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JOE HYAMS EL ZEN EN LAS ARTES MARCIALES Acerca del Autor Joe Hyams inicié su participacién en marcjales en 1952, rae uno de los primeros slorteoe of PETAL em Kenpo-Karate, Estuilié jeet-kune-do con Bruce Le, aden a >>> — ottas ocho disciplinas de artes marciales, Siendo cinta negra em karate, . 5 \ desde 1969, Joe todavia practica el wing-chun, Enure sus otrine wfiei wafigios 1681 ne se cuenttan la cagrima, volar y conducir automéviles de carreras. Jor Hyams emperé su carrera como escritor cuando era corresponsal de combate del ¢jército de Estados Unides en ¢l Pacifico del Sur, durante la Segunda Guerra Mundial. En 1951 formé parte del New York Herald Tr- biene ¥ pronto fue enviado a Hollywood como jefe del Departamento de la Costa Ocrdental, A los cuantos meses se convirtié en uno de les columinis- tas ms leidas de dicho periédico, con mas de § 000 historias de noticias acrediradas asu favor, y durante unadécada fue el escritor de revistas me- jer pagado del mundo y su nombre ha figurado en casi todas las principa- Jes revistas, Ha evcrito también tieciséis libros, que van dede su autobiografia, Mislaid in Hollywood, hasta la biografia, entre ellas Bogre, Ja historia de Humphrey Bogart, que fue todo un éxito de Libreria, Hyams ha escrito tres librossobre tenis, y dos de sus librosse extn filmando actual - mente. Es también autor de numerosos libretas y de dos novelas, The Pool y¥ The Last Award, El autor vive en Beverly Hills, California, con su espesa, Ia actriz Elke Sommer, y cinco perros. Acerca de los Fotégrafos as forografias de Kenneth McGowan seexhibieron renentemente nel Museo de Arte Modemnoen Nueva York y hubo una exhibicién exclusiva de sus fotos en la Leo Castelli Gallery, también de Nueva York y la Greea Collections, de ‘Tokio. Sus fotografias ar han publicado internacianalmente en Zoom Magazine (Parts), Camera Mainichi (Takio), Foto, (Estocolmo) y Art Forum (Estados Unidos). Las fotograflas de Dough Coder han figuradoenexhibiciones de grupos ca Los Angeles, en Ja Cirrus Gallery, la Frankfort Gallery, yen las galerias de la Universidad del Estado de California en Long Beach y en las del Chapman College, Fata esa primers ver que Ken y Doug colaboranen las forografias para un libro, Strung. quien, en rorma paciente y sabia, me gui durante muchos afios en todas y cada una de las etapes de oe aprendizaje de las artes mar- ciales y siempre fue para mi wo ejemplo de lo que debe ver ef artiia completo de las artes marciales, ¥ para mi esposa, Elke, quien jamés ha comprendida Hermes 8 por: = oi a thorn evi Se mci, we no obsrante, siempre ba ido para mf una fuente de ali JOE HYAMS EL ZEN EN LAS ARTES MARCIALES / z as DE es © EOTORLAL UNIVERSO MENICE ta, Ediciém, Noviembre de 1987. 4a. Impresiin, Diciembre de 1990 ISBN 968-35-0287.9 DERECHOS RESERVADOS © Titulo original: ZEN IN THE MARTIAL ARTS Teaduceidn: Jaime Vazquez V, Copyright © 1979 by Joe Hyams Art Director: John Brogna Copyright © 1987, por Editorial Universo, 8. Ade C. V. Corezas No. 89 Col del Valle Méxien, D, F.C, P, 03100 Prokibida la reproduccién total de exia obra o de alguna de sus partes por cualquier medio, fotogrdfico 0 meednico, sin autorizacién por eserita de esta Editorial, IMPRESO EN MEXICO — PRINTED IN MEXICO Reconocimientos El Zen en las Artes Marciales Vacie su Taza Es el Proceso, Noel Resultado Viva el Momento Supere la Precipitacion Conozca sus Limitacioncs Hasta los Maestros ‘Tienen sus Propios Maestros Alargue su Linea t 8 € &8 8 & No Molestar La Inactividad Activa La Actividad Inactiva Extienda su Ki La Respiracién Zen Déjese Liewar por la Corriente Enojo Sin Accién ‘Como Reconocer una Amenara Real Kime; Apriete su Mente Mushin: Deje Que su Mente Fluya ‘La Accion Instintiva El Dolor Que no Piensa Un Esfuerzo sin Esfuerzo Convierta al Miedo en un Amigo C6mo Mirar con Confianza El Poder de |a Concentracién Opciones Maltiples Artes Marciales sin Zen E) Karate sin Armas Ganar Perdiendo 48 52 62 74 78 82 98 102 107 113 118 124 iz8 133 137 M4 RECONOCIMIENTOS En el texto de este libro presento a la mayoria de los maestros con los que cstudié durante las filtimas dos décadas y media, pero seria muy ingrato si no expresara mi reconocimiento muy especial a las siguientes personas: A George Waite por sus con- sejos, el entrenamiento especial que me dio y su sincera amis- tad; a Bob Phillips, quien, aunque no es un artista de las artes marciales, tiene ¢l espfriru, la habilidad combativa y la buena ética deportiva tipica de todos los atletas verdaderamente pro- fesionales; a Bernice Bernheim, el cual, habiendo empezado a estudiar karate a la edad de cincuenta y siete afios, lleg6 al gra- do de cinta negra a los sesenta y uno, y es toda una inspiracion para aquellos que piensan que las artes marciales son Gnica: mente para los fisicamente jovenes; a Emile Farkas, por sus consejos y comentarios acerca del texto del presence libro; a Stan Schmide, de Johannesburg, quien, en el corazon de Su- dafrica, mancja un dojo tradicional que ya ha producido muchos campeones mundiales; y a Larry Tatum, quien, con toda galanteria, me ha permitido entrenarme de vez en cuando junto con sus alumnos en el dojo de Ed Parker en Santa Méni- ca. California. EL ZEN EN LAS ARTES MARCIALES Se han escrito cientos de libros sobre la pr&ctica de las artes marciales orientales, pero sflo en unos cuantos se hace men- cién al significado del Zen en las mismas. Esa es una lamen- table omisién, ya que las artes marciales, en su expresién mas refinada, son mucho mis que una competencia fisica entre dos es... un medio de imponer la propia voluntad o de infligirle dafo al contrario, En vez de eso, para el verdadero maestro, el karate, el kung-fu, e) aikido, el wing-chum y todas las demas aries marciales son esencialmente caminos por los que puede arribar a Ja serenidad espiritual, a la tranquilidad mental y a la mas profunda confianza en sf mismo, No obstante, yo tuve que estudiar las artes marciales durante varios afios antes de percatarme de tal cosa, En las primeras etapas de mi aprendizaje, como la mayoria de los estudiantes, me past mucho tiempo aprendiende y refinando técnicas y mo- yimientos técnicos y fisicos muy compiejos. Solo de ver en cuan- do el sifu (“instructor” en chino) mencionaba que habia otras lecciones que debia yo aprender. 10 Por supuesto, cuando en 1952, empecé a estudiar Karate, no tenfa la menor intenci6n de involucrarme con el Zen 0 con cualquiera otra disciplina espiritual. De hecho, nada podia ha- ber estado mas lejos de mi mente. Si alguien me hubiera dicho adénde me llevaria mi senda a final de cuentas, lo mas probable es que hubiera rechazado esa idea como una tonterfa, pues yo asociaba el Zen con el misticismo y me enorgullecia de ser una persona completamente pragmiittica. Sélo después de argos afios de practica legué al convencimiento de que el propésite mas profundo de las artes marciales ce"ervir de vehiculo para el] desarrollo espiritual personal. Las artes marciales empezaron a desarrollar ese énfasis en el crecimiento espiritual del practicante en el siglo diecistis, cuando en el lejano Oriente disminuyé la necesidad de hom- bres diestros para el combate, En ese entonces, las artes mar- ciales se transformaron de un medio préctico de combatir a muerte, 4 Un entrenamiento educative espiritual que hacia hincapié en el desarrollo personal del participante. De esta ma- nera, el arte de combatir con la espada. kenjutsu, se transfor- mé en “el camino de la espada”, kendo, Muy pronto, a otras artes marciales se les aplieé la terminacién — do, que significa “el camino”, 0, mas completamente, “el camino al esclareci: miento, a ta autorrealizacién y a la comprensién’”, y ese cle- mento Zen se refleja en grados diferentes en el aikido, el judo, el karate-do, ¢] tae-kwon-do, el hapkido y el jeet-kune-do entre otros, E] papel que desempefia el Zen en las artes marciales desafia @ cualquier definicién facil porque no tiene ninguna teorla, si: ho que es un conocimiento intimo para el que nd hay ningdin dogma claramente establerido, Fl Zen de las artes marciales le quita el énfasis a la potencia del intelecto y exalta el de la acs cién intuitiva, siendo su objetivo Ghimo el de libertar al indivi- duo det enojo, la ilusién y Ta falsa pasién. 1B Al estudiante le es posible ponerse en contacto con el Zen en las artes marciales s6lo paulatinamente y dando un rodeo. Una ‘vez que Ilegue a comprenderio asi, algo con lo que estan fami- liarizados todos los que son verdaderos maestros de las artes marciales, cmpect a tomar nota de mis descubrimientos, Du rante la Gitima década, El Zen en las Artes Marciales ha sido la gran historia de mi horizonte, el libro que con mayor anhelo deseaba escribir. Sin embargo, siempre habla algtin otro maes: tro con quién estudiar u otra disciplina qué aprender antes de que me sinticra listo p ra emprender la tarea. No obstante, éste no‘es un libro para el lector que desea do- minar el Zen, ya que los conceptos centrales a csa tradicién ciertamente no pueden adquirirse a través de la palabra escri- ta. Este libro tampoco es para aquellos que esperan aprender a realizar las sorprendentes proczas de los artistas marciales, que tompen tablas y ladrillos con las manos desnudas y que con to- da facilidad derrotan a varios contrincantes al mismo tiempo. El lector al que le interese aprender tinicamence los conceptos fisicos de las artes marciales. puede aventurarse, solo, en ese ti po de literatura sin necesidad de que yo lo guic. En ver de cso, ste es un libro en el que los lectores pueden aprender a aplicar a su propia vida los principios del Zen, como éstos se reflejan en las artes marciales, a fin de abrir una fuente potencial de forta- leza interior que jam4s habrian sospechado que poseyeran. Mi interés formal en las artes marciales empezd en 1952, cuando era columnista de Hollywood para cl New York Herald Tribune. En esa €poca era un hombre sedentario, excedido de peso, inquieto, que se aburria facilmemte y andaha constante- mente en busca de nuevas aventuras. No tenia conciencia ple- na de quién era ni adénde se dirigian mi carrera o mi vida. Pa- Ta empeorar las cosas me sentia ansioso, intimidado por la autoridad, inseguro y hostil para compensar mi inseguridad. Diariamente entrevistaba a luminarias de la pantalla, muchas 12 de las cuales eran mas jévenes que yo. Como con frecuencia en- vidiaba so Gcito, mi técnica de entrevistar consistia en aguijo- nearlas hasta que respondian con algo digno de ponerse en letras de molde, En cierta ocasion Bronislaw Kaper, el compositor de misica para pellculas, lwureado por la Academia, reconocié mi téeni- a precisamente por cOmo era y me sugirié que estudiara kara- te, "El ejercicio podria ayudarte a bajar de peso ¥ te permitiria despojarte de alguna de tus hostilidades”, sugirié. En ese tiem- po el karate era algo nuevo en la escena de Hollywood y se le consideraba simplemente una forma de combate oriental exb- tica, Conceptos tales como el de la elevaci6n de la conciencia, e] de adquirir el control de la propia vida y el de intensificar la percepciin propia, eran cosas de las que jamais se habia ofdo hablar. Sélo hasta hace poco hemos Iegado a darnoa cuenta de Ja relaciéin que existe entre los deportes y el crecimiento perso- nal o espiritual. ‘Cuando Kaper hizo los arregios para que recibiera mi prime ra leccién con el maestro de karate Ed Parker, acepté pensan- do que, aunque no aprendiera yo nada, no obstante reuniria material suficiente para Henar varias columnas del periédico, pues un pufiado de estrellas, entre ellas Elvis Presley, eseu- diaban con Parker en ese tiempo, En esos dias Parker ensefiaba kempo-karate, una forma esta- dounidense de boxeo chino, en la sala de pesaje del Club Atlé- ticu de Beverly Hills. En nuestro primer encuentro, me dijo: —No voy a demastrarte mi arte, sino compartirio contigo. Si te lo demuestro, eso serfa una exhibicién y, con el dempo, irfas retrocediendo tanto en tus recuerdos que acabarias por perder- te, Por otra parte, si lo compart, no slo lo recordaras siem- pre, sino que, al mismo tiempo, yo tambitn mejoraré. Pronto aprendi que cl concepto de que el saestro aprenda de la leccin misma, es algo basico en toda huena ensefianza de 13 las artes marciales, Pordicha razon, quizd a la sala de practicas el dojo (en japonés), el dojang (en coreano), cl kwoon (en chino) — donde se estudian Jas artes marciales, se le Hama tra- dicionalmente “El lugar del Esclarecimiento”, Un dojo ¢s.un cosmos en miniatura, donde nos ponemos en Contacte Con Nosotnos mismos, , , CON Nuestros iemores, an- siedades, reacciones y habitos. Es también una arena de conflictos confinados donde nos enfrentamos a un oponente que no € un oponente, sino mas bien un camarada decidido a ayudarnos a que nos comprendamos mas plenamente nosotros mismos. Es un sitio en el que podemos aprender mucho en un tiempo. muy corto acerca de quiénes somos y come. reacciona- mos en.el mundo. Los conflictos. que tienen lugar dentro del dojo nos ayudan a manejar los conflictos que se nos. presentan fuera de él, La concentracién y disciplina totales que se re- quieren para estudiar las artes marciales, se vraspasan a la vida diaria. La actividad que tiene lugar en cl dojo nos. obliga a in- tentar constantemente nuevas cosas, por lo que también es una fuente.de aprendizaje. . - En la renminologia Zen, una fuente de esclarecimiento propio. Dice un refran budista que cualquier lugar puede ser un do- je. Yo he estudiado karate shodokan en un hermoso edificio moderno, en Johannesburg, Sudifriea; judo en la bodega de un Festaurante japonés, en Londres, Inglaterra; jujiysu cn un sport halle en Munich, Alemania, Sin embargo, la mayor parte de mi estudio del hapkido, aikido, tae-kwon-do ¥ wing-chun la he hecho en Los Angeles, donde tas tiendas con frecuencia se convierten en estudios de artes marciales, Todo dojo esta dirigido por un sifu, 0 sensed (en japonés), lo cual significa maestro, Sen significa “antes” y set “nacido”; por lo tanto, aquel que ha nacido antes que uno es su maesiro, y eso se refiere menos a la edad cronoldgica (algunos de los maes- tros que he tenido eran Jo bastante jovencs como para ser mis 14 hijos) que a la sabiduria del maestro. En términos espirituales, 10 ella (si es una mujer) es mi superior y, por lo tanto, mi maestro, Bruce Lee-nos ensefié ject-kwon-do al argumentista Stirling Silliphant y a mf en la calzada de la puerta cochera de mi Casa. E] sensei de las artes marciales cs en gran medida como el} macstro de Zen; él no ha salido a buscar al cstudiante ni le im- pide que se vaya, 5i él desea a alguien que lo guie para subir la empinada cuesta de la pericia, el instructor esta dispuesto a servirle de gufa. , , con la condicién de que el estudiante est preparado para cuidame €1 mismo a lo largo del camino, La funcién del instructor es la de delegar en el estudiante exacta- mente aquellas tareas que es capaz de dominar, y luego dejarlo atenido tanto como sea posible a sus recursos y habilidades in- ternas, Ell estudiante puede seguir los pasos de su gufa o excoger alguna otra senda, . , Ja elecci6n es suya, El instructor enseia primeramente la técnica (waza) sin dis- cutir su significado; él desea que el estudiante lo descubra por si mismo. Si el estudiante posee la dedicacién necesaria y el macsiro suministra la inspiracion espiritual apropiada, el signi- ficado y esencia de las artes marciales se le revelaran finalmen- te al primero. Aunque uno puede leer algo acerca del Zen en las artes mar- ciales, el verdadero conocimiento de éste es experimental. sCé- mo podemos explicar ¢l sabor del azticar? Las explicaciones verbales no nos dan la sensacién. Para conocer ¢l sabor uno tiene que experimentarlo, La filosofla de las artes no es para meditarse ni razonarse, sino para experimentarse. Por cso mis- mo, de manera inevitable, las palabras silo pucden darnos parte de su significado, En mas de veinte afios de estudiar las artes marciales, toda- “fa no me he retirado a un monasterio Zen ni he retracedido ante las presiones de trabajar y vivir en una sociedad de compe- 15 tencia. No obstante, sf he descubierto que, cuando alcanzo las metas espirituales de las artes marciales, la calidad de mi vida cambia en forma dramiatica al en con los dems asi como al conservarme en un contacto mucho iquecer mis relaciones ms estrecho conmigo mismo. Y he Hegado a comprender que el esclarecimiento significa sencillamente reconocer la armonfa inherente a la vida diaria Por lo tanto, le ofrezco al lector este libro con Ja intengiin de compartir con 4 lo que he aprendido y con la esperanza de que algunos de ellos deseen recorrer un camino semejante. Tal ver, al compartir mis experiencias, yo aprenda ms, ya que eso también, est& en cl camino del Zen. © Toda hombre que ha alcanz revele en todas sus acciones, fo da maeitria en aigtin arte, Je MAXIMA SAMURAI El conocer a loa dems ex sabiduria, el comacerse a sf mismo ex jarecimsent Lao-Tzu VACIE SU TAZA Ese dia de verano de 1964, el aire cra bochornoso y fécido en a Arena de los Deportes de Long Beach, El sistema del aire acondicionado no funcionaba bien y la multitud asisente al — Torneo Internacional de Karate empezaba « inquietarse des puts de largas horas de ver los encuentros. Luego, Ed Parker, organizador del evento anual, tomé el micréfono ¢ hizo ta pres sentacién de Bruce Lee, quien haria una demostraci6n de jeet- kune-do. Hubo un murmullo instantineo y todas las cabezas se estiraron hacia adelante, Antes de iniciar su carrera en el cine, Bruce Lee era ya toda una leyenda entre los artistas marciales- Bruce hizo su entrada a la plataforma clevada del cuadrila- tero de boxco luciendo un sencillo uniforme de kung-fu negro, hecho a la medida. Durante unos cuantos momentes hablo tranquilamente acerca de su arte y luego inicié su demostra- cin. Siempre ¢ algo impresionante observar a un hombre grande y robusto hacer una demostracion de karate, apabu- Ilando al espectador con el despliegue de una potencia vibrante y cabal. Sin embargo, para mf ¢s algo todavia miis impresio- 18 pante ver aun hombre de canstituci6n liviana ejecutar técnicas con una rapidez cegadora, y con unos movimientos tan veloces y elegantes come los de un pajaro en yuelo, Cuando Bruce termi no hubo un momento de silencio y luego un aplauso atronador. Algunas semanas después, un amigo mio me arreglé una cn- trevista con Bruce, de quien descaba yo recibir clases particu- lares. Bruce escogia con todo cuidado a los estudiantes a los que accedia a ensefiar, y esa entrevista seria para mf una expe- cie de audicion, Como él daba solamente lecciones pasticulares y no tenia un estudio formal, la reunién se celebraria en mi casa, Llegé con toda puntualidad y sali al patio del frente para recibirlo. A pri mera vista parecia todayla mas pequefio que como se veia en el escenario. Llevaba pucstos unos pants de entrenamiento ajus- tados que le cubrian las piernas hasta los tobillos y una sudade- ra verde, debajo de la cual se le scfialaban los misculos. Sonrid cuandy nos saludamos, pero casi inmediatamente fue al grano. —¢Por qué-deseas estudiar conmigo? —pregunvé, Porque me impresiond mucho tu demostracién y porque me han dicho que eres cl mejor. 2¥a has estudiado artes marciales? — Durante afios —cantesté—., pero dejé de hacerlo hace al- gan tempo y ahora quiero, valver a empezar. Bruce asintié en silencio y lucgo me pidié que le demostrara algunas de las técnicas que yo supiera. Salimos a la calzadita que daba a la cochera y me estuvo observando atentamente mientras yo realizaba las diferentes Aa/as o ejercicios de otras disciplinas, Luego me pidié que ejecutara algunas patadas ba- sicas_y bloqueas y que golpeara cl costal que tenia en la cache fa, pendiente de una viga, Te das cuenta de que tendrias que olvidarte de todo lo as aprendido y empezar de nucvo) — interrogé. No — repuse. que Bruce sonrié y, suzvemente, me puso una mano en el ham- bro. -Permiteme relatarte una historia que me cont6 mi sifu* — dijo. Es acerca de un maestro japonés de Zen, el cual recibio a un profesor univenitario que fue a hacerle preguntas acerca del Zen. “Desde cl inicio de la conversaciin, resulté obvio para el macstro que ¢l profesor no estaba tan interesado en aprender algo sobre ¢l Zen como de impresionar al maestro con sus pro- pias opiniones y conscimientos. El maestro lo escuché pacien- temente y al final sugirié que tomaran un poco de té. El macs- tro, entonces, Je sirvid 1¢ a su visitante hasta que la taza de éste se llend, pero siguié virtiendo té en ella, El profesor contempld cémo su taza se Henaba hasta que ya no pude contenerse, —La taza se est desbordands — dijo, Ya no le cabe mas, Al igual que esta taza —repuso el maestro—, estas leno de tus propias opitiones y especulaciones ¢Como puedo ense- iante Zen a menos que previamente vacties (u taza?” Bruce se me quedi mirando. — Comprendes abora lo que quicro decirte? — finalird. Si —repuse. Lo que quieres es que yo vacie mi mente de los conocimientos pasados y de mis vicjos habites a fin de que esté abierto al nucvo conocimiento. —Exactamente —concedié Bruce. Y, ahora, ya estamos lis tos para la primera leccién. Lo anterior no significa que Bruce me hubiera impedido en- juiciar con una mente critica sus ensefianzas. De hecho, 61 aceptaba con gusto cualquier discusién y hasta la argumenta- cién. Sin embargo, cuando se le discutfa demasiado tiempo al- gin punto, replicaba siempre: Por lo menos, vacia tu taza y has un esfuerzo. © Sift rmmemire (N. del 'T.). Posteriormente supe que Bruce siempre ponfa en practica lo que ensefiaba, De joven, en Hong Kong, habia estudiado aing- chun, una de las ramas de kung-fu, con el célebre maestro Yip Man, Cuando, siendo un adolescente, llegd a los Estados Uni- dos, observé cl kenpo- karate de Ed Parker y tomé6 de &! muchas técnicas manuales que le gustaron, Del tae-kwon-do adopté las devastadoras patadas que hacen que el estilo coreano sea algo tan formidable, Estudié también otros estilos de las artes mar- ciales, tomando de todos ellos lo que juzgaba til. Aunque lo consideraron uno de los mejores artistas marciales de su tiem- po, estaba siempre aprendiendo, siempre en un proceso cons- tance de cambio y mejoramiento, Con toda certeza, él siempre mantuve vacia su taza. Bruce no s6lo habla desarrollado sus habilidades fisicas has- ta un grado de perfeccién, sino que también agudiz6 la mente con el estudio del Zen. En Los Angeles, el estudio de su casa ¢s- taba atcstado hasta el techo con gastados volimenes de los maestros del Zen escritos en chino y en inglés, Han pasado muchos adios desde mi primera leccién con Bru- ce ya la fecha me encuecniro a la mitad de la cincuentena. Con medio siglo de experiencia a mis espaldas, cn ocasiones atin me impaciento con alguna nueva idea o técnica. Sin embargo, cuando acto con impaciencia o dagmfticamente seguro de mi mismo, recuerda la leeciém que Bruce me dio y trato de vaciar mi tara para hacerle lugar a los nuevos métodos e ideas. Esa fue mi primera leccion verdadera del Zen en las artes marciales y de su aplicacién a la vida, . , aunque en ese enton- ces no la reconoct camo Zen. Para mf, era simplemente buen sentido. . . que es precisamente lo que el Zen es. 21 Nada ex imponhle pure una mente dispuesta LOS LIBROS DE Ld DINASTIA HAN Cuande to buscas, no puedes encontraria ACERTYO LEN _ ES EL PROCESO, NO EL RESULTADO El maestro Bong Woo Han es un coreano de mediana estatu- ya cuya cabera esta completamente Mena de cabello gris. Hay una calmada autoridad en todo lo que dice y hace. Ninguna de sus palabras o movimientos es superfluo, Es ¢l tradicional artis- ta marcial que aprendié cl hapkido con su maestro de Corea, el cual, a su vez, lo aprendié con su maestro, al que hablan ense fade toda una larga y continua fila de otros maestros, Una se- sion con el maestro Han no es solamente un cntrenamiento, si- no también wna leccion de la vida, Siempre que salgo de su do. Jang me siento enriquecidy, Tenia yo cincuenta afios de edad cuando inicié cl estadio del hapkido con el maestro Han. Desde ¢! principio, el proceso del aprendizaje fue lento y con frecuencia dificil para mi, ya que el hapkido exige un cuerpo cxtremadamente flexible. El mio se habia endurecido con |a edad y tenia problemas con la espal- da, los cuales afectaban mi equilibrio y hacian que cualquier patada que tirara mas arriba del nivel de ta cintura me produ- jera un dolor intenso, Mi aprendizaje xe complicaba todavia 24 mas por la presencia de hombres mucho mas jovenes que po- dian hacer con toda facilidad lo que a mf me costaba un es fueréo tremendo y una gran concentracién. Hubo muchas oca- siones en las que estuve a punto de abandonarlo todo, hecho que el maestro Han reconocia, Una tarde, después de una sesion de prictica, el maestro Han me invite a tomar ol 14 con él, Una ver que hubo lenado las tazas, ¢mpez6 a decirme: —Nunca aprenderis a hacer ‘a@propiadamente ningin ¢s- fuerzo a menos que estés dispucsto a darte tiempo a ti mismo, Me imaging que estas acostumbrado a que todo se te haga f& cil, pero ésa no es la forma de vida en las artes marciales, —Soy paciente —repuse. —No estamos hablando ahora de paciencia —contesté él. Ser paciente es tener la capacidad de una resistencia calmada. El darte tiempo a ti mismo es trabajar activamente hacia un objetivo sin fijarce un limite a cuanto tiempo deberas emplear. Habla puesto cl dedo en la Naga. Yo me habia fijado una de terminada cantidad de tiempo para llegar a ser razonablemen- te eficiente en su estilo y me estaba frustrandn yo misma por- que, al parecer, no iba a aleanzar la meta con la prontitud ne- cesaria. Una vez eliminado el fin del plazo que me habia fija- do, seria como quitarme un gran peso de encima, Sin embar- go, ahora podia ver que mi enfoque estaba equivocado, Esa- ba haciendo lo mismo gue habfa hecho con el hapkido, Debia concentrarme en el proceso de trabajar en el libro en vez de en 4 terminacion, Una vez que liberara mi mente del apremio de! Uempo ¥ atacara la tarea del libro sin un limite arbitrario, po- dria dedicarme a esciibiria y a trabajar sin ansiedad alguna. Para 41 incantrolada no hay sabidurta, ni existe ef poder de ta concentraciin para ef que mo tiene control; y pare el que no Heng concentractin no existe la pas. ¥, pana el que ne conoce Ja par. seomo puede haber felicidad? BHAGAVAD GITA VIVA EL MOMENTO Un dia, mientras practicaba en el dojang del maestro Han, ejecutaba los movimientos del hapkido en forma mecanica, ha- ciendo de forma muy deficiente aquello que sabia hacer bien y voltcande a yer cl reloj a cada momento, —Tu mente esté en otra parte — observé el maestro Han, al cabo de unos minutos, Tuve que admitir que, en realidad, mi mente estaba Iejos de ahf, Apenas si me las habla arreglado para hacetle lugar a mi lecci6n entre dos citas de negocios. El maestro Han me hizo una reverencia, significando con eso que la leccién habia terminado, Una ver vestide con ropa de calle, iba a salir del dojang cuando me lo encontré en la puerta, esperandome. —Debes aprender a vivir en el presente — me acunsej— , no ev el futuro ni en el pasado. El Zen ensefia que la vida debe vi- virse en cl momento. Al vivir en el presente estas en contacto completo contigo misme y con tu medio ambiente, tu energla no se disipa y sicmpre la tienes a tu disposicion, En ei presente no hay remordimientos, como en el pasado; por otra parte, al pensar €n el futuro diluyes el presente, El tiempo para vivir es ahora, “Mientras lo que hagas en el presente sea exactamente lo que ests haciendo en exc momento y nada mAs, eres uno conti- go mismo y con lo que estas haciendo, . . y cso es el Zen, el ha- cer lo que ests haciendo en toda su plenitud.” Reflexioné luego en Jo que el maestro Han habia dicho. Una de las razones principales por las que me gustan las artes mar- ejales, es porque exigen una concentracién total, Durante unas horas cada semana puedo aislarme de todos los problemas y presiones de mi vida diaria. La rapidez con que tiene lugar un encuentro o sesién de practica de las artes marciales, no deja lugar o tiempo entre dos “puntos” para la reflexiéin, Pero ese dia yo me habla permitido distraerme y mis pensa- mientos estaban divididos entre la junta que acababa de termi- nar y la que iba a tener lugar dentro de pocos minutos. Mi mente no habla estado en la actividad del momento. Entonces recordé con cudnta frecuencia, al estar trabajan- do, dejaba que mi mente divagara de esa manera, disipando al mismo tiempo energia y concentracién, y tormé la decisién de que me entrenarfa yo mismo para que tal cosa no volviera a ocurrir. A cada una de mis actividades le darfa mi concentra- cin mas absoluta, Cuando regresé a mi oficina, escribf en una pequeiia tarjeta de archivo “Vive cl Momento" y. con una chinche, ta clavé en mi escritorio. Hasta la fecha esa tarjeta sigue donde la clavé, y vuelve a leerla cada vez que me percato de que me estoy distrayendo, Desde ese dia, continuamente recuerdo concentrarme en el momento en lugar de dejar que mi mente divague en el pasado © hacia el futuro, La paciencia es ta cualidad exencial det hombre KWAIKOO-TSU SUPERE LA PRECIPITACION Estaba tomando té con cl maestro Han cn su oficina, cuando lleg6 el cartero trayendo una carta que enviaba la familia del maestro desde Corea. Sabiendo que él habia aguardado ansiosamente esa carta, hice una pausa en nuestra conversacion, esperandy que é abriera el sobre y se precipitara a leer su contenido. En vez de eso, cl maestro hizo la carta a un lado. se volvid hacia mi y com tinud con nuestra conversacién, Al dfa siguiente le comenté el gran contro] de si mismo que poscia, y le comenté que yo me hubiera puesto a leer la carta al instante, Hice Io que hubiera hecho si hubiera estado solo —repu- so. Hice la carta a un lado hasta haber superady la precipiia tién. Luego, cuando le puse la mano encima, la abri como si fuera algo precioso. Durante unos momenius, quedé intrigado con su comentario sabienda que su intenci6én era la de que eso fuera una leccién para mi, Finalmente declart que no comprendia a qué condu- ia tanta paciencia. —Conduce a esto —me contesté. Los que son pacientes en las cosas triviales de la vida y saben controlarse, un dia tendran el mismo dominio en las cusas grandes © importantes, $2 CONOZCA sus LIMITACIONES Después de una leccién, Bruce Lee y yo esidbamos tomando dim sum, un desayuno tradicional chino consistente en paste- lillos rellenos de carne, en un restaurante del centro de Los An geles. Yo aproveché la oportunidad para confesarle que me sen tia desanimado, A los cuarenta ¥ cinco afos de edad, me consi- deraba un viejo y sentia cl cuerpo demasiado rigido para lograr una verdadera habilidad en el jeet-kune-do, —Nunca aprenderas nada nuevo a menos que estés dispuesta a aceptarte con tus propias limicaciones —repuso Bruce. Tie- nes que aceptar el hecho de que estas capacitado en algunas direcciones y limitado en otras, y debes desarrollar tus habili- dades, —Sin embargo, hace diez afos podia tirar una patada por encima de mi cabeza con toda facilidad — repuse. Ahora, ne- cesito media hora de calentamiento para poder hacerlo. Bruce colocé sus platillos para comer junto al plato, se guse Jas manos ep los musios y me sonrid: Fso fue hace diez afios —me dijo cranquilamente, Ahora Ba eres mas viejo ¥ tu cuerpo ha cambiado. Todos tenemos limita- ciones fisicas qué superar. Para ti es facil decir exo —repliqué. Si alguien ha nacido con habilidad natural para Tas artes marciales, ese alguien eres 16 Bruce se rib, Voy a decirte algo que muy pocos saben — me confid. Yo Negué a ser artista marcial a pesar de mis limitaciones. Me quedé asombrado. En mi opinién, Bruce era un espéci- men fisico perfecto y asi se lo dije. —Probablemente no te has dado cuenta — prosiguiéb—. pero mi pierna derecha es un poco mas de dos centimetros mas corta 55 que Ja izquierda. Ese defecto fue el que me impuse la mejor postura para mf. . . con la pierna izquierda adclantada. Des- pués descubri que, por tener la pierna derecha m4s corta, tenia una ventaja con cierto tipo de patadas, ya que un paso desigual me daba un impetu mayor. “Ademias uso lentes de contacto. Desde mi nifiez he sido cor- to de vista, lo cual significa que, cuando todavia no usaba len- tes, me costaba trabajo ver al uponente si éste no estaba cerca, Originalmente empecé a estudiar wing-chun porque ésa ¢s una técnica ideal para ¢l combace cuerpo a cuerpo. “Acepté mis limitaciones por lo que eran y les saqué pro vecho, ¥ eso es lu que ti tienes que aprender a hacer. Dices que no puedes patear a una altura mayor que la de tu cabera sin un calentamiento largo, pero la pregunta fundamental es ésta: {Es realmente necesario patear a esa altura? En realidad, sélo hasta hace muy poco tiempo los artistas marciales empeza- ron @ patear a una altura superior a la de la rodilla, Las pata- das a la cabeza son principalmente para exhibicién. Asi ¢s que perfecciona tus patadas a la altura de la cintura y serén tan formidables que nunca necesitaras patear mis arriba. “En lugar de tratar de hacer todo bien, has perfectamence Jas cosas que seas capaz de hacer. Aunque la mayoria de los ar- cistas marciales expertos x han pasado largos afios practicanda cientos de técnicas y movimientos, en un encuentro, o kumute, un campeon puede en realidad usar Gnicamente cuatro o cinco técnicas una y otra vez. Esas son las técnicas que 4] ha perfec cionado y de las que sabe que puede depender.” Yo protesté: —Pero el hecho sigue siendo que mi adversario real es el pa- so de los afios, —Deja ya de compararte a ti mismo a los cuarenta y cinco afios, con el que eras a los veinte o a los wreinta —contest6 Bru- ce. El pasado es una ilusion, Debes aprender a vivir en el pre- senate y aceptarte a ti mismo camo eres actualmente. ¥ lo que te falta en agilidad y flexibilidad, debes compensarlo con conoci- mientos ¥ una practica continua, En Jos meses siguientes, en vez de gastar el tiempo tratando de hacerme tan flexible como para poder patear a la aluura de la cabeza, me puse a trabajar en las patadas a la altura de la cintura hasta que incluso Bruce se mostré satisfecho con mi de- sempeiio, Luego, un dia, a fines de 1965, me fue a visitar para despe- dirse antes de salir para Hong Kong donde, segan me dijo, se iba a convertir en la estrella mas grande del cine, 3x7 eRecuerdas nuestra conversacién acerca de las limita ciones? —pregunté. Yo estoy limitado por mi estatura y mi die ficultad con el inglés, ademis del hecho de que soy chino, pues nunca ha habido una gran estrella china cn las pantallas norte americanas. No obstante, he dedicado los tres iltimos afios @ estudiar peliculas y pienso que el ticmpo cs propicio para una buena pelicula sobre las artes marciales. . . y yo soy cl mejor equipada para ser la estrella, Mis aptitudes sobrepasan a mis fi mutaciones Elpoder de La mente es infinito, mientras que eldel puro mdscule limitada KOICHI TOHE! edt Dak nip Tees HASTA LOS MAESTROS - TIENEN SUS PROPIOS MAESTROS En la mayoria de las disciplinas de las artes marciales, el cs- tudiante novaio usa wna cinta blanca que, de acuerdo con la tradicién, simboliza la inocencia. Con el paso del tiempo la cinta s¢ ensucia con el manejo y el uso, por lo que la segunda etapa del aprendizaje se simboliza por medio de una cinta café, Pasa el tiempo y Ja cinta se va oscurecicndo mas hasta que se pone negra. . . y ésa es la etapa de la cinta negra. Con todavia més uso, la cinta negra empieza a racrsc y sc va poniendo casi blanca, significando con eso que su duefio esta regresando a la inocencia. . . una caracteristica Zen de la perfeccién humana. Muchos sistemas de artes marciales tienen cintas de varios colores entre el blanco y cl café, asi conto diferentes grados de café y de negro, lo cual es un constante recordatorio para el es- tudiance de que todavia hay mucho mas qué aprender mas alla de cualquier grado de eficiencia que €1 0 ella pueda haber ad- quirido hasta esos momentos. Y ese recordatorio se extiende hasta con los maestros, cada uno de los cuales tiene un maestro antes que él. 40 Ed Parker, por ejemplo, se considera un novicio si se compa- ra con William Chow, su maestro de Hawaii: el maestro Bong $oo0 Han habla con reverencia de la habilidad de sa maestro de Corea, Yong Sul Choi; Bruce Lee siempre hablaba con asom- bro de su maestro de Hong Kong, Yip Man, quien fue también el sifu de Jim Lau; Stan Schmidt, de Sud&frica, atraviesa la mi- tad del mundo hasta Los Angeles una vez al afio para estudiar con su maestro, Nishyama; mientras que Camilla Fluxman, de Los Angeles, vuelve a eu hogar, en Sudéfrica, cada vez que puc- de, para estudiar nucvamente con su maestro, Stan Schmide. Ese interminable circulo de esudiante y maestro les da a am- bos, maestro y cstudiante, la sensacién de que forman parte de un continuo de aprendizaje. Mi propia experiencia del aprendizaje de las artes marciales ha sido siempre camo una escalera con incontables descansos. Con cada paso hacia arriba, la meta — la unificacién spiritual y Msica de cuerpo y mente— parece estar mas cercana, pero siempre hay descansos, o altiplanas, en los que el aprendizaje parece detenerse, con la escalera subiendo interminablemence hacia lo alto. En esas ocasiones, muchas veces me he sentido frustrado y desalentado, Les he mencionado esa experiencia a diferentes amigos de las artes marciales y cada uno de ellos ha admitido que él, también, ha arribado a ese altiplano de vez en cuando. Dicha experiencia es comdn a todos nosotros. George Waite, mi huen amigo y mentor, recordaba los dias cuando su cinta era café y como se desanimaba cuando vela a alguien mucho mejor que él, a pesar de que #1 se consideraba bueno. — Cuando ocurtia eso —decfa —, acostumbraba ir al dojo a observar a los de cinta blanca. Veia entonces que, comparado con ellos, yo era bueno. Regresaba después a observar a los de cinta negra y volvia a inspirarme viendo cuan. mejor me éra po- sible llegar a ser. Cuando al fin Negué a ser cinta negra, com- 41 prendi que realmente no sabia yo nada comparado con mi sifu, y me desanimé hasta que éste me dijo cud, grande habia sido su maestro, A pesar de ciales, reconozco Jo poco que x realmente comparado con los muchos afios de estudio de las artes mar- maestros de fos mismos, Sélo comparandome constantemente con alguien mejor que yo he podido ir mejorando, Realmente, ¢s algo inspirador saber que hasta los maestros tienen macstros ¥ que todas somos aprendices. El rey Huan, de Chou, oy hablar de Po Kumg-i, quien era can sideradoel hombre mis fuesre de sa reine, Fl rey se decepciond al conocerka, pues Po ve vei débil. Cuando «l rey le peeguars qut tan fuente era, Po dijo humildemente: "Puede comport una pula a un saltarontes de primavera y resiuo el vienta que produce una cigarra en el otorio” Fai to, ol reyexclamé: "Yu pucdu desgarrar cuetos de rinaceronte hiifales por Ja cola y, no ofstante, me avengtienzo de mi debi dad. :Cimo purdes entomces ser tan fumuso?” Pu sonrid y 1s pondié trunquilamente “Mi macsiro fue Tra Shang Chi'ui, cu ya fuerea oo tenia igual en el mundo, pero ni sus parientes lo sablan porque éf nunca La usd". y arrastrar a mew INONIMO ALARGUE SU LINEA Me enconiré por primera ver con el maestro de kenpo- karate, Ed Parker, en 1952, en un gimnasio de Beverly Hills donde le rentaban espacio, Ed es un hawaiano bien parecida de 1.8% m de estatura y ana cabeza coronada por una tupida mata de cabello negro, A primera vista me hizo pensar en un frondoso drbol, con sus brazos como grucsas Tamas ¥ sus pies descalzos firmemente anclados en un tapete de lona. (A pesar de su gran estatura, es un torbellino en movimiento), Llevaba puesto un delgado uniforme de algodin de dos piczas al que son muy afectos los artistas marciales. El uniforme, al igual | que su cinta negra, blanqueaba ya en varios sitivs a fuerza de- uso y de repetidas lavadas, El rostro de Ed era sereno y paciti- co, como si acabara de meditar, i An recuerdo una de mis sesiones iniciales en su dojo de Los. Angeles, donde estaba yo practicando kurmite (entrenamicnto) con un oponente mas habil, Para compensar mi falta de conoci- mientos y experiencia, probaba movimientos sGbitos y engafio” sos que eran ficilmente anulados. El otro era sencillamente su-— 44 perior ami y Parker observaba la vapuleada que me estaba dan do, Al terminar el encuentro yo estaba sencillamente abatido. Parker me invitd a su oficina, un cuarto pequefio escasamen- ce amueblado, con s6lo un esctitorio'maltratado y unas sillas viejas. — ¢Por qué estas tan turbado? —me pregunts, - Porque no pude hacer nada, Parker se puso en pie detras del cscritorio y con un gis (raz una nea blanca en el suelo como de metro y medio de largo. —¢Come puedes acortar csa Hnca? —me pregunté, Me quedé observando La Iinea y le ofreci varias respuestas, entre ellas la de cortar la linca en varios pedazas, El movié la cabeza y trad una segunda linea, esta vez mas larga que la primera. —Y ahora, cémo se ve la primera linea? — pregunté, Mas corta — contesté, Parker asintié en silencio. Siempre ¢s preferible mejorar y robustecer la propia finea y conocimientos que tratar de cortar la del oponente, Me acompafié hasta la puerta y agregé: Piensa en Io que acabo de decirte. Lo penst y estudié con ahineo los meses siguientes, desarro- Nando mas mis capacidades y ampliando mis conocimientos y mi habilidad. La siguiente vez que me encontré en la Iona con el mismo oponente, él también habla mejorado, pero lo hice mucho mejor que la vez anterior, porque ya habia ampliado mix conocimientos y desarrollado mis mis habilidades, No mucho después comprobé que podia aplicar el principio que Ed me habia ensefiado, a mi manera de jugar tenis, Como vido jugador de tenis de fines de semana, con frecuencia me veia enfrentado a jugadores mejores que yo y, cuando las cosas ine empezaban a pintar mal, muchas veces echaba mano de ‘trucos, . . come rebanar la bola, tratar de golpearla con efecto 45 o recurrir a toda clase de artimaiias. Sin embargo, invariable- mente me derrotaban ¥ me sentla frustrado. Y cra que, en lu- gar de tratar de mejorar mi juego, trataba de “acortarles su linea” a los contrarivs, Hasta que reconoci que venfa que jugar ami maxima capacidad en lugar de tratar de echer a perder el juego de mis contrincantes, Teniendo sienipre presente el con- acjo de Parker, mi juego pronto mejoré. Han pasado casi treinta afos desde aquello y, mientras tan- to, Parker les ha ensenado su arte a miles de estudiantes. Aun después de que han dejado de verse, ellos siguen considerdndo- lo un buen amigo. . . y como a un sabio y amable sifu que en- carna el espiritu y la filosofia de las artes marciales.

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