ;O-Yoné {Ti eres O-Yoné..‘Te recuerdo muy bien. Hagiwara Sama! ~exclamé O-Yoné aténita-. (Habria jurado que es imposible... Sefior, nos dijeron que habfais muerto. —jAsombroso! ~exclamé Shinzaburd-. También a mi me dijeron que las dos habjais muerto. ~,Qué pérfida hiscorial —contesté O-Yoné-. ;Por qué repetir estas palabras tan desafortunadas? ;Quién os lo dijo? —Por favor, entrad, aqui podremos hablar con mayor comodidad. La entrada al jardin esté abierta ~dijo Shinzabur6. De modo que las mujeres entraron. Tras intercambiar saludos, y una vez que Shinzaburd las hubo acomodado, les dijo: ~Confio en que perdonéis mi descortesia por no haberos visitado durante tanto tiempo. Shijd, el médico, me dijo hace un mes que ambas habjais muerto. As que fue él quien os lo dijo? ~exclamé O-Yoné-. Ha obrado con malicia al decir una cosa semejante. También fue Shijo quien nos conté que vos habiais muerto, Creo que trataba de engafiaros y no le resultd complicado porque sois confiado e ingenuo. Es proba- ble que mi sefiora se haya dejado traicionar por sus actos 0 sus pala- bras en determinado momento, revelando asi su afecto por vos. Esto puede haber llegado a oidos de su padre. Quiz O-Kuni, su nueva esposa, ide6 el engafio y le pidié al médico que os informara de nuestra muerte para precipitar la separacién. Cuando mi sefora recibié la noticia de vuestro fallecimiento, quiso rasurarse la cabeza para entrar en un convento. Por fortuna pude convencerla de que hho se cortara el cabello y, finalmente, la disuad{ para que se convi tiera en monja sélo en su corazén. Tiempo después, su padre quiso casarla con cierto joven, pero clla rchus6. Hubo muchfsimos proble- mas, principalmente provocados por O-Kuni, y decidimos abandonar =70— Un karma pasional Ja mansién. Encontramos una casita en Yanaka-no-Sasaki. Alli hemos estado durante este tiempo, realizando algiin pequefio traba- jo para vivir... Mi sefhora ha estado repitiendo el Nembutsu en v emoria vuestra constantemente. Hoy, como es el primer dia del Bon, habfamos salido para visitar los templos; ya estibamos de regreso a casa cuando este extrafio encuentro ha tenido lugar. Qué extraordinario! —Shinzaburd se maravill6 3s verdad 0 es sélo un suefio? jYo también he recitado el Nembutsu una y otra ver ante una tablilla que lleva su nombre! jMirala! Y les mostré a las muchachas la tablilla de O-Tsuyu, que ocupaba un lugar en el Estante de las Almas. _Estamos mas que agtadecidas por vuestro amable gesto de recuerdo -respondié O-Yoné con una sonrisa~. En cuanto a mi sefiora-continué la sirvienta volviéndose hacia O-Tsuyu, que habia permanecido en silencio durante la conversacibn, ocultando con recato parte de su rostro con la manga~, en cuanto a mi sefiora, dice que no le importarfa que su padre la repudiara durante sus siete exis- tencias’, o que incluso la matara, por vuestro amor. Tenemos que irnos. O acaso permitiréis que se quede aqui esta noche? Shinzaburd palidecié de alegria y respondié con vor trémula de emocién: _Por favor, quedaos; pero hablad en voz baja porque mi vecino es muy curioso. Es un ninsomi® \lamado Hakudds que lee el futuro en los rostros de las personas. Es mejor que no esté al tanto de vucstra presencia, Las dos muchachas pasaron aquella noche en la residencia del joven samurai y regresaron a su casa por la mafiana temprano, un poco antes de la salida del sol. Y estuvieron volviendo cada noche SS (7) «Durante sus siete existencias», es decir, durante cl tiempo de siete vidas sucesivas. En el ceato y en la novela japoneses es habitual representar a un padre que repudia a un hijo edurant su siete existencia». Este rechazo se conoce como shichi-sho madé no mado, tepuslado por un periodo de siete vidas, y significa que, en stay em Jas proximas seis vidas, ‘Tj ola hija indsciplinados continuarén suiendo el desprecio de sa padre, (N. del A.) (8) Esta profesién existe todavia. El ninsomi emplea una especie de cristal de aumento (aveoes se trata de un espeo) llamado sengankys o ninsomégant (N. del A.) i Lafeadio Hearn -ya lloviera 0 soplara el viento— hasta completar siete noches, siempre a la misma hora. Shinzaburé se sentfa cada vez mds unido a O-Tsuyu. Ambos jévenes sentfan cémo los sutiles lazos de la ilusién los ataban el uno al otro con més fuerza que unos grilletes de hierro. IV En una pequefia casa contigua a la residencia de Shinzaburs vivia un hombre llamado Tomozé junto con su esposa, O-Miné, Ambos tra- bajaban para Shinzaburé como sirvientes y eran fieles y leales a su joven sefior pues, gracias a él, podian vivir desahogada y cémoda- mente. Una noche, a una hora muy tardfa, Tomozé escuché una voz de mujer que provenia de los aposentos de su sefior, lo cual le causé cierta preocupacién. Temia que Shinzaburé, al ser un muchacho tierno y carifioso, estuviera siendo objeto de algtin cruel engafio licencioso y, sin duda, el personal doméstico era siempre el primero en sufrir las consecuencias de este tipo de actos. Por lo tanto decidié espiar a su sefior. A la noche siguiente entré sigilosamente en la morada de Shinzaburé y curiosed a través de una rendija de las puer- tas correderas. Dentro del dormitorio, el brillo de una lampara le permitié observar a su sefior y a una extrafia mujer conversando, protegidos por la mosquitera. Al principio no pudo distinguir a la mujer con clatidad, Estaba de espaldas y s6lo podia percibir que era muy esbelta y que parecia ser muy joven a juzgar por el estilo de su peinado y de su atuendo?. Tomozé acercé la oreja a la rendija para escuchar mejor. -En caso de que mi padre me repudiara, gme permitiriais vivir aqui con vos? —pregunté la mujer. Os prometo que s{—respondié Shinzaburd—, y ademas estaré (9) La forma y el color del vestido, asi como el peinado, estén regulados por la tradi- cién japonesa segin la edad de la mujer. (N. del A.) 7 Un karma pasional encantado. Pero no hay razones para pensar que vuestro padre pueda trataros con tal dureza, pues sois su tinica hija y os ama con todo su coraz6n. Mi verdadero temor es que algtin dia el cruel desti- ho nos separe. —Nunca, jamés podré ni tan sélo pensar en aceptar a otro hom- bre por marido. Aunque nuestro secreto saliera a la luz y mi padre me matase por lo que he hecho, incluso entonces, después de muer- ta, jamds podria dejar de pensar en vos. Ahora estoy segura de que vos tampoco podriais vivir sin mi. A continuacién, se arrimé a su amado y posando los labios sobre el cuello del joven, le acaricié y él le devolvié sus caricias. Tomoz6 escuchaba la conversacién maravillado, pues el lenguaje empleado por la mujer no era el de la gente comin, sino el de una dama de alto rango"’. Tan maravillado estaba que decidié, por muy arriesgado que fuera, ver el rostro de la dama, asi que se deslizé con sigilo alrededor de la casa, escudrifiando aqui y alla por cualquier grieta y cualquier rendija hasta que por fin pudo verla. Entonces, un gélido estremecimiento recorrié su cuerpo y se le erizé el pelo. Vio con sus propios ojos el rostro decrépito de una mujer que lle- vaba largo tiempo muerta, los dedos que acariciaban eran mero hueso, la parte inferior del cuerpo no existia: era una especie de sombra ondulante que se arrastraba por el suelo. Donde los ojos del crédulo enamorado veian juventud, belleza y gracia; los ojos del sir- viente sdlo vefan el horror y el vacio de la muerte. Habfa también en Ja habitacién otra figura femenina de forma atin més extrafia que se levanté y se dirigié hacia el sirviente, como si se hubiera percatado de su presencia. En ese momento, presa del pdnico mas atroz, Tomozé6 huyé hacia la casa de Hakudd6 Yusai y logré despertarlo tras llamar frenéticamente a la puerta de su residencia. (10) Bl Lenguaje empleado por los samurdis y ls clases superiores diferfa enormemente del lenguaje popular; pero me resulta imposible reflejar estas diferencias en nuestro idioma. (N.delA) =73— Lafeadio Hearn Vv Hakudd6 Yusai, el ninsomi, era ya un hombre muy mayor. En sus tiempos habfa viajado con frecuencia y habja visto y ofdo tantas cosas que ya no se sorprendia con facilidad, Sin embargo, el relato del aterrorizado Tomoz6 le inquieté y le impresioné por igual. Habia leido en antiguos libros chinos acerca del amor entre los vivos y los muertos, pero jamés lo habfa considerado posible. No obstan- te, estaba convencido de que Tomozé no lo estaba engafiando y que algo muy extrafio estaba sucediendo en la residencia de Hagiwara. Si las palabras del asustado sirviente eran ciertas, el joven samurai esta- ba condenado. —Si la mujer es un espectro —explicé Yusai-, es seguro que tu sefior morird muy pronto, a no ser que hagamos algo para evitarlo. Si se trata de un fantasma, su rostro estard impregnado de signos de muerte. El espiritu del vivo es yaki, puro; el espiritu del muerto es inki, impuro: uno es Positivo y el otro Negativo. Aquel cuya esposa es un fantasma no puede vivir. Incluso aunque su sangre contenga la vitalidad de un centenar de afios, esa fuerza pronto se evaporard... Aun asi, haré todo lo que esté en mi mano para salvar a Hagiwara Sama. Mientras tanto, Tomoz6, no comentes nada de lo sucedido con nadie, ni siquicra con tu mujer. A la salida del sol iré a visitar a tu sefor. VI Al dia siguiente, Shinzaburo, interrogado por Yusai, negé haber recibido la visita de ninguna mujer, pero viendo que su ingenua tac tica era inditil y sabiendo que las intenciones del anciano eran bue- nas, confesé la verdad y explicé sus motivos para mantenerlo en secreto. En cuanto a la dama de lijima, dijo, tenfa la intencién de convertirla en su esposa tan pronto como fuera posible. — 7h Un karma pasional —jTerrible locura! —exclamé Yusai alarmado-. Debéis saber, sefior, que las personas que os han estado visitando noche tras noche estan muertas. jSois presa de una espantosa quimera! jEl simple hecho de haber creido durante tanto tiempo que O-Tsuyu habfa muerto, de repetir el Nembutsu y hacer ofrendas en su memoria, es en sf una pruebal. carnadas manos os han acariciado!... En este preciso instante puedo ver las marcas de la muerte en vuestro rostro, aunque vos no lo jLos labios de la muerta os han tocado, sus des- credis... Prestad atencién a mis palabras, sefior, si desedis salvaros, pues de otro modo en menos de diez dias estaréis muerto. Esas mujeres te dijeron que residian en el distrito de Shitaya, en Yanaka- no-Sasaki. ;Alguna vez habéis ido a visitarlas alli? No, por supuesto que no! Entonces habéis de ir hoy a Yanaka-no-Sasaki cuanto antes para buscar su casa... Y tras haber pronunciado este consejo con la mayor sinceridad y vehemencia, Hakudd6 Yusai se marché. Shinzabur6, que no estaba totalmente conyencido, aunque si asusta- do, reflexioné unos instantes y decidié ir a Shitaya siguiendo el conse- jo del ninsomi. Atin era por la mafiana temprano cuando llegé al dis- trito de Yanaka-no-Sasaki para buscar la residencia de O-Tsuyu. Recorrié cada calle y cada callején, ley todos los nombres escritos a Ja entrada de las casas, pregunté siempre que tuvo oportunidad, Pero no encontré ninguna vivienda parecida a la que O-Yoné habfa descrito; ni nadie supo decirle de una casa habitada tinicamente por dos mujeres. Al ver que su biisqueda resultaba initil, Shinzaburo regresé a casa por un atajo que atravesaba los limites del templo Shin-Ban-zui-In. De repente, dos tumbas recientes Ilamaron su atencién, Estaban situadas una al lado de la otra en la parte de atrds del templo. Una de ellas tenia una l4pida sencilla, como la que corresponderia a alguien de rango humilde; la otra era mds grande y elegante y ante ella col- gaba una linterna de peonfa que probablemente haba sido deposita- da alli durante las celebraciones del Festival de los Muertos. De iF Lafeadio Hearn inmediato Shinzaburé recordé que la linterna de peonia que llevaba O-Yoné era pricticamente igual y la coincidencia le result6 extrafia. Observé las tumbas con detenimiento pero en ellas no descubrid nada, Como en ninguna de ellas estaba inscrito ningiin nombre, slo el kaimyé budista o «plegaria péstumay, Shinzaburd decidié buscar informacién en el templo. El monje que le atendié le dijo que la tumba més grande habfa sido erigida recientemente para la hija de Iijima Heizayemon, el hatamoto de Ushigomé; y la més pequetia correspondfa a su sirvienta, O-Yoné, que habia muerto de pena poco después del funeral de la joven dama, Entonces, en el recuerdo de Shinzaburs, las palabras de O-Yoné cobraron un nuevo significado mds siniestro: «Decidimos abandonar la mansién y encontramos una casita en Yanaka-no-Sasaki. Alli hemos estado durante este tiempo, realizando algtin pequefio trabajo para vivir... Ciertamente, las tumbas eran una casa muy pequefia, y estaban en Yanaka-no-Sasaki. Pero ja qué se referfa con «pequeito trabajo»? Presa del pénico, el samurdi corrié con todas sus fuerzas hacia la casa de Yusai y, una vez alli, le suplicé consejo y ayuda. Pero Yusai declaré que no podia serle de utilidad en un caso asi. Todo lo que podia hacer era enviar a Shinzaburo al sacerdote Ryéseki, el superior de Shin-Banzui-In, para que le proporcionara asistencia religiosa. VIL El sacerdote Rydseki era un hombre instruido y venerable. Sus visio- nes espirituales le permitian comprender el secreto de cualquier sufrimiento y la naturaleza del karma que lo causaba, Escuché la historia de Shinzaburé sin inmutarse y le dijo: Un grave peligro se cierne sobre ti por causa de un error cometi- do en uno de tus anteriores estados de existencia. El karma que te ata a la muerta es muy fuerte; pero si intentara explicarte su natura- Jeza no lo entenderias. Por tanto, sélo te diré que la mujer muerta no desea hacerte dafto, ni estd enemistada contigo; mas bien al contra- =76— Un karma pasional rio, esta dominada por el amor pasional que siente por ti. Probable- mente, la chica ha estado enamorada de ti durante mucho tiempo, un tiempo que comienza antes de tu vida presente y que se remonta a tres 0 cuatro existencias pasadas. Por lo que parece, aunque la mujer cambia de estado y condicién en cada uno de sus renacimien- tos, no ha podido dejar de perseguir tu amor. Asi pues, no sera facil escapar de su influencia... Voy a entregarte este poderoso mamori''. Fs una imagen de oro puro del Buda llamado Tathagata del Sonido del Mar —Kai-On-Nyérai-, pues su predicacién de la Ley resuena por toda la tierra como el sonido del mar. Esta pequefia imagen es un shiryé-yoké', que protege a los vivos de los muertos. Debes lle- varla dentro de su funda y cerca de tu cuerpo, preferiblemente en el fajin...También realizaré en el templo el ritual del segaki'* para ali- viar tu atormentado espiritu... Aqui tienes un sutra sagrado llama- do Ub6-Darani-Kyo', 0 «Sutra del Tesoro Lluvioso». Debes procu- rar recitarlo cada noche en tu casa, nunca lo olvides... También te (11) La palabra japonesa mamori tiene tantas acepciones como nuestro vocablo «arn leton, Seria imposible hacer referencia en una nota. pie de pigina de la enorme variedad de

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