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Cuentos

Uga la tortuga
- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga.
Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca
consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.
- ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del
bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas.
Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como
amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia
la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.
- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros?
Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.
- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el
trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes,
pues siempre te quedará la recompensa de haberlo conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y
esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás
con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La
constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos;
por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.
- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que
me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.
Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque
era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas,
sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
FIN
Daniel y las palabras mágicas
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy
aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo
muy extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las
regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al
que está triste, llorar de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón a los
demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar. Hay
veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que
Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy
divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días,
preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color
azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien:
gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de
felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son
como llaves que te abren la puerta de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres
intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?
FIN

Carrera de zapatillas
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano
porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos
junto al lago.
También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no
quería ser amiga de los demás animales.
La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:
- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Y entonces, llegó la hora de la largada.
El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños
muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.
La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de
comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.
Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos
diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando
lo necesitamos.
Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas,
que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.
Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados,
listos, ¡YA!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que
además había aprendido lo que significaba la amistad.
Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
FIN

Fabulas
El adivino
Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un
vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo
lo que había en su interior.
El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando,
para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has
previsto lo que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los
demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.

El congreso de los ratones


Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo
siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de
noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a
petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos
vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así
sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos
escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y
felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada
del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quien de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no
podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos,
absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

Moraleja: es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo


La bruja
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para
calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de
dinero de este modo de vida.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del
país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir
a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que
tengas a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos.

El lobo con piel de oveja


Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se
metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente
al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro,
quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al
lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero
cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la
mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

La lechera
La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a
hacer planes futuros:
- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que
no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.
Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto,
de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para
asistir a las fiestas.
Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo,
regando su contenido.
Y así todos sus planes acabaron en un instante.
Moraleja:
No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro,
mira que ni el presente está seguro.

Mitos
Mito la Madre de Agua
Es una verdadera diosa de las aguas, aunque sus pies sean volteados hacia atrás no deja de ser
bella, la Madre de agua deja rastros a la dirección contraria a la que se dirige.
Esta mujer solo persigue a niños, a quienes se le dirige con ternura, los enamora, los atrae con
dulzura y amor maternal, situación que preocupa a los padres de familia. Los niños atraídos por la
Madre de agua se enferman, sueñan con la hermosa rubia que los adora y la llaman con
frecuencia. Cuando los niños están cerca del río, que escuchan su voz la siguen tirándose al agua
con peligro.

Los campesinos creen que la Madre de agua surgió de una bella joven española que se enamoró
de un joven indígena, con quien tuvo un niño. Cuando el padre de la joven se enteró de lo
sucedido, ahogó al niño frente a sus padres, luego mató al amante indígena. La madre
desesperada se lanzó al río, convirtiéndose en una apasionada por los niños y vengativa de la
humanidad.

Mito el Cóndor
En un pueblo un hombre vivía con su hija, ella tenía como tarea cuidar a las ovejas. Todos los días
iba un joven a visitarla mientras ella cuidaba las ovejas, hasta que un día se hicieron buenos amigos.
Un día soleado empezaron a jugar a que él la cargaba y ella a él, cuando de pronto ella se dio cuenta
que estaba volando. Desde ese día el joven se convirtió en su cóndor, él la cuidaba, la alimentaba.
Pasaron muchos años los dos crecieron tuvieron hijos, pero ella no dejaba de pensar en su padre y
todas las noches lloraba ya que había abandonado a su padre y lo había dejado solo con los animales.

Un día ella se encontraba regando las flores y encontró a una mariposa la cual le pidió ayuda para
volver a ver a su padre, la mariposa le dijo al cóndor que su esposa y sus hijos habían desaparecido,
mientras la mariposa hablaba con el esposo ella escapaba con sus hijos y regresaba con su padre.

Desde que ella regresó con su padre, el cóndor jamás volvió, ella todos los días volaba para ver si
veía al cóndor pero nunca más lo volvió a ver.
Mito el Niño Lluvia
En el bosque vivía un niño con un hombre, ahí también se encontraban varios niños, pero es éste
niño de cabellos largos tenía una particularidad, el niño no era un humano, si no lo lluvia convertida
en un niño, entonces el hombre como no sabía nada se quedó con el niño, cuando quiso agua para
la tinaja el niño escurrió su cabello largo y se la dio para que pudiera tomarla.
Pasó el tiempo y unos niños quisieron jugar con él, entonces comenzaron a jugar, el hombre no
avisó que tuvieran mucho cuidado con él, que no le fueran a hacer nada malo.

Los niños comenzaron a pegarle patadas por todo su cuerpo, luego ocurrió algo terrible, el niño
lluvia comenzó a lanzar relámpagos desde debajo de su brazo, cuando terminaron los relámpagos
empezó a llover mucho y los niños que le hicieron daño desaparecieron y más nuca se volvió a saber
del niño lluvia.

Mito la Misteriosa Luna Llena


Una noche de luna llena una pareja encuentra a un perro estaba todo lastimado y decidieron
llevárselo a su casa para curarlo, el hombre se quitó el cinturón y se lo colocó al perro en el cuello,
la mujer comienza a limpiar las heridas que tiene el perro, al agacharse el perro ve una cruz que
tiene la mujer en su cuello y de inmediato el perro comienza a morderla y corre por toda la casa. El
perro se lanza por una ventana sin saber que están en el piso 13 de un edificio, la pareja queda
sorprendida y evita asomarse a la ventana ya que sabían que el perro moriría.
El día siguiente se presenta un agente de la policía en su casa, el agente le pregunta si escuchó un
ruido extraño la noche anterior, ellos dijeron que no, el policía dice: “encontramos un enano
corriendo por la calle desnudo y con un cinturón en el cuello”. A partir de ahí nadie sabe que sucedió
con el perro y con el enano.

Mito el Charro y la Partera


En una pequeña aldea cabalgaba un misterioso charro que se aparecía en ocasiones a los habitantes.
Una noche llegó el charro a solicitar los servicios de una partera y la llevó a su casa, la partera trajo
al mundo el hijo del charro, el hombre llevó a la partera de vuelta y le pagó con monedas de oros,
pero este le advirtió que guardara el secreto del parto o sino moriría.
La partera asustada por aquella advertencia entró a su casa y espero a que el charro se fuera,
como no escuchó las pisadas del caballo pensó que aún se encontraba ahí, entonces se asomó por
la venta y se asombró al descubrir que no estaba ahí.
La partera estuvo varios días encerrada y confundida en su casa por aquella advertencia. Un día
decidió contarle a una vecina quien le aconsejó no decirle a nadie más y dejar las monedas en la
iglesia. Al día siguiente la partera amaneció muerta, algunas personas decían que escucharon
cabalgar al charro por ahí.

El Conejo de la Luna
Hace mucho, el buen Dios Quetzalcóatl fue de viaje por el mundo en forma de un Hombre. Tras
haber caminado todo el día, él estaba cansado y con mucha hambre, pero continuó su caminata
por mucho tiempo hasta ver las estrellas y la Luna brillar en el cielo. Decidió sentarse y mientras
descansaba, vio a un pequeño Conejo que estaba comiendo. El Dios le pregunto que estaba
comiendo, el Conejo le respondió "Zacate" (varias especies de hierba que sirven de pasto y forraje)
y si quería un poco.

El Dios le dijo que no le gustaba, pero le agradecía su bondad. Nuevamente el Conejo le preguntó
qué hará, y el Dios le dijo que quizás morir de hambre. El Conejo en su máxima bondad le dijo: "No
soy más que un pequeño conejo, pero si tienes mucha hambre, cómeme y aliméntate". El Dios,
conmovido por su gran gesto, le dijo que sería recordado por todos. Luego lo tomó y elevándolo
hacia la luna su figura quedó estampada en ella. mito el conejo de la luna Luego de esto, el Conejo
bajó nuevamente a la tierra y el Dios le dijo: "Ahí está tu retrato para que todos te recuerden por
mucho tiempo".

Leyendas
Leyenda del cenote zací
Los cenotes son pozos de agua dulce creados como consecuencia de la erosión del a piedra
caliza. Se encuentran en México.

El cenote Zaci estaba ubicado dentro de una ciudad con el mismo nombre. Allí vivía una
joven llamada Sac-Nicte, que era nieta de una bruja, que enamorada de Hul-Kin, hijo del
cacique del pueblo. Sin embargo, las familias de la bruja y del cacique eran enemigas, por
lo que los jóvenes se veían a escondidas. Cuando el padre se enteró, envió a Hul-Kin a otro
pueblo, a casarse con otra joven. Debido a la tristeza de su nieta, la bruja hizo rituales para
que Hul-Kin regresara, pero fue en vano.

La noche anterior de la boda de Hul-Kin, Sac –Nicte se arrojó al cenote con una piedra
atada a su cabello. En el momento de la muerte de la joven, Hul-Kin sintió un dolor en el
pecho que lo obligó a volver a Zaci. Al enterarse de lo sucedido, se Hul-Kin se arrojó
también al cenote y se ahogó. Finalmente los sortilegios de la bruja habían obtenido una
respuesta, y Hul-Kin había regresado para permanecer siempre con Sac-Nicte.
Leyenda de la luz mala
El origen de esta leyenda se encuentra en una fosforescencia que se ve en cerros y
quebradas del noroeste argentino, durante los meses secos.

La leyenda sostiene que este es el farol de Mandinga (el Diablo con forma humana) y que
su aparición indica sitios donde se esconden tesoros. La luz sería también el espíritu del
difunto dueño de los tesoros, intentando alejar a los curiosos.

El día de San Bartolomé, que es el 24 de agosto, es cuando se ven mejor estas luces.

Leyenda de la princesa y el pastor


Esta leyenda es la base de las leyenda de Qi xi y Tanabata.

La princesa Orihime (también llamada la princesa tejedora), tejía vestidos para su padre
(tejía las nubes del cielo) a orillas del río. Su padre era el rey celestial. Orihime se enamoró
de un pastor llamado Hikoboshi. En un principio la relación se desarrolló sin dificultades,
pero luego ambos comenzaron a descuidar sus tareas por estar tan compenetrados en su
amor.
Al ver que esta situación no se solucionaba, el rey celestial los castigó separándolos y
convirtiéndolos en estrellas. Sin embargo, los enamorados pueden volver a verse una noche
en el año, el séptimo día del séptimo mes.

Leyenda de la Mojana
Según la leyenda colombiana, la Mojana es una mujer diminuta que rapta a los niños que se
acercan a sus dominios. Vive en una casa de piedra, debajo del agua, es blanca y tiene
larguísimos cabellos dorados.

Para proteger a los niños de la Mojana es necesario atarlos con un cordón.

Leyenda de la Sallana
Esta es una leyenda mexicana de época colonial.

La Sallana es una mujer que se le aparece y aterroriza a borrachos y chismosas. Esto se


debe a que los chismes arruinaron su vida. Cuando vivía, estaba felizmente casada y tenía
un hijo. Sin embargo, llegaron a sus oídos los chismes de que su marido le era infiel con su
madre. Enloquecida, la Sallana asesinó y descuartizó a su marido, asesinó a su hijo y luego
a su madre. Por el pecado de haber asesinado a toda su familia, está condenada a vagar
eternamente sola.
Leyenda de Aka Manto
Esta es una leyenda urbana japonesa. Aka Manto significa “capa roja” en japonés.

Según la leyenda, Aka Manto era una joven humillada por sus compañeras de colegio.
Luego de morir, permaneció en los retretes de mujeres. Cuando una mujer va sola al baño
escucha una voz que le pregunta “¿papel rojo o azul?” Existen diferentes versiones sobre la
muerte que le toca a la mujer si elije rojo o azul, pero en todos los casos es imposible
librarse.

Poemas
Los ratones
Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:

¿Quién de todos ha de ser


el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?
Autor: Lope de Vega.

El dentista en la selva
Por la mañana
El dentista de la selva
Trabajó intensamente
Con un feroche cliente.
Era el rey de la jungla,
Era un león imponente,
Con colmillos careados
Y que le faltaba un diente.

Por la tarde
Y dijo el doctor dentista
A su enfermera reciente:
-pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.
Autora: Gloria Fuertes

La tarara
La Tarara, sí;
la Tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

Ay, Tarara loca.


Mueve la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.
Autor: Federico García Lorca

Abril
El chamariz en el chopo.
-¿Y qué más?

El chopo en el cielo azul.


- ¿Y qué más?

El cielo azul en el agua.


- ¿Y qué más?

El agua en la hojita nueva.


- ¿Y qué más?

La hojita nueva en la rosa.


- ¿Y qué más?

La rosa en mi corazón.
- ¿Y qué más?
¡Mi corazón en el tuyo!
Autor: Juan Ramón Jiménez

Agua ¿dónde vas?


Agua, ¿dónde vas?

Riendo voy por el río


a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?

Río arriba voy buscando


fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?

No quiero decirte nada.


Yo..., ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo,


por el río y por la mar?

Cuatro pájaros sin rumbo


en el alto chopo están.
Autor: Federico García Lorca

Pegasos lindos pegasos


Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
Autor: Antonio Machado

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