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 06/05/2018 - 00:35 Ι Clarin.

com Ι Economía

Entretelas de la política

Los territorios: nuevo round en


la batalla por el 2019
Córdoba parece marcar el destino de la política criolla. En Cambiemos
juran que allí apoyarán a sus propios candidatos.

El senador Miguel Pichetto armó un cronograma electoral con Sergio Massa para disputar una PASO de
presidenciables. Foto: Pedro Lázaro Fernández.

Ignacio Zuleta

¿El destino de todos en manos de Córdoba? El cuadro que alimenta las


estrategias de oficialismo y oposición es el resultado de las PASO de 2015
a presidente, que dio un retrato fiel del electorado de Córdoba. En
aquellas elecciones del 9 de agosto de 2015, José Manuel de la Sota le
ganó a Macri por 33,17 a 29,53 en la disputa entre fórmulas, pero
también en el rubro de partidos. Allí UNA derrotó a Cambiemos por
38,81 a 35,38. Ese resultado demostró que De la Sota era el mejor
candidato para sus comprovincianos. Como Sergio Massa venció sobre
De la Sota a nivel país, el Gallego pasó a cuarteles de invierno y le dejó
liberado a Macri el voto de Córdoba, que es la capital del peronismo
anti K. En el análisis de todas las carpas (oficialismo, oposición de
peronismo multicolor) especulan todos sobre si el tándem De la Sota-
Schiaretti va a repetir la experiencia de 2015, de desacoplarse de la
suerte del peronismo nacional, o va a poner una ficha que puede volcar
el delicado equilibrio de fuerzas. Si ese peronismo de Córdoba 1) decide
jugar con el resto del peronismo nacional, y 2) pone a De la Sota en
juego, las cosas pueden cambiar. Unos y otros imaginan la martingala
más estridente, que puede ser, por ejemplo, un Schiaretti que unifique
las elecciones provinciales con las nacionales para buscar su reelección
como gobernador, y que De la Sota se anote como primer candidato a
diputado nacional. Un ticket así puede acorralar el voto pro De la Sota
detrás de un proceso que le quite a Cambiemos el ingrediente-ganador
en 2015- del peronismo de Córdoba. Y puede convertir a esa provincia en
el bastión de una nueva estrategia para Cambiemos y el peronismo.

Cambiemos promete jugar a fondo por sus candidatos


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Estos papeles van mañana lunes a la sesión de la mesa estratégica del
oficialismo, que se hará precisamente en Córdoba. La integran los jefes
de los partidos y los ministros Marcos Peña y Rogelio Frigerio. Caminan
con la decisión ya anunciada de buscar una lista de unidad en la
provincia, para la disputa por la gobernación. Córdoba no tiene PASO
obligatoria en ese nivel, y una interna dentro de Cambiemos tendría un
efecto demoledor, como el que tuvo en el peronismo de Buenos Aires en
2015, con la puja entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez. Aquella
interna ha quedado en la memoria de todos los partidos como una
experiencia que no puede repetirse: desata inquinas que conspiran
contra el objetivo del conjunto. En Córdoba hay tres anotados a la
gobernación: Héctor Baldassi, Ramón Mestre y Mario Negri. El mensaje
que lleva la mesa es: “Vamos a jugar a fondo por los candidatos de
Cambiemos”. ¿Hacía falta? Por supuesto, porque estos tres postulantes
temen que corra en beneficio de Macri dejar que Schiaretti tenga una
cómoda reelección y le libere, desdoblándolo, el voto cordobés a Macri.
El oficialismo cordobés, que viene de reformar el código electoral, tiene
manejo libre de las fechas electorales y es esperable que use ese recurso
en beneficio propio.

Pichetto a solas con Massa: en octubre lanzan candidatos a


unas PASO
Ese fue uno de los tópicos centrales de la reunión más importante de la
semana para el peronismo, que fue la visita de Sergio Massa en la
mañana del feriado del 1° de mayo a Miguel Pichetto en su casa de
Vicente López. No necesitan blanquear la relación, porque Massa cree
que el rionegrino debe seguir siendo el CEO del peronismo federal, por
encima de todos los demás dirigentes de ese arco, especialmente sobre
quienes tienen pretensiones de disputar la presidencia el año que viene.
La reunión fue larga y con papeles en la mano. Decisiones antes de salir:
Pichetto impuso su criterio de que, en el mes de octubre, o sea un año
antes de las elecciones de 2019, este peronismo tiene que tener
anunciados todos los precandidatos a presidente. “El 1° de marzo
Cambiemos dijo que Macri, Vidal y Larreta van a la reelección. Nuestro
espacio está en armado, pero no podemos dar tanta ventaja y no poner a
nuestra gente en la cancha”.

Los federales llevan cumbre a Tigre y comprometen a


Massa
La segunda decisión es llevar a todo el peronismo federal —el llamado
grupo Gualeguaychú por su primera reunión — a la casa de Massa, es
decir a Tigre. Esta jugada, proselitista como todo lo que se hace en estas
horas, toca varias bandas. Una, es el compromiso de Massa en persona —
no ya con su gente, que sí concurre a esas cumbres en su representación
— sino con la marca. Otra, hacer el primer test de este sector en la
provincia de Buenos Aires, que es, junto con Córdoba, la otra clave de
cualquier estrategia electoral. Buenos Aires fue asunto de la
conversación del miércoles de Pichetto con Florencio Randazzo. En esa
charla, Randazzo insistió que, si es candidato, lo será a la presidencia. No
a la gobernación. Lo mismo que hizo con Cristina en 2015 y que sepultó
su carrera para esta etapa.

Pasión por el marketing


Por ahora, el territorio de Buenos Aires es dominio, entre los federales,
de Massa, que ha empezado a hacer apariciones vecinales. Como la que
hizo el viernes en el sur de la provincia, por Villarino y alrededores. El
martes, después de la sesión privada en casa de Pichetto, el jefe
renovador se embutió en sus oficinas del búnker en Tigre para recibir a
dirigentes durante el resto del día. Lo llaman de todos lados y la novedad
es que el Gobierno intenta recomponer relaciones con él para algunas
changas. Por ahora prefiere relacionarse por whatsapp y cultivar una
personalidad virtual por las redes. También ha aceptado hacer algún
coaching para mejorar la dicción y disipar esa imagen de desconfianza
que registran los focus groups. Que no exagere: su pasión por el
marketing es la clave de su gloria y de sus fracasos. Massa se anota,
claro, a las PASO por la presidencia, que este sector imagina con tres
candidatos: el mismo Sergio, Florencio y seguramente Juan Manuel
Urtubey. Un club de moderados del peronismo.

Felipe, el insurgente que se descubrió a sí mismo


escribiendo su vida
Claro que, si los dos bonaerenses van por la presidencial, dejan al
proyecto federal sin un candidato a gobernador competitivo. Al sector no
le sobran. Felipe Solá, el mejor aspectado, parece haber iniciado otra
migración de querencia, buscando un nuevo destino. Alma errante,
criolla y viajera (querer detenerla es una quimera, “Golondrina”, tango,
Alfredo Lepera), Felipe apareció el miércoles en un homenaje a Lula da
Silva, junto a un arco del peronismo cristinista y del centro izquierda,
que jalea la leyenda de Dilma Rousseff, también presente en ese acto en
Feria del Libro, que ofreció un retablo que mide el ancho y el techo del
espacio cristinista. No es lo que vota la Argentina.

Massa lo da por perdido para el Frente Renovador: Solá se mueve como


si le atrajera la idea de ser candidato del peronismo del Instituto Patria.
¿Vicepresidente de Cristina o de Jorge Capitanich? El mundo se divide
en dos: los que creen que Cristina será candidata y quienes dicen
que no. Quienes conviven con ella afirman que lo será, porque se mueve
con modos de candidata. La arrastran a eso los entornistas, que tienen
que retener así posiciones y bancas que perderían sin esa ancla, que es
la medición de ella por sobre los demás dirigentes. Los observadores
más distantes entienden que nunca arriesgaría una derrota ante Macri.
Con los números de hoy, no lo haría. Se levantan apuestas mientras ella
juega con el mísero ratón. La riqueza de Solá para este tipo de novedades
es interminable. Quienes frecuentan al caballero audaz le atribuyen esta
nueva evolución (en el sentido Pokémon del término) a la terapia que ha
significado para sí mismo la redacción de un libro de memorias. En esa
experiencia descubrió al insurgente que dice haber sido en su juventud,
por encima de otros pasados, como el del agro ministro mágico de
Antonio Cafiero o Carlos Menem, que trajo la soja y mató la aftosa.
Camaño también en el cambio
La orfandad de los federales dirige la mirada hacia otras candidaturas, y
salta por sobre todas la de Graciela Camaño, que no es la monja negra de
Massa; suena feo, por eso admite que es algo más, su brazo ejecutor. Pero
hoy esta diputada está cerca de cambiar el rumbo. Me dice que no tiene
más ganas de disputar candidaturas. ¿Cansada? No parece, ni se mueve
como tal. Pero es ya dueña de un récord que no tiene desafío ni sombra:
con ocho mandatos, es el legislador/a que más tiempo ha tenido una
banca en el Congreso. Terminó todos, salvo el que interrumpió para ser
ministro de Trabajo de Eduardo Duhalde.

Monzó, según los muchachos peronistas


En esos cónclaves se devanó la trama de la crisis del oficialismo en el
Congreso, que afecta a un amigo de todos ellos, Emilio Monzó, a quien
llaman —con cariño— “Caminito” (”una sombra ya pronto serás”). El
presidente de la Cámara es amigo de la vida de Massa y se ha criado en
política, en la 4° sección electoral de Buenos Aires en competencia con
Randazzo. El análisis de la peña en casa de Massa de su decisión de dejar
la banca pone el acento en el agotamiento de la paciencia de Monzó en
diciembre, cuando fue despojado del rol de negociador con la oposición y
reemplazado por el jefe de Gabinete. “Conozco conversaciones de Peña
muy descalificantes para Emilio”, le dice uno que no voy a nombrar para
no sentarme sobre el timbre. Ese final coincide con el cataclismo de
Cambiemos de finales de 2017, cuando fue al Congreso con tres
proyectos, sacó uno, reforma previsional, que le costó 15 puntos de
apoyo en las encuestas, y perdió dos: le afeitaron la reforma fiscal, que
permite que haya provincias que aumenten Ingresos Brutos, el tributo
que debía desaparecer, y quedó en el camino la reforma laboral que
ahora reaparece en el horizonte. El clímax llegó con el debate de tarifas,
en aquella sesión especial que pidió la oposición, y fracasó por la salida
del extravagante salteño Olmedo. Monzó quedó agotado en esos trajines.

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