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Revista de cultura Afio XVII + Neimero 48 Buenos Aires, abril de 1994 Sumario 10 7 Adriin Gorelik, Buenos Aires necesita futuro, La izquierda portena, la poliica urbana y la reforma constitucional José Aried, Hay formas socialistas de resolver la crisis urbana? Graciela Silvestri, La convencidn verde. Contra la naturalizacién ecologista de la vida urbana ©. Mongin, J. Roman y R. Jahanbegloo, Eldeterioro de Occidente: conversacién con Comelius Castoriadis Beatriz Sarlo, El relativismo absoluto o edmo el mercado y ta sociologta reflexionan sobre esiética Sergio Che} sropia Daniel Samoilovich, Lo que se puede ver y lo que se ve Carlos Altamirano, periencia y expectativa Hugo Vezzetti, Jacques Lacan: la obra y el hombre Las ilustraciones de este niimero son grabados de Félix Eledzar Rodriguez (Buenos Aires. 1955). Consejo de direcei Carlos Altamirano José Aricé (1931-1991) Adridin Gorelik Maria Teresa Gramuglio Juan Carlos Portantiero Hilda Sabato Beatriz Sarlo Hugo Vezzetti Directora: Beatriz Sarlo Suscripeiones Paises limitrofest 40 USS (6 ndmeros) Resto del mundo: 50 USS (6 niimeros) Argentina: 18 USS (tres nimero Punto de Vista recibe toda su correspondencia, giros y cheques nombre de Beatriz Sarlo, Casilla de Correo 39, Sucursal 49, Buenos Aires, Argentina. Teléfono: 952-5374 ‘Composicién, armado e impresién: Nucvo Offset, Viel 1444, Buenos Aires, Buenos Aires necesita futuro La izquierda portena, la politica urbana y la reforma constitucional Adridn Gorelik Ha ocurrido algo muy extraflo en el acuerdo peronista-radical para larefor- made la Consitucidn, que puede afec tar de modo decisivo el futuro de Bue- nos Aires: la inclusiOn imprevist de la ropuestade wn nuevostatus poliiico de autonomia para la ciudad, Hasta cnton- cs parecfa haber un relativo consenso —aunque también muchas resister cias—s6losobre lacleccién directa del intendente. No haba entrado en el de- baie la evidencia de que un intenden clecto democrética tendrfa mayor capacidad que los in- tendentes delegados del presidente pa- ra resolver los graves problemas de la ciudad: con ef mantenimiento de Ia ac ‘wal superposiciGn de jurisdiceiones, sin ‘control municipal sobre el transporte y 4a infraestructura, sin control sobre la policfa, y con la limitacién tradicional de las atribuciones impositivas y de las ‘cuolas de coparticipacién, el nuevo in- tendente verfa muy limitadas sus posi- bilidades de disefiar una politica (ransformadora; mds limitadas incluso queahora, porque habria dejadode for- mar parte del gabinete nacional y debe- ria pelear por los recursos de la ciudad posiblemente con un gobierno de otro color politico. Pero, por fuera de los problemas de gestiGn urbana, la demo- ‘cratizacién del gobiemo estaria lejosde ‘cumplirse s6lo con la eleccién de un Poder Ejecutivoque, como vimos, ibaa poder ¢jecutar muy poco. Sil Presi dente sigue siendo el «jefe inmediator de la ciudad (como To define la Consti tucidn), se generarfan permanentes ictos entre poderes elegidos de- mocréticamente.' Pero, ademds, Buenos Aires tampoco tiene Legistatura propia por dele- : jamento nacional) ni jus- 1 local: de modo que la elec di- del intendente no volveria mas soberanos a los ciudadanos, ni mas f4- ciles de resolver a sus problemas. Ahora bien, estas evidencias noes- taban contempladas por ninguna de las Propuestas conocidas antes del pacto: niladel exministro Gustavo Béliz, que a Ia eleccién directa del intendente agregaba dnicamente una particién ab- surda de la ciudad en ss con el declarado objetivo de reestructurar el mapa electoral portefio (cuando toda- via ese mapa estabsa hegemonizado por 1 radicalismo), y las de los diputados Jorge Argiiello y Gabriela Gonzalez 1, La adehildad» del Intendeate de Buenos Aires se desjende, pincipaliment, de la super ppsiciba de sarsdicciones: no slo el presidente puede itervenirdiectamente, como ea la dec sign de converts a Palermo en pista de carrera; sino que hay castidad de funciones, conrales para una politica urbana, a la Gbita nacional transporte, xvicios piblicas,policia. De todos mesos, poogo sdcbilidads eatre coms, por: aque e53 supeposiciga le quita poder poeo ‘mismo tiempote da impunidad, yes oqueexen Ia base del foncionamiento mafioeo dela Muni ‘ipalidad. Gass, del justicialismo respectivamente, que disputabanenese mismo terreno la cantidad de particio- ‘esalsistema tradicional deparroquias. Pero, de pronto, aparece como uno de Jos puntos bdsicos del pacto Menem- Alfonsin la posibilidad de que Buenos Aires tenga gobierno propio, con sus tres poderes y su constitucién, que le darian un tipode organizaciGn politico- administrativa similar al dena provin- cia. Este es, podria decirse, el misterio de origen deesta propuestaen el acuer- do para la Constituyente, GPor qué se produjo ese cambio en ¢elmarco aceptado por los dos partidos? Realmente no lo sé. Pero antes de ana- lizar la importancia y el carfcter pro agresista de esa propuesta, y la necesi- dad de avanzar todavia mucho sobre elladesde una perspectivade izquierda, ime interesa resaltar un aspecto de ese origen misterioso: no s6lo estaba au- sente de las plataformas de los dos partidos: més alld de las claboraciones aisladas de eseasos grupos tecnicos € intelectuales, no existia ninguna de- manda social o politica para esa pro- puesta. Lo que nos leva de lo que podria parecer una curiosidad politica, haciaun problemamdsestructural dela izquienta local: laausenciade propues- tas articuladas que sometan a la discu- si6n pablica proyectos alternativos de sociedad. ¥ una reformadela Constitu- cin deberia favorecer, precisamente, ese tipo de elaboracién politica. Es cierto que esta Constituyente nacié maniatada porun pacioquebuscé climinar las discusiones sustantivas y {ij6 estrictamente los marcos de la re- forma; y que continué con métodos todaviamds opacoscn larcnovaciénde la Corte Suprema y el trimite de apro- bacién en el Senado; pero lo preocu- ante ¢s que una vez aceptada la legiti- ‘midad de su convocatoria, no s6lono se fhan escuchado allemativas concretas desde la izquierda (altemnativas como las que antes del pacto prometia esa excelente consigna del Frente Grande Tuego desechada: «sf no»), sino que, al menos hasta un mes antes de las elecciones, Ig izquierda ni siquiera ha podido distinguir, dentro del pacto, aquellas propuestas —como ésta, de la autonomfade Buenos Aires— posibles de capitalizar para imaginar diseiios politicos diferentes incluso del mismo escenario que el pacto busca limitar. Nose trata de una demanda de Re- alpolitk, segdn la cual habriaqucacep- tar lareforma y ver sus «aspectos posi- tivos» simplemente porque se impuso como un hecho. Se trata de reconocer, por el contrario, que la izquierda no se hha apropiado con claridad de los temas ‘ms avanzados, que no s¢los ha plante- ado ala sociedad: y que éstanodemues- tre tener demasiado interés en escu- charlos, es lo que vuelve aun més necesarioel papel de unanuevaizquier- da. Porque. zqué es una politica progre- sista sino la construccién de nuevos temas y de escenarios parasu discusién piiblica? Quizés sea imprudente o in- justo extcnder al conjunto de los t6pi ‘cos de la campafia para la Constituyen- te, las limitaciones que identifico en el de la reforma de Buenos Aires. Pero tengola impresi6n de quela nica dife- rencia es la radicalidad con que en este tema el pacto se colocé por encima det debate general. Con excepcin de ini- ciativas no partidarias, como las que ‘est desarrollando el Ombudsman de Buenos Aires,” el destinode la ciudad, desde el punto de vista de la eampafia para la Constituyente, lo est definien- do hoy Ia discusién entre Corach, Du- halde y Ruckauf en la plataforma del Partido Justicialista. “Tomar 1a iniciativa en el reckamo transformador serfa importante, en pri- mer lugar, porque nada bueno pucde surgir de una discusiGn entre Corach, Duhalde y Ruckauf; pero, sobre todo, porque izquierda portediatendria una palabra importante y potencialmente influyente para decir sobre la autono- mia de Buenos Aires. Su formulacién cen el marco del acuerdo es ya un paso decisivo, y abre la puerta para un cam- bio profundo; pero los contenidos mas progresistas de ese cambio estin lejos de quedar garantizados automitica- mente por el pacto y, por ahora, muy pocas voces en la sociedad los estin reclamando. ‘diferencia de lo que se suele s0s- tener, el tema de la reforma urbana vendsfaademosirar que noestan cierto que haya una cultura politica de iz- quienda en Buenos Aires. la espera de tun partido o un frente que la represent la construccidn de ese partido o ese frente podria ser posible, por el contra- rio, en tanto se proponga también la ‘construcci6n de una nueva cultura de inquicrda. Y creo que temas como el futuro de Buenos Aires en la reforma constitucional son ideales para poner esa construccién en un punto alto de proxuccién y deliberacisa politica. 2 Podsia decirse que esta ciudad vive de su pasado. La constitucién de un go- biemo propio es una medida que llega con, por lo menos, sesenta afios de atraso, Desde finales de los afios 20 los técnicos y los politices progresistas consideraban impostergable para el ‘buen desarrollo de la ciudad la demo- cratizacién y la autonomizacién de su ‘gobierno, Pero yaentonces ésa cra lo una de tres condiciones, articuladas es- tructuralmente; las otras dos eran la ‘gestiGn global del éreametropolitana, y el mejoramiento de la infraestructura (servicios piblicos y transporte) y su cextensign a toda la sociedad. Cuando todavia eran incipientes tos brazos me~ tropolitanos que se extendian mas alld del borde formal de ta Capital, ya se ‘sabia que la ciudad era responsable de sus suburbios y, sobre todo, que ningu- na soluci6n realista de sus principales problemas podia pasar por mejoras eniro de los limites jrisdiccionales: ni el transporte, ni el medio ambiente, ni la vivienda, ni Ia sanidad pueden tener respuestas parciales en una me- L6poli, cuyas bondades y dificultades parten, justamente, de su funciona- ‘micnto integral. ¥ también se sabfa ya en 1930 que no es ni material ni politi- ‘camente sustentable una ciudad que no puesta a laextensién més universal de sus servicios y que no los controla pi- blicamente: no hay democracia ni so- 2. Me refiero a ae Jornadss que organi ef Cento de Emudios de Gestiéa Urbana de Ia (Oficina del Ombudsman en diciembre de 1993, conc titulo «Buenos Aires: mis all de a transi- ida» (a desgrabacin fue otada en ta sec Debates del GU, N°7, Oficina del Onsbudsman, Busca Aes, 1994) y,cabre tod, a la converse tociapiblica para una Asanblea abiria de os ciudaanos de Bucpos Aires que esti oxpanizan- ‘do el Ombudsman para faales de marzo, destina- 4 aimputsar fs cambios en a Constitacin que favorezcan una autonona pena dela ciudad, ciedad modemas sin agua y cloac: para todos los habitantes, los qu dentro de los Capital y los ‘que viven fuera de ellos Se hizo muy poco en los sesenta afios transcurtidos para poner en précti- casas tres condiciones. En estasdéca- dasmés bienhemos usufructuado hasta el agotamicnto las previsiones que se habian dispuesto a comienzos de siglo como garantia parael progreso social y politico, Para revertirlo, el status de autonomfa, con un gobiemodemocriti- co de tres poderes soberanos, ¢s una condicién decisiva; pero debe instalar- se en el debate, al mismo tempo, la cconsiguiente articulacién con las otras condiciones. Una vez lograda la auto- nomia, sin la presencia activa de una posicién quebusque conju politicos y gestiGn metropolitanaes po- sible imaginar un escenario de segrega- cidncreciente: ;euSntos prejuicios irin aafloraren la competencia por unelec- toradode tresmillones de personas que, en definitiva, viven en la porcién de l ciudad que mantiene comparaivamen- tc, unasituaci6n de privilegio dentro de Ja gran mettépolis de 12 millones de habitantes? Es decir, es posibl nar la consolidacién de tenden

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