1) La emoción es temporal, la convicción es permanente.
2) La emoción se rinde, la convicción persevera. 3) La emoción sigue la corriente, la convicción va contra la corriente. 4) La emoción se apaga con las pruebas, la convicción aumenta con las pruebas. Si quiere vivir una vida cristiana victoriosa, nos vivas basado en tus emociones, sino en tus convicciones.
Nunca permitas que tus emociones derroten a tus
convicciones. Donde las emociones terminan, tus convicciones comienzan.