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Así se produjo la Carta la "Carta de Toledo o Carta de Washington"(1987) (CARTA INTERNACIONAL

PARA LA CONSERVACIÓN DE CIUDADES HISTÓRICAS Y ÁREAS URBANAS HISTÓRICAS):

Aunque Toledo jamás ha sido la cabeza de un Imperio, se venía aplicando a la ciudad el título de
Imperial seguramente como homenaje a su historia rica en acontecimientos que, en determinadas
ocasiones, condicionaron la historia de España.

Toledo ha mantenido hasta hace pocos años su riqueza ornamental histórica y artística
preservándola de su destrucción a lo largo de muchos siglos; de este modo la ciudad ha podido
mostrar al mundo con orgullo la riqueza de sus monumentos, la calidad de su arquitectura y la
belleza de un conjunto urbano que, abrazado por el Tajo, se ha convertido justamente en uno de
los centros de atracción del turismo cultural.

Por eso, parecía imposible cualquier atentado a esta imagen que inmortalizada en una tela de El
Greco había logrado sobrevivir a las destrucciones causadas por el paso de los siglos. Incluso su
monumento más representativo, el Alcázar, había sido reconstruido primorosamente después del
asedio que sufrió durante la guerra civil y que llevó a la opinión internacional a sentir admiración
por el heroísmo de los españoles que allí combatieron.

Desgraciadamente, este tesoro ha sufrido una lamentable agresión cuando unos gobernantes
ignaros, unidos a intereses localistas impropios de la grandeza de Toledo, aceptaron, al parecer
complacidos, la increíble decisión de adosar a la fachada norte del Alcázar notable obra en piedra
de Covarruvias un lamentable estrambote en forma de paralelepípedo marmóreo que recuerda
algún monumento funerario de la antigüedad y rompe la fisionomía conocida tanto del Alcázar de
la elevación en la que está enclavado y desde la que domina la ciudad.

Resulta increíble que tan tremendo atentado al Alcázar, y, con él, al conjunto histórico y urbano de
Toledo, tuviese un o unos autores de la ocurrencia y, lo que es peor, que las autoridades obligadas
al respeto más absoluto a la integridad cultural e histórica de esta insigne ciudad acogiese—al
parecer con entusiasmo—tan disparatada construcción, seguramente en la creencia de que el
prometido nuevo museo añadiese algo al inmenso patrimonio cultural de la ciudad. Los sueños,
sueños son.

Precisamente para evitar que tales atentados tuvieran lugar una iniciativa de la ONU a través dela
UNESCO, a la que pertenece el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios
Históricos), adoptó en su Asamblea General celebrada en Washington en octubre de 1987 la
llamada “Carta internacional para la conservación de ciudades históricas y áreas urbanas
históricas”, Carta que era la ratificación de otra similar adoptada en 1964 (Carta de Venecia).

Al definir en su artículo 2 que ”los valores a conservar son el carácter histórico de la población o
del área urbana y de todos aquellos elementos materiales y espirituales que determinan su
imagen”, incluye en su apartado c) “la forma y el aspecto de los edificios (interior y exterior),
definidos a través de su estructura, volumen, escala, materiales, color y decoración” . Añade, con
gran énfasis, que “ cualquier amenaza a estos valores comprometen la autenticidad de la
población o área urbana histórica”.

Para explicar los criterios de la carta:

La Carta Internacional para la Conservación de Poblaciones y Áreas Urbanas Históricas fue adoptada
en la Asamblea General del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en Washington
D.C., en octubre de 1987. En ella se complementaron los principios expuestos en la Carta de Venecia
y se atiende de forma más pormenorizada a la protección y conservación de los centros históricos.

En esta carta del ICOMOS de 1987 se insiste en revitalizar los cascos históricos, pero adaptándolos
a la vida contemporánea. Entre las actuaciones que propone destacan las siguientes:

 Conservar y valorar los edificios históricos.


 Recobrar el tejido urbano de las calles, plazas, viviendas, jardines y huertos.
 Respetar la morfología y estética de los edificios: dimensiones, altura, volumen, color, etc.
 Recuperar las relaciones de la ciudad con su entorno natural y artificial.
 Recuperar las funciones propias de una ciudad contemporánea.

De forma más amplia, se formulan una serie de criterios para la conservación de los bienes
urbanísticos a partir de la Carta Internacional para la Conservación de Poblaciones y Áreas
Urbanas Históricas del ICOMOS:

 La conservación de las áreas urbanas históricas sólo será eficaz si se integra en una política
coherente de desarrollo económico y social, tomando en consideración la planificación
territorial y económica a todos los niveles. No se puede ver la ciudad histórica sólo desde el
punto de vista de la recuperación estética, sino que se han de tener en cuenta todas las
actividades que se llevan a cabo en ella y sobre todo, sus habitantes. Cuando un entorno
bien conservado pierde su vida propia, desaparece también una parte importante de su
valor.
 Los valores a conservar son el carácter histórico de la población y todos aquellos elementos
materiales e inmateriales que determinan su imagen, como son la forma y aspecto de los
edificios, el trazado urbano, la relación entre población y entorno. Cualquier amenaza a
estos valores, compromete la autenticidad del área urbana y supone un empobrecimiento
del patrimonio.
 La implicación de la ciudadanía es imprescindible para conseguir la conservación del
conjunto histórico, ya que ellos son los primeros responsables.
 Las intervenciones en poblaciones y áreas urbanas históricas, se han de realizar con
prudencia, método y rigor.
 La planificación de la rehabilitación tiene que estar precedida de estudios interdisciplinares.
Se tiene que incluir un análisis de datos arqueológicos, históricos, sociológicos y económicos
y se tiene que intentar conseguir una relación armónica entre el área urbana / histórica y el
conjunto de la población. Este plan de conservación determinará los edificios o grupos de
edificios que se tienen que proteger totalmente, o los que se tiene que conservar sólo en
parte, o los que excepcionalmente podrán demolerse. Este plan tendrá que contar con la
adhesión y el apoyo de sus habitantes.
 Permanente mantenimiento de las edificaciones.
 La mejora del hábitat tiene que ser uno de los objetivos básicos de la conservación, ya que
la sociedad ha de ser la usuaria de la ciudad histórica. Excepto en casos excepcionales, no
tiene sentido conservar edificios-museo o edificios-escultura sino que tienen que ser
habitables.
 Es importante la difusión del conocimiento sobre el patrimonio de la ciudad para que la
población lo valore.
 La circulación de vehículos deberá ser estrictamente regulada.
 No se permitirá que las carreteras o vías de circunvalación entren en las áreas urbanas
históricas.
 Sensibilizar a la población infantil y juvenil sobre el valor y la importancia del patrimonio
cultural a través de programas y talleres educativos.

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